La nueva presencia del diseño curricular en el escenario de la Educación física en Primaria Antonio Fraile Aranda Universidad de Valladolid Introducción Una de las cuestiones controvertidas en el escenario educativo es si lo que se enseña en la escuela tiene suficiente relevancia para saber actuar en la sociedad tecnológica y de la comunicación. La discusión sobre qué enseñar siempre ha tenido una fuerte relevancia educativa y, de cara a las nuevas exigencias socioeconómicas del mercado actual, ese debate alcanza un importante protagonismo. Por tanto estamos ante un conjunto de decisiones educativas que tienen mucho que ver con el currículo escolar, ya que las aplicaciones de los conocimientos científicos y tecnológicos tienen cada vez una mayor influencia en la vida de los individuos. La generalización del término currículo en el ámbito educativo se produce a partir de la institucionalización de los procesos de enseñanza-aprendizaje, como necesidad de organizar la transmisión del conocimiento. En esta ocasión, nos preocupa de qué forma el currículo de Educación Física, que nos propone la nueva Ley educativa (LOE), nos va a ayudar a atender con esta disciplina una educación integral de los escolares en la nueva sociedad del conocimiento. El concepto de currículo El termino currículo tiene su origen en la enseñanza anglosajona y aunque inicialmente se centraba exclusivamente en los fines y contenidos de la enseñanza, con el paso del tiempo ha ido recogiendo el resto de componentes que confluyen en el acto educativo. En el contexto español, Coll (1987) es uno de los primeros en considerar al currículo como un proyecto que preside las actividades educativas escolares, con el objeto de proporcionar guías de acción útiles para los profesores. Así, con la LOGSE el currículo se definía como el conjunto de objetivos, contenidos, métodos pedagógicos y criterios de evaluación de cada uno de los niveles, etapas, ciclos, grados y modalidades del sistema educativo; desde el cual podemos responder mejor a los siguientes interrogantes: - Lo que hay que enseñar: los contenidos. - Para qué hay que enseñar: los objetivos. - Cuándo hay que enseñar: ordenar y secuenciar los contenidos y objetivos. - Cómo hay que enseñar: estrategias docentes. - Qué hay que evaluar, cómo y cuándo: evaluación. Finalidades del currículo Para entender mejor los múltiples significados educativos que se pueden asignar al currículo, analizaremos sus diversas finalidades, considerando que éste debe atender: a) Al conocimiento explícito y al oculto. El diseño del currículo debe contemplar tanto el conocimiento explícito como el oculto (Jackson,1974), a partir de las condiciones escolares y en relación con un contexto político, social, económico exterior a la escuela. Gracias al currículo podemos entender mejor la escuela y desarrollar esquemas de pensamiento más apropiados para la enseñanza y para su posible modificación (Giroux, 1992). b) Conocimiento teórico y práctico de la escuela. En el currículo se determina lo que pasa en el aula entre profesor y alumnos, como proyecto en ejecución que se verifica en la acción educativa. Por tanto, se trata de un medio para transformar la enseñanza y, por tanto, una guía didáctica para el profesor. El currículo se verá concretado a través de los materiales curriculares en cada uno de los ciclos de enseñanza, diseñando actividades y estrategias de enseñanza para el programa. c) A la diversidad y complejidad del aula y de sus alumnos. El currículo debe prestar especial atención a la diversificación y a la cambiante realidad del aula a la que nos vemos sometidos los profesores, dentro del espacio educativo. Así, cuanta más ambiciosa sean las pretensiones de la institución escolar con los alumnos, más complejo y ambiguo es el diseño curricular, donde sus objetivos y contenidos deberán atender a múltiples finalidades. Una vez, presentado el concepto y las finalidades del currículo podemos analizar las características que éste puede llegar a desarrollar atendiendo a los criterios epistemológicos. Así, Alvarez Méndez (2000) considera que el currículo se puede implementar siguiendo una vía tradicional, denominada como modelo de currículo vertebrado en torno a objetivos. Su base epistemológica es de carácter positivista y se encuentra en la psicología conductista, cuya preocupación está centrada en la predicción y en el control de los resultados académicos (evaluación de la eficacia de los aprendizajes). Como alternativa se encuentra el currículo definido como proyecto y como proceso, que conlleva un tipo de enseñanza/aprendizaje como una actividad crítica de investigación constante, que tiene como valor añadido que atiende el desarrollo profesional de los docentes. Según recoge Stenhouse (1984) el currículo de proceso representa una tentativa para comunicar los principios y rasgos esenciales de un propósito educativo, de forma que debe permanecer abierto a la discusión crítica. De acuerdo con las orientaciones que se establecen con la LOE, destacamos no sólo esa importancia del proceso, sino la primacía de una perspectiva curricular cognitiva referida a la educación de los procesos mentales implicados en el comportamiento. Desde este modelo curricular de proceso y de carácter cognitivo también se favorecerá la profesionalidad del docente gracias a que éstos van adquiriendo un mejor conocimiento de su saber hacer desde su práctica diaria. Para ello, el profesor debe valerse de una metodología basada en el debate abierto, fomentando y protegiendo la diversidad del alumnado. A través de generar una acción educativa en la que se llegue a problematizar los contenidos del aprendizaje. Por último, para Rodríguez Rojo (1997) los diseños curriculares deben abordarse desde una perspectiva crítica. Para ello, la enseñanza debe entenderse como un acto libre y creador de comunicación entre sujetos, lo que llevará a un tipo de diseño curricular más artístico que técnico. Así para los docentes, desde este enfoque crítico, el currículo es el medio por el que aprenden el arte de enseñar, personalizando la planificación de los contenidos y de los materiales, en vez de ser meros ejecutores de los planes elaborados por profesores expertos a sus espaldas. Por tanto, la actividad de diseñar el currículo no se debe entender ni como una acción técnica, ni fruto de una división del trabajo en donde se produce una separación entre el conocimiento teórico y práctico. Sin embargo, se deberá posibilitar que la reflexión esté conectada a la acción recogiendo los intereses y los valores de los diseñadores, y atendiendo a las necesidades de los alumnos y del ambiente escolar. Las propuestas de la Educación Física desde la LOE Se aprecia que la reciente Ley educativa (LOE,2006) sigue atendiendo, de una forma importante, la educación corporal del mismo modo que lo hacía la LOGSE. En la cual, ya se hacía explícita que la finalidad de la Educación Física en Educación Primaria no sólo era educar las capacidades motrices de los alumnos, sino la educación en valores. Por tanto, desde ambas leyes no sólo existe una preocupación por mejorar las destrezas y habilidades (aspectos de carácter puramente físico-motriz), sino los valores y normas referentes al cuerpo y a su conducta motriz (socialización, autonomía, reflexión crítica, cooperación,...) desde una visión integral del sujeto, de la que forman parte los aspectos cognitivos, afectivos, sociales, emocionales,... (Fraile y Hernández, 2006) Concretamente, desde el nuevo currículo de la Educación física que recoge la LOE se abordan diversos bloques de contenidos relativos a: *El cuerpo y la motricidad, como elementos claves de la acción educativa, nos permiten el desarrollo de las capacidades vinculadas a la actividad motriz (práctica) y a la adquisición de una cultura corporal (hábitos hacia la actividad física como práctica saludable). Considerando que estamos ante una sociedad en donde tiene, cada vez, mayor presencia el tiempo de ocio y la búsqueda de una mejor calidad de vida. El conocimiento corporal es admitido por todos los educadores como una de las premisas que configuran el aprendizaje entre los escolares. Difícilmente un escolar podrá avanzar en la adquisición de los conocimientos básicos (lectura, escritura) sin antes llegar a conocer e identificar cada una de las partes fundamentales de su cuerpo, así como el desarrollo de las capacidades perceptivo espacio-temporales que les permite desplazarse por su entorno próximo y relacionarse con los objetos materiales. * El desarrollo de las capacidades expresivas y comunicativas es uno de los medios para favorecer las relaciones entre los ciudadanos, ya que resulta casi imposible que los individuos podamos convivir sin diálogo. Freire (1975) ya expresaba la conexión que debería existir entre el diálogo y los procesos de interacción entre los sujetos, mientras que en las relaciones de dominio esos procesos de comunicación desaparecen haciendo que impere el poder de unos sobre otros. La expresión comunicativa, ya sea corporal o verbal, no solo se convierte en un factor esencial para posibilitar una mejor relación y comunicación entre los ciudadanos, sino que para los docentes es una estrategia favorecedora de los procesos educativos que inciden en la convivencia humana. Así, la Educación física debe atender aquellos contenidos que ayuden a fomentar entre los escolares su capacidad para expresarse a través del cuerpo y del movimiento, haciendo uso de la comunicación corporal como uno de los lenguajes básicos vigentes desde las épocas más remotas. * El desarrollo de las habilidades motrices. La mejora y desarrollo de las habilidades básicas, como parte de esa disponibilidad motriz, permitirá a los escolares aplicar mejor sus mecanismos perceptivo-motrices al aprendizaje técnico deportivo. Estos aprendizajes serán realmente eficaces si nos apoyamos en procesos de metodología activa que ayuden a los escolares a la toma de decisiones (dentro de un aprendizaje comprensivo), superando un tipo de práctica mecanicista basada en aprendizajes imitativos y reproductores de modelos que, en algunos casos, no ayudan en la mejora de las capacidades cognitivas y motrices de los practicantes. A partir de los trabajos de la Universidad Inglesa de Loughborough, recogidos por Devis y Peiro (1992 y 1995) sobre los Juegos Modificados, se determina que el aprendizaje técnico deberá seguir un proceso que va de lo global a lo analítico. Con ello, estos aprendizajes globales permitirán una mejor comprensión de la naturaleza del juego deportivo, así como adquirir una visión contextual a partir de los aspectos tácticos básicos, para posteriormente pasar a su perfeccionamiento técnico-analítico (Fraile, 2005). * La actividad física desde una perspectiva de salud es un contenido recuperado por la LOGSE debido a su fuerte implicación pedagógica en la actividad educativa de los escolares. Tanto dentro como fuera de la escuela, en los programas de actividades físicas complementarias, surge una gran preocupación por desarrollar una práctica saludable y controlada desde un punto de vista físico-biológico. Es preciso evitar una mala utilización del cuerpo, con propuestas saludables desde la etapa escolar, no sólo como un medio preventivo, sino especialmente como un fenómeno educativo-cultural; siendo responsabilidad de los docentes conseguir que dichas actividades generen buenos hábitos corporales (Fraile, 2003). Una educación saludable debe evitar un trabajo físico por encima de las capacidades individuales, eliminar malas posturas corporales, no sobrecargar el cuerpo con pesos superiores a nuestra capacidad muscular, buscar las mejores condiciones de seguridad de las instalaciones y materiales con las que se desarrollan dichas prácticas, etc. Asimismo, se debe favorecer el control alimenticio de los escolares por su repercusión en su desarrollo corporal (Devis y Peiro,1992; Corbella, 1993). Entre los problemas más habituales relacionados con la salud y la práctica físico-deportiva se encuentran: los riesgos de lesiones motivadas por un inadecuado calentamiento o por la realización de ejercicios no recomendados. Cuando el profesor no tiene un buen conocimiento de las capacidades potenciales del sujeto, o no selecciona las tareas adecuadas para los alumnos según su edad o capacidades iniciales se corre el riesgo de realizar movimientos no adecuados desde un principio de salud corporal. Igualmente, en algunos casos, no se aprecia un buen uso de metodologías y de criterios de evaluación que ayuden en la toma de decisiones de los alumnos, haciéndoles rendir por encima de sus capacidades. Por tanto es necesario plantearse un seguimiento riguroso de las actividades físicas, con objeto de (in)formar a los profesores y técnicos deportivos responsables de las actividades complementarias, para que eliminen todo aquello que ponga en peligro la salud de los alumnos. * El juego y las actividades deportivas. Es importante comenzar destacando que el deporte debe tener su presencia en la escuela, como una de las actividades físicas con mayor incidencia en la sociedad, tanto desde la perspectiva del espectador como desde su práctica (en este caso a través de juegos de iniciación que dispongan a nuestros escolares hacia una actividad deportiva no especializada de forma temprana). Inicialmente se carecen de estudios empíricos relevantes que demuestren la influencia de la práctica deportiva como favorecedora de la excelencia, así la relevancia de muchos de los deportistas están más vinculada a la selección natural, que a dichos procesos deportivos, destacando sólo aquellos que ya poseen esas cualidades. Sin embargo, si existen estudios en donde se recoge cómo la actividad competitiva puede influir negativamente en valores educativos como la cooperación y la ayuda entre iguales (Le Boulch, 1991). Por tanto, para que la actividad física y deportiva represente un medio educativo que mejore la formación integral de los escolares, los educadores deberán adoptar una perspectiva humanista que cuestione aquellos valores hegemónicos que perjudiquen el desarrollo de una sociedad democrática y participativa. Así por ejemplo, mientras que desde la escuela se defiende una educación en: la solidaridad, la cooperación, igualdad de oportunidades; en el deporte de competición priman otros aspectos como: la selección desde criterios no siempre “objetivos”, la importancia del resultado sobre el propio aprendizaje deportivo, la agresividad como medio de enfrentamiento contra los demás, etc. Para concluir, los bloques de contenidos que hemos ido analizando hasta ahora no sufren variaciones importantes respecto a los ya propuestos por anteriores leyes educativas. Sin embargo si se aprecian cambios relevantes en la aparición (tal vez de carácter más terminológico) de las competencias básicas que nos sitúan en una perspectiva algo diferente al tener que considerar que los escolares han de concluir las diversas etapas educativas siendo capaces de responder a dichas competencias (mientras que en anteriores leyes se mencionaba la superación de capacidades). Las competencias educativas básicas: Por competencia se entiende el conjunto de actitudes, valores, conocimientos y habilidades (personales, interpersonales, profesionales y organizacionales) que facilita a los escolares poder actuar apropiadamente frente a la vida y el trabajo. Además de las competencias relacionadas con el conocimiento e interacción con el mundo físico (abordada en el bloque de Cuerpo Imagen y percepción), una de las competencias que tienen mayor relevancia en el ámbito escolar en un momento en el que se destaca el incremento de conflictos escolares, es la relativa a las cuestiones sociales y de convivencia. Las relaciones interpersonales que se generan alrededor de la actividad (en este caso de carácter físico-motriz) deben estar asentadas en el desarrollo de un conjunto de habilidades sociales que permitan y faciliten una mejor asunción de valores como el respeto, la aceptación o la cooperación. Valores constituyentes de los derechos humanos que representan en la sociedad actual un excelente marco regulador de la convivencia. Para Rodríguez Jares (2006) convivir significa vivir unos con otros a partir de establecer unas determinadas relaciones sociales y desde unos códigos valorativos, debiendo superar unos determinados conflictos. Desde la Educación física debemos potenciar estrategias que ayuden a convivir (a partir de unas determinadas reglas) como una de las funciones básicas de la educación (la convivencia es inherente a los procesos educativos). La incidencia de la Educación física en la mejora de la convivencia se hace patente a partir del juego cooperativo, donde se contemplen valores humanos como el respeto, la solidaridad, la justicia, etc. A través de la Educación física los escolares deben aprender a valorar y a establecer un trato educado y digno con los demás (respetar las normas del grupo, a los jugadores del equipo contrario, al profesor, etc.). El educador juega un papel esencial para hacer que todos cumplan con el reglamento establecido, eviten las trampas o no se aprovechen de ciertas estrategias contra-reglamento que, en ocasiones, en la actividad deportiva extraescolar resultan ser parte del entrenamiento oculto (Fraile, 2005). Por último, no queremos dejar a un lado otro tipo de competencias relativas al desarrollo cultural y artístico de los escolares (en donde se haga patente las capacidades expresivas y creativas del alumnado); las competencias que incidan en las capacidades de aprender a aprender, a partir de procesos metodológicos activos y cooperativos que mejoren la autonomía y responsabilidad de los escolares. Así como todo aquello que facilite un mejor tratamiento de la información (dentro de una sociedad de la comunicación), etc. Para concluir, nos surgen algunas preguntas sobre el diseño curricular y que pueden ser objeto de debate: ¿Qué finalidades aporta la nueva LOCE? ¿Por qué los profesores dan prioridad unos contenidos sobre otros?. ¿Qué contenidos tienen relación con la vida de los escolares? ¿Qué estrategias docente favorecen el desarrollo de las competencias básicas entre el alumnado? ¿Cómo ayudar al alumnado a realizar una autoevaluación responsable y autocrítica?. Bibliografía Alvarez Méndez, J,M (2000) Didáctica, currículo y evaluación. Madrid. Miño y Dávila. Coll, C (1987) Psicología y Currículum. Barcelona. Laia. Corbella Viros, M (1993) Educación para la salud en la escuela. Rev. Apunts. nº 31. pp (55-61). Devis J. y Peiró, C (1992) Nuevas perspectivas curriculares en E. Física. Barcelona. INDE. Fraile Aranda, A y Otros (2004) Actividad física y salud en Educación Primaria. Junta de Castilla y León. Fraile Aranda, A (2005) Metodología de la enseñanza y entrenamiento deportivo aplicado al fútbol. Madrid. Gymnos. Fraile Aranda, A y Hernández Alvarez, J.L (2006) La formación del Maestro de Educación Física en la encrucijada entre los marcos legislativos y las necesidades de la sociedad. Aula nº 157. pp (65-71) Freire, P (1975) Pedagogía del oprimido. Madrid. Siglo XXI Giroux, H.A (1992) Teoría y resistencia en educación. Madrid. Siglo XXI. Jackson, P (1974) La vida en las aulas. Madrid. Morata. Le Boulch, J (1991) El deporte educativo. Barcelona. Paidós. Rodríguez Jares, X (2006) Pedagogía de la convivencia. Barcelona. Graó. Rodríguez Rojo, M (1997) Hacia una Didáctica Crítica. Madrid. La Muralla. Stenhouse, L (1984) Investigación y desarrollo curricular. Madrid. Morata.