hora santa delante del santísimo

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DOMINGO DE RAMOS
Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén
El domingo de Ramos es el pórtico de la Semana Santa. La celebración de hoy consta de dos
partes: la entrada de Jesús en Jerusalén con la bendición de los ramos y la Eucaristía que nos
lleva a recordar al Siervo de Dios que sufre y muere para resucitar.
La entrada de Jesús en Jerusalén es un gesto profético que preanuncia su triunfo en la
resurrección. Las lecturas de este día son muy significativas, forman una unidad y expresan el
mensaje del Jesús doliente. El Siervo de Dios permanece siempre a la escucha de la palabra de
Dios y la anuncia a pesar de que es ultrajado (1 Lect.). El Siervo, según la tradición cristiana es
Jesús para liberar a la humanidad sumergida en el pecado y en la muerte (Ev.). El himno que
transcribe Pablo habla de la humillación y de la glorificación de Jesús (2 Lect.).
JUEVES SANTO
Misterio de Amor y servicio
Moisés dice a los esclavos de Egipto que el Señor pasará esta noche y da las prescripciones
necesarias para la cena pascual. Este día será memorable para nosotros (1 Lect.). Jesús pasa de
este mundo al Padre habiendo amado a los suyos hasta el extremo (Ev.). Pablo recuerda a los
corintios la institución de la Eucaristía, la nueva Pascua cristiana (2 Lect.).
VIERNES SANTO
Misterio de la Cruz
Hoy rezamos con el salmista, diciendo: “Suba mi oración como
incienso en tu presencia al alzar de mis manos como ofrenda de la
tarde” (Sal 140, 2). Jesús en la cruz eleva sus manos al Padre como
oración y ofrenda de la tarde. Ora por la humanidad pecadora y
ofrece su vida para su salvación.
La celebración de esta tarde debe transcurrir en silencio
contemplativo para meditar la fidelidad absoluta de Jesús al
Padre.
Consta de las siguientes partes:
1. Rito de entrada: procesión en silencio y oración.
2. Liturgia de la palabra en la que se proclama especialmente la narración de la
Pasión y se ora solemnemente por todos.
3. Adoración de la Cruz. La Cruz es el signo del triunfo de la donación y del
amor supremo de Jesús.
4. Rito de comunión. La comunión es configuración sacramental con Cristo,
muerto y resucitado.
5. Rito de conclusión: Las oraciones finales recuerdan a la asamblea que debe
vivir lo que ha celebrado.
El Siervo de Dios sufre en lugar del pueblo y justifica a muchos cargando los crímenes del
pueblo y será exaltado (1 Lect.). Jesús es el Siervo de Dios (Ev.). Cristo obedeciendo plenamente
al Padre se convierte en causa de salvación para todos los que obedecen (2 Lect.)
VIGILIA PASCUAL
Cristo ha resucitado
Esta noche es noche de estar en vela con las lámparas encendidas en espera del
Señor.
La celebración litúrgica consta de las siguientes partes:
1. Lucernario: bendición del fuego, procesión y pregón pascual.
2. Vigilia: la Iglesia proclama y medida las maravillas que Dios ha hecho
en favor de su pueblo.
3. Liturgia bautismal: se incoporan a la Iglesia nuevos miembros por el
sacramento del bautismo. Los fieles cristianos renuevan su compromiso
bautismal.
4. Liturgia eucarística: es la Eucaristía más importante de todo el Año litúrgico.
JUEVES SANTO
«Exhortese a los fieles a que dediquen algún tiempo de esta noche, según las circunstancias y
costumbres de cada lugar, a la adoración del Santísimo Sacramento. Esta adoración, con todo, si
se prolonga más allá de la medianoche, debe hacerse sin solemnidad» (Misal Romano, Jueves,
Misa de la Cena del Señor, nº 21)
HORA SANTA DELANTE DEL SANTÍSIMO
Inicio
Se comienza la Hora Santa con un canto apropiado
Monitor:
Hemos celebrado la Cena del Señor en la que hemos recordado la Institución de
la Eucaristía y del Sacerdocio y el Señor nos ha dado como testamento el
mandamiento nuevo del amor.
Ahora, otra vez reunidos junto al altar, queremos prolongar en meditación
contemplativa y en oración lo que hemos celebrado esta tarde. Renovemos
delante del Señor Sacramentado el memorial de su misterio de amor.
Escuchemos sus palabras pronunciadas en el Cenáculo junto con sus discípulos.
Sus palabras son su testamento. Esta tarde (noche) santa se respira silencio
contemplativo, misterio y amor de un Dios-con-nosotros, el Emmanuel.
Queremos dedicar este tiempo a estar junto a él para escucharle, orar con él al
Padre y darle gracias por el gran misterio de su Pascua.
Moderador:
La siguiente oración debe recitarse sin prisas y pausadamente.
Padre santo,
en esta hora de la tarde nos reunimos junto al altar
para hacer memoria de la Eucaristía celebrada
y adorar la presencia sacramental de tu Hijo
entregado para la salvación de todos.
Él es el Profeta,
haz que su Palabra resuene en nuestro corazón
y nuestras palabras sean eco de la suya.
Él es el Sacerdote,
haz que nuestra ofrenda y oración
se eleve hasta tu trono, como incienso,
y te ofrezcamos el gozo y el llanto de la humanidad.
Él es el Emmanuel, que permanece en el Sacramento,
haz que nosotros permanezcamos con él,
como los sarmientos en la vid.
Él nos ha dado como testamento el mandamiento del amor,
haz que lo cumplamos y seamos instrumento de caridad.
Padre santo,
aumenta nuestra fe en el misterio que adoramos y veneramos
en este tarde del Jueves Santo.
Ayúdanos a crecer y testimoniar nuestra fe en la vida
para que un día podamos contemplarte a tí y a tu Hijo, sin velo alguno.
Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
Todos:
Amén.
Monitor:
En esta hora de silencio introduzcámonos en el Cenáculo y escuchemos las
palabras de Jesús que dirigió a sus apóstoles.
Lector 1:
Lectura del santo evangelio según san Juan 13,31.33a. 34-35
Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: “Ahora es glorificado el Hijo del
Hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo
glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de
estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros;
como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que
conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros”.
Palabra del Señor.
Después de un breve silencio, el monitor y la asamblea recitan muy despacio por tres veces la
siguiente antífona:
Monitor:
Os doy un mandamiento nuevo – dice el Señor -:
que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Asamblea:
Os doy un mandamiento nuevo – dice el Señor -:
que os améis unos a otros, como yo os he amado.
El moderador puede hacer un breve comentario al texto proclamado.
Canto
Se canta un canto apropiado.
Lector 2:
Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 1-12
Dijo Jesús a sus discípulos: “Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y
creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera
así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio?. Cuando vaya y os prepare sitio,
volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros.
Y a donde yo voy, ya sabéis el camino”. Tomás le dice: “Señor, no sabemos
adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?”.Jesús le responde: “Yo soy el
camino, y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a
mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto”.
Felipe le dice: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”. Jesús le replica: “Hace
tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe?. Quien me ha visto a mí
ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre?” ¿No crees que yo estoy
en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia.
El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo estoy en
el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en
mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al
Padre”.
Palabra del Señor.
Después de un breve silencio, el monitor y la asamblea recitan muy despacio por tres veces la
siguiente antífona:
Monitor:
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, - dice el Señor -:
nadie va al Padre, sino por mí.
Asamblea:
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, - dice el Señor -:
nadie va al Padre, sino por mí.
El moderador puede hacer un breve comentario al texto.
Canto
Se canta un canto apropiado.
Lector 3:
Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 23-29
“El que ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y
haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la
palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he
hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu
Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os
vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la
doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me
habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os
alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho
ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo”.
Palabra del Señor.
Después de un breve silencio, el monitor y la asamblea recitan muy despacio por tres veces la
siguiente antífona:
Monitor:
El que me ama guardará mi palabra – dice el Señor -:
y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
Asamblea:
El que me ama guardará mi palabra – dice el Señor -:
y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
El moderador puede hacer un breve comentario al texto.
Canto
Se canta un canto apropiado.
Lector 4:
Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1-8
Dijo Jesús a sus discípulos: “Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.
A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo
poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os
he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede
dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, ni no
permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en
mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al
que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los
recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras
permanecen en vosotros, pediréis lo que deseéis, y se realizará. Con esto recibe
gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos”.
Palabra del Señor.
Después de un breve silencio, el monitor y la asamblea recitan muy despacio por tres veces la
siguiente oración:
Monitor:
Permaneced en mí, y yo en vosotros – dice el Señor -:
el que permanece en mí da fruto abundante.
Asamblea:
Permaneced en mí, y yo en vosotros – dice el Señor -:
el que permanece en mí da fruto abundante.
El moderador puede hacer un breve comentario al texto.
Canto
Se canta un canto apropiado.
Lector 5:
Lectura del santo evangelio según san Juan 17, 11b-26
Jesús, levantando los ojos al cielo, oró diciendo: “Padre santo, guárdalos en tu
nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando
estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba,
y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la
Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan
mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque
no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que lo retires del
mundo. Sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy
del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me
enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro
yo, para que también se consagren ellos en la verdad. Padre santo, no sólo por
ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para
que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean
en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. También les di a
ellos la gloria que me distes, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo
en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo
sepa que tú me has enviado y los has amado como me has amado a mí. Padre,
éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y
contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la
fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he
conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les
daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté con ellos, como
también yo estoy con ellos”.
Palabra del Señor.
El moderador puede hacer un breve comentario al texto
Canto
Se canta un canto apropiado.
Monitor:
Hemos escuchado las palabras de Jesús en el cenáculo en esta tarde (noche) de
misterio de amor y entrega. Terminemos esta hora santa delante de la Presencia
santa de Jesús sacramentado, dándole gracias por la Eucaristía y por este rato
de oración, y supliquémosle que derrame su gracia a favor de la Iglesia y de
todos los hombres y mujeres del mundo.
Moderador:
Recítese sin prisas y pausadamente
Señor Jesús,
tus palabras en el cenáculo nos han conmovido
y queremos darte gracias por ello.
Gracias, por la institución de la Eucaristía,
gracias, por tu misterio pascual que nos salva y redime,
gracias, por el mandamiento nuevo,
gracias, por ser Emmanuel, Dios–con–nosotros,
gracias, por esta hora de oración ante tu Presencia,
gracias, por la gracia de tus dones,
gracias, por escucharnos y renovar nuestra vida y sentimientos.
Queremos acompañarte hasta la cruz,
para contemplarte elevando sobre la tierra
con los brazos abrazando al mundo entero
y elevar nuestros corazones a ti.
Queremos estar junto a tu sepulcro en silencio y oración
en espera de tu resurrección.
Queremos gozarnos con tu triunfo sobre la muerte
y sentirnos libres de la esclavitud del pecado.
Te pedimos ser adoradores en espíritu y en verdad,
te pedimos estrechar la comunión contigo y con los hermanos,
te pedimos servirte, sirviendo a los necesitados y marginados,
te pedimos ser portadores de paz y justicia,
te pedimos ser constructores de un mundo más solidario,
te pedimos un corazón quebrantado y humillado
para recibir tu misericordia,
te pedimos la gracia de vivir el Triduo sacro con espíritu de recogimiento,
te pedimos por los que no creen en tu misterio pascual,
te pedimos por los que son indiferentes a tu amor.
Señor Jesús,
nuestro encuentro de oración contigo no termina aquí,
se prolonga en nuestro compromiso en la vida,
ayúdanos con tu gracia a serte fieles aquí en la tierra
y poder contemplar tu rostro en el cielo.
Que vives y reinas, por los siglos de los siglos.
Monitor: Recitemos todos juntos la oración que nos enseñó Jesús, diciendo:
Asamblea: Padre nuestro...
Canto de despedida
Se canta un canto apropiado.
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