Guía de visita a Sevilla

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Visitas a Sevilla
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El alumnado de cuarto de ESO visita la Sevilla
romana (21/11/2011)
El pasado sábado, 19, un grupo de diez alumnos de 4º acompañados por Conso, Claudio y el que suscribe realizamos una visita a Sevilla. La citada está recogida en el Proyecto de Patrimonio Andaluz. La salida se realizó a las
8:30 horas desde la parada del
Amarillo, sita en la Avenida
de Cádiz. La mañana fresca,
pero auguraba un día espléndido. Tras parar frente a la
Plaza de España, echamos a
andar, el día iba a ser largo:
járdines del Prado de San Sebastián, paseo Catalina de Ribera y
Jardines de Murillo. En estos últimos uno de nuestros alumnos leyó
el texto de una placa de cerámica que elogia a Catalina de Ribera,
mecenas del Hospital de las Cinco Llagas que levantara en el XVI
Hernán Ruiz. Embocamos el Callejón del Agua, allí Claudio les
habló de la acequia que corre sobre el muro exterior del Alcázar y
Conso de la magnífica casa, precioso belvedere de estilo regionalista, que al socaire de un impresionante magnolio, dejan entrever
una barconada de maderas caribeñas, coronada por una altiva
logia. La Judería, toda nuestra: patios de acequias, modillones en
los aleros, columnas nazaritas de botarruedas, musarabis conventuales y calles con nombres como Pimienta, Aire, Agua y Vida;
desfilaron ante nuestros ojos.¡Qué nombres tan distintos a los que
los "pogres" han puesto a muchas de las últimas calles palaciegas!
Curro les comentó que de aquellas casas salieron muchos judíos camino de Berberia, tras el decreto de expulsión de los Reyes Católicos
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un 1492; y que las mismas fueron testigos de los famosos progroms
del arcediano Ferrán Martínez, a finales del XIV. Claudio les enseñó la casa, adosada a la muralla del Älcázar, donde Joaquín
Romero Murube, nuestro titular, alojaba a los ilustres invitados; y
ya en el Patio Bandera, la casa donde vivió y falleció. Llegamos a
la primera huella romana en Sevilla. Los alarifes almohades del
emir AbuyacubYusuf Ben Abelmumén, el que derrotara en Alarcos
a Alfonso VIII de Castilla, utilizaron sillares romanos , incluso cipos funerarios en la base del universal alminar. Tras una breve parada en la plaza del Salvador, donde los alumnos tiraron de sus
viandas y los profesores un ligero desayuno, llegamos a la Casa de
la Condesa de Lebrija. En la portada dintelada, y de pilastras
adosadas, de puro sabor renacentista, nos hicimos la foto de rigor.
Comenzamos nuestro recorrido por la misma. Cristian, Javier
guero, Eva, Mª del Carmen..., se relevaron leyendo historias del
dios Pan, de la Medusa, de Perseo y de Ganímedes. Curro les comentó que Zeus, en forma de águila, raptó a este último y se lo
llevó al monte Olimpo para que hiciera de copero y escanciara
ambrosía a los dioses. Galileo le recordó nombrando Ganímedes al
satélite de Júpiter que observó con su pequeño telescopio. De allí
pasamos a la Plaza de la Encarción, donde bajamos al yacimiento
arqueológico que les mostró la Sevila romana, con sus mosaicos,
cloacas y depósitos de salazón.
En la mente de todos estaba nuestro quintal del que nos sentimos
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orgullosos. Con el tiempo será una de las señas de identidad de
nuestro Centro. De allí pasamos a la Alameda de Hércules. Ante
nosotros sobre pilastras, fustes lisos y capiteles corintios se elevan
las estatuas de Hércules y Julio
César; que con sus formas contorneadas parecen bailar de alegría;
bien al compás de las sevillanas de
la Academia del Maestro Realito,
bien a las imágenes femeninas que
que a lo largo de los siglos han dado
el toque especial a la citada Alameda. Luego a la calle Mármoles.
La foto de rigor ante las tres columnas que quedan del viejo templo
romano que allí se levantó: hexástilo y próstilo. Dos columnas quedaron atrás en la Alameda; la sexta desapareció, según cuenta la
leyenda, camino del Alcázar de Pedro I. Por el yantar perdimos el
autobús de vuelta. Claudio les llevó al monumento levantado, en
los Jardines del Cristina, como homenaje a los Poetas de la generación del 27. Salguero allí agotó su maquina. Regresamos ya tarde,
cansados pero contentos de haber cumplido la primera etapa de
nuestro Proyecto. Claudio, Conso - que talante y madurez la suyay Curro se despidieron no sin antes tomarse un cafelito en la Plaza
de Andalucía de nuestro pueblo. Cuando Curro llegó a su casa la
maleta estaba deshecha. Sanlúcar quedó para otra ocasión. El balance muy positivo.
Francisco BeginesBegines
Dpto. Ciencias Sociales
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El alumnado de 4º de ESO visita la Sevilla mudéjar (18/03/2012)
El pasado mes de enero, sábado día 21, un grupo de alumnos de 4º
acompañados por la profesora Consolación González Serrano, del
Departamento de Geografía e Historia y
el que suscribe, realizamos una visita a la
Sevilla mudéjar. La citada forma parte
del proyecto de Patrimonio recogida en
nuestro Plan de Centro. La salida se realizó con las primeras luces del día. La
mañana se presentaba fresca, pero presagiaba una día espléndido. El autobús de
línea puso rumbo a la capital hispalense.
Parada ante la mirada atenta de la Plaza
de España, obra cumbre de Aníbal González. Curro les explicó que
allí se rodó, en parte, la película Lawrence de Arabia, y que un
paisano nuestro, de sobrenombre “Pedrote”, trabajó de extra en la
citada. Cruzamos los Jardines del Prado, la Avenida y nos adentramos en los Jardines de Murillo. Allí comenzó nuestro periplo.
La vieja aljama judía nos esperaba. Pocos espectadores: unos jardineros que baldeaban los jardines y la piedra de Tarifa y unos bandos de mirlos que acechaban desde las copas de las viejas jacarandas. Entramos por la calle Mariscal. Pienso que no exite en Sevilla
adarve más estrecho. Cuántas almas de judíos saldrían del gueto a
través del mismo, mientras eran hostigadas por una jauría de hienas enloquecidas, alentadas por el arcediano Ferrán Martínez un
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humilde Calvario formado por Tres Cruces que dan nombre a la
plaza. Allí, Lucía, a lo Robert Capa, puso en acción una estupenda
cámara, que no pararía a lo largo
de la jornada. Giramos hacia la
derecha y nos dimos de bruces con
el Palacio de Altamira, y a su lado Santa María la Blanca, nuesto primer contacto con el mudéjar; el arte más genuinamente
hispano. No pudimos entrar, la
citada se encuentra en obra. Conso les explicó que la misma se levantó sobre las ruinas humeantes de la vieja sinagoga hebrea, “a
expensas” del canónigo Justino de Neve. Les indicó que lo más destacable de la citada, aparte de la bella espadaña, eran las columnas
toscanas de mármol rojo de su interior. Al enfilar la calle San José
una música celestial, como el canto de las sirenas a Odiseo, nos
atrajo al interior del Convento de las Madres Mercedarias. Era la
hora de los Laudes. Las notas musicales se propagaban a través de
las rendijas de los mucharabis de la portería. Tras el singular concierto, dimos de bruces con la Iglesia de San Nicolás. Ente los
componentes del juvenil grupo destaca, por sus conocimientos del
mundo cofrade, Javier Salguero, alumno y familiar. Él nos habló de
la Candelaria, hermandad que allí procesiona. Dejamos atrás San
Ildefonso, con su fachada barroca y en el lado opuesto la entrada
al covento de San Leandro. Las puertas del citado estaban cerradas a cal y canto, pero las monjas agustinas que lo habitan no podían impedir el olor de las yemas cocidas : Ora et labora.
Por fin llegamos a una de las visitas claves por la riqueza del
mudéjar que atesora, entre otros estilos, la Casa de Pilatos. Allí se
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nos agregó al grupo José Caro, sevillano y amigo de los demás componentes. La premura con que llegamos nos permitió visionar, por
su proximidad, la Iglesia de San Esteban. Ésta, de estilo gótico
mudéjar, antigua mezquita,nposee dos portadas góticas a cual más
interesante . La portada principal, la de los pies, es la más hermosa, ya que a las arquivoltas se le superponen arquillos ciegos polilobulados, formando paños de sebka, que se rematan con canecillos.
La portada sur, la de la epístola se distingue por su arco interior de
puntas de diamantes. En la fachada principal se encuentran, dentro de hornacinas, la imágenes de San Esteban y San Lorenzo que
escoltan al Salvador.
Tras un agradable desayuno accedimos al conjunto monumental de
la Casa de Pilatos, levantado sobre varios solares confiscados a los
judíos por la Inquisición. Sería don Fadrique Enríquez, primer
Marqués de Tarifa, el que a su vuelta de Tierra Santa, tras viajar
por Italia trajo a España el arte
renacentista; que aquí se mezclaría con nuestras raíces mudéjares. La entrada principal fastuosa, aunque nosotros entramos por una puerta lateral que
nos llevó al Patio Principal. En
el centro de la misma una hermosa fuente, al estilo sevillano, vigilada por dos estatuas de la diosa Palas Atenea. Curro les comentó que el citado patio era el lugar
de presentación en sociedad de las jóvenes de la aristocracia y burguesía sevillana en la década de los sesenta. En el citado bailaron
la duquesa de Medinaceli- propietaria del palacio- Jackie Kennedy,
Grace de Mónaco y la sin par duquesa de Alba entre otras; todas
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ellas vigiladas por bustos de emperadores romanos y próceres hispánicos distribuidos por las galerías bajas del patio, procedentes de
Itálica. Desde la galería baja ascendimos al piso superior por una
escalera imperial con zócalos de
admirables azulejos y techumbre
poblada de mocárabes. En la planta
alta visionamos frescos de Pacheco
y pequeñas obras de Lucas Jordá, y
una pequeña tauromaquia de Francisco de Goya. Hay que resaltar
que fuimos acompañados durante todo el recorrido por una joven
guía, muy versada, vestida a lo gótico.
El frío que traíamos tras nuestro recorrido por calles estrechas se
disipó cuando llegamos a la Plaza de San Pedro. El cielo estaba radiante. Nos acercamos, siempre con la cámara presta a la Iglesia de
Santa Catalina, uno de los más claros exponentes de la arquitectura
mudéjar sevillana, pero la citada se encuentra en obras. Ello no impidió ver su campanario mudéjar de azotea almenada y el ábside
trabajado en ladrillos formando arquillos ciegos polilobulados, que
recuerdan el viejo mihrab de la antigua aljama musulmana. Tras
una breve parada pasamos a San Pedro. Acababa de celebrarse una
boda. El citado templo acoge la venerada imagen del Santísimo
Cristo de Burgos expuesto en el ábside principal bajo una bóveda
gótica de crucería. Un rico artesonado mudéjar, formado por preciosos alfarjes, cubre la nave principal del templo. Nos realizamos fotos bajo el viejo alminar de ventanas geminadas, rodeadas por alfices y remate renacentista.
Tras pasar por delante de la estatua de Sor Ángela de la Cruz entramos en su Casa. Todos nuestros alumnos oraron ante la urna que
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alberga el cuerpo incorrupto de la Santa. Al salir de la misma me
fijé en una placa que había en el zaguán :”Ricos de la Tierra, ¡mirad al Cielo! /¡Mirad, por los pobres y los enfermos!”.
Subiendo hacia el norte llegamos al Palacio de las Dueñas. No faltó
la foto de rigor ante la inmensa portada coronada por un arco decorado con un zócalo de azulejos que representa las victorias militares
de la Casa de Alba a través de los tiempos. Más de un alumno preguntó por el funcionario. Qué le vamos a hacer. Les comenté que
una de las rejas que dan al patio de albero corresponde a la casa
donde vivió nuestro universal poeta Antonio Machado. Desde allí
le cantó al Cristo de los Gitanos, al de San Román. Su madre que le
acompañaba al destierro en aquella aciaga fecha del 39, entre las
nieves pirenaicas le comentó:”- Antonio, hijo, cuándo vamos a llegar a Sevilla”. Ella soñaba con el despertar de los naranjos en la
primavera sevillana. Desde la portada de las Dueñas pudimos admirar a lo lejos dos espadañas; a poniente la de San Juan de La
Palma, con doble campanario; y hacia levante la del Convento de la
Paz, de cal y almagra, una de las más hermosas de Sevilla.
Tras subir por Bustos Tavera entramos en la Calle de San Luis, el
cardo de la antigua Híspalis; por
donde entrara el emperador Carlos
para matrimoniar con la bellísima
Isabel de Portugal en los Reales
Alcázares. Calle de historias recientes, de Sevilla la roja, de barricadas ardientes. Llegamos a la Plaza de San Marcos, con su bella
iglesia gótico-mudéjar; la de la portada ojival con arco inferior de
dentellones, a la que se le superpone arquillos ciegos formando pa132
ños de sebka, de clara influencia mudéjar. Alminar con balconcillos
sencillos en su parte inferior y con ajimez marcados por alfiz en los
de su parte superior. El citado remata con chapitel renacentista.
Desfilamos ante la casa nº 13 de la citada calle . Una placa recuerda que allí Santa Ángela de la
Cruz , un 2 de agosto de 1875,
fundó la primera Casa de la
Compañía de la Cruz al servicio de los menesterosos. Sevilla,
nuestra tierra es una ciudad de
placas, y la de Santa Ángela
no iba a ser la última. Poco
más arriba nos encontramos con la dedicada al líder comunista,
José Díaz Ramos, sevillano del barrio y panadero en su juventud;
que llegaría a detentar la Secretaría del Partido Comunista de España. Nos paramos ante la citada placa y les comenté que el líder
obrero tuvo que huir a Francia tras la derrota de las tropas republicanas en la batalla del Ebro. La II República tenía los días contados. Allí en Paris sería entrevistado por el célebre columnista del
diario ABC César González Ruano. José Díaz estaba muy triste,
no sólo por aquel cáncer que le devoraba el estómago, sino por verse
apartado de su tierra española. José le preguntó al periodista: -¿
Todavía hacen churros en el Arco del Postigo del Aceite?¿ Siguen
vendiendo cartuchos de pescaíto frito en El Arenal? . El periodista,
con aire compasivo le respondió que sí. Las desgracias no llegaban
solas. Los tambores de guerra anunciaban el inicio de la Segunda
Guerra Mundial. Pronto las botas prusianas iban a resonar por el
adoquinado de los Campos Elíseos parisinos. José Díaz se exilió a
la antigua Unión Soviética. Primero vivió en Moscú, para más tar-
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de refugiarse en Tiflis, la capital georgiana del Cáucaso. El frío, la
enfermedad y por encima de todo la nostalgia de su tierra le llevarían al suicidio un 1942.
Tras la historia, proseguimos nuestro recorrido por la infinita calle.
Llegó la sorpresa. Apareció el Barroco sin esperarlo. En un retranqueo de la calle se levanta una de las iglesias más hermosa y desconocida de Sevilla, San Luis de los Franceses. La citada forma parte
del antiguo noviciado de los Jesuitas, hoy Colegio La Salle. Es de
planta de cruz griega, con bellísima cúpula sobre tambor y pechinas. La fachada con dos torres gemelas, ventanales y columnas salomónicas. Se utiliza piedras en las esquinas y ladrillos vitolados en
los paramentos. La obra es traza de Leonardo de Figueroa; uno de
los arquitectos más prolíficos del Barroco sevillano. Ya estamos en
Santa Marina, donde tiene su sede la Hermandad de la Resurrección. La Guerra Civil le pasó factura; pero hoy la podemos contemplar
en toda su belleza. Con su torre almenada y su portada abocinada. El
elemento constructivo más importante es el ladrillo. El sello mudéjar es
incontestable.
De momemto la calle se abre en una
hermosa plaza, el Pumarejo. Al fondo de la misma el Palacio del siglo
XVIII del mismo nombre. Palacio
que ha pasado mil viscisitudes. Hoy en día se encuentra en pésimo
estado, Con zaguán de solera hidráulica, zócalos de azulejos de colores varios y patio porticado con maderas caribeñas. No pude evitar leer el contenido de una vieja placa sita en el interior de la
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misma: ¡ Silencio que duerme,/ mi madre la siesta/ La pobrecita no
duerme de noche,/ para que yo duerma/. Ya era el mediodía y la
plaza se llenaba de personajes variopintos. Allí un puestecillo de
revistas y libros ajados regentados por personajes singulares; más
allá, sentados en descuidados bancos, consumidores de
sustancias raras y mujeres
desdentadas. Me fijé en los
bares que servían cañas de
las antiguas, llenas hasta el
borde, aderezadas por avellanas o altramuces; pero, no
todo era malo.Hay en la citada un estupendo bar, la Bodega Umbrete, que ofrece mosto del
Aljarafe y riquísimos vermús, acompañados por excelentes tarbinas
de bacalao.
Ya estábamos en San Gil, la que cantara Valderrama. La entrada
la realizamos por la Basílica Menor de la Macarena, que así la consagró el papa Pablo VI el 12-XI-1966. La citada tiene nave central, con bóveda de medio cañón y capillas laterales; en una de ellas
se encuentra la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia. La
Virgen se encuentra bajo camarín. A él subimos a través de la escalera que se asoma a la portada mudéjar del transepto norte de San
Gil. Antes de salir nos paramos ante las tumbas de los que habían
ejercido el mecenazgo de la misma: D. Gonzalo Queipo de Llano y
Sierra y su esposa Dª Genoveva Martí Tovar . Curro habló de historias negras de nuestra Guerra Incivil.
Llegábamos al fin de nuestro recorrido. Al pie del busto de D. Juan
Manuel Rodríguez Ojeda, el hombre que diera forma plástica a la
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Semana Santa sevillana, decidimos regresar al centro de la ciudad.
Había llegado la hora de reponer fuerzas. Todos lo hicimos. Tras
pasear por el casco monumental de la ciudad regresamos a casa, con
el buen sabor de boca del objetivo ampliamente cumplido.
Francisco BeginesBegines
Dpto. Ciencias Sociales
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