"Balance y retos de la formación continua de maestros en México”

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"Balance y retos de la formación continua de maestros en México”
Germán Cervantes Ayala
Abril 2005
En 2004, en México se puso en marcha un amplio proceso de mejora de los servicios de
formación continua que reciben los profesores de educación básica. Esta decisión fue
impulsada por el pleno de titulares de educación de las 32 entidades federativas del país,
con la convicción de aprovechar y enriquecer la experiencia, infraestructura humana,
material, técnica y de gestión que se ha conformado a lo largo de diez años de operación
ininterrumpida del Programa Nacional para la Actualización Permanente de los
Maestros de Educación Básica (Pronap)
Las transformaciones impulsadas parten de reconocer que:

La docencia es una profesión que requiere de preparación pertinente, es decir, de la
adquisición de un saber especializado, de carácter científico, que propicie la
construcción del conocimiento y la adquisición de un dominio teórico y práctico de los
procesos de enseñanza y aprendizaje.

Para ejercer la docencia se necesitan determinados conocimientos, destrezas y
actitudes (ética profesional) que son resultado de un proceso formativo particular del
profesional de la enseñanza.

La enseñanza reúne cualidades que la constituyen como un campo de actividad
profesional y no sólo como una ocupación laboral.

En la actualidad, los vertiginosos cambios sociales, económicos, científicos,
políticos, culturales y tecnológicos plantean nuevos retos a los docentes, al demandarles
conocimientos y habilidades específicas para las que no fueron formados; sus funciones
se hacen más complejas a medida que cambian las demandas que la sociedad plantea al
sistema educativo. Asimismo, los contextos donde los profesores desarrollan su trabajo
les imponen desafíos específicos y les exigen respuestas particulares, acordes con esas
condiciones y características.

La competencia profesional del docente se manifiesta como capacidad para
enfrentar problemas sobre los cuáles no tiene una solución previa; esa capacidad le
permite actuar con creatividad, responsabilidad y autonomía para enfrentar el desajuste
entre el trabajo prescrito y el trabajo real, para elaborar soluciones sobre la marcha y
tomar decisiones pertinentes.

La autonomía y responsabilidad del docente le exigen una gran capacidad de
reflexión en la acción y sobre la acción, que forma parte del desarrollo permanente de
las competencias y los conocimientos profesionales de cada maestro.

La carrera docente es un proceso integral de fases interrelacionadas. En cada
momento de esa trayectoria, el profesor, a la vez que va adquiriendo una mayor
experiencia y mejores destrezas en el ejercicio de la profesión, demanda también apoyos
específicos para mejorar su formación profesional y su desempeño como docente.
La mejora de los servicios de formación continua se llevará a cabo a través de un
modelo formativo centrado en la escuela y con el aprendizaje como razón de ser.
El modelo se conforma por dos campos de acción: la escuela, con destino a los
colectivos docentes, y fuera de ella, dirigido a los individuos; además cuenta con un
mecanismo de aseguramiento de la calidad: los exámenes nacionales para profesores en
servicio. Se basa en la profundización y fortalecimiento del federalismo educativo, que
adquiere forma en el impulso al diseño y concreción de Programas Rectores Estatales
de Formación Continua, instrumentos para contribuir, desde la actualización y
capacitación de los docentes, a la superación de los problemas educativos de cada
estado.
Los retos por superar
El planteamiento de transitar nacionalmente a un nuevo modelo de formación continua
busca potenciar el gran esfuerzo realizado en el país en esta materia y, sobre todo,
impulsar el avance de la cultura del desarrollo profesional entre las maestras y
maestros, y también en toda la cadena operativa de la educación básica. Este es el reto
central: concebir, diseñar, operar y participar en la formación continua como parte
fundamental del proceso de desarrollo profesional, que abarca toda la carrera de un
docente y responde al imperativo ético de asegurar que los alumnos y las alumnas a su
cargo logran los aprendizajes y la formación necesarios.
Arraigar dicha cultura implica cambiar las condiciones en que se han desarrollado
las acciones de actualización y capacitación. Ante todo, es menester tomar las
decisiones para que, en los hechos, la escuela sea el espacio principal de desarrollo
profesional de los maestros, y coadyuvar, junto con otros esfuerzos, en la constitución
de colectivos docentes que sean el sujeto de la formación y aprendan a tomar
decisiones para incidir juntos en la mejora de sus prácticas de enseñanza y en los
resultados de sus alumnos.
El cambio necesario de condiciones es posible robusteciendo el federalismo educativo,
con una amplia descentralización de las tareas de actualización, convocando a actores
distintos a los tradicionales a la tarea, desarrollando simultáneamente una clara
normatividad nacional y fortaleciendo las competencias de los equipos dirigentes de la
formación continua y de educación básica en los estados.
Sólo en condiciones de federalismo fortalecido será viable atender, de manera
satisfactoria, las muy variadas y heterogéneas necesidades y demandas formativas de los
diversos tipos de maestros y sus contextos laborales. La equidad en la atención a los
docentes persiste como un reto importante. Los profesores más exigidos por la
complejidad de su tarea y más necesitados de apoyo formativo han sido también los
menos atendidos. Regular el diseño de los cursos, definir prioridades en los estados,
fortalecer la función de apoyo técnico pedagógico para asesorar escuelas y colectivos,
prever estrategias compensatorias deberá permitir dar atención formativa sistemática y
adecuada a los maestros de educación indígena y multigrado, a directivos y
supervisores.
Fortalecer y profesionalizar los equipos técnicos estatales, para que desarrollen y
mantengan sus competencias técnicas en permanente desarrollo, es un reto fundamental
para que puedan hacerse cargo de diseñar y poner en marcha las propuestas formativas
que se requieren en su estado, tanto en la escuela como fuera de ella..
Concretar lo anterior implica un reto organizativo importante, una voluntad de
reordenamiento profundo de la manera de operar la formación continua en el país
y en cada entidad federativa para superar la producción dispersa de ofertas formativas
de toda índole y calidad, en las que se ocupan muchos recursos humanos, materiales y
financieros de las secretarías de educación estatales, sin que el resultado para la mejora
de las prácticas de enseñanza se corresponda con el esfuerzo. Se requieren asimismo
instrumentos que permitan ordenar la información dispersa y tomar decisiones
oportunas e informadas.
Un fuerte reto es centrar la acción de los equipos estatales ya no en el diseño de
programas de estudio, como en la década anterior, sino en el proceso de extensión,
seguimiento y evaluación de programas pertinentes y confiados a las instituciones de
formación inicial de maestros y de educación superior para romper la arraigada
endogamia del sistema y abrir horizontes para los profesores.
Seguramente el reto principal es la constitución y dirección por las autoridades
educativas estatales de un servicio de apoyo técnico a la escuela de alta calidad, basado
en las instituciones del sistema educativo mexicano y que las haga confluir en la tarea
de desarrollar acciones coordinadas y relevantes para garantizar a los colectivos
docentes un acompañamiento especializado y continuo no sólo para aprender más sino
para transformar su quehacer.
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