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UNIVERSIDAD DE CARABOBO
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
DIRECCIÓN DE POSTGRADO
DOCTORADO EN CIENCIAS MÉDICAS
ESCUELA DE CIENCIAS BIOMÉDICAS Y TECNOLÓGICAS
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS FISIOLÓGICAS
EFECTO DE LA ATORVASTATINA SOBRE LOS CAMBIOS
MORFOLÓGICOS, FENOTÍPICOS, SEROLÓGICOS Y CITOMÉTRICOS,
DURANTE LA APOPTOSIS INDUCIDA POR ISQUEMIA CEREBRAL
GLOBAL EXPERIMENTAL EN RATAS SPRAGUE DAWLEY
Autor: Carlota Oria de Suárez
Tutor: Dr. José Corado
Valencia, Diciembre de 2008
UNIVERSIDAD DE CARABOBO
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
DIRECCIÓN DE POSTGRADO
DOCTORADO EN CIENCIAS MÉDICAS
ESCUELA DE CIENCIAS BIOMÉDICAS Y TECNOLÓGICAS
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS FISIOLÓGICAS
EFECTO DE LA ATORVASTATINA SOBRE LOS CAMBIOS
MORFOLÓGICOS, FENOTÍPICOS, SEROLÓGICOS Y CITOMÉTRICOS,
DURANTE LA APOPTOSIS INDUCIDA POR ISQUEMIA CEREBRAL
GLOBAL EXPERIMENTAL EN RATAS SPRAGUE DAWLEY
Autor: Carlota Oria de Suárez
Tutor: Dr. José Corado
Trabajo que se presenta ante la Dirección de Estudios Avanzados de Postgrado de la
Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Carabobo para optar al Título de
DOCTOR EN CIENCIAS MÉDICAS
Valencia, Diciembre de 2008
Si encuentras un camino sin tropiezos,
quizás no te lleve a ninguna parte.
Anónim
DEDICATORIA
A Sergio, la otra mitad de mi vida, a quien me unen los más hermosos y
profundos lazos de amor. Ha sabido brindarme su ayuda y su paciencia en todo
momento. Admiro y agradezco su tolerancia y comprensión, ante mis explosivas
manifestaciones de molestia, cuando las cosas no salen del todo bien. Sus palabras de
estímulo siempre están presentes, cada vez que me siento decaída. Sus brazos son el
refugio donde se agotan mis penas y renacen mis alegrías.
A mis hijos Sergio, Rossana y Rossalex, cada uno de ellos representa la
continuación de mi ser y las tres más importantes razones de mi existencia. Les robé
parte de mi tiempo a su lado, para dedicarme, a veces días enteros, al laboratorio y
largas horas pegada a la computadora. Espero sepan comprender mis ausencias y que
el inmenso amor que les tengo pueda compensar, en parte, algunas de ellas.
A mi madre y mi hermana, quienes a pesar de no estar físicamente hoy conmigo,
viven eternamente en mi corazón. Se que estarían orgullosas de mí en estos
momentos, por culminar esta etapa de mi vida, como siempre antes lo estuvieron,
cada vez que lograba alcanzar una nueva meta.
AGRADECIMIENTO
Quiero agradecer en primer lugar a Dios, porque siempre he contado con su
presencia en todos los momentos de mi existencia. Por permitirme culminar otra
etapa de mi vida profesional. Por haberme dado el intelecto suficiente para alcanzar
este nivel académico. Por darme la paciencia para superar todos los obstáculos que
encontré en el camino y, por darme las fuerzas suficientes para levantarme y
continuar sin desfallecer.
Al Dr. José Corado, por sus enseñanzas, sus consejos oportunos, su apoyo
incondicional, su amistad y sobretodo, por la paciencia que tuvo conmigo en estos
años de arduo trabajo. Creo firmemente que no hubiese conseguido un mejor tutor.
A Loida Ponce, pieza fundamental en esta investigación. Fue ella la que me
guió en todo lo referente a la parte experimental, desde hacer cortes histológicos,
inmunohistoquímica, suspensión de células y manejo de todos los instrumentos de
laboratorio. Sin ella, nada de este trabajo hubiese sido posible.
Al Dr. José Ramón López Gómez, artífice del Doctorado en Ciencias
Médicas, casi un padre para cada uno de nosotros; me transmitió siempre un
entusiasmo sin límites, ingrediente espiritual indispensable para concluir esta tesis.
A Cira Bracho, por la confianza que siempre mantuvo en mí y por cada una de
sus palabras, que estuvieron desbordadas de estímulos.
A Mercedes Márquez, cuando parecía que un final sin resultados ni
conclusiones me esperaba a la mitad del camino, apareció ella con su amistad cargada
de palabras alentadoras y oportunas, brindándome apoyo para continuar.
A la Dra Yépez, por su orientación oportuna, la cual siempre estuvo ajustada a
cada una de las experiencias vividas en esta investigación.
Al Dr. Antonio Eblen, por haberme iniciado en la investigación experimental
con ratas. Mis primeros pasos en el estudio de la isquemia cerebral fueron de su
mano.
A Robert Tovar, por su colaboración en las diferentes etapas de esta
investigación
A Marianella Zavala, Lisbeth Silva y Francisco Mendoza, por su ayuda
profesional en el análisis y procesamiento de algunas de las muestras.
A Julie Verzura, por la colaboración que me prestó cada vez que la necesité.
A Adriana, Andrés, Idana y María Eugenia, quienes con su entusiasmo y
dedicación fueron de ayuda en la ejecución de algunas etapas de este estudio.
A Marielena, Robinson y Luis Lara, personal del Departamento de
Farmacología, quienes me dieron su sincera colaboración, sin exigir nada a cambio.
Finalmente, quiero agradecer a todas aquellas personas cuyo nombre se haya
podido escapar de mi mente y, que de una u otra forma colaboraron en alguna de las
etapas de este estudio.
INDICE GENERAL
Dedicatoria..........................................................................................................
vi
Agradecimiento..................................................................................................
vii
Índice General ...................................................................................................
ix
Índice de Fotografias.........................................................................................
xi
Índice de Tablas.................................................................................................
xiii
Índice de Figuras ..............................................................................................
xiv
Resumen .............................................................................................................
xvii
Abstract..............................................................................................................
xviii
Capítulo I: El Problema:
Planteamiento del Problema…………………………………….......
1
Capítulo II: Abordaje Epistemológico……………………………………...
7
Capítulo III: Objetivos de la Investigación………………………………..
8
Capítulo IV: Marco Teórico:
IV.1.- Enfermedades Cerebrovasculares …………………………..
10
IV.2.- Fisiopatología de la Isquemia Cerebral ……………..………
14
IV.3.- Apoptosis................................................................................
19
IV.4.- Apoptosis e Isquemia Cerebral................................................
28
IV.5.- Neuroprotección……………………………………………..
31
IV.6.- Estatinas…………………………………………………......
32
Capítulo V: Bases Legales y Éticas ………………………………………....
38
Capítulo VI: Marco Metodológico
VI.1.- Tipo de Investigación………………………………………..
40
VI.2.- Nivel de Investigación…………………………………….....
40
VI.3.- Obtención y procesamiento de muestras……………………..
41
VI.4.- Estudio de los cambios morfológicos del tejido
cerebral normal e isquémico…………....................................
43
VI.5.- Estudio Inmunohistoquímico de la Expresión
de Fas y FasL………………………………………………..
VI.6.- Análisis Densitométrico de la Expresión de Fas y FasL……..
44
46
VI.7.- Determinación de las concentraciones séricas
de IL-1α y TNFα en suero……………………………………
46
VI.8.- Determinación de Apoptosis por Citometría de Flujo ……….
48
VI.9.- Análisis Estadístico…………………………………………..
50
Capítulo VII: Resultados………………………………………………………
52
Capítulo VIII: Discusión……………………………………………………….
82
Capítulo IX: Conclusiones……………………………………………………..
91
Capítulo X: Recomendaciones………………………………………………..
92
Referencias Bibliográficas…………………………………………………….
94
Anexos…………………………………………………………………………..
112
INDICE DE FOTOGRAFÍAS
FOTOGRAFÍA 1A
Tejido Cerebral de ratas del Grupo Control correspondiente al Asta de Amón.
Tinción Hematoxilina-Eosina. Aumento 100X……….……..………………….
53
FOTOGRAFÍA 1B
Tejido Cerebral de ratas del Grupo Control correspondiente al Asta de Amón.
Tinción Hematoxilina-Eosina. Aumento 400X……..…………..……………….
53
FOTOGRAFÍA 2A
Tejido Cerebral isquémico de ratas Sprague Dawley correspondiente al Asta de
Amón. Tinción Hematoxilina-Eosina. Aumento 100X…………………………..
53
FOTOGRAFÍA 2B
Tejido Cerebral isquémico de ratas Sprague Dawley correspondiente al Asta de
Amón. Tinción Hematoxilina-Eosina. Aumento 400X…………………………..
53
FOTOGRAFÍA 3A
Tejido Cerebral isquémico de ratas sin tratamiento. Área correspondiente al
Asta de Amón. Tinción Hematoxilina-Eosina. Aumento 100X ……….………...
55
FOTOGRAFÍA 3B
Tejido Cerebral isquémico de ratas tratadas con atorvastatina. Área
correspondiente al Asta de Amón. Tinción Hematoxilina-Eosina. Aumento
100X ………………………...…………………………………………………...
55
FOTOGRAFÍA 4A
Tejido Cerebral isquémico de ratas sin tratamiento. Área correspondiente al
Asta de Amón. Tinción Hematoxilina-Eosina. Aumento 400X ……….………...
55
FOTOGRAFÍA 4B
Tejido Cerebral isquémico de ratas tratadas con atorvastatina. Área
correspondiente al Asta de Amón. Tinción Hematoxilina-Eosina. Aumento
400X ……….………………………………………………………………….....
55
FOTOGRAFÍA 5
Control Negativo de la expresión de Fas en tejido cerebral. (400X). Técnica
Avidina-Biotina-Peroxidasa……………………………………………………..
61
FOTOGRAFÍA 6A
Expresión de Fas (CD95) en tejido cerebral del grupo control de ratas Sprague
Dawley. Técnica Inmunohistoquímica de Avidina Biotina Peroxidasa.
(400X)…………………………………………………………………………….
62
FOTOGRAFÍA 6B
Expresión de Fas (CD95) en tejido cerebral isquémico de ratas Sprague
Dawley. Técnica Inmunohistoquímica de Avidina Biotina Peroxidasa. (400X)...
62
FOTOGRAFÍA 7
Expresión de Fas (CD95) en tejido cerebral isquémico de ratas tratadas con
Atorvastatina. Técnica Inmunohistoquímica de Avidina Biotina Peroxidasa
(400X)………………………………………………………………..
64
FOTOGRAFÍA 8
Control Negativo de la expresión de FasL (CD95L) en tejido cerebral de ratas
Sprague Dawley. (400X). Técnica Avidina-Biotina-Peroxidasa…………………
69
FOTOGRAFIA 9A
Expresión de FasL (CD95L) en tejido cerebral de ratas Sprague Dawley del
grupo control. Técnica Inmunohistoquímica de Avidina Biotina Peroxidasa.
(400X)……………………………………………………………………...……..
70
FOTOGRAFIA 9B
Expresión de FasL (CD95L) en tejido cerebral isquémico de ratas Sprague
Dawley. Técnica Inmunohistoquímica de Avidina Biotina Peroxidasa. (400X)...
70
FOTOGRAFÍA 10
Expresión de FasL (CD95L) en tejido cerebral isquémico de ratas Sprague
Dawley tratadas con atorvastatina. Técnica Inmunohistoquímica de Avidina
Biotina Peroxidasa. (400X)……………………………………………..
72
INDICE DE TABLAS
TABLA I
Expresión de Fas (CD95) en tejido cerebral isquémico de ratas sin tratamiento y
tejido cerebral isquémico de ratas tratadas con atorvastatina…………………….
63
TABLA II
Expresión de FasL (CD95L) en tejido cerebral isquémico de ratas Sprague
Dawley sin tratamiento y tejido isquémico de ratas tratadas con atorvastatina….
71
INDICE DE FIGURAS
FIGURA 1
Distribución porcentual de células normales e hipóxicas en tejido cerebral del
grupo control y en tejido isquémico de ratas Sprague Dawley (Grupo
1)…………………………………………………………………………………..
56
FIGURA 2
Distribución porcentual de células normales e hipóxicas en tejido cerebral
isquémico de ratas Sprague Dawley sin tratamiento (Grupo 1) y de ratas
sometidas a tratamiento con atorvastatina (Grupo 2)…………………………….
57
FIGURA 3
Frecuencia relativa de expresión de Fas (CD95) en tejido cerebral del grupo
control y del tejido isquémico de ratas Sprague Dawley………………………...
59
FIGURA 4
Perfil Densitométrico de la Expresión de Fas (CD95) en tejido cerebral del
grupo control y en tejido cerebral isquémico (Grupo 1) de Ratas Sprague
Dawley…………………………………………………………………………….
60
FIGURA 5
Perfil densitométrico de expresión de Fas (CD95) en tejido cerebral isquémico
de ratas sin tratamiento (Grupo 1) e isquémico de ratas tratadas con
atorvastatina (Grupo 2)…………………………………………………………..
65
FIGURA 6
Frecuencia relativa de expresión de FasL (CD95L) en tejido cerebral del grupo
control y en tejido cerebral isquémico de ratas Sprague Dawley…………………
67
FIGURA 7
Perfil Densitométrico de la expresión de FasL (CD95L) en tejido cerebral del
grupo control y en tejido isquémico sin tratamiento (Grupo 1) de ratas Sprague
Dawley……………………………………………………………………………
68
FIGURA 8
Perfil densitométrico del efecto de la atorvastatina sobre la expresión de FasL
(CD95L) en tejido cerebral isquémico de ratas sin tratamiento (Grupo 1) e
isquémico de ratas tratadas con atorvastatina (Grupo 2)…………………………
73
FIGURA 9
Concentraciones séricas de TNF-α e IL-1 α en suero de ratas control, ratas con
isquemia y de ratas con isquemia tratadas con atorvastatina. Expresados en
promedio………………………………………………………………………….
74
FIGURA 10
Efecto de la atorvastatina sobre los cambios necróticos y apoptóticos precoces
en el tejido cerebral de ratas Sprague Dawley. Comparación de los tres grupos
de estudio…………………………………..…………………………………….
76
FIGURA 11
Autofluorescencia del tejido cerebral del grupo control……………………….
77
FIGURA 12
Tejido cerebral del Grupo control. Control Negativo (Anexina)……………..….
77
FIGURA 13
Tejido cerebral del Grupo control. Control Negativo (Ioduro de Propidio)…….
77
FIGURA 14
Distribución porcentual de células apoptóticas en tejido cerebral de ratas
Sprague Dawley del Grupo Control……………………………………………
78
FIGURA 15
Distribución porcentual de células apoptóticas en tejido cerebral isquémico de
ratas Sprague Dawley (Grupo 1)…………………………………………………
79
FIGURA 16
Distribución porcentual de células apoptóticas en tejido cerebral isquémico de
ratas Sprague Dawley tratadas con atorvastatina (Grupo 2)…………………….
79
FIGURA 17
Distribución porcentual de células necróticas en tejido cerebral de ratas Sprague
Dawley del Grupo Control……………………………………………………….
80
FIGURA 18
Distribución porcentual de células necróticas en tejido cerebral isquémico de
ratas Sprague Dawley (Grupo 1)…………………………………………………
81
FIGURA 19
Distribución porcentual de células necróticas en tejido cerebral isquémico de
ratas Sprague Dawley tratadas con atorvastatina (Grupo 2)…………………….
81
EFECTO DE LA ATORVASTATINA SOBRE LOS CAMBIOS
MORFOLÓGICOS, FENOTÍPICOS, SEROLÓGICOS Y CITOMÉTRICOS,
DURANTE LA APOPTOSIS INDUCIDA POR ISQUEMIA CEREBRAL
GLOBAL EXPERIMENTAL EN RATAS SPRAGUE DAWLEY
RESUMEN
La isquemia cerebral, es una patología, muy frecuente en las emergencias
hospitalarias. En su fisiopatología participan eventos que llevan a la necrosis y a la
apoptosis. Estudios reportan, la existencia de fármacos con acciones
neuroprotectoras, que reducen el daño neuronal asociado a la isquemia, mejorando, la
evolución neurológica y calidad de vida del paciente. Entre los medicamentos más
estudiados con estas acciones, se encuentran las estatinas. Se ha dicho, que aumentan
el flujo sanguíneo cerebral, disminuyen el tamaño del infarto cerebral y reducen la
apoptosis en algunos tejidos, no conociéndose con certeza, hasta los momentos, los
mecanismos por los cuales ello ocurre. Objetivos: Determinar los efectos de la
atorvastatina, en los cambios morfológicos, fenotípicos, serológicos y citométricos,
durante la apoptosis inducida, por isquemia cerebral global experimental. Material y
métodos: Ratas Sprague Dawley, machos, fueron distribuidas en tres grupos: Control
(sin isquemia), Grupo 1 (Isquémico sin tratamiento) y Grupo 2, Isquémico tratado
con atorvastatina, 10 mg/Kg/día, v.o., durante dos semanas previas a la inducción de
la isquemia. Se indujo la isquemia cerebral global por paro respiratorio con Dtubocurarina (ip), una vez lograda anestesia profunda con tiopental sódico. Se
tomaron muestras de sangre para determinar citocinas séricas y se extrajeron los
hemisferios cerebrales para estudios morfológicos, inmunohistoquímicos y
citométricos. Resultados: El estudio morfológico mostró que, en tejido isquémico de
ratas tratadas con atorvastatina, el porcentaje de células con signos de hipoxia fue
significativamente menor, que en el tejido isquémico de ratas no tratadas (P=0,023).
Fas y FasL se expresaron en tejido control, esta expresión aumentó en tejido
isquémico, siendo significativamente mayor que en el tejido de ratas tratadas con
atorvastatina (P=0,0003 vs 0,0082 respectivamente). Las concentraciones de IL-1 y
TNF-α no mostraron diferencias significativas entre los tres grupos de estudio. El
estudio citométrico, aún cuando, mostró que el porcentaje de células apoptóticas y
necróticas fue mayor en el tejido isquémico de ratas no tratadas, que en el tejido de
las ratas tratadas con atorvastatina, esta diferencia no fue significativa
estadísticamente. Conclusiones: La atorvastatina disminuyó las alteraciones
morfológicas celulares inducida por la hipoxia, redujo la expresión de Fas y FasL y el
porcentaje de células apoptóticas y necróticas en el tejido cerebral isquémico. Esto
pudiera explicar parte de su efecto neuroprotector. Estos hallazgos permiten
recomendar el uso de la atorvastatina en la prevención de los ataques isquémicos.
Palabras Clave: Isquemia cerebral, apoptosis, necrosis, Fas, FasL, citocinas
proinflamatorias, anexina V.
EFFECTS OF ATORVASTIN ON MORPHOLOGICAL, PHENOTIPIC,
SEROLOGIC AND CYTOMETRIC CHANGES DURING APOPTOSIS
INDUCED BY EXPERIMENTAL GLOBAL CEREBRAL ISCHEMIA IN
SPRAGUE DAWLEY RATS
ABSTRACT
Cerebral ischemia is a very common disease in emergency rooms. Several events that
produce necrosis and apoptosis are involved in its pathophysiology. Recent studies
have shown the existence of drugs with neuroprotective actions that reduce the
ischemic neuronal damage and improve the neurological evolution and the life quality
of patients. Statins are the most studied drugs with neuroprotective effects. It has been
told that statins increase cerebral blood flow, decrease the cerebral infarct volume and
reduce apoptosis in several tissues. Until now, the mechanisms that produce these
effects are not well known. Objetive: To determine the effects of atorvastatin on
morphological, phenotypic, serologic and cytometric changes during apoptosis
induced by experimental global cerebral ischemia. Material and methods: Male
Sprague Dawley rats were distributed in three groups: A Control group (without
ischemia), Group 1 (Ischemic without treatment) and the Group 2, Ischemic treated
with atorvastatin, (10 mg/Kg/day, po), for two weeks before the induction of the
ischemia. Global cerebral ischemia was induced by respiratory arrest with Dtubocurarin (ip) once the deep anaesthesia with sodic thiopental took place. Samples
of blood were taken in order to determine seric cytocin, and the cerebral hemispheres
were extracted in order to do morphological, inmunohistochemical and cytometric
studies. Results: The morphological study showed that the percentage of cells with
hypoxic signs was significantly smaller in ischemic tissue of rats treated with
atorvastatin, than ischemic tissue of rats without treatment (P=0,023). Fas and FasL
were expressed in control tissue. These expressions increased in ischemic tissue and
were significantly greater than in the rat tissue treated with atorvastatin (P=0,0003 vs
0,0082 respectively). The IL-1 and TNF-α concentrations did not show significant
differences between the three groups in study. The cytometric study showed that the
percentage of apoptotic and necrotic cells was greater in the ischemic tissue of rats
without treatment than in the tissue of rats treated with atorvastatina. This difference
was not significant. Conclusions: Atorvastatin decreased the cell morphological
alterations induced by the hypoxia, reduced the Fas and FasL expressions and the
percentage of apoptotic and necrotic cells in ischemic cerebral tissue. This fact may
explains atorvastatin neuroprotective effects, and it allows to recommend atorvastatin
in prevention of ischemic attacks.
Keywords: Cerebral ischemia, apoptosis, necrosis, Fas, FasL, proinflammatory
citocine, annexin V
CAPÍTULO I
EL PROBLEMA
I.1.- Planteamiento del Problema
Las enfermedades cerebrovasculares constituyen una de las principales causas
de muerte y de invalidez permanente en el mundo; 80% de ellas, está representado
por los ataques isquémicos cerebrales (AIC). La isquemia cerebral, es una de las
patologías, que con más frecuencia, afecta a los pacientes que ingresan a las salas de
emergencia hospitalaria. Constituye un problema de salud pública grave, dado que las
complicaciones médicas que puede originar, restringen la participación activa del
individuo afectado, en la vida productiva (1, 2). Un tercio de las personas que padece
esta patología muere durante los 6 primeros meses, y dos tercios de los que
sobreviven, quedan con algún grado de discapacidad (2).
En Venezuela, los ataques isquémicos representan la quinta causa de
mortalidad, de acuerdo al último informe emitido por el Ministerio de Salud y
Desarrollo Social. En Carabobo, para el año 2005, la mortalidad por esta causa
representó 7,97%, siendo el grupo etario más afectado el comprendido entre 45 y 65
años (3). Según las proyecciones que se tienen para el año 2020, la enfermedad
arterial coronaria (EAC) y los AIC ocuparán la primera y cuarta posición
respectivamente en la lista de las principales causas de discapacidad emitida por la
OMS (1).
La mayoría de las investigaciones realizadas sobre la fisiopatología de la
isquemia cerebral, relacionan su etiología, con las complicaciones tromboembólicas,
que ocurren sobre la placa ateroesclerótica o sobre el endotelio expuesto, que
favorece la adhesión de plaquetas y leucocitos (4). Sin embargo; los estudios actuales
se orientan a comprender, de una manera más amplia, los mecanismos intrínsecos
inmunoinflamatorios implicados, que van más allá de la simple comprensión del
evento tromboembólico. Es así como, a través de investigaciones biomoleculares, se
ha podido determinar con bastante precisión los mecanismos inmunopatogénicos que
se suceden en el tejido cerebral isquémico (5).
Los AIC ocurren, principalmente, como consecuencia de una reducción del
flujo sanguíneo cerebral, lo que ocasiona una disminución del aporte de oxígeno y
glucosa al tejido cerebral (2, 6). Estos cambios llevan a la muerte celular de manera
inmediata por necrosis, en el centro del infarto, o tardía en la zona de penumbra
isquémica, lugar éste, donde juega papel principal la apoptosis (6 - 12).
La apoptosis, es un mecanismo de muerte celular, que produce una serie de
cambios morfológicos, diferentes a los que ocurren en la necrosis, sin signos de
inflamación (13, 14). Estos hallazgos, han podido ser evidenciados en diferentes tipos
de tejido, incluyendo el cerebral, durante eventos isquémicos (15).
Adicionalmente, en el área de necrosis, se activan procesos inflamatorios. La
respuesta inflamatoria que se desencadena tras la isquemia del tejido cerebral, está
mediada y modulada por la acción de las citocinas. Las principales citocinas que
intervienen en la inflamación inducida por la isquemia cerebral, son la interleuquina1(IL-1), el factor de necrosis tumoral (TNF), y la interleuquina-6 (IL-6) (16, 17). Las
citocinas, inducen a su vez, la liberación de
quimiocinas, que son de suma
importancia para la quimiotaxis de los leucocitos hacia la región isquémica. La más
importante de las quimiocinas, es la interleucina- 8 (IL-8); cuya principal función es
la de intervenir en el reclutamiento de los neutrófilos (18).
Se ha dicho, además, que durante la isquemia cerebral la producción de
citocinas inflamatorias y la invasión de linfocitos, macrófagos y microglias, pueden
inducir la expresión de Fas (proteína de superficie que actúa como receptor de señales
de muerte) en el tejido (19), el cual, al unirse con su ligando FasL, favorece el
desarrollo de la apoptosis (20, 21, 22).
En los últimos años, se han realizado
numerosos estudios, aclarando
importantes aspectos fisiopatológicos de la isquemia cerebral, que han permitido
avanzar en los estudios de diferentes posibilidades terapéuticas. Es así, como, en los
actuales momentos, existen infinidad de trabajos cuyo objetivo principal, es la
búsqueda de fármacos capaces de prevenir los ataques isquémicos. Desde el punto de
vista médico, es importante señalar que lo ideal, es la profilaxis de los AIC, para
evitar o reducir, así, el alto índice de discapacidad. Sin embargo; la mayoría de las
veces, los AIC son impredecibles, por lo que, se hace prácticamente imposible ejercer
una acción terapéutica profiláctica, salvo en aquellos casos donde el paciente haya
presentado, de inicio, un ataque isquémico transitorio o tenga factores predisponentes
tales como hipertensión arterial, diabetes mellitus, tabaquismo, etc. (1). Es, a estos
últimos grupos de individuos, que están dirigidas las acciones preventivas del médico.
Numerosos estudios científicos reportan, la existencia de fármacos con
acciones neuroprotectoras, que prolongan la vida de las neuronas durante los procesos
isquémicos cerebrales (23) reduciendo, el daño neuronal asociado a la isquemia (9,
24, 25) mejorando así, la evolución neurológica y la calidad de vida del paciente.
Actualmente, entre los medicamentos más estudiados con estas acciones, se
encuentran las estatinas, las cuales tienen, desde el punto de vista experimental, una
acción neuroprotectora, relacionada con sus propiedades antiinflamatorias y
antioxidantes (26.), que son totalmente independientes, de su efecto hipolipemiante
(23, 27, 28). A estas propiedades se les ha llamado “Efecto Pleiotrópico de las
Estatinas” (29, 30, 31).
A pesar de que existen controversias relacionadas, con las acciones de algunas
estatinas en diversos tejidos, donde se ha reportado que algunas son capaces de
inducir apoptosis, como es el caso, de la lovastatina y la simvastatina en las células
musculares lisas vasculares (32) y en miocitos cardíacos de humanos (33). Algunos
autores han informado que, el tratamiento profiláctico con estatinas, aumenta el flujo
sanguíneo cerebral, reduce el tamaño de los infartos cerebrales y mejora la función
neurológica en ratones normocolesterolémicos (34). Adicionalmente, se han
reportado efectos beneficiosos de algunas estatinas, como la atorvastatina, sobre
ciertos eventos que ocurren durante la cascada apoptótica (12). Por otra parte, se ha
demostrado, que la atorvastatina, también, es capaz de reducir la apoptosis (35) en
placas ateroescleróticas (36), en cardiomiocitos (37) y en el tejido cerebral isquémico
(24, 38). Sin embargo, hasta los actuales momentos, no se han identificado con
certeza, los mecanismos por los cuales ello ocurre. Por tal motivo, sería de interés
conocer, como influye el uso profiláctico de la atorvastatina, en la apoptosis durante
la isquemia cerebral.
Por lo anteriormente expuesto, se propuso realizar el presente estudio, con el
fin de determinar los efectos de la atorvastatina, en los cambios morfológicos,
fenotípicos, serológicos y citométricos, durante la apoptosis inducida, por isquemia
cerebral global experimental, en ratas Sprague Dawley.
CAPÍTULO II
ABORDAJE EPISTEMOLÓGICO
La presente investigación está enmarcada en un enfoque Empírico-Analítico,
fundamentado en el Positivismo Lógico y enmarcado en el paradigma cuantitativo.
Está caracterizado por un análisis estructurado y prefijado. Dentro de esta matriz
epistémica, la presente investigación tiene como fin último controlar y explicar los
fenómenos estudiados, buscando la generalización de los hallazgos, haciendo énfasis
en la validez externa y basándose en un análisis estadístico.
CAPITULO III
OBJETIVOS DE LA INVESTIGACION
III. 1.- OBJETIVO GENERAL:
Evaluar el efecto de la atorvastatina sobre los cambios morfológicos,
fenotípicos, serológicos y citométricos
durante la isquemia cerebral global
experimental.
III. 2.- OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
1) Estudiar los cambios morfológicos que induce la hipoxia en el tejido cerebral
de ratas.
2) Determinar el efecto de la atorvastatina en los cambios morfológicos
inducidos por la isquemia en el tejido cerebral de ratas.
3) Evaluar la expresión de Fas y FasL en tejido cerebral del grupo control y en
tejido cerebral isquémico de ratas.
4) Estudiar el efecto de la atorvastatina en la expresión de Fas y FasL en el tejido
cerebral isquémico de ratas.
5) Evaluar cuantitativamente los cambios necróticos y apoptóticos precoces, en
el tejido cerebral isquémico de ratas por citometría de flujo.
6) Analizar el efecto de la atorvastatina sobre los cambios necróticos y
apoptóticos precoces, en el tejido cerebral isquémico de ratas por citometría
de flujo.
7) Determinar las concentraciones séricas de citocinas proinflamatorias (TNFalfa e IL-1) en ratas sin isquemia y sometidas a condiciones de isquemia
cerebral global.
8) Evaluar el efecto de la atorvastatina sobre las concentraciones séricas de
citocinas proinflamatorias (TNF-alfa e IL-1) en ratas sin isquemia y sometidas
a condiciones de isquemia cerebral global
CAPÍTULO IV
MARCO TEORICO
IV.1.- Enfermedades Cerebrovasculares
En el año 400 AC, el padre de la medicina, Hipócrates, reconoció y describió
el accidente cerebrovascular (ACV), como el "inicio repentino de parálisis”. En
aquellos tiempos se le conocía como apoplejía, que significa "ataque violento", en
griego. El término apoplejía no indicaba diagnóstico o causa específica. Los médicos
sabían muy poco acerca de la causa del ACV y la única terapia establecida era
alimentar y cuidar al paciente hasta que, el mismo, siguiera su curso (39, 40).
La primera persona en investigar los signos patológicos de la apoplejía fue
Johann Jacob Wepfer, quien fue el primero en identificar los signos "posmorten" de
la hemorragia cerebral de los pacientes fallecidos de apoplejía. De los estudios de
autopsias obtuvo conocimiento sobre las arterias carótidas y vertebrales que
suministran sangre al cerebro. Wepfer fue, también, la primera persona en indicar que
la apoplejía, además de ser ocasionada por la hemorragia, podría también ser causada
por un bloqueo de una de las arterias principales que suministran sangre al cerebro.
Así pues, la apoplejía vino a conocerse como enfermedad cerebrovascular (41).
La ciencia médica continuó estudiando las causas, los síntomas y el
tratamiento de la apoplejía y confirmaría, con el tiempo, las hipótesis de Wepfer, pero
hasta muy recientemente los médicos podían ofrecer poco en materia de terapia. En
1928 se dividió a las enfermedades cerebrovasculares en dos categorías, basadas en la
causa del problema en los vasos sanguíneos, el accidente cerebrovascular isquémico,
cuando hay un bloqueo de un vaso sanguíneo que suministra sangre al cerebro, y el
accidente cerebrovascular hemorrágico, cuando ocurre un sangramiento (42).
En 1951, Fisher encontró, la relación entre la obstrucción de las arterias
carótidas en el cuello y la isquemia vascular cerebral, afirmando que la trombosis en
la arteria carótida interna, constituía una causa importante de ACV y que el
embolismo cerebral no explicado, podía originarse del material trombótico en la
misma arteria. Fisher también describió la patología en los infartos lacunares, que son
pequeños infartos, generalmente de alrededor de 5 milímetros de diámetro, que se
producen preferentemente en los núcleos grises basales (43).
Durante las dos últimas décadas, los investigadores básicos y clínicos, han
identificado los principales factores de riesgo de los ACV y han formulado técnicas
quirúrgicas y tratamientos farmacológicos, para la prevención de estas condiciones
médicas (39).
Los ACV, en general, ocurren cuando se interrumpe el flujo sanguíneo, en
cualquier área del cerebro, como consecuencia de un proceso patológico en los vasos
sanguíneos: oclusión del lumen por un trombo o émbolo, ruptura del vaso, alteración
de la permeabilidad de la pared vascular o cambios en la calidad de la sangre (6, 44).
El término isquemia, no es sinónimo de hipoxia o hipoxemia, ésta última, se
caracteriza por tensión parcial de oxígeno reducida a los tejidos, aún cuando exista
una perfusión adecuada. La anoxia es la ausencia de oxígeno, a pesar de una
perfusión adecuada. En la isquemia, por su parte, al disminuir el flujo sanguíneo
cerebral, se produce una ausencia de oxígeno y de principios inmediatos, lo que se
acompaña de un inadecuado lavado de metabolitos (45).
Estudios, con animales, han demostrado que, la lesión cerebral se presenta
dentro de unos minutos después de ocurrir una isquemia cerebral y, puede hacerse
irreversible, dentro de un periodo de sólo una hora. En los seres humanos, el daño
cerebral comienza en el momento en que se inicia la isquemia y a menudo continúa,
por días, después de ocurrir la misma (6, 40).
La incidencia de enfermedad cerebrovascular varía, dependiendo de las
poblaciones estudiadas; se presenta más en hombres, en población de raza negra, y
aumenta exponencialmente con la edad (46-50).
En Latinoamérica se reporta una incidencia para enfermedad cerebrovascular
entre 0,89-1,83/1.000 (50, 51, 52, 53).
En nuestro país, los ataques isquémicos cerebrales (AIC) representan la cuarta
causa de morbimortalidad, según el último informe del Ministerio de Salud y
Desarrollo Social (3). Por otro lado, las cifras de prevalencia de enfermedad
cerebrovascular reportadas en Latinoamérica, están en un rango de 1,7 a 6,5/1.000
(50, 52, 53).
Es importante resaltar que la enfermedad cerebrovascular es la tercera causa
de muerte en países desarrollados después de la enfermedad coronaria y el cáncer (54,
55) y se ha estimado que entre 10% y 40% de los pacientes mueren antes de recibir
atención médica (50). La curva de mortalidad secundaria a enfermedad
cerebrovascular ha mostrado una tendencia a disminuir en los últimos años. La caída
en la tasa de mortalidad llega hasta 7% en los países desarrollados, comportamiento
que no se ha observado en países Latinoamericanos en desarrollo (54). La
disminución en las curvas de mortalidad en los últimos años en los países
desarrollados, puede explicarse por los avances en el cuidado y tratamiento
inmediato, de las personas con enfermedad cerebrovascular y por la intervención de
medidas de prevención y control sobre los factores de riesgo (54).
Hoy en día, las enfermedades cerebrovasculares son una de las primeras
causas de discapacidad y mortalidad en el mundo. El ataque isquémico representa
aproximadamente 80% de los casos. Los estudios que se han realizado en los últimos
años, han tratado de identificar los mecanismos de daño celular producidos por la
isquemia, demostrándose que, durante ella, se desencadenan una serie de cambios
bioquímicos y fisiológicos que causan daño a la célula y llevan a la muerte celular.
(56).
El consumo de O2 cerebral normal es, en promedio, de 3,5 ml/100 gr de tejido
cerebral/minuto, principalmente destinado a elaborar ATP, para lo cual son utilizados
aproximadamente 31 M de glucosa/100 gr de tejido/min. Normalmente, estos
requerimientos son cubiertos por el flujo sanguíneo cerebral medio (FSC) cuyo valor
es aproximadamente 50 a 60 ml/100 gr de tejido/min (57, 58), lo que en un cerebro
adulto de 1700 gr de peso equivale a 500 – 700 al/min y representa 15 a 20% del
volumen minuto cardíaco (59).
IV.2.- Fisiopatología de la Isquemia Cerebral
Lo primero que ocurre en un AIC es la reducción del FSC, cuando éste
desciende, a menos de 20 ml/100gr/min, se produce un cierto grado de isquemia, que
puede provocar un déficit neurológico reversible si ocurre la reperfusión, en menos
de 20 minutos. Pero, si el flujo desciende a menos de 10 ml/100 gr/min, ocurre una
necrosis y por lo tanto un déficit neurológico, que será irreversible (60). El área
cerebral que funciona con un aporte de flujo entre 10 y 20 ml/100 gr/min se denomina
Penumbra Isquémica y es potencialmente recuperable si se reestablece la presión de
perfusión (6, 61-64).
El concepto de penumbra, ha tenido gran impacto clínico, debido a que se
trata de una zona potencialmente viable, en la que la integridad de la membrana
celular se preserva y puede ser rescatada de la necrosis. Lógicamente, el periodo
durante el cual la penumbra persiste, representa una ventana potencial de oportunidad
terapéutica, que depende fundamentalmente de la severidad de la isquemia, del FSC
proveniente de colaterales, de la vulnerabilidad selectiva del tejido neuronal afectado
y de factores sistémicos, tales como la glucemia, la presión arterial sistémica y la
temperatura corporal. (65, 66).
Al ocurrir la isquemia, en cuestión de segundos, se produce depleción del
metabolismo aeróbico, cesando la fosforilación oxidativa y por lo tanto, la única vía
de producción de ATP será la Glicólisis Anaerobia, sin embargo esta vía no es
adecuada para la función
cerebral normal. (57). Al ocurrir la hipoxia y la
consecuente desviación del metabolismo a la vía anaerobia, se producirá una gran
cantidad de ácido láctico y de CO2, lo que produce una acidosis (67).
Como consecuencia de la depleción de ATP, va a ocurrir una alteración de la
bomba sodio-potasio, con la consiguiente despolarización de la membrana neuronal,
que lleva a una salida de potasio al exterior de la célula y la entrada de iones sodio y
calcio. El aumento del sodio intracelular atrae agua y cloro, aumentando la
despolarización celular (6, 64, 68), favoreciendo la formación de un edema
citotóxico, que afecta a las neuronas y especialmente a las células de la glia (57).
El calcio juega un papel importante en la regulación de muchas vías
enzimáticas, de las cuales 4 tienen gran importancia en el intento de explicar los
efectos citotóxicos mediados por el calcio, ellas son: fosfolipasas, proteasas,
proteinquinasas y fosfatasas activadas por el calcio. Sin embargo, su incremento
intracelular durante la isquemia produce daño mitocondrial y desacopla la
fosforilación oxidativa con la consiguiente depleción de ATP, impidiendo a su vez la
recuperación mitocondrial (57). Además de lo anterior, el aumento del calcio
intracelular condiciona la expresión de varios genes de respuesta inmediata (6, 64).
La producción de inositol trifosfato (IP3) induce la
liberación de Ca++ de los
depósitos intracelulares. La sobrecarga de Ca++ intracelular combinado al exceso de
Diacilglicerol (DAG) activa enzimas como la proteinquinasa C (PKC), capaz de
aumentar la sensibilidad celular, tanto al glutamato, como a otros estímulos
excitatorios. La continua liberación intracelular de Ca++ dispara la liberación de
glutamato y por ello se extiende la cascada tóxica a otras células (63, 64).
La activación de la fosfolipasa A2 como consecuencia del aumento del calcio
intracelular provoca la descomposición de los fosfolípidos de la membrana y la
liberación de ácidos grasos de la célula. La pérdida de fosfolípidos altera la
permeabilidad de la membrana al calcio, con lo cual el deterioro es aún mayor. Los
ácidos grasos libres desacoplan la fosforilación oxidativa; altas concentraciones de
ácidos grasos promueven también la liberación de Glutamato
e impiden su
recaptación, además de inhibir la ATPasa Na+ /K+ e inducir la formación de edema
tisular (64).
Las fosfolipasas activadas por el calcio actúan sobre los fosfolípidos que
forman parte de la membrana celular transformándolos en ácido araquidónico, este
ácido, por efecto de las monooxigenasas (lipooxigenasa y ciclooxigenasa), es el
precursor de varios compuestos activos como son: las prostaglandinas (PG), los
leucotrienos (LT) y tromboxanos (TX). Además, se producen radicales libres como,
Hidroxilo (OH-), Peróxido de Hidrógeno (H2 O2) y Superóxido (O2-), subproductos
metabólicos que, finalmente, desembocan en la muerte neuronal (57, 64). Estos
radicales libres, producen daño a los ácidos nucleicos por ruptura de las cadenas y
modificación de las bases. Además del daño neuronal, los radicales libres también
pueden afectar el tejido vascular, produciendo daño al endotelio, ruptura de la barrera
hematoencefálica y edema vasogénico. También se ha demostrado, que estos
compuestos, estimulan la liberación de glutamato (6).
En la evolución de una isquemia cerebral, la muerte neuronal puede ocurrir de
manera inmediata, por necrosis, en el centro del infarto o, tardía, en la zona de
penumbra isquémica, en la cual participarían los procesos de apoptosis (56, 69, 70).
La apoptosis es un mecanismo de eliminación de células en el cual se produce una
serie de cambios morfológicos diferentes a los que ocurren en la necrosis. Durante la
misma, los fragmentos celulares que se forman, son rápidamente fagocitados por
neutrófilos, macrófagos y células dendríticas, los cuales no se activan durante el
proceso y, por lo tanto, no producen fenómenos inflamatorios en los tejidos vecinos.
Por el contrario, en la necrosis, la célula sufre una agresión generalmente súbita y
experimenta cambios morfológicos importantes, produciéndose finalmente, una
respuesta inflamatoria (13).
La inflamación, tras la isquemia cerebral aguda, es un hecho conocido desde
hace varias décadas, aunque se desconocían sus implicaciones fisiopatológicas (7,
71). El conocimiento de algunos de los mecanismos básicos de la inflamación, como
la liberación de citocinas y quimiocinas, o la migración y posterior adhesión de los
leucocitos al endotelio vascular (16), ha permitido llevar a cabo en estos últimos años,
diferentes estudios, a través de los cuales se ha podido evaluar, la repercusión de
estos mecanismos en la fisiopatología de la isquemia cerebral aguda (71).
La respuesta inflamatoria que se desencadena, tras la isquemia del tejido
cerebral, está mediada y modulada por la acción de las citocinas. La isquemia aguda
provoca una alteración del intercambio iónico a través de la membrana neuronal por
el fallo energético de la bomba NA+/K+, ocasionando aumento de calcio intracelular,
con liberación de ácidos grasos libres y leucotrienos. Estas sustancias parecen ser las
responsables de inducir la expresión de las citocinas en las neuronas y en las células
gliales. Las principales citocinas que intervienen en la inflamación inducida por la
isquemia cerebral son: la interleucina-1(IL-1), el factor de necrosis tumoral (TNF), y
la interleucina-6 (IL-6) (16, 17).
Las citocinas, inducen la liberación de quimiocinas, que son de suma
importancia para la quimiotaxis de los leucocitos hacia la región isquémica. La
quimiocina más importante es la interleucina- 8 (IL-8); cuya principal función es la
de intervenir en el reclutamiento de los neutrófilos, y su liberación es inducida por la
IL-1 y el TNF. En pacientes con infarto cerebral se ha observado un aumento de sus
niveles plasmáticos durante las primeras 24 horas (18). El daño isquémico cerebral
se exacerba por la infiltración leucocitaria y la formación de edema vasogénico (72,
73).
IV.3.- Apoptosis
Poco después del descubrimiento de las células, la muerte celular comenzó a
considerarse como un fenómeno fisiológico importante durante del desarrollo del
organismo.
Las primeras observaciones de muerte celular fisiológica fueron
desarrolladas, en la metamorfosis de anfibios, por Vogt, en 1842. Posteriormente, se
realizaron las mismas descripciones en otros tejidos en desarrollo, tanto de
invertebrados como de vertebrados (74). El concepto de muerte celular programada
fue dado por Lockshin y Williams, en 1964 (75), al describir la muerte de células que
ocurría como evento programado durante el desarrollo del organismo. En 1972, Kerr,
Wyllie y Currie, publicaron un artículo pionero, describiendo una forma de muerte
celular, a la que denominaron apoptosis, y establecieron las diferencias entre este tipo
de muerte y la necrosis, haciendo la primera descripción morfológica, de los cambios
que ocurren en la célula apoptótica asociados con la muerte celular. Según estos
autores, la muerte por apoptosis respondía a un programa de muerte intracelular, que
podía ser activado o inhibido por una variedad de estímulos tanto fisiológicos como
patológicos (76).
La apoptosis es un proceso fisiológico, en la mayoría de los casos, controlado
genéticamente, en el que determinadas células dirigen su propia muerte en beneficio
del organismo. El término apoptosis deriva del griego apo (fuera de) y ptosis
(cayendo). (76, 77).
En la década de los 80, se describe la participación de la apoptosis en procesos
patológicos y fisiológicos (78). Para 1982, se publicaron los estudios genéticos en el
nemátodo caenorhabditis elegans, en los que se describieron, los genes encargados
del control y la ejecución de la apoptosis en dicho organismo y gracias a la
homología, que existe entre este gusano con los organismos superiores, los estudios
de apoptosis han sido tomados como referencia para otros organismos (79). Durante
los años 90, la apoptosis, se convirtió en uno de los principales tópicos de estudio
dentro de la biología. En la actualidad, se ha demostrado que las alteraciones en la
apoptosis, son un mecanismo fundamental para el desarrollo del cáncer (78) y ha sido
implicada en la etiología y evolución de muchas enfermedades, en las que la
apoptosis, puede participar de dos maneras: ya sea por aumento de la supervivencia
celular, en aquellos casos donde existe una inhibición de la apoptosis, tal es el caso
del cáncer, como se mencionó anteriormente, enfermedades autoinmunes,
enfermedades inflamatorias, etc; o en enfermedades en las que ocurre un incremento
de la muerte celular apoptótica, como se observa en el SIDA, enfermedades
hematológicas y neurodegenerativas, como el Alzheimer (80) y la esclerosis múltiple
(81), y enfermedades por daño tisular entre las que se incluye a los accidentes
cerebrovasculares (82).
Todas las células del organismo están programadas para destruirse por
apoptosis, ya sea porque hubiesen completado sus funciones, porque hayan sufrido un
daño en su material genético o porque les falten las señales que las mantengan en
plena actividad funcional. La muerte celular programada es un proceso esencial
durante el desarrollo del sistema nervioso, permitiendo la selección de poblaciones
neuronales adecuadas y el refinamiento de las conexiones (67). Es desencadenada por
señales celulares controladas genéticamente. Estas señales pueden originarse en la
célula misma o proceder de la interacción con otras células. La apoptosis contribuye a
dar la forma a los órganos durante la morfogénesis y elimina células
inmunológicamente autorreactivas, células infectadas y las genéticamente dañadas,
cuya existencia es potencialmente dañina para el hospedador (77). En el cerebro,
contribuye a la muerte neuronal durante el desarrollo (83).
Las células que sufren apoptosis, experimentan cambios muy distintos a las
que sufren necrosis. En la apoptosis, destacan las alteraciones morfológicas del
núcleo frente a las del citoplasma, a la inversa de lo que ocurre en la necrosis, en
general, y los organelos permanecen inalterados, incluso hasta la fase en que aparecen
los cuerpos apoptóticos (77, 84, 85, 86).
La necrosis, por su parte, es una forma de muerte celular que resulta de un
proceso pasivo, accidental y que es consecuencia de la destrucción progresiva de la
estructura celular, con alteración irreversible y definitiva de la función normal,
siempre de manera patológica, y nunca regulada. Este daño, es desencadenado por
diversos factores como la isquemia, temperaturas extremas y traumatismos mecánicos
y también por diversas enfermedades, agentes infecciosos, carencia de oxígeno, etc.
(85).
Las células que mueren por necrosis, se edematizan, como consecuencia de un
desequilibrio hídrico e iónico, quedando alterada toda su estructura, y produciéndose
la ruptura de la membrana celular. El resultado de esta ruptura es la liberación de
enzimas intracelulares nocivas, que destruyen las células circundantes. En el proceso
necrótico se observan pocas alteraciones del núcleo. Por otro lado, los macrófagos
circulantes y otros glóbulos blancos convergen en las células necróticas, e ingieren
los restos celulares derivados de dicha ruptura celular, de tal manera que se produce
una respuesta inflamatoria. Esta participación de los glóbulos blancos generalmente
lesiona también el tejido vecino sano (85).
Entre los cambios morfológicos que se observan en la apoptosis se pueden
mencionar: a) Ausencia de edema celular, b) Retracción del citoplasma de las
células, y disminución del volumen celular, apartándose de sus vecinas. c) La
superficie celular adquiere un aspecto vesiculado, pero no se rompe la membrana, de
modo que no se dispersan los productos tóxicos. d) Condensación de la cromatina
formando acúmulos cerca de la membrana nuclear; los cromosomas y el genoma se
dividen en trozos regulares; el ADN se fragmenta en segmentos que son múltiplos
aproximadamente de 1856 pb, debido a una hendidura especial que existe entre los
nucleosomas. En este momento, las células apoptóticas son ingeridas por células
cercanas sin que se produzca respuesta inflamatoria e) Las células no ingeridas
sufren una desintegración del núcleo y la célula se divide en numerosos cuerpos
apoptóticos, que contienen una o varias piezas nucleares y mantienen la integridad de
la membrana plasmática, y cuyos organelos se mantienen intactos (67, 85).
A diferencia de la apoptosis, en la necrosis no existen marcadores de
superficie o bioquímicos que puedan ser identificados (67) y sólo puede distinguirse
por la ausencia de parámetros apoptóticos (activación de caspasas, liberación de
citocromo c y fragmentación oligonucleosomal del ADN) y de marcadores de cinética
diferencial tales como exposición de la fosfatidilserina y permeabilización de la
membrana celular (85).
Tanto la necrosis como la apoptosis, pueden combinarse en situaciones de
muerte celular masiva, cuando la cantidad de células a eliminar excede la capacidad
de fagocitosis por células vecinas, lo que determina que los restos de células
apoptóticas se acumulen y sean degradadas por un proceso denominado necrosis
secundaria (67).
La apoptosis puede ser dividida en tres fases:
a) La primera fase es la de iniciación, en la cual la célula recibe el estimulo
que la conduce a la muerte. Puede ser desencadenada por diferentes señales intra o
extracelulares. Las primeras son, en muchos casos, originadas por estrés biológico, el
cual provoca la liberación de citocromo C de la mitocondria (vía intrínseca), mientras
que algunas de las señales extracelulares, desencadenan el proceso apoptótico, al
unirse a su ligando, presente en la membrana plasmática de la célula blanco (vía
extrínseca). La vía extrínseca puede ejemplificarse, con la señal proapoptótica que se
desencadena por la unión de Fas con su ligando FasL (CD95L). El Fas (CD95/Apo-1)
es miembro de la superfamilia del receptor de Factor de Necrosis Tumoral (TNF) y su
activación lleva a la formación de un complejo de señales inductoras de muerte
asociadas a la membrana (87). FasL (CD95L) es un trímero que al unirse con Fas
(CD95 o APO-1) induce la trimerización de éste. La vía intrínseca o mitocondrial se
activa por estrés, y otras señales que provocan la translocación a la mitocondria de
miembros proapoptóticos. Lo anterior provoca la liberación de citocromo C al citosol,
lo cual se acompaña de pérdida del potencial de membrana mitocondrial y
desestabilización de la membrana externa de la mitocondria. En el citosol, el
citocromo C se une a Apaf-1 en presencia de ATP y forma el complejo conocido
como apoptosoma, que activa a la pro-caspasa 9, la cual puede activar a las caspasas
3, 6 y 7. Estas son las principales responsables de los cambios morfológicos y
bioquímicos que ocurren en la célula apoptótica ya que entre sus sustratos se
encuentran proteínas del citoesqueleto, de la membrana nuclear y las encargadas de la
reparación del DNA entre otras. (88). En otras palabras se degradan los ácidos
nucleicos y hay más cambios en la membrana celular. Los cuerpos apoptóticos son
fagocitados por macrófagos impidiendo la salida del contenido celular al exterior y
evitando inflamación. En esta fase se activan las endonucleasas que se encargan de
fragmentar el DNA; además se producen cambios marcados en el citoesqueleto, y se
condensa la cromatina (88).
b) La segunda o fase de ejecución, se dan la mayor parte de los cambios
morfológicos y bioquímicos característicos de la apoptosis. La célula que ha recibido
una señal apoptótica, pierde contacto con las células vecinas y el citoplasma se
contrae provocando una disminución en el tamaño celular. Los organelos
citoplasmáticos permanecen intactos, sin embargo, en la mitocondria se dan cambios
como la reducción del potencial transmembrana, el desacoplamiento de la cadena de
transporte de electrones para la síntesis de ATP y el incremento en la generación de
especies reactivas del oxígeno. En etapas posteriores, la cromatina se condensa y se
fragmenta. Finalmente, la célula genera un número variable de vesículas de diferentes
tamaños (cuerpos apoptóticos) rodeados de membrana plasmática íntegra, que
contienen parte de la cromatina y de los organelos celulares (88).
c) Por último, en la fase de eliminación, los restos celulares son degradados
por los macrófagos y células adyacentes. (13, 88).
Para el estudio de la apoptosis se han desarrollado numerosas técnicas. Entre
ellas, las más importantes son:
1) La microscopía óptica y electrónica son las dos técnicas más clásicas, para la
búsqueda de los cambios morfológicos de las células apoptóticas. Permite una
detección temprana de la apoptosis, pero son poco útiles a la hora de
cuantificar la magnitud del fenómeno. (78, 82).
2) Estudio de la fragmentación del ADN en geles de agarosa, que permite
observar el patrón en escalera del ADN degradado y cuantificar la proporción
de células apoptóticas (78, 82).
3) Detección de degradación de ADN en células individuales por medio del
marcaje del ADN. Método muy utilizado, llamado técnica del TUNEL
(transferase-mediated dUTP nick end-labeling), que se puede utilizar tanto
para la detección por citometría de flujo, como por microscopía. Esta técnica
permite determinar, tanto en forma temprana como tardía, la fragmentación de
ADN en células individuales y conocer la proporción de células que está
muriendo por apoptosis en un determinado momento; sin embargo, tiene el
problema de que las células pueden ser removidas por fagocitosis antes de que
se presente la degradación del ADN y por otra parte, no permite distinguir las
células que mueren por apoptosis, de aquellas células que durante la necrosis
también presentan degradación del ADN, por lo que siempre se sugiere que
se complemente este estudio con otra técnica. (78).
4) Detección de la activación de caspasas. La activación de la caspasa 3 se
utiliza como marcador temprano de apoptosis. Presenta la ventaja de que es
un evento que tiene alta correlación con la inducción de la apoptosis, por lo
que no existe la incertidumbre presente en otros marcadores en los que su
presencia o ausencia no son determinantes en el proceso de muerte celular
programada (78).
5) Evaluación de la simetría de la membrana celular. Un evento temprano que se
presenta en la apoptosis es la pérdida de la simetría de la membrana
citoplasmática. Se sabe que durante la apoptosis la integridad de la membrana
se mantiene, lo que significa que la característica de semipermeabilidad está
presente, sin embargo, se presentan cambios en su simetría. En este sentido,
uno de los eventos tempranos en apoptosis es la exposición de fosfatidilserina
hacia el exterior de la membrana celular.
Para detectar la presencia de
fosfatidilserina en el exterior de la membrana se utiliza la anexina V, la cual
es una molécula que no es capaz de difundir a través de la membrana intacta y
que tiene una alta afinidad por la fosfatidilserina, por lo que las células que se
encuentren marcadas con anexina V, serán aquellas que se encuentran en
apoptosis. La detección de anexina V, por citometría de flujo, se puede
acompañar de una tinción con ioduro de propidio, lo que nos permitirá saber
si la integridad de la membrana se ha perdido. Esto permite conocer si la
célula se encuentra en una etapa temprana de muerte celular, o si se encuentra
en una etapa tardía, en la cual ya se encuentra presente la necrosis secundaria
(78, 89).
IV.4.- Apoptosis e Isquemia Cerebral
La isquemia cerebral focal ocasiona una necrosis, en el centro del infarto y la
activación de vías de señales complejas, para la muerte y supervivencia celular, en el
área de la penumbra. Recientes estudios han demostrado la activación de las vías
intrínseca y extrínseca de la muerte celular mediada por caspasas, así como también,
la activación de la vía de señalización independiente de caspasa, durante la isquemia
(12).
Se ha demostrado un aumento de la expresión de Fas y FasL después de
una isquemia cerebral focal, así como también, un aumento de la expresión de
caspasa 1, 3, 8 y 9 y clivaje de la caspasa 8, en el área de la penumbra (12). En el año
1999, Martin-Villalba y Cols (90) observaron modelos de muerte neuronal, inducida
por isquemia, en cerebros de ratas, tanto in vivo como in vitro, y constataron que en
las áreas isquémicas con muerte celular por apoptosis, se expresaban FasL (CD95L) y
TNF (TRAIL). Por otra parte, también demostraron que al añadir proteínas
recombinantes de Fas y TNF a neuronas in vitro, se les inducía apoptosis. Se ha
dicho, que la producción de citoquinas inflamatorias e invasión de linfocitos,
macrófagos y microglias, durante la isquemia cerebral, pueden inducir la expresión de
mediadores de apoptosis, tales como la molécula Fas (19).
Una publicación realizada por Padosch y Cols en 2003 (22), respalda los
resultados obtenidos por los investigadores anteriormente citados, al destacar el
posible rol que tiene el sistema Fas/FasL en el daño luego de una isquemia cerebral
global total. Como resultado obtuvieron que la expresión de ambas proteínas fue alta
en los tejidos estudiados, con diferencias sólo en el tiempo que se mantuvieron
expresadas.
La activación de la vía intrínseca (mitocondrial) de la apoptosis, después de
una isquemia focal es disparada por la translocación de Bax y la competencia con
Bcl-2 y otros miembros de la familia Bcl-2 en la membrana mitocondrial, la cual es
seguida por la liberación de citocromo C en el citosol (12, 13). La liberación de
citocromo C en el citoplasma de las células se ha observado, tanto en isquemia
cerebral reversible, como en la permanente y podría disparar la muerte celular por
apoptosis, proceso que probablemente contribuya a la expansión de la lesión
isquémica (91). Estudios previos han demostrado que la sobreexpresión de Bcl-2
reduce el tamaño del infarto; Bcl-2 protege contra la muerte apoptótica y necrótica
inducida por varias lesiones cerebrales (92). El citocromo C se une a Apaf-1 y dATP
reclutando y clivando a la procaspasa 9 en el apoptosoma. Tanto la caspasa 8 como la
caspasa 9 activan a la caspasa 3, entre otras caspasas, la cual a su vez cliva a varios
substratos. La caspasa 3 es la principal proteasa efectora de muerte celular en el
sistema nervioso del adulto y el neonato (93). La inhibición de la caspasa 3, reduce el
tamaño del infarto (12).
Teniendo en cuenta la fisiopatología de la isquemia cerebral se pueden
plantear tres posibles estrategias terapéuticas orientadas a minimizar las
consecuencias del accidente cerebrovascular isquémico: 1) incrementar las reservas
energéticas de las células (tratamiento profiláctico exclusivamente) (25), 2)
minimizar el daño restableciendo la perfusión lo antes posible (terapias trombolíticas)
(70), y 3) neuroprotección propiamente dicha. (25).
IV.5.- Neuroprotección
La neuroprotección, en tèrminos generales, es una estrategia de tratamiento
cuyo objetivo fundamental es reducir la vulnerabilidad intrínseca del tejido cerebral a
la isquemia (15, 66, 94).
En los últimos años, se ha progresado de forma importante, en el
conocimiento de sustancias que actúan en diferentes puntos de la cascada, que
conllevan a la muerte por necrosis o por apoptosis y que interfieren con estos
procesos, prolongando la vida de la neurona (70, 95, 96). Muchas de estas sustancias
han demostrado una considerable eficacia, en diversos modelos animales de isquemia
cerebral, especialmente reduciendo el tamaño del infarto. Estos compuestos parecen
promisorios como neuroprotectores y son el objeto de estudio en animales de
experimentación y ensayos clínicos en el humano (6).
Se han definido varios niveles de neuroprotección, aquella que se produce
cuando se utiliza un fármaco que incrementa la resistencia de la neurona al daño
isquémico, hipóxico, excitotóxico o metabólico, se denomina Neuroprotección
Primaria. La Neuroprotección Secundaria se refiere a la intervención farmacológica
que interfiere con los procesos patogénicos que se desencadenan después de que se ha
instaurado la lesión isquémica, hipóxica, excitotóxica o metabólica. Estos procesos
más tardíos son responsables de la muerte neuronal de forma necrótica o apoptótica y
finalmente cuando lo que se busca es potenciar la capacidad de recuperación del
tejido nervioso previamente lesionado, se habla de Neuroprotección Terciaria (25).
En los actuales momentos existen infinidad de trabajos cuyo objetivo principal
es la búsqueda de fármacos capaces de prevenir los ataques isquémicos (97, 98).
Entre los medicamentos que más han sido estudiados se encuentran las estatinas, las
cuales tienen, desde el punto de vista experimental, un efecto neuroprotector,
relacionado con sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes (23, 27, 99). Estas
acciones descritas para las estatinas son totalmente independientes de su acción
hipolipemiante.
IV.6.- Estatinas
Las estatinas son un grupo de fármacos, análogos del ácido mevalónico, que
producen una potente inhibición competitiva y reversible de la Hidroxi-MetilGlutaril-Coenzima A (HMG-CoA) reductasa, enzima que limita la síntesis endógena
del colesterol. Reducen así, la síntesis celular de colesterol y los niveles circulantes de
lipoproteínas de baja densidad (LDL). Las células responden a esta reducción,
aumentando la expresión, en el hígado, de los genes que codifican la HMG-CoAreductasa, por lo que la síntesis de colesterol disminuye, aumentando la captación
hepática de LDL y de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL). Por otra parte, las
estatinas también reducen la degradación de dichos receptores, por lo que hay una
disminución de los niveles plasmáticos de ambas lipoproteínas. (24, 59, 100).
Las estatinas al bloquear la colesterogénesis en el hígado, conducen a un
aumento de la expresión del gen que codifica para receptores de LDL. Como reacción
al contenido reducido de colesterol libre dentro de los hepatocitos, las proteínas de
unión del elemento regulador de esteroles, unidas a membrana, se desdoblan por
medio de una proteasa y se traslocan hacia el núcleo. A continuación el elemento con
capacidad de respuesta a esterol del gen que codifica para receptores de LDL se une a
los factores de transcripción, lo cual aumenta ésta última e incrementa finalmente la
síntesis de dichos receptores. También se reduce la desintegración de receptores de
LDL. El mayor número de receptores de LDL sobre la superficie de hepatocitos da
por resultado aumento de la eliminación de LDL desde la sangre, lo que disminuye
las concentraciones de colesterol de lipoproteínas de baja densidad. Algunos estudios
sugieren que las estatinas, también pueden reducir las concentraciones de LDL, al
aumentar la eliminación de precursores de LDL, como las VLDL y las lipoproteínas
de densidad intermedia (IDL) y al disminuir la producción hepática de VLDL (59,
101).
Estudios en ratas, han revelado que las estatinas tienen un efecto
neuroprotector
(102) y son capaces, de reducir el tamaño del infarto cerebral,
después de una oclusión temporal de la arteria cerebral media (24, 38). Este
mecanismo neuroprotector no es dependiente de la reducción de colesterol sino del
aumento de la actividad de la sintetasa de óxido nítrico endotelial (23, 24, 34, 103).
Algunas investigaciones han demostrado que estos fármacos aumentan el flujo
sanguíneo cerebral (34), reducen el riesgo de ataques isquémicos en sujetos con altos
niveles de colesterol (24, 26, 104, 105) con una reducción de riesgo relativo del 21%
(106) y, mejoran la función neurológica de los ratones normocolesterolémicos (34).
Chaturvedi y cols, en 2008 (107) demostraron que la atorvastatina, reducía el
riesgo de ataques isquémicos transitorios y, de cualquier otro evento arterial
coronario, en pacientes ancianos. Iguales hallazgos, fueron reportados por Amarenco
y cols en 2006 (108), para otros grupos etarios. Otros estudios han reportado que las
estatinas, no sólo reducen el riesgo de ocurrencia, de los ataques isquémicos, en
pacientes con alto riesgo (109, 110), sino también el riesgo de recurrencia de dichos
ataques (111, 112). Investigaciones con doppler transcraneal han demostrado que las
estatinas son capaces de mejorar la hemodinámica cerebral (113).
Las estatinas pueden reducir la respuesta inflamatoria en el cerebro y, sus
propiedades antioxidantes pueden conferir neuroprotección adicional (102). La
lovastatina inhibe la activación de la óxido nítrico sintetasa inducible y de citocinas,
Factor de Necrosis Tumoral  e Interleucina-1, en macrófagos, microglias y
astrocitos de ratas. La reducción de la respuesta inflamatoria, puede ser importante en
la isquemia cerebral, donde la sintetasa del óxido nítrico inducible y las citocinas
inflamatorias tales como la IL-1 aumentan el daño tisular (24).
Los estudios con estatinas, como medicamento neuroprotector, han tenido
resultados variables y en algunos casos, contradictorios y dependientes del tipo de
estatina utilizada y del tejido estudiado. Por ejemplo, Knapp y cols en 2000, (32)
estudiaron el efecto de la simvastatina y de la lovastatina en la apoptosis de células
musculares lisas vasculares y demostraron que ambas estatinas, a dosis
farmacológicas, sensibilizan fuertemente a dichas células, a la apoptosis inducida por
citocinas; por el contrario, la atorvastatina redujo la apoptosis en las placas
ateroescleróticas. Este efecto también fue demostrado por Atalar y cols en 2002 (36).
Además de sus efectos hipolipemiantes, se ha demostrado que las estatinas
poseen efectos pleiotrópicos, relacionados principalmente, con la inhibición de la
síntesis de isoprenoides intermedios, en la vía de la biosíntesis del colesterol, los
cuales son necesarios para la proliferación celular y otras importantes funciones
celulares (114, 115, 116). Por consiguiente, los beneficios cardiovasculares estarían
probablemente relacionados con estos efectos pleiotrópicos, particularmente, aquellos
que inducen una estabilización de la placa ateromatosa (114, 117, 118). De hecho,
varios estudios clínicos, han demostrado la habilidad de las estatinas, para reducir la
incidencia de enfermedad coronaria, probablemente, más por incremento de la
estabilidad de la placa, que por reducción de la oclusión estenótica (119), este efecto
puede envolver, además de la reducción de colesterol, una actividad directa de estas
drogas en la pared arterial (120, 121, 122). Algunos autores han demostrado que las
estatinas disminuyen la migración y proliferación de células musculares lisas, (24) y
pueden mejorar la función endotelial, independientemente de cualquier reducción de
niveles de LDL colesterol (123).
Las estatinas lipofílicas en general, entre las cuales se encuentra incluida la
atorvastatina, inhiben la proliferación celular aparentemente por varios mecanismos,
los cuales incluyen: inhibición del ciclo celular, reducción de la actividad de la
ciclooxigenasa 2 y mejoría de la angiogénesis. Dentro de todos estos mecanismos,
está la capacidad para inhibir la prenilación de la Proteína G a través de una
reducción de la farnesilación y de la geranilgeranilación (124, 125). Las estatinas
lipofílicas, reducen significativamente la liberación de prostaglandina E2, desde la
microglia, ya sea, bajo condiciones basales o después de estimulación con
interleucina 1beta (126).
Recientes estudios han reportado que las estatinas tienen propiedades
inmunomoduladoras, las cuales pueden tener efectos clínicos beneficiosos. Así,
disminuyen la migración de leucocitos, en el sistema nervioso central, inhiben la
expresión de los antígenos de histocompatibilidad clase II y coestimulan señales
requeridas para la activación de células T proinflamatorias. Además, disminuyen la
expresión de mediadores inflamatorios incluyendo óxido nítrico y Factor de Necrosis
Tumoral α (127). Cabe considerar, por otra parte, que las estatinas también inhiben la
expresión de factor tisular en el macrófago, bloquean la quimiotaxis de los monocitos
y las interacciones entre las células endoteliales y los neutrófilos. Otras reducen la
expresión de CD11b en los monocitos e inhibe la adhesión de monocitos al endotelio
dependiente de CD11b. (24).
Si bien es cierto, que hasta hace pocos años, la reducción de la incidencia de
ataques isquémicos con el uso de estatinas sólo había sido evidente en prevención
secundaria (24), recientemente algunos estudios han demostrado que pueden ser útiles
en prevención primaria (118, 128-131).
La reciente aparición de los resultados del estudio SPARCL (Stroke
Prevention by Aggressive Reduction in Cholesterol Levels), junto con la publicación
de las guías de la American Heart Association y de la Sociedad Española de
Neurología, que otorgan a las estatinas un papel principal en la prevención del ictus,
abren nuevas perspectivas para el uso de las estatinas en la patología vasculocerebral
(106).
CAPÍTULO V
BASES LEGALES Y ÉTICAS
Grandes avances en conocimientos biológicos y médicos, sobre todo en lo
relativo a tratamiento y prevención de enfermedades, ha requerido en muchas
oportunidades la experimentación en animales (132).
La mayoría de los modelos de infarto cerebral se han desarrollado en ratas, y
son ellas las más comúnmente usadas en el estudio de agentes terapéuticos, esto es
debido a que estos animales muestran una aceptable analogía con los grandes
mamíferos en cuanto a la anatomía cerebral y vascular y a la fisiología. Es de tener en
cuenta, sin embargo, que en la aplicación clínica puede haber discrepancias en cuanto
a los resultados obtenidos en animales y en humanos (133).
De acuerdo a las normas internacionales para la investigación biomédica con
animales del Consejo de Organizaciones Internacionales de Ciencias Médicas, el
empleo de vertebrados en investigaciones médicas y para otros fines biomédicos,
incluidos la producción y el ensayo de sustancias terapéuticas, profilácticas o de
diagnóstico, etc, debe ceñirse a una serie de disposiciones nacionales o
internacionales (134).
Entre los principios básicos que deben tomarse en cuenta a la hora de utilizar
animales de experimentación y que guardan relación con el presente trabajo, se
encuentran (132, 135):
1)
Los experimentos con animales sólo deberán realizarse después de
considerar debidamente su interés para la salud humana o animal y la
ampliación de los conocimientos biológicos.
2)
Los animales seleccionados para un experimento deben ser de la especie
y calidad apropiadas y su número debe constituir el mínimo necesario
para obtener resultados científicamente válidos.
3)
Los investigadores y el resto del personal deben tratar en todo momento
a los animales como seres sensibles y han de considerar imperativos
éticos, cuidarlos y emplearlos debidamente, evitando o minimizando su
incomodidad, el sufrimiento físico o el dolor.
4)
Los procedimientos que causen a los animales, dolor o sufrimiento físico
que no sea momentáneo o mínimo deberán realizarse después de
administrar sedantes, analgésicos o anestesia según prácticas aceptadas
en la medicina veterinaria.
5)
Al final de un experimento o, cuando proceda durante el mismo, se debe
dar muerte a los animales que, de lo contrario, padecerán dolores,
sufrimiento o incapacidades graves o crónicos imposibles de aliviar.
6)
Los animales empleados para fines biomédicos se deben mantener en las
mejores condiciones posibles.
CAPÍTULO VI
MARCO METODOLÓGICO
VI.1.- Tipo de Investigación
La presente investigación es de tipo experimental, debido que se administró un
medicamento hipolipemiante con propiedades pleiotrópicas, a ratas de laboratorio,
para analizar, posteriormente, las consecuencias de su administración, sobre los
cambios tisulares inducidos por la isquemia cerebral, todo dentro de una situación
controlada por el autor.
VI.2.- Nivel de Investigación
Es una investigación de nivel descriptivo, ya que se estudió la isquemia
cerebral, utilizando criterios sistemáticos y poniendo de manifiesto su estructura o
comportamiento, ante el uso de un medicamento con conocidas propiedades
neuroprotectoras.
Es de nivel exploratorio, ya que se obtuvo una visión general, aproximativa
del tema en estudio, con el objeto de clarificar algunos aspectos de su fisiopatología,
que ayuden a futuras investigaciones.
Es de nivel explicativo, ya que se estudió un fenómeno que, aunque bastante
conocido, aún quedan muchas interrogantes que deben ser investigadas, tratando de
buscar explicación del por qué y cómo se produce.
VI.3.- Obtención y Procesamiento de muestras
Se realizó un estudio experimental en ratas Sprague Dawley, machos, con un
peso promedio de 320 ± 20 gramos; las cuales fueron sometidas a las mismas
condiciones de ambiente y de alimentación, ritmo de luz:oscuridad 12:12 horas,
comida y agua ad libitum.
Las ratas fueron distribuidas en tres grupos: Un Grupo Control (n=5) y dos
Grupos Experimentales (Grupo 1 y Grupo 2) (n=5 c/u). Las ratas que conformaron el
Grupo Control no fueron sometidas a isquemia cerebral y solo recibieron agua y
alimento durante dos semanas. A los animales de los Grupos Experimentales (1 y 2)
se les indujo isquemia cerebral global. Las ratas del Grupo 1 sólo recibieron agua y
alimento, las ratas del Grupo 2 recibieron, además de agua y alimento, una dosis de
Atorvastatina durante dos semanas. Los procedimientos experimentales se realizaron
de acuerdo a lo indicado por el National Institute of Health y la U.S. Public Health
Office (135) sobre el uso de animales de experimentación y fueron avalados por la
Dirección de Investigación y Producción Intelectual de la Facultad de Ciencias de la
Salud de la UC.
Se administró Atorvastatina al grupo experimental 2, a una dosis de 10
mg.kg-1.día-1, por vía oral, durante 2 semanas, según Laufs y cols (116). Las tabletas
de Atorvastatina eran pulverizadas y luego diluidas en agua, y administradas a través
de una cánula orofaríngea especial para ratas.
Las ratas del grupo control, una vez cumplidas las dos semanas de cautiverio,
se anestesiaron con Tiopental Sódico (60 mg.kg-1), por vía intraperitoneal (I.P.), y una
vez verificado el grado de anestesia profunda, por la ausencia de reflejos de retiro, se
les realizó una trepanación fronto-parieto-occipital amplia y se les extrajo el
hemisferio cerebral izquierdo, para obtener las muestras de tejido cerebral utilizado
para los estudios morfológicos e inmunohistoquímicos.
A las ratas de los grupos experimentales, previa anestesia profunda con
Tiopental Sódico (60 mg.kg-1) por vía intraperitoneal (i.p.), se procedió a inducirles
isquemia cerebral global por hipoxia, por paro respiratorio, al administrar Dtubocurarina (0,2 mg.kg-1, i.p.) siguiendo metodología reportada con anterioridad
(136). Se vigiló, cuidadosamente, el momento en que ocurrió el paro respiratorio y a
los 10 minutos, se les abrió el cráneo y se extrajo rápidamente el hemisferio cerebral
izquierdo, el cual posteriormente fue cortado para obtener las muestras de tejido
cerebral utilizados para los estudios morfológicos e inmunohistoquímicos.
Para cuantificar y obtener un patrón de concentraciones séricas normales de
TNF- e IL-1 en ratas, se tomaron muestras de sangre a las ratas del Grupo Control,
para ello se les extrajo 3cc de sangre de las cavidades cardiacas por punción
transtorácica inmediatamente después de inducir la anestesia y previo a la trepanación
del cráneo. A las ratas de los Grupo 1 y 2, luego de la anestesia, se les extrajo,
rápidamente, una muestra de 1,5 ml de sangre por punción de la vena de la cola, (cada
rata representó su propio control); inmediatamente después se les sometió a isquemia
cerebral global por el procedimiento ya descrito y una vez lograda la isquemia, se
procedió a extraer 3cc de sangre de las cavidades cardiacas por punción transtorácica
para determinar los niveles de TNF- e IL-1, posterior a la isquemia.
VI.4.- Estudio de los cambios morfológicos del tejido cerebral normal e isquémico
Una vez extraídos los hemisferios cerebrales, se lavaron en una solución de
Buffer Fosfato Salino (PBS) y luego fijados en formol 10%. Posteriormente, se
hicieron cortes sagitales de los hemisferios y se sometieron a un proceso de
parafinación. Se hicieron cortes de tejido de 5 m de espesor, con un microtomo, y se
procedió a teñirlos con Hematoxilina-Eosina (Laboratorio Sigma-Aldrich, EEUU),
con las técnicas habituales, para su análisis histológico a través de un microscopio.
Las láminas fueron observadas al microscopio óptico con aumentos sucesivos 40X,
100X y 400X, para ubicar y observar las características celulares. Se hizo énfasis en
corteza cerebral e hipocampo (Asta de Amón), lugares donde se encuentran las
neuronas más vulnerables a la hipoxia (134). En todos los casos, se analizaron 3
campos consecutivos, por el autor y dos investigadores colaboradores, en forma
independiente. Se realizó el recuento de células normales e hipóxicas, se tomaron
fotografías representativas de las características tisulares y celulares de los tres grupos
de estudio.
VI.5.- Estudio Inmunohistoquímico de la Expresión de Fas y FasL
Las muestras de tejido obtenidas para inmunohistoquímica se procesaron de
manera similar a lo descrito anteriormente, con la diferencia de que los cortes de
tejido se colocaron en láminas portaobjetos tratadas con poli-L-lisina.
Para la inmunohistoquímica se utilizó la técnica de Inmuno-Peroxidasa por el
método indirecto. Las muestras fueron hidratadas con solución amortiguadora de
fosfato (PBS) y secuencialmente incubadas, en cámara húmeda a temperatura
ambiente, en diferentes etapas, con:
1) Anticuerpo Monoclonal Primario, anti CD95 (R&D Systems® EEUU), a
una dilución 1/1000, durante 40 minutos, para la determinación de Fas; y Anticuerpo
Monoclonal Primario antiCD95L (Abcam, Inglaterra), a una dilución 1/100, durante
90 minutos, para la determinación de FasL;
2) Anticuerpo Secundario biotinado, antiinmunoglobulina de rata (BRAR)
generado en conejo (Vector Labs® EEUU), a una dilución 1/30, por 30 minutos y,
3) Sistema revelador enzimático con solución Cromógeno “Novared” (Vector
Labs® EEUU) por 4 minutos.
Los cortes fueron lavados con agua corriente y contrastados con Hematoxilina
de Meyer (Chemical Webster, EEUU), por 5 minutos. Entre cada incubación se
realizó un lavado con PBS durante 5 minutos. Las láminas fueron sometidas, luego, a
deshidratación por pasos sucesivos de 3 minutos con alcohol 70%, alcohol 100%, y a
dos pasos sucesivos en xilol 100%. Finalmente, se utilizó medio de montaje Entellan
permanente hidrofóbico (Merck®). Se realizaron controles negativos en cada
experimento en los que no se añadió el anticuerpo primario y, en su lugar, se colocó
PBS. Las láminas fueron procesadas el mismo día, por los tres investigadores
mencionados, de manera coordinada, independiente y simultánea, para detener la
reacción enzimática al mismo tiempo. Posteriormente, las láminas se observaron al
microscopio óptico.
Se consideró como positiva la expresión de CD95 y CD95L, cuando las
membranas celulares y el tejido tomaron una coloración pardo rojiza. Se consideró
expresión negativa cuando el corte tomó una coloración violeta.
Se hizo recuento de las células positivas y negativas, evaluando cuatro campos
de cada corte histológico en un total de cinco láminas por grupo de estudio.
VI.6.- Análisis Densitométrico de la Expresión de Fas y FasL
Con el fin de hacer más objetivos los resultados observados, en el recuento
celular realizado en la inmunohistoquímica, se realizó densitometría a los cortes
histológicos positivos y negativos de expresión de ambas moléculas. Para ello, los
cortes fueron fotografiados con una cámara digital (Sony®) con una resolución de 4,8
Megapixels. Las imágenes se procesaron digitalmente. La lectura densitométrica fue
realizada con el programa Imagetool 3.0. Para ello, las imágenes coloreadas fueron
previamente convertidas a una escala de grises, y luego se realizó inversión de dicha
escala, de tal manera que las áreas pardo rojizas de mayor intensidad mostraran una
mayor densidad óptica, expresada en unidades densitométricas. Estos datos se
trasladaron a un programa estadístico (Statistica 6.0) para establecer la base de datos,
realizar cálculos y analizar los resultados.
VI.7.- Determinación de las concentraciones séricas de IL-1α y TNFα en suero
Las muestras de sangre obtenidas fueron colocadas en tubos de ensayo sin
anticoagulante, los cuales se dejaron reposar en forma vertical, por un lapso mínimo
de 10 minutos y máximo de una hora para la esperar la retracción del coágulo.
Posteriormente, las muestras se centrifugaron a 2500 rpm, durante 15 minutos.
Luego se separó el suero con una Pipeta Pasteur, suavemente, y se dejó almacenado a
-70ºC, en tubos Eppendorf rotulados con la identificación de la muestra, para su
posterior análisis con la técnica de ELISA.
Para la determinación de IL-1α y TNFα se utilizaron Kits de ELISA
(Endogen® del Laboratorio Pierce Biotechnology, Inc, EEUU) (137, 138). Previa
calibración de la técnica y una vez clasificadas y diluidas las muestras de suero, de
acuerdo a las indicaciones del fabricante, se enumeraron los pozos problema: dos para
los “Blancos”, 12 para las diluciones estándar, 12 para suero de ratas sin isquemia
(control), 12 para suero de ratas con isquemia sin tratamiento y 12 para suero de ratas
isquémicas tratadas con Atorvastatina.
Previa preparación de todos los reactivos, se añadió 100 µl de solución
estándar o de las muestras a cada pozo, cubriéndolo posteriormente con bandas
adhesivas, para su incubación por una hora a temperatura ambiente. Luego de
transcurridos 60 minutos, se procedió a lavar los pozos, en 3 oportunidades, con la
solución buffer. Posteriormente, se añadió 100 µl del anticuerpo biotinado conjugado
a cada pozo, se cubrieron con bandas adhesivas, incubándose por dos horas a
temperatura ambiente. Al transcurrir este tiempo, se lavó nuevamente en 3
oportunidades con solución de lavado, agregándosele a cada pozo posteriormente 100
µl de Streptavidina-HRP, incubándose por 30 minutos a temperatura ambiente. Se
realizó un nuevo lavado en 3 ocasiones y se colocó en cada pozo 100 µl del
cromógeno TMB premezclado, se cubrieron los pozos y se dejó en oscuridad por 30
minutos a temperatura ambiente. Luego se agregó 100 µl de solución STOP-Ácido
Sulfúrico 2N a cada pozo, para posteriormente proceder a la lectura en el
espectrofotómetro a 450 nm. Para ello, se realizaron, inicialmente, las curvas de
calibración de cada uno de los reactivos. Las concentraciones estándar fueron
reflejadas en el eje de las Y, y las concentraciones correspondientes de IL-1-α (pg/ml)
y de TNFα (pg/ml) en el eje de las X. Las concentraciones de IL-1α y de TNFα en
cada muestra, se calcularon interpolando en la curva estándar, desde el valor de
absorbancia en el eje Y, hasta la concentración de IL-1α y TNF α en el eje X.
VI.8.- Determinación de Apoptosis por Citometría de Flujo
VI.8.a.- Obtención de la Suspensión celular
Para este experimento se utilizaron tres grupos de ratas, que fueron sometidas
a las mismas condiciones experimentales de las ratas mencionadas en los párrafos
anteriores, y se siguió igual protocolo para la obtención del tejido cerebral, tanto en el
grupo control (sano), como en los grupos experimentales.
Una vez extraído el cerebro y lavado con PBS frío, se colocó en una solución
de RPMI con 0,3% de albúmina de suero bovino fetal (Solución A) y se procedió a
trocearlo finamente sobre una rejilla metálica para luego llevarlo a centrifugación a
500 g durante 3 minutos a 4º C. El sobrenadante fue eliminado y el botón celular fue
sometido a un proceso de tripsinización, para ello, se incubó con tripsina al 0,025%
diluida en 5 ml de Solución A, agitando constantemente a 37º C durante 15 minutos,
tiempo en el cual la tripsinización fue detenida añadiendo Suero Bovino Fetal frío,
hasta una concentración final de 10%. La mezcla fue pasada a un tubo de plástico y
llevada a centrifugación a 500 g durante 5 minutos a 4º C para eliminar el
sobrenadante. Luego de dos pasos sucesivos de resuspensión de los botones celulares
y asentamiento por 4 minutos y una filtración, seguidos de dos procesos de lavado de
células y centrifugación a 500 g durante 5 minutos, se obtuvo la suspensión celular
definitiva al resuspender el precipitado de células, en 1 ml de RPMI suplementado.
Posteriormente, se realizó el recuento y ajuste de la suspensión celular a 2 x 105
cel/mL utilizando la cámara de Neubauer (139).
VI.8.b.- Medición de viabilidad celular con Anexina V-FITC y Ioduro de
Propidio(IP)
Se incubó, en tubos eppendorf separados, 2 x 105 células con anexina V-FITC
(25 g/mL) (Dako Cytomation®. EEUU), y 2 x 105 células con ioduro de propidio
(250 g/mL) (Dako Cytomation®. EEUU), durante 10 minutos, en hielo y en
oscuridad. Posteriormente las células fueron cuantificadas por un citómetro de flujo
FACSCalibur, marca Becton Dickinson® (EEUU), equipado con un laser de argón
simple (488 nm). La detección de fluorescencia se hizo con dos filtros, el primero de
530 nm para Anexina-V y el segundo de 639 nm para ioduro de propidio (IP);
diseñado específicamente para detectar cambios celulares de menos del 1% (140).
Previo al análisis de cada muestra, el citométro fue calibrado eléctrica y
mecánicamente. El análisis cuantitativo de la viabilidad celular de 2 x 105 células fue
realizado en 20 segundos. El valor promedio de los cambios celulares, fue obtenido
por un análisis computarizado y, expresado en histogramas, donde el eje de las Y
representa el número de células y, el eje de las X la intensidad de fluorescencia. Se
consideraron como células normales, aquellas con expresión negativa tanto de
Anexina V, como de IP (Anexina V -/ IP-), células apoptóticas, las que expresaban
Anexina V, pero no IP (Anexina V+/IP -), y células necróticas las que expresaban IP.
Se determinó la fluorescencia basal o autofluorescencia al pasar por el citómetro, la
suspensión celular sin anexina ni ioduro de propidio.
VI.9.- Análisis Estadístico
El contaje de células en todos los casos fue expresado en frecuencia relativa
(%). El análisis estadístico se hizo a través de la comparación de dichos porcentajes
(Prueba Z), con el programa estadístico STATISTICA versión 6.0.
Los valores densitométricos de la expresión de Fas y FasL fueron presentados
como media aritmética ± error estándar (EE). Se determinó el tipo de distribución de
los datos mediante el test de Kolmogorov Smirnov, como la misma no era gaussiana,
se procedió al análisis de los datos utilizando el test de Friedman. Se consideraron
significativas las diferencias cuando P < 0,05.
Para el análisis de los niveles de citocinas en el suero (pg/ml), se calculó la
media aritmética +/- el error estándar (X ± EE). Se aplicó a todos los resultados la
prueba de Kolmogorov-Smirnov para verificar la forma de distribución de los datos;
como los mismos presentaban una distribución normal (Gaussiana) se utilizaron
métodos de análisis paramétricos (T-Student). Se consideraron estadísticamente
significativos los valores de P menores de 0,05 (P < 0,05).
Los resultados obtenidos de la citometría de flujo fueron expresados como
porcentaje ± Error estándar. Se realizó la comparación de los grupos utilizando el test
Z. Se consideró significativo estadísticamente cuando P<0,05.
CAPÍTULO VII
RESULTADOS
VII.1.-
ESTUDIO MORFOLÓGICO DEL TEJIDO CEREBRAL DE RATAS
SPRAGUE DAWLEY
VII.1.1.- Estudio Morfológico del tejido cerebral control e isquémico
Las características histológicas del tejido cerebral de las ratas no sometidas a
isquemia (Grupo Control), se muestran en la fotografía 1A con aumento de 100X,
mientras que la foto 1B corresponde al mismo tejido con mayor aumento 400X). Los
cortes corresponden al Asta de Amón. Se puede observar que la gran mayoría de las
neuronas presenta un aspecto normal, conservando el núcleo voluminoso y
vesiculoso, con nucléolo prominente. Los pocos cambios de hipoxia neuronal aguda
observados (25% de neuronas) son de manera salpicada y están dados por
microvacuolización, acidofilia y condensación citoplasmática predominantemente,
con muy pocas neuronas con picnosis nuclear.
FOTOGRAFÍAS 1A Y 1B
Tejido Cerebral de ratas del Grupo Control correspondiente al Asta de Amón.
Tinción Hematoxilina-Eosina. Aumentos 100X y 400X
(100X)
(400X)
A
B
Fuente: Datos obtenidos por el autor
FOTOGRAFÍAS 2A Y 2B
Tejido Cerebral Isquémico de ratas correspondiente al Asta de Amón. Tinción
Hematoxilina-Eosina. Aumento 100X y 400X
(100X)
(400X)
A
Fuente: Datos obtenidos por el autor
B
Las fotografías 2A y 2B corresponden a las características del tejido cerebral
isquémico, con aumento de 100X y 400X respectivamente. Se puede observar, la
presencia de signos de hipoxia neuronal aguda franca en 90% del componente
neuronal, predominantemente en el Asta de Amón, lugar donde se observó la mayor
extensión y número de células afectadas, con presencia de condensación nuclear y
acidofilía citoplasmática, picnosis nuclear y/o cariolisis.
VII.1.2.- Estudio Morfológico del tejido cerebral isquémico tratado con
atorvastatina
En las fotografías 3A y 3B se observan comparativamente los cortes
histológicos con aumento de 100X, del tejido cerebral isquémico sin tratamiento (3A)
y el cerebro Isquémico de las ratas tratadas con atorvastatina (3B), se evidencia que
en el tejido de las ratas que recibieron tratamiento, sólo 25% de neuronas presentaba
cambios de hipoxia aguda, principalmente en el asta de Amón, con presencia de
acidofilia y condensación citoplasmática y muy pocas neuronas con picnosis nuclear.
El 75% de las células presentó aspecto normal. Estos hallazgos son más evidentes al
comparar los cortes de ambos tejidos a mayor aumento (400X), tal y como se observa
en las fotografías 4A y 4B.
FOTOGRAFÍAS 3A y 3B
Tejido Cerebral isquémico de ratas sin tratamiento (3A) y de ratas tratadas con
atorvastatina (3B). Área correspondiente al Asta de Amón.
Tinción Hematoxilina-Eosina
(100X)
(100X)
A
B
Fuente: Datos obtenidos por el autor
FOTOGRAFÍAS 4A y 4B
Tejido Cerebral isquémico de ratas sin tratamiento (4A) y de ratas tratadas con
atorvastatina (4B). Área correspondiente al Asta de Amón.
Tinción Hematoxilina-Eosina
(100X)
(400X)
A
Fuente: Datos obtenidos por el autor
B
En la Figura 1 se observa, que en el grupo control, el porcentaje de células con
signos de hipoxia fue de 25%, mientras que en el grupo 1 (isquemia sin tratamiento),
se pudo evidenciar que 90% de las células presentan cambios hipóxicos. Esta
diferencia fue significativa (P=0,023).
FIGURA 1
Distribución porcentual de células normales e hipóxicas en tejido cerebral del
Grupo Control y del tejido isquémico de ratas Sprague Dawley (Grupo 1)
Cerebro Control vs Cerebro Isquémico (P=0,023)
Fuente: Datos obtenidos por el autor
La comparación de los cambios morfológicos entre el tejido cerebral
isquémico de ratas sin tratamiento y el tejido cerebral isquémico de ratas que
recibieron tratamiento con atorvastatina está representada en la Figura 2. Se observa,
que el porcentaje de células con signos de hipoxia en el tejido cerebral de ratas
tratadas con atorvastatina, fue significativamente menor (25%) que en el tejido
cerebral isquémico de ratas no tratadas (90%).
FIGURA 2
Distribución porcentual de células normales e hipóxicas en tejido cerebral
isquémico de ratas sin tratamiento (Grupo 1) y de ratas sometidas a tratamiento
con atorvastatina (Grupo 2)
Células Normales
Células Hipóxicas
90
100
90
75
PORCENTAJES
80
70
60
50
40
25
30
20
10
10
0
Cerebro Isquémico de Ratas No
tratadas
Cerebro Isquémico de Ratas Tratadas
con atorvastatina
Cerebro Isquémico vs Cerebro Isquémico con atorvastatina (P=0,023)
Fuente: Datos obtenidos por el autor
VII.2.- EXPRESIÓN DE FAS (CD95) EN TEJIDO CEREBRAL DE RATAS
SPRAGUE DAWLEY
VII.2.1.- Expresión de Fas en tejido cerebral control e isquémico
En la Figura 3 se representa la expresión de Fas en tejido cerebral del grupo
control y del grupo isquémico. Se observa que Fas se expresa en ambos grupos de
estudio. En el tejido cerebral control esta expresión es de 38% del total de células
cerebrales y, en tejido isquémico, 63% del total de las células expresaron este
marcador. En el perfil densitométrico (Figura 4) se muestra que los valores
densitométricos del tejido cerebral en el grupo control, fueron significativamente
menores que los observados en el tejido isquémico (P=0,000001).
FIGURA 3
Frecuencia relativa de expresión de Fas (CD95) en tejido cerebral del grupo
control y del tejido isquémico de ratas Sprague Dawley
Cerebro Control vs Cerebro Isquémico (P=0,0003)
Fuente: Datos obtenidos por el autor
FIGURA 4
Perfil Densitométrico de la Expresión de Fas (CD95) en tejido cerebral del grupo
control y en tejido cerebral Isquémico (Grupo 1) de ratas Sprague Dawley
140
VALORES DENSITOMETRICOS
130
120
110
100
90
80
70
60
GRUPO CONTROL
50
GRUPO 1
(Isquemia sin Tto)
PROFUNDIDAD DEL CORTE
Cerebro Control vs Cerebro isquémico (P=0,000001).
Fuente: Datos obtenidos por el autor
En la Fotografía 5 se representa la imagen de un control negativo de expresión
de Fas, en la que se observa la típica coloración violeta de las células que no expresan
dicho marcador. En la fotografía 6A, se muestra la expresión basal de Fas en tejido
cerebral del grupo control y en la fotografía 6B se observa el aumento de dicha
expresión en tejido isquémico.
FOTOGRAFÍA 5
Control Negativo de la expresión de Fas en tejido cerebral. (400X).
Técnica Avidina-Biotina-Peroxidasa
Fuente: Datos obtenidos por el autor
FOTOGRAFÍAS 6A Y 6B
Expresión de Fas (CD95) en tejido cerebral del grupo control (A), y en tejido
cerebral isquémico (B) de ratas Sprague Dawley. Técnica Inmunohistoquímica
de Avidina Biotina Peroxidasa. (400X)
(400X)
(400X)
A
B
Fuente: Datos obtenidos por el autor
NOTA: Las flechas negras señalan las células positivas a la expresión de Fas y las
flechas rojas, las células negativas
VII.2.2.- Efecto de la atorvastatina sobre la expresión de Fas en tejido cerebral
isquémico de ratas
En la Tabla I se observa la expresión celular de Fas en el tejido cerebral
isquémico de ratas, tratadas y no tratadas con atorvastatina. El cerebro de ratas que
recibió atorvastatina, mostró una expresión de Fas significativamente menor que la
observada en el cerebro isquémico de ratas sin tratamiento (p = 0,0007). (Fotografía
7).
TABLA I
Expresión de Fas (CD95) en tejido cerebral isquémico de ratas sin tratamiento y
tejido cerebral isquémico de ratas tratadas con atorvastatina
Porcentaje de Células
Positivas
Negativas
63
37
40
60
Cerebro Isquémico de ratas sin
atorvastatina
Cerebro Isquémico de ratas con
atorvastatina
Cerebro Isquémico no tratado vs Cerebro Isquémico con atorvastatina (P=0,0007)
Fuente: Datos obtenidos por el autor
FOTOGRAFÍA 7
Expresión de Fas (CD95) en tejido cerebral isquémico de ratas tratadas con
Atorvastatina (Grupo 2). Técnica Inmunohistoquímica de Avidina Biotina
Peroxidasa (400X)
Fuente: Datos obtenidos por el autor
NOTA: Las flechas negras señalan las células positivas a la expresión de Fas y las
flechas rojas, las células negativas.
El perfil densitométrico dorso-ventral en los Grupos 1 y 2 mostró valores
significativamente mayores para el grupo que no recibió tratamiento que para el
grupo tratado con atorvastatina (p = 0,000001) (Figura 5).
FIGURA 5
Perfil densitométrico de expresión de Fas (CD95) en tejido cerebral isquémico de
ratas sin tratamiento (Grupo 1) e isquémico de ratas tratadas con
atorvastatina (Grupo 2)
105
100
VALORES DENSITOMETRICOS
95
90
85
80
75
70
65
GRUPO 1
Is que m ia s in Tto)
60
GRUPO 2
(Is que m ia con Atorv)
PROFUNDIDAD DEL CORTE
Grupo 1 vs Grupo 2 (P=0,000001)
Fuente: Datos obtenidos por el autor
VII.3.- EXPRESIÓN DE FASL (CD95L) EN TEJIDO CEREBRAL DE RATAS
SPRAGUE DAWLEY
VII.3.1.- Expresión de FasL en tejido cerebral del grupo control y del grupo
isquémico
En la figura 6 se observa la expresión de FasL (CD95L) en tejido cerebral
control e isquémico, en porcentaje de células positivas y negativas. Se muestra que
FasL se expresa en el tejido cerebral del grupo control en 47% de células y en tejido
isquémico, 64% de las células expresaron FasL (P=0,0082). Estos resultados
coinciden con los observados al realizar el perfil densitométrico (Figura 7) donde se
muestra que los valores densitométricos del tejido cerebral control, fueron
significativamente menores que los observados en el tejido isquémico (P=0,000001).
FIGURA 6
Frecuencia relativa de expresión de FasL (CD95L) en tejido cerebral del grupo
control y en tejido cerebral isquémico de ratas Sprague Dawley
Cerebro Control vs Cerebro Isquémico (P=0,0082)
Fuente: Datos obtenidos por el autor
FIGURA 7
Perfil Densitométrico de la expresión de FasL (CD95L) en tejido cerebral del
grupo control y en tejido isquémico sin tratamiento (Grupo 1) de ratas Sprague
Dawley
145
VALORES DENSITOMETRICOS
140
135
130
125
120
115
110
GRUPO CONTROL
105
GRUPO 1
(Isquemia sin Tto)
PROFUNDIDAD DEL CORTE
Cerebro Control vs Cerebro Isquémico sin tratamiento (P=0,000001)
Fuente: Datos obtenidos por el autor
En la Fotografía 8 se representa la imagen de un control negativo de expresión
de FasL, se observa la típica coloración violeta de las células que no expresan dicho
marcador. En la Fotografía 9A se muestra la expresión basal de FasL en tejido
cerebral control y en la fotografía 9B se observa el aumento de dicha expresión en
tejido isquémico.
FOTOGRAFÍA 8
Control Negativo de la expresión de FasL (CD95L) en tejido cerebral de ratas
Sprague Dawley. (400X). Técnica Avidina-Biotina-Peroxidasa
Fuente: Datos obtenidos por el autor
FOTOGRAFIAS 9A Y 9B
Expresión de FasL (CD95L) en tejido cerebral del grupo control (A), y en tejido
cerebral isquémico (B). Técnica Inmunohistoquímica de Avidina Biotina
Peroxidasa. (400X)
(400X)
(400X)
A
B
Fuente: Datos obtenidos por el autor
NOTA: Las flechas negras señalan las células positivas a la expresión de FasL y las
flechas rojas, las células negativas.
VII.3.2.- Efecto de la atorvastatina sobre la expresión de FasL en tejido cerebral
isquémico de ratas
En la Tabla II se puede observar la expresión celular de FasL en el tejido
cerebral isquémico de ratas tratadas y no tratadas con atorvastatina. En el cerebro de
ratas tratadas con atorvastatina, 45% de las células presentaron expresión de FasL, la
cual fue significativamente menor que la observada en el cerebro isquémico sin
tratamiento (64%) (P=0,0076) (Fotografía 10).
TABLA II
Expresión de FasL (CD95L) en tejido cerebral isquémico de ratas Sprague
Dawley sin tratamiento y tejido isquémico de ratas tratadas con atorvastatina
Porcentaje de Células
Positivas
Negativas
64
36
45
55
Cerebro Isquémico de ratas no
tratadas
Cerebro Isquémico de ratas con
atorvastatina
Cerebro Isquémico no tratado vs Cerebro Isquémico con atorvastatina (P=0,0076)
Fuente: Datos obtenidos por el autor
FOTOGRAFÍA 10
Expresión de FasL (CD95L) en tejido cerebral isquémico de ratas Sprague
Dawley tratadas con atorvastatina (Grupo 2). Técnica Inmunohistoquímica de
Avidina Biotina Peroxidasa. (400X)
Fuente: Datos obtenidos por el autor
NOTA: Las flechas negras señalan las células positivas a la expresión de FasL y las
flechas rojas, las células negativas.
La comparación del perfil densitométrico entre el grupo isquémico no tratado
(Grupo 1) y el grupo isquémico tratado con atorvastatina (Grupo 2), muestra una
disminución significativa de la expresión de FasL en el tejido cerebral isquémico
tratado con atorvastatina (P=0,000001).
FIGURA 8
Perfil densitométrico del efecto de la atorvastatina sobre la expresión de FasL
(CD95L) en tejido cerebral isquémico de ratas sin tratamiento (Grupo 1) e
isquémico de ratas tratadas con atorvastatina (Grupo 2)
210
VALORES DENSITOMETRICOS
190
170
150
130
110
GRUPO 2
(Isquemia con Atorv)
GRUPO 1
(Isquemia sin Tto)
90
PROFUNDIDAD DEL CORTE
Grupo 1 vs Grupo 2 (P=0,000001)
Fuente: Datos obtenidos por el autor
VII.4.- CONCENTRACIONES SÉRICAS DE TNF- E IL-1 EN SUERO DE
RATAS
En la Figura 9 se puede observar los valores promedio de TNF-α y de IL-1α
en las ratas del grupo control y de las ratas tratadas y no tratadas con atorvastatina.
Los valores de TNF-α en el grupo de ratas con isquemia sin tratamiento (Grupo 1)
fueron de 4,43 ± 0,25 pg/ml, y en el grupo isquémico que recibió tratamiento con
Atorvastatina fueron 4,35 ± 0,19 pg/ml (Grupo 2), por lo que no hubo diferencias
significativas entre ambos grupos (P= 0,72).
En cuanto a los valores de IL-1α en el grupo con isquemia sin tratamiento
(30,33 ± 6,79 pg/ml), fueron ligeramente mayores que los observados en el grupo con
isquemia que recibió tratamiento con Atorvastatina (24,5 ± 9,09 pg/ml), pero esta
diferencia no fue significativa (P=0,71) (Figura 9).
FIGURA 9
Concentraciones séricas de TNF-α e IL-1 α en suero de ratas control, ratas con
isquemia y de ratas con isquemia tratadas con atorvastatina. Expresados en
promedio
Fuente: Datos obtenidos por el autor
VII.5.- EFECTO DE LA ATORVASTATINA SOBRE LOS CAMBIOS
NECRÓTICOS Y APOPTÓTICOS PRECOCES EN TEJIDO CEREBRAL
ISQUÉMICO
En la figura 10 se muestra el efecto de la atorvastatina sobre los cambios
apoptóticos y necróticos en tejido cerebral isquémico. Se observa que, en condiciones
de isquemia cerebral, aumenta tanto el número de células apoptóticas (6,1 ± 5,6% vs
23,3 ± 3,4%) como necróticas (5,1 ± 4,1 vs 58,2 ± 3,5%), siendo esta diferencia
estadísticamente significativa. En ratas previamente tratadas con atorvastatina,
disminuye el porcentaje de células apoptóticas (9,7 ± 3,8% vs 23,3 ± 3,4%, p<0,05)
y el de células necróticas (11,9 ± 6,7% vs 58,2 ± 3,5%, p<0,001), respecto del
cerebro isquémico de ratas no tratadas con atorvastatina, esta diferencia resultó
significativa.
FIGURA 10
Efecto de la atorvastatina sobre los cambios necróticos y apoptóticos precoces en
el tejido cerebral de ratas Sprague Dawley. Comparación de los tres grupos de
estudio
Fuente: Datos obtenidos por el autor
En las figuras 11, 12 y 13, se pueden observar citogramas de
autofluorescencia o fluorescencia basal del tejido cerebral sano.
FIGURA 11. Autofluorescencia del tejido cerebral del Grupo Control
FIGURA 12. Tejido Cerebral del Grupo Control. Control Negativo (Anexina)
FIGURA 13. Tejido Cerebral del Grupo Control. Control Negativo (Ioduro de
Propidio)
Las figuras 14 - 16 muestran los citogramas representativos de células
apoptóticas en los tres grupos de estudio. Se observa que hay un mayor porcentaje de
células marcadas con anexina V (Células apoptóticas) en el tejido isquémico que en el
tejido control y en tejido isquémico de ratas tratadas con atorvastatina.
FIGURA 14. Distribución porcentual de células apoptóticas en tejido cerebral de
ratas Sprague Dawley del Grupo Control
FIGURA 15. Distribución porcentual de células apoptóticas en tejido cerebral
isquémico de ratas Sprague Dawley (Grupo 1)
FIGURA 16. Distribución porcentual de células apoptóticas en tejido cerebral
isquémico de ratas Sprague Dawley tratadas con atorvastatina (Grupo 2)
En las figuras 17 - 19, se observan los citogramas representativos de células
necróticas. Se evidencia que hay un menor porcentaje de células marcadas con ioduro
de propidio (Células necróticas), en el grupo de ratas tratadas con atorvastatina y en
cerebro control, que en el tejido isquémico de ratas sin tratamiento.
FIGURA 17. Distribución porcentual de células necróticas en tejido cerebral de
ratas Sprague Dawley del Grupo Control
FIGURA 18. Distribución porcentual de células necróticas en tejido cerebral
isquémico de ratas Sprague Dawley (Grupo 1)
FIGURA 19. Distribución porcentual de células necróticas en tejido cerebral
isquémico de ratas Sprague Dawley tratadas con atorvastatina (Grupo 2)
CAPÍTULO VIII
DISCUSIÓN
Los ataques isquémicos cerebrales (AIC) constituyen un conjunto de
alteraciones focales o difusas de la función neurológica, de origen eminentemente
vascular, como consecuencia de una reducción del flujo sanguíneo cerebral (2). Entre
la aparición de la isquemia y la muerte neuronal, se desarrolla una cascada de
reacciones bioquímicas, en las células nerviosas, que parece ser responsable del daño
celular y de las alteraciones morfológicas neuronales, que acompañan al proceso
hipóxico y que son evidenciadas por estudios histológicos (25, 56, 141). Dentro de las
alteraciones que sufre la estructura de la neurona en el tejido cerebral isquémico, se
mencionan: contracción celular, condensación nuclear y eosinofilía de los cuerpos
neuronales (56), hallazgos, que coinciden con las alteraciones neuronales hipóxicas,
observadas en 90% de las neuronas, de cerebros de ratas sometidas a isquemia
cerebral (grupo 2) de nuestro estudio.
Algunos autores han podido demostrar la presencia de daño y muerte de
neuronas del hipocampo, con isquemia de 5 minutos de duración, ocasionadas por
oclusión bilateral de las carótidas comunes (142). En otros estudios (28, 56, 143), se
describen lesiones apoptóticas, desde los 12 minutos de instalada la hipoxia. Los
hallazgos en el presente estudio, en cuanto a la duración de la isquemia, se encuentran
dentro del rango de tiempo planteado en los estudios mencionados, pudiendo
evidenciarse, además, que desde el punto de vista histológico, existen alteraciones
celulares, tales como, retracción nuclear, reducción del volumen celular, eosinofilía y
ausencia de edema, muy similares a las descritas por Ortiz y cols en 2004 (56).
En los últimos años se han llevado a cabo muchas investigaciones, en la
búsqueda de medicamentos con propiedades neuroprotectoras, que sean capaces de
reducir el daño en la isquemia. Las estatinas han demostrado experimentalmente que
son capaces de inducir neuroprotección preventiva relacionada con sus propiedades
antiinflamatorias y antioxidantes (23, 28, 144). En este estudio se demuestra que el
uso profiláctico de atorvastatina, previo a la isquemia, reduce significativamente el
daño morfológico de las neuronas de las áreas vulnerables del cerebro, lo cual se
corresponde con los efectos neuroprotectores descritos (145). La demostración de este
efecto, pudiera sugerir, que la aplicación de una terapéutica combinada, que incluya
el uso de estatinas, en el tratamiento de pacientes que sufran ataque isquémico
cerebral, sería de gran beneficio (143, 146).
Además de las alteraciones morfológicas descritas, se encontraron cambios
fenotípicos en el tejido cerebral. Los resultados muestran, una expresión basal de Fas
en el tejido cerebral del grupo control. En este sentido, existe controversia entre
diferentes grupos de trabajo, así, Medana y cols (147) y Sung y cols (148) reportan
expresión de esta molécula en tejido cerebral normal; igualmente, Grosjean y cols
(149), concluyen que Fas y FasL, son expresados en tejidos, independientemente, de
que exista o no inflamación. En contraste, Chulhee y cols (19) y Kim y cols (150),
indican, que la expresión de Fas, depende de la inducción precoz de TNF-α· e
interferón , por lo que se expresan, solamente, en tejido cerebral lesionado.
En nuestro estudio observamos además, que la expresión de Fas fue
significativamente más elevada en el tejido cerebral sometido a isquemia que en
tejido cerebral control. Esto coincide con los datos aportados por Ferrer y Planas (12).
Uno de los mecanismos que podría estar implicado en el aumento de la expresión de
Fas, en tejido cerebral isquémico, sería, el de la participación conjunta de células
(linfocitos, macrófagos o microglias) y citocinas (IL-1, IFN- y TNF-α), capaces de
inducir la expresión de esta molécula durante los procesos de isquemia (19).
Reportes previos muestran que, un déficit de la expresión de Fas, se asocia
con lesiones isquémicas menos prominentes en cerebro de ratones (90). Estos
hallazgos, sugieren que una menor expresión de la molécula de Fas, disminuye la
apoptosis, con lo cual se preservaría el tejido cerebral, y que el daño tisular observado
en el cerebro isquémico, se debe, al menos en parte, a la apoptosis mediada por Fas.
El uso de atorvastatina redujo, significativamente, la expresión de Fas, tanto
en células, como en parénquima cerebral. Estos resultados, junto a aquellos donde la
atorvastatina, administrada a ratones, durante dos semanas, protege del daño
ocasionado por el ataque isquémico (151), sugieren, que la atorvastatina disminuye,
en forma significativa, la apoptosis durante la isquemia cerebral. Por otro lado, la
atorvastatina reduce el número de células apoptóticas y el daño tisular en isquemia
retiniana experimental (152), así como, la actividad de la caspasa 3, con disminución
de la apoptosis neuronal (153).
Estudios en otros tejidos como miocitos cardíacos y células musculares lisas
vasculares (32, 36, 154) muestran, también, que la atorvastatina disminuye la
apoptosis, lo que está en concordancia con el efecto observado, en el presente estudio
en el tejido cerebral. Las observaciones de esta investigación, sugieren fuertemente la
utilidad de la atorvastatina en la reducción de la expresión de Fas asociado a la
apoptosis de los ataques isquémicos.
Respecto del efecto de la Atorvastatina, sobre la expresión de FasL, molécula
clave en la apoptosis, en tejido cerebral isquémico de ratas, los resultados obtenidos,
permitieron evidenciar la existencia de una expresión basal de FasL, en el tejido
cerebral normal. No se conoce, con exactitud, la significación biológica de esta
expresión basal, sin embargo, reportes previos, coincidentes con el presente estudio,
realizados en astrocitos fetales y adultos humanos, sugieren, el posible papel de esta
molécula, en la modulación de la respuesta fisiológica o patológica del sistema
nervioso central (135).
Por otra parte, la expresión de FasL, aumentó en el tejido cerebral sometido a
isquemia, hallazgo que confirma estudios previos de Liu y cols (155), que mostraron
que la expresión de esta molécula, aumenta en tejido cerebral de ratas 6 y 12 horas
después del evento isquémico (90). Estos resultados, sugieren una relación directa,
entre el daño tisular post-isquémico y la expresión de FasL, muy probablemente,
debido al papel protagónico que tiene esta molécula, durante la apoptosis (67, 156).
Un modelo de traumatismo craneoencefálico severo (157) muestra, que existe
una relación estrecha, entre los complejos inductores de señales de muerte celular y el
complejo Fas – FasL durante la apoptosis observada en estos casos. Es posible que,
durante la isquemia cerebral inducida experimentalmente, ese complejo Fas – FasL
juegue, también, un papel fundamental en la muerte celular (116).
La atorvastatina redujo, de manera significativa la expresión de FasL, en el
cerebro sometido a isquemia. Por lo que, una menor expresión de dicha molécula,
podría conllevar a una disminución de la apoptosis en el tejido. Es posible, que el
efecto neuroprotector, de este fármaco, dependa, al menos particularmente, de su
potencial antiapoptótico, durante la isquemia cerebral. Por otro lado, el efecto de la
atorvastatina, parece ser amplio y universal, ya que reportes previos, muestran que es
capaz de disminuir la expresión de FasL, en experimentos in vivo e in vitro,
realizados con linfocitos T humanos, donde el medicamento, redujo la citotoxicidad
mediada por ellos (158);
Aunado a los hallazgos morfológicos y fenotípicos mencionados, se sabe, que
en la isquemia cerebral, se presenta un proceso inflamatorio, que implica no sólo las
neuronas, sino también las glías y las células endoteliales. Durante este proceso,
ocurre la liberación, de una serie de mediadores químicos, entre los cuales se
encuentran citocinas proinflamatorias, principalmente IL-1, TNF e IL-6 (159).
La IL-1 y el TNF son mediadores claves en la respuesta inflamatoria; son
inducidos, inmediatamente, después de una lesión cerebral y sus niveles elevados,
han sido implicados en la neurodegeneración, que acompaña a la isquemia cerebral
(159, 160, 161). Los valores normales de IL-1 oscilan en 40±5 pg/ml (160), mientras
que el TNF normal es de 3,1± 6 pg/ml (162). En nuestro estudio, los niveles de IL-1 y
de TNF, tanto en la etapa pre como post-isquémica, se encontraron en rangos
normales. A pesar, de que los valores de ambas citocinas, se observaron, ligeramente
más elevados, en el grupo con isquemia, no hubo diferencia significativa, cuando se
compararon las medias de las concentraciones séricas en los grupos experimentales.
Aún cuando hay investigaciones, que refieren aumentos discretos de TNF,
luego de 5 minutos de una situación de estrés, la mayoría de los estudios previos,
informan elevaciones más importantes de IL-1 y de TNF, luego de 3 horas de
isquemia (159, 160), lo que hace sugerir, que posiblemente la duración de la isquemia
en nuestro estudio, no permitió detectar, elevaciones sustanciales en las
concentraciones séricas de estas citocinas.
Hasta el momento, no se han descrito fármacos, dirigidos al bloqueo de
citocinas, para mejorar el daño por isquemia, sin embargo, existen revisiones en las
cuales se plantea esta posibilidad, como un futuro probable dentro del campo de la
neuroprotecciòn. En la etapa inicial de la presente investigación, se planteó evaluar,
las variaciones en las concentraciones séricas de estas citocinas, en la isquemia
cerebral, con el uso profiláctico de atorvastatina, sin embargo no se encontró
variaciones significativas de las mismas.
Lo anteriormente expuesto, queda en evidencia al considerar; que el tiempo de
isquemia cerebral ideal, para la cuantificación serológica de citocinas, reportado en
la literatura revisada, es a partir de una hora de iniciada la isquemia. No obstante;
creemos que, este es un aspecto de suma importancia, que debe quedar abierto al
interés de otras investigaciones.
Finalmente, en recientes estudios, se ha demostrado, que en etapas tempranas
de la apoptosis (73), se produce la externalización de la fosfatidilserina (FS) en la
membrana celular, en ausencia de daño nuclear (163), permitiendo de esta manera, su
unión con la anexina-V (164). Esta unión puede ser detectada por citometría de flujo
(165) utilizando Anexina V conjugada con un fluorocromo (FITC).
La pérdida de simetría de la membrana plasmática, por la exposición de la FS,
precede a la pérdida de su integridad (166, 167) al aumento de su permeabilidad y a la
condensación nuclear (168, 169). En este estudio, se utilizó Anexina-V y Ioduro de
Propidio (IP) como indicadores de apoptosis y de necrosis respectivamente, y se
demostró, mediante el uso de Anexina-V, la existencia de cambios apoptóticos
precoces, en células cerebrales sometidas a isquemia, como lo demuestra, el
importante aumento del porcentaje de células marcada con anexina V en estas
condiciones, hallazgos estos, que permitieron corroborar, las modificaciones
morfológicas, evidenciadas al microscopio de luz. Adicionalmente, esta investigación
demostró que, en el tejido cerebral, tratado previamente con atorvastatina, hubo
disminución, del número de células apoptóticas y necróticas, con respecto a sus
equivalentes, encontradas en el tejido isquémico.
Basados en los resultados obtenidos en el presente estudio, se puede concluir,
que el uso de atorvastatina, en forma profiláctica, es capaz de proteger a las células
cerebrales, de la progresión de la apoptosis en situaciones de isquemia. Esto sugiere
que muchos pacientes serían beneficiados con el uso de una terapéutica combinada
que incluya el uso de estatinas en el tratamiento de los ataques isquémicos (170, 171,
172, 173).
Estos resultados permiten pensar en el potencial beneficio clínico-terapéutico
de la utilización de la Atorvastatina en patologías donde la muerte celular es el evento
biológico fundamental, como la isquemia cerebral.
CAPÍTULO IX
CONCLUSIONES
La isquemia induce cambios morfológicos en las células del tejido cerebral,
los cuales, disminuyen en forma significativa con el uso profiláctico de atorvastatina.
El tejido cerebral expresa, normalmente, Fas y FasL. Esta expresión aumenta
al ocurrir un proceso isquémico y disminuye significativamente con el uso de
atorvastatina.
Los niveles de citocinas séricas (IL-1α y TNFα) no se modifican durante una
isquemia de corta duración, por lo que es posible que no pudiera evidenciarse ningún
efecto de la atorvastatina sobre ellos.
La isquemia induce cambios necróticos y apoptóticos tempranos en el tejido
cerebral. La atorvastatina fue capaz de disminuir la aparición de apoptosis precoz y
de la necrosis durante la isquemia cerebral.
El uso de atorvastatina en la profilaxis de los ataques isquémicos cerebrales,
puede resultar beneficioso, en la disminución de la lesión cerebral y sus secuelas, en
pacientes portadores de factores de riesgo cardiovascular.
CAPÍTULO X
RECOMENDACIONES
Los hallazgos obtenidos en la presente investigación, demuestran que la
atorvastatina, efectivamente, tiene un papel neuroprotector importante en la
inhibición de ciertos procesos apoptóticos y necróticos, que ocurren durante la
isquemia cerebral. Sin embargo; a pesar de que los mecanismos de esta acción
neuroprotectora, aún no están bien precisados, estos parecieran estar relacionados con
sus propiedades pleiotrópicas. Ante estas observaciones, nos parece pertinente
recomendar, en primer lugar, continuar con esta línea de investigación, para seguir
profundizando y conocer más en detalle, la acción que poseen algunos fármacos,
sobre los eventos fisiopatológicos que caracterizan la cascada apoptótica. Lo cual
sería de suma importancia para el desarrollo futuro de una terapéutica neuroprotectora
en la isquemia cerebral.
En segundo lugar, tomando en cuenta los resultados de la presente
investigación y algunos reportes previos, que sugieren efectos similares,
consideramos que se deben realizar estudios controlados en humanos, que permitan
demostrar, en el área clínica, los hallazgos experimentales realizados en animales y la
efectividad de este medicamento en la profilaxis primaria y secundaria, así como, en
el tratamiento de la isquemia cerebral, en la búsqueda de la reducción de las secuelas
neurológicas que esta enfermedad suele dejar.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
1.
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