PALABRAS DE AGRADECIMIENTO DE FE Y ALEGRÍA AL RECIBIR LA MEDALLA DE LA DEFENSORÍA DEL PUEBLO Quiero agradecer a la Defensoría del Pueblo en la persona del Defensor Dr. Eduardo Vega Luna, la concesión de esta distinción que es sin duda para Fe y Alegría no sólo es un gran honor, sino también un reconocimiento de nuestro quehacer institucional, que por venir de quien viene nos fortalece y nos hace crecer de una forma sustancial en lo que es nuestra esencia: nuestra fe en la sociedad y en las personas que la constituyen y la alegría que el bien social buscado y construido en común siempre genera. Nos satisface profundamente el reconocimiento que la Defensoría del Pueblo hace al dar este galardón a Fe y Alegría como institución, como colectivo, como protagonista social. Todos los integrantes de este movimiento, todos los que hemos soñado juntos que el derecho de las personas a la educación se podía hacer realidad si lo compartíamos como sueño y lo asumíamos también colectivamente como compromiso. Todos hoy día nos sentimos incluidos y agasajados por esta distinción. Todos los padres y madres de familia de los 75 centros educativos y 123 escuelas rurales que quisieron y quieren un mejor mundo para sus hijos y por ello han dado y dan su esfuerzo y su voluntad para que exista un colegio en su nuevo barrio, en su caserío, en su comunidad. Todos los cuarentisiete grupos de religiosos, religiosas, profesionales de la educación y de servicio, que desde la cercanía y el encuentro con los pobladores se aúnan a ellos y los acompañan en la aventura educativa. Todos los cuatro mil doscientos maestros y maestras, cuyo compromiso por una sociedad mejor se concreta en dar lo mejor de sí mismos como profesionales y como personas para que niños, niñas y jóvenes aprendan a hacer, aprendan a ser, aprendan a aprender, y sobre todo aprendan a convivir. 1 Todos los ciento un mil ciento diez adolescentes que desde 1966 hasta 2010, han terminado su educación básica, junto con los 83,000 niños, niñas y jóvenes que hoy están creciendo en nuestras aulas, incluyendo a aquellos con discapacidades leves o severas. Todos los que estudian a distancia, desde sus hogares o como elemento importante en los procesos de reinserción social en prisiones o programas de recuperación juvenil. Todos los jóvenes que cursan carreras profesionales en nuestros cinco Institutos Superiores Tecnológicos. Todos ellos son también parte muy importante de Fe y Alegría, no sólo porque son el fin y la razón de ser de la actividad institucional, sino porque son protagonistas centrales en los procesos de enseñanzaaprendizaje y por ello son parte esencial de la voluntad y del quehacer colectivo. De todos ellos soy portavoz en esta tarde, de su agradecimiento a la Defensoría del Pueblo no sólo por la distinción que hoy nos hacen sino también por su presencia cercana, día a día y junto a todos nosotros en nuestro caminar como pobladores de los barrios emergentes, como campesinos de las zonas rurales, como pueblos originarios andinos o amazónicos, como profesionales de la educación, como menores, o como adolescentes y jóvenes, todos en Fe y Alegría nos hemos sentido continua y eficazmente protegidos, apoyados y defendidos en nuestros derechos fundamentales por la Defensoría del Pueblo. Y es que este soñar y querer compartido, que constituyen a Fe y Alegría, ha ido mas allá de los protagonistas señalados. Tareas, compromisos, sueños y realizaciones compartidas, en el ámbito del barrio, del caserío, de la comunidad, han sido la chispa que, como nos señalaba nuestro fundador el padre Jesuita José María Vélaz, ha generado un incendio en toda nuestra sociedad, de solidaridad, participación, y compromiso por el acceso a la educación pública de calidad, para aquellos que no lo tienen. Por ello este premio honra no sólo a Fe y Alegría del Perú, sino también al movimiento internacional de Fe y Alegría hoy presente en 19 países, la mayoría latinoamericanos. 2 Es por eso que este galardón anima y premia a todos y todas las personas de buena voluntad que durante estos años dieron su ayuda pequeña o grande a Fe y Alegría. Todos los que compraron boletos de la rifa, todos los que apoyaron con uno, mil o diez mil ladrillos, bolsas de cemento o varillas de fierro, a la construcción de nuestros centros educativos, todas las empresas e instituciones que, en ejercicio de su responsabilidad social, hicieron posible la existencia de nuestras redes de educación rural, todas aquellas que colaboraron e hicieron posibles que la educación técnica y empresarial, los talleres, sean parte muy importante de la propuesta educativa de Fe y Alegría. Todas aquellas universidades particulares que a través de becas hacen posible los estudios superiores de nuestros alumnos más esforzados y con menores posibilidades económicas. Todos y todas ellas hemos sido y somos parte de Fe y Alegría. Todos somos protagonistas de este movimiento de educación popular y promoción social profundamente enraizado en el tejido social de nuestro país. Todos nosotros nos sentimos reconocidos y animados en esta tarea colectiva por la distinción que hoy día la Defensoría del Pueblo nos otorga. Pero a pesar de que somos muchos y diversos, nuestra labor de educación pública de calidad para los sectores marginados no hubiera sido posible sin contar con la alianza esencial con el Estado Peruano plasmada en nuestro Convenio institucional con el Ministerio de Educación que en estas fechas estamos renovando. Gracias a él, los docentes, administrativos y personas de servicio que trabajan en los centros de Fe y Alegría son pagados con el presupuesto público, y nuestras instituciones educativas pueden así mantener la gratuidad que como a servicio público les corresponde. Esta alianza enriquece la labor del Estado y lo convierte en aliado de nuestro tejido social dándole a su presencia una cercanía y credibilidad que con su presencia oficial no siempre consigue. Es por ello que a pesar de las dificultades administrativas que en esta 3 relación puedan darse, sin duda el Ministerio de Educación tiene una parte y no poco importante en los éxitos que hoy se nos reconocen. Las agencias de cooperación de varios países han sabido ver en el proyecto de Fe y Alegría la eficiencia y la eficacia que tiene todo proyecto nacido del anhelo, la visión y la participación de los grupos sociales en busca de su mejora y crecimiento. Y por ello desde un principio han dado a Fe y Alegría el apoyo y le han proporcionado la sostenibilidad a mediano y largo plazo que todo proyecto educativo requiere, especialmente si es de educación básica. Todos nosotros en fin, todos los que formamos la familia de Fe y Alegría, queremos agradecer a la Defensoría del Pueblo la concesión de esta distinción que no solo nos anima y satisface sino sobre todo nos impulsa a renovar nuestro compromiso. En nombre de todos ellos: muchas gracias. Lima, 19 de Mayo 2011 4