HONDURAS - Nobel Women`s Initiative

Anuncio
Tuesday, 4:30pm – Session III
Gilda Rivera - Honduras
Las fragilidades de las democracias formales y los retrocesos en los derechos
humanos de las mujeres
Antecedentes:
Honduras es uno de los países más pobres de América Latina. El país reporta un
crecimiento del grupo de personas viviendo en extrema pobreza, lo que indica no solo
la expansión, sino también la profundización de la situación de pobreza. En 2007, el
60.2% de los hogares vivían en pobreza, de éstos el 44.7% o sea el 24.3% de la
población sobrevive como indigentes al percibir menos de $1 dólar diario de ingreso.
La pobreza es mayor en la zona rural donde este porcentaje llega al 78%. Datos de la
CEPAL al 2008 señalan que Honduras figura como el cuarto país más desigual de
América con un coeficiente de Gini de 0.59. Esto explicaría los altos niveles de
polarización y conflictos al interior de la sociedad hondureña, particularmente los
originados por la situación de incumplimientos de los derechos de los trabajadores y
los problemas vinculados a la desigual distribución de la tierra y los recursos
naturales del país.
El salario mínimo apenas cubre el costo de la canasta básica alimentaría y no deja
excedentes para otros gastos, tales como vivienda, salud, vestuario y educación.
El 50.4% del total de la población es menor de 18 años, concentrándose el 42% en las
edades comprendidas entre 0 y 14 años, estimándose que el 66% de ellos se
encuentra bajo la línea de pobreza, justamente en el periodo de mayor vulnerabilidad
en términos de crecimiento y desarrollo integral. Las mayores vulnerabilidades de la
niñez son su exposición temprana al trabajo y el desarrollo de las peores formas de
trabajo infantil, la violencia contra la niñez en sus distintas manifestaciones (trata,
secuestro, ejecuciones, abuso y explotación sexual), la falta de acceso a educación de
calidad y a la ampliación de la cobertura principalmente en la educación prebásica y
secundaria.
En el caso de las mujeres, éstas representan el 51% de la población. Los principales
desafíos que enfrentan son los altos niveles de violencia sexual y doméstica, los
femicidios, la implementación de políticas de igualdad de oportunidades, el
incumplimiento de las cuotas de acceso a cargos públicos, y retrocesos en los
derechos sexuales y reproductivos. En este último caso, los problemas se concentran
particularmente en la falta de acceso a métodos anticonceptivos, incluyendo los de
emergencia y la falta de difusión de información sobre salud sexual y reproductiva
debido a las prohibiciones estatales establecidas por la influencia de los
fundamentalismo religiosos en el Estado hondureño.
Esta situación de pobreza y desigualdad en el país está ligada a la historia de
1
colonialismo y dependencia que se arrastra desde la época de la conquista española. Y
mucho tiene que ver con las guerras que han azotado a nuestro país y con la fuerte
presencia y control de los militares, que han asumido el poder en numerosas
ocasiones desde el período de la independencia contando con el apoyo, por supuesto,
de los distintos gobiernos norteamericanos que han garantizado así, las mejores
condiciones para sus inversiones económicas y políticas en el país y en la región.
Desde 1956, en la historia de Honduras se contabilizan 7 golpes de estado.
Es hasta 1981 cuando se celebran elecciones y se inicia la llamada “transición
democrática” que no significó que los militares salieran de la escena política. Las
políticas norteamericanas de la “doctrina de la seguridad nacional” hicieron de
Honduras el centro de operaciones de actividades contrainsurgentes impulsadas
desde el gobierno de los EEUU contra los movimientos de izquierda de Guatemala, El
Salvador y Nicaragua.
El 28 de junio del 2010 el mundo se vio sorprendido con la noticia de que en
Honduras, un pequeño país de Centroamérica, se había producido un golpe de estado.
Los principales noticieros internacionales transmitieron las imágenes del secuestro en
horas de la madrugada y de la extradición a Costa Rica de Manuel Zelaya Rosales,
presidente constitucional de Honduras, a sólo siete meses de culminar su mandato; y
de la militarización de la Casa Presidencial y de las calles de Tegucigalpa, la capital del
país. Desde ese momento y usando todos los argumentos imaginables, los sectores
golpistas, políticos, empresa privada, poder judicial, ministerio público, Comisionado
Nacional de los DDHH, las cúpulas de las iglesias, apoyados por las ultraderechas de
América Latina y de países como Alemania trataron de afirmar que no se trataba de un
golpe de estado.
Para estos sectores se trata de una “sucesión presidencial” figura que no existe en la
legislación nacional acusando al presidente Zelaya de una serie de delitos e
irregularidades.
El gobierno de Zelaya, que no se podría catalogar de izquierda ya que el mismo se
desenvolvió con fuertes contradicciones y sin lograr combatir problemas
estructurales en el país como la corrupción, la inseguridad, la militarización de la
sociedad, intentó impulsar una serie de reformas económicas, políticas y sociales que
le significaron fuertes conflictos con los grupos de poder del país y que también
significaban de alguna manera un intento de desmarcarse de las políticas
norteamericanas para la región.
Algunas acciones impulsadas por el presidente Zelaya y que le significaron fuertes
conflictos con los poderes económicos y políticos del país, están:
-reducción de los intereses de los préstamos bancarios
-aumento del salario mínimo en más del 60%
-adhesión de Honduras a la Alternativa Bolivariana para las Américas, el ALBA
-formar parte de PETROCARIBE que supuso la entrada a Honduras de 200,000
barriles de crudo diarios a precios preferenciales y que atentaba contra los intereses
de las importadoras de combustibles
-el veto presidencial a la propuesta de decreto del CN de prohibir el uso, la
comercialización y la difusión de la Pildora Anticonceptiva de Emergencia
-y, por último, la convocatoria a una consulta popular el 28 de junio 2009 a través de
la cual la ciudadanía podría pronunciarse a favor o en contra de la instalación de una
cuarta urna el 29 de noviembre de 2009, día programado para realizar las elecciones
generales del país, con la idea de que el pueblo se pronunciara a favor o en contra de
convocar a una asamblea nacional constituyente.
El golpe de estado político militar fue inmediatamente condenado por la mayoría de la
comunidad internacional, la ONU, la OEA que suspendió a Honduras de esta instancia
el 4 de julio de 2009, y lo más importante fue el levantamiento y la resistencia pacífica
del pueblo hondureño, hombres y mujeres, en medio de una diversidad y
heterogeneidad que empezaron a caminar y resistir el golpe de estado, al régimen de
facto y la consolidación de este golpe de estado con un gobierno que surge de unas
elecciones realizadas en un contexto de militarización, represión, asesinatos,
violaciones a los derechos humanos de la población, sin observadores electorales
internacionales y nacionales imparciales y con experiencia en esta materia.
El impacto del golpe de estado en los derechos humanos en general:
Honduras es signataria de la mayoría de los tratados de los sistemas universal y
americano de protección de derechos humanos los cuales tienen prelación sobre la
legislación interna una vez han sido ratificados por el Congreso de la República. Dicha
Constitución también proclama a la persona humana como el fin supremo de la
sociedad y del Estado de derecho vigente, creando para garantizar los derechos y
libertades la institución del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos
(CONADEH).
La Constitución hondureña reconoce un amplio catálogo de derechos civiles, políticos,
económicos, sociales, culturales y de los pueblos, los que han ido complementando
con la adherencia a más de un centenar de tratados, protocolos e instancias
internacionales de promoción y protección de derechos humanos. Sin embargo, el país
presenta serios obstáculos que frenan los avances y limitan la vigencia de estos
derechos. Además de la falta de ratificación de tratados como el Protocolo Facultativo
de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la
mujer CEDAW, del Protocolo Facultativo al Pacto Internacional para los Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC); el Protocolo para prevenir, reprimir y
sancionar la trata de personas así como la falta de ratificación de la Convención
Interamericana contra la Tortura, entre otrasi.
El panorama general de la situación de derechos humanos de los últimos 5 años en
Honduras apunta a un creciente deterioro de la vigencia de los derechos en un
escenario de abandono de las responsabilidades y obligaciones estatales de respetar,
proteger y satisfacer los estándares de derechos humanos. En los últimos meses, y a
raíz del Golpe de Estado del 28 de junio de 2009, se produjo un mayor
3
resquebrajamiento en el respeto a los derechos humanos, aumentando
aceleradamente las violaciones graves, sistemáticas y selectivas, incluyendo la
comisión de crímenes tipificados en el Estatuto de Roma como de lesa humanidad.
El impacto del golpe de estado y la continuación del mismo a través de un régimen
supuestamente democrático ha significado un evidente retroceso en la
institucionalidad formal alcanzada como parte de esa apuesta de construcción de una
democracia, especialmente en lo relacionado al respeto y ejercicio de los derechos
humanos de las mujeres.
La población hondureña desde el 28 de junio 2009 está viviendo bajo situaciones de
total vulnerabilidad e indefensión. La violencia política en el marco del régimen de
facto y con posterioridad en el nuevo gobierno, ha dejado un saldo de 53 ejecuciones
extrajudiciales de dirigentes sociales, populares y políticos, según reportes al mes de
diciembre 2009 del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos CODEH. La
Comisión Interamericana también reportó en su informe de diciembre 2009 “la
muerte de siete opositores al gobierno de facto, presumiblemente atribuible a agentes
estatales… y a consecuencia del uso desproporcionado de la fuerza por parte de los
agentes de policía y el ejército, mediante la utilización de gases tóxicos y balas”ii.
El patrón de las muertes revela la utilización de posibles estructuras paramilitares y la
inexistencia de un móvil previo. Las víctimas han sido dirigentes sindicalistas,
miembros de gremios como el magisterial, federaciones estudiantiles, defensores de
derechos humanos, líderes de partidos políticos de izquierda, periodistas en oposición
al golpe de Estado y líderes de segunda línea del Frente Nacional de Resistencia contra
el Golpe, hoy denominado Frente Nacional de Resistencia Popular FNRP. A diciembre
de 2009, se reportaban dos mujeres muertas como producto de complicaciones
debido a la inhalación de gases tóxicos emanados por las bombas lacrimógenas con las
cuales se reprimía a la población. Posteriormente 3 mujeres más vinculadas a la
resistencia han perdido sus vidas en situaciones no aclaradas y muchas de las
circunstancias parecen indicar que hay un interés político de sembrar el terror en las
mujeres y en la población en resistencia para que no siga la lucha iniciada por el
pueblo hondureño.
La CIDH ha otorgado más de un centenar de medidas cautelares. Sin embargo, algunas
de las personas que han sido asesinadas o han enfrentado detenciones arbitrarias por
el ejército y la policía tenían medidas cautelares decretadas a su favor por la CIDH.
El Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre la Utilización de Mercenarios emitió un
comunicado del 9 de octubre de 2009 expresando su preocupación y llamado ante las
noticias de la fuentes de la prensa Colombiana que informaron “que ex paramilitares,
unos 40, de las Autodefensas Unidas de Colombia fueron contratados para proteger
propiedades e individuos en Honduras; en tanto otras fuentes citadas por el Grupo de
Trabajo señalaban que unos 120 paramilitares de varios países de la región estarían
apoyando el Golpe de Estado en Honduras”.
El impacto sobre el cuerpo de las mujeres:
Nuestro cuerpo se convierte en un campo de batalla, en un botín de guerra. El uso de
la violación y otras agresiones sexuales como armas de guerra es la forma más
conocida y brutal en la que los conflictos han marcado de forma indeleble la vida de
las mujeres. Los cuerpos de las mujeres son tratados como territorios a conquistar y
demostrar poder, los motivos por los cuales las mujeres son violentadas sexualmente
son diversos: sembrar terror en las comunidades en resistencia, vengarse de los
adversarios, acumular “trofeos de guerra”, demostración del poder y dominio sobre
las mujeres.
Una característica de la represión que se ejerce contra las mujeres es que se dirige a
su cuerpo sexuado, hacia su condición de mujeres, hacia su feminidad. Los actos de
tortura y trato cruel registrados comprenden puñetazos, patadas, quemaduras de
cigarro, golpes con cadenas o la introducción del tolete en la entrepierna y órganos
genitales de las mujeres. Todo ello sumado a la privación de alimentos y agua,
insultos, hostigamiento sexual, amenazas de muerte, de desaparición y de uso de
choques eléctricos, entre otros. Hasta octubre de 2009, Feministas en Resistencia
(FeR)iii había documentado 10 violaciones sexuales. La mayoría de estas violaciones
tienen el común denominador de ser violaciones múltiples ejecutadas por efectivos de
la policía nacional y miembros del ejército. Solo uno de esas mujeres presentó
denuncia ante las autoridades competentes.
Las fuerzas de seguridad no solo golpean, torturan e insultan a las mujeres sino que
también las detienen en forma ilegal y arbitraria como forma de intimidación y castigo
por su participación en actos de repudio al golpe de estado y a la continuidad de éste.
La mayoría de las mujeres detenidas de manera ilegal y arbitaria reportan acciones de
intimidación, tortura y malos tratos en su contra por parte de sus captores. Algunas de
ellas han tenido que guardar prisión, (21 días el caso de una maestra). Además,
reportan que en las detenciones y en los juicios no se les han respetado las garantías
procesales establecidas en las leyes, como el derecho a la defensa, a ser informadas
por las causas de su detención, derecho a no recibir tratos humillantes o degradantes,
entre otros derechos. A muchas de ellas también se les negó el acceso a agua,
medicamentos y comida durante su detención.
El Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional de Honduras, informa que
el 1.8% de los 5,265 homicidios ocurridos durante el año 2009 son registrados como
producto de la acción policial, es decir 95 casos que comprenden víctimas de uso
desproporcionado de la fuerza, aunque también reflejan muertes por enfrentamientos
en actos de servicioiv.
Atentados contra la comunidad LGTBI
Human Rights Watch en su informe “No Vales Ni Un Centavo”, investigación elaborada
en un periodo de cinco años del año 2004 a marzo del 2009, reportó 17
5
transasesinatos, (asesinatos de mujeres trans). Durante siete meses del golpe de
estado, fueron asesinados y asesinadas diecinueve personas de la comunidad LGTBI,
trece mujeres trans (trans femicidios) y seis hombres gays lo que implica un
alarmante incremento de muertes en siete meses de dictadura.
La Organización LGTBI Arco iris y el CIPRODEH dan cuenta que entre inicios del año
2005 y octubre de 2009 se cometieron 171 asesinatos por crímenes de odio; en tanto
la organización lésbica Catrachas reporta que 18 miembros de esa comunidad
principalmente trans femeninas y hombres homosexuales fueron asesinados a raíz del
Golpe de Estado. Algunos de estos casos han tenido claras vinculaciones políticas
como el del activista de los derechos humanos de la diversidad sexual Walter Trochez.
Atentados contra la libertad de expresión:
Con el golpe de estado se da un grave retroceso en la libertad de expresión y de
información. Cierres de emisoras de radio y de tv; clausura de programas de radio de
tres organizaciones feministas en base a un decreto del régimen de facto que
restringía las garantías constitucionales. En la nota enviada por la emisora en la cual
se transmitían estos programas se expresa, que se cierran los programas porque
“constituyen un peligro para la paz de la familia hondureña”.
Con posterioridad a la ruptura del orden Constitucional, y desde la toma de poder de
Porfirio Lobo como Presidente, la situación se ha deteriorado con el asesinato de cinco
periodistas en lo que va de 2010. En uno de los casos la CIDH había solicitado al
Estado asegurar medidas de protección al periodista, por su alta situación de riesgo.
Al menos cuatro periodistas han debido salir al exilio.
Pérdida de la institucionalidad formal lograda a favor de las mujeres
Lo principal está relacionado con el Instituto Nacional de la Mujer, INAM, cuyo
personal comprometido con los derechos de las mujeres fue despedido y en su lugar
se nombra nuevo personal que responde a los intereses político partidista del régimen
de facto en un primer momento y posteriormente del nuevo gobierno. Esto ha
significado el rompimiento de las relaciones entre el movimiento de mujeres y el
INAM.
Desconfianza de las mujeres en el sistema de administración de justicia ya que ha sido
evidente la parcialización del mismo con los responsables del golpe de estado, además
el papel de la policía que se ha dedicado a reprimir a la población.
Retrocesos legales como: prohibición del uso y distribución de las Pastillas
Anticonceptivas de Emergencia, mediante acuerdo ejecutivo de la secretaría de Salud
en el marco del régimen de facto bajo el argumento de que son abortivas.
La creación de un super ministerio de la familia en el cual prevalece la visión familista
y al cual se le destinarán fuertes recursos económicos y que podrían significar una
disminución de los fondos destinados a promover políticas de género y para la
igualdad de las mujeres
Incremento de la violencia
Las organizaciones de la sociedad civil dan cuenta de un aumento dramático de la
violencia social, organizada y política, que ha dejado un saldo de 20,590 homicidios
entre el año 2004 al 2009v, de los cuales se reporta el incremento anual en casos de
femicidios de 252 en el 2008 a 405 en el año 2009vi, en tanto la organización Casa
Alianza reporta la continuidad en la ejecución extrajudicial de niños y jóvenes que en
los últimos cuatro años dejo un saldo de 1,781 asesinatos, mas 388 ejecuciones en
este grupo de edad suscitadas durante seis meses (julio-diciembre 2009) en el
periodo del régimen de facto de Roberto Micheleti.
En la última década venía siendo un tema de especial preocupación las muertes
extrajudiciales de niños, adolescentes y jóvenes, así como el aumento de crímenes de
“profilaxis y limpieza social” de supuestos “pandilleros” y “delincuentes”. En un
estudio del Comisionado de Derechos Humanos en el año 2002vii se reportó que la
participación de agentes estatales en estos crímenes podría rondar el 10% de los
casosviii. Lo más grave con las ejecuciones extrajudiciales de niños es la impunidad,
pues la mayoría permanecen impunes pese a la creación de una unidad especial de
investigación de muerte de menores.
Inexistencia de una tutela efectiva frente a las violaciones de derechos humanos
Todas estas violaciones a los derechos humanos citadas brevemente, se cometen bajo
un escenario de tolerancia y alta politización por parte de las instancias garantes de
derechos humanos como el Comisionado Nacional, el Ministerio Público y el Poder
Judicial, en particular la Sala Constitucional, lo que ha dado como resultado la
ineficacia de los mecanismos de tutela (amparo, habeas corpus) y la impunidad en
prácticamente la globalidad de las denuncias por violaciones a derechos humanos. En
los pocos casos judicializados (incluyendo los juicios pendientes de la Guerra Fría) el
sistema de justicia ha decretado sobreseimientos exonerando a los autores materiales
e intelectuales ligados en su mayoría a los circuitos del poder político o económico del
país.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) publicó el 20 de enero
2010 el informe Honduras: Derechos Humanos y golpe de Estado, en base a reportes y
una visita in loco a Honduras del 17 al 21 de agosto de 2009. El informe abarca la
situación de derechos humanos desde el golpe de Estado. El informe señala la
deslegitimación institucional originada por el golpe de Estado, y que “también
comprobó la ineficacia de los recursos judiciales para proteger los derechos humanos.
Las violaciones a los derechos a la vida, integridad personal, asociación, libertad
personal, garantías judiciales, libertad de expresión, a los derechos políticos, a los
derechos de las mujeres y grupos minoritarios se vieron exacerbadas por la falta de
7
una institucionalidad que permita canalizar las denuncias, investigar los hechos,
sancionar a los responsables y reparar a las víctimas.”
Otros factores que contribuyen a la inexistencia de una tutela efectiva son:
 Falta de independencia e imparcialidad de los órganos estatales de protección
La justicia hondureña ha sido calificada por distintos estudios nacionales e
internacionales como débil. Los procesos de nombramiento de sus autoridades no se
realizan por órganos independientes. Cargos como el Comisionado de Derechos
Humanos, el Fiscal General de la Republica y los Magistrados a la Corte Suprema de
Justicia se votan en el pleno del Congreso estos nombramientos no sin ningún debate
parlamentario, ni escrutinio sobre las candidaturas.
La politización de los órganos del sistema de justicia se agravó con el Golpe de Estado
al conformarse un solo bloque homogéneo para defender las posiciones del régimen
de facto. Los órganos del sistema de justicia participaron en actos públicos en la
defensa del régimen de facto y han negado la protección a las víctimas ante graves
violaciones a derechos humanos en el contexto previamente desarrollado y
encubierto estas conductas.
La situación de indefensión se deterioró aun mas con el Golpe de Estado cuando el
Comisionado negó que haya existido una ruptura del orden Constitucional y rechazó, a
priori, y sin investigaciones al efecto, la existencia de violaciones a derechos humanos.
La CIDH en su informe del 30 de diciembre 2009 expresa: “la Comisión tomo
conocimiento del grave papel desempeñado por el Comisionado Nacional de Derechos
Humanos, Ramón Custodio López, quien al negar la existencia del golpe de Estado,
impidió que los habitantes de Honduras pudieran contar con un mecanismo
independiente de proteccion a los derechos humanos”.
La defensa de los derechos humanos en Honduras ha sido asumida principalmente
por las organizaciones no gubernamentales defensoras de derechos, las cuales
realizan su trabajo en el contexto de un clima de amenazas, hostigamientos y
campañas de desprestigio en su contra. Algunos defensores han sido arbitrariamente
detenidos y uno de ellos fue inclusive asesinado.
 Inefectividad de los recursos judiciales e impunidad:
Recursos contenidos en la Constitución y en la Ley de Garantías Constitucionales
como el Hábeas corpus y Amparo han resultado ineficaces para tutelar derechos. La
resolución tardía de los mismos y la emisión de resoluciones que trasladan la
competencia de proteger derechos a los procedimientos más largos del juicio
administrativo, son algunos ejemplos de la falta de voluntad política de la Corte
Suprema a través de la Sala Constitucional para restituir el núcleo duro de los
derechos fundamentales en caso de violación.
En cuanto a los recursos de amparo, según un informe elaborado por el Centro de
Investigación y Promoción de Derechos Humanos (CIPRODEH), el cual tuvo como
fuente los libros de registros de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia,
desde el 28 de junio hasta el mes de octubre del año 2009 se habían presentado 87
recursos de amparo contra diversas actuaciones del gobierno de facto, de estos solo el
6% fueron admitidos para estudio. Hasta la fecha ninguno de estos recursos de
amparo ha surtido efecto alguno.
Otra situación grave en el contexto hondureño, que va más allá del Golpe de Estado, es
la impunidad en general por las violaciones a derechos humanos. Tanto los casos de
más larga data como son los juicios por desaparición forzada durante la Guerra fría en
los años 80s, como los asesinatos extrajudiciales de niños y adolescentes, así como
crímenes contra dirigentes ambientalistas, en general tienen el común denominador,
pues han quedado impunes.

Justicia sesgada:
Desde el año 2003 se encuentra vigente la ley antimaras la cual facilita capturas por
meras sospechas. En la misma condición de desigualdad se halló el derrocado
Presidente Manuel Zelaya a quien se le negó el derecho a la defensa y a un juicio
político (a los cuales si se les otorgaron a los militares sin figurar en el catálogo de
altos funcionarios del Estado). Igual sucede con enjuiciamientos contra personas de
cierto perfil, como manifestantes, maestros de educación, sindicalistas, lideres
campesinos y miembros de comunidades étnicas en sus protestas sociales o tomas de
edificios, carreteras o territorios, etc. En estos casos el criterio de la Fiscalía es la
persecución penal a ultranza, y en el caso del Poder Judicial se conocen de medidas de
presión contra las y los jueces. Se libran órdenes de captura sin mayor fundamento
contra ellos, se decretan autos de prisión y se imponen la medida de prisión
preventiva, de manera arbitraria.
A todo ello se suma la promulgación de leyes de auto amnistía de redacción ambigua
después del golpe de Estado y que han sido aplicadas, en los escasos casos que se
conocen, a favor de quienes dirigieron y ejecutaron las violaciones a derechos
humanosix.
El nuevo Gobierno del señor Porfirio Lobo ha anunciado la creación de una Comisión
de la Verdad que ha recibido el amplio rechazo de las organizaciones nacionales e
internacionales de derechos humanos por no revestir los estándares internacionales
en la materia. Para el establecimiento de esta Comisión, no ha existido concertación
alguna ni diálogo con la sociedad civil, tampoco transparencia en la elección de los
Comisionados y no hay una posición clara sobre los alcances de su competencia en
caso de que decidiese investigar las violaciones a derechos humanos.
Por último referirme brevemente al papel jugado por gobiernos como el de los
Estados Unidos que aunque en un inicio reconocieron que se había dado un golpe de
estado en Honduras (nunca lo denominaron golpe militar) e impulsaron algunas
9
acciones de condena al mismo, la realidad es que tales acciones no significaban graves
repercusiones en el poder económico y político de los sectores políticos y asumieron
las elecciones de noviembre 2009, como el regreso al orden constitucional
olvidándose de los crímenes cometidos y fortaleciendo así los altos niveles de
impunidad que han prevalecido en nuestro país y que se convierten en el círculo
vicioso que permite que hechos como los que se han vivido y se siguen viviendo en
Honduras no sean parte de un pasado funesto en las democracias latinoamericanas
sino que permanezcan tal espadas de Damocles sobre estas incipientes democracias
formales.
i
Informe alternativo preparado por organismos sociales hondureños sobre el Examen Periódico Universal
(EPU) que deberá rendir Honduras en la novena sesión de noviembre de 2010, de conformidad con la
resolución 5/1 del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. abril 2010.
ii
Informe Derechos Humanos y Golpe de Estado en Honduras. CIDH. OEA EA/Ser.L/V/II.doc 55,
del 30 de diciembre de 2009.
iii
Feministas en Resistencia, articulación de organizaciones, redes y feministas independientes que surge
inmediatamente al golpe de estado como forma de resistir y revertir el mismo.
iv
En el marco del Golpe de Estado del 28 de junio de 2009 y con posterioridad al mismo la Alta
Comisionada de los Derechos Humanos da cuenta que: Tanto las fuerzas militares como la policía utilizaron
sistemáticamente excesiva fuerza para disolver las manifestaciones contra el golpe. En este contexto, se
reunió información creíble que indica que cuatro personas resultaron muertas como consecuencia de la
utilización de munición real contra los manifestantes… Además, el 27 de noviembre un hombre fue muerto
por disparos efectuados por agentes militares en un puesto de control en Comayagüela... Los fiscales
especiales de derechos humanos se vieron debilitados por la falta de cooperación de las autoridades
militares y civiles y la falta de independencia de la Dirección Nacional de Investigación Criminal cuando se
trata de investigar a miembros de la policía o las fuerzas armadas, debido a su vínculo directo con la policía
nacional.
v
Observatorio Nacional de la Violencia, Instituto Universitario en Democracia, Paz y Seguridad,
Edición 17, marzo 2010.
vi
Informe de Monitoreo de femicidios, Centro de Derechos de Mujeres, CDM, marzo 2010.
vii
Informe Especial sobre muertes violentas de niños, niñas y adolescentes en Honduras”,
Comisionado Nacional de Derechos Humanos de Honduras. 21 de enero de 2002.
viii
En el año 2002 la Relatora Especial de Naciones Unidas para Ejecuciones Extrajudiciales señaló:
queda perfectamente claro que en Honduras algunos niños han sido ejecutados por miembros de las fuerzas
de seguridad. En la mayoría de los casos los niños estaban desarmados y no habían provocado a la policía a
emplear la fuerza, y mucho menos medios letales. Informe de en Honduras E/CN.4/2003/3/Add.2 del 14 de
junio de 2002.
ix
Al respecto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, en su comunicado de prensa
del 3 de febrero de 2010 expresa: “la Comisión observa con preocupación que el Decreto de Amnistía
aprobado por el Congreso hondureño el 26 de enero de 2010 contiene conceptos confusos o ambiguos. En
este sentido se observa la referencia doctrinaria que se hace al delito político, la amnistía para conductas de
carácter terrorista y la inclusión de la figura de abuso de autoridad sin indicar su alcance. Aunque el texto
contempla ciertas excepciones en cuanto a violaciones a los derechos humanos, el lenguaje es ambiguo, y el
decreto no establece criterios precisos o mecanismos concretos para su aplicación”.
Descargar