Semblanza de Ortega ENRIQUE GONZÁLEZ FERNÁNDEZ H ace unos meses se ha publicado una nueva obra sobre José Ortega y Gas-set. Acaso pensarán algunos que es sólo un libro más para agregarlo, sin otra consideración, a los centenares que se han escrito acerca del filósofo madrileño. Pero no es enteramente así. Porque el libro del que hablamos presenta una asombrosa utilidad para orientar en el estudio de Ortega, sobre todo para facilitar la comprensión de su vida y de su obra. conoció y trató a Ortega, y recibió estrechamente de él su magisterio y su amistad. Condiscípulo de Julián Marías, a quien Huesear llama en 1965 "el más ilustre representante del orteguismo filosófico y el más próximo discípulo de Ortega, y un hombre, por añadidura, que no debe nada a vinculaciones oficiales ni ideológicas de ninguna especie, que ha conseguido el gran prestigio de que hoy goza dentro y fuera de su país por su propio y admirable y sostenido esfuerzo intelectual, por el valor intrínseco de su obra, lograda en ejemplar, insobornable y exclusiva dedicación a la verdad: estupendo ejemplo de independencia y de libertad intelectual". Este libro es una recopilación de escritos —artículos y conferencias— que Antonio Rodríguez Huesear escribió a fin de esclarecer la personalidad y el pensamiento de Ortega. El conjunto de tales escritos — realizados con ocasión de distintas conmemoraciones, «Exacta y valiosa es esta desde 1953 hasta 1983— semblanza porque Huesear nos ofrece hoy una conoció y trató a Ortega, y semblanza de Ortega, como el recibió estrechamente de él su propio título indica. magisterio y su amistad.» Exacta y valiosa es esta semblanza porque Huesear Más aún: Huesear escribe que "Marías representa en forma ejemplar en la España de hoy la continuidad de una auténtica e importante filosofía; en rigor, de la única filosofía realmente importante que esta entrañable tierra nuestra haya donado al mundo en muchos, muchos años". Rodríguez Huesear se Quizá lo más revelador del «El libro de Huesear — considera en el deber, en la libro que estudiamos sea la escrito con primorosa preresponsabilidad de aportar su respuesta que Huesear da a cisión y desde un visión personal sobre la pregunta: ¿cómo era encomiable respeto Ortega. Una visión que es Ortega? Ante tal interrogante intelectual— contribuye sincera, fiel y que hoy nos hacemos muchos mucho a deshacer algunas bienintencionada, cualidades de quienes no tuvimos la formas de ocultamiento o que el propio Ortega consideró fortuna de conocerlo, esta de visión aberrante que necesarias para toda sobre Ortega todavía siguen obra es iluminadora. perspectiva adecuada, y de Para comenzar, Rodríguez produciéndose.» las que, por cierto, se han Huesear habla de la genialiapartado algunos dad orteguiana. Ortega era un intérpretes del genio que —debido a su magpensamiento orteguiano, de un extremo o de netismo personal— cautivaba a n t e t o d o c o n otro, como tan heroicamente ha mostrado s u p a l a b r a hablada, llena de donaire, Julián Marías en dos obras clarividentes: Ortega gracia, ironía sutil y garbo castizo, y tres antípodas y El lugar del peligro, ambas subrayada con las inflexiones y escritas para responder sincera, fielmente y con tonalidades de su voz, acompañada por el buena intención a ciertos enemigos clericales de gesto, el ademán, la mirada penetrante con que Ortega. ajustaba un golpe de ingenio, una ocurrencia feliz, una cita oportunísima. Por su parte, el libro de Huesear —escrito con primorosa precisión y desde un encomiable Ortega hablaba hominis ad hominem, de respeto intelectual— contribuye mucho a hombre a hombre. Por eso, ante él, uno se deshacer algunas formas de ocultamiento o de sentía siempre implicado. Trataba de todo, de visión aberrante que sobre Ortega todavía siguen todas las cosas de la vida, tal y como la vida produciéndose. misma las va poniendo al paso. Dice Huesear que Ortega se pasó la vida hablando o Antonio Rodríguez Huesear reconoce pensando sobre la vida humana, la realidad modestamente en el Prólogo que con su libro — radical. que no pudo ver publicado porque le sobrevino la muerte en 1990— intenta prestar Era conmovedor el trato con Ortega. Hacía un pequeño servicio a la gran empresa del sentir al que con el hablaba cómo le interesaba conocimiento de Ortega. Ciertamente que esa en su concreta, angustiada y desorientada empresa es tarea de muchos, pero a ella han sido humanidad. Su interés por las cosas de uno no llamados quienes mejor lo conocieron, incluido era convencional, sino auténtico y cordial. Por Huesear, y comenzando por Julián Marías, eso su trato era edificante. cuyos méritos para dar a conocer el pensamiento orteguiano son insuperables en sus Otra Característica de Ortega era la obras Acerca de Ortega (reeditado en 1991), transparencia, la claridad, su precisión verbal, Ortega, Circunstancia y vocación (1960) y, sobre trasunto de su precisión conceptual ("la claridad todo, Ortega. Las trayectorias, libro que ajuicio de es la cortesía del filósofo"). Lo cual le confería Huesear es el más importante del centenario de autoridad, imprimía confianza y entusiasmo en Ortega, celebrado en 1983. quien lo oía. Huesear atestigua, con todo, que Ortega hablaba mejor que escribía; prefería la palabra hablada a la escrita. «Ortega descubría, Dice Rodríguez Huesear algo también lo es. Al definirla impulsaba, promovía o asombroso sobre la como coincidencia del salvaba las posibilidades de personalidad de Ortega: para hombre consigo mismo, la cada persona.» los que fueron discípulos verdad es una cuestión de directos suyos y frecuentaron amor propio, de ausu .trato, la comparación tenticidad, de ser fiel a sí con Sócrates se hacía inevitamismo. Sin libertad no ble. No sólo por el entuhabría verdad, y viceversa. siasmo que imprimían las palabras de Ortega; también por su acción intelectual y Esa autenticidad o liberación — que se educativa, por su sentido ético de la verdad adquiere ensimismándose, pensando— es —Marías habla de las raíces morales de la planificación, enriquecimiento, autoposesión; en inteligencia—, por su definición de la filosofía definitiva, salvación. como doctrina de amor, por su intención sotérica ("yo soy yo y mi circunstancia, y si no Y la salvación debe ser solidaria. Salvar la la salvo a ella, no me salvo yo"). Ortega circunstancia consiste, muy principalmente, en descubría, impulsaba, promovía o salvaba las llevar a las personas con las que se convive a posibilidades de cada persona. su plenitud. Esto es amor; amor a la perfección de lo amado. Huesear escribe hacia el final de Debido a ello, tenía Ortega un profundo respesu libro que la esforzada empresa de to hacia el hombre, la vida y la persona de cada Ortega podría resumirse con una salvación cual. Cierto que sentía predilección por las mepor la filosofía. jores personas, pero era enormemente solidario Antonio Rodríguez Huesear confiesa, ante el hombre concreto con quien agradecido, que tiene una enorme deuda con hablara, perteneciese éste a la clase que fuera, Ortega. Siente la impresión de no haber viendo en él un compañero de fatigas en el hecho cuanto podía para pagar tal deuda de pobre afán de vivir. gratitud. Esta confesión nos hace pensar a En sus escritos, Huesear presenta una serie de nosotros, una vez más, en la grandeza de anécdotas que muestran el estilo humano, aleOrtega, en la benevolencia comprobada de sus gre, humilde, simpático, generoso y cordial de discípulos, en el homenaje agradecido que Ortega, lo cual no se compagina con quienes tan hermosamente le ha rendido Huesear con han pretendido ver en él una especie de su libro postumo, fruto de una probidad que atrincherado, un hombre altivo, aislado y contribuye a la nunca acabada empresa del soberbio. mejor conocimiento de aquel maestro que quiso seducir hacia la filosofía por medios Pero ante todo, según Huesear, Ortega consalíricos, cuyo influjo es como una especie de onda gró su vida a la verdad; su gran descubrimiento expansiva que aún sigue y seguirá dilatándose. fue que la verdad es una función de la vida, y que al ser ésta circunstancial, la verdad Antonio Rodríguez Huesear: Semblanza de Ortega. Edición de José Lasaga. Anthropos y Diputación Provincial de Ciudad Real. Barcelona, 1994 (266 páginas).