LITERATURA INFANTIL LECTURAS INFANTILES SEGÚN LA ADAPTACION TEMÁTICA POR EDADES. La experimentada editora Martha Muñoz, ha elaborado una "Guía de clasificación de los temas de los libros para niños de acuerdo a grupos y edades", que consignamos a continuación y a la que por criterios de orden hemos agregado pequeñas innovaciones en ciertos títulos y aspecto de redacción: Primer grupo : de 3 a 6 años (pre-escolar) a. Características - No saben leer, pero les agradan y atraen los libros. - Su atención se centra en aprender a comunicarse. - Son predominantemente activos y energéticos y sus movimientos son breves. - Son egocéntricos. - Tienen mucha curiosidad por conocer el mundo que les rodea. - Buscan afecto y seguridad en los adultos, al mismo tiempo que procuran independizarse. b. Temas: - - Libros de poesía, desde adivinanzas y rimas graciosas hasta versos de calidad. Por Ejm. Tilín y Tolón, de Roberto rosario y canción de Perico, de Fryda Schultz. Relatos castos que puedan completar una actividad o experiencia familiar. c. Presentación de los libros: - - Pueden ser de 2 tipos: uno para el profesor y los padres de familia, muy económico, y otro para los niños, de formato grande, imágenes sencillas, claras y definidas, con color en zonas amplias y con encuadernación que permita una fácil manipulación. Letras muy grandes y poco texto, que dará mucha satisfacción a los lectores novatos. Ejemplos: - El Topo Tito, de Roberto Rosario Vidal; Rabo de gato, de Mary y Eliardo Franca; Doña comadreja, de Beatriz Chache. Segundo Grupo: de 6 a 8 años (primeros grados) a) Características: - Períodos de atención más prolongados. Mayor interés por el medio que les rodea. Esfuerzos por lograr cada vez mayores habilidades. Les encanta las situaciones graciosas y el humor. - Han aprendido a leer. Desarrollo de la imaginación y gran atracción de la fantasía. b) Temas: - - Relatos cortos sobre historias simples en las que se distinga claramente el comienzo, el medio y el final, con frases cortas pero de sentido completo. Cuentos de lenguaje simple y claro. Cuentos de hadas, para atender a las necesidades de la fantasía, seleccionados y contados por los adultos. Libros sobre relatos de animales. c) Presentación de los libros: - Formatos grandes. Ilustraciones de dibujos simples acompañando al texto. Tipos grandes y legibles. d) Ejemplos: - El perrito que buscaba mamá (Ediciones Lito, Barcelona)y La margarita friolenta, de Fernando López de Almeida (Ediciones Atica, Brasil) Tercer Grupo: de 8 a 12 años (grados intermedios) a) Características - Periodos de mayor atención, en los que puede leer con mayor concentración. - Diferenciación de habilidades e intereses entre niños y niñas. - Agrado por integrarse en grupos, preferentemente pequeños. - Atracción por el deporte, debido a una mayor coordimnación motora. - Disminución del egocentrismo y aumento del interés por los demás. - Atracción por la aventura, el humor y las situaciones grotescas. - Interés por libros y revistas, aún de los adultos. b) Temas - Relatos de misterio y fantasía. Temas deportivos. Bibliografías. Cuentos populares tradicionales y leyendas folklóricas. Libros de otros países. c) Presentación de los libros: - Mayor cantidad de texto y menos ilustraciones. - Mayor facilidad para admitir los formatos pequeños. - Las cubiertas deben ilustrarse en forma muy atractiva. d) Ejemplos: - El Amaru y otros cuentos del Perú (Ediciones PEISA); Pasakón, de César Vega Herrera; La verdad sobre los caballeros (Ediciones Albón, Colombia); El niño duende, de Selma Lagerlof; Cuentos de navidad, de Carlota Carvallo de Núñez. Cuarto Grupo: de 12 a 14 años (grados superiores) a) Características: - Aumento de las diferencias físicas en el desarrollo de niños y niñas. - Interés por actividades específicas. - Incremento de la comprensión de la realidad. - Comienzo del rechazo a la autoridad paterna. - Acentuación del interés por el grupo y por pertenecer a uno de ellos. - Búsqueda e imitación de otros modelos, diferentes a los de los padres. - Mayor conocimiento de sí mismo y búsqueda de su identidad. Aumento de la comprensión de los grandes conocimiento del pasado, al mismo tiempo que se comienza a adquirir el sentido del lugar que ocupan en su tiempo. b) Temas: - Lecturas orientadas a la comprensión del proceso del crecimiento. Personajes reales con los que puedan identificarse con el desarrollo de actitudes críticas frente a situaciones determinadas (problemas normales). Libros de intereses y temas diferentes, como: naturaleza, ciencia-ficción, misterio, problemas sociales y políticos, temas auténticos y de actualidad. c) Presentación de los libros: - Formatos medianos o pequeños. Poca o ninguna ilustración, con cubiertas muy atractivas. Texto claro y espacioso. d) Ejemplos. - Matalaché, de Enrique López Albujar; El Caballero Carmelo, de Abraham Valdelomar; El diario de Ana Frank. LITERATURA INFANTIL A. LA LITERATURA COMO PROCESO Y COMO PRODUCTO La literatura como un fenómeno social que parte de la individualidad del escritor debe ser objetivizada en dos perspectivas que resultan de la dinámica en que se desenvuelve. a) COMO PROCESO Es una experiencia vital, mediante la cual el escritor busca expresar su mundo interno y externo. La necesidad de representar en forma permanente y concreta las emociones, pensamientos, anhelos, sentimientos, rebeliones, lo manifiesta a través de las palabras. De esta manera, la literatura es entonces un proceso creativo, a través del cual el escritor proyecta su conocimiento, su apreciación, su reflexión, su sentimiento sobre el mundo físico y social en que está inmerso. Esta proyección parte de un hecho y lo procesa creativamente con el pensamiento, intuición, imaginación y fantasía. b) COMO PRODUCTO La literatura como producto, desde el hecho que parte de la interioridad del escritor quien está inmerso o determinado por una realidad circundante y se dirige a un público que conforma otra realidad, atravesando un espacio, un tiempo y una ideología determinada; es un legado expresivo de la humanidad y una fuente histórica de suma importancia para el conocimiento y estudio del pasado y las distintas culturas. De esta bidireccionalidad de la literatura podemos deducir su concepción integral en sus diferentes atributos: Como Creación Social Conceptualizado no sólo como creación individual, sino como producto de la creación personal influido por las relaciones imperantes en una determinada época y sociedad; puesto que el escritor como ser social no puede ser aislado de la sociedad. Como Manifestación Ideológica Por lo mismo que la obra se origina y contiene en un determinado espacio, una determinada época la literatura es un fenómeno, un hecho social que expresa el pensamiento, las ideas, las creencias, los valores de una sociedad. Como Medio de Comunicación Social Hemos visto que el proceso de la literatura implica, por lo menos. tres elementos: autor, obra y lector, quienes trasladados hacia la comunicación lingüística, se trasuntan en emisor, mensaje y receptor, Esto determina que la literatura se constituya innegablemente en un medio de comunicación social que tiene una función formativa en el lector. Como Instrumento para la Comprensión de la Realidad Tomado desde el enfoque temático la literatura es considerada como una fuente que sirve para que el hombre tenga un acercamiento comprensivo de su medio físico y social. B. DEFINICIÓN DE LITERATURA De las diferentes definiciones que se han dado a la literatura, abarcando diferentes posiciones, ya sea intrínseca o extrínsecamente, podemos definirla como una expresión artística plasmada a través de la palabra que surge de la interioridad del escritor, fusionando su experiencia vital con su visión del mundo de manera creativa la cual permite desarrollar una sensibilidad estética y un espíritu capaz de comprender la naturaleza y la esencia humana; es decir también permite obtener una sensibilidad social y humana. C. EL ESTILO Es la manera personal como el escritor hace uso de las tres capacidades esenciales de la creación literaria. Estas tres capacidades implican la capacidad creadora, la capacidad técnica y la capacidad lingüística. a LA CAPACIDAD CREADORA Mario Vargas Llosa afirma que, la creación literaria consiste no tanto en inventar como en transformar, en trasvasar ciertos contenidos de la subjetividad más estricta a un plano objetivo de realidad. El proceso mediante el cual el escritor alimenta su vocación no consiste sólo en apoderarse de las cosas donde vivió, de las caras que conoció. No hay, desde luego, escritores que escriban en función de motivaciones "personales" o "históricas", todos se nutren de ambas órdenes, todos se basan en esas dos canteras. Un escritor no "inventa" sus temas: los copia de la realidad real en la medida en que ésta, en forma de experiencias cruciales, los deposita en su espíritu como fuerzas obsesionantes de las que quiere liberarse escribiendo. Se puede "vivir" profundamente no sólo aquello que se ve, sino también lo que se oye o se lee. Lo importante no es haber estado presente, sino participar, directa o indirectamente, de manera espontánea y profunda en la experiencia. No son los temas los que deciden el fracaso o la victoria de un creador sino la forma en que lo encarna. El artista tiene toda la libertad para elegir de la realidad los datos que le interesan y para ordenarlos de acuerdo a su propia sensibilidad e imaginación. Tiene, además, una libertad más precisa que es la libertad de inventar. En definitiva, debemos concluir afirmando, como Julio Ramón Ribeyro, que una obra literaria no es reflejo sino recomposición de la vida. b. LA CAPACIDAD TÉCNICA Según la inclinación del escritor, éste tiene que manejar la técnica correspondiente a la forma literaria que ejerce. Es decir, que debe manejar ya sea la técnica poética o narrativa o teatral Al margen de cual sea la forma que trabaje el escritor, en común todas las técnicas deben converger en tres aspectos fundamentales: la atmósfera, la profundidad y la intensidad. 1. La Atmósfera Es la fuerza espiritual que está encarnada en la obra literaria. En este sentido podemos hablar de una atmósfera terrorífica, dramática, patética, etc. Para que la atmósfera sea adecuada, es preciso dar el tono justo a cada una de las partes que constituye la obra literaria; es necesario saber ensamblar el detalle en el conjunto. Existen tres elementos que deben ser tratados con una gran coherencia para lograr una buena atmósfera, estos son el manejo psicológico de los personajes, los hechos o circunstancias que se va comunicando y el lenguaje que debe ceñirse a esos dos elementos. Cualquier desequilibrio en el manejo de estos elementos restará la fuerza espiritual que se quiere impregnar a una obra. 2. La Profundidad Está en relación a la manera cómo el autor trata el tema y la manera de lograrlo es haciendo que los elementos formales y expresivos se ajusten, sin la menor concesión, a la índole del tema, le den su forma visual y auditiva más penetrante y original, lo vuelvan único, inolvidable, lo fijen para siempre en su tiempo y en su ambiente y en su sentido más primordial. Una buena obra que tiene profundidad quiebra sus propios límites con esa explosión de energía espiritual que ilumina bruscamente algo que va mucho más allá de la pequeña y a veces miserable anécdota que tiene como punto de partida. 3. La Intensidad Se conecta directamente a la sensación de los sentimientos que sienten y transmiten los personajes, la cual va a ser recepcionada y vivida por el lector. Si hablamos de poesía estará en relación a los sentimientos del yo poético, que transmite el poema. Tal vez la limitación precisa de cada uno de estos aspectos no se queda distinguir pedagógicamente porque todos ellos se relacionan entre sí. La elaboración de una expresión literaria exige la utilización de una o unas técnicas concretas, ya sea en la poesía, como en la narrativa o en el teatro. Hay que tener en cuenta que la técnica es la manera de organizar y ejecutar un relato, de modo que la obra alcance su máxima eficacia. Toda técnica debe incidir en el logro de la atmósfera, la profundidad y la intensidad. c. LA CAPACIDAD LINGÜÍSTICA El uso del lenguaje es sumamente importante. El escritor está obligado a manejar el tipo de lenguaje que le corresponde a la forma expresiva que está construyendo. Si trata una obra narrativa, un cuento o una novela, por ejemplo, tendrá que saber manejar el habla de cada uno de los personajes, como la de él mismo. Los niveles sociales tienen su correspondiente tipo de habla, igual que la persona humana a través de sus edades cronológicas o en función del sexo. Esto determina una complejidad que el escritor tiene que enfrentar. En lo poético el lenguaje cobra un lugar especial porque lo central es justamente ese nivel lingüístico con que el autor transmite sus sensaciones. Tal vez podamos aperturar la división más simple en poesía culta y popular para poder señalar que el autor debe conocer lo que es lingüísticamente la norma y poderlo utilizar satisfactoriamente. Esquemáticamente, el estilo lo podemos sintetizar de la siguiente manera: F U N D A M E N T O S CAPACIDAD CREADORA TÉCNICA EXPERIENCIAS DIRECTAS E INDIRECTAS ATMÓSFERA RECREACIÓN DE LA VIDA PSICOLOGÍA CIRCUNSTANC. LENGUAJE POÉTICA NARRATIVA CAPACIDAD TÉCNICA D E L E S T I L O SENSIBILIDAD E IMAGINACIÓN O PROFUNDIDAD TRATAMIENTO DEL TEMA INTENSIDAD TRATAMIENTO DE LOS SENTIMIENTOS TEATRAL CAPACIDAD LINGÜÍSTICA TIPOS DE LENGUAJE LENGUAJE CULTO LENGUAJE POPULAR NORMATIVIDAD D. DEFINICIÓN DE LITERATURA INFANTIL En una sociedad crítica y controvertida como la nuestra, proponer una definición de literatura infantil implica, en principio, reconocerla como un producto cultural también en crisis, acuciada por una grave problemática y, paradójicamente, con logros notables que se traducen en obras significativas. Conceptualizar la Literatura Infantil nos permite afirmar que es en forma de literatura destinada a la infancia, concordante con las características e intereses específicos de esa edad trascendente en la vida del hombre, elaborado con un lenguaje estético que supera la simplicidad, que es profundo y logra diáfanamente comunicar una visión del mundo, visión real y mágica a la vez. Asimismo afirmar que es el producto de una actitud particularmente creativa frente a la realidad que permite la configuración de un mundo pleno de valores que se comunica a los niños. Discurso excepcional el de la Literatura Infantil que describe un mundo de aventuras en el cual el hombre suele ser el protagonista esencial y en el que magia y realidad coexisten misteriosamente cautivando a la infancia que ya posee en sí un innato sentido de lo maravilloso. Discurso cuyo lenguaje permite al universo entero, a la naturaleza, al contexto social aparecer como elementos dinámicos, vivos y actuantes y convertirse para los niños en la primera y mejor lección de socialización, en la primera y mejor lección de axiología ya que muchos sistemas de valor son comunicados al fino espíritu infantil a través de las aventuras, relatos, dramatizaciones, poesías y canciones que crean los escritores comprometidos en esta tarea. Discurso literario que en nuestro país aún no ha sido estudiado con la profundidad que su trascendencia exige y sobre cuyo análisis gravita una evidente ausencia de opiniones que permitan sistematizar aspectos teóricos definitivos que precisen la esencia de la Literatura infantil. Un análisis suscinto de opiniones fundamentales vertidas sobre la naturaleza y la esencia de la Literatura Infantil esclarece el panorama y ofrece la posibilidad de sistematizar y profundizar acerca de la esencia de la Literatura Infantil. Francisco Izquierdo Ríos, poeta y narrador, autor de consagrada pluma y fecunda obra literaria, establece que "La verdadera Literatura Infantil es la que atiende a los intereses del mundo de la infancia y ofrece al niño la posibilidad de interpretar la realidad ya que se presenta sugerente, vital, como expresión de la naturaleza, de la realidad y también de la fantasía" ubicando sin lugar a dudas la esencia y el valor de la Literatura Infantil en la relación obra-niño lector, obra-intereses de la infancia. En el libro "Literatura Infantil: Debate y Alternativa", Jesús Cabel recoge la opinión última de Izquierdo acerca del tema: "La Literatura Infantil es recreativa y educativa... debe proporcionar al niño un alto goce estético, despertando en él amor profundo por la naturaleza, por la vida , por la patria, por la humanidad, por lo que la Literatura Infantil debe ser, en consecuencia, expresión de belleza, de ensueño, de realidad, de júbilo, de humor, de esperanza, en suma, completa expresión de la existencia". Francisco Izquierdo, a lo largo de toda su obra de creación y de ensayo, puso especial énfasis en el valor intrínseco de la Literatura Infantil como instrumento de socialización y del perfeccionamiento del hombre por la aproximación a la belleza que él tuvo la capacidad de intuir aún entre las cosas más simples y elementales por ese don particular del artista verdadero. Sin lugar a dudas, el pensamiento de otra distinguida investigadora peruana, Matilde Indacochea, perfila con precisión el ámbito de una forma de la literatura que como la destinada a los niños es materia de polémica y de controversia: "La Literatura Infantil es un desglosamiento, una rama de la misma literatura en el sentido que expresa belleza pero con caracteres específicos, con personalidad propia. Es, pues, la manifestación de lo bello al alcance e interés del niño. Es también la expresión del mundo poético del niño" pensamiento que Matilde Indacochea amplía cuando afirma que "La Literatura Infantil demanda la absorción, hecha de participación emotiva y de transferencia vital. La Literatura es también, en la infancia, un medio de socialización". Con inconfundible acento pedagógico, Teófilo Maguiña Cueva opina que pueden distinguirse dos modalidades en la Literatura Infantil. Una, la literatura creada por los propios niños y otra, por escritores especializados. En ambas reconoce el valor cultural, fundamentalmente, valor que permite a los niños acceder a través de la obra literaria a nuevas realidades, a diversos esquemas conceptuales y, por esa magia de la literatura, a tiempos pretéritos o futuros. Jesús Cabel, poeta y crítico, afirma que la Literatura Infantil, es una de las formas más sugerentes para realizar la literatura, y César Vega Herrera, con un evidente tono polémico, expresa que "La Literatura escrita o seleccionada para los niños o jóvenes debe ser un medio para formar hombres y mujeres conscientes de la realidad del mundo (en constante y lúcida transformación) en que vivimos". Personalmente creo que la Literatura Infantil es ,como forma del arte, la que llega al espíritu y al corazón de los niños por medio del signo literario que asume un poderoso valor significativo porque recurre a elementos esencialmente artísticos como lo mágico, lo simbólico, lo ritual para presentar a todos los niños del mundo sin distinción de credos ni fronteras, la visión del hombre, del mundo y de la vida interpretados desde una perspectiva real, maravillosa. Perspectiva que debe intentar poner énfasis en la presentación de la realidad que el niño debe conocer, comprender y analizar para ser, más adelante, capaz de transformarlo. Perspectiva también que no debe, en modo alguno, olvidar la finalidad esencialmente estética de la creación literaria destinada a los niños quienes a través de la obra destinada a su universo y de las múltiples vivencias que suscita lograrán ese perfeccionamiento espiritual que es el requisito indispensable para el ejercicio pleno de su condición humana. A nivel latinoamericano existen importantes trabajos sobre Literatura Infantil. Los nombres de Efraín Subero, Alga Marina Azogaray, Jesualdo, Dora Pastoriza, entre otros, están ligados por un vínculo indestructible al estudio de esta forma del arte cuya trascendencia ningún intelectual puede negar. Jesualdo, por ejemplo, a partir de una valiosa experiencia en el campo de la Educación Inicial concluye que "por tener caracteres muy específicos, a una porción de la literatura se le ha denominado infantil y que, dentro de la Literatura General, escrita o no para niños existen valores, elementos o caracteres determinados que responde a las exigencias de la sicología infantil durante su proceso de conocer y aprender y que se ajustan al paso de su evolución mental y, en especial, de determinados poderes intelectivos". El aporte de Jesualdo a la definición de Literatura Infantil está contenido en la frase "una literatura escrita o no para niños" en cuya intención significativa encontramos el punto de partida que nos remite a las obras que sin ser estrictamente para niños, por su interés, temática o aún su propia magia, se convierten en material de lectura para los niños. La acotación de Jesualdo no sólo resulta oportuna sino que flexibiliza el ámbito de comprensión y aplicación que se tiene del concepto de Literatura Infantil ya que hoy, innumerables obras de literatura son utilizadas como material de lectura para niños por la calidad de su lenguaje y contenido y muy al margen de la intención inicial de los autores. Consideración aún más oportuna si se tiene en cuenta las especiales circunstancias de nuestro tiempo en el que la separación efectiva entre el mundo del adulto y la experiencia vital del niño es menor tanto que es hoy una realidad probada que la infancia contemporánea posee un grado de madurez y de conocimiento de la vida, mayor al que poseían generaciones anteriores. La infancia contemporánea adquiere una más rápida y más profunda madurez, posee una más honda comprensión de la vida y está sujeta a un mayor desarrollo cultural, en consecuencia también, es dueña de un mundo interior más rico y vital en el que tiene decisiva influencia el contexto y las variadas formas de la literatura ya que como anota Jesualdo "El niño se crea un mundo interior por la literatura, mundo que forja por la asimilación de la realidad, por la multiplicación de imágenes que terminan en conocimiento". Profundizando aún más en el concepto expuesto por Jesualdo acerca de la Literatura Infantil debe destacarse la idea que expone sobre el correlato Literatura Infantil-Origen Oral cuando afirma que "La literatura Infantil constituye la síntesis de la honda experiencia que los narradores transmitían a la comunidad", opinión válida y fehacientemente demostrada ya que si se intenta caracterizar a la Literatura Infantil se la ha de señalar con el signo de la oralidad. Es a partir de la aplicación de este rasgo, el de la oralidad que Scheid establece parámetros en su proposición caracterizadora de la Literatura Infantil ya que al definirla alude a factores de ritmo y movimiento, a elementos poéticos, a la gracia o humorismo peculiares a la creación para niños, a la característica imaginativa y al dinamismo típico de la literatura infantil.(La Literatura Infantil es un instrumento de cultura y también de diversión, de allí lo complejo de su definición). Con maestría, Efraín Subero, explica: "Creo que el término, Literatura Infantil, debe abarcar lo que escriben los niños, lo que se ha escrito para ellos y lo que han hecho suyo con una propiedad realmente maravillosa. En todo caso, me parece que seguirá predominando lo enigmático de soplo creador. Aunque también puede ser valedero el proceso de absorción previa-una mágica esponja se pasea entre las cosas- que tanto pregonaba Gaetán Picón. Quiero decir con esto que el creador debe saber lo que busca y en este caso perfeccionar las herramientas del oficio expresivo... Pienso igualmente, que la Literatura Infantil ya admite especialidades dentro de la especialidad. No se debe seguir confundiendo el trabajo del poeta o del narrador, con el del historiador, el del crítico, el del bibliógrafo o el del bibliotecario. La Literatura Infantil existe porque existe la Literatura. De manera que es tan literatura como otra, o por mejor decir, es la misma literatura". A raíz de uno de los últimos eventos internacionales sobre la Literatura Infantil y su problemática se originó un interesante debate, asimismo se propusieron numerosas definiciones para lograr la conceptualización de la Literatura Infantil. Transcribo y comento algunos de los más significativos conceptos toda vez que permiten formarse una opinión completa sobre los múltiples aspectos desde los que pueden definirse la Literatura Infantil. Arnaldo Magalhaes, crítico del Brasil, señala que: "Literatura infantil no es la que fue escrita para los niños sino la que fue escogida por ellos" deteniéndose en un aspecto muy importante: el atractivo de la obra y su relación con el interés que despierta en la infancia. Si bien el crítico brasileño elige y destaca un rasgo de gran importancia para comprender y definir la Literatura Infantil recurre sólo y estrictamente al criterio de selección para caracterizarla, criterio que permitirá incurrir en la marginación de obras de poca difusión, por ejemplo, pero valiosas en cuanto son muestras de la literatura escrita para los niños. Arnaldo Magalhaes de Giácomo afirma que "no hay asunto que debe merecer más consideración que el de la literatura escrita para los niños", afirmación, que a todas luces, deriva de un real y efectivo conocimiento de la realidad de la infancia en países como los latinoamericanos, ya que desde el punto de vista cultural, la niñez se encuentra relegada en su desarrollo integral, siendo muy pocas las acciones que logran, de un modo eficaz, resolver algunos de los problemas básicos que afectan a los niños de nuestras latitudes. Prosigue el crítico brasileño, "El estudio de la Literatura Infantil se ramifica actualmente en múltiples aspectos, siendo difícil indicar sus requisitos fundamentales y su problemática, como expresión y contenido, en las áreas de los recursos técnicos", señalando además la problemática que rodea el estudio y el conocimiento de la Literatura Infantil por el hecho objetivo de su diversificación y por las dificultades técnicas y humanas con que tropieza para su realización. Una de la voces más activas y definitivas en el campo de la investigación y del estudio sobre la Literatura Infantil es la de María Laccau, escritora argentina, quien advierte acerca de algunas condiciones que subraya como esenciales para una cabal realización de la Literatura Infantil: "La Literatura Infantil, en el aspecto de su creación, debe volcar la visión del mundo del artista, en forma genuina, ya que su ausencia ha creado graves problemas a la obra para niños y ha minimizado el concepto que se tiene sobre Literatura Infantil". Es bueno relevar que frente a un tradicional concepto sobre Literatura Infantil que la definía como una forma de literatura sin mayor profundidad ni trascendencia para lograr un posible acceso del niño lector a una cosmovisión del mundo y del universo, Mabría Laccau opone la tesis que considera a la Literatura Infantil como obligatoriamente comprometida con un punto de vista acerca de la realidad y como expresión de la opción y opinión personal del autor. María Laccau establece claramente que, tal vez, la evidente decadencia y crisis de la Literatura Infantil tradicional deviene de una falta de expresión de compromiso personal del autor frente al mundo, frente a la realidad. y más aún, señala que los juicios peyorativos (abundantes en sociedades como la nuestra) Sobre la Literatura infantil se deriva de esta "Ausencia del valor testimonial y crítico" de la obra escrita para niños. Vemos, pues, con claridad, el desarrollo de una progresión creciente en la forma de proponer nociones y conceptos sobre literatura infantil, así también todo un mundo complejo de ideas y de juicios sobre la delimitación de una concepción filosófica y nacional de la literatura infantil. Forma en verdad difícil de la literatura infantil, difícil y controvertida porque compromete múltiples y muy valiosas opiniones y porque trata de expresar todo un complejo mundo de vivencias y figuraciones que constituyen el producto más notable de la relación obra literaria - niño lector. Carmen Bravo de Villasante, española, profunda conocedora de la literatura infantil iberoamericana y mundial opina que existen dos formas de literatura infantil bien diferenciadas: la escrita y la oral. Esta última se conoce bien por el estudio del folklore ya que, en todos los pueblos, desde pequeños, los niños reciben y asimilan el folklore por medio de canciones de cuna, frases rimadas que se dicen y se cantan, juegos, poesías, etc. Poesía y música que se hermana para enriquecer y desarrollar la imaginación y la creatividad en los niños, convirtiéndose así, el elemento sonoro en complemento positivo y enriquecedor de la palabra. En la serie de recomendaciones finales a las cuales se llegó en el Congreso Internacional de Literatura Infantil de Río de Janeiro, en 1975, y que ha tenido posteriores realizaciones, podemos encontrar útiles observaciones que al caracterizarla proponen, en la realidad, una definición de la misma. Ione María Artigas, Mónica Tieffenberg, Marta Dujovne y Lorenzo Amengual, integrantes de la Delegación del Departamento de Comunicación Social del Ministerio de Cultura y Educación de Argentina, al proponer que "que se entienda la literatura infantil forma parte de una realidad cultural concreta que se inscribe en el marco histórico de la dependencia y de la lucha por la liberación que sostienen los pueblos latinoamericanos", no están sino reconociendo a ésta como el producto de una sociedad en crisis como lo es la sociedad de nuestra América. Juan Calvi al plantear que" deben investigarse el folklore y los aspectos regionales, como materias primas para la elaboración de la literatura infantil, y que también deben investigarse las formas de expresión gráfica, con caracteres nacionales, a partir de las formas populares de expresión", señala dos elementos singulares de la literatura infantil: lo nacional y el aporte del folklore que unidos al auge de la imagen gráfica, típico hecho de la sociedad contemporánea, permiten lograr la visualización de la literatura creada para niños. E. VALORES ESENCIALES Es la literatura infantil una de las formas del arte que cumple, en realidad, una profunda acción transformadora. La infancia por sus propias y especiales características espirituales asimila con más sinceridad los variados mensajes que contiene la literatura infantil. La opción del niño para acceder al fascinante mundo de la lectura la encuentra a través de las diversas expresiones que asume la literatura infantil que se transforma así en la más valiosa lección de axiología para el mundo infantil. La creación literaria para niños le entrega a la infancia la oportunidad de leer vale decir de identificarse con otros universos, otros mundos, otros esquemas reales y mágicos a la vez. Y escribo "le entrega" porque las condiciones de nuestra sociedad contemporánea en la que prevalecen las características de un progreso material evidente, de un notable desarrollo técnico y de un virtual dominio de los medios masivos de comunicación que contrastan con el casi absoluto abandono del libro y del hábito de leer, determinan que "el hecho de leer" sea para los niños como Una aventura de incalculables posibilidades y la apertura de un camino por el que el niño llegará a una aproximación del universo, a una comprensión de la realidad. Dramáticamente Marshall Mc Luhan afirma que "el mundo de hoy se ha convertido en una gran plaza aldeana, con un ruido ininterrumpido en el que los medios de comunicación de masas penetran desde fuera sin darnos tiempo a pensar. De allí la enorme importancia de lograr que los niños lean". Así, desde esta perspectiva, el valor de la literatura infantil resulta social y culturalmente relievante. Se convierte en la base que servirá de soporte a la cultura definitiva de los niños y se transforma en factor determinante de la personalidad infantil. Hoy es posible establecer una estrecha relación entre literatura infantil, hábito de leer y personalidad del niño. De allí que resulta clave, en el proceso de la formación de la infancia, el tipo de literatura infantil a la cual se accede ya que ella irá configurando el paisaje espiritual de los niños, hecho que también posibilita señalar otros valores y funciones que cumple la literatura destinada a la infancia. Junto al valor estético, por ejemplo, de la palabra que expresa un mundo de aventuras y realidades embellecidas por el valor de la fantasía se destaca el innegable valor ético moralizante de la literatura infantil. La infancia del mundo entero ha recibido su primera lección de justicia, su primera cátedra de valor en los relatos iniciales de la literatura escrita para ellos. El aprendizaje de la belleza y del sentido de la armonía y del ritmo han dejada también un margen para que el niño asimile algunos conceptos sociales básicos que, por ejemplo ejercitan su sentido del honor o del valor o el significado noble de la veracidad. La huella de la vida del hombre impresa en la anécdota, en la historia, en los personajes quienes pese a poseer, muchas veces, cualidades extranaturales nos dejan una grata lección de humanidad, consta en las variadas formas que asume la literatura escrita para los niños. Es así que, el primer aprendizaje de la realidad lo tiene los niños en la literatura destinada a su universo la que así se convierte en el primer medio para lograr lo que Sábato denomina "Una desacralización progresiva del mundo" La personalidad de quienes tienen el rol protagónico de los mejores personajes de la Literatura Infantil, sus actitudes y acciones; su filiación a un contexto socio económico y cultural, y por qué no, político, permiten también el desarrollo de un valor síquico y pedagógico esencialmente formativo para los niños. El paisaje de cuentos, canciones, rondas, dramatizaciones, obras de teatro para niños, constituyen una clara lección de geografía que enriquece el paisaje espiritual que los niños configuran como propio, desde pequeñas y lejanas edades. La presencia del ritmo, la animación del color y del sonido son otras tantas lecciones de estética que encierra en sí la literatura infantil. Y la magia, esa controvertida e inaudita presencia, que en la Literatura infantil se personaliza en hadas, en duendes, en personajes semi humanos, en árboles y animales que hablan y que poseen una capacidad de sentimiento al igual que los seres humanos, está allí, acercándose a los niños con un lenguaje de belleza y de esplendor como para decirnos que el niño, que todos los niños del mundo, sin distinción de razas ni culturas, poseen un innato sentido de la belleza que nosotros debemos desarrollar pero nunca destruir. Valor profundo el de la literatura infantil. Valor, tal vez, sinceramente inexpresable porque una de las magias de la literatura se da en esa solitaria y fecunda relación entre el lector y la obra de literatura y, en este caso particular, entre el fino espíritu del niño y el mundo real y maravilloso de la obra literaria. F. FUNCIONES ESPECÍFICAS a) FUNCIÓN SOCIAL.Existe una relación evidente entre los múltiples valores que posee la literatura infantil y su función social ya que es por ella, por la magia del mundo sugerido, que el niño recibe la primera lección sobre la realidad, aprende a conocerla, comprenderla e integrarse con toda la plenitud de sus propias potencialidades. La literatura infantil logra establecer un claro equilibrio entre información y recreación, convirtiéndose en elemento determinante para la formación de la conciencia y de la identidad nacional entre los niños de todas las latitudes. La proposición de mundos, de universos distintos y cercanos a la vez, permiten obtener al niño, a través de la Literatura Infantil Universal, una visión personal de la realidad, desarrollar un punto de vista sobre las cosas haciéndose evidente así la función proyectista de la literatura escrita para niños. Aún antes que lo logre la escuela, quien aproxima a los niños al conocimiento de otras realidades, de otros contextos es el libro de literatura. No sólo el libro escrito, sino aquel, hecho para la primera edad, en el que prevalecen la imagen y el color. El niño se integra más rápidamente a la sociedad en la medida en que su aproximación a las fuentes de la cultura contenidas en la obra de Literatura Infantil es más constante y frecuente. El proceso de socialización en el niño puede cumplirse, primero, como un proceso de información de aprendizaje de la realidad ajena a sí mismo y, segundo, como un proceso de identificación con la realidad a la cual él pertenece. La comprensión del rol que como individuo le toca cumplir dentro de la sociedad que aparece claramente delineada, primero, en la familia, luego en la escuela y en el contexto comunal particular en el cual le toca desenvolverse ya como hombre adulto. La literatura infantil en todas sus formas posee motivos culturalmente confiables que permiten lograr la socialización del niño, incluso el desarrollo de su personalidad, ya que la literatura infantil, expresión de cultura, gravita con fuerza poderosa en la formación del "sentido social" que todo hombre debe desarrollar desde muy niño. James Wittaker señala que "la socialización se refiere al aprendizaje de los modos de conducta aceptados y aprobados. Cuando un niño ha sido socializado ha aprendido a comportarse de acuerdo con ciertos modos normales (es decir, sujetos a norma), de conducta que son característicos del grupo en que ha sido criado" y en la literatura infantil encontramos la razón y explicación de numerosas conductas infantiles. Si no, veamos hoy, tiempo en que prevalece la literatura de los cómics-books llenos de personajes violentos. Cómo en el mundo de los niños, la violencia constituye incluso una forma de juego, y lo más peligroso, va preparando a los niños para la integración a un mundo lleno de agresiones y desamor. (Es bueno recordar que el grupo cultural es un factor determinante de la conducta social del hombre). La literatura infantil recurre no sólo a la imagen y el color como mecanismo expresivo, sino al lenguaje y bien sabemos que éste posee una importancia crucial para la socialización porque sólo después que el niño es capaz de formular conceptos es cuando puede adquirir los motivos que marcan su conducta como distintivamente humana. El lenguaje se imbrica en el proceso de socialización de tal manera que el niño adquiere modos de responder a los objetos y a los sucesos con los que nunca había tenido contacto directo. Es así como la Literatura Infantil cumple, sin lugar a dudas, una función eminentemente social, por reflejar un mundo y por presentar a los niños, desde la más tierna infancia la opción de conocerlo e identificarse con él, con los patrones culturales, valores y normas que rigen la vida de la sociedad. La literatura infantil es un instrumento de socialización. b) FUNCIÓN ESTÉTICA Hemos señalado también que la literatura infantil cumple una función estética. Nada más cierto y evidente. Por contenidos y formas, el libro para niños es bello, trasunta una concepción estética que intenta presentar, del modo más hermoso posible, la visión de un mundo a la infancia. Visión en la que prevalece equilibrio, rasgo básico de la belleza. El niño enfrentado a la obra literaria adquiere pronto la noción de lo bello, de lo exacto, así como aprende a valorar y conocer, en su exacta dimensión y sentido ,el valor de lo negativo, lo desproporcionado y lo feo. El sentido estético del niño tiene su primer maestro en las obras literarias a las cuales tiene acceso desde la primera infancia. El mundo de belleza y de sugerente creatividad que presenta la literatura infantil permite no sólo el desarrollo de la sensibilidad y formación del sentido estético del niño sino que se convierte en prueba de esta función específica: La función estética de literatura infantil. Gian Calvi señala con acierto que la literatura infantil estimula la creatividad y la inteligencia de los niños, por el descubrimiento de un nuevo sentido del lenguaje y de la imagen, relevando lo complejo del cumplimiento de la función estética de la literatura infantil que, a la par que constituye una cátedra y una lección de belleza física y moral, proporciona los motivos necesarios al intelecto y a la imaginación infantil para propiciar el desarrollo del sentido creativo en la infancia y un acercamiento enriquecedor y provechoso al lenguaje. Imagen y palabra, color y armonía, sonido y ritmo son los elementos básicos de la literatura infantil que permita que ésta cumpla a cabalidad su función estética. Ya lo ha señalado, con precisión Gian Calvi: "es por la creatividad de la literatura infantil que el niño va a descubrir cosas nuevas, es por la imagen que el niño va a encontrar el sentido de las palabras y va a comprender lo que le dicen la madre y la maestra, y es también allí, en la literatura infantil, donde está la raíz del amor por la lectura" La literatura infantil crea una conciencia estética en el niño. Le permite adquirir el logro de una concepción sobre la vida misma en la que son capaces de distinguir y valorar los matices más finos del contraste físico y moral entre lo bello, lo feo no sólo como categorías estéticas, sino también como analogías de carácter eticomoralizante. La sociedad entera entrega a la infancia, a través de la literatura infantil, un mundo de vivencias que permiten, por esa mágica intuición creadora de los niños, el desarrollo de la imaginación y de lo que podríamos señalar como la intuición creadora de los niños; el desarrollo de la imaginación y de lo que podríamos señalar como la intuición exacta de la belleza. La literatura infantil constituye, por su función estética, el mejor y más seguro instrumento para lograr el desarrollo de esa "aptitud creadora" típica de la infancia, para dar rienda suelta a la imaginación que ha de brotar libre de trabas y de condicionamientos. Hoy, más que nunca, cuando el tipo de sociedad en que vivimos nos surge a un mayor desarrollo personal, es que se empieza a tener plena conciencia del rol creador de la literatura infantil, tradicionalmente desdeñada, tanto como la propia capacidad creativa de la infancia. Señala con precisión Milciades Hidalgo Cabrera que "la educación tradicional subestimó la capacidad creadora del niño y no la orientó debidamente, de allí que se restringiera al máximo la expresión espontánea" La formación de una conciencia estética, el desarrollo de una sensibilidad artística y de una creación literaria, por ejemplo, "no parten de cero, ni nacen por generación espontánea. Parte, nace de experiencias concretas. No concebimos, por lo tanto la creación como inspiración de predestinados, ni como manifestación ocasional de fuerzas extrañas. Todo trabajo supone un proceso que se va dando por etapas, que se va estructurando al juego de imágenes: sustitución, composición, descomposición, superposición, yuxtaposición, interposición, etc., en función de las propias leyes de la creación artística. Por eso es que el niño, antes de expresarse creativamente, necesita contar con vivencias que luego irán organizándose, jerarquizándose, reactualizándose, en y desde su propia perspectiva, de acuerdo a sus intereses y a la naturaleza de los objetivos que se pretenda conseguir". La función estética de la literatura infantil permite lograr las condiciones para que este hecho se produzca. c) FUNCIÓN ÉTICA Muchos valores que subyace en la literatura infantil son, en la realidad, derivación de sus funciones. Una de ellas y quizás la de mayor trascendencia es la que propongo se denomine "Función Ética". El mundo representado en la más diversas formas de la literatura infantil oscila entre dos polos, establece una suerte de dicotomías o contraposiciones: la felicidad/ la desgracia; el bien / el mal, lo bello / lo feo, etc. polos que mantienen una relación evidente con los hechos de la vida del hombre y que, aunque se presenten velados por la magia de los acontecimientos que linda con lo extraordinario son, en muchos casos, clara muestra de la real aventura humana. De allí que, en las diversas formas de literatura infantil los niños reciben una honda y viva lección de ética. Incluso en aquella literatura que, en razón de orden establecido, se convierte en un medio de penetración cultural -los cómics por ejemplo- hay una lección que los niños asimilan, si se logra orientar estas lecturas con un sentido crítico. Es fácil, si el niño ha tenido acceso a la lectura desde la primera edad, construir en el una personalidad cargada de humanidad formar un juicio en el que prevalezcan el respeto por la dignidad del hombre y la libertad plena como requisitos previos para lograr la plena integración personal en la sociedad. Encontrar personalidades armónicas e integradas a una esfera comunal detrás de un niño lector es lo más lógico y razonable. He allí la función ética de la literatura infantil contribuir a formar personalidades positivas, constructivas y, lo más valioso, profundamente humanas. d) FUNCIÓN CULTURAL El enriquecimiento espiritual y cultural del niño es evidente por la decisiva influencia de la literatura infantil que, en las diversas expresiones nacionales, se convierten en intérpretes de la realidad de un país. Aún cuando puedan formularse muchos cuestionamientos e innumerables formas de la literatura infantil, sobre todo en la relación literatura infantil clásica /Realidad Nacional es obvio que las obras escritas para niños constituyen notable y valioso vehículo de cultura. Ya lo ha señalado Leny Wernerch, en "Creación del Libro Infantil", "La literatura infantil cumple una función cultural de expresión de valores y de sus manifestaciones". De muchos modos cumple la literatura infantil esta función cultural: Por el enriquecimiento léxico y por el activo incremento del vocabulario. Por la denominación de cosas nuevas, incluso la más ajenas al contexto del niño, por los nombres, por la vigencia de términos provenientes de edades anteriores, por la evocación sugerente de la palabra que convoca antiguos pensamientos o que traslada a fantásticas edades. Por la traducción del espíritu nacional y por la manifestación a través de la literatura infantil, de formas culturales populares, cuya más clara relación se advierte entre el folklore y la literatura infantil convirtiéndose éste en factor determinante para lograr la formación del "ser nacional", según expresión de Mónica Tiefenberg. Por la recurrencia al folklore, de un modo directo, ya que en América Latina la literatura infantil se enriquece por la aproximación directa a las fuentes de las manifestaciones nativas, ya sean creencias, mitos, leyendas, canciones, versos populares que en concordancia con un natural y común origen oral, conservan la memoria de los pueblos, traducen, con fidelidad, el espíritu colectivo y demuestran, en razón de la hondura y belleza de sus contenidos, lo más noble del genio creador del hombre de todas las latitudes. Por la riqueza del mundo representado: las ideologías propuestas, las creencias, sistemas filosóficos y sociales, realidades económico-culturales, contextos, referencias raciales, criterios de valor, etc. es la Literatura Infantil un insustituible medio de culturización. La infancia internaliza los conocimientos que adquiere por medio de la lectura de las obras literarias destinadas a su mundo. Un niño peruano, aún dentro de sus propias fronteras geográfico-culturales recibe una hermosa lección sobre la necesidad de mantener la propia identidad, por ejemplo, al leer el BAGRECICO de nuestro Francisco Izquierdo Ríos. Lección que le revela las posibilidades vitales del poblador amazónico simbolizado, sutilmente, en la figura del pequeño pecesito de los ríos de la selva peruana y que en su recorrido hasta el mar no hace sino demostrar el espíritu inquieto y el afán de aventuras que prevalece en la juventud y que lo impele a partir en búsqueda de nuevos horizontes. En cada cuento, en cada poema hay la traducción de un sistema de ideas, la expresión de pensamientos en torno de la vida y de la sociedad; aún en las formas de menor difusión como son los poemas infantiles, el hombre expresa su punto de vista acerca de la realidad, permitiendo que la infancia se forje un concepto sobre las cosas y los hechos. La Literatura Infantil es el cimiento de la futura cultura personal del niño que será hombre. Paul Klee propuso que "La Literatura Infantil debía permitirnos profundizar nuestras raíces, conocer nuestra realidad cultural, conocer e identificar las manifestaciones populares para así mejorar el proceso creativo, ofrecer mejores libros a los niños y jóvenes y ser útil en tanto instrumento de cultura". Los más diversos conceptos en torno de la nacionalidad y del sentimiento continental y universal deriva y se forja de la Literatura Infantil. El claro vínculo entre el pasado y el presente que late en la Literatura Infantil sirve también de motivo para que el niño logre encontrar las raíces de su identidad cultural, y entienda, ame y comprenda los valores de su propia nacionalidad. Por otra parte, al acercarse a las fuentes culturales de otras latitudes, contenidos en las obras de Literatura Infantil adquiere una visión humanizada de la realidad, es capaz de universalizar sus conceptos y de asumir una actitud visionera ante la vida, actitud que debe propiciarse y fomentarse ya que puede ser simiente del desarrollo de la inteligencia y el genio de numerosos niños. Efraín Subero, investigador y creador venezolano, explica de un modo vivo y claro este rol de la Literatura Infantil ya que afirma: "Una de las mayores posibilidades que se le abren a la Literatura Infantil es enseñarle al pueblo que es eso de ser pueblo. Cuáles son las verdaderas expresiones del ser colectivo" ser que se define por las realizaciones culturales en sus más diversas manifestaciones. e) FUNCIÓN LÚDICA En un libro fundamental para el conocimiento de la evolución del lenguaje y del logro de la expresión de los niños, Lilia Meza Vidal formula algunas observaciones claves acerca del significado del lenguaje para la infancia y que nos permiten comprender la intención lúdica de la Literatura Infantil al señalar que: "para los niños, el lenguaje es fundamentalmente fiesta, lugar de encanto, exorcismo que convoca a amigos y enemigos" estableciendo una característica que ha de definir lo que propongo se entienda por Función Lúdica de la Literatura Infantil: el sentido de ese especial encanto que crea el lenguaje infantil y que, a pesar de su aparente sencillez, es sugerente, múltiple en su proposición de la belleza, de la armonía, del ritmo e incluso es sugerente y múltiple en la proposición antitética de lo señalado porque existe también un universo de lo deforme, lo no armónico, de lo opaco y oscuro. En una palabra, la realización plena de ese sentido de divertimiento, aprendizaje y conquista que encierra en sí, como una potencionalidad creadora, la obra para niños. En la Literatura Infantil, el humor, el sentido festivo, la gracia, la bufonada, grotesca o pícara, son otros tantos elementos que nos permiten hacer afirmaciones sobre la función lúdica de la Literatura Infantil que, tal como señalo páginas más adelante, nace precisamente con la finalidad de entretener y divertir a los niños. Nace como la proposición de un juego y aún, pese al tiempo transcurrido desde este nacimiento, mantiene, con vigor y frescura, este carácter. La Literatura Infantil es al fin y al cabo un juego creador e inteligente. Una metáfora. Una comunicación. Es un lenguaje concordante con el júbilo maravilloso del espíritu del niño. Incluso, la Literatura Infantil, no mágica, aquella que lo aproxima de un modo más directo a la realidad o a la ciencia, cumple este rol de entretenimiento, desarrolla el carácter lúdico de la Literatura Infantil. G. OBJETIVOS ESENCIALES DE LA LITERATURA INFANTIL A modo de conclusión de este capítulo considero conveniente proponer como objetivos esenciales de la Literatura Infantil los siguientes: 1. Acercar la realidad, de un modo estético, a la infancia. La realidad dispar y compleja de nuestra cultura. 2. Contribuir al desarrollo y formación del niño como persona humana. Dignificarlo por la aproximación a la belleza y a otros valores que le serán comunicados a través de la literatura. 3. Enriquecer el léxico infantil y enseñarle a amar y apreciar su propia lengua. 4. Sugerirle el desarrollo de su propia imaginación y de su capacidad creadora, así como proponerle un esquema social donde la justicia constituya una de las realidades más concretas y cercanas a la vida del hombre. 5. Divertir al niño, creadoramente. H. CARACTERÍSTICAS DE LA LITERATURA INFANTIL Asimismo señalar que las características de la Literatura Infantil propuestas por Efraín Subero (II Reunión Interamericana de Expertos en Materiales Educativos y para Bibliotecas en Español-Remebe 2-Centro de Capacitación Docente El Mácaro, 27/30 de marzo 1,973) son las que mejor tipifican a esta forma del arte: 1. Afianza y enriquece la experiencia del niño al contacto con diferentes realidades. 2. Produce reacciones que combinan lo emocional y lo intelectual. 3. Proporciona oportunidades para conocer y afianzar valores universales. 4. Estimula la imaginación, el ingenio y afina el sentido estético. 5. Contribuye a formar buenos hábitos de lectura. 6. Enriquece el vocabulario del niño y lo familiariza con el uso de la lengua. I. LOS GÉNEROS EN LA LITERATURA INFANTIL Este es un terreno resbaladizo donde los ejes se entrecruzan y las fronteras se diluyen o superponen. Además, las concepciones tradicionales y convencionales van cediendo terreno a nuevas realizaciones, formas y ejercicios literarios, tornando difícil la distinción, por ejemplo, entre géneros en verso y en prosa. Asimismo, debido al arrollador avance de los medios de comunicación masiva, se impone nuevos patrones y enfoques, así como nuevas concepciones del mundo, de la vida y del arte. Por otro lado, la perspectiva didáctica y metodológica, los objetivos artísticoliterarios, encasillan y constriñen toda producción creativa, que por propia naturaleza es siempre espontánea, libre y trascendente. No obstante, como tampoco podemos caer en el caos y en la anarquía, hay que reconocer la existencia de los géneros literarios como instituciones que existen, cambian, evolucionan, se transforman y fusionan. Así, el mito se da en verso y en prosa; el teatro ha trascendido los moldes del verso; la narración se da no sólo en prosa, sino también en verso, etc. Y con este reconocimiento postulamos la existencia de la literatura infantil como una forma distinta de la literatura general. Se trata, entonces, de una literatura que poco a poco transciende ensayos y experimentos, bocetos y diseños, para orientarse al encuentro de su propia identidad como cuerpo orgánico con creaciones propias, de naturaleza, funciones y fines específicos. Con este deslinde previo, proponemos la siguiente clasificación de los géneros en literatura infantil, advirtiendo que el criterio adoptado es el de mayor frecuencia y acceso de los niños a los textos respectivos, aunque dentro de cada género la relación no significa prioridad ni jerarquización alguna. a. GÉNEROS PRINCIPALES - Cuento. Fábula. Mito y Leyenda. Poesías y Canciones. Teatro y Títeres. b. GÉNEROS SECUNDARIOS - Parábola. Tradición. c. GÉNEROS MARGINALES Y EXTRALITERARIOS - Cine. Televisión. Radio. Prensa. Historietas y "Comics". Obsérvese que las modalidades del tercer grupo no constituyen propiamente géneros, de allí su connotación de "marginales"; pero la inclusión se explica porque permiten la difusión de la literatura infantil en versiones adaptadas o estilizadas. EL CUENTO DEFINICIÓN El cuento es la narración breve, en prosa, de hechos generalmente imaginarios, que buscan entretener y enseñar. No es fácil definir lo que es el cuento, sobre todo si se tiene en cuenta sus estrechas relaciones con otros géneros, como la leyenda, el mito, la novela corta, la fábula, etc., con los que se le identifica o incluso confunde. Quizá por esta razón, el cuento se entienda mejor mediante su contacto directo y por el goce estético que produce, antes que por los intentos de explicación de su naturaleza. CLASIFICACIÓN A continuación presentamos, con algunos ejemplos, el sistema clasificatorio propuesto por el finlandés Antti Aarne y perfeccionado por el norteamericano Thompson, y que ha llegado a tener aceptación universal. GRUPO I - Cuentos de animales. Ej. El gato con botas, El patito feo Los tres cerditos, Los siete cabritillos y el lobo, un elemento distintivo es la personificación. GRUPO II - - - - Cuentos maravillosos. A esta clase pertenece los llamados "Cuentos de hadas". Ej.: La cenicienta, La bella durmiente del bosque, Blanca Nieves, etc. Cuentos religiosos. Por ej. Marcelino, Pan y Vino. Cuentos novelescos. De predominio de aventuras, como en Panki y el guerrero, de Ciro Alegría o Zenón, el pescador, de Francisco Izquierdo Ríos. De bandidos y ladrones. Del diablo burlado. De la literatura quechua encontramos un magnífico relato recogido por el padre José A. Lira, en la sierra sur del país, titulado precisamente: Tutupaka o el mancebo que venció al diablo. Anécdotas y relatos chistosos, relatos de embustes, fórmulas y chascos. Valor formativo del cuento En la tarea educativa, el aporte del cuento es de primer orden en múltiples y variados aspectos, dentro y fuera de la escuela, además de otros asuntos relacionados con el desarrollo expresivo del lenguaje y la compenetración con la realidad. El cuento en el hogar El ambiente familiar produce consecuencias inmediatas en los primeros años de vida del niño, prologándose, en muchos casos, hasta la edad adulta. Dentro de las múltiples formas de educación espontánea y asistemática en el hogar, destaca la influencia de los padres, abuelos y tíos, entre otros familiares. Justamente, por las variadas tareas de los padres, preocupados por las obligaciones relacionadas con el mantenimiento del hogar, el contacto con los hijos se va distanciando cada vez más. Entonces, frente al rigor del padre o de la madre, surge la imagen tierna e indulgente de la abuelita, que dedica gran parte de su tiempo al cuidado de los nietos, arrullándolos con los cantos de cuna o entreteniéndolos con algún relato cautivante. No pocos escritores han despertado tempranamente y desarrollado su imaginación ante la influencia de los cuentos infantiles referidos por la abuelita. ! Cuántas veces la abuelita o la tía han levantado en su regazo a los niños para contener los caprichos, para enmendar a los desobedientes, para calmar las rabietas, a base de relatos ingeniosos y sugestivos.! Pero, aparte del recurso correctivo del cuento en la familia, está el valor del acercamiento al lenguaje de los adultos. Los padres y los maestros deben conocer que la edad decisiva para el desarrollo del lenguaje tiene su período crítico entre los 3 y 5 años y medio. Por eso los niños que a esa edad empiezan a oír lecturas, tienen más probabilidades de aprender a leer en la escuela y de asimilar con mayor eficacia los contenidos y actividades de las asignaturas. La influencia del hogar resulta decisiva porque el niño al que se le refiere cuentos y otros relatos aprende a captar el mundo maravilloso de los recursos expresivos, a percibir los juegos verbales y la combinación de frases, que le permitirán una mejor comunicación de sus pensamientos y sentimientos. Por otro lado, como el niño en estos primeros años es susceptible de enfrentarse a experiencias chocantes, tensiones, ansiedades, impresiones chocantes, desengaños, tristezas y otras vivencias negativas, el cuento le permite una vía de liberación y descarga de estados anímicos como los señalados. El desenlace de un cuento puede devolverle la alegría y confianza en su voluntad de superación y de fe en el futuro. El norteamericano James Daniel considera que en la generalidad de los hogares el momento y ambiente más adecuados para leerles cuentos a los niños es antes de acostarse, pero que antes de emprender tal tarea debemos leer para nosotros lo que pensamos leer a los niños y que si encontramos pasajes tediosos o inadecuados no debemos dudar un instante en eliminarlos. De esta manera, si adquirimos tal práctica siquiera unos cuantos minutos al día, los dividendos, inapreciables, pues será "una fortuna mucha más valiosa que cualquier capital en dinero que pudiéramos legar a nuestros hijos". También debe saberse que aunque los niños sepan leer, muchas veces prefieren escuchar las lecturas o que se les refiera los relatos. Asimismo, en ciertos relatos se hace necesario explicar algunas partes ridículas o inoportunas, para que la comprensión resulte más clara y el goce más placentero. 2. El cuento en la vida escolar La literatura infantil no debe caer en el infantilismo ni ser absorbida por finalidades didácticas o pedagógicas, por el peligro de arriesgar o anular los valores artísticos. El niño no sólo es capaz de captar los mensaje éticos, sino también los valores estéticos. El los primeros años el niño se caracteriza por una actitud dialógica, que también debe ser la característica de la actividad docente. Tal vez en la adolescencia el joven se convierta en un sujeto monologador, pero en los primeros años tiende a una constante comunicación. El cuento infantil en los primeros grados constituye una introducción al aprendizaje de la lectura y de otras materias conexas, pero también es un instrumento de recreación, sobre todo en una edad en la que la actividad lúdica es un efectivo recurso del aprendizaje. Como instrumento didáctico, el cuento puede utilizarse para cautivar la atención, estimular la inclinación hacia el estudio, etc. Junto con ello, el comentario o la interpretación permite el descubrimiento de múltiples mensajes educativos y el esclarecimiento de la realidad en la que se desarrolla el niño. Influye también en la capacidad imaginativa, la actividad creadora, la comunicación y la comprensión de diversos valores. Vencidas las barreras de la incomunicación, superadas la inhibiciones e intensificada la interrelación, el niño acude al maestro en busca de un relato, una historia, un cuento cautivante. Por eso el profesor debe acumular "en el bolsillo" muchos cuentos para exponerlos en el momento oportuno, sin esperar la petición coral y bulliciosa de los infantes. Debe utilizar el cuento para recrear, dar alegría y goce estético a los niños. 3. El cuento y el fortalecimiento de la personalidad Hasta cierta edad, el cuento introduce al niño en el mundo de la fantasía, con la magia de creaciones. Precisamente, la literatura fantástica es de gran utilidad para el enriquecimiento de la imaginación infantil, fuente de inventos y actividad científica, técnica, industrial y artística muy original. Superado el mundo fantástico, el cuento permite a los niños la captación de los valores éticos y la imposición necesaria del bien sobre el mal. Este aspecto formativo puede lograrse mediante la narración de cuentos en los que el triunfo del bien se produce no por azar o de la suerte, sino como consecuencia del esfuerzo personal. La solución fácil e inesperada de situaciones problemáticas, la intervención de seres extra sociales (hadas, madrinas, fantasmas, duendes) pueden producir estados de inseguridad y desconfianza, por lo que es mejor la presentación de la victoria mediante la acción del propio ser humano, antes que como consecuencia de factores forzados y desnaturalizados. Las hazañas contenidas en los relatos deben caracterizarse por la prudencia, la energía, la tenacidad, el valor, la astucia, el arrojo de los protagonistas. De esta manera, el niño se irá compenetrando con los esfuerzos que exige la lucha por una vida más acorde con la realidad. 4. El cuento y la compenetración con la realidad Si es verdad que deben preferirse aquellos relatos que reflejen la realidad circundante al niño, no hay que desconocer el valor universal de los cuentos de otras latitudes. Además de las múltiples circunstancias y aspectos socio-económicos presentes en el texto, el cuento debe permitir al niño el conocimiento y comprensión de los elementos que le ofrece la naturaleza en cuanto escenario vital decisivo e influyente. 5. El cuento y el desarrollo del lenguaje La expresión de los niños se enriquece escuchando o leyendo cuentos, cuyo lenguaje no debe ser vulgar ni rebuscado. Se deben evitar largas descripciones y frecuentes frases subordinadas. Deben preferirse relatos con frases onomatopéyicas y rimas, cuya sonoridad y repetición sean un agradable juego de sonidos y una distracción verbal cautivante. Son muy halagadoras, por ejemplo, las frases como: "El ratoncito corre, corre y corre", "El gatito salta por aquí, salta por allá". Estas repeticiones, así como los gerundios ("Saltando, saltando, saltando fue hasta donde se encontraba el zorro") facilitan la acomodación de imágenes visuales y auditivas, al tiempo que el niño puede ver correr, saltar o volar a los animales. Pero hay que referir la repetición de los gerundios de modo, no los de tiempo; también el empleo de números escritos con letras y no en cifras, las cuales restan jerarquía literaria a la numeración. Recuérdese al respecto el estribillo común entre los niños: "A la una, a las dos y... a las. Tres", que anuncia una partida de carreras, el derrumbe de tarros colocados en fila o uno encima de otro, a la ejecución de un salto. Los personajes deben designarse con nombres propios, adecuados a sus características físicas o morales más sobresalientes. Los títulos deben ser sugestivos, de modo que los niños puedan imaginarse acerca del contenido del cuento y se interesen por su lectura. Se recomienda que junto al nombre del protagonista se indique alguna cualidad o característica del mismo: "Pepín, el gallo cantarín, "Ladradín, el perro guardián"; también puede preferirse títulos a base de onomatopeyas: "La astucia del zorro zamarro".
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