Comprensión de misión hoy desde nuestra espiritualidad trinitaria y la justicia, la paz y la integridad de la creación como parte integral de la misión. BREVE PERSPECTIVA BIBLICA Síntesis del documento “Reavivar el fuego en la comunidad SSpS para la misión hoy” del 12º Capítulo General, 2002. A) Conscientes de que la misión surge de nuestra espiritualidad Trinitaria y que es lo esencial de nuestro ser, como comunidad de mujeres proféticas nos ponemos a disposición de la misión de la Iglesia de proclamar la Buena Nueva de Jesús a todas las naciones y dar a conocer el amor salvífico de Dios Uno y Trino. (N° 53) La reflexión realizada por nuestra congregación, en los últimos capítulos generales, nos impulsa a plantear la actualización de la comprensión de la misión. La misión que Jesús nos comparte es siempre nueva porque su Espíritu nos invita a descubrir esta novedad en cada momento, situación y circunstancia histórica. La misión de Jesús no cambia, cambiamos nosotros/as, cambian los contextos socio-históricos en los que se nos invita a continuar su misión. En este sentido, hoy en el contexto de la mundialización, entendemos la misión como “relación y testimonio de vida” enraizada en la Trinidad, que nos capacita a estar en diálogo con Dios, con los demás y con el pueblo en sus diversas situaciones. La misión como llamado y envío, supone la contemplación de las realidades en una actitud de discernimiento y un compromiso personal y comunitario en la construcción del Reino. Esta concepción de misión nos desafía y anima como misioneras a: Encontrar caminos para dar testimonio auténtico del Evangelio donde quiera nos encontremos, a través de relaciones interpersonales participativas y de igualdad. Vivir nuestro llamado profético como mujeres en un mundo en constante cambio Vivir como comunidades multiculturales insertas en la Iglesia local Vivir el diálogo con todas las personas, especialmente con los pobres y marginados ( N°24) Estamos llamadas a un seguimiento radical de Jesús, el Misionero, a través de nuestra vida de votos en comunidad al servicio de la misión de la Iglesia. Nuestro discipulado en y para la misión fluye de nuestra relación de amor con Dios, que se manifiesta en nuestras relaciones interpersonales en la comunidad y en la misión, a la vez que nos esforzamos por responder en forma creativa y compasiva a situaciones concretas, como mujeres discípulas, hacemos visible el rostro femenino de Dios. (N° 46) La ANIMACIÓN MISIONERA Y LA PROMOCIÓN DE JUSTICIA, PAZ E INTEGRIDAD DE LA CREACIÓN SON DIMENSIONES DE NUESTRO COMPARTIR VIDA Y MISIÓN. ( N° 39) Esto nos impulsa a volver siempre a la Palabra, fuente de vida, luz y esperanza para encontrar en ella la energía y la pasión que nos mueve a intentar respuestas nuevas al modo de las prácticas liberadora, sanadora, integradora de Jesús: Cultivar una relación íntima, personal con Jesús, una actitud de escucha al Espíritu y de abandono confiado en el Padre porque sólo en un espíritu de contemplación, oración y discernimiento podremos enfrentar las situaciones más difíciles y desafiantes de nuestra misión hoy, dejando que Dios se revele en estas mismas situaciones. (N º 48) Una constante reflexión,análisis y respuesta a los desafíos de la historia (Nº 28) Vivir un estilo de vida sencillo, ponernos a lado de quienes viven en pobreza, asumir políticas de inversión socialmente responsables, promover la dignidad del trabajo, salario justo y colaborar con organizaciones que promueven la vida (Nº 29) 1 Usar crítica, creativa y razonablemente las nuevas tecnologías sin subordinar a éstas las relaciones interpersonales directas a través de las cuales experimentamos y transmitimos del amor de Dios (Nº30) Cooperar en la preservación del medio ambiente y promover el desarrollo sostenible (Nº 31) Promover la defensa de los derechos humanos, el respeto por la vida y así fomentar desde nuestra espiritualidad femenina un compromiso más decidido por la justicia, paz e integridad de la creación. (Nº 31 y 34) Contribuir a una cultura de compasión e igualdad de género (Nº 37) Intensificar los esfuerzos para vivir la interculturalidad respetando las identidades culturales, prestando más atención a la inculturación, el aprendizaje de idiomas y a las relaciones en comunidades internacionales (Nº32) Acompañar a las personas que están en búsqueda de sentido (Nº 33) Vivir más conscientemente nuestra identidad SSpS y compartir con creatividad y generosidad nuestra espiritualidad (Nº 33 y 36) Trabajar en equipo-red con religiosos y laicos y ser testimonio de relaciones humanas basadas en la valoración de la persona, la gratuidad y el compromiso.(Nº 33 y 37) Procurar mayor formación profesional para responder a las exigencias de la misión hoy (Nº 40) B) Algunas pistas para fundamentar bíblicamente nuestra comprensión y práctica de misión 1.- Jesús se presenta con su mensaje al Pueblo El sueño de Dios para toda la humanidad es una vida de amor, justicia, paz, libertad, igualdad y fraternidad. Esto es lo que la Biblia dice cuando habla del Reino de Dios. Pero la realidad histórica, más allá de sus diversos matices, es para muchos una realidad de opresión, lucha, dolor, de no vida. Dios, Padre misericordioso, escucha siempre el clamor de su pueblo (cf. Ex 3,7s) y hace suyos sus anhelos de vida, liberación y salvación; por eso, “... llegada la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de Mujer” (Gál 4,4), para hacer posible su Reino en medio de la historia humana. Luego de su consagración en el río Jordán como Salvador enviado por Dios, cuando el Espíritu Santo se posa sobre él y la voz del Padre lo declara Hijo, Rey y Salvador, Jesús pasa por la prueba que lo califica para su misión de inaugurar el Reino de Dios. Para cumplir esta misión Jesús rechaza toda pretensión de poder político, de riqueza, gloria y fama (cf. Lc 4,5-8). Jesús presenta su programa de predicación del Reino en la sinagoga de Nazaret ( Lc 4,l8-19). Jesús se supo siempre “enviado del Padre” y sostenido por su Espíritu manifiesta claramente sus objetivos misioneros. 2.- Objetivos misioneros de Jesús La forma concreta en que Jesús llevó a cabo su misión la podemos descubrir en las distintas páginas del Evangelio. Por ej, una lectura atenta de Mc 1, 16-45 nos muestra, como en otros textos, la finalidad que Jesús perseguía al anunciar la Buena Nueva el pueblo que en lo sintetiza claramente al decir HE VENIDO PARA QUE TENGAN VIDA Y VIDA PLENA (Jn 10,10). • Crear una comunidad para el Reino (Mc 1, 16-20): Jesús comienza el proceso de constituir una comunidad de seguidores y éstos comienzan su proceso vocacional. En esta comunidad se va descubriendo paulatinamente la importancia y centralidad de “las relaciones”. Galilea es el lugar privilegiado donde los discípulos pueden tener la experiencia de Jesús: comienzan a vivir en la inseguridad familiar y económica; les espera un trabajo desconocido y asumen un 2 proyecto de vida donde tienen prioridad las necesidades de los demás. Son corresponsables de la causa del Reino. • Hacer nacer una conciencia crítica (Mc 1, 21-22): Lo que Jesús enseña es nuevo y lo hace con autoridad. “Todo lo contrario de los maestros de la Ley”. La enseñanza de Jesús impresiona a los discípulos; descubren nuevos valores que cuestionan la religión que viven. Los discípulos y discípulas en y desde la “relación con Jesús Maestro” van creciendo en la capacidad de tener los ojos y los oídos abiertos para mirar e interpretar la realidad y sólo a partir de la resurrección descubrirán el llamado y el sentido pleno vida nueva que la historia encierra. • Combatir el poder del mal (Mc 1, 23-28): Jesús no tiene autorización legal para enseñar, pero sí tiene una práctica con autoridad a favor de los sufrimientos. Su acción es eficaz y poderosa frente al mal que atenta contra la vida humana. Los discípulos y discípulas aprenden a combatir el mal en ellos y en la realidad por la práctica del amor, la gratuidad, la solidaridad, la compasión y el perdón. • Restaurar la vida para el servicio (Mc 1, 29-34): El que sana a la suegra de Pedro y a los enfermos con dolencias de toda clase es el Servidor de Yahvé, el que se hace siervo de todos para liberar a la humanidad de toda clase de servidumbres. Los y las que se han liberado de sus servidumbres pueden convertirse en servidores de los demás y a partir de la práctica de la compasión podrán revelar el rostro cercano de un Dios Padre y Madre. • Permanecer unido al Padre por la oración (Mc 1, 35): La oración es el lugar en que Jesús discierne y decide su acción, de acuerdo al proyecto de Dios y es la instancia de análisis de su práctica. La oración de Jesús no es una oración ritual ni marginada de la vida. Como él no hace nada por cuenta propia, necesita lugares solos o desiertos para entrar en comunión con la voluntad del Padre que le envió. La comunidad de discípulos y discípulas sola podrá continuar la misión de Jesús si es capaz de cultivar una permanente relación de vida con el Señor y desde un corazón creyente y orante discernir los signos de los tiempos, los nuevos llamados del Espíritu. • Ampliar y profundizar la conciencia de la misión (Mc 1, 36-39): A través del diálogo con los Doce, Jesús sabe que todos lo buscan, es decir, la propuesta que él hace ha encontrado acogida en el pueblo, la gente lo sigue. No obstante, el éxito misionero no lo adormece. Invita a Pedro y sus compañeros a ir más allá; la misión debe continuar porque también en otros pueblitos lo esperan y lo necesitan. El desafío misionero es recorrer Galilea predicando y echando demonios. Los y las discípulas de Jesús, misionero del Padre, no pueden reducir la misión a una comprensión estática y autocomplaciente, sino más bien ponerse en marcha, aprender llegar y a despedirse, a empezar y a entregar, aprender a vivir la provisoriedad. Esta dimensión peregrina de los y las misioneras los abre a la dimensión del diálogo, encuentro con lo plural y lo diverso en búsqueda de comunión y paz. • Reintegrar a los marginados a la comunidad y a la convivencia social (Mc 1, 40-45): El leproso, en la sociedad de Jesús, estaba condenado a vivir marginado, fuera de las poblaciones, porque su enfermedad era contagiosa y una amenaza para la vida del pueblo; se le prohibía tener relación con los demás. Con la sanación del leproso, Jesús logra que el leproso salga de su marginación; se mancha las manos tocando a alguien legalmente impuro para reintegrarlo sano y salvo a la comunidad. La Buena Nueva, expresada en palabras y signos proféticos, exige un cambio socio-religioso: en adelante, no habrá más personas marginadas. 3 3.- Los lugares misioneros de Jesús Dos son los “lugares misioneros” de Jesús: la calle y el desierto. 3.1.- “La calle”, “el camino”: Es el lugar del hermano pobre, del prójimo despojado, de la oveja perdida, del pecador y de la prostituta. Es el lugar del camino, del encuentro, del conflicto, del sufrimiento y de la pobreza, de la solidaridad y la comunidad, de la palabra y de los “milagros”, de la lucha y del amor eficaz por la construcción del Reino, de la pasión y de la cruz... Toda la vida de Jesús fue un camino hacia Jerusalén y hacia la cruz (Lc 19,28). Por el camino encuentra y llama a sus discípulos y los hace caminantes (Mt. 4,18). Por el camino anuncia la buena noticia del Reino y cura a la gente de todas sus enfermedades y dolencias (Mt 4, 23). Por el camino se encuentra con el hombre despojado (Lc 10,30), con Zaqueo (Lc 19,1), con la samaritana (Jn 4,4). Por el camino entra en conflicto con los sacerdotes (cf Mt 23, 1-36), los escribas (Lc 11, 37-52), los fariseos (Lc 11, 15-18). Por el camino entra en conflicto con los “judíos” (Jn 10,31-33; Mc 3, 6). 3.1.1.- En el camino, Jesús se detiene y convive con los marginados y los acoge Jesús convive, la mayor parte de su tiempo con los marginados del sistema social, religioso. Por eso es conocido como: “amigo de publicanos y pecadores” (Mt 11,19). Acoge a los excluidos: Los y las Inmorales (prostitutas y pecadores) (Mt 21, 32-32; Lc 7, 37-50; 19, 1ss; Mc 2, 14). Los y las Herejes (Samaritanos y paganos) (Lc 10, 33; 17, 16; 7, 2-10; Mt 15, 22). Impuros (leprosos y poseídos) (Mt 8, 2-3; 11, 5; Lc 17, 12; 11, 14-20). Los y las Marginados (Mujeres, enfermos, niños, viudas) (Lc 8, 1-3; 23, 49-55; Mt 8, 17; Mc 3, 1-5; Lc 14, 1-6; Mt 18, 1-4; Lc 9, 47-48). Los Colaboracionistas (publicanos y soldados) (Lc 3, 14; 7, 2-10; 18, 9-14; Mt 8, 5-13). Los y las Débiles (los pobres sin poder) (Mt 5, 3; Lc 6, 20; 13, 10-17; Mc 1, 16-20). Habla a todos, se relaciona con todos y no excluye a nadie, pero habla a partir de los pobres y marginados. La opción evangelizadora de Jesús es muy clara. No es posible ser amigo de Jesús mientras se continúe apoyando un sistema que margina a tanta gente en nombre de Dios. 3.1.2.- Jesús niega y combate las divisiones creadas por los hombres Jesús critica las divisiones al interior del pueblo y convoca siempre al respeto y la comunión: Entre el prójimo y no-prójimo (Lc 10,29-37). “Buen Samaritano” Entre santo y pecador (Mc 2,15-17) Entre puro e impuro (Mc 7,1-23) Entre pagano y judío. (Lc 7, 6; Mt 15,21-28) Es signo de contradicción en medio del pueblo, Lc 2,34, porque: defiende la vida humana y el Proyecto de Dios: justicia, fraternidad, igualdad, amor, honestidad. Esta actitud liberadora 4 relativiza y sacude los pilares del sistema religioso: templo, sábado, obras santas, pureza legal, exclusividad masculina. 3.1.3.- Jesús desenmascara la falsedad de los grandes Jesús no tiene miedo de denunciar, criticar y condenar. Con relación a los representantes del poder religioso, la hipocresía de los líderes religiosos: Sacerdotes (Mc 11, 16 s.) Escribas (Mt 23, 5 al 24) Fariseos (Lc 11, 39; 11, 42) Con relación a los representantes del poder económico El apego a la riqueza y la no conversión de los ricos (Lc 16.31; 18,24-27; I2, 13-21; Mc 10,25; Mt 6,24). Con relación a los representantes del poder político Ante el poder político judío, no se impresiona por amenazas; ante el romano, mantiene una actitud de libertad (Mt 23, 11; Lc 13, 32; Jn 19, 11; 18, 23). 3.1.4.- Jesús combate los males que destruyen la vida humana, El es la Vida y sufre, muere para que todos tengamos vida en abundancia. Jn 10,10 Dios creó la vida para que fuera bendita (Gn 1,28) Pero la vida se vuelve maldita por nuestra culpa (Gn 3,14-19) Dios llamó a Abrahám para recuperar la bendición perdida (Gn. 12.3) Jesús retoma el proyecto del Creador y procura liberar la vida humana de todos los males que la oprimen: Contra el hambre está a favor del compartir solidario: alimenta a los hambrientos (Mc 6, 30-44; 8, 1-10). Contra la enfermedad y la tristeza, se manifiesta a favor de la salud integral, de la fiesta común que sana y recrea: cura a los enfermos (Mt 4, 24; 8, 16-17) y da poder para sanarlos (Lc 10, 9; Mc 6, 13; 16, 18; Mt 10, 1-8). Contra los males de la naturaleza, invita a respetarla, cuidarla e interpretarla: calma los vientos y las tempestades (Mc 4, 35-40; 8, 23-27). Contra los demonios y malos espíritus, convoca a practicar el ayuno, la generosidad, la oración y conversión constante: los expulsa (Mc 1, 23-27; Lc 4, 13), no les deja hablar (Mc 1, 34) y los enfrenta en la hora de las tinieblas (Lc 22, 53). Contra la ignorancia y a favor de una conciencia crítica y una sabiduría que humaniza: enseña al pueblo (Mt 9, 35) y lo hace tomar conciencia crítica frente a la realidad y frente a sus líderes (Mc 1, 22). Contra el abandono y la soledad y a favor de la comunidad: acoge a todo tipo de personas y jamás las margina (Mt 9, 36; 11, 28-30). Contra el intelectualismo opresor y a favor de una formación integral-liberadora por y para el servicio: denuncia a los fariseos y escribas legalistas que destruyen el objetivo de la tradición (Mt 23, 13-15). Contra las leyes que oprimen al hombre e impiden su crecimiento y a favor de la ley del amor que hace dignifica a cada ser humano y a la creación entera: coloca al hombre como objetivo y fin de todas las leyes (Mt 12, 1-5; Mc 2, 23-28). 5 Contra la opresión en todas su formas y a favor de la libertad y participación de todos y toadas: acoge al pueblo oprimido (Mt 11, 28-30) y denuncia a los opresores que se hacen pasar por benefactores de la nación (Lc 22,25). Contra el miedo y a favor de la audacia misionera: se presenta con el mensaje de ‘no tengan miedo y afirma su presencia y acompañamiento hasta el final de los tiempos (Mt 28, 10 y ss; Mc 6, 50) 3.1.5.- Jesús propone un nuevo orden Las actitudes, gestos, palabras revelan: Una nueva visión de las cosas Un nuevo punto de partida Un nuevo orden. Cuyos valores básicos se encarnan en la Comunidad de los discípulos. ¿Cómo? Une el amor a Dios con el prójimo (Mt 22, 34-40). Igualdad básica de todos frente a Dios (Mt 23.8-10) Poder como servicio (Mt 20,24-28; Lc 22,26; Jn 13,14; Mt 23,11) Convivencia amiga (Jn 15,15) Llegar a ser un solo corazón, “una sola alma” (Hch 4,32) Jesús renueva desde dentro las relaciones hombre-mujer (Mt 19,1-9), el matrimonio. Un nuevo culto y contenido (Jn 4, 20-24; Lc 22, 14-20). 3.1.6.- Jesús usa una nueva pedagogía que hace crecer al pueblo El nuevo orden ya está presente en germen, en la forma de enseñar de Jesús: ¿Cómo enseña Jesús? Lenguaje simple, en forma de parábolas (Mc 4, 33). Ayuda a reflexionar a partir de los hechos y cosas de la vida (Lc 21, I-4; 13,1-5; Mt 6,26) Enfrenta a los discípulos con los problemas de la vida del pueblo (Mc 6,37) Enseña con “autoridad” sin citar a las autoridades de modo diferente al de los escribas (Mc 1,22). Atiende a las personas sin hacer distinciones (Mt 22,16). Enseña en cualquier lugar y acoge a todos en su auditorio, incluso mujeres que no podían participar de las instrucciones en las sinagogas (Lc 8,1-3). Presenta a los niños como profesores de adultos, (Mt 18,3). Él es libre y comunica libertad a los suyos (Jn 8,32-36) Da valentía para no cumplir tradiciones caducas (Mt 12,1-8) Él vive lo que enseña... (Jn 8, 46). Pasa las noches en oración y suscita en los otros el deseo de orar (Lc 11,1; 5,16; 6,11; 9,18.28; 22,41). 3.1.7.- Obediente hasta la muerte, Jesús revela al Padre Jesús asume la pobreza como: Manifestación de la voluntad del Padre preferencia de Dios por el pobre. y revelación de la 6 Jesús se queda del lado de los pobres ¡hasta la muerte! Esto es lo mismo que quedarse del lado del Padre. “Acá estoy para hacer tu voluntad” (Heb 10,7.9) Esto no fue fácil: quedar agarrado del pueblo y del Padre. Jesús sufrió y fue tentado para hacerlo entrar por otros caminos (Mt 4,1-11; Mc 8,33) Tuvo que aprender lo que es obediencia (Heb 5,8) Pero venció con la oración (Heb 5,7; Lc 22.41-46) Es difícil sentir en la propia carne la debilidad a la que es condenado el hombre empobrecido. Jesús nunca buscó una salida individual, ni privilegios para sí. Nació pobre para expresar la voluntad del Padre. Escogió quedarse del lado de los pobres para ser obediente al Padre hasta la muerte “... y muerte de cruz” (Fil 2, 8) Viviendo y anunciando la Buena Nueva del Reino, Jesús provoca conflicto (Jn 10, 31-33; Mc 3, 6; 14, 1). 3.2.- “El desierto”: Es el lugar del Padre. Es el lugar de la contemplación, de la oración (cf. Lc 9,18), de la intimidad y de la gratuidad (cf. Lc 6, 12), de la “tentación” y del discernimiento de la voluntad del Padre (cf. Lc 4, 1), de la búsqueda y de la opción por el Reino (cf. Lc 22, 41), de la búsqueda del Padre como el sentido último de todo el camino, de la experiencia del amor gratuito del Padre, de la alegría y del agradecimiento. La oración es la marca de la vida de Jesús. Aparece orando en todos los momentos importantes de su vida: en el bautismo (Lc 3, 21), en el desierto (Lc 4, 1-13), antes de un milagro, como el de Lázaro (Jn 11, 41-42); en una gran alegría, “Padre yo te agradezco” (Mt 11, 25); en la escuela de los apóstoles (Lc 6, 12-13). Ora por Pedro (Lc 22, 32). Pasa noches enteras en oración (Lc 5, 16; 6, 12). Bendice el Pan (Mc 6, 41), participa de las peregrinaciones populares (Lc 2, 41-42), ora en la transfiguración (Lc 9, 28); suscita el deseo de orar: “enséñanos a orar” (Lc 11, 1). Se dirige al Padre Dios en la última cena (Jn 17, 1-26), en el sufrimiento de la cruz (Lc 23, 34), en la agonía (Mc 14, 32-39), a la hora de morir (Lc 23, 46). Estos dos lugares misioneros tienen espacios y tiempos distintos, pero son también dos dimensiones del mismo compromiso de vida. No existe la “calle” (fidelidad al hermano pobre) sin el “desierto” (fidelidad al Padre), ni existe el “desierto” sin la “calle”.Dos actitudes fundamentales complementarias: el compromiso concreto para construir el Reino y la contemplación para discernir y celebrar sus caminos. Jesús vivió estas dimensiones seguro del amor del Padre y por eso nos enviaron al Espíritu para que nosotros y nosotras continuemos esa dinámica. La misión de la Iglesia, al igual que la de Jesús, es obra de Dios o, como dice a menudo Lucas, obra del Espíritu. Después de la resurrección y ascensión de Jesús, los Apóstoles viven una profunda experiencia que los transforma: Pentecostés. La venida del Espíritu Santo los convierte en testigos o profetas ( Hech. 1, 8; 2, 17-18), infundiéndoles una serena audacia que les impulsa a transmitir a los demás su experiencia de Jesús y la esperanza que los anima. El Espíritu les da la capacidad de testimoniar a Jesús con "toda libertad" y comprometerse a favor de la vida y la comunión (R.M 24). El Espíritu Santo es en verdad el protagonista principal de toda la misión eclesial y nosotras somos simplemente sus ayudantes, colaboradoras, servidoras. Confiamos en El, en Ella y por eso también confiamos en nosotras, por eso avanzamos, caminamos y continuamos buscando juntas las maneras de colaborar con nueva pasión y nuevas esperanzas anunciando y testimoniando que EL vino para que TODOS Y TODAS TENGAN VIDA EN ABUNDANCIA. 7 ¿Estamos convencidas que nuestra vida consagrada misionera tiene sentido en el compromiso concreto por la defensa y cuidado de la vida en todas sus formas? ¿Cómo y cuanto tiempo personal y comunitario tomamos para reflexionar nuestras propias prácticas misioneras? ¿Revisamos con frecuencia y a luz del Evangelio los modos de relación que sostenemos diariamente? ¿Qué aprendemos de esa revisión? ¿Cómo nos ayudamos unas a otras a integrar la misión integral con todo lo que ella implica de “calles” y “desiertos”? ¿Qué necesidades y actitudes nos impiden replicar en nuestra vida la práctica liberadora de Jesús? Bibliografía consultada: Biblia Documento Capitular SSpS, Reavivar el fuego en la comunidad SSpS para la misión hoy, 2002 Constituciones Remptoris Missio, Carta Encíclica sobre la permanente validez del mandato misionero, Juan Pablo II. 1999 La práctica liberadora de Jesús. Carlos Mesters oc Síntesis preparada por H. María Cristina Avalos Argentina Norte- Marzo 2007 8