DOS MUESTRAS DE LITERATURA INFANTIL La idea de hacer literatura enfocada a rescatar las vivencias, emociones y voliciones de la mentalidad infantil no es nueva. Desde el siglo VI antes de nuestra era, el celebre fabulista y moralizador ESOPO invento al gunas narraciones en las cuales a manera de sátira intervenían sobre todo animales que servían para ocultar personajes de la vida real a quines no se podía aludir directamente. Se acudió pues a la fabulación, como un proceso de ficción alegórica y de representación de personajes tendientes a ridiculizar o dar una enseñanza practica o moral (moraleja). En la tradición antigua Hindú, Pelpay difundió narraciones en las que intervenían como personajes de las acciones seres creados de su imaginación o los ya ex istentes en la mitología de esa cultura. En la Roma imperial fue Pedro quien difundió este tipo de narración. Iriarte y Samaniego hicieron lo propio en España; así como La Fontaine y Floran en Francia; Pignotti y Bertola en Italia; Hans Sachs y Burkard en Alemania; Gellert en Inglaterra y Pombo en Colombia. Pues bien este tipo de cultura literaria universal ha llegado hasta nosotros y pensamos que se seguirá transmitiendo. A los niños se les relata la eterna caperucita roja; la cigarra y la hormiga de Samaniego; La gallina de los huevos de oro, también de Samaniego; La pobre viejecita de Pombo; El gato guardián de La Fontaine; El cazador y la perdiz de Esopo, etc. Este tipo de historieta incide en la mentalidad infantil. La imaginación del niño capta ese mundo supuestamente real y de él va derivando algunos valores humano -sociales tales como la solidaridad, la recompensa, la reconciliación o valores morales como el bien o el mal. El niño comienza a identificar los personajes y sus acciones conjuntamente con las circunstancias del relato y va construyendo su universo vivencial, sus simpatías, sus antipatías y hasta sus fijaciones síquicas que en la edad adulta se borraran. A tono con lo que venimos diciendo he encontrado esta situación con mi hijo FRANZ N ELSON VLADDYMIR quien a los ocho años y once meses escribió: (1). EL NIÑO Y EL PERRO. “Había una vez un niño que no quería a su perro, pero un día que el niño se fue a pescar y a bañarse a un río, se cayo en una tierra movediza. Entonces gritando tuvo q ue pedir auxilio y el perro que estaba cerca fue a avisar a la casa del papá del niño y el señor entendió rápidamente lo que decía el perro y se fue corriendo al lugar y salvo al hijo. Desde ese día el niño quiere mucho a su perro”. (2) EL PERRO Y EL GAT O. “Erase una vez un perro y un gato. Ellos eran buenos amigos y se querían mucho. Un día se perdió el perro y por eso el gato casi se muere de pesar. El perro volvió casi a los tres meses. Entre tanto ya se había muerto el gato. Por eso el perro tuvo mu cho pesar y se murió. Así termino el cuento de dos animales que murieron el uno por el otro”. Estas dos muestras del pequeño relato infantil nos ponen presente por lo menos dos cosas: 1) El papel determinante medio que rodea al niño en su desarrol lo psicosocial y 2) competencia del pensamiento verbal del niño para crear universo de sentido, no solamente con lo que se les conoció sino lo que se imagina como hechos posibles. de del La un con Por ende queremos insinuar que la literatura infantil no es únicamente aquella que hacen los adultos para los niños, sino que debería solo considerarse como tal la inventada por los niños.