Un mundo de relaciones

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Internet: Un mundo de relaciones
Francisco Javier Valiente
Misión Joven 329 (2004) 25-32.
SÍNTESIS DEL ARTICULO
Llama la atención cómo miles de usuarios de Internet se están sirviendo de este medio para
relacionarse, conocerse. Internet se está convirtiendo en un nuevo lugar de socialización
donde las personas interactúan. Especialmente los jóvenes se están apropiando de este
medio y, para muchos, es un lugar más donde establecer relaciones. El autor analiza la
posibilidad de establecer relaciones interpersonales a través de Internet, centrándose en los
canales de chats, muy utilizados por el público juvenil. Después de explicar el
funcionamiento y las características técnicas de estas aplicaciones, se ponen de manifiesto
aspectos específicos de este tipo de relaciones, como el anonimato y el problema de la
identidad, la precariedad de las relaciones o su carácter efímero.
Internet se ha convertido en un nuevo espacio social. Las aplicaciones y programas
que se han ido desarrollando están favoreciendo la comunicación entre los usuarios. Una
comunicación cada vez más interactiva y en la que participan más canales (texto, audio,
video). En España cerca del 34’6% 1e se conectan desde su casa (61’9%). La posibilidad de
conexión desde la propia casa favorece el uso de la red para la comunicación interpersonal.
Después de la búsqueda de información y del correo electrónico, los chats son el servicio
más utilizado. El crecimiento de este servicio está relacionado con el número mayor de
usuarios que acceden a la red desde su propia casa.
Especialmente los jóvenes están encontrando, en este nuevo medio, una posibilidad
para relacionarse. Internet se ha convertido en una gigantesca plaza en la que establecer
relaciones, interactuar con otros. Está dejando de ser una anécdota el conocer a parejas que
comenzaron su relación en un canal de chat. Pero, ¿cómo funcionan estas aplicaciones? ¿Es
posible establecer relaciones interpersonales a través del ordenador? ¿Son una posibilidad o
un peligro?
1. La comunicación en línea
La comunicación a través de Internet puede clasificarse de dos formas, según el
modo como se produzca la comunicación entre los usuarios y el tiempo en el que se produce:
sincrónica y asincrónica. En este breve estudio abordaremos, exclusivamente, la
comunicación sincrónica o en tiempo real.
La comunicación o interacción sincrónica se produce cuando los usuarios
intercambian mensajes al mismo tiempo, en tiempo real (on line), y la interacción es
simultánea, como en una conversación normal. En este grupo podemos incluir el IRC
(Internet relay Chat) o chat, del que nos ocuparemos en este estudio.
La interacción asincrónica se produce cuando la comunicación es en tiempo
diferido, como sucede en el correo electrónico, los grupos de noticias o foros de discusión. En
este tipo de comunicación no es preciso que los usuarios estén presentes cuando se produce.
Basta enviar un correo electrónico o dejar un mensaje en un foro de discusión, el receptor
del mensaje podrá acceder a él en momento distinto en el que el emisor lo produce.
2. Hablar por los dedos: los chats
1
Datos del EGM 2005 en www.aimc.es
1
Los primeros sistemas de comunicación fueron los tablones de anuncios o BBS
(Bulletin Board System) que permitieron el nacimiento de las primeras comunidades
virtuales. Los usuarios podían intercambiarse mensajes, en tiempo diferido, y enviarlos a los
que formaban aquellos grupos y podían acceder a forums abiertos. En 1988, un estudiante
de informática finlandés, Jarkko Oikarinen, diseñó el MUT (Multi User Talk) primer sistema
que permitía charlar en tiempo real, de forma simultánea. Pero sólo era posible la
comunicación entre dos personas. El desarrollo de este programa permitiendo más canales
simultáneamente, consintió el nacimiento de las aplicaciones de IRC.
Además de redes específicas de chat (MIRC, IRC-Hispano, DALnet, etc), últimamente
se han popularizado los web-chat. Son páginas web que disponen de salas de chat donde los
usuarios pueden comunicarse. Y el número de usuarios crece constantemente. Por ejemplo,
la red IRC-Hispano, según datos de junio de 2002, alcanza máximos de 40.000 conexiones
simultaneas (Mayans: 2002, 25), con un número de 700.000 usuarios diarios. Basta darse
una vuelta por los canales de chat de algunas páginas web (ya.com, terra.es, por ejemplo)
para comprobar que son miles las personas que, simultáneamente, están conectadas.
Es curioso señalar cómo el número de usuarios creció con la Guerra del Golfo y todo
el proceso de desmembramiento de la Unión Soviética después de la caída del muro de
Berlín. Los canales de chats se convirtieron en lugares donde intercambiar información y
comentarios sobre estos acontecimientos. Una información más directa y más teniendo en
cuenta las restricciones y manipulación informativas vividas en aquel momento.
¿Cómo funciona un chat?
El chat es un sistema de mensajería instantánea que permite a los usuarios hablar
mediante el teclado. Las aplicaciones destinadas a este fin, crean un espacio virtual dividido
en salas por temas. Para entrar se exige que el usuario utilice un apodo o nickname. En
algunas redes este nick está registrado por el usuario y nadie puede utilizar el mismo
nombre. En los canales de web-chat el nick se crea en esa sesión y puede cambiarse cada
vez. Ahora van apareciendo canales que permiten registrar, también, el apodo.
Los chats se organizan y dividen en salas temáticas (cine, política, sociedad, más de
30, más de 25, amigos, etc) y, en algunas aplicaciones, el usuario puede entrar a varias de
estas salas según sus intereses. Una vez dentro de la sala elegida, el usuario puede seguir la
conversación que aparece en una ventana central. A uno de los lados de esa ventana
aparecen todos los nick de los que, en ese momento, están dentro de la sala. Lo más
frecuente es que aparezca una ventana en la parte inferior para escribir lo que nosotros
queremos decir y, pulsando la tecla enter, aparecerá en la ventana general para que todos lo
puedan leer.
En la sala general todos hablan con todos. La conversación va fluyendo y,
dependiendo de la habilidad comunicativa de cada uno, se va insertando en el tema del que
se trate. Los usuarios pueden no participar y asistir, simplemente, como oyentes, sería
mejor, en este caso, decir como lectores. Además de la conversación general, los
participantes pueden dirigirse a un solo interlocutor y mantener conversaciones en privado
en una ventana distinta de la general.
Reglas de cortesía
Al entrar en estos canales, suele aparecer un mensaje invitando a los internautas a
seguir unas mínimas reglas de cortesía y urbanidad. Así, por ejemplo, se invita a saludar, a
no utilizar insultos o palabras malsonantes y, en general, a evitar todo aquello que pueda
molestar. Al mismo tiempo, se hace hincapié en la importancia de respetar todas las
opiniones y participar activamente en la conversación.
En muchos de los canales de chat existe la figura del moderador que vela para que
funcione técnicamente el canal y para que los usuarios cumplan ciertas normas. El
anonimato que estas aplicaciones ofrecen, puede dar lugar a insultos o descalificaciones.
Esto, en algunas ocasiones, lleva a que ese usuario sea cancelado del chat.
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3. Internet: Espacio de socialización
Internet se ha convertido en un espacio de interacción social. Hoy se habla del
ciberespacio para referirse al espacio virtual (digital) en el que tiene lugar todas las
actividades que se realizan a través de la red. Señalando, inmediatamente, que al utilizar el
término virtual, no queremos contraponerlo a “real”, sino a físico. Actividades de la vida
ordinaria, hoy las hacemos a través del ordenador, utilizando la red. Entre esas actividades,
la comunicación mediante el ordenador (CMC en sus siglas en inglés) está generando un tipo
alternativo de socialización y de relación interpersonal.
Los sistemas de CMC están convirtiendo la red en un lugar social, no sólo un lugar de
paso, sino un lugar habitable. Se están constituyendo “no tanto un medio de comunicación
como un espacio comunicativo” (Mayans : 2002, 51). Este tipo de sociabilidad, obviamente,
no excluye los modos de socialización y relación interpersonales tradicionales, basados en la
interacción cara a cara. Más bien, se trata de formas alternativas de interacción social que
utilizan un nuevo medio como soporte.
¿Es posible la relación interpersonal en el ciberespacio?
En la relación interpersonal cara a cara, las personas que entran en comunicación
comparten un mismo espacio físico. En ese tipo de comunicación entran en juego elementos
verbales, no verbales y de proxemia. Palabra, mirada, gestos, mayor o menor cercanía, el
tacto, etc, son códigos que forman parte de la comunicación. Dichos elementos se convierten
en indicadores. Las personas estamos habituados a descifrarlos. De hecho, el mayor o menor
éxito en nuestras relaciones interpersonales se basa, también, en la habilidad para gestionar
los distintos códigos que intervienen en la comunicación e interpretarlos de forma adecuada.
La característica fundamental de la CMC es que las personas no comparten el mismo
espacio físico. Quienes entran en contacto con otros a través de los chats pueden estar en la
misma ciudad, o en distintos continentes. La distancia no es, aquí, una barrera. El espacio
que se comparte es ese espacio virtual en el que los internautas están insertados. Espacio,
por otra parte, que desaparecerá cuando se cierren las aplicaciones o se apague el
ordenador.
Este puede ser considerado un aspecto positivo en este tipo de relaciones. Las
tecnologías de la comunicación, a lo largo de la historia, han ido posibilitando a las personas
el poder superar las distancias que las separaban. Los límites impuestos por las dimensiones
del espacio y del tiempo, propios de la condición corporal, se han ido debilitando. Para el
usuario del chat, la distancia no es un problema. Puede establecer relaciones con gente que
se encuentre en otra parte del globo. Los límites serán la lengua o la habilidad técnica para
manejar los programas.
No bastan las palabras
Para relacionarse con los otros, los usuarios deben teclear lo que en cada caso
quieren expresar. La escritura es la base de estas relaciones. Es cierto que, poco a poco, los
chats van incluyendo la posibilidad de añadir sonido e, incluso, de poder ver al interlocutor si
se dispone de una webcam y el programa apropiado. Pero todavía, es la escritura el código
fundamental utilizado. Pero es fácil prever que sonido e imagen serán, pronto, habituales en
este tipo de comunicación.
La escritura es bastante impersonal, se trata muchas veces de frases hechas, sin
completar, resumiendo al máximo lo que se quiere expresar. Pero la ortografía, el estilo
empleado, la elección de las palabras, pueden expresar la subjetividad del individuo. La falta
de contacto físico ha hecho que se desarrolle todo un código de símbolos para expresar
emociones pues, las palabras no bastan. Con los signos disponibles en el teclado, se pueden
manifestar sentimientos. Así se utilizan los llamados emoticones, que en algunos programas
de chat han sido sustituidos por iconos de caras sonriendo, llorando, guiñando el ojo,
besando, etc.
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4. Límites y riesgos
4.1. El problema de la identidad: el anonimato y la simulación
El anonimato es uno de los atractivos que presentan los chats. No se conoce quien es
la persona que está detrás de un nick. Al iniciar una conversación en privado se suelen
preguntar datos personales, descripciones físicas generales, lugar desde donde se conecta,
etc. Muchos de estos datos suelen ser inventados. El usuario del chat puede ofrecer una
imagen de sí mismo diferente de la real. El individuo no sólo es autor de lo que escribe, de
los mensajes que lanza, sino que es autor de sí mismo, construyendo nuevos yo a través de
la interacción social virtual (CARETTI: 2000, 126).
En los chats el individuo puede presentarse con una personalidad construida. Este
intercambio social anónimo permite jugar con la personalidad y el aspecto físico. Para
muchos jóvenes, por ejemplo, esto supone que pueden relacionarse con otros sin tener en
cuenta los condicionantes que la presencia física impone. En una sociedad, además, en la
que la imagen personal se tiene tan en cuenta y lo físico se valora tanto, aquí la persona se
siente más libre. Cuántas veces hemos oído a los jóvenes quejarse de que en demasiadas
ocasiones se les juzga por la apariencia física.
La seducción del chat
No es de extrañar que muchos se sientan seducidos por el chat, por un medio de
relación que les permite conocer a otras personas y darse a conocer sin preocuparse por la
apariencia física. Muchos, se sienten fascinados “mostrando caras de su propia persona que,
solamente en un contexto sin encuentros visibles, sienten poder desvelar y exaltar”
(NARDONE – CAGNONI : 2003, 75).
Algunos autores ven, en esta posibilidad de crear diversos tipos de personalidad, un
valor de los encuentros virtuales, en el sentido que puede ayudar a conocer los distintos
aspectos de la personalidad. Internet sería una especie de laboratorio donde experimentar
con la construcción y la reconstrucción del yo en un proceso que permite modelarnos y recrearnos a nosotros mismos. Además, al no estar condicionados por el aspecto físico y la
presencia cara a cara, las conversaciones alcanzan altos niveles de profundidad. No
olvidemos que Internet pone en contacto a personas; al otro lado de la pantalla hay una
persona con sus sueños, emociones, logros y fracasos. En el chat se comunica también todo
esto y puede sorprender la sinceridad que puede alcanzarse.
¿Quién está ahí?
Pero el anonimato puede ser, también, una trampa. Cuando la comunicación se ha
centrado entre dos personas y se ha establecido una relación especial, de confianza, incluso
de posible relación de pareja, también se busca encontrarse cara a cara con el otro. En el
momento del encuentro, en muchas ocasiones sobreviene la desilusión. La otra persona no
es como se había imaginado, y no se cumplen las expectativas que se habían creado, por
una o por ambas partes. Como señalan Nardone y Cagnoni, “el ilusionado insatisfecho se
convierte en desilusionado, el satisfecho que es rechazado se convierte en un deprimido”
(2003, 76).
Otro aspecto preocupante del anonimato que permite este tipo de comunicación son
los casos que lindan con lo delictivo. Adultos que se hacen pasar por menores, por ejemplo,
para ganarse la confianza de los más jóvenes y solicitar servicios sexuales. Son aspectos a
tener en cuenta y que deben ser considerados como una perversión de la finalidad del
medio.
El ritual del simulacro
Sin llegar a estos extremos, el anonimato forma parte del ritual de la comunicación
en Internet.. Todo tipo de relaciones sociales tienen sus propios rituales y en los chats se
asume un cierto grado de simulación. En la sociabilidad virtual se parte del anonimato y de la
no presencia física como elementos que posibilitan la relación. Especialmente en los primeros
encuentros, hay un acuerdo tácito entre los individuos en participar en ese juego de
construcción de la personalidad. Los participantes se convierten en actores que, contando
con la cooperación del otro, “intentan construir un escenario que les permita experimentar
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diversos encuentros sin el compromiso o las consecuencias que, en otro tipo de
circunstancias, tales encuentros podrían acarrear” (MORA : 2003).
4.2. Insuficiencia del espacio virtual
Es gratificante conocer a otros por la red, establecer amistades, incluso colocar las
bases de una posible relación de pareja. Pero llega un momento en que la relación por el
chat es insuficiente. Y exige que se continúe la relación fuera del ciberespacio. Muchos
canales de chats organizan encuentros (kedadas, en el argot) entre los participantes. En el
ciberespacio se han creado grupos de amigos que comparten aficiones y gustos y esa
relación se quiere prolongar en el mundo físico.
Internet se convertirá en el soporte de esas nuevas amistades y relaciones pues, al
tratarse generalmente de personas que no viven cerca, el chat será el punto de encuentro.
La intensidad de esas relaciones dependerá del interés que los usuarios manifiesten y que se
concretará, además de en las charlas virtuales, en contactos por teléfono o correos
electrónicos.
La CMC es una posibilidad más a disposición de las personas, pero no puede
convertirse en el único medio de relación interpersonal. Puede resultar gratificante,
especialmente en edades más jóvenes, construir la persona ideal y presentarse así ante
otros. Pero ese “yo creado” no seremos, completamente, nosotros. También la persona tiene
sus limitaciones, sus aspectos negativos. La relación interpersonal con el otro no puede
basarse en el espejismo de una personalidad perfecta. Aceptar las propias limitaciones y las
del otro y los conflictos que pueden surgir, forman parte de la construcción de las relaciones.
Las relaciones a través del chat son gratificantes y pueden crear, en algunos,
dependencia. El canal de chat puede convertirse en un refugio sobre todo para personas con
dificultad de socialización en el mundo físico. Por otra parte, muchas de estas relaciones que
se establecen están marcadas por un fuerte carácter efímero y provisional. En los chats se
entablan contactos con muchas personas, contactos que duran varios encuentros. Los
usuarios van cambiando de nick y de identidad, aparecen y desaparecen, y la relación no
continua en el tiempo.
5. Conclusión
Con sus luces y sombras, la comunicación a través de Internet se está asentando
como una posibilidad más que tienen las personas para relacionarse. Cada vez, más ámbitos
de nuestra vida están mediados por el uso de la red; incluso las relaciones interpersonales.
Para las nuevas generaciones, que se están habituando a convivir con las nuevas tecnologías
de la comunicación, será normal tener sus amigos en el ciberespacio.
La red se está convirtiendo en un nuevo espacio de socialización, alternativo a los
otros ya existentes. Los canales de chats se presentan como una ocasión, para quien lo
desee, de poder entrar en relación con otros. Hay que pensar, no nos hemos detenido en
ello, que esos canales de comunicación quieren dar respuestas a distintos intereses de las
personas que en ellos participan. Las personas pueden, así, agruparse en comunidades en
las que cultivar aspectos diversos de la cultura, la sociedad, la política, etc, también la
relaciones interpersonales incluso afectivas.
Es necesario, también, educar a los jóvenes en la utilización de este nuevo medio.
Habrá que tener en cuenta los posibles riesgos que, como toda creación humana, presenta
Internet. Hay que estar en la red pero no estar enredados. Especialmente en casa, los
padres tienen que estar atentos al tiempo que pasan sus hijos en Internet y al uso que hacen
de ella.
Con las debidas cautelas, Internet pone al alcance de todos un amplio abanico de
posibilidades de interacción con otros. Por una parte sirve para mantener las relaciones ya
existentes y que, por tiempo o por distancia, no podemos cultivar todo lo que quisiéramos.
Por otro lado, nos permite el encuentro con personas con las que podemos compartir ciertos
intereses, sin importar dónde estemos. Encuentros que pueden posibilitar un intercambio de
información y de ideas o, incluso, la colaboración en proyectos y realizaciones comunes. Un
nuevo medio y espacio de comunicación que está originando una nueva idea del mundo, un
mundo de relaciones.
5
Bibliografía:
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CANTELMI T. - TALLI M. - DEL MIGLIO C.- D'ANDREA A., La mente in Internet. Psicopatologia
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http://cibersociedad.rediris.es/textos
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