Alumna: Zuzana Berkovcová

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Concurso para estudiantes de
enseñanza secundaria
Alumna: Zuzana Berkovcová
Colegio: Gymnázium Luďka Pika, Opavská 21, Plzeň
TEMA: ¿Qué significaron los viajes de Colón para Europa?
Año: 2010
Quinquina- la corteza de las cortezas
La vida en aquellos tiempos
El inicio de la expansión de influencia de las naciones mediterráneas no tiene
nada que ver con la religión o con la política, sino con la pimienta. Aunque la pimienta
fue una de las veinte especias vendidas en la época medieval, representaba más que
una mitad de las especias importadas por Italia de Oriente y comercializadas en toda
Europa. Ningunas otras especias valían ni un décimo del precio de la pimienta.
Gracias a la pimienta, la carne que se solía conservar ultrasalada era comestible.
La sal y la pimienta salvaban las vidas de “la gente carnívora“ antes de la muerte, sobre
todo durante la navegación o en las épocas de la improductividad. A los principios de
los años ochenta del siglo pasado, cuando el barco que pertenecía a la Marina Real fue
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levantado del abismo del océano en donde había encallado en el año 1545, el saquete
lleno de pimienta fue descubierto encima de todos los marineros.
El lucro del negocio con la pimienta causó que Venecia se enriqueciera hasta
principios del siglo XVI. Aproximadamente, desde el año 1470 los caminos comerciales
del Este estaban acosados por los Turcos. Debido a cierto peligro, todos los
descubridores mayores de Portugal, España e Italia empezaron a navegarse al Sur o al
Oeste con la idea de llegar al Oriente de otra manera. El descubrimiento de América
fue, en sustancia, una cosa secundaria, mientras los intereses de ese momento eran la
búsqueda de la pimienta
Aportes importantes de América al mundo
El descubrimiento de América en 1492 había aportado, sin duda, muchas cosas
valiosas que influyeron en la vida europea para siempre. Según la introducción del
ensayo, los historiadores olvidan a menudo la importancia de las plantas para el
desarrollo social. Las tierras fértiles de América enriquecieron nuestras cocinas con
ingredientes básicos como los frijoles, los tomates o simplemente con las patatas.
Cristobal Colón aún no sabía que iba a salvar a la humanidad. Las patatas (o las papas)
se consideran como uno de los productos agrícola más importante de la nutrición
junto con el arroz, el trigo y el maíz (que igualmente proviene del Nuevo Mundo).
A principios del siglo XIX transcurrió la gran expansión del cultivo de las papas
y éstas protegieron a toda Europa contra el hambre y luchó contra el escorbuto. Así las
papas no son sólo los víveres, sino también la fuente de la vitamina C. El anciano
botánico checo, Jan Svatopluk Presl, calificó la papa en su obra literaria como “el
beneficio más grande que la humanidad ganó del descubrimiento de América.“
Las patatas habían posibilitado la formación de la civilización desarrollada en
las alturas andinas donde el cultivo del maíz había sido casi imposible. El origen de las
patatas podemos localizarlo en Perú más o menos 4000- 5000 años antes de nuestra
era. Las naciones de entonces, pre Incas, denominaron a la planta como “las papas“, el
nombre que mantuvo el español latinoamericano hasta hoy. Consumieron las papas
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directamente, eventualmente en forma de chuño- el polvo seco. La importancia de la
planta pone el acento en varias deidades consagradas a las papas.
La quina, no sólo salvó vidas
Los indígenas americanos habían descubierto en épocas prehistóricas las
propiedades de algunas drogas, que en algunos casos eran adictivas como el tabaco y la
coca, y en otras servían por sus aspectos medicinales como la quina.
Las bondades curativas del árbol de la quina ya se cuentan en una historia del
año 1638. La esposa muy bella del virrey sufrió una enfermedad muy grave en el palacio
virreinal en Lima en Perú. Había contraído la terciana, o lo que se conoce hoy como
malaria o el paludismo, que era una especie de fiebre con erupciones en el cuerpo. Los
ataques de la fiebre y la sudoración se repetían sin expectativas visibles de sobrevivir.
El marido de la condesa, don Luis Férnandez de Cabrera Bobadilla y Mendoza, cuarto
conde de Chinchón, se había aconsejado muchísimas veces por el médico cortesano.
Éste, ya desesperado, se atrevió a sugerir un remedio de la parte norte de los Andes,
cierta hierba que se llamaba la quina. La corteza curativa fue traída de Loja, pueblo
alejado más que 1000 kilómetros de Lima, que estaba ubicado en el país que hoy
conocemos como Ecuador. La virreina se curó como si fuera milagro. En su honor, este
árbol del cual se deriva el quino lleva el nombre patronímico la Chinchona o la
Cinchona1). Los indígenas la llamaban la quinquina que significa “la corteza de las
cortezas“. En aquellos tiempos no existía el paludismo en la América del Sur y fue por
coincidencia que las propiedades de la quina fueron descubiertas.
Esta historia es la primera que anota la curación de un europeo con la quina. Su
importancia continua en Europa, a donde la condesa trajo la quina en los años
cuarenta del siglo XVII. Curaba a las personas de las fiebres en las fincas de su marido
en Chinchón, más o menos cuarenta kilómetros de lejos de Madrid, entre los ríos Tajo,
Jarama y Tajuna. Más de dos siglos y medio después nadie podía explicar los efectos
curativos que salvaban la vida a mucha gente.
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El doctor Juan de Vega, el médico cortesano, regresó a España en 1648. Porque
era un científico, en el año 1636 publicó la gramática del idioma de los indígenas
alrededor de Lima. Llevó una parte de la corteza de la quina y la vendía en Sevilla a un
precio elevado. Por eso, la curación era un asunto de la gente rica.La quina era muy
favorecida y durante una época la llamaban “la corteza de la condesa.“
El negocio con la quina se desarrollaba muy rápidamente. Los jesuitas eran
amigos y sostenedores de los indígenas en América Latina. Justamente ellos
organizaban las recogidas de la corteza en Perú, Bolívia y Ecuador y la vendían en
beneficio de su Orden. En la mitad del siglo XVII se empezó a relacionar la quina con
los jesuitas y la llamaban “la corteza de los jesuitas.“ Esto propuso la controversia al
negocio; los protestantes europeos sintieron desconfianza de los jesuitas y tenían
prejuicios. No creían en la efectividad del remedio. Esto causó que uno de los
representantes más grandes del protestantismo falleciera de la malaria sin que le
ayudara la quina. Sufrió el paludismo crónico y toda la vida rechazó este medicamento.
Su nombre era Oliver Cromwell.
Sin embargo, fue en Inglaterra, la patria de Cromwell, donde la quina ganó el
renombre, de la forma más curiosa posible. El boticario y charlatán Robert Talborautodenominado “fiebrólogo“, la usó como remedio secreto a finales del siglo XVII y
con ella curó al rey Carlos II. Según Talbor, tomarla era toda una ceremonia. El
paciente tenía que estar seguro que iba a ser curado- tenía que tener fe.La quina en
forma de polvos se mezclaba con vino y si era aguardiente, “más mejor“ como decía el
dicho popular. En público, Talbor condenaba el uso de estos polvos de quina, pero
luego vendió los derechos de su remedio oculto al rey Luis XIV de Francia para el
tratamiento de su hijo enfermo. Después de la muerte de Talbot se analizaron los
polvos y resultaron ser de Chinchona.
Gracias a la quinina, los europeos pudieron colonizar los trópicos, e incluso
importar mano de obra barata procedente de India y China, para el manejo de
plantaciones y minas. También gracias a este antimalárico fue posible construir el
Canal de Panamá. Tal como ahora vemos con el tráfico de narcóticos, el negocio
funcionó asimismo en la historia. El gobierno holandés se consiguió una libra de
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semillas de chinchona sacada de contrabando boliviano. Pagó por ellos veinte dólares
en 1865. Éstas fueron sembradas en la isla de Java donde se desarrollaron grandes
plantaciones, por lo que dominaron en el mercado hasta antes de la segunda guerra
mundial. Otro aspecto del empleo de la quina la conocemos todos. Consiste en la
fabricación de la bebida tónica y medicinal denominada Amargo de Angostura. Fue
desarrollada por Johann Gottlieb Benjamin Siegert a principios del siglo XIX en la
Angostura del Orinoco.
El árbol de la quina confirma su importancia formando parte del Escudo del
Perú y siendo el árbol nacional del Ecuador. Desgraciadamente, la sobreexplotación de
la cáscara causó que este árbol majestuoso esté en peligro de extinción.
1)
El famoso naturalista sueco Carl von Linné fue el que hizo la clasificación científica de
la quina en su libro Genera Plantarum en 1753. Bautizó Cinchona al árbol, aunque por
accidente, ha debido llamarse Chinchona en realidad.
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Referencia bibliográfica:
Hobhouse, Henry: Šest rostlin, které změnily svět; Praha, Academia, 2004
Kutnar, František : Malé dějiny brambor; Praha, Etnologický ústav AV ČR, 2005
Páginas web:
www.wikipedia.org (13.2.2010)
www.congreso.gob.pe (26.1.2010)
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