Grupos pequeños: La mejor alternativa. El trabajo en grupos pequeños en la rutina diaria es un periodo en el que los niños y los adultos participan activamente. El grupo pequeño es una oportunidad para el adulto de presentar a los niños conceptos, actividades o materiales nuevos, pero no para dar lecciones tradicionales, hacer ejercicios de repetición o llenar hojas de trabajo. En lugar de esto, el adulto asume un rol de apoyo al aprendizaje de los pequeños, y les facilita el descubrimiento individual, más que proporcionarles el conocimiento. En las actividades del grupo pequeño, se reúnen de seis a diez niños con un adulto durante un periodo de 10 a 20 minutos para experimentar con algún material, hablar sobre sus observaciones, solucionar los problemas con que se enfrentan y a lo largo de estos procesos desarrollar nuevas habilidades o conceptos. Este artículo explicará cómo los adultos planean y apoyan este tipo de actividades en las experiencias del grupo pequeño. Las ideas para una actividad en grupo pequeño son pensadas por los adultos por varias razones: por ejemplo, puede planearse una actividad para responder a un interés particular que el adulto ha observado en los niños, o para presentar un material nuevo o uno que los niños no utilizan, o bien para que participen de alguna costumbre o tradición. Cualquiera que sea la idea que respalde la actividad en grupo pequeño, lo que la hace una experiencia única es el tipo de interacción del adulto con el niño durante la actividad. Se describirá en este artículo el papel del adulto, comenzando por las estrategias para dar inicio al trabajo en pequeños grupos. INICIO DE LA ACTIVIDAD EN GRUPOS PEQUEÑOS. Proporcione el material a los niños desde el principio. Al comenzar estas actividades los adultos hacen disponible el material para cada uno de los niños que participan en el grupo pequeño. Los niños se acercan a la actividad deseosos de comenzar. Darles el material tan pronto como llegan les permite encausar sus energías a la tarea desde el principio. Si se les proporciona, por ejemplo un conjunto de bloques, plumones, papel, instrumentos musicales o un sombrero lleno de animalitos, los niños empezarán a explorar los materiales muy animados, dibujando, construyendo, haciendo música o realizando cualquier otra actividad con los materiales, tan pronto como los tengan en sus manos. Diga una frase introductoria. Algunas veces, usted querrá ofrecer a los niños un reto sencillo como: “¿Qué pueden hacer con papel, pegamento y listones?” En el caso del sombrero con animalitos, la maestra puede mostrar el sombrero y decir: “Hoy vamos a trabajar con sombreros y animales. También trabajaremos con un programa de computadora con sombreros mágicos y animales que brincan adentro y afuera de los sombreros.” APOYAR A LOS NIÑOS MIENTRAS TRABAJAN. Una vez que los niños tienen sus materiales y han comenzado a trabajar, utilice estas estrategias para apoyarlos mientras ellos experimentan y descubren: Ubíquese al nivel del niño. Si los niños están sentados en el suelo, hágalo también. Si están de rodillas sobre un “tapete” de papel, arrodíllese junto a ellos. Colocarse en el mismo nivel físico que los niños, le ayuda a entender su experiencia y facilita la interacción con ellos. Observe lo que los niños hacen con el material. Se esperan diversas respuestas ante un mismo material: Fabiola llena su tablero de pijas completamente, Caro hace una figura con sus pijas, Julia cuenta las suyas y Daniel hace montoncitos con ellas. También puede ver cómo se dan las experiencias clave en un grupo pequeño en el que los niños se amarran latas en los pies para usarlas como zancos: Sara comenta sobre el ruido que hacen las latas y Alex llena sus zancos con arena. Al observar las diferentes formas en que los niños usan los materiales, usted tendrá idea de cómo pueden interactuar con cada uno de ellos para apoyar su propio aprendizaje. ESCUCHE LO QUE LOS NIÑOS DICEN. Usted descubrirá lo que es importante para cada niño en particular y en qué está pensando: “¡Mi agua se está poniendo anaranjada!” “Estoy dejando el huevo en el agua mucho tiempo”. ATIENDA A TODOS LOS NIÑOS INDIVIDUALMENTE. Aún en un grupo pequeño de niños, no es posible atenderlos a todos al mismo tiempo. En una actividad en la que se utilizaba colorante para teñir huevos, Bety, la maestra, primero se aseguró de que cada niño tuviera el material: vinagre, colorante, agua y huevos cocidos. Luego, ella se fue acercando a cada uno de los niños y estando en cuclillas pudo verlos y escucharlos uno a uno. También les dice con sus acciones que estará con ellos eventualmente. Esto permite a los pequeños enfocar sus energías a su trabajo más que a buscar la atención del adulto. IMITE LAS ACCIONES DE LOS NIÑOS. A menudo en los grupos pequeños la conversación pasa a segundo plano, las acciones son lo importante porque los niños están concentrándose realmente en lo que están haciendo. Por ejemplo, ellos pueden estar concentrados en introducir los huevos en el colorante sin romperlos, o en revisar los huevos para ver si ya tienen color. En estos momentos, los adultos pueden apoyar el trabajo de los niños si tienen su propio juego de materiales y lo usan para imitar lo que los pequeños hacen. La imitación lo involucra como un compañero de trabajo junto con los niños sin interferir con sus intereses. Mientras Betty trabaja junto a los niños, Carmen, que estaba tiñendo su huevo de verde, le aconseja: “Bety, no lo saques, necesita más verde todavía”, “Esta bien, respondió Bety regresando el huevo al recipiente con colorante”. HABLE CON LOS NIÑOS, SIGUIENDO LA PAUTA QUE ELLOS ESTABLECEN. Cuando los niños están listos para hablar, responda a lo que dicen, ajustándose al tema, tono y ritmo que el niño le da a la conversación: CARMEN: “¡El mío se está poniendo verde!” BETY: “Sí, se está poniendo verde.” CARMEN: “El verde se está extendiendo.” (Observa el recipiente desde abajo.) BETY: “Sí, veo que el verde se está extendiendo.” CARMEN: “Está de verdad muy, muy verde.” ANIME A LOS PEQUEÑOS A HACER COSAS POR ELLOS MISMOS Y SUGIERA QUE UNOS AYUDEN A OTROS, SI ES NECESARIO. Los niños aprenden por medio de sus propias acciones, entonces mientras más sean animados por los adultos a hacer cosas por ellos mismos en el grupo pequeño, más oportunidades de aprendizaje tendrán. Al hacer que un niño ayude a otro compañero propicia la independencia en otra forma, esto además, ayuda al niño a ver a sus compañeros como colaboradores valiosos. Cuando en el grupo pequeño de Betty, a un niño se le derramó el colorante, ella simplemente le dio papel para limpiar. El niño limpió lo que había derramado sin ninguna ayuda y continuó con su actividad. Esta experiencia también le permite al niño simpatizar con otros a los que les había ocurrido lo mismo. “A mi también me pasó eso”, dijo Sandra cuando a Carmen se le derramó el colorante. Protegida por el comentario de su compañera, Carmen fue al lavabo y sin problemas se lavó las manos y regresó a teñir otros dos huevos. Entonces, aun cuando quisiéramos hacer las cosas por los niños, somos maestros más efectivos cuando permitimos que sean ellos los que hagan las cosas por ellos mismos y los animamos a confiar en otros compañeros. HAGA PREGUNTAS OCASIONALMENTE. Para los niños, las preguntas más relevantes son las que ellos se plantean a sí mismos. Caro se pregunta después de haber puesto el colorante en el vinagre: “¿De verdad el color verde se va por todas partes, también al fondo?” Cuando usted haga una pregunta en el grupo pequeño asegúrese de que es parte de una conversación y que está directamente relacionada con lo que el niño esta haciendo o pensando. Las preguntas que animan al niño a decir más sobre lo que está pensando y sobre sus actividades, son especialmente útiles: Nelly: “Estoy dejando el mío adentro (del colorante) mucho tiempo.” Betty: “¿Qué la va a pasar si lo dejas mucho tiempo dentro?” Nelly: “Se va a pintar más.” PARA CONCLUIR UNA ACTIVIDAD EN GRUPO PEQUEÑO. Los adultos procuran llevar la actividad en grupo pequeño a una conclusión sencilla mientras continúan respondiendo a los intereses individuales de los niños. Estas estrategias ayudan a los adultos a lograr este propósito: Tomen en cuenta que los niños terminan en tiempos diferentes. Cuando una actividad en grupo pequeño está por terminar, es importante evitar apurar a los niños que trabajan lentamente, pero, por otra parte no hay necesidad de mantener a los niños que terminaron en una actividad en la que ya no están interesados, sólo porque todavía no es hora de terminar. En la actividad de teñir huevos, por ejemplo, Betty permitió que los niños trabajaran a su propio paso. Cuando los niños iban terminando uno a uno, les pidió que recogieran su material, y después habló con ellos de sus planes para el periodo de trabajo. De esta manera, algunos niños pudieron comenzar una nueva actividad mientras otros estaban terminando con su trabajo de grupo pequeño. Algunas veces la actividad debe terminar a una hora en particular, tal vez porque es la hora del recreo o porque inmediatamente después se programó una actividad para todo el grupo. En estos casos, avíseles unos minutos antes que ya va a ser tiempo de recoger el material. Esto les da, a los niños que no han terminado, la oportunidad de suspender la actividad en un punto natural, sin interrumpirla repentinamente. También puede recordar a los niños que no han terminado que los materiales estarán disponibles en otros momentos del día. (por ejemplo, durante el periodo de trabajo de ese día o del día siguiente) para que ellos puedan planear terminar con su actividad. Al llegar al final de la actividad, los pequeños tal vez querrán compartir entre ellos lo que hicieron, hacer planes para llevar a casa sus trabajos o hablar sobre cómo pueden hacer otras cosas a partir de lo que obtuvieron ese día. No los apresure a terminar este tipo de conversaciones, pues son oportunidades para ellos de evaluar y dar cierre a su trabajo. Estas conversaciones facilitan una transición suave hacia la siguiente actividad – el paso final en las actividades en grupo pequeño que involucra completamente a los niños en el proceso de aprendizaje activo.