La corteza terrestre experimenta casi continuamente pequeños e

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SISMOS.
La corteza terrestre experimenta casi continuamente pequeños e imperceptibles
movimientos de trepidación, sólo registrables por aparatos especiales de extraordinaria
sensibilidad. Pero a veces, estos movimientos de trepidación, conmoción u oscilación, son
más intensos y se manifiestan como sacudidas bruscas, ordinariamente repetidas, que el
hombre percibe directamente o por los efectos que producen.
Con el nombre general de sismos o seísmos se designa a todos estos movimientos
convulsivos de la corteza terrestre, que se clasifican en microsismos, cuando son
imperceptibles; macrosismos, cuando son notados por el hombre y causan daños en enseres
y casas, y megasismos, cuando son tan violentos que pueden producir la destrucción de
edificios, la ruina de ciudades enteras y gran número de víctimas. Los macrosismos y
megasismos son los conocidos con el nombre de terremotos o temblores de tierra. El
estudio de los fenómenos sísmicos es el objeto de la Sismología.
El origen del 90 % de los terremotos es
tectónico, relacionado con zonas
fracturadas o fallas, que dejan sentir
sus efectos en zonas extensas. Otro
tipo están originados por erupciones
volcánicas y existe un tercer grupo de
movimientos sísmicos, los llamados
locales, que afectan a una región muy
pequeña.
Éstos
se
deben
a
hundimientos de cavernas, cavidades
subterráneas o galerías de minas;
trastornos causados por disoluciones
de estratos de yeso, sal u otras
sustancias, o a deslizamientos de
terrenos que reposan sobre capas arcillosas.
Las aguas de los mares son agitadas por los movimientos sísmicos cuando éstos se producen
en su fondo o en las costas. A veces sólo se percibe una sacudida, que es notada en las
embarcaciones; pero con frecuencia se forma por esta causa una ola gigantesca que se
propaga por la superficie con la misma velocidad que la onda de la marea y que al estrellarse
en las costas pueden ocasionar grandes desastres. Estas grandes olas sísmicas se llaman de
translación y también tsunamis, nombre con que se las designa en Japón o maremotos.
Un terremoto se origina debido a la energía liberada por el movimiento rápido de dos
bloques de la corteza terrestre, uno con respecto al otro. Este movimiento origina ondas
teóricamente esféricas ondas sísmicas, que se propagan en todas las direcciones a partir del
punto de máximo movimiento, denominado hipocentro o foco, y del punto de la superficie
terrestre situado en la vertical del hipocentro a donde llegan las ondas por primera vez, el
epicentro.
Desde el hipocentro se generan dos tipos de ondas:
-Ondas primarias, ondas P (por ser las primeras en producirse) o longitudinales, que
consisten en vibraciones de oscilación de las partículas sólidas en la dirección de
propagación de las ondas. Por producir cambios de volumen en los materiales se les llama
también de compresión; son las de mayor velocidad y se propagan en todos los medios.
-Ondas secundarias, ondas S (por ser las segundas en llegar) o transversales, son las que
producen una vibración de las partículas en dirección perpendicular a la propagación del
movimiento. Pueden vibrar en un plano horizontal o vertical, no alteran el volumen, son más
lentas que las ondas P y no se propagan a través de los fluidos. Se conocen con el nombre de
ondas de cizalla o distorsión.
La interferencia de estos frentes de ondas con la superficie terrestre origina un tercer tipo
de ondas, denominadas superficiales u ondas L. Son más lentas y al viajar por la periferia de
la corteza tienen una gran amplitud, siendo las causantes de los mayores desastres. Se
distinguen dos tipos: ondas Love, con movimiento perpendicular a la dirección de
propagación, llamadas también de torsión, y ondas Rayleigh cuyo movimiento es elíptico
con respecto a la dirección de las ondas.
Las vibraciones se detectan mediante unos instrumentos llamados sismógrafos. Unos son
péndulos verticales de gran peso, que inscriben el movimiento por medio de una aguja o
estilete, sobre un papel ahumado. Otros son horizontales y al oscilar por la sacudida sísmica
trazan un gráfico con una aguja sobre un
papel ahumado arrollado a un tambor o
cilindro que gira uniformemente.
El gráfico puede ser también señalado
mediante un rayo de luz que incide sobre un
papel fotográfico, en el cual van marcados
los intervalos de tiempo por horas, minutos
y segundos. Otros son péndulos invertidos
llamados astáticos, constituidos por una
gran masa, que permanece inmóvil, apoyada
sobre un vástago. En la actualidad los
sismógrafos son electromagnéticos, recogiéndose el registro de los movimientos en cintas
magnéticas que se pueden procesar y digitalizar por medio de computadoras. Mediante
diversas observaciones y la comparación de datos de diferentes observatorios, se pueden
trazar sobre un mapa las líneas isosistas, que unen los puntos en que se ha registrado el
fenómeno con la misma intensidad y las homosistas, que unen todos los puntos en que la
vibración se aprecia a la misma hora.
En cada observatorio debe haber diferentes tipos de sismógrafos: dos horizontales,
orientados según el meridiano y el paralelo del lugar y uno vertical; para que sea posible
apreciar todas las particularidades de cualquier movimiento sísmico.
Los sismogramas son las gráficas marcadas por el estilete del sismógrafo, o el rayo luminoso,
sobre el papel del tambor giratorio. En un sismograma se pueden diferenciar varias partes
según la proximidad o lejanía del epicentro respecto al observatorio.
El territorio mexicano se encuentra dividido entre cinco placas tectónicas. El movimiento
relativo entre estas placas ocasiona uno de los peligros sísmicos y volcánicos más altos del
mundo. Esta peligrosidad sísmica llevó al gobierno de Porfirio Díaz a fundar el Servicio
Sismológico Nacional (SSN), el 5 de Septiembre de 1910. La red sísmica operada por el SSN se
consolidó entre los años de 1910 y 1923. Esta red, una de las mas avanzadas en el mundo,
permitió localizar sismos en todo la república con magnitudes mayores o iguales a 6.0. Una
magnitud mucho menor a la permitida por la red sísmica mundial, que podía registrar sismos
en cualquier parte del mundo siempre y cuando su magnitud fuese mayor a 6.8.
El Servicio Sismológico Nacional se creo con el objeto de proporcionar información oportuna
a las autoridades, a los medios de comunicación y al público en general, sobre los sismos
ocurridos dentro de la República Mexicana y determinar sus principales parámetros como
son la magnitud y el epicentro. Estos datos se agrupan en catálogos mensuales que
permiten a los investigadores evaluar el riesgo sísmico en el país, al contar con una amplia
base de datos.
Para dar cumplimiento a este objetivo, el SSN cuenta actualmente con cerca de 50
instrumentos. El tipo de instrumentos utilizados varía desde los primeros equipos mecánicos
instalados a principios de siglo hasta los equipos más modernos y sofisticados. La mayoría de
los equipos instalados envían sus datos por telemetría a la estación central, localizada en el
Instituto de Geofísica de la UNAM, para su análisis y evaluación y así elaborar diariamente los
reportes de la sismicidad nacional.
Desde su inauguración, el SSN quedó a cargo del Instituto Geológico Nacional, dependencia
de la Secretaría de Minería y Fomento. En 1929, por decreto presidencial, pasó a ser parte de
la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y desde 1948 su central quedó
adscrita al Instituto de Geofísica (IGF) de dicha institución. A pesar de ser parte de una
institución autónoma, sus responsabilidades siguen siendo aquellas estipuladas en los
estatutos de su creación, los cuales encargan al SSN de proporcionar información oportuna
sobre la ocurrencia de sismos en el territorio nacional. De igual manera, el SSN se
responsabiliza de proporcionar la información necesaria para mejorar nuestra capacidad de
evaluar y prevenir el riesgo sísmico y volcánico a nivel nacional.
A partir de 1992, con soporte presupuestal de la Secretaría de Gobernación y de la UNAM, se
inició la modernización de la Red Sismológica Nacional. En un principio se planeó instalar
entre 30 y 40 nuevos Observatorios Sismológicos para extender la cobertura y mejorar la
calidad de la instrumentación sismológica, ampliando las perspectivas de las investigaciones
en el país. Las limitaciones presupuestales redujeron este número a 20. A fines de 1992 se
iniciaron los trabajos de instalación. Cada observatorio cuenta con un sismógrafo y un
acelerógrafo de alta sensibilidad controlados por una computadora. La transmisión de los
datos se hace vía satélite, Internet o teléfono. Los sensores seleccionados permiten cubrir
un rango amplio de frecuencias útiles para estudios de sismología e ingeniería civil por lo que
son conocidos como instrumentos de banda ancha. Además, los instrumentos son capaces
de registrar, sin distorsión o saturación, un amplio rango de señales sísmicas, desde sismos
pequeños hasta de gran magnitud.
La mayoría de los sismos localizados se concentran a lo largo de las fronteras entre las placas
tectónicas, sin embargo, pueden notarse unos pocos sismos al interior del continente, en
regiones alejadas de estas fronteras tectónicas, principalmente a lo largo de la faja volcánica,
donde se concentra la mayor población de México.
El mayor peligro lo presentan los sismos que ocurren a lo largo de las costas del Pacífico,
entre las ciudades de Puerto Vallarta y Tapachula. No solo se producen sismos con mayor
frecuencia, sino también los mayores sismos registrados en México tienen su ocurrencia
entre estas dos poblaciones . Estos sismos, que por su cercanía a las costas representan un
grave peligro a las poblaciones costeras, también afectan al Valle de México, como se ha
constatado durante los grandes sismos de 1911, 1957, 1979 y 1985. Esta influencia de los
sismos costeros sobre la ciudad de México, que se encuentra a mas de 200 Km. de la costa,
se debe a las condiciones del suelo sobre el que se desarrolló la ciudad.
En la gráfica que sigue se muestran las zonas de ruptura de algunos de los sismos más
significativos que han ocurrido durante el presente siglo. Estos se localizan frente a las
costas del Océano Pacífico y son producto de la subducción de la placa oceánica baja la placa
continental.
Los
eventos ocurren a lo
largo de la falla o
interface entre dichas
placas
denominada
Fosa Mesoamericana.
La falla se extiende
desde Puerto Vallarta
en Jalisco, hasta el sur
de Costa Rica en
Centroamérica.
Las
zonas de ruptura de los
grandes sismos llegan
a alcanzar hasta 200
km. como en el caso
del
mayor
sismo
registrado
por
instrumentos durante
este siglo, el sismo de 1932 frente a las costas de Jalisco. Otros sismos de apreciable tamaño
son los sismos de Michoacán de 1985 y el de Oaxaca de 1965. La mayor parte de esta zona de
falla se ha roto por un gran sismo. Se notan varias brechas en la figura, dos pequeños
segmentos, uno frente a las costas de Colima-Michoacán, y otro frente al istmo de
Tehuantepec, de los cuales no se tiene información histórica de la ocurrencia de un gran
sismo en el pasado. Es posible que estas zonas sean asísmicas, esto es, la energía elástica
acumulada no se libera a través de grandes sismos. El otro segmento importante que se
enfatiza en la figura es la brecha de Guerrero. En este segmento si tenemos conocimiento de
sismos ocurridos en el pasado, entre 1909 y 1911 se produjeron varios sismos con magnitudes
mayores a 7.5, que pudieron haber fracturado este segmento de la falla, sin embargo la
escasa información con que se cuenta no permite definir las zonas de ruptura de este
segmento.
Este tipo de estudios permite definir las zonas liberadas de energía elástica, las regiones de
mayor peligro sísmico, y la ubicación de los sismos que con mayor probabilidad ocurrirán en
un futuro.
Otro peligro para las grandes ciudades asentadas a lo largo de la faja volcánica son los
sismos que ocurren a profundidades mayores a 50 Km. Estos sismos se localizan dentro de
las placas oceánicas que subducen bajo el continente. La Figura 3 (abajo) muestra como se
distribuyen estos sismos bajo el estado de Chiapas y en la Figura 6 se representan como
estrellas rojas los sismos mas significativos que han ocurrido durante este siglo en esta
región. Grandes sismos a estas profundidades han provocado en el pasado daños a las
ciudades de Morelia y México (1858), Oaxaca (1931), y Orizaba (1973).
Regiones Sísmicas en México
La República Mexicana se encuentra dividida en cuatro zonas sísmicas. Esto se realizó con
fines de diseño antisísmico. Para realizar esta división se utilizaron los catálogos de sismos
de la República Mexicana desde inicios de siglo, grandes sismos que aparecen en los
registros históricos y los registros de aceleración del suelo de algunos de los grandes
temblores ocurridos en este siglo. Estas zonas son un reflejo de que tan frecuentes son los
sismos en las diversas regiones y la máxima aceleración del suelo a esperar durante un siglo.
La zona A es una zona donde no se tienen registros históricos de sismos, no se han
reportado sismos en los últimos 80 años y no se esperan aceleraciones del suelo mayores a
un 10% de la aceleración de la gravedad a causa de temblores. La zona D es una zona donde
se
han
reportado
grandes
sismos
históricos,
donde
la
ocurrencia de
sismos
es
muy
frecuente y
las
aceleraciones
del
suelo
pueden
sobrepasar el
70% de la
aceleración
de
la
gravedad. Las
otras dos zonas (B y C) son zonas intermedias, donde se registran sismos no tan
frecuentemente o son zonas afectadas por altas aceleraciones pero que no sobrepasan el
70% de la aceleración del suelo. Aunque la Ciudad de México se encuentra ubicada en la zona
B, debido a las condiciones del subsuelo del valle de México, pueden esperarse altas
aceleraciones.
El 19 de Septiembre de 1985 se produjo un sismo que casó gran destrucción en el país y
especialmente en el Distrito Federal. La UNAM ha trabajado intensamente en el estudio de
este lamentable fenómeno. Ha registrado la actividad sísmica a través de sus redes
permanentes de sismógrafos. Registró el movimiento del terreno en el Distrito Federal y en
la costa del pacífico con una red de acelerógrafos. Además, una brigada de investigadores
del Instituto de Ingeniería y del Instituto de Geofísica se trasladó a la zona epicentral
(Michoacán y Guerrero) donde se ha estado registrando la actividad sísmica. Finalmente, sus
especialistas han analizado e interpretado preliminarmente toda la información disponible. A
continuación se resumen las conclusiones preliminares a las que se ha llegado.
Los sismos se producen como resultado del movimiento relativo de las placas que forman la
litosfera terrestre. En México, las placas principales son la de coco, la de Norteamérica, la del
pacifico y la del caribe. el sismo del 19 de Septiembre de 1985, se produjo como resultado del
movimiento relativo de la de cocos con respecto a la de Norteamérica. Su epicentro se ubicó
en una zona de quietud, que había acumulado una cantidad de energía considerable. Esta
zona continuó liberando energía a través de réplicas de las cuales la más importante fue la
que ocurrió el 20 de septiembre y que causo gran alarma, pero escasos daños materiales,
todos ellos asociados a construcciones falladas previamente como consecuencia del sismo
del 19.
Las aceleraciones del suelo en el Distrito Federal tuvieron características inusitadas en varios
sentidos. En el centro SCOP se alcanzaron aceleraciones del 18% de la gravedad, contra 6% en
el sismo de 1957, es decir, el triple. en Ciudad Universitaria, de 4% de la gravedad, mientras
que en 1957 fue de sólo 2.5%, en ambos casos se presentó un movimiento prácticamente
armónico de 2 segundos de período y una duración aproximada de 2 minutos. Esta situación
no tiene precedente en la sismología instrumental del país.
Por su importancia, la evaluación del riesgo sísmico, especialmente la que se refiere al corto
plazo, es el aspecto que ha recibido mayor atención. Hay indicios de que la mayor parte de la
energía elástica almacenada en la brecha de Michoacán ha sido liberada, lo cual hace poco
probable la ocurrencia de otro terremoto comparable o mayor que el del pasado 19 de
septiembre en el corto plazo. Sin embargo, es de esperarse que continúen ocurriendo
replicas, algunas de las cuales pueden ser perceptibles por la población aun en el transcurso
de los próximos 2 meses .
A mediano y largo plazo, la probabilidad de que ocurra un sismo de gran magnitud (7.5
grados o más de la escala de richter) en otras zonas sísmicas del país, no ha cambiado en
forma importante a causa del sismo del 19 de septiembre último.
En la actualidad, se reconoce que hay dos clases de movimientos en las fronteras de
subducción: sismos ordinarios y sismos característicos. En la zona de subducción mexicana
se generan sismos característicos con magnitud del orden de 7.8 a 8.2 cuya longitud de
ruptura alcanza a unos 200 km. los sismos ordinarios son mas pequeños y más frecuentes,
pero raramente producen daños en el Distrito Federal.
Dos sectores de la zona de subducclán habían sido estudiados en años recientes, por su
potencial sísmico para un sismo característico: el sector Acapulco y el sector Michoacán. En
ambos sectores se habían establecido estaciones sismologícas y acelerometros para este fin.
La segunda región se encuentra ubicada a lo largo de la costa de México y se extiende desde
101.5° hasta.103.0° longitud oeste, es decir, desde Zihuatanejo, Gro. hasta Maruata Mich. Se
le conoce como brecha de Michoacán ( gap de Michoacán; Singh y otros 1981) . Es esta una
zona de quietud sísmica, ya que en dicha región no había ocurrido un sismo mayor
(característico) desde 1800; es decir durante más de 180 años. este fenómeno tenía un
carácter peculiar, pues en otras regiones al sur de México los períodos de recurrencia para
sismos característicos son del orden de 32 a 56 años. La brecha de Michoacán podría haber
sido interpretada como asismica; otra posibilidad era que presentase períodos de
recurrencia mayores que otras regiones al sur de México.
En general, una zona de quietud que se localiza en un área de subducción sísmica activa,
indica que está produciendo una acumulación de energía, que eventualmente será liberada
en forma de sismos. esto fue lo que dió lugar al sismo del 19 de septiembre de 1985.
Es de interés destacar en el presente informe, El terremoto denominado de Ciudad Guzmán,
que ocurrió el 7 de junio de 1911, con epicentro en 19.7°n y 103.7°w, Ms=7.9 (Singh y otros
1984). La localización epicentral de este sismo ha sido determinada con base a las curvas
isosistas (Figueroa, 1970) y se localiza fuera del gap de Michoacán. Este sismo fue estudiado
por Manuel Miranda y Marrón (1911) . La descripción de los daños y las características
generales de como fue sentido en diversas localidades de la república, sugieren una similitud
con el sismo del 19 de septiembre de 1985. Esta hipótesis deberá ser estudiada
prioritariamente por los especialistas de México por las implicaciones que pudiera tener para
redefinir los tiempos de recurrencia al sur del país especialmente en Michoacán y Jalisco.
El epicentro del terremoto fue localizado por el Servicio Sismológico Nacional a 17.6 N y 102.5
W, en el océano pacifico frente a la desembocadura del Río Balsas. Su hora de origen fue a
las 07:17:48.5 horas local del día 19 de septiembre de 1985; Su magnitud fue de 7.8 (Ms) o de
8.1 (Mw); este último valor es más significativo puesto que se refiere a la energía contenida
en las ondas de período largo del espectro .
Este sismo generó un maremoto, que es el primero que se haya registrado y observado
científicamente en México. El fenómeno se conoce técnicamente como "TSUNAMI". La
altura máxima de la ola en Lázaro Cárdenas fue de dos metros y centímetros;
aparentemente no causó daños de consideración, ni víctimas.
El sismo del 19 de septiembre de 1985 responde a las características que se pensaba podría
tener un gran sismo en el sector Michoacán. Sin embargo" la intensidad con que fue sentido
a una distancia de 400 kms (Distrito Federal) superó cuanto cabía esperar para un sismo de
esta magnitud.
El sismo del 19 de septiembre de 1985 responde a las características que se pensaba podría
tener un sismo característico en al brecha de Michoacán; pero sus efectos a. una distancia de
400 kms (Distrito Federal) superaron cuanto cabia imaginar para un sismo de esta magnitud.
Específicamente, ningún experto pensó que un sismo característico en la costa del pacifico
podría causar daños tan extendidos y graves.
Por lo anterior era necesario explicar la razón para este sorprendente comportamiento.
Aparentemente son dos las causas: la forma en que se radió la energía desde la fuente
sísmica y, la peculiar estructura y composición del Valle de México.
I) El patrón de radiación
Aparentemente, la ruptura se propagó en dirección sudeste, lo que daría lugar a un patrón
de radiación que produjo efectos direccionales con rumbo a la ciudad de México, por
enfocamiento. Esto provocaría que llegaran al valle de México ondas elásticas con una
cantidad de energía mayor que lo que hubiera sido normal para un sismo de las magnitudes
del 19 de septiembre. Esto contribuyó a que las aceleraciones fueron mucho mayores (un
factor de tres), que las observadas en sismos anteriores.
II). Similitud con un movimiento armónico
Como se mencionó al llevar a cabo el análisis del movimiento registrado del terreno en la
parte blanda de la Ciudad de México, se encontró que el mismo se asemeja mucho a un
movimiento armónico. Esto propició que las estructuras entraran en resonancia, lo que
explica en parte su mayor destructividad.
III) Resonancia del terreno blando
La amplificación del movimiento debido a la presencia del terreno blando fue
excepcionalmente alta en la zona dañada, como consecuencia de que en terreno firme
(registros de CU) el movimiento fue regular, con periodo de 2 segundos. Esto es, casi igual al
del terreno blando en el centro de la ciudad.
Preguntas frecuentes
¿ QUE ES UN SISMO ? Un sismo es un rompimiento repentino de las rocas en el interior de la
Tierra. Esta liberación repentina de energía se propaga en forma de ondas que provocan el
movimiento del terreno.
¿ QUE ORIGINA LOS SISMOS ? La capa más superficial de la Tierra, denominada Litósfera es
una capa rígida compuesta por material que puede fracturarse al ejercer una fuerza sobre él
y forma un rompecabezas llamado Placas Tectónicas. Estas placas viajan como "bloques de
corcho en agua" sobre la Astenósfera, la cual es una capa visco-elástica donde el material
fluye al ejercer una fuerza sobre él. Estos desplazamientos aleatorios de las placas son
debidos a movimientos convectivos en la capa intermedia de la Tierra o manto, esto es,
material caliente del interior de la Tierra sube a la superficie liberando calor interno, mientras
que el material frío baja al interior. Este fenómeno provoca el movimiento de las placas y es
justo en los límites entre placas, donde hacen contacto unas con otras, se generan fuerzas
de fricción que mantienen atoradas dos placas adyacentes, produciendo grandes esfuerzos
en los materiales. Cuando dichos esfuerzos sobrepasan la resistencia de la roca, o cuando se
vence la fuerza de fricción, se produce la ruptura violenta y la liberación repentina de la
energía acumulada, generándose así un temblor que radía dicha energía en forma de ondas
que se propagan en todas direcciones a través del medio sólido de la Tierra.
¿ COMO SE DETECTAN LOS SISMOS ? Al propagarse la ondas sísmicas provocan el
movimiento del suelo por donde pasan. Para registrar estos movimientos se utilizan equipos
denominados sismógrafos o acelerógrafos, cuyo principio de operación, basado en la
inercia de los cuerpos, consiste de una masa suspendida por un resorte que le permite
permanecer en reposo por algunos instantes con respecto al movimiento del suelo. Si se
sujeta a la masa suspendida un lápiz que pueda pintar en un papel pegado sobre un cilindro
que gira a velocidad constante, se obtiene así un registro del movimiento del suelo o
sismograma.
Los sismógrafos modernos utilizan este mismo principio de operación, solo que para su
implementación utilizan componentes mecánicos y electrónicos para obtener una senal
eléctrica proporcional al movimiento del suelo, la cual puede almacenarse en forma local o
ser transmitida por algún medio de comunicación (teléfono, radio, satélite) hasta un centro
de adquisición.
¿ LA ESCALA DE RICHTER Y LA ESCALA DE MERCALLI ? Para cuantificar o medir el tamaño de
un temblor se utilizan las escalas de magnitud e intensidad. La escala de Magnitud o Richter
esta relacionada con la energía que se libera durante un temblor y se obtiene en forma
numérica a partir de los registros obtenidos con los sismógrafos. La escala de Intensidad o
Mercalli está asociada a un lugar determinado y se asigna en función a los daños o efectos
causados al hombre y sus construcciones.
¿ CUANTO DURA UN SISMO Y PORQUE NO SE REPORTA LA DURACION DEL MISMO ?
Existen dos tipos de duración: la percibida por el ser humano y la duración instrumental. Los
sismómetros son instrumentos altamente sensibles al movimiento del suelo, esto les
permite detectar con suma precisión el instante mismo del inicio de un sismo, así como su
terminación. El ser humano a diferencia del sismómetro, no tiene una percepción tan
desarrollada en este sentido, en general sólo es capaz de percibir la parte más intensa del
movimiento provocado por un sismo. Esto quiere decir que si ponemos juntos a una persona
y a un sismómetro a medir la duración de un sismo, la persona reportará un tiempo de
movimiento bastante menor al que reportará el sismómetro, debido a que la persona sólo
"siente" la parte más intensa del movimiento del suelo, mientras que el sismómetro percibe
hasta el movimiento más insignificante que se da justamente cuando el sismo se inicia y
cuando termina. Vamos a poner un ejemplo. Para el sismo de Puerto Escondido del 30 de
Septiembre de 1999, cuya magnitud fue 7.4 en la escala de Richter, la duración del mismo
reportada por muchas personas en la Cd. de México fué tan sólo de 40 segundos, sin
embargo la duración instrumental reportada por un sismómetro colocado en esta misma
cuidad fué de 4 minutos con 32 segundos. Como pueden observar la diferencia entre lo que
"sienten" las personas y lo que reporta el instrumento es considerable. Además, la duración
de un sismo tanto instrumental como la percepción humana varia de un lugar a otro, y no es
un valor fijo. Cuando ocurre un sismo, las personas que viven diferentes lugares no perciben
la misma duaración, reportar la duración de un sismo sin mencionar el lugar no tienen
sentido alguno, este dato sería más fuente de confusión que de información, es por ello que
la duración de un sismo no se reporta.
¿ COMO SE DETERMINA LA MAGNITUD DE UN TEMBLOR ? La magnitud de un temblor está
relacionada con la energía liberada en forma de ondas sísmicas que se propagan a través del
suelo. Para calcular esta energía y determinar la magnitud de un temblor se realizan cálculos
matemáticos basados en los registros obtenidos por los sismógrafos de diferentes
estaciones. En estos registros o sismogramas se mide la amplitud máxima de la ondas y la
distancia a la que se encuentra la estación del epicentro. Estos valores son introducidos a
una fórmula, obteniendo así la magnitud.
¿ SISMO TREPIDATORIO U OSCILATORIO ? Al generarse un temblor las ondas sísmicas se
propagan en todas direcciones, provocando el movimiento del suelo tanto en forma
horizontal como vertical. En los lugares cercanos al epicentro, la componente vertical del
movimiento es mayor que las horizontales y se dice que el movimiento es trepidatorio. Por el
otro lado al ir viajando las ondas sísmicas, las componentes se atenuan y al llegar a un suelo
blando, como el de la ciudad de México, las componenetes horizontales se amplifican y se
dice que el movimiento es oscilatorio.
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