DESAFÍOS ACTUALES EN LA FORMACIÓN INICIAL DE PROFESORES DE RELIGIÓN Mg. Lorena E. Pérez Q. Académica Instituto de Estudios Teológicos UC Temuco. Secretaria ACHERE I. Introducción: Al pensar en los desafíos actuales para la formación inicial de Profesores de Religión, surgen de inmediato algunas consideraciones referenciales desde donde situar algunos criterios de discernimiento. El primero es considerar el contexto actual en el cual se encuentra la educación superior, en donde el perfil de egreso se ha transformado en el instrumento clave de organización de la formación docente inicial. Las diversas Universidades encargadas de la formación de Profesores de Religión, para responder a las necesidades del entorno sociocultural en el cual se encuentran, han tenido enfrentar el desafío de levantar perfiles de egreso académico profesional que recojan tanto los intereses y avances disciplinarios y laborales como los principios y valores identitarios de cada una de las casas de estudios (Pérez, 2010). El segundo se refiere a tener claridad respecto a las orientaciones del magisterio eclesial en cuanto a educación religiosa escolar de tal forma se vincule y se armonice con la gran tarea evangelizadora de la Iglesia. El tercero, considerar las interpelaciones de la realidad social y escolar en donde se puedan recoger (a modo de ejemplo): a) las diferentes percepciones que tienen los diversos agentes educativos respecto al sentido y rol de la educación religiosa escolar en sistema escolar chileno; b) las retroalimentaciones que se nos hacen desde las evaluación de desempeño docente; c) datos respecto a la cobertura de profesores de religión en chile entre otros. II. Respecto a las consideraciones mencionadas: 1. Contexto actual de la educación superior: Como ya es sabido, la educación superior ha requerido que cada carrera y universidad entren en procesos de acreditación, lo cual ha propiciado los espacios para que se realicen procesos de autoevaluación de sus ofertas educativas detectando fortalezas y debilidades dentro de sus itinerarios formativos. Tanto autoevaluación como acreditación a conllevado a generar la renovación curricular de la formación inicial de los Profesores de Religión, lo cual ha estado centrado en el perfil de egreso profesional, que de cuenta y respuesta a los requerimientos actuales de las demandas socioculturales y de los avances disciplinarios que profesionalizan el sentido y rol del Profesor de Religión en la escuela. Dichos perfiles al ser de formación inicial, han tenido que ser reestructurados en función de competencias reales y alcanzables dentro del proceso de formación. 2. Orientaciones eclesiales: Las orientaciones eclesiales son claras al respecto a lo que se espera del sector de aprendizaje religión y por tanto de su profesor. Diversos documentos del magisterio eclesial permiten tener un referente del sentido de la educación religiosa en la escuela manifestando la importancia de ésta para el hombre contemporáneo. Las siguientes líneas orientadoras para la comprensión del sentido y rol del Sector de Aprendizaje Religión y por ende del perfil del profesor de religión católica consideran lo expresado por el Magisterio en el Concilio Vaticano II (1965: n. 1 y 7); II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (1968: IV Educación n. 8 y 14); III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (1979: n. 1024- 1030); Sagrada Congregación para la Educación Católica (1977: n. 29 y 50. 1982: 16, 55, 56, 59, 65. 1988: 24, 26, 49, 50, 68, 70, 71, 96); Conferencia Episcopal de Chile (1986: n. 18 – 23, 34 – 40); IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (1992: n. 265 y 267), Diócesis de Temuco (1995: n. 727); V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (2007: n. 332 y 338). Ellas son: Todo ser humano de cualquier raza y condición tiene derecho a una educación que responda a su propia originalidad y a su dignidad de persona, a sus necesidades y contexto, considerando su dimensión espiritual y trascendente. La educación que reciba el educando se comprende en orden a su fin último y en bien de la sociedad, en una constante invitación a la sensibilización del proyecto de vida en servicio a la humanización del mundo. La educación transforma al educando en sujeto de su propio desarrollo, lo libera e invita a la plena participación del misterio de Cristo resucitado desde la construcción de la historia que configura su cultura. Una educación evangelizadora en la escuela humaniza y personaliza al educando posibilitando un encuentro constante con la trascendencia, sin presuponer la aceptación vital del mensaje cristiano. Se concibe en la fe cristiana la búsqueda de la Verdad del universo creado por Dios, profundizándola con sentido crítico, y reforzando la formación de la personalidad cristiana. En la escuela la educación religiosa busca dar a conocer lo que constituye la identidad del cristiano, por medio de relaciones interdisciplinarias con los demás sectores de aprendizaje que articulen el saber humano con el saber religioso. Una educación que integra la acción creadora en donde el educando junto a otro, desarrolla su capacidad de encontrar significado a las vivencias y cambios epocales en una sociedad diversa. No sólo se requiere un conocimiento conceptual del proyecto cristiano, sino el conocimiento del Misterio, es decir, se necesita un aprendizaje vivencial, promovido por el testimonio del profesor de religión, quien crea el ambiente propicio para la formulación de una síntesis entre la fe y la vida. La Iglesia por tanto, ha reconocido este sector de aprendizaje como “forma original del Ministerio de la Palabra”, caracterizado por “el hecho de estar llamada a penetrar en el ámbito de la cultura y relacionarse con los demás saberes (de modo de hacer) presente el Evangelio en el proceso personal de asimilación, sistemática y crítica, de la cultura” (DGC 73). 3. Interpelaciones de la realidad (Pérez, 2010): 3.1. Percepciones de los agentes educativos: Al plantearnos la pregunta por los desafíos a la educación superior en la formación de Profesores de Religión es inevitable preguntarnos por las expectativas y percepciones que se tienen en la realidad escolar acerca del Sector de Aprendizaje Religión, puesto que como ya es sabido estamos en un momento significativo de cambio epocal en la historia de la humanidad. Por ello, es que diversas casas de estudios y como Asociación (Achere) nos hemos plateado la pregunta por el sentido de la clase de religión desde la mirada de los diferentes agentes educativos. Ya hemos empezado a recoger datos de la realidad a partir de las prácticas profesionales de nuestros estudiantes (Recogida de datos por medio de entrevistas, observaciones etnográficas, bitácoras de acompañamiento). Un avance de nuestra última reflexión desde los datos encontrados la disponemos a continuación: Se denota una forma distinta de concebir la clase de religión en una realidad confesional de una no confesional. En el sector no confesional: Se evidencia una comprensión del sentido de la clase de religión como educación en valores en articulación con los Objetivos Fundamentales Transversales del currículo (OFT), en respuesta a los cambios socioculturales, promoviendo espacios de discernimiento cristiano. Se resalta aquí el aspecto humanizador de la clase de religión, que conlleve a la autovalorización y a la capacidad de resolver problemáticas personales y sociales, orientado a la construcción de proyectos de vida. Los sectores no confesionales hablan de la educación religiosa como una “Pedagogía de la Esperanza” que no se reduce a los fundamentos de la fe. Ella se entiende como la capacidad de aprehender la realidad con toda su complejidad desde un pensamiento reflexivo y crítico. La clase de religión es entendida como la generación de espacios de diálogo atendiendo a las expresiones, necesidades e intereses de los niños y jóvenes teniendo como modelo de referencia a Jesús. Se entiende además la clase de religión como un espacio de aprendizaje de conceptos esenciales tales como: vivencia cristiana, ecumenismo, encuentro con Dios desde la propia identidad cultural dentro de una mística esperanzadora y que le ayuda al educando a desenvolverse en la realidad. En el sector confesional: Se concibe la clase de religión como parte de la formación integral del educando desde el anuncio y maduración del kerigma. Al ser parte de la formación integral se enfatiza el trabajo interdisciplinario en la articulación entre los sectores de aprendizaje y con otros estamentos, sobre todo la pastoral del establecimiento. Hay un vínculo directo con la vida de la Iglesia y sus principios, en especial con la Vida litúrgica. ¿Qué hemos observado?: El programa EREC se concibe como la base de la planificación. Se evidencia adaptación del programa EREC a los contextos: a) confesionales: a la espiritualidad del establecimiento educacional y al calendario litúrgico; b) no confesionales: a la reflexión ética y moral. Se observan clases planificadas en ambas realidades, pero con una notoria diversidad de formas metodológicas en los sectores no confesionales. Se denotan vínculos intra y extraescolares: a) confesional: con la pastoral y catequesis sacramental; b) no confesional: con el profesor de religión evangélica y la parroquia de origen del profesor. En cuanto a la participación de los educandos en la clase de religión: a) confesionales: existe un carácter receptivo de la mayoría de estudiantes y los grupos activos son aquéllos que pertenecen a la pastoral de establecimiento: b) no confesionales: hay mayor participación de los estudiantes de primer ciclo; ya en el segundo ciclo se distinguen estudiantes dedicados a otras actividades, sin embargo existe un carácter protagónico de quienes participan. Expectativas sobre el profesor: Se espera que el profesor de religión sea una persona con habilidades comunicativas, confiable, amable, respetuosa y cariñosa. Se resalta que el profesor debe ser una persona que “Sabe escuchar”. En los establecimientos confesionales se agrega que el profesor de religión debe tener habilidades de gestión para el posicionamiento del sector, siendo un agente pastoral activo. Se manifiestan elementos que aluden a la desvalorización del Sector de Aprendizaje Religión y su profesor, teniendo algunos elementos identificados como causas de dicha condición: la insuficiente información que posee la comunidad educativa acerca del sentido del sector y legislación vigente; faltan de vínculos y redes formales con profesores de otras confesiones religiosas, y; la no incidencia académica en el promedio para la promoción. Se distinguen también algunos elementos a modo de propuesta que pueden reconfigurar el valor del sector de religión y su profesor: se destaca la planificación de las situaciones de aprendizaje respondiendo a los proyectos educativos institucionales y a una educación en valores sistemática, planificada e interdisciplinaria. 3.2. Evaluación del desempeño docente: Dentro de esas interpelaciones podemos encontrar los resultados de la evaluación del desempeño docente (durante el año 2008), los profesores han sido evaluados mayoritariamente entre competentes y destacados (61,3%) por la suma de los diversos instrumentos evaluación, sin embargo el sector de religión es el que tiene más profesores evaluados como insatisfactorios requiriéndose la mejora de aspectos tales como: planificación, evaluación y la elaboración del portafolio, haciendo urgente la capacitación técnica, pedagógica y didáctica de los profesores de Religión. 3.3. Cobertura: Es necesario contar con un estudio nacional acerca de información respecto a este tema. Como por ejemplo respecto a la cobertura, en la Región de la Araucanía , y en la macro región del sur de Chile, no se cuenta con un número suficiente de profesores de Religión titulados que respondan a las necesidades educativas que surgen del sector de aprendizaje religión, presente en el currículo de formación escolar de los estudiantes chilenos. Según datos del Departamento de Educación de la Diócesis de San José de Temuco, se estima que sólo algunos de los profesores de religión registrados cuentan con título o mención de profesor de religión; otros tienen algunos cursos de capacitación en religión y un número importante son profesores de otras asignaturas con autorización para hacer clases de religión. Desde la perspectiva de los centros educativos en la Región, la situación tampoco es más alentadora. Si bien por ley deben impartirse clases de religión en todos los establecimientos, varios de ellos solicitan, año tras año, la exención de dicha obligación argumentando, en la mayoría de los casos, “falta de personal idóneo” (Instituto de Estudios Teológicos, 2009). III. Desafíos: Los desafíos ante las consideraciones anteriores: 1. La pregunta por el sentido de la educación religiosa escolar: Lo primero y la base sustancial de la formación de profesores de religión es hacernos la pregunta por el sentido. Es verdad que tenemos como referente principal las orientaciones del magisterio eclesial que median y orientan el ser y quehacer del Profesor de Religión. Pero también es cierto que debemos estar atentos a los cambios socioculturales y epocales en los cuales estamos insertos. No podemos negar que existan variadas realidades y contextos escolares, y que en ellos se tengan percepciones y expectativas respecto a la educación religiosa escolar. Hay una acentuada diferencia entre las interpelaciones que se nos hacen desde la realidad de los colegios confesionales y los no confesionales. Sería interesante entonces estar atentos a llamamientos tales como: …esperamos una pedagogía de la esperanza en la educación en valores en la propuesta cristiana… o percepciones como… que sirvan para la vida, que respondan a las emergencia y atingencias de la vida humana teniendo como modelo de referencia a la persona de Jesús… una educación religiosa que no se reduzca a los fundamentos de la fe sino que surja desde la propia identidad cultural… Considerar los diferentes contextos plurirreligiosos y pluriculturales … Poner sobre la mesa la pregunta por el sentido de la educación religiosa escolar es la que nos permite anunciar la buena nueva inculturadamente haciéndolo significativo e interpelador para la vida de los niños, niñas y jóvenes. 2. Perfiles de egreso contextualizados a la realidad escolar: El gran desafío del levantamiento de los perfiles de egreso es que estos puedan constituirse como un referente que transciende a toda formación inicial del Profesor de Religión, ello acentúa la pregunta por el sentido y quizá hasta acentos distintos para realidades confesionales y no confesionales. Dado el reciente ajuste curricular en el sistema educacional chileno, el Sector de aprendizaje Religión sigue siendo parte de la formación general para educación básica y media, reconociendo la dimensión religiosa y trascendente de la persona y de su cultura, lo que genera una sustantiva oportunidad para la educación religiosa. Se demanda entonces, al Profesor de Religión una serie de competencias pedagógicas que respondan a los mismos requerimientos disciplinarios y técnicos pedagógicos de calidad exigidos a los otros sectores de aprendizaje. Ante ello, es necesario que la formación inicial, se desafíe a integrar criterios básicos de sentido e identidad del ser y quehacer en el perfil de egreso académico profesional del Profesor de religión que integre los avances disciplinarios, las orientaciones eclesiales y los llamamientos de la realidad. Entre otros proponemos (Instituto de Estudios Teológicos (2011): a) La Reflexión teológica: El profesor de religión discierne y reflexiona críticamente la realidad, usando conceptos relevantes de la teología, para favorecer en sus estudiantes los procesos de acercamiento y maduración de la fe y la coherencia entre fe y vida. b) Animación Pastoral: Organiza y lidera la acción pastoral en el contexto educativo y sociocultural en que se encuentra considerando los ámbitos litúrgico, sacramental y/o comunitario, desde su testimonio de fe. c) Acompañamiento personal: Acompaña a sus estudiantes en los procesos de crecimiento personal, espiritual y ético, para favorecer los aprendizajes cognitivos y afectivos en la construcción del sentido de la vida. d) Salud Profesional: Aplica estrategias de autocuidado y desarrollo personal, espiritual y profesional como forma de potenciar su desempeño y prevenir situaciones de estrés o de desgaste espiritual. e) Diseño de la enseñanza: Diseña procesos de enseñanza, en un marco de valoración y respeto a la diversidad individual, étnica y sociocultural, para el aprendizaje de todos los educandos considerando el contexto confesional o no confesional en el cual se encuentra. f) Evaluación del proceso pedagógico: Evalúa la efectividad de los procesos de mediación de aprendizajes en un marco de valoración y respeto a la diversidad individual, étnica y sociocultural. g) Gestión y vinculación educativa: Gestiona proyectos en redes con la comunidad para promover el aprendizaje y la ciudadanía desde una perspectiva de derechos. h) Investigación y reflexión pedagógica: Investiga el proceso educativo y utiliza los resultados para la comprensión de su acción docente. En tal sentido, desarrolla acciones que se concretan en la capacidad para el autodesarrollo profesional autónomo mediante un sistemático autoanálisis, un estudio de la acción de otros educadores y la comprobación de ideas y generación de nuevo conocimiento mediante procedimientos rigurosos de investigación y desde la perspectiva cristiana. IV. Conclusiones: Los desafíos de la formación inicial de Profesores de Religión, se configuran a base de referentes asociados a los hechos que permean en la actualidad a la educación superior, en donde se consideran distintos núcleos que aportan al mejoramiento de los itinerarios formativos de los perfiles de egreso académico – profesional, de tal forma se responda a la necesidad formar profesionales de la educación de la fe capaces de desarrollar su acción pedagógica centrados en la persona del educando y atentos al contexto sociocultural y educacional al servicio de la tarea evangelizadora de la Iglesia. Atreverse a ser cuestionados por la realidad, de tal forma plantearse la pregunta por el sentido de la educación religiosa escolar, acogiendo las semejanzas y diferencias de las realidades escolares confesionales y no confesionales. Recoger las necesidades de perfeccionamiento disciplinar y técnico – pedagógicos de los profesores de religión tanto en la formación inicial como continua de éste, proponiendo alternativas de formación atingentes. Compartir itinerarios y estilos de formación de Profesores de Religión entre las Universidades de tal forma que se pudiesen aunar criterios básicos en los levantamientos de perfiles. Promover continuamente una reflexión interdisciplinaria sobre la educación religiosa escolar en el contexto de cambio epocal. Articular un modelo de gestión curricular que fomente en los estudiantes y académicos el desarrollo de la reflexión crítica sobre la propia práctica pedagógica, y contribuya así al mejoramiento continuo y a la implementación de acciones concretas frente al fenómeno educativo en sus distintas realidades (IET, 2011). REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS: Concilio Vaticano II (1965). Declaración sobre la Educación Cristiana de la Juventud. Gravissimum Educationis. Conferencia Episcopal de Chile, (1986). El educador servidor de la Vida. Segunda carta a los educadores. Chile: CECH Conferencia Episcopal de Chile (2005). Programa de Educación Religiosa Católica. Sector de aprendizaje Religión. Santiago de Chile: SM II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, (1968). La Iglesia en la actual transformación de América Latina a la luz del Concilio. Documentos de Medellín. Bogotá: CELAM. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, (1979). 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Cuestionamientos actuales a la educación religiosa escolar. http://sites.google.com/site/congresomaulino/expositores/educacion-religiosa.