ESPACIOS Y TIEMPOS ESCOLARES A lo largo de esta última mitad de siglo y en la pasada década en particular, en nuestra sociedad se han configurado unos modos de vida para las familias totalmente distintos de los que hasta entonces habíamos conocido. La nueva estructura familiar más nuclear, caracterizada por la incorporación de las mujeres al mundo del trabajo, la heterogeneidad de los horarios laborales, los distintos tiempos disponibles para el intercambio de informaciones y puntos de vista en las familias, el aumento del nivel económico de una parte de la población, la existencia de familias monoparentales, la extensión cada vez mayor de la sociedad de la información, los nuevos valores y retos como la multiculturalidad, la ecología, la solidaridad, la globalización etc., han hecho que los padres y madres responsables de la educación de nuestros hijos y corresponsables de lo que ocurre en las escuelas como parte integrante de la comunidad educativa, nos veamos en la necesidad de dotarnos de alternativas que puedan plantear a la Administración educativa, al profesorado en su conjunto y a la sociedad en general soluciones que permitan adaptar y adecuar la escuela a las exigencias de la sociedad. Las funciones que la sociedad ha exigido de la escuela no siempre han sido las mismas, y vienen determinadas por el modelo familiar y social de cada momento. En este principio de siglo XXI, coexistimos con una escuela anclada en el S.XIX, que no ha evolucionado nada con respecto a su estructura y a su función social. La actual sociedad demanda de la escuela funciones de custodia, de socialización primaria además de transformar la información en conocimiento, la educación integral de los alumnos y la lucha contra el fracaso escolar, la exclusión social. Cada vez entendemos más la escuela como un todo global que debe hacer que nuestros hijos consigan ser ciudadanos libres, críticos e informados, es decir: debe formar ciudadanos para la democracia. El hecho educativo se manifiesta en un espacio y en un tiempo concretos. La actual escuela, con una jornada cada vez más comprimida y fragmentada en períodos en muchos casos de 45 y 50 minutos, dificulta el aprendizaje. El calendario escolar más pendiente de las celebraciones de la iglesia católica que de los ritmos de trabajo descanso de los escolares tampoco ayuda. Y los espacios concebidos en muchos casos en el siglo pasado, no dan opción a nuevas experiencias o distintas agrupaciones flexibles en función de los trabajos que se desarrollan. Los padres y madres, que sabemos que la escuela no es de la Administración sino de la comunidad, tenemos la obligación y el reto de dar un paso firme y recuperar, si alguna vez lo tuvimos, el protagonismo que nos corresponde como actores fundamentales en la construcción de la escuela pública. No podemos ir más a remolque de los intereses particulares o corporativistas del profesorado, sobre todo cuando estos intereses, como se ha visto en el tema de la jornada escolar, consciente o inconscientemente atentan contra los intereses y señas de identidad de nuestra escuela pública. El problema no es el cambio de jornada: Es el uso del tiempo y del espacio escolar para una nueva escuela. Las actuales jornadas, no permiten un aprendizaje integral y el desarrollo y organización de otro tiempo y otro modo escolar. Porque creemos que otra escuela es posible, hemos organizado para este 12 de mayo una jornada sobre espacios y tiempos escolares. En ellas hemos tenidos dos mesas redondas con expertos en cada una de estas cuestiones, en la que dos grupos de trabajo, uno sobre espacios y otro sobre tiempos, han diagnosticado la situación actual de nuestras escuelas y han elaborado las propuestas sobre las que las APA’s integradas en F.A.P.A.R. queremos que se asiente el futuro de la escuela pública en Aragón. Las conclusiones de cada uno de los grupos de trabajo han sido las siguientes: CONCLUSIONES DEL GRUPO DE TRABAJO SOBRE LOS ESPACIOS ESCOLARES: 1. El espacio escolar debe ser un espacio de participación de toda la comunidad educativa y abierto a la sociedad a la que sirve. 2. El espacio escolar debe ser un espacio social y de socialización del alumno, además de un servicio cultural y de desarrollo de prácticas de ocio saludable. 3. Tanto los centros rurales como los urbanos, deben ser referente y punto dinamizador de la convivencia, la cultura y el deporte de los niños y jóvenes. 4. Es urgente la toma de responsabilidad de los Ayuntamientos de abrir los espacios escolares a los ciudadanos como alternativa al ocio infantil y juvenil en horario distinto del lectivo, como proyecto de prevención de hábitos poco saludables, a través de programas como los de Salud Joven, PIEE, Apertura de Centros Escolares y cualquier otro que en el futuro pueda ponerse en marcha. 5. La coordinación efectiva de todas las administraciones implicadas, debe ser el eje sobre el que se asiente la planificación del mantenimiento, mejora y vigilancia de los centros escolares. 6. En el Ayuntamiento de Zaragoza, es imprescindible el inmediato incremento de las partidas presupuestarias para este fin y elaborar un estudio con los técnicos municipales de la situación actual de los centros, y así planificar y acometer un plan de mejora de los mismos, que en una primera fase cubra las necesidades básicas de los centros escolares con una discriminación positiva según la antigüedad y grado de deterioro de los centros y el entorno social y población a la que atiende. 7. Con respecto a la escuela rural, no solo debe intervenir en la determinación de los presupuestos escolares municipales el número de habitantes, sino que la dotación económica debe responder además a criterios de compensación social y territorial. 8. Se impone la revisión de los actuales CRA en el proceso de comarcalización, para valorar con los equipos directivos y las familias apoyados en los estudios propiciados por la Administración educativa, la continuidad o no de algunos de ellos en función de su eficacia actual. 9. Proponemos la creación de Comisiones mixtas del Departamento de Educación y los Ayuntamientos con participación de las familias y de los quipos directivos, para hacer un seguimiento periódico del estado de conservación de los centros escolares y para que se planifique su mantenimiento y mejora. 10. Exigimos del Departamento de Educación la planificación de nuevos recursos escolares tanto en las zonas urbanas, como en las rurales periurbanas, donde la escasez de plazas escolares públicas se hace patente cada curso generando graves perjuicios en las población y en la calidad de la enseñanza que se imparte en centros masificados y con escasez de espacios. Así mismo es urgente la sustitución de algunos centros escolares actuales que ya no reúnen las condiciones mínimas para garantizar una educación de calidad. 11. Es urgente e imprescindible la entrada en los centros escolares de nuevos profesionales distintos de los docentes, tales como auxiliares de educación especial, asistentes sociales, animadores socioculturales, monitores de tiempo libre, etc. etc. para dar respuesta a todos los retos que la actual sociedad demanda de la escuela, y así poder transformar el espacio escolar en un verdadero espacio de educación integral. CONCLUSIONES DEL GRUPO DE TRABAJO SOBRE TIEMPOS ESCOLARES 1. Las familias no renunciamos a exponer nuestras necesidades y a aportar nuestras reflexiones en la construcción del nuevo modelo de escuela que los nuevos tiempos nos demandan. 2. Es necesario adecuar el horario de los centros educativos y el horario laboral de los padres y madres, teniendo como sujeto fundamental el desarrollo del niño. Por ello la escuela debe estar al servicio de la comunidad y responder a las demandas que la sociedad le reclama priorizando los intereses del alumno sobre cualquier reivindicación laboral o familiar. 3. La escuela debe responder a los cambios sociales producidos en las últimas décadas ampliando sus funciones, como son las tareas de custodia y apoyo a las familias, sobre todo a las menos favorecidas social y económicamente. Para ello es necesario dotar a la escuela de los medios materiales y personales para que esta función no se convierta en “aparcamiento” de niños, sino que tenga garantías educativas y con horarios lo suficientemente amplios para que puedan dar respuesta a los horarios laborales de los padres y madres. 4. La escuela debe incluir en su jornada una formación completa que responda a las expectativas de las familias. El tiempo escolar debe ser el necesario para atender las necesidades de aprendizaje que requiere la educación integral y la diversidad del alumnado. Esto exige una organización móvil y flexible del tiempo necesario para lograr este objetivo. 5. La escuela debe cumplir nuevas tareas más integradoras y compensadoras de desigualdades, ampliando el tiempo escolar para aquellos alumnos que lo precisen. 6. La escuela, en el desarrollo de su función fundamental que es la de crear conocimiento, debe adaptarse a las nuevas tecnologías y métodos de enseñanza que implique el desarrollo de la capacidad crítica y de razonamiento de los alumnos. En la actualidad la enseñanza sigue estando muy encorsetada a través de los libros de texto y la autoridad del maestro ejercida en porciones de tiempo rígidas y en ocasiones poco efectivas. 7. La Administración debe asumir la ampliación de la programación lectiva incluyendo en ella el cómputo de actividades extraescolares y complementarias que contribuyan a la formación global de nuestros hijos, sin que ello vaya en detrimento del tiempo dedicado a su formación lectiva. 8. Los escasos estudios realizados hasta el momento, no documentan las ventajas que puede suponer un cambio de jornada, si no va acompañada de otras medidas complementarias que no se han producido en las comunidades Autónomas donde se ha implantado total o parcialmente la jornada comprimida. Creemos que es aconsejable un horario partido en que los niños dispongan de un tiempo de cambio, de ruptura que les permita descansar y recuperar la atención. 9. Las Asociaciones de Padres de Alumnos (APA), entendemos que no tiene sentido reducir el debate de las nuevas funciones de la escuela y los tiempos escolares, a la simplificación de jornada partida contra jornada comprimida tanto en la escuela infantil y primaria como en la educación secundaria, porque sería más de los mismo. Se hace necesario evitar desigualdades. La jornada escolar necesaria es aquella que dé respuesta a las necesidades propias de la población para la que se diseña. 10. Es necesario un calendario escolar adecuado y adaptado a la comunidad educativa, flexible y que dé cabida a las diferentes fases evolutivas de los alumnos. CONCLUSIÓN Debemos potenciar entre todos la participación de las APA,s y de FAPAR en todos aquellos foros en los que se decidan las actuaciones educativas por parte de cualquier administración o ente social y que afecten en cualquier plano a la educación y el desarrollo de nuestros hijos. La Comunidad educativa debe hacer un esfuerzo de reflexión sobre la adaptación de sus nuevas funciones en los espacios y los tiempos escolares, entendiendo estos espacios como de participación y los tiempos como tiempos de encuentro.