NOTA DE PRENSA Portada en la prestigiosa revista científica PloS Biology: Las proteínas que ‘resisten' a la sal Una investigación llevada a cabo en el centro vasco de investigación CIC bioGUNE, y liderada por el Dr. Oscar Millet, descubre los fundamentos básicos de la capacidad de adaptación de las proteínas a entornos de alta salinidad. El proyecto de investigación, que resuelve un enigma que sobrevolaba a la comunidad científica desde hace unos 20 años, ha obtenido la portada de diciembre de la prestigiosa revista PloS Biology. La investigación podría aportar una alternativa viable a la reducción de residuos tóxicos, por ejemplo mediante el uso de la ingeniería enzimática en sustitución de los catalizadores químicos en los reactores industriales. (Bilbao, 14 de diciembre de 2009).- Un grupo de investigadores del centro de investigación vasco CIC bioGUNE (www.cicbiogune.es), liderados por el Dr. Oscar Millet, ha dado con la respuesta de uno de los enigmas que sobrevolaban en la comunidad científica como es la extraña capacidad de adaptación de algunas proteínas a medios hostiles y extremos, en concreto a entornos de alta salinidad; es decir, este grupo de investigación ha descubierto el fundamento básico que explica cómo y por qué estas proteínas consiguen sobrevivir y adaptarse en entornos salinosos, lagos salados, etc. Esta investigación ha obtenido la portada de la edición de diciembre de la prestigiosa revista PLoS Biology, que se publicará mañana miércoles día 15. La vida en la tierra exhibe una enorme capacidad de adaptación al medio, y los seres vivos habitan hasta en los lugares más inhóspitos. Las arqueas halófilas son un grupo de organismos unicelulares que viven en las salinas y los lagos salados (donde la concentración de sal haría reventar las células). Para evitar el choque osmótico, dichas arqueas equilibran la concentración de sal del interior de la célula con la del entorno. 1 Para más información: Iñaki Gorostidi (637273729 / [email protected]) www.cicbiogune.es NOTA DE PRENSA Debido a la alta salinidad del citoplasma celular, las proteínas constituyentes de dichos organismos se han adaptado para permanecer plegadas y funcionales en estas condiciones de elevada fuerza iónica. Como resultado de la evolución, la composición de aminoácidos de las proteínas de estos organismos es muy característica: hay una gran abundancia de residuos con carga negativa y una baja frecuencia de lisinas. Sin embargo, se desconoce el mecanismo mediante el cual estos aminoácidos confieren resistencia a la proteína frente a la sal. Los investigadores que han desarrollado el proyecto se han valido de técnicas de alta resolución de la Unidad de Biología Estructural de CIC bioGUNE, como la resonancia magnética nuclear (RMN) y el dicroísmo circular, con una serie de proteínas (una halófila, su homóloga mesófila y otra mesófila no relacionada) para establecer las bases estructurales y termodinámicas del mecanismo de adaptación a ambientes de alta salinidad. En este sentido, se ha conseguido entender la relación entre la composición de aminoácidos y la adaptación a la sal. En ambientes de alta salinidad la concentración de agua se reduce y estos aminoácidos se acumulan en la superficie, minimizando las interacciones con el agua. El Dr. Oscar Millet muestra su gran satisfacción a la hora de valorar el alcance científico de este descubrimiento, reconociendo que representa el “mayor logro” que ha obtenido en su carrera científica. “Hemos contestado una pregunta difícil que llevaba del orden de 15-20 años sin resolver”, afirma. El enigma resuelto ha sido objeto de investigación desde hace años por parte de muchos grupos de investigación de EE.UU e Israel, en este último caso por la proximidad del Mar Muerto, ya que la inmensa mayoría de estos organismos se extraen de lagos salados. Según explica Millet, “hace cuatro años empezamos a trabajar en nuestro laboratorio el efecto de la estabilidad con diferentes sales, el cloruro sódico, el cloruro potásico, etc. Este era un interés muy básico. A partir de los primeros estudios de los diferentes mutantes que habíamos obtenido de una proteína y teniendo en cuenta la bibliografía existente, nos dimos cuenta de que existía este problema no resuelto. Establecimos la hipótesis y a partir de ahí empezó el proyecto”. A través de los datos de genómica se conocía esta composición 'característica' de aminoácidos pero no se sabía cómo funcionaba. Las proteínas de los organismos halófilos son las más ácidas de todas las que existen, es decir tienen una composición muy particular, y esto suponía un pequeño enigma. 2 Para más información: Iñaki Gorostidi (637273729 / [email protected]) www.cicbiogune.es NOTA DE PRENSA “El punto de llegada es entender que se trata de la interacción con el disolvente, es decir, que reduce la interacción con el medio acuoso. El agua es un solvente, solubiliza. Si tienes una proteína en un entorno acuoso, el agua solubiliza la proteína. Pero si tienes sal en el medio, el agua tiene que repartir su función: debe disolver la sal y la proteína. Esto hace que la proteína tenga que perder contactos. Y esta composición de aminoácidos permite perder contactos sin gran perjuicio para la conformación y la estabilidad de la proteína. Es ahí donde está el kit de la cuestión”, explica Millet. Ingeniería enzimática de enzimas La principal aplicación que puede tener este hallazgo científico es la ingeniería enzimática de enzimas, porque, en opinión de Oscar Millet, en los bio-reactores se dan “unas condiciones de escasez de agua parecidas a las que se pueden dar en entornos salinos”. En definitiva, su utilización sería factible en el ámbito de la biotecnología, es decir, el uso industrial de sustancias biológicas que permiten cumplir los preceptos de la ‘química verde’ de reducir emisiones tóxicas e incluso pueden reducir la emisión de gases efecto invernadero a la atmósfera en la medida que las técnicas empleadas contribuyen a reducir la energía necesaria para realizar los procesos industriales. “La utilización de enzimas en lugar de catalizadores químicos puede reducir mucho las condiciones de temperatura y de presión en los reactores industriales, lo que quiere decir que los residuos que se generan podrían reducirse. Los enzimas son catalizadores, reducen las condiciones energéticas para la obtención de productos”, opina Millet. La aplicación de las enzimas a la biotecnología está limitada por la durabilidad de la enzima. Normalmente son sustancias perecederas que al cabo de un breve tiempo pierden actividad. “Una de las razones es porque están en un entorno no muy hidratado. Si se pudiera introducir algunas de las modificaciones equivalentes a los de las enzimas halófilos quizás no se perdería tanta actividad porque las modificaciones están en la superficie, donde no está el centro activo y a la vez se podrían mejorar las propiedades de adaptabilidad a ese entorno”, concluye Millet. También habría una segunda aplicación, si bien más lejana, como es la biotecnología de plantas para adaptarlas a entornos afectados por escasez de agua, por efectos de grandes sequías, etc. “Si pudiéramos convertir un genoma de una planta en un genoma de una planta adaptada halofílicamente, en principio tendría menos requerimientos de agua, o podría regarse con agua 3 Para más información: Iñaki Gorostidi (637273729 / [email protected]) www.cicbiogune.es NOTA DE PRENSA salina. Ahora no tenemos la capacidad de modificar un genoma entero. Si existiese esa posibilidad, eventualmente se podría intentar. Pero nos falta la tecnología para poder aplicarlo a plantas”, concluye Oscar Millet. CIC bioGUNE Desde su inauguración en enero de 2005, CIC bioGUNE se ha marcado como objetivo convertirse en un centro de investigación en biomedicina de excelencia a nivel internacional. Para ello, ha atraído hasta su sede en Bizkaia a investigadores de talento procedentes de todo el mundo, y ha establecido colaboraciones con otras instituciones científicas de referencia. En el centro se estudian enfermedades con un fuerte impacto social como el cáncer, su prevención, su diagnóstico, y la identificación de fármacos para terapias personalizadas. La labor de CIC bioGUNE se enmarca en la estrategia BioBasque, promovida por el Gobierno vasco para convertir Euskadi en una comunidad puntera en el ámbito de las biociencias. El centro vasco ha conseguido en este sentido una estrecha colaboración entre el sector académico y empresarial, que ha llevado a la creación de un cluster de empresas con excelentes perspectivas en Hepatología, Cáncer, Neurociencias y Bioinformática. Dirigido por el profesor José M Mato, CIC bioGUNE ha puesto en funcionamiento hasta ahora las plataformas tecnológicas de Genotipado, Proteómica, Metabolómica, Silenciamiento Génico, y Biología Estructural, todas ellas con instalaciones y equipamientos de primer nivel internacional. 4 Para más información: Iñaki Gorostidi (637273729 / [email protected]) www.cicbiogune.es