Jornadas: Evaluar sin excluir

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JORNADAS: EVALUAR SIN EXCLUIR. LA EVALUACIÓN EN LA
COMUNIDAD DE MADRID
MANIFIESTO
Modelos de escuela/modelos de evaluación.
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Cuando hablamos de evaluación nos podemos estar refiriendo a cosas
distintas, e incluso contradictorias: detrás de un modelo de evaluación
hay un modelo de escuela.
De este modo, cuando con la evaluación se pretende jerarquizar, el
modelo de escuela que subyace es reproductor de las diferencias
sociales; es la escuela de los itinerarios, de la selección y de la
exclusión.
Cuando la finalidad de la evaluación es aprender, dialogar, compartir,
comprender lo que está pasando, es decir evaluación formativa, el
modelo de escuela que subyace es el de una escuela democrática e
inclusiva.
 Detrás de un modelo de evaluación hay un modelo de escuela que trata
de influir en el modelo de sociedad: reproduciéndola o intentando
transformarla.
 Es un principio ético hacer explícitas las intenciones de cualquier
proceso de evaluación. Al mismo tiempo la evaluación ejercida con
intención educativa es esencialmente una cuestión ética, no técnica.
 No se puede aceptar el fracaso como algo normal. Hay que desterrar la
idea de que es inevitable que haya una franja de fracaso.
Principios de la evaluación de una escuela democrática.
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La evaluación tiene que pretender mejorar la calidad de la enseñanza.
La calidad se alcanza cuando todos y todas consiguen los objetivos
deseados.
La evaluación debe ser un recurso de aprendizaje y no un instrumento
de selección. Por lo que tiene que haber coherencia entre las
intenciones educativas y lo que se pretende evaluar.
La evaluación debe permitir identificar las necesidades para
compensarlas con los recursos necesarios. Es necesario que la
evaluación sea global, porque aquello que vamos a evaluar es a lo que
la comunidad educativa y la sociedad va a dar importancia:
Evaluar no sólo los contenidos conceptuales, sino también las
capacidades, los procedimientos y las actitudes.
Evaluar todos los aspectos: cognitivos, emocionales, sociales...,
los valores.
Evaluar también lo que no se ha pretendido enseñar (el
curículum oculto).
Y, por supuesto, evaluar el sistema educativo en su conjunto:
Comunidades educativas, servicios de apoyo externo (EOEPs, CAPs,
SIE...),... y las administraciones educativas.
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A nadie se le escapa que una evaluación de estas características es
más compleja, pero posible y es la que nos va a permitir realmente
detectar necesidades, reorientar y mejorar la escuela.
En el inicio de cualquier proceso de evaluación hay que tener en cuenta:
El contexto de la escuela.
Los resultados no pueden obviar diferentes variables que los
condicionan: nivel sociocultural de las familias, % de alumnado
inmigrante, tipo de plantilla, dinámica de los centros,
participación, gasto educativo por alumno...
Que ha de haber un fundamento teórico sólido en la elaboración
de las pruebas.
La pruebas deben permitir establecer distintos niveles de
aprendizaje que remitan a “perfiles” de competencia.
Los criterios de evaluación tienen que ser compartidos, y por
tanto, negociados con todos los implicados.
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La administración educativa debe comprometerse, tras un proceso
evaluador, a:
Hacer un análisis de los diferentes resultados, teniendo en
cuenta “el valor añadido” que cada centro aporta.
Compensar las carencias detectadas poniendo a disposición de
los centros los recursos necesarios.
Facilitar procesos de autonomía, tanto en lo curricular como en
lo organizativo para dar respuestas a las necesidades
detectadas.
Impulsar el funcionamiento en equipo para rentabilizar los
esfuerzos.
Evitar hacer ranking, lo que no impide tener conocimiento
referenciales de cómo van los demás centros.
Desarrollar un modelo de formación del profesorado, tanto inicial
como permanente, que tenga en cuenta la formación en centros
como respuesta a los procesos de evaluación interna y externa.
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La evaluación externa, por muy completa que sea, no es suficiente. Es
necesario promover procesos de evaluación interna participativa; la
participación de todas las personas implicadas es imprescindible para
mantener la cohesión en las ideas y la coherencia en las prácticas.
En el curso 2004/2005 la Comunidad de Madrid realizó una prueba en 6º de
primaria. Se elaboró, en el más absoluto oscurantismo, en tiempo record al
margen de la Comunidad educativa y de la sociedad en su conjunto.
Entendemos que la imposición de esta prueba (que se quiere repetir este
curso) obedeció, entre otras, a las siguientes intenciones:
-
Sustituir el currículo vigente por los estándares recientemente
publicados.
Potenciar un sistema escolar neoliberal, acrítico y no ético,
reproductor y segregador.
Desprestigiar la escuela pública a favor de la privada, mediante la
evaluación de un ranking de centros parcial y descontextualizado,
que terminó saliendo a la luz pública.
-
La Comunidad de Madrid la realizó al margen de los informes
internacionales más conocidos, como PISA, a diferencia de otras comunidades
autónomas.
La prueba es arbitraria e ilegal, en relación con la normativa LOCE, Decretos
de Currículo de la C.M. y la propuesta de evaluación de la LOE.
La prueba realizada muestra una falta de rigor manifestada en que:
-
No garantiza la coherencia entre las intenciones educativas
recogidas en el currículum y los aprendizajes evaluados.
Envía un mensaje a los docentes un mensaje contundente:
sobre la prevalecencia de unos contenidos sobre otros, de unas
áreas sobre otras…eliminando los procedimientos, valores, etc..,
transmitiendo una idea errónea de la orientación escolar
(utilizando a los profesionales como aplicadores, utilización
denunciada por las asociaciones profesionales) etc. Y muestra a
la sociedad los centros jerarquizados en ranking.
La prueba no tiene en cuenta ningún factor contextual socio cultural ni
económico. Esta característica le sitúa fuera de los sistemas de evaluación
más conocidos. Este desprecio al contexto ofrece una información desajustada
de la realidad educativa.
No tiene calidad técnica en su elaboración, ya que carece de fundamentación
teórica, no se conoce el tiempo de elaboración, los autores, la existencia de
pilotaje, muestreo, etc. Los contenidos han sido denunciados suficientemente
por diferentes colectivos del profesorado en general: desajustes entre la prueba
y los contenidos curriculares de la etapa, preguntas con diferentes variables,
que impiden detectar qué conoce y dónde falla el alumnado. La comunidad
educativa ha quedado al margen.
Esta no es una evaluación, es otra cosa. De facto se ha tratado de un mero
instrumento para clasificar los centros para realizar un ranking de centros.
Resulta inadmisible dado que no se compromete a nada. La Administración no
rinde cuentas ante la sociedad.
Ante todo esto EXIGIMOS que se paralice la aplicación de esta prueba en el
presente curso.
PROPONEMOS que en el marco del desarrollo de la LOE, recientemente
aprobada, se inicie un proceso participativo para desarrollar un sistema de
evaluación riguroso y ético, con racionalidad técnica científica, en el que esté
claro en qué principios se inspira, qué fines persigue, qué uso se va a hacer de
la información y de los resultados de la evaluación. Este sistema de evaluación
debe homologarse y coordinarse con otros procesos de evaluación estatales e
internacionales.
En Madrid a 22 de Abril 2006
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