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31 / I semestre / 2012, Quito
ISSN: 1390-0102
Surrealismo en el Paraguay
Riccardo Castellani
Regiseur de Opera Mercosur, Asunción
RESUMEN
El surrealismo, nacido en los años 20, y arribado pronto al Paraguay con revistas literarias
extranjeras (aunque no por sus textos fundacionales, sino por producciones de escritores
aledaños al movimiento), no tuvo relevancia en la escena de la poesía paraguaya hasta lograr
instalarse dos décadas más tarde, evidente o subrepticiamente, en el quehacer poético nacional. La intención de este ensayo es mostrar cuáles fueron las condiciones necesarias para
que este movimiento influyera en la literatura paraguaya, específicamente en la poesía, y de
qué modo esta influencia logró que la poesía fuera lo que naturalmente debía ser: paraguaya
y actual. A la par, insertos a lo largo del ensayo, se incluyen suficientes textos para mostrar
la evolución de este proceso, y para dar además una mínima antología –obligada tal vez por
lo recóndito del tema.
Palabras clave: Surrealismo, Paraguay, poesía, vanguardias literarias siglo XX.
SUMMARY
Surrealism, born in the 1920s and which arrived soon to Paraguay through foreign literary magazines (if not by foundational texts, by texts from writers close to the movement), did not have
relevance in Paraguayan poetry until it managed to position itself –evidently or surreptitiously–
in the poetic trade two decades later. This article tries to show which were the necessary conditions for this movement to influence Paraguayan literature, especially poetry, and the way in
which it succeeded in making poetry what it naturally had to be: Paraguayan and current. At
the same time, inserted along the article, there are enough texts to show the evolution of this
process, and to provide a small anthology –pressed maybe by the obscureness of the topic.
Key words: Surrealism, Paraguay, poetry, literary vanguards, XXth Century.
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En el Paraguay no se ha desarrollado el surrealismo absoluto, y quizá
valga la pena aclarar que los únicos surrealistas absolutos fueron los firmantes
del manifiesto de 1924, y lo fueron desde unos pocos años antes y hasta unos
pocos años después de ese momento. Sin embargo es este el período que nos
interesa revisar antes de inmiscuirnos en el tema que nos atañe: el surrealismo
asume que el demonio mencionado por Platón –el que se apodera del poeta
y le dicta versos– es en verdad el recientemente descubierto subconsciente.
Partiendo de esta convicción buscó los medios de explorarlo y exponer lo
descubierto indiscriminadamente, dejando de lado las trabas de la lógica, el
gusto y la moral. La intención era dar con los medios para acceder al mismo y
reemplazar con él a la racionalidad que había llevado al mundo a una degeneración inaceptable, cuya máxima expresión fue la Primera Guerra Mundial. El
desacuerdo entre los miembros sobre el mejor modo de llevar a cabo este fin
terminó por desmembrar el grupo, y para inicios de la última guerra mundial
los surrealistas de la primera hora habían evolucionado hacia posiciones irreconciliables entre sí.
A pesar de su fracaso en el plano práctico, para esas alturas el surrealismo había cambiado radicalmente el lenguaje del arte en general, se había
expandido por Europa y había cruzado el océano, influenciando no solo a
los movimientos subsecuentes, sino a los antecedentes: Dante, Shakespeare,
Swift, Sade, Jarry, Baudelaire, Mallarmé, se mencionan en el Primer Manifiesto Surrealista como ejemplos de surrealistas parciales, y a la lista no sería
difícil añadir nombres como Carrol, Bosch, Wu Ch’eng En, y muchos textos
de Cervantes y Bécquer.
Ahora bien, su llegada a Paraguay se produce hacia el final de la primera mitad del siglo XX. De los varios posibles motivos de este retraso quizá
el principal sea la situación intelectual de Paraguay en los años en que surge
el surrealismo: pasadas cuatro décadas de la guerra contra la Triple Alianza, el
país alcanzaba la cumbre de una larga reconstrucción. El ambiente de pujanza
devenía reaccionario, nacionalista; a pesar del conocimiento de las vanguardias europeas y sudamericanas, el gusto literario tendía hacia el modernismo
rubendariano, en el cual encontraban múltiples puntos de contacto con la formación clásica de la que se sentían orgullosos los más instruidos de la época, la
mayoría de ellos hijos naturales que se habían hecho por su propia cuenta de
un saber enciclopédico en medio de la miseria y una desarticulada educación
pública. Sin embargo el ejercicio de la poesía era moroso, no tanto por medi128 / Kipus
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tativo como por secundario; era el ensayo el género privilegiado: la polémica
histórica y la administración de la economía, de la educación, del Gobierno.
Esta generación legó al país una economía estable y un sistema educativo funcional, necesarios para la aparición de una corriente como el surrealismo; la angustia que faltaba la aportaron la guerra contra Bolivia y los sucesivos
enfrentamientos civiles.
Todavía fueron necesarias la poesía panfletaria que rompiera el lenguaje
preciosista, el quiebre del ritmo musical por otro de estertores entrecortados,
y la idea de un arte que sea expresión del desasosiego espiritual y social en lugar de la clásica idea del arte por el arte; todo esto durante el breve desarrollo
del posmodernismo en el que comienzan a practicar la literatura los principales
renovadores de la poesía paraguaya: Hérib Campos Cervera y Josefina Plá.
Campos Cervera conoce durante su exilio en Buenos Aires las vanguardias del continente americano y a Federico García Lorca, poeta aledaño a la
rama española del surrealismo (Picasso, Dalí, Miró) y de algún modo intuitivamente surrealista –basta leer en sus conferencias que asocia a su poesía más
importante la presencia del duende, al que en sus propias palabras “hay que
despertarlo en las últimas habitaciones de la sangre”–; Josefina, quien llega
a Paraguay en el 26 casada con Julián de la Herrería, conoce por su parte la
vanguardia ibérica por haber nacido en las Islas Canarias y por haber vuelto a
España en el 34. Campos Cervera retorna del exilio en el 35, Josefina Plá en
el 37 y vuelve luego de la muerte de su marido. Juntos serán los principales
animadores del cenáculo Vy’a Raity, en el que habrá de renovarse la literatura.
Los poetas de este grupo partieron de la poesía posmodernista, se
forjaron en una sensibilidad decadentista que aún no se lograba sacudir toda
la enseñanza de Rubén Darío, y ya estaban en camino de lograr su propia
voz cuando el vanguardismo se impone –o cuando se imponen el vanguardismo–. Como resultado, la poesía está más cerca de los últimos textos de
Vallejo y Éluard, poetas estos que, habiendo escrito en el surrealismo más
radical, volvían –en parte por convicción ideológica– a una poesía menos
experimental, en la que lograron lo más acabado de su obra. Los siguientes
textos fueron escritos entre el 39 y el 53, y pertenecen a integrantes del cenáculo Vy’a Raity:
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PALABRAS DEL HOMBRE SECRETO (fragmento)
Hérib Campos Cervera
Hay un grito de muros hostiles y sin término;
hay un lamento ciego de músicas perdidas;
hay un cansado abismo de ventanas abiertas
hacia un cielo de pájaros;
hay un reloj sonámbulo
que desteje sin pausa sus horas amarillas,
llamando a penitencia y confesión.
Todo cae a lo largo de la sangre y el duelo:
mueren las mariposas y los gritos se van.
¡Y yo, de pie y mirando la mañana de abril!
¡Mirando cómo crece la construcción del tiempo:
sintiendo que a empujones
me voy hacía el cariño de la sal marinera,
donde en los doce tímpanos del caracol celeste
gotean eternamente los caldos de la sed!
¡Dios mío! –Si no quiero otra cosa
que aquello que ya tuve y he dejado,
esas cuatro paredes desnudas y absolutas;
esa manera inmensa de estar solo, royendo
la madera de mi propio silencio
o labrando los clavos de mi cruz.
TUS MANOS
Josefina Plá
De las más hondas raíces se me alargan tus manos,
y ascienden por mis venas como cegadas lunas
a desangrar mis sienes hacia el blancor postrero
y tejer en mis ojos su ramazón desnuda.
En mi carne de estío, como en hamaca lenta,
ellas la adolescente de tu placer columpian.
–Tus manos, que no son. Mis años, que ya han sido.
Y un sueño de rodillas tras la palabra muda–.
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…Dedos sabios de ritmo, unánimes de gracia.
Cantaban silenciosos la gloria de la curva:
cadera de mujer o contorno de vaso.
Diez espinas de beso que arañan mi garganta,
untadas de agonía las diez pálidas uñas,
yo los llevo en el pecho como ramos de llanto.
CAMINO
Augusto Roa Bastos
Donde acaba la raíz comienza el viento,
comienza el caminante su ostracismo,
rompe el terrón su tenue paroxismo
y se apaga en las manos, ceniciento.
Con labios, no con pies, ando un violento
paisaje como sombra de mí mismo
dejando un silencioso cataclismo
en cada piedra, en cada pensamiento.
Pie de jaguar y corazón de garza,
cielo enterrado a golpes de raíces
en el ala de arena que lo engarza.
Voy caminando y siento en las matrices
del tiempo arder mi vida como zarza,
y hasta en mi aliento encuentro cicatrices.
En esta poesía es evidente aún el gusto por el ritmo clásico, por las palabras esdrújulas, la adjetivación cromática “horas amarillas”, “caracol celeste”,
los tropos del siglo de oro “Tus manos, que no son. Mis años, que ya han sido”,
“con manos, no con pies”, la influencia de estos escritores es evidente en la
promoción posterior como puede apreciarse en los siguientes tercetos de 1954:
PRESENTE (fragmento)
Carlos Villagra Marsal
Entre el árbol y el agua que extermina,
junto a su tronco resonante y duro
se ahoga el mundo y renazco ante la espina.
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Contra un rasgueo triste, vago, oscuro
bastimento del pecho en correntada,
una creciente de contorno puro.
Tornan a su lugar los rostros. Nada.
Horizontal y lentamente asida
boya la voz en una remansada.
A la orilla. Detrás, mengua la herida,
envejecen el yugo y la coyunda,
la médula en cenizas nos olvida.
Mas surge una guarania y me circunda
los huesos y el rezumo de mi nombre,
favorece mi sangre más profunda
y me declara que el dolor y el hombre
se hospedan dentro de su mismo canto
y aunque recuerde el grito, aunque me asombre,
trajinan solos, cierran mi quebranto
y al tocar su horizonte descoyuntan
estrellas sobre el filo de mi llanto.
………………………………………
Todavía se aprecia la tendencia a formas renacentistas, pero el ambiente
de alucinación es surrealista y –hecho resaltante– el lenguaje es propiamente
paraguayo, característica compartida con gran parte de los miembros de la
Academia Universitaria en la que se formó poéticamente Villagra y que se irá
arraigando en nuestra literatura, en desmedro del léxico y las formas clásicas.
Del mismo poeta transcribo un texto posterior –del 98– fundamentalmente
irracional, ya que trata de la revelación de lo sagrado durante un sueño –y la
revelación que lleva a la poesía mística se hermana por muchas razones con
el surrealismo–, y a continuación dejo un poema de René Dávalos, escrito en
1966, que parece completar esta idea de heterogeneidad absoluta entre lo
humano y lo divino; y luego un poema de Óscar Ferreiro sobre la muerte del
verbo encarnado.
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DEVELACIÓN
Carlos Villagra Marsal
Anteanoche
estuve en un sueño;
en el medio había
una plazoleta sin deslindes,
sin edad.
El piso de lajas amarillas
despedía
un áspero esplendor cenital
Mis pasos íntimos
lastimaban el aire pensativo:
yo iba ocupando
esa abierta soledad.
Hacia el centro,
me arrimé a una fuente
circular.
Al punto supe
que se trataba
de una pila reverencial.
Allí cantaba un nombre el agua
con minuciosa majestad.
No acierto a pronunciarlo en la vigilia,
pero era un nítido pronombre
cardinal.
Oh ensoñación, espacio, piedra
y fuente y agua y aire
y Nombre
que sólo en el sueño grande
han de regresar.
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PALABRA HUMANA (fragmento)
René Dávalos
III
¡Qué paso detenido el hombre
qué sombra dolorosa
en días como umbrales
de una casa enorme
a la que nunca entramos!
¡Qué larga esta espera
en la que vamos yendo:
las cosas como hechas de pedazos de sueño
el alma como círculo que no logra alcanzarse!
Y el dolor de Aquél que nos espera
detrás de las ventanas
que tercamente devuelve las renuncias
y nos sigue gritando su promesa en la sangre.
¡Todo tan fácil detrás de las murallas
todo tan puro más allá
y nosotros callados, crepusculares
con las llaves perdidas en la oscuridad del día!
VÉRTIGO
Óscar Ferreiro
Era el punto –no vértice– no sombra
él no era
era el espacio –en su dolor baldío–
él no era
era él sin nombre –sin número– al margen
él no era
era el punto –no vértice– no sombra
él no era
hacia la ola –el mundo– hacia la nada
él no era
hacia las tres –a punto de morir.
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Dentro del universo de la poesía mística cabe anotar los textos inspirados en los cantos rituales de los guaraní. Así como los surrealistas tendieron
hacia otros misticismos alternativos al del catolicismo imperante –cuya moral
citaban entre las trabas del libre desarrollo de la imaginación–, la poesía paraguaya busca su fundamento en la tradición de los primeros habitantes de
estas tierras. El segundo libro de poesía de Roa Bastos incluirá una versión
poética en castellano de la leyenda de la creación y juicio final del mundo de
los apopokuva-guaraní; varios poetas, como Bareiro Saguier y Susy Delgado,
recurrirán constantemente al universo simbólico de las leyendas sagradas mbyá
guaraní. Como ejemplos transcribo los siguientes poemas:
LA NOCHE
Ruben Bareiro Saguier
La lechuza,
la oscura lechuza
revolotea.
En donde se para a descansar
nacen las tinieblas.
EL COMETA
Ruben Bareiro Saguier
El perro víbora
de espanto y llamarada
requema el cielo.
¿Barrerá su cola
la selva de los días,
la efigie fugaz de nuestros rostros?
TAPIR DE FUEGO
Óscar Ferreiro
Del aire se descuelga
Tamboreando el silencio
Un gran tapir de fuego.
Galopa sobre el pico de las olas
deshecho todo cálculo
el gran tapir de fuego.
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Suspendiendo las súplicas del agua
galopan los picachos del hielo y la tormenta
dos tapires de fuego.
Desquiciando los arcos de la tierra
destrozando las rutas de la fama
galopan incansables
tres tapires de fuego
Cuatro caballos negros de Durero
a galope tendido
descubren las visiones desoladas
de Juan
de Juan de Patmos.
La búsqueda religiosa no termina finalmente por responder la incógnita
del hombre, y los poetas, buceando más profundo en sí mismos, en su inconsciente, se encuentran ante la evidencia de que bajo la personalidad construida
a lo largo del curso de sus vidas no queda un Yo verdadero, propio. La obra
de Roque Vallejos, el libro Premoniciones de Esteban Cabañas, y buena parte
de la poesía escrita sobre todo en los ochenta dará cuenta de esta revelación.
[HOY QUE HE SALIDO]
Roque Vallejos
Hoy que he salido, para
buscarme adentro, hablarme
conversarme, estar conmigo,
sentir sin soledad toda mi ausencia, no me he hallado.
Hoy que he bajado paso
a paso, mi vacío,
y que no he encontrado a nadie
que me ofrezca su mano,
que he pisado mi carne
como orilla ajena,
no sé como no estoy, si no he salido.
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[ESTAR CONMIGO MISMO]
Ricardo Mazó
Estar conmigo mismo,
encontrarme
frente a frente.
Mirarme
fijamente en los ojos,
cerrarlos
y verme íntegramente.
Cada rasgo,
cada rictus
y hasta cada poro
donde pugna
por escaparse
en miles
de minúsculas gotas
la esencia
de mi nada.
[¿POR QUÉ ANTIGUO RITUAL]
Esteban Cabañas
¿Por qué antiguo ritual
se vuelve máscara tu rostro?
De tus innumerables rostros:
uno que cambia y nutre
aquella línea azul
donde tu boca se traga
todas las palabras.
Este segundo misterio se aproxima
cuenta un aire de cosas impresas
y huellas de una mano que no se identifica
Una mano congelada en un papel
en una carta
En el picaporte
y el ámbito incierto de la angustia
Al sacarse la máscara
no queda nada.
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Kipus 31, I semestre 2012
RADIOGRAFÍA SACRAMENTAL
José Benítez
He velado toda la noche
mi calavera en un frasco
de alcohol fortificado
a 30 grados bajo cero.
¡Cómo huye el espíritu
desesperadamente a la bartola!
Y el alma, ni qué decir.
Mis huesos se descarnan
uno a uno en menos
de un segundo.
Y ese frasco, es apenas
algo turbio, pastoso,
ininteligiblemente horrible.
Esa es la pura realidad.
Y pensar que creía
en la blancura perfecta
del cuerpo humano.
Este último poema, por cierto, lleva una fuerte carga de humor negro,
rasgo muy apreciado por los surrealistas –por algo Breton publica una antología sobre este tema–, y que aparece en la poesía paraguaya hacia los años
setenta para volverse usual en la década siguiente. El tono de este período
tiende con fuerza al dadaísmo, y parece surgir justamente como burla contra la
poesía surrealista, como un intento por caricaturizarla, como se puede apreciar
en los siguientes poemas de Jorge Canese1 y Joaquín Morales (extraído de un
libro de título plenamente surrealista: Poliedro o panóptico desnudo del mundo
1.
Jorge Canese por cierto, a partir su libro kantos del akantilado, publicado en los 80, ha
evolucionado en dirección a una verdadera deformación lúdica del lenguaje, mezcla
de guaraní, portugués, y castellano, plagado de modismos regionales actuales. Como
ejemplo dejo el título de su último libro: Para zekar la Vana-na: temwolitos –temwolitzmos –Klixettes –xagas biajes no rokomend-havles & uforismos bairos. Este lenguaje
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y despliegue de sus trampas, demonios y maravillas, y acerca del amor, la muerte,
la poesía, y otros juegos de salón). En este último poema sobre todo es notable
la influencia de Los cantos de Maldoror, de Isidore Ducasse.
PROBEMOS ADJETIVACIÓN SURREALISTA
Jorge Canese
Vanidad
otros tejen el infinito
en mis cabellos de paja.
Una bruja atónita quisiera mirarte.
Pero no, es mejor
que los niños se caven su propia fosa.
Debe ser viernes o febrero,
caballos mentirosos.
Zonzo atrincherado entre jazmines de verano,
un picaflor contempla tu nada.
Sí, ya sé que te diste cuenta,
pero sigo (bolsones, baches)
algún canario anidará en mi conciencia,
me llenaré de palabras,
escribiré “el” poema épico perfecto
y llegaré a mí mismo. A ese
cosmos chiquitito, inalcanzable.
Vanidad, somos viernes,
es la bruja del 47.
AMOR POR TODAS PARTES
Joaquín Morales
Amor: con alicates púrpuras
te cortaría los dedos,
y en cajitas de cucurucho
guardaría tus ojos extrañados.
Dos octubres y un septiembre
añejaría en un rincón de tu ombligo;
actualmente se ha puesto de moda de la mano de la poesía “kartonera”, fuertemente
influenciada por Canese (o Kanexe, como hoy por hoy firma).
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para el perro hambriento apartaría
tu cráneo y caderas complicadas;
las partes blandas, en cambio,
a la serenidad de un gato.
Tu garganta musical,
a mis oídos grata (y a mi lascivia)
en un tejado cualquiera
al picotazo de los gorriones.
La más barroca dalia
florecería en tus pechos;
alguna de tus piernas se doraría al sol
en apariencia de naranjas;
la otra se aburriría
en un desaguadero cloacal.
Sin esperanzas, yo imitaría
frente al espejo, al afeitarme,
la amistosa sonrisa de tus secretos.
Tu corazón envuelto
en papel aluminio,
simulacro de almuerzo en la oficina:
y diez veces al día
me lavaría las manos
sin darme cuenta.
Sin embargo, durante estos mismos años ochenta reaparece el surrealismo más agónico, quizá debido a la publicación sobre todo por parte de la
editorial Alcándara de autores hasta entonces esparcidos en revistas y periódicos y que aún no habían pasado a libro, como Óscar Ferreiro, y la reedición
de poemarios de difícil acceso o agotados, como Ceniza redimida de Campos
Cervera; además, retorna a la literatura Roque Vallejos luego de un silencio
de diecisiete años; y, por otra parte, comienza sus actividades el taller literario
Ortiz Guerrero, en torno al cual se reúne una nueva promoción de escritores
–entre los que se cuentan los ya vistos Joaquín Morales y José Benítez– que
llegarán al surrealismo a partir de la revisión que hicieron del movimiento los
norteamericanos de la “beat generation”, insertándose en su discurso más bien
coloquial imágenes tortuosas de evidente cuño irracional. Como muestra de
este período copio un texto de Sobreviviente, publicado en Alcándara en 1984:
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[ACURRUCADO SOLO]
Renée Ferrer
Acurrucado solo.
Los brazos aferrados a las piernas
en un páramo de aves abrasadas.
Aterido y helado
el corazón. Transidas las arterias
por un dolor antiguo y sin embargo inédito.
Estrenando el horror,
a pesar del horror
de los siglos repitiéndose.
Sumido en una cóncava, interminable espera.
Fetal hasta los huesos
bajo el gris desconsuelo de la luna.
Torrenteras de sal en sus mejillas,
y un vidriado paisaje de rescoldo y ceniza
en el aposento de las órbitas.
Aferrado al espanto de vivir todavía
va dejando las aguas de su cuerpo
en brocal de silencio.
Ante sus ojos secos estertoran
ciudades derribadas
humareda,
y sobre el aire tenso
un sabor incisivo
a metal retorcido, a polvo vegetal,
a pájaro sediento.
Hoy deambula entre ausencias desde su lecho inmóvil.
Ausencias que le hablaban tan sólo hace un momento
de ir a un bar por la noche
o confundir los cuerpos
bajo el blanco arrebato de las sábanas.
Desmesuradas cuencas
donde a beber no llegan ni siquiera los cuervos.
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No hay cuervos ensañados sobre la muerte aislada.
Todo es muerte y silencio.
Sólo muerte y silencio.
En la vastedad desconsolada
del planeta
una queja gastada se ha quedado sin voz.
A lo lejos, errante, va un tumulto de sombras
que no le dicen nada,
o todo lo repiten;
y en el centro preciso de una distancia insomne,
acurrucado espera:
el reverso de la vida,
la consumación,
la caridad del olvido.
Así las cosas, dejando de lado la poesía actual –a la que falta la depuración que hará el tiempo–, el surrealismo no solo ha influido directa o indirectamente en las vanguardias, sobre todo, luego de décadas de predominio del
romanticismo zorrillano y otros tantos años de influencia modernista, sino que
ha favorecido el surgimiento de una poesía escrita en castellano verdaderamente paraguaya, y si este surgimiento fue logrado en gran parte por un intento
consciente y continuo de los poetas, no puede negarse que la influencia del
surrealismo a este respecto ha sido beneficiosa, pues al implicar una inmersión
en lo profundo del subconsciente dio como resultado un encuentro con el
propio fundamento del ser, lo que lleva en primer término a una producción
netamente personal que, al sumarse a la producción de poetas cercanos en experiencia vital –aquellos que cohabitaban en el mismo espacio físico–, da pie a
una poesía netamente nacional. Para terminar quisiera dejar un fragmento del
poema “Al hermano” escrito por René Dávalos que ilustra mejor esta identificación con el otro a partir de la exploración de la propia consciencia:
Torno entonces hacia adentro mi mirada
para buscar las señas de tu alma. b
Fecha de recepción: 24 enero 2012
Fecha de aceptación: 5 marzo 2012
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