Especies en riesgo

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4.2. Especies en riesgo
Grandes cambios hemos causado en el medio en las últimas décadas. Muchos de estos cambios
son ahora problemas que afectan a la sociedad. Estamos inmersos en un proceso de destrucción
del planeta y es necesario tomar medidas que nos permitan revertir esta situación.
La flora y la fauna, así como el paisaje, se han visto muy afectados por las modificaciones
realizadas al medio, las cuales han sido acumulativas desde el desarrollo de las civilizaciones.
Desde entonces se han extinguido numerosas especies ya sea porque estuvieron incapacitadas
para adaptarse a los cambios o porque evolucionaron a otras formas de vida. En nuestros días las
especies están desapareciendo tan rápido que en ocasiones no se alcanza ni a saber qué
especies son las que se están perdiendo. La comunidad científica señala que estamos
encaminados a la extinción masiva, similar a la que se produjo al finalizar el periodo cretáceo, sólo
que en aquel entonces la extinción se debió a factores climáticos y geofísicos y la actual se debe
casi exclusivamente al efecto hombre.
Para tratar de determinar el grado de amenaza en que se encuentran las especies de fauna y flora
silvestres en nuestro país, los científicos y conservacionistas han establecido una serie de sistemas
de clasificación basados en el número de individuos o poblaciones de individuos de una especie.
La Norma Oficial Mexicana 059 Semarnat – 2001 – Protección ambiental, referente a las especies
nativas de flora y fauna de nuestro país, señala las siguientes categorías para señalar el grado de
amenaza de las especies en riesgo:
Probablemente extinta en el medio silvestre. Aquella especie nativa de México cuyos
ejemplares en vida libre dentro del territorio nacional han desaparecido, hasta donde la
documentación y los estudios realizados lo prueban, y de la cual se conoce la existencia de
ejemplares vivos, en confinamiento o fuera del territorio mexicano.
En peligro de extinción. Aquellas especies cuyas áreas de distribución o tamaño de sus
poblaciones en el territorio nacional han disminuido drásticamente poniendo en riesgo su viabilidad
biológica en todo su hábitat natural, debido a factores tales como la destrucción o modificación
drástica del hábitat, aprovechamiento no sustentable, enfermedades o depredación, entre otros.
Amenazadas. Aquellas especies, o poblaciones de las mismas, que podrían llegar a encontrarse
en peligro de desaparecer a corto o mediano plazo, si siguen operando los factores que inciden
negativamente en su viabilidad, al ocasionar el deterioro o modificación de su hábitat o disminuir
directamente el tamaño de sus poblaciones.
Sujetas a protección especial. Aquellas especies o poblaciones que podrían llegar a encontrarse
amenazadas por factores que inciden negativamente en su viabilidad, por lo que se determina la
necesidad de propiciar su recuperación y conservación o la recuperación y conservación de
poblaciones de especies asociadas.
Perrito llanero (Cynomys mexicanus)
Los perritos llaneros son mamíferos de la familia Sciuridae, con hábitos coloniales, de cuerpo
robusto, pelaje amarillento y de un peso aproximado de un kilogramo. Son los principales actores
en la selección vegetal de los pastizales, lo cual es de suma importancia para su conservación y de
las especies estrechamente relacionadas a estas y que por igual se encuentran en peligro de
extinción tales como el Águila Real (Aquila chrysaetos), Lechuza Llanera (Athene cunicularia),
Zorra del Desierto (Vulpes velox) y Víbora de cascabel (Crotalus sp).
En México se encuentran dos de las cinco especies de estos roedores, llamadas perro llanero
mexicano (Cynomys mexicanus) y de cola negra (Cynomys ludovicianus), respectivamente. El
perro llanero mexicano es una especie endémica del altiplano mexicano y actualmente se
encuentra en peligro de extinción. Su distribución se encuentra restringida a una región de menos
de 1 000 km² entre los límites de San Luis Potosí, Nuevo León y Coahuila.
La especie Cynomys mexicanus se encuentra en peligro de extinción debido al desplazamiento
que han sufrido en su hábitat reduciéndose a menos del 30 por ciento de su distribución original.
Uno de los principales factores que propicia la disminución de la población de esta especie ha sido
el cambio de uso de suelo, al convertirse a estos llanos en terrenos agrícolas, suelos propicios
para el cultivo de la papa. La segunda causa de importancia esta relacionada con el sobrepastoreo
que se le ha dado a este tipo de áreas.
Estos precedentes hacen necesarias acciones urgentes que puedan impedir la desaparición de
estos mamíferos en el largo plazo ya que actualmente es un hecho de que sólo quedan
remanentes, es decir, colonias aisladas con poca conectividad con otras colonias.
Son los pocos los estados que albergan a esta especie tan carismática en el norte de México ya
que han sido extirpados localmente en el Estado de Zacatecas, desplazados y extirpados
prácticamente en casi todo el Estado de San Luís Potosí. Para el caso de Nuevo León y Coahuila
las colonias activas se han visto disminuidas drásticamente en los últimos años y esta situación va
a la par con el incremento de hectáreas cultivadas de papa, lo que muestra una relación inversa
entre la población y el cultivo de este tubérculo.
Oso negro (Ursus americanus)
El oso negro es uno de los mamíferos terrestres más grandes de México. La especie es
considerada carismática por su asociación con la imagen tierna y fuerte que en general se le
atribuye. El oso negro es el más pequeño de los osos norteamericanos (el Grizzly y el Polar). Un
macho grande puede llegar a pesar más de 270 kilogramos, pero las medidas de su cuerpo,
incluyendo cabeza, son de 120 a 180 cm y pesa normalmente entre 50 a 150 Kg dependiendo de
la edad del individuo.
Tienen hocicos largos y estrechos y las orejas más grandes que los demás osos. Aparentemente,
tienen las garras delanteras más cortas. El pelaje de su cuerpo, como su nombre lo indica, en
general es negro, aunque puede variar entre el café oscuro y el color canela, a excepción de la
zona que rodea el hocico que es de color miel. Son plantígrados, esto es, se distinguen por apoyar
el talón de forma similar a los humanos. Su cuerpo es robusto, su cola corta y las orejas son
redondas. Las poblaciones de oso se distribuyen principalmente en las cañadas y cumbres
cubiertas por pino y encino, y durante la primavera y el verano se les puede encontrar en los
pastizales al pie de las serranías.
Aunque el oso negro pertenece al orden de los carnívoros, se le considera omnívoro, pues su dieta
la constituyen una gran cantidad de alimentos de origen vegetal y animal, que dependiendo de la
época del año varía su preferencia en relación a su disponibilidad. La dieta de los osos está
constituida en un 75% de vegetales y frutos, el 25% restante por insectos, miel, carroña, pequeños
mamíferos y peces. No son depredadores activos y su dieta es alta en carbohidratos y baja en
proteínas y grasas. Cuando ingieren alimentos ricos en proteínas muestran una ganancia
significativa en el peso y un incremento en la fecundidad.
Los tipos de vegetación que prefieren los osos dependiendo de la estación están bien descritos;
durante el otoño, el invierno y la primavera, las bellotas y los frutos de la "manzanita" son su
principal alimento, mientras que a finales de la primavera, verano y principios del otoño, consumen
frutos de diversas plantas incluyendo tunas y alimentos de origen animal como insectos (hormigas,
chapulines, grillos, y, especialmente, las abejas y la miel) y pequeños mamíferos. Ocasionalmente
causa daño en el maíz comiendo los elotes maduros.
Generalmente los osos tienen hábitos diurnos, pero ante la presencia humana pueden volverse
nocturnos. Los machos adultos son solitarios a excepción de la temporada de apareamiento. Existe
una clara jerarquía social entre los osos, esta se establece dependiendo de la fuerza y agresividad
de cada individuo, y de la presencia de crías entre las hembras.
El oso negro americano (Ursus americanus eremicus) es un especie considerada prioritaria por la
SEMARNAT, debido a que se encuentra listada en la NOM-059-SEMARNAT-2001 como una
especie en “peligro de extinción”, y en el Apéndice II de la Convención sobre Comercio
Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres (CITES); a que existe una alta
factibilidad de recuperarla y manejarla, produciendo con ello un efecto de “protección indirecta” que
permitirá conservar a otras especies y sus hábitat; y a que se trata de una especie carismática que
posee un gran valor cultural y económico.
Águila Real (Aquila chrysaetos)
El águila real es una especie con una gran importancia a nivel cultural para nuestro país, pues no
sólo ha sido un símbolo desde épocas prehispánicas sino que se ha convertido en el símbolo de la
nación siendo parte del escudo nacional. Esta especie se encuentra amenazada.
La distribución de esta subespecie no está restringida al país pero si a Norteamérica y debido a la
importancia social resulta fundamental la conservación de dicha especie; su hábitat incluye
bosques de pino y áreas de vegetación no muy densa, aunque en sus territorios de caza
predominan las áreas despejadas como llanuras y lugares semiáridos; se pueden encontrar
registros de avistamientos hasta los 2700 msnm (metros sobre el nivel del mar).
La diferenciación morfológica es muy poca o nula, siendo sólo el tamaño distintivo al ser mayor la
hembra al macho; pueden alcanzar en longitud de 80 a 87 cm los machos y de 90 a 95 cm las
hembras, con una envergadura aproximada de 188 a 212 cm los machos y de 215 a 227 cm las
hembras; el peso del macho puede variar entre los 3 y 4kg y en las hembras entre los 4 y casi 7kg.
Los sitios de anidación se ubican en riscos y grandes árboles. Los nidos son construidos con
ramas y cada año pueden agregar más pues es común que utilicen el mismo nido año tras año. La
cantidad de huevos por nidada es normalmente de dos aunque pueden poner hasta tres o cuatro
en raras ocasiones, tardando la incubación de seis a seis semanas y media; los pichones
empiezan a volar entre las 8 y las 12 semanas después de nacidos.
Su alimentación se complementa de mamíferos pequeños como roedores, conejos, liebres, perritos
llaneros, zorros, crías de cabras; aves como perdices, palomas, patos; peces, reptiles e incluso
anfibios. En el invierno incluso puede recurrir a la carroña y aunque no es un ave oportunista
puede arrebatar la presa a alguna otra ave rapaz.
Chorlo Llanero (Charadrius montanus)
A principios de los años sesenta se creía que el chorlo llanero tenía un rango de distribución que
abarcaba desde las partes más meridionales hasta cubrir ocho estados de la República Mexicana,
pero a partir de 1963 los reportes de esta especie se redujeron a sólo dos de los ocho estados de
nuestro país y los sitios de anidamiento de Canadá comenzaron a declinar. Para 1989 los sitios de
anidamiento en Canadá desaparecieron aún cuando los avistamientos persisten hoy día. Para
México sólo se ha reportado un nido; cabe mencionar que en estimados se calcula que el 85% de
la población de Norteamérica hiberna en California y el resto en el norte de México (principalmente
Chihuahua), en Arizona y Texas.
En los años setentas se estimaba que la población de chorlo llanero en América del Norte contaba
entre 214,000 y 319,000 ejemplares, hoy día se cree que se redujo a entre 8,000 y 10,000
ejemplares.
El chorlo llanero se considera una especie endémica de los pastizales nativos de Norteamérica, los
cuales se han visto afectados por la actividad antrópica, sus poblaciones se encuentran ligadas a
las de perritos de la pradera, ardillas terrestres, y especies grandes de pastoreo.
En México el chorlo llanero forma parte de las especies amenazadas según la NOM-059, esto aún
cuando no se ha determinado con precisión su rango de distribución.
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