Crecimiento con equidad. [2005]

Anuncio
AACREA
Revista Nro. 292 - Febrero de 2005
Crecimiento con equidad
Luis Peluffo estableció un modelo de tambos en sociedad y logró un importante
crecimiento en escala. Recursos humanos calificados con buena distribución del
ingreso
A fines del 2002 diversos diarios de Rosario, Venado Tuerto y Pergamino
publicaron un aviso un tanto particular. Decía así: “Tambero con fe en el futuro
de la lechería y el sistema neocelandés pastoril busca un campo adecuado para
ello y alquilarlo o asociarse a el/los dueño/s por no menos de 5 años, con las
siguientes condiciones: sobre camino asfaltado o al menos bien consolidado.
Ubicado en un área de hasta 50 - 60 kilómetros de distancia de Pergamino. A
recibir en forma inmediata lo disponible (casco, piquetes, etc.) y el resto a
medida que se va levantando esta cosecha gruesa 2002/03, para poder sembrar
a tiempo las pasturas y verdeos de invierno. Con no menos de 250 hectáreas
útiles, incluido suelos poco agrícolas con posibilidades de implantar praderas de
festuca. Si se consigue de mayor tamaño mejor, sin límite de superficie, para
hacer también la recría y agricultura complementaria. Preferentemente con buena
vivienda y estructuras utilizables para instalar un tambo (tinglados grandes,
galpones). Hay disposición para pagar comisión de práctica a quien lo consiga y
aceptar valor de alquiler competitivo con la agricultura. Contactar: Luis Peluffo.
Establecimiento tambero María Teresa Sur”.
Luego de recibir distintas propuestas, en abril de 2003 Peluffo y su socia, María
Eugenia del Puerto, –hasta entonces propietarios de varios tambos en la zona
Oeste de la provincia de Buenos Aires– alquilaron 124 hectáreas en Acevedo
(partido de Pergamino) de buena aptitud agrícola por un plazo de 7 años y a un
valor anual de 12 quintales de soja por hectárea. Los arrendamientos se pagan
de acuerdo al valor interno de la soja al momento de la liquidación. “Hemos
pagado a precios de soja de 700 pesos (por tonelada) y otras cuotas a valor de
soja de 450 pesos”, explica Peluffo.
Los empresarios recibieron el establecimiento “Fundación”, de Acevedo, con la
mitad de la superficie con soja por cosechar, mientras que la otra mitad estaba
ocupada con pasturas degradadas. “Los rastrojos de soja se sembraron con
pasturas, pero con éxito regular porque el otoño de 2003 fue muy lluvioso; el
área con pasturas degradadas se sembró con soja en la primavera de ese mismo
año, se cosechó en marzo del 2004 y luego fue a pasturas en abril del 2004”,
comenta Peluffo.
Posteriormente, alquilaron otras 110 hectáreas linderas con el campo de Acevedo
por un plazo de 3 años y a un valor de 12,5 quintales de soja por hectárea. Este
campo –sembrado con pasturas en abril de 2004 sobre un rastrojo de soja– venía
de muchos años de agricultura continua.
Las pasturas sembradas fueron de festuca (variedades Advance y Triumph),
combinadas con trébol blanco (Diabolo) o con blanco y rojo (Redgold). Para la
siembra y protección de pasturas contaron con el asesoramiento de los técnicos
Oscar Bertín (INTA Pergamino) y Raúl Amichetti (Cooperativa de Carabelas).
“Observamos que la festuca Advance (de origen neocelandés) tiene una mejor
palatabilidad que la festuca tradicional; las vacas la eligen notoriamente y está
mucho mejor adaptada para un planteo de tambo que, por ejemplo, El Palenque”,
indica Peluffo.
Una pregunta fundamental. Un proyecto de tambo, con ingresos en pesos, ¿no
queda muy descalzado al tener uno de sus principales insumos, el alquiler, atado
al valor de la soja? “No –responde Peluffo–, porque nosotros también sembramos
unas 850 hectáreas de soja en la zona Oeste y Norte de Buenos Aires; además,
en el campo de Acevedo tenemos un compromiso de hacer un mínimo del 50%
del área con pasturas, pero, en caso de que las circunstancias así lo requieran,
podemos hacer el otro 50% restante con agricultura”.
Inversiones
En el período 2003/04 se construyó un tambo de 28 bajadas con buenas
comodidades de trabajo. Y se puso en funcionamiento en febrero de 2004.
Además, se realizaron un conjunto de obras y reparaciones (por ejemplo: la
construcción de aguadas cada 4-6 hectáreas en el campo alquilado a 7 años). El
monto de las inversiones puede observarse en el Cuadro 1.
Se ingresaron 600 vientres a parir en dos etapas durante 2004. La hacienda es
cruza de Jersey con Frisio (ambas de genética neocelandesa). “La hacienda
ingresada se toma como un aporte de capital ajeno, con contrato de
capitalización en el cual los dueños reciben el 10-11% del importe de la
producción de sus vacas como interés del capital; de esta manera, de un vientre
de 2000 pesos, resulta un interés anual del orden del 14%”, explica Peluffo,
miembro del CREA Trenque Lauquen III.
“Al terminar el contrato los dueños de la hacienda reciben el mismo número de
animales aportado con igual o mejor condición en edad, genética, sanidad, raza y
estado reproductivo”, añade.
En el Cuadro 2 pueden observarse los indicadores productivos estimados para el
ejercicio 2004/05 y proyectados para el ciclo 2005/06 (con datos a diciembre de
2004). “Con una buena producción estabilizada, los suelos del campo de Acevedo
deberían producir unas 12 toneladas de materia seca por hectárea, mientras que
nosotros hoy estamos sacando bastante menos; pero esperemos alcanzar el
potencial en un par de años”, señala el empresario.
Socios
Todos los tambos de Peluffo y Del Puerto son operados en el marco de la
metodología de Socios Tamberos (sistema adaptado de los sharemilkers
neocelandeses). “Este sistema de trabajo es adaptado de Nueva Zelanda, el país
que produce la leche más barata del mundo y que exporta alrededor del 90% de
su producción, además de tener mucha gente joven y feliz trabajando en el
sector sin recibir ningún subsidio estatal”, comentan.
La metodología –instrumentada por medio de un contrato bastante específico–
consiste en la creación de una sociedad constituida por un Socio Administrador
(que en este caso es Peluffo) y un Socio Tambero (un matrimonio o pareja de
profesionales que tiene a su cargo la gestión del tambo).
Ambos socios participan con un 50% de los gastos del ejercicio. En caso de que
los Socios Tamberos no aporten capital al inicio del contrato, la parte de los
gastos que le corresponde (50%) se descuenta de los futuros ingresos que
percibirán.
La sociedad, luego de pagar los diferentes insumos, arrendamientos (que en el
caso del alquiler del tambo el propietario es Peluffo), amortizaciones e impuestos,
distribuye los beneficios del ejercicio en un 50% para ambas partes societarias. El
dato es que, en caso de que el ejercicio arroje un resultado negativo, la pérdida
corre exclusivamente por cuenta del Socio Administrador.
“Asociamos a los responsables en todo lo que hacemos, desde el tambo hasta la
maquinaria, y luego se reparten beneficios. Esto hace que todos los participantes
de la sociedad crezcan, además de comprometerse completamente con la
misma”, apunta Peluffo.
“En 2002 no hubo prácticamente nada para repartir. Pero 2003 fue un buen año y
2004 también, aunque no tan bueno como el año 2003”, agrega.
Los Socios Tamberos tienen a su cargo la dirección del tambo y de la crianza y de
la recría. Por participar personalmente en el ordeñe, trabajos de rodeos,
reparaciones, etcétera, cada uno de los Socios Tamberos (es decir tanto el
hombre como la mujer que integran la pareja) perciben un honorario de 90 pesos
por día completo (mínimo 9 horas por día) durante la primera campaña a cargo
del tambo y de 110 pesos durante la segunda; a partir de la tercera campaña, el
mismo pasa a ser de 120 pesos diarios. Además, los Socios Tamberos reciben un
honorario del 1,5% del valor de la producción de leche mensual (incluyendo
bonificaciones pero sin tomar en cuenta IVA) en concepto de manejo de
relaciones con asesores veterinarios, prestadores de servicios y demás
proveedores en materia de mantenimiento y reparaciones de los bienes de toda
la explotación.
“Tenemos actualmente 11 socios tamberos, la mayor parte de los cuales son
veterinarios e ingenieros agrónomos. Todos ellos viven en los respectivos
establecimientos y, claro está, se trata de gente que ama a la lechería”, explica
Del Puerto.
Por su parte, el Socio Administrador tiene la responsabilidad de comercializar la
leche y los animales de venta (ya sean las crías o los vientres de descarte), así
como también de proveer la reposición de los mismos en cumplimiento de los
contratos de capitalización. También debe presupuestar y controlar la
alimentación del rodeo, además de llevar registros con información clara y
completa de la gestión empresarial (que permanece siempre a disposición de
todos los socios). “Este sistema requiere ser muy estricto en la toma de datos y
en el procesamiento y sistematización de la información”, comenta Del Puerto.
Otro de los deberes del Socio Administrador es proveer de viviendas adecuadas a
los Socios Tamberos y a sus colaboradores, dotadas de luz, calefacción, teléfono,
antena de televisión, agua caliente, uno o dos baños según cantidad de
ocupantes, y con los espacios aptos para privacidad, jardín y huerta si así lo
desean. Un contrato modelo de Socio Tambero puede verse en la siguiente
dirección de Internet: www.aacrea.org.ar/publicaciones y software/la revista
CREA/nota central.
Selección
Llegar a ocupar una posición de Socio Tambero representa una gran
responsabilidad. Ahora bien, ¿cómo se selecciona un socio de tales
características? Todos los años, los Socios Tamberos tienen la obligación de
tomar uno o dos pasantes durante un período de seis meses (en la época pico de
trabajo).
El primer paso para seleccionar a los pasantes consiste en contestar un
cuestionario para evaluar la formación y nivel general de conocimientos de los
postulantes. Una vez seleccionados los primeros, se los invita a trabajar en el
tambo durante tres días para evaluarlos in situ. De esta manera, los Socios
Tamberos eligen a los que consideran más aptos para la tarea en cuestión.
“Así como a ellos se les dio la oportunidad de capacitarse, (los Socios Tamberos)
tienen también la obligación de capacitar a otros. Algunos de los pasantes quizás
consiguen otro trabajo y se van; pero otros se han quedado y con el tiempo han
pasado a ser Socios Tamberos”, explica Peluffo.
Por otra parte, para ganar la posición de Socio Tambero, es necesario trabajar
durante un año como operarios de alguno de los tambos coordinados por Luis
Peluffo. Esta práctica se realiza bajo la tutela de los Socios Tamberos a cargo de
la unidad empresarial en cuestión.
Las remuneraciones mensuales que perciben los operarios, por ejemplo, en el
tambo de Acevedo, en ningún caso son inferiores a los 1650 pesos y llegan a
máximos de 1900 pesos (de acuerdo a las bonificaciones percibidas). Todos los
operarios del tambo de Acevedo –4 fijos y uno temporario con edades que oscilan
entre los 18 y los 20 años– son egresados de escuelas agrotécnicas.
“Pretendemos conseguir lo mejores recursos humanos; queremos a la gente más
motivada para integrar muy buenos equipos de trabajo”, comenta el productor.
Planificación
La planificación forrajera está a cargo de Luis Peluffo. El empresario proyecta la
oferta y demanda quincenal de cada pradera y verdeo durante todo el año en
cada establecimiento que compone el grupo tambero. Luego tales proyecciones
se van ajustando de acuerdo a las mediciones de pasto remitidas regularmente
por los Socios Tamberos. Esta metodología se aplica desde 1995.
“Esto permite proyectar cuánto suplemento es necesario comprar al año o bien
cuánto maíz debe guardarse. Y además posibilita llevar un registro histórico de
producción de forraje de cada establecimiento, necesario para lograr una
producción de leche eficiente”, sostiene Peluffo.
Para esta tarea, Luis y María Eugenia recorren una vez por semana o cada 10
días los diferentes tambos del grupo. Si bien el correo electrónico e Internet
facilitan notablemente las comunicaciones con todos los Socios Tamberos, el
seguimiento e intercambio de opiniones cara a cara es considerado muy
importante.
Las recorridas suelen realizarse junto con un especialista en nutrición animal. La
suplementación se lleva a cabo fundamentalmente con rollo de heno o grano de
maíz que, en su mayor parte, es de propia producción. Los recursos de
alimentación pueden comercializarse entre los diferentes tambos que integran el
grupo, pero el comprador siempre debe abonarlos a valor de mercado.
Los tres tambos de la zona Oeste tienen pariciones entre febrero y abril. El mismo
esquema será aplicado en el tambo de Acevedo. En la actualidad, Peluffo y Del
Puerto están terminando de montar otro tambo (“Establecimiento La Lucha”) en
Pearson (Partido de Colón) que tendrá 42 bajadas con un ordeñe de 800 vacas. El
mismo está en un campo de 750 hectáreas alquilado a un plazo de 7 años.
“El quinto tambo de Colón sería con pariciones a contraestación para dar lugar a
las vacas que no llegan a preñarse en Acevedo; es decir, tendría pariciones en
julio-agosto-septiembre. Este esquema, además de dar una segunda oportunidad
a las vacas no preñadas, nos permitiría contar con una mejor distribución de
ingresos”, asegura Peluffo.
“Con el 85% de preñez que se logra durante el otoño, la idea sería obtener un
8% a 9% adicional (sobre ese 85%) en el segundo servicio ofrecido en el tambo
de Pearson”, añade. Los empresarios realizan inseminación artificial y luego
repasan a las vacas con toros.
“Uno de los elementos clave para lograr mejorar los márgenes brutos de las
actividades ganaderas y tamberas es la eficientización del aprovechamiento del
recurso forrajero. Mucho queda por hacer en este aspecto, sobre todo en la etapa
de transferencia tecnológica”, asegura Peluffo.
Descargar