Title Description Keywords Objectives Author Organisation Version Date Copyright Psicología de la Instrucción/ Tema 2: Marcos explicativos de los procesos de enseñanzaaprendizaje No Description metadata No Objectives metadata crisotero Universidad de Sevilla No Version metadata No Date metadata No Copyright metadata Introducción Siguiendo a Coll, Palacios y Marchesi (2005) presentaremos, necesariamente de manera sumaria, las principales aportaciones de la psicología para la comprensión de los procesos de enseñanza aprendizaje. Para ello, mostraremos alguna de las aportaciones de: la concepción genético-cognitiva del aprendizaje; el aprendizaje significativo y la teoría de la asimilación; las teorías de los esquemas y modelos mentales; la teoría sociocultural del desarrollo y el aprendizaje; y la concepción constructivista de la enseñanza y el aprendizaje. La concepción genético-cognitiva del aprendizaje Los trabajos de Piaget (1978) sobre el desarrollo del niño tienen gran influencia en las prácticas educativas. Su descripción del desarrollo como una sucesión de estadios y sub-estadios así como su concepción del conocimiento como una construcción fruto de la interacción entre sujeto y objeto (Piaget, 1978), orientan la enseñanza en relación a las posibilidades de aprendizaje en cada momento evolutivo del aprendiz y a la vía para potenciar el conocimiento mediante conflictos para favorecer la equilibración. Por otro lado, Piaget (1978) define el nivel de competencia intelectual en función de la naturaleza de los esquemas, del número de éstos y de la forma en que están organizados dando lugar a las estructuras. Por tanto, la enseñanza debería potenciar la construcción de estructuras que permitan un conocimiento cada vez mayor y más complejo, favoreciendo lo máximo posible interacciones entre el alumno y el contenido a aprender; y potenciando su actividad autoestructurante. En realidad Piaget se ocupa del propio proceso de aprendizaje, pero no de su resultado, ni de su especificidad en función de la naturaleza del contenido a aprender. Independientemente de ello, según Coll (1989) se debe reconocer a la teoría genética las aplicaciones a la educación en términos, al menos, de adecuación de objetivos, contenidos y métodos de enseñanza tanto a las características evolutivas del niño como a sus posibilidades intelectuales y a sus intereses y necesidades. El aprendizaje significativo y la teoría de la asimilación Siguiendo a Martín y Solé (2005), en síntesis, las aportaciones de la teoría del aprendizaje verbal significativo (Ausubel, 1963; 1968; Ausubel, Novak y Hanesian, 1978) para la comprensión de los procesos de enseñanza aprendizaje pueden sintetizarse en: la distinción de los tipos de aprendizaje escolar, las condiciones para construir aprendizajes significativos y su descripción de los procesos de asimilación de los nuevos conocimientos. Respecto a los tipos de aprendizaje escolar, mencionábamos anteriormente, que Ausubel distingue dos dimensiones de análisis del aprendizaje. Una que atiende al grado de significado adquirido por el aprendiz (aprendizaje significativo versus aprendizaje memorístico), y otra que analiza la forma que le son presentados los contenidos (aprendizaje por recepción versus aprendizaje por descubrimiento). A esta última dimensión, Novak (1998), años más tarde, se refiere incluso como tipos de instrucción. La combinación de estas dos dimensiones de análisis da lugar a un continuo de tipos de aprendizaje y enseñanza. De esta forma, se supera la vinculación directa que se hacía entre el aprendizaje por recepción y aprendizaje memorístico, que es de gran importancia para el diseño de las prácticas instruccionales hasta nuestros días. Las condiciones necesarias del aprendizaje significativo se pueden sintetizar en tres (Martín y Solé, 2005): la significatividad lógica del material a aprender, los conocimientos previos del aprendiz que hagan potencialmente significativo el contenido (significatividad psicológica), y la intención del alumno de aprender significativamente. Para comprender las condiciones necesarias de la construcción de significados es necesario tener presente las implicaciones del aprendizaje significativo. Según Ausubel, construir significados supone vincular la nueva información con conceptos o proposiciones ya existentes en la estructura cognitiva del aprendiz, a los que denomina inclusores. Inclusores que no son estáticos, sino que, según Novak (1998), en el proceso interactivo de construcción de significados, se transforman tanto el nuevo conocimiento y el propio inclusor. Por tanto, siguiendo esta forma de concebir el aprendizaje, en los procesos de instrucción, la exposición verbal correcta y organizada sería la mejor forma de enseñar y facilitar el aprendizaje de contenidos amplios y complejos. Para lo que será necesario utilizar organizadores previos, buscar el cambio conceptual y concebir al alumnado como protagonista de su propio aprendizaje. Por último, queremos hacer hincapié en dos de las aportaciones de la revisión de Novak (1998). Por un lado, su identificación de los elementos de un hecho educativo en el profesor, el aprendiz, el conocimiento, la evaluación y el contexto. Y, por otro, la ampliación que realiza sobre la naturaleza de los aprendizajes, añadiendo al cognitivo, el afectivo y el psicomotor. Los esquemas y modelos mentales Los esquemas y los modelos mentales se han descrito como dos marcos explicativos sobre la representación del conocimiento escolar. Un esquema es una estructura compleja de información que representa los conceptos genéricos almacenados en la memoria siguiendo principios de tipicidad. Esta organización de la información es vertical y horizontal, y supone una economía cognitiva (Rodrigo, Rodríguez y Marrero, 1993). Los esquemas se construyen adquiriendo regularidades en las situaciones, comportamientos e ideas que perciben las personas en su entorno, lo que supone un aprendizaje implícito y todo lo que conlleva (Rodrigo y Correa, 2005). Este hecho es importante porque tiene presente que se suele comprender mejor un contenido cuando las personas cuentan con esquemas previos relativos a él o cuando la información que se presenta está bien estructurada. Proceso de construcción en el que la memoria, como proceso constructivo mediante el que se recupera la información ya construida, toma especial relevancia, ya que se recuerda mejor la información congruente con el esquema y se reconoce mejor la información incongruente con el esquema. Por otro lado, los modelos mentales son representaciones episódicas que incluyen personas, objetos y sucesos enmarcados en unos parámetros espaciales, temporales, intencionales y causales muy similares a los utilizados para codificar situaciones reales (De Vega, Díaz y León, 1999). A diferencia de lo sucede con los esquemas, en los modelos mentales se respeta el orden serial de los procesos. Podríamos decir que, aunque se configuren a partir de la experiencia, los esquemas se forman sin incluir la secuenciación de los episodios vividos por el sujeto, lo que si acontece en la construcción de los modelos mentales. Sin embargo, para el análisis de los procesos de enseñanza aprendizaje, ambas teorías no deben ser consideradas antagónicas, sino complementarias (Rodrigo y Correa, 2005). Aunque, respecto a la aplicación para las prácticas instruccionales, los modelos mentales, a pesar de su gran potencialidad, no han tenido mucha influencia en ellas. Lo que no ha sucedido con la teoría de los esquemas. En este sentido, es importante resaltar la dificultad de la continuidad natural entre conocimiento cotidiano y conocimiento escolar, la histórica imagen negativa del conocimiento cotidiano de los alumnos, el hecho de que las teorías implícitas se gestan en escenarios socioculturales en los que personas con metas significativas negociadas realizan actividades; y que los esquemas de los alumnos son utilizados en contextos distintos. La teoría sociocultural del desarrollo y el aprendizaje Siguiendo a Cubero y Luque (2005), podemos resaltar cuatro entre las aportaciones de la teoría sociocultural a la compresión de los procesos de enseñanza aprendizaje: la concepción sobre el origen social del funcionamiento mental en el individuo, el concepto de Zona de Desarrollo Próximo, el de participación guiada, y los mecanismos de influencia educativa. Según Vigostky (1979), los procesos psicológicos superiores se originan en el plano social y después aparecen en el plano psicológico a través de un proceso de interiorización que supone una reconstrucción intrapsicológica a partir de una operación interpsicológica que exige una apropiación (Vigostky, 1979; Leontiev, 1983). Es decir, todo proceso de aprendizaje acontece primero a nivel social, para posteriormente ser individual. En este sentido, el aula es concebida como una comunidad de práctica en la que, para potenciar el aprendizaje, los educadores deberán guiar a sus alumnos creando ambientes en los que las personas que la componen interactúen y realicen actividades conjuntas. Esta concepción del aprendizaje deja de manifiesto que, para que un alumno pueda ir más allá de sus competencias actuales, son fundamentales el apoyo de las otras personas y las herramientas culturales apropiadas. Sin embargo, no se podría aprender cualquier contenido en cualquier momento. Vigostky (1979) describe la Zona de Desarrollo Próximo como la distancia entre el nivel real de desarrollo y el nivel de desarrollo potencial. Es decir, la potencialidad de aprendizaje de un alumno en un momento determinado siempre y cuando se den las condiciones necesarias para ello. En este sentido, Wood, Bruner y Ross (1976) describieron el proceso de andamiaje para referirse al apoyo ajustado que el adulto puede ofrecer al aprendiz para que éste aprenda dentro de los límites de su zona de desarrollo próximo. El concepto de Zona de Desarrollo Próximo ha sido incorporado por Rogoff (1993) en el de participación guiada. En éste se explicita, por una parte, el apoyo que los iguales y los adultos ofrecen al aprendiz para que éste avance desde su nivel de competencia hacia otros más avanzados y, por otra, el papel cada vez más protagonista de los aprendices en la estructuración de la propia actividad de aprendizaje. En relación con los mecanismos de influencia educativa, se han resaltado dos como los característicos de las actividades de enseñanza aprendizaje escolar: la cesión progresiva del control y la responsabilidad en la actividad; y la construcción de sistemas de significados compartidos cada vez más ricos y complejos (Coll, 1989). El primero de ellos, hace referencia a la necesidad de que el profesor guíe los procesos de enseñanza aprendizaje de forma que posibilite a los alumnos tomar paulatinamente parte de la responsabilidad en su propio proceso de aprendizaje. Tarea descrita como compleja, por abordar multitud de niveles de actuación; no lineal, al ser un proceso discontinuo con avances y retrocesos; y problemática, debido a la dificultad para que se producta de forma plena y satisfactoria (Coll, 1996). El segundo ellos, la construcción de sistemas de significados compartidos cada vez más ricos y complejos, hace referencia al hecho de que inicialmente, profesor y alumnos, comparten escasos significados y sentidos sobre contenidos y tareas de aprendizaje, por lo que el docente debe utilizar estrategias destinadas a que las representaciones de los alumnos se acerquen a las suyas, en principio, las aceptadas culturalmente. En este proceso, el lenguaje es considerado como el instrumento de mediación semiótica por excelencia, a través del cual el profesor puede utilizar los denominados dispositivos semióticos, como resaltar la importancia de un contenido, recapitular y comparar informaciones, entre otros. Por tanto, se concibe la ayuda educativa como el desarrollo de una serie de procedimientos de regulación de la actividad conjunta en el aula como son: el establecimiento de puentes hacia niveles más complejos, el diseño de la estructura de participación y el traspaso gradual de control. La concepción constructivista de la enseñanza y el aprendizaje En la actualidad, podemos afirmar que la concepción constructivista de la enseñanza y el aprendizaje ha integrado la mayoría de las aportaciones anteriormente señaladas respecto de los procesos instruccionales. No nos detendremos aquí en el debate existente sobre los diversos constructivismos (Cubero, 2005), sino que destacaremos la forma en la que esta perspectiva ofrece al análisis de los procesos de enseñanza y aprendizaje a través de la integración jerárquica de los diversos principios que previamente hemos expuesto (Coll, 1998). En este sentido, se le atribuye a la educación escolar una naturaleza social y una función socializadora estableciendo, por tanto, una relación entre ésta y los procesos de socialización y construcción de la identidad de las personas. Con ello, se huye de la idea de escuela como mera institución en la que aprender y enseñar exclusivamente contenidos concretos, sino que cobra especial relevancia para el desarrollo integral de los individuos, lo que ya quedó explicitado como objetivo principal de la educación en el sistema educativo español en la LOGSE (1990) y lo sigue siendo en la actualidad (LOE, 2006). Respecto a los procesos de construcción del conocimiento en la escuela, establece el triangulo interactivo, compuesto por profesor, alumnos y los contenidos escolares; como elemento de análisis y mejora de los procesos de enseñanza aprendizaje en el aula. En éstos, son de especial relevancia tanto los procesos de construcción del conocimiento, como los mecanismos de influencia educativa.