Plantas medicinales y fitoterapia

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Plantas medicinales y fitoterapia
Ya desde la remota antigüedad, los seres humanos recurrían al uso de plantas
para curarse y alimentarse. Pueblos antiguos como los egipcios, griegos, chinos e
indios estudiaron y recopilaron miles de plantas. Hipócrates (siglos IV y V a. C.),
padre de la medicina moderna era un gran conocedor de las hierbas. Pero sin duda
alguna una de las obras más conocidas y completas fue “De materia médica”
elaborada por Dioscórides (s. I a. C.)
Plantas medicinales son aquellas plantas que elaboran unas sustancias
químicas que se conocen como “principios activos” las cuales ejercen una acción
farmacológica e inducen a una respuesta en el organismo que las ingiere. Esta
acción puede ser favorable o perjudicial sobre el organismo vivo.
Debido a estas propiedades se han utilizado desde todos los tiempos, y por
innumerables culturas, con el fin de combatir las enfermedades y recuperar la
salud perdida, así como para prevenir otras. Han llegado hasta nuestros días
gracias a manuales escritos y a la tradición popular con diversa información al
respecto como lugares donde crecen dichas plantas, como cultivarlas, como
procesarlas y la manera de elaborarlas ( mezclas, infusiones, cocimientos…).
La fitoterapia es la ciencia que estudia la utilización de los productos de
origen vegetal con finalidad terapeútica ya sea para prevenir, para atenuar o para
curar un estado patológico. La fitoterapia se utiliza tanto en la prevención y en la
mejora de la calidad de vida, como en el tratamiento de las enfermedades. Su
principal campo de actuación son las afecciones leves y moderadas, así como las
afecciones crónicas (mas o menos el 90% de las afecciones que se tratan en
asistencia primario)
Aunque la utilización de plantas medicinales generalmente presenta un riesgo
bajo, natural no es sinónimo de inocuo, por lo que no pueden descartarse efectos
adversos, contraindicaciones e interacciones con otros medicamentos.
Normas básicas de recogida, secado y conservación
de plantas
RECOLECCIÓN:
La primera norma de recogida es el conocimiento adecuado del campo que
permite no confundir las plantas que nos interesa recoger.
Recoger las plantas en un día soleado y seco, pues así el secado se realizará
mejor.
Elegir sitios de recogida que no estén contaminados por la industria, los
coches, polvo y muchos productos químicos que se aplican en el campo. El sitio ideal
será un lugar apartado, poco frecuentado y biológicamente rico y poco degradado.
Las flores se recogen cuando están a punto de abrirse en primavera o bien
cuando han alcanzado todo su desarrollo y no están marchitas.
Las raíces se recogen en primavera, cuando la planta no ha desarrollado todas
sus partes y se concentran en la raíz todos los principios alimenticios y
medicinales. También en otoño cuando la hierba se marchita y pasan a la raíz las
reservas y principios vitales.
Las hojas se recogen cuando la planta está desarrollándose y todavía no ha
desarrollado sus partes aéreas y floridas. En ese momento los principios tienden a
concentrarse en las flores.
Las semillas las recogeremos cuando han madurado (verano-otoño) y las
cortezas se pueden recolectar cuando la planta esté suficientemente desarrollada
en cualquier época del año. Cada planta es un caso diferente, atent@s a su
evolución.
SECADO:
El secado deberá hacerse lo antes posible, pues así evitaremos que parte de
las propiedades se deterioren. Este proceso debe realizarse en sitios ventilados,
secos y al abrigo del sol, el polvo y la humedad, enemigos del buen secado y que
destruyen en gran medida los principios curativos.
Lo más clásico sería colgar la planta en ramilletes, o bien en rejillas
preparadas expresamente. Es importante que después del secado la planta
conserve el color y la textura adecuada, pues así conservará todas sus propiedades
y aguantara el tiempo necesario hasta su uso.
Las raíces necesitan más tiempo de secado y más cuidados; debemos
trocearlas y secarlas lo más rápido posible, preferentemente en verano y otoño, en
rejillas cerca de un lugar cálido o bien en un horno a temperatura muy suave.
CONSERVACIÓN:
Para la conservación, guardaremos las hierbas en bolsas de tela, cajas de
mimbre o madera, vasijas de barro, donde la planta puede transpirar. En tarros de
cristal también, para lo cual nos cercioraremos de que la planta esté bien seca,
pues de lo contrario acabaría estropeándose. También se pueden colgar en matojos
en la cocina, camarote… Si bien procuraremos que estén libres de excesiva
claridad, humedad y polvo que estropearía sus cualidades. Otras formas de
conservación serían en forma de tinturas, aceites, jarabes, vinos…
Por último, estas hierbas no deberán conservarse más de un año, ya que las
propiedades curativas se deterioran con el tiempo. Por lo tanto cada año
renovaremos las hierbas que vamos a necesitar.
Teniendo un conocimiento amplio de las hierbas en estado natural, podemos
recogerlas frescas durante gran parte del año. Éstas actuarán mejor que las secas.
Formas de aplicación de las plantas medicinales y de
extracción de los principios activos.
INFUSIÓN
Se prepara con las partes más ligeras de las plantas, como las hojas y las
flores. Puede prepararse con planta fresca o con planta seca, no obstante hay que
tener en cuenta que esta última al estar deshidratada a igualdad de cantidades
contiene mayor concentración de los principios activos, aproximadamente 3 veces
más que la planta fresca por lo que se utilizará en menor cantidad. Consiste en
calentar agua y añadir la planta en el primer hervor, separándola entonces del
fuego y dejándola reposar unos 5 o 10 minutos. Estas infusiones conviene taparlas
para que los principios curativos no se evaporen.
PROPIEDADES DE INFUSIONES DE ALGUNAS HIERBAS
PLANTAS
PROPIEDADES Y USOS MEDICINALES
Albahaca
Nauseas y flatulencias
Caléndula
Indigestión y problemas de secreción de bilis
Hipérico
Depresión
Lavanda
Dolor de cabeza y nerviosismo
Manzanilla
Insomnio, favorece la digestión
Mejorana
Asma, flatulencia, nauseas
Melisa
Dolor menstrual y de cabeza, insomnio
Menta
Malestares digestivos
Romero
Indigestión, mala circulación, dolores musculares
Salvia
Dolor de garganta, infecciones bucales, indigestión
Tomillo
Asma, tos, resfriado
DECOCCIÓN
Para realizarla se hierve la planta a fuego lento durante varios minutos (2, 3,
5, 10, 20 minutos) variando según la planta y la dureza de las partes empleadas.
Generalmente se emplea este proceso en raíces, cortezas, frutos, hojas duras y en
algunas plantas que necesitan de ese tiempo de cocción para extraer los principios
activos, por ejemplo los minerales como el silicio en la cola de caballo. Se deja
reposar otros 10 minutos y luego se toma. Las decocciones son remedios más
potentes que las infusiones.
MACERACIÓN
Consiste en dejar reposar la planta en cuestión en un líquido en el cual
quedaran disueltos los principios activos de la misma. En agua fría o templada
durante varias horas (6, 12, 24 h.). Esto se utiliza con las plantas que tienen
principios activos que se alteran con el calor. Sobretodo con plantas con mucílagos
y con vitamina C. También se maceran plantas en alcohol, aceite, vino, para lo cual
emplearemos más tiempo (7, 15, 30 días) según el producto empleado.
DESTILACIÓN
Para lo cual se utiliza el alambique, un aparato con el que se obtienen los
principios activos contenidos en las hojas, flores o cualquier otra parte de la
planta. Con el vapor que se produce en el recipiente principal donde se encuentra el
material vegetal y el disolvente, separados por un tamiz o filtro se arrastran las
sustancias que contienen las plantas. Posteriormente, a través de un serpentín de
refrigeración los vapores se condensan convirtiéndose en líquidos y la diferente
densidad del disolvente y las esencias facilita la separación del producto final.
CATAPLASMA
Consiste en colocar la planta fresca, cocida, escaldada, en tortilla con una
clara de huevo o al vapor, sobre la parte a tratar, entre dos gasas, tapándola a
continuación y dejándola actuar durante varias horas, o bien durante la noche. Se
puede cambiar varias veces al día. También podemos utilizar las plantas o raíces
trituradas o en polvo o en infusión mezclados con arcilla hasta formar una papilla
que se coloca en la parte afectada.
INHALACIONES
Esta forma de aprovechar los principios activos de las plantas consiste en
tomar los vapores, resultantes de hervir las plantas en el agua. Estos vapores se
toman directamente sobre la parte afectada o bien indirectamente, dejando
actuar estos vapores al aire de la habitación o vivienda. En general no debemos
abusar de los vahos.
GARGARISMOS
Llamamos gargarismos a enjuagues o gárgaras de la garganta, las cuales
realizamos con la infusión más concentrada de la planta. Estas gárgaras se realizan
varias veces al día, para afecciones de la garganta, encías, anginas…
BAÑOS MEDICINALES
Para afecciones de la piel, reuma, nervios… Se realizan añadiendo al baño la
infusión o cocimiento de hierbas. Estos baños son completos o locales y se pueden
preparar con unos 300-500g de planta por cada 5-6 litros de agua. Este preparado
se añade al agua del baño. También puede ser en forma de sales de baño o
colocando en una tela la planta debajo del grifo.
BAÑOS OCULARES
Se preparan con agua destilada para prevenir males mayores. Haremos
infusión con las hierbas adecuadas y lavaremos al ojo con una gasa humedecida en
esta infusión. Podríamos aplicar unas gotas de esta disolución directamente al ojo.
Conviene preparar al momento estas infusiones para así evitar riesgos de
contaminación.
COMPRESAS
Son aplicaciones, sobre la parte a tratar, de un paño o gasa en el que
habremos embebido el caldo o infusión de la hierba medicinal Se aplica y se
mantiene un cierto tiempo. Hacer varias aplicaciones al día.
ACEITES MEDICINALES
Utilizaremos los aceites menos tratados, más naturales y por lo tanto con
mas poder curativo. Podemos usar aceite de oliva, que presenta el inconveniente del
olor pero muchas otras ventajas medicinales o aceite de almendras, que penetra en
la piel mejor que el de oliva, aceite de maíz, girasol…., siempre dando preferencia a
los menos tratados a altas temperaturas y con menos disolventes químicos.
Existen varios procedimientos para la preparación de estos aceites:
1. Método rápido
Hacer una cocción lenta de las plantas en aceite de oliva o almendras dulces
durante una hora. Filtrar y envasar. Puede hacerse con planta seca o fresca.
Este método es bueno cuando queremos usarlo rápidamente. El aceite debe
cubrir justamente las plantas. Ejemplos: romero, manzanilla, caléndula,
árnica, consuelda…
2. Baño maría
Llenar un tarro de cristal de plantas secas, cubrirlo de aceite de oliva o
almendras dulces y ponerlo al baño maría durante 1 hora, después dejarlo
reposar. Repetir la operación 3 días consecutivos, una vez reposado y frío se
filtra y se conserva en frascos de cristal oscuro para su uso. Ejemplos:
romero, hinojo, ciprés, manzanilla, árnica..
3. Maceración en frío
Se utiliza unos 200g de planta fresca por litro de aceite. Se llena el tarro de
plantas frescas y se deja macerar con el aceite durante un ciclo lunar en un
lugar protegido de la luz y el calor. Mover el bote de vez en cuando. Pasado el
ciclo se filtra y se envasa. Ejemplos: lavanda, caléndula, pepinillo loco…
4. Maceración al sol
Se llena el tarro de planta fresca y posteriormente se rellena con aceite de
oliva o almendras dulces según los casos, a las horas se cierra y se pone a
macerar en el jardín o la huerta durante 40 días, en este tiempo se le da la
vuelta de vez en cuando.
Se mete, pasados los 40 días, y se deja reposar y estabilizarse durante 24
horas. Luego se filtra y se guarda en envases oscuros y herméticos, se
etiqueta y se protege de contrastes fuertes de temperatura. Ejemplo:
hipérico
En todos estos preparados la conservación es de 2 años en óptimas
condiciones.
5. Aceites de masaje con aceites esenciales
Se preparan con un aceite vehicular o aceite base que puede ser de
almendras dulces, sésamo, girasol, germen de trigo, aguacate… según los
casos. Estos aceites deben ser de primera presión en frío. A este aceite
añadiremos los aceites esenciales en proporción de 1 gota por cada 10 ml.
TINTURAS
Las tinturas son productos que se obtienen macerando las plantas en alcohol
de 60, 70 0 96º. También popularmente se utiliza el aguardiente, al que se le
añaden las plantas.
Conviene tener en cuenta que a mayor dureza de la planta, utilizaremos mayor
graduación en el alcohol y viceversa. Cuando utilicemos plantas frescas, por línea
general, utilizaremos alcohol de mayor graduación:
Tintura: 20 gramos de planta seca (o de la mezcla de varias) para 100 mL de
alcohol etílico de 70º
Alcoholato: 20 gramos de planta fresca para 100 ml de alcohol etílico de 96º
Tintura madre: 10 gramos de planta fresca para 100 ml de alcohol etílico de
96º.
Macerar en un tarro de cristal con tapa hermética las plantas en el alcohol en
la proporción antes indicada. Se deberá proteger de la luz y de los contrastes de
temperatura. El tiempo de maceración debe ser de 14 a 15 días mínimo (yo lo dejo
un ciclo lunar, 29 días). Durante este tiempo conviene darle vueltas a menudo, una
vez por día. Pasado el plazo se filtra con filtros de café y se envasa en frascos de
cristal oscuro y se etiqueta. La forma de administración dependerá de cada caso.
La conservación es de 5 años en óptimas condiciones.
Estos alcoholes medicinales se pueden tomar por vía interna para diversas
dolencias y en uso externo para friegas y compresas locales.
JARABES
Se preparan generalmente con una infusión o decocción muy concentrada de
plantas (unos 100-200g de planta por litro de agua) que se deja reposar 15 minutos
y se mezcla a partes iguales con azúcar o miel. Se calienta la mezcla hasta obtener
consistencia de jarabe. Se conserva durante 1 mes en el frigorífico y si queremos
que se conserve más se hierven a baño maría durante 20 minutos en frascos
herméticos como cualquier conserva.
VINOS MEDICINALES
Nos encontraremos con muchas recetas diferentes. La receta más común es
macerar 25g de planta seca por litro de vino blanco o jerez o en vino dulce durante
9 días en un sitio oscuro y luego se filtra.
POMADAS
La forma antigua y popular de elaboración de las pomadas consistía en
triturar la planta y calentarla en manteca de cerdo durante un tiempo, sin llegar a
calentarlo mucho. Tras ello, se dejaba enfriar durante la noche, y al día siguiente
se calentaba ligeramente, se filtraba y se colocaba en recipientes antes de que se
solidificase.
En la actualidad podemos prescindir de la manteca y, en vez de ella, utilizar
aceite de oliva (virgen de 1ª presión en frío), aceite de almendras dulces, aceite de
coco….
En cuanto a la cera virgen debe ser de buena calidad (cera de opérculos) y sin
parafina mezclada para que tenga todas sus propiedades. Se utilizan unos 125g de
cera por litro de aceite y 30 g por litro de manteca.
Las plantas pueden ser frescas o secas, si se trabaja con planta fresca
debemos controlar que en la cocción se evapore todo el agua de la planta, de lo
contrario podrían criarse hongos en la pomada. Además, las pomadas pueden ser de
una o varias plantas, siempre que estas tengan propiedades afines en el preparado
que deseamos obtener.
También pueden hacerse pomadas utilizando vaselina filante y mezclándola
sin más en proporción de 10% de tintura-90% de vaselina filante. La elaboración en
este caso no tiene más complicación que mezclar en frío los ingredientes
trabajándolos con una espátula sobre un cristal hasta que la vaselina absorba la
tintura. Después envasar y proteger como las anteriores.
Los envases conviene que sean pequeños para que se aprovechen mejor y no
se oxide tanto el preparado de abrir y cerrarlo.
La conservación es de 2 años en óptimas condiciones en las pomadas
preparadas en aceite y de uno en las preparadas en manteca.
ALCOHOL DE ROMERO
- 1 litro de alcohol etílico de 70º
- 250g de hojas de romero fresco o 50g de hojas de romero secas
En un bote de cristal con cierre hermético introducimos las hojas de romero
y lo cubrimos totalmente con el alcohol de 70º. Colocamos el bote en un lugar
cálido, por ejemplo la cocina, y lo dejamos macerar durante 9 días. Hay que
removerlo cada día. Filtrar y envasar.
Esta tintura se aplica en friegas. Es desinfectante y antiséptica, buena para
la mala circulación, pies fríos, lumbalgias, artrosis, dolores musculares y
reumáticos… Cuidado de aplicar en mujeres embarazadas.
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