Documento 16952

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La superficie total del territorio de la Republica de Panamá es de 7,551,690 hectáreas, de las cuales en 1992
existían 3,358,304 con cobertura boscosa, que representaba el 44.4% de la superficie total del país. Sin
embargo, si tomamos en cuenta la tasa de deforestación para el periodo 1986−1992, se estima que en 1998 la
cobertura boscosa es de 3,052,304 hectáreas y para el año 2010 se ha proyectado una cifra de 2,440,304
hectáreas.
Las características físicas y biológicas de los bosques de panamá pueden extenderse mejor siguiendo el
sistema de clasificación de zona de Vida de Holdrige (Holdrige 1947,1967,1978
Cobertura boscosa por provincia año 1992−1998
provincia
Bocas del
Toro
Coclé
Colón
Chiriquí
Darién
Herrera
Los Santos
Panamá
Veraguas
Kuna Yala
Total de país
%boscoso de
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie por
la superficie
boscosa, 1992 boscosa 1992
boscosa, 1988
provincia (ha)
por provincia,
(ha)
(%)
(ha) (*)
1992
% boscoso de
la superficie
por provincia
(*)
874,540
593,550
17.67
67.86
539,342
61.67
492,730
489,010
865,320
1,667,100
234,070
380,550
1,188,740
1,123,930
235,700
7,551,690
47,080
233,541
117,872
1,258,830
10,049
29,613
538,812
298,033
230,924
3,358,304
1.40
6.96
3.51
37.48
0.30
0.88
16.05
8.87
6.88
100
9.55
47.75
13.62
75.51
4.29
7.78
45.32
26.51
297.97
44.47
42,732
212,440
107,136
1,144,004
9,158
26,860
489,895
270,739
209,998
3,052,304
8.67
43.44
12.38
68.62
3.91
7.06
41.21
24.09
90.00
40.040
De acuerdo a la ley 1, del 3 de Febrero de 1994 (Ley forestal), existen en el país tres categorías de bosques
que se clasifican según sus diversas funciones y especiales. Los de producción, protección y especiales. Los
de producción son aquellos en los que resulta posible aprovechar en forma intensiva y racional con
rendimiento sostenido, productos forestales de valor económico. Los bosques de protección cumplen
funciones reguladoras y protectoras de procesos ecológicos esenciales, en tanto que los especiales son
aquellos dedicados a preservar áreas de orden científico, educativo, histórico, turístico, recreativo, y otros
sitios de interés social y utilidad publica. A la fecha no existe un estudio nacional que identifique los bosques
especiales. De la superficie con cobertura boscosa actual estimada del país (3,052,304 hectáreas)
aproximadamente 946,795 hectáreas corresponden a superficies boscosas que no han sido evaluadas para
determinar su vocación ecológica y poder clasificarlas dentro de las categorías que establece la ley. Adicional
en 1997 y según el plan de ordenación y conservación de los manglares de Panamá existían aproximadamente
170,827 hectáreas de manglares.
DIVISIO ECOLÓGICA DE PANAMÁ.
SEGÚN DR. J. A. TONOSI (ZONAS DE VIDA DE HOLDRIDGE)
• Tres zonas en la faja tropical basal que incluye el bosque seco tropical, bosque húmedo tropical y el
bosque muy húmedo tropical.
• Cuadro zonas de vida pertenecientes a la faja premontano tropical, donde se encuentra el bosque seco
premontano, húmedo premontano, muy húmedo premontano y premontano pluvial.
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• Tres zonas que pertenezcan a la faja montano bajo tropical abarcando el bosque húmedo montano
bajo, bosque húmedo, muy húmedo montano bajo y bosque pluvial montano bajo y
• Dos zonas de vida dentro de la faja montano tropical, el bosque muy húmedo montano y el bosque
pluvial montano.
El sistema Nacional de Áreas protegidas abarca una superficie aproximada de 1,902,379 hectáreas y en su
mayoría se clasifican en la categorías de parques nacionales (71.4% de la superficie total de áreas protegidas)
de la superficie total del sistema Nacional de Áreas protegidas aproximadamente 1,548, 682 hectáreas (SIG,
ANAM, 1997), mantienen aún su cobertura boscosa y el área restante se compone de cuerpos de agua, áreas
marinas, costeras y áreas deforestadas.
SUPERFICIE DE AREAS PROTEGIDAS POR CATEGORÍAS DE MANEJO AÑO 1998
Categoría de manejo
Superficie (ha)
Porcentaje
Parques nacionales 1,359,647 71.4
Reservas forestales 89,319 4.7
Refugios de vida silvestre 42,354 2.2
Bosques protectores 125,000 6.6
Humedades 119,525 6.3
Monumentos naturales 5,404 0.3
Áreas Naturales 265 0.01
Áreas recreativas 348 0.02
Zonas de protección hídrica 27,242 1.4
Áreas silvestres 100,000 5.3
Corredor Biológico 31,275 1.6
Área de uso múltiple 2,000 0.1
Total 1,902,379 100
El Valor de nuestros bosques
Según el Diccionario General de la Lengua Española Vox, el término deforestación se puede definir como: la
acción de deforestar o el efecto de deforestar.
Se entiende por deforestación a la destrucción a gran escala del bosque por la acción humana. Avanza a un
ritmo de unos 17 millones de hectáreas al año (superficie que supera a la de Inglaterra, Gales e Irlanda del
Norte juntas).
En los últimos años se ha originado cierto interés entre los medios internacionales de comunicación por la
destrucción de los bosques tropicales. Cuando hablamos de bosques tropicales nos referimos a aquellos que se
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encuentran entre 22 grados norte del ecuador y 22 grados sur, donde la variación de temperatura entre día y
noche es mayor que la variación a través de los meses del año. Un 66% de los bosques tropicales se pueden
describir como bosques lluviosos. Los bosques tropicales constituyen sólo el 7% del área total del planeta
pero albergan más del cincuenta por ciento de las especies de plantas y animales terrestres. Más del 50% de
los bosques tropicales existentes se encuentran en la América tropical.
Los bosques de Panamá forman parte de este tipo de bosques. Nuestros bosques tropicales purifican el aire
filtrando contaminantes de dióxido de carbono, mientras producen el oxígeno que necesitamos para vivir. El
suelo de estos bosques es muy pobre debido a las actividades agrícolas inadecuadas en los cuales son
utilizados. Además, cuando este tipo de suelo pierde su cubierta de árboles, desaparece muy rápido con el
proceso natural de erosión.
La necesidad de tierras de cultivo para la agricultura de subsistencia, la necesidad de materias primas, de leña
y de potreros para la ganadería extensiva, son algunas de las causas principales de la deforestación. Estos
factores incurren con mayor o menor importancia en las diferentes regiones tropicales del mundo en Centro y
Sur América, África y Asia. Pero cualesquiera que sean las raíces, se puede establecer un dictamen similar: la
pérdida de los bosques tropicales afectará la calidad de vida en los países tropicales y en otras regiones del
mundo ya que los bosques existentes aportan una serie de beneficios que colaboran al bienestar humano.
A nivel mundial los bosques se ven amenazados por practicas y usos pernicos que resultan de la creciente
presión de la actividad humana. Panamá igual que los mucho países en vías de desarrollo, poseía grandes
masas de bascosidad, que a través de los años se han ido reduciendo con gran rapidez.
Primer inventario nacional forestal data de 1947 (garver R.D), en el cual se estimó una superficie boscosa de
5,245,000 hectáreas, lo cual equivalía al 70% de la superficie total del país. Posteriormente, el inventario
Forestal nacional realizado por la FAO en el año de 1970 reportan la existencia de unas 4,081,600 hectáreas,
lo cual representa el 53% del total del país
ESTIMACIONES CRONOLÓGICAS DEL AREA BOSCOSA DE PANAMA
AÑOS 1947, 1970, 1974, 1986, 1992, 1998
Año superficie (ha) porcentaje Fuente
1947 5,245,000 70.0 Garver
1970 4,081,600 53.0 Falla 1978
1974 3,900,000 50.0 Falla 1978
1986 3,900,000 48.5 Sig/ANAM1994
1992 3,358,304 44.4 Sig/ANAM1995
1998(*) 3,052,304 40.4 ENA
Las cifras sobre deforestación indican un proceso de transformación progresiva de uso de la tierra. Además,
según los datos de cobertura boscosa y las relaciones entre diferentes periodos demuestran una destrucción
anual que supera las 50,000 hectáreas de bosques y reflejan que la cobertura boscosa registra un
comportamiento descendiente
NIVELES DE DEFORESTACION POR PROVINCIAS,
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EN HECTÁREAS AÑOS1986Y 1992
Provincia bosques en bosques en área deforestada
1986 (ha) 1992 (ha) (ha)
Bocas del toro 608,307 593,550 14,757
Coclé 43,252** 47,080 −−−−−−−−
Colón 302,127 233,541 68,586
Chiriquí 153,890 117,872 36,018
Darién 1,368,754 1,258,830 110,924
Herrera 13,755 29,613 9,142
Los Santos 38,755 538,812 39,410
Panamá 578,222 298,033 21,622
Veraguas 319,655 298,033 21,622
Comarca Kuna Yala 234,022 230,924 3,098
Total 3,664,761 3,358,304 306,786
El problema
La alteración de los bosques tropicales por el hombre no es un hecho moderno. La evidencia arqueológica
para el Istmo de Panamá sugiere que los habitantes en épocas precolombinas utilizaban la práctica de tala y
quema para obtener tierras para el cultivo de maíz y leña. Cuando llegaron los españoles al Istmo en el siglo
XVI, encontraron cambios antropogénicos: la cubierta natural de las áreas visitadas variaba dependiendo de la
consistencia de la ocupación humana, pero los historiadores señalan repetidamente que el Istmo no se
encontraba en su estado natural. La documentación histórica también sugiere que cuando la población
indígena fue aniquilada por los españoles, ciertas tierras de cultivo fueron abandonadas y, como consecuencia,
la vegetación se regeneró.
Actualmente el 60% de los bosques de la cuenca hidrográfica que abastece de agua al Canal de Panamá se han
perdido, por lo que la organización ecologista ANCON pidió al gobierno que detenga urgentemente la
deforestación. Los ecologistas advierten que si no se revierte esta situación el aumento de la sedimentación de
materiales podría afectar a las operaciones del Canal y el abastecimiento de agua potable a Panamá y Colón.
Del total de hectáreas de la cuenca, un 36,35% están cubiertos de bosques mientras que el resto son pastizales
con arbustos, rastrojos, cultivos agrícolas, áreas inundadas o zonas habitadas por nuevas comunidades. Los
ricos recursos naturales de la cuenca hidrográfica del Canal están amenazados por las fuertes presiones
demográficas que generan Panamá y Colón.
La importancia de los bosques de Panamá
Biodiversidad
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Los bosques de Panamá contienen una diversidad de plantas y animales que no existen en la mayor parte del
mundo. Estas especies representan un recurso muy valioso para el país. Un ejemplo es la cantidad de plantas
medicinales que existen en nuestros bosques. La mayoría de los medicamentos que se utilizan en la actualidad
tienen su origen en las plantas medicinales.
El aire y el clima
Nuestros bosques funcionan como los pulmones de nuestro país. Los bosques tropicales usan el dióxido de
carbono en el aire y producen oxígeno puro que nosotros mismos necesitamos para vivir. Al mismo tiempo,
estos bosques purifican nuestro aire tomando contaminación dentro de ellos como filtros gigantes. Los
bosques también sirven para mantener el clima local mucho más fresco. Ellos protegen los suelos de la
erosión y protegen los ríos del calor del sol, que puede secarlos rápidamente.
La belleza de la naturaleza
Los bosques de Panamá representan áreas naturales de gran belleza. Esta belleza es algo que debemos
disfrutar nosotros mismos, como una parte de la creación de Dios. Tenemos la responsabilidad de preservarlos
para nuestros hijos en el futuro también. Asimismo, estos bosques representan una fuente económica que
podemos explotar y preservar al mismo tiempo. La verdad es que la mayoría de los países industriales no
tienen la belleza natural que tenemos en Panamá, en las áreas boscosas. Países como Brazil, Ecuador y Costa
Rica, ya están ganando mucho dinero de sus áreas naturales con infraestructuras turísticas desarrolladas. Bien
conducido, el ecoturismo puede traer dinero a las comunidades ubicadas cerca de los bosques y puede ser un
substituto económico, a la vez que se evita la destrucción del bosque como una forma de sobrevivencia.
Productos Comerciales
Nuestros bosques son fuentes de soluciones para necesidades básicas como leña para cocinar, madera para
construir, frutas, nueces, aceites, especies para comer, etc. Otros productos muy útiles son gomas, medicinas,
lubricantes, resinas, fibras y pesticidas naturales. Si podemos manejar los bosques de una manera razonable,
podemos explotar sus recursos sin destruir la fuente de estos recursos.
Beneficios del bosque
Los bosques cumplen una importante función reguladora: reducen las inundaciones en la estación lluviosa y
aumentan la descarga de los arroyos durante la estación seca. Esta función reguladora contribuye también al
clima regional y global. Aunque aún no se conoce con precisión esta relación, estudios que se han realizado
recientemente en la región de Amazonas en el Brazil indicaron por primera vez que los bosques regresan un
promedio del 50% de la precipitación que reciben a la atmósfera, y que los suelos cubiertos de los bosques
regresan 10 veces más humedad a la atmósfera que suelos carentes de vegetación.
Los bosques juegan un papel muy importante en la protección de las cuencas de agua. Mientras permanece la
cubierta boscosa desencadena el proceso de erosión que enloda las aguas y causa que disminuya el flujo de los
ríos, afectado la calidad y cantidad de agua para los centros urbanos y para propósitos de riego en la
agricultura.
Los bosques son también de gran importancia para la conservación de nutrientes en los suelos tropicales. A
través de millares de años los árboles tropicales han desarrollado diversas tácticas muy efectivas para obtener
los nutrientes necesarios, a pesar de habitar suelos frecuentemente pobres. Por ejemplo, ciertos árboles
mantienen una red de raíces que se extiende lejos de su base, y que hasta tres veces más gruesa que la de los
bosques en la zona templada. Esta red puede absorber los nutrientes de la maleza, de otra materia orgánica en
descomposición, y del agua de lluvia. Otros árboles y plantas tropicales han desarrollado relaciones
simbióticas con pequeños microorganismos, los micorrizas, que reciben energía de la planta/árbol, y que a
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cambio ayudan a la planta/árbol a obtener los nutrientes necesarios. Las gramíneas y arbustos que reemplazan
al bosque no poseen frecuentemente las habilidades de los árboles grandes para la obtención de nutrientes. Si
no se utilizan costosos fertilizantes o se establecen prácticas que sirvan un objetivo regenerador, los suelos se
empobrecen. Se pierden los servicios del bosque y, expuestos a lluvias de gran intensidad, los suelos
experimentan mayor escorrentía y erosión.
Desde hace años, los ecólogos han señalado que los bosques tropicales muestran una verdadera contradicción:
ocupan tierras frágiles y pobres, propensas a la rápida degradación, pero sustentan una riqueza animal y
vegetal que sobre pasa con creces a la de los bosques en zonas templadas. La Isla de Barro Colorado, reserva
biológica que administra el Smithsonian y ubicada en el Lago Gatún, tiene un área de 15km2 y cuenta con
1,360 especies de plantas vasculares. En la República de Panamá se encuentran 883 especies de aves, de las
cuales 127 son aves migratorias. En 1947, cuando se publicó el volumen sobre orquídeas de la Flora de
Panamá se habían identificado 420 especies, pero especialistas realizando recientemente una revisión de este
volumen citaban el doble y se calcula que aún quedan muchas especies por descubrir e identificar. Pero esta
diversidad no implica necesariamente grandes cantidades de estos organismos. La mayoría de los organismos
tropicales tienen distribuciones limitadas y existen complejas dependencias y que al desaparecer una especie
se desencadena el efecto de los dominós y perdemos otras.
Hace veinte años un niño que padecía de leucemia tenía un 20% de probabilidad de que esta enfermedad
pudiera controlarse. Hoy día gracias a un medicamento derivado de una planta, comúnmente conocida como
chabelita, que tiene su origen en bosques tropicales son los constituyentes básicos para muchas de nuestras
medicinas, incluyendo laxantes, analgésicos, diuréticos, tranquilizantes, anticonceptivos y medicamentos
anti−cancerosos. Aproximadamente el 50% de las medicinas que se utilizan en el mundo poseen algún
componente vegetal. El material genético que proviene de los bosques tropicales sirve a la farmacología como
una especie de plano para sintetizar compuestos equivalentes. Los compuestos vegetales al igual que ciertos
animales tropicales son utilizados en la investigación médica.
Las Consecuencias de la Deforestación
La extensa deforestación tiene gravísimas implicaciones ecológicas, económicas y políticas cuyas
repercusiones negativas ya se sienten y se sentirán más en el futuro no muy lejano y afectarán todas las facetas
de la vida nacional. El peor precio de la negligencia actual lo pagarán las generaciones venideras.
La dependencia forestal
Panamá ha caído en una peligrosa dependencia externa de productos forestales. Para 1980 las importaciones
de madera y subproductos como pulpa, papel y cartón habían ascendido a US$61,000,000. Actualmente se
importan unos US$123,000,000 aproximadamente y sólo se exportan US$4,000,000. La demanda nacional de
madera aumentará en 350% y los derivados en 300% en las próximas dos décadas venideras, según
evaluaciones recientes. Para el año 2005 las importaciones forestales costarán entre US$400,000,000 y
US$500,000,000 por año debido a la destrucción de los bosques en el ámbito mundial, lo que da una
perspectiva clara de que la madera estará más escasa.
En la lucha por la limitada oferta disponible, no somos capaces de poder competir con los países más ricos.
Paradójicamente hay que comprarle madera y derivados a los países como Estados Unidos y Canadá, que sí
han sabido administrar sus recursos forestales. Es una trágica muestra de improvisación que Panamá, que
tiene el potencial para autoabastecerse de productos forestales y hasta de ganar modestas divisas exportando,
esté dependiendo de otros países. La población rural enfrentará dentro de muy poco una insuficiencia de leña
ya que más del 60% de las viviendas del campo dependen de esta fuente de energía para preparar sus
alimentos.
Los manglares
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Otra faceta preocupante del problema es la devastación de los manglares. Los manglares sirven como hábitat
para muchas especies de animales, incluyendo camarones, cangrejos, peces jóvenes, aves, caracoles y otros
que no podrían sobrevivir sin la protección que estas áreas les dan, especialmente cuando están en etapas
juveniles. Para Panamá, los manglares son áreas ricas en peces y camarones para la alimentación humana.
De continuar la devastación sin control de los manglares, ser arruinará la industria pesquera y camaronera que
es de vital importancia económica y alimenticia en nuestro país.
Con la destrucción de los manglares se rompe una pieza crítica de la cadena de la vida de las especies
comerciales de camarón, pues la mayoría de estas especies pasan la etapa juvenil de su crecimiento en los
manglares antes de salir al mar. La industria pesquera es la actividad que más divisas genera para el país
después del banano.
La pérdida de biodiversidad
La primera causa de la disminución de la población de plantas y animales silvestres en Panamá, es la pérdida
de hábitat por la destrucción de los bosques tropicales. Por cada planta que desaparece, igualmente
desaparecen entre 10 a 30 especies de plantas y animales dependientes. Existen pronósticos acerca de la
cantidad de especies en peligro de extinción, pero día a día, esos pronósticos son menos relevantes al
incrementarse la lista de las especies en peligro de extinción.
La pérdida económica
Todos los años, cientos de miles de dólares son perdidos por la destrucción de los bosques en Panamá. Los
productos comerciales y el valor turístico que alguna vez tuvieron se perdieron cuando se quemaron y
cortaron las áreas boscosas. El valor del área más grande y sostenible es sacrificado por el uso inmediato
inapropiado que da un beneficio muy pequeño, y sólo por un tiempo muy corto.
El cambio de clima
Al hablar con las personas mayores de una comunidad de un área deforestada, ellos pueden contar sobre el
pasado cuando el clima era más fresco, la lluvia más frecuente y el sol menos fuerte.
Nuestros bosques funcionan como reguladores del clima a escala local y global. A escala global, la
destrucción de tantos bosques está contribuyendo a una elevación de la temperatura; esto es lo que se conoce
como el efecto invernadero.
Erosión de los suelos y los costos de la reforestación
Cuando el bosque es destruido por quema o tala, el suelo se queda sin la protección de los elementos. La
situación se vuelve peor cuando el hombre usa esta misma área para la agricultura o ganadería. Con la lluvia y
el viento, el proceso de erosión empieza a llevar el suelo fértil rápidamente hasta los ríos y finalmente al mar.
Muy pronto nada más crece en estos suelos y la gente necesita buscar otras áreas.
La mayoría de las selvas cubren suelos quebrados, arcillosos y de baja fertilidad que desprovistos de su
cubierta protectora vegetal, son arrastrados por las intensas lluvias y no sirven para la agricultura ni la
ganadería. En América tropical, Panamá ostenta una de las situaciones más agudas de erosión.
Para utilizar estas tierras erosionadas, la única alternativa viable sería la reforestación. Pero plantar árboles es
caro y rinde frutos económicos a plazos medianos y largos. Además los bancos comerciales no prestan
dinero para esta actividad que tanto nos beneficiaría.
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La naturaleza toma un siglo en formar una pulgada de suelo y el hombre lo destruye en un par de años, un
abrir y cerrar de ojos. El país tiene pocas tierras fértiles óptimas para la agricultura mecanizada intensiva.
Además estas tierras se ubican en pocas áreas como las regiones altas de Volcán y Boquete en Chiriquí, donde
el mal uso de la tierra provoca la pérdida de unas 200 toneladas de tierra por hectárea por año, que van a dar a
los ríos y después al mar.
La sedimentación de los ríos, las hidroeléctricas y el Canal
La erosión de los suelos provoca la rápida sedimentación de los ríos con lo que aumenta la frecuencia y
violencia de las inundaciones. Caso típico es el Chiriquí Viejo, uno de los más importantes de la provincia de
Chiriquí. Sin embargo, la creciente colonización y destrucción de los bosques de sus cabeceras han desatado
un proceso de erosión que deposita grandes cantidades de lodo en el cause medio y bajo del rió. Como
consecuencia de esto sus aguas se desbordan con mayor facilidad.
Al igual que otros países en vía de desarrollo de América Latina, sin petróleo, Panamá se ha embarcado en un
costoso pero necesario programa de construcción de hidroeléctricas. Pero la vida de estas represas depende de
la protección que se le dé a los bosques de sus cuencas. Si se permite la destrucción de las selvas de las
cuencas de Bayano y Fortuna, la vida útil de estas costosísimas obras se reducirá por mitad. Por tanto, no
podría alcanzarse la meta nacional de la independencia energética.
Cabe destacar que el desarrollo económico de un país depende innegablemente de la base de recursos
naturales que se disponga; no importa a qué sector se le dé prioridad. Pero el contar con una buena base de
recursos no es suficiente, es necesario una estrategia cuyo estilo de aprovechamiento a que se sometan tales
recursos garantice su uso completo a largo plazo.
El Canal, el principal recurso económico panameño, está seriamente amenazado por la acumulación de lodo
en los lagos Gatún y Alajuela. En ciertos sectores de Gatún la capa de suelo se pierde a razón de 90 toneladas
por hectárea por año. Al ritmo que avanza la deforestación y sedimentación, el Canal eventualmente será una
zanja inservible si no le brindamos la debido atención lo más pronto posible.
Por último, la deforestación de las cuencas hidrográficas rompe el ciclo de las aguas. En la estación seca el
caudal de ríos y quebradas baja peligrosamente; muchos se casan y no hay agua suficiente para el hombre, sus
cultivos y animales. Como punto de referencia podemos tomar la escasez de agua que amenazó la población
metropolitana e interiorana en 1982−83 es una advertencia de lo que en el futuro será un problema
permanente y de mayor gravedad.
Vida silvestre
La fauna y flora silvestre ha disminuido significativamente en términos cuantitativos debido a la drástica
reducción de los bosques del país y por ende de sus hábitats. Debido a esta situación y a la cacería, que es
considerada como una actividad depredadora, se han reconocido más de 80 especies en peligro de
desaparecer.
En síntesis, la extensa deforestación y el mal uso de los recursos naturales implica que para este nuevo siglo
Panamá enfrenta y enfrentará tres peligrosas formas de dependencia: la alimenticia, la energética y la forestal.
La colonización campesina de bosques en Panamá
Antecedentes
Es muy probable que de aquí a veinte años, los bosques tropicales de Panamá hayan desaparecido casi por
completo. Los grupo más involucrados en la colonización de los bosques son los campesinos interioranos de
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las densamente pobladas planicies occidentales de la vertiente del Pacífico pertenecientes a las provincias de
Coclé, Herrera, Los Santos, Veraguas y Chiriquí. Mención especial merecen los colonizadores campesinos de
la provincia de Los Santos, que son el grupo más dinámico de todos.
La colonización campesina es uno de los fenómenos sociales más significativos del Panamá contemporáneo.
Este proceso es cuantitativa y cualitativamente distinto a los movimientos de colonización del pasado. Las
diferencia radican no sólo en el gran número de familias que hoy se movilizan, sino también en las grandes
distancias que recorren para llegar a las fronteras de colonización, en la orientación de este campesinado hacia
la ganadería extensiva para fines comerciales y en la apropiación privada de la tierra.
El desplazamiento de los campesinos hacia las fronteras selváticas es la otra cara de la moneda del éxodo rural
hacia los grandes centros urbanos. Ambas corrientes migratorias son de origen reciente y reflejan los
profundos cambios ocurridos en la sociedad rural panameña en el presente siglo.
La agricultura de roza para el autoconsumo y la ganadería extensiva para la comercialización son actividades,
tecnológicamente primitivas que hacen uso extensivo de los recursos naturales y pueden mantenerse en
equilibrio con el medio ambiente sólo mientras se mantengan bajas las densidades demográficas y la
participación en el mercado. Sin embargo, los campesinos se ven obligados a intensificar ambas actividades
provocando un rápido y extenso deterioro de los recursos naturales, particularmente el bosque. En muchos
casos la destrucción de los bosques desata un proceso de degradación ecológica que ejerce efectos negativos
sobre la estructura social lo que eventualmente contribuye a la continua expulsión de los campesinos de viejos
a nuevos frentes de colonización.
La expansión de la ganadería extensiva está provocando una radical transformación en los sistemas naturales
del Istmo. Distintos investigadores, como Bennet, McKay, Heckadon y Rubinoff, han señalado las graves
implicaciones ecológicas y socioeconómicas que estas profundas alteraciones del medio ambiente pueden
remitir para el país. Desdichadamente, en algunos círculos al nivel de decisión, tanto gubernamentales como
privado, prevalece aún una tendencia desarrollista, ecológicamente miope, que ve los bosques tropicales como
símbolo de subdesarrollo y un recurso que en su estado natural no aporta el beneficio económico al país.
Concibe esta ideología la sustitución de los bosques y la utilización del suelo para otros usos. A esta situación
de la selva se le llama, eufemísticamente, la integración de la selva a la economía nacional. Con el fin de
lograr la integración de nuestras ultimas regiones boscosas se han venido tomando medidas que han
cristalizado en dos amplias estrategias de desarrollo regional conocida una como la Conquista del Atlántico
y la otra como la Conquista del Darién.
Los frentes de colonización de los santeños indican con claridad que el sistema de producción extensivo que
los campesinos reproducen en los frentes selváticos contienen muy serias limitaciones que los descalifican
como el vehículo optimo para lograr mejor uso de los recursos naturales. Sencillamente, no hay desarrollo con
la ganadería extensiva. Estimular la expansión de esta actividad es un error histórico de nuestra generación y
sobre todo de quienes están en posición de ejercer la toma de decisiones.
Los recursos naturales y el sistema extensivo de producción santeño
El campesino santeño se gana la vida practicando una mezcla de agricultura de roza, que le provee con los
granos básicos de la dieta familiar como arroz, maíz y frijoles, y la ganadería extensiva que es su principal
fuente de ingresos en efectivo. Ambas actividades hacen un uso prolongado de los recursos naturales pues
dependen de una tecnología muy sencilla que se ha mantenido, salvo por algunas innovaciones en el caso de
la ganadería. Cabe mencionar que las condiciones socio−económicas bajo las cuales el sistema opera han
cambiado principalmente porque el campesino ha ido expandiendo paralelamente, dentro de su pequeña
propiedad, tanto sus actividades de subsistencia como las comerciales, lo que causa un rápido deterioro de los
limitados recursos naturales con que cuenta la finca familiar. Al disminuir los recursos naturales se
desequilibra el sistema de producción.
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¿Cuáles son las condiciones que provocan que el sistema de producción rompa rápidamente el equilibrio que
debe guardar con los recursos naturales? Elementalmente dos: la revolución demográfica y la creciente
demanda de dinero en efectivo. La intensa migración contribuye a reducir el tiempo de crecimiento
demográfico con el resultado que en pocos años superficies muy extensas de bosques deben ser derribados
para los cultivos de roza. La segunda condición es la repetida y creciente necesidad de dinero en efectivo que
confronta el campesinado según la economía rural se vuelve más monetizada y dado a que la agricultura de
roza no deja casi remanentes que se puedan vender, es la ganadería extensiva la manera más segura de obtener
efectivo. El efectivo es necesario para pagar por los artículos que el productor tradicionalmente ha
considerado indispensable tales como herramientas, vestidos, etc.
De acuerdo al sistema de clasificación de suelos del departamento de Agricultura de los Estados Unidos
(USDASCS), alrededor del 25% de los suelos nacionales son de aptitud agropecuaria y aproximadamente el
75% por sus condiciones naturales de topografía, suelo, clima, y/o razones socioeconómicas, deberán estar
destinados preferentemente a actividades agroforestales y forestales
APTITUD DE LOS SUELOS EN PANAMÁ
Aptitud superficie (ha) Porcentaje
Agropecuaria 1,887,922.5 25
Forestal y Agroforestal 5,663,767.5 75
Total 7,551,690 100
Sin embargo el 38.9% de las tierras en todo el país se encuentran bajo uso agropecuario, lo cual demuestra
que esas actividades se han sobrepasado en un 14% (1,066,582 hectáreas) de la capacidad potencial de los
suelos para actividades agropecuarias, situación que constituye un evidente indicador del uso inadecuado de
los suelos.
Un análisis corporativo sobre la capacidad potencial de los suelos y de su uso actual, se concluye que más del
40% de la superficie total del país ha sido deforestada para el desarrollo de actividades inadecuadas e
insostenibles y que en su mayoría son considerados como tierras desgastadas.
El proceso de deforestación se inicia principalmente con el acaparamiento de tierra boscosas por agricultores,
ganaderos y especuladores de tierra y en menor grado el desarrollo de actividades acuícola y el
aprovechamiento forestal.
Uno de los procesos socioeconómicos y ecológicos contemporáneos más importantes de Panamá ha sido la
colonización desordenada y no sostenible de las áreas boscosas, el cual responde a presiones variadas y
multifacéticos como la inmigración, la construcción de carreteras y vías de acceso, la expansión ganadera y
agrícola y la especulación de la tierra.
Debido a esto y como resultado de la ausencia de programas de colonización organizada sé h detectado la
presencia de colonos, en la mayoría de las áreas boscosas. Casi todas las zonas con bosque del país presentan
aún, en mayor y menor grado problemas de colonización y desmontes, e incluso algunas áreas protegidas y
sus zonas de amortiguamiento.
Las zonas de frontera agrícola comprenden tierras eminente vocacional forestal. En ellas se encuentran las
ultimas reservas de bosques de producción que suplen el mercado nacional y grandes áreas protegidas, así
como sus zonas de amortiguamiento.
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Panamá al igual que los países centroamericanos, no escapa de la afectación y daños causados por los
incendios. La presión por los incendios. La presión por la habilitación de terrenos para la agricultura
tradicional de roza y quema, la ganadería extensiva, fenómenos naturales como la sequía y otras actividades
humanas se identifican como una de las causas de los incendios en el país. Este fenómeno se agrava durante la
estación seca.
A partir de 1995, se registraron incrementos en la frecuencia de incendios y también se ha notado una mayor
preocupación por parte de las autoridades y de la ciudadanía en general por este fenómeno y sus efectos.
¿Cómo funcionan en la vida diaria los dos sistemas de producción que sostienen la economía de la
familia campesina?
En cuanto al sistema de la agricultura de roza, sus características son bien conocidas:
• Requiere la existencia de bosques. Una familia de cinco personas utiliza aproximadamente de una a dos
hectáreas de bosques anualmente para sembrar sus granos básicos.
• Utilizan herramientas muy simples que no han cambiado en generaciones tales como hachas, machetes,
coas y el fuego.
• Al utilizar esta tecnología tan elemental el campesino tiene que invertir una gran cantidad de mano de obra.
• Utilizan un complejo sistema de instituciones sociales que le permiten al campesino obtener mano de obra
de otras familias vecinas sin necesidad de pagar dinero.
• Ecológicamente la agricultura de roza es un sistema racional de uso del suelo siempre y cuando la
población del área sea poca y por consiguiente, sean abundantes los recursos naturales por la baja presión
que hay sobre ellos.
Cuando la tierra deja de ser una tierra rentable para los cultivos de roza, el campesino enfrenta dos
alternativas: por un lado puede dejar la tierra en descanso para que se convierta en rastrojo y al cabo de 7 a 10
años tumbarlo y quemarlo nuevamente para producir los granos para autoconsumo de la casa, y por otra parte
tiene la alternativa de regarle paja para hacer potrero y criar ganado. Estos animales a los años ya tendrán
suficiente peso para ser mercadeados. Bajo estas circunstancias, el campesino opta por usar la tierra para la
cría de ganado con la esperanza de que si le va bien obtendrá suficiente efectivo para comprar los granos
básicos que antes producía. Otro factor que influye a que el campesino se incline por la ganadería, es la forma
en que opera el crédito agropecuario en Panamá. Las instituciones que más prestan al campesinado, como el
Banco de Desarrollo Agropecuario, discriminan la agricultura de roza, al tiempo que tienen muchos
programas crediticios para facilitar la ampliación de los hatos ganaderos. Los bancos prefieren financiar la
cría de ganado porque ésta es más rentable a corto plazo, requiere menos supervisión y gastos en papeleo que
la agricultura.
El fenómenos del niño, entre otras cosas, agudizaron durante la estación seca pasada de 1998, la incidencia de
los incendios forestales en el país, destruyendo grandes cantidades de bosques, Se registraron 306 incendios
cubriendo un área de 17,136 hectáreas de pastizales y rastrojos, 59,919 hectáreas de bosques natural y 530
hectáreas de bosques plantado, dando un total de 77,586 hectáreas.
SUPERFICIE AFECTADA POR INCENDIOS
AÑO 1998
Provincia registros superficie en hectáreas/ total
Tipo de vegetación
Pastizales Bosque Bosque
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Y rastrojos Natural plantado
Panamá metro 67 728.5 504.0 2.0 1.234.5
Panamá Oeste 15 2,700.0 269.6 35.4 3,005
Panamá Este 137 1,646.5 25,000.0 129.0 26,775.5
Colón 16 590.0 18,000.0 −−−−−− 18,590
Coclé 13 610.0 24.0 51.8 685.8
Herrera 15 98.0 210.25 3.0 721.25
Los Santos 7 3,622.0 101.5 9.0 3,732,5
Veraguas −−−− −−−−−−− −−−−−− −−−−− −−−−−−−−−
Chiriquí 2 16.5 −−−−−− −−−−−− 16.5
Bocas del Toro −−−− −−−−−−− −−−−−− −−−−− −−−−−−
Darién 34 6,525.0 16,000.0 300.0 22,825
Total 306 17,136.5 59,919.35 530.2 77,586
El uso del bosque como fuente de materia prima forestal, aún cuando no provoca deforestación propiamente,
ocasiona lesiones al ecosistema, sobre todo por que el aprovechamiento forestal se desarrolla sin la aplicación
de técnicas adecuadas que permitan la productividad a largo plazo.
El progresivo proceso de transformación de los bosques, en los últimos 30 años, el cual se ha desarrollado
obviamente al margen de la capacidad potencial de los suelos, esta planeado un escenario distinto al que
debería experimentar el país, en el marco del mejor usos social, ecológico y económico de la tierra.
En consecuencia este proceso no manifiesta un cambio o conversión de un estratégico recurso existente, en
nuevas y mejores actividades productivas, sino por el contrario, experimenta una significativa desvalorización
del bosque para sustituirlo por una condición de inercia y desnutrición, en contradicción con el principio del
mejor costo alternativo.
DEGRADACIÓN DEL BOSQUE POR LA EXTRACCIÓN DE PRODUCTOS NO MADERABLES
*Árboles y arbustos para leña y carbón
*Palmas y semillas para la confección de artesanías, que son utilizadas principalmente por las comunidades
indígenas.
*Frutos o otras partes vegetales, como el caso de la Chunga, cuyas hojas tiernas o cogollos se estan colectando
para tejer cestas.
*Pífitas, particularmente las orquídeas y principalmente en las tierras altas de Chiriquí, Veraguas, y Coclé,
donde se extraen del bosque para ser comercializadas y
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*troncos de helechos arbóreos para el mantenimiento casero de las orquídeas. Este problema fue identificado
principalmente en las tierras altas de Chiriquí. (Taller regional de la estrategia nacional de biodiversidad,
1998).
Orígenes de la deforestación ambiental
Los factores que inciden en que la problemática del recurso bosque son muy complejos y obedecen a la
interacción de factores sociales, políticos, institucionales, económicos y técnicos.
En décadas pasadas, se establecieron programas de desarrollo dirigido indirectamente a lograr la conquista de
áreas boscosas. Esto carecía de una adecuada planificación y de programas de colonización dirigida, lo que
dio como resultado una colonización espontánea y desordenada de las áreas boscosas, que todavía hoy
persiste.
CONSECUENCIA MÁS IMPORTANTE DE LA PERDIDA Y DEGRADACIÓN DE LOS RECURSOS
FORESTALES
• Aumento de las escorrentías superficiales.
• Aumento de la erosión
• Perdida de la fertilidad de los suelos.
• Reducción de la infiltración de las aguas.
• Disminución de los niveles freáticos.
• Sedimentación de los ríos y reservorios de agua.
• Deslabone de los regímenes fluviales con el aumento de los estiajes en la estación seca y problemas
crecientes e inundaciones en la estación lluviosa.
• Disminución en las mitigaciones de gases de efecto invernadero.
• Cambios en la dinámica geomorfológica.
• Transformación de los paisajes biogeográficos.
• Aumento de déficit de los productos forestales madera, productos medicinales, etc.)
• Alteración de las cuencas hidrográficas y limitaciones en el suministro de hidroenergíca.
• Pérdida, deterioro y reducción de la diversidad biológica, propia de los bosques tropicales, en su
efecto más dramático, a mediano y largo plazo.
TERRITORIOS AFECTADOS/ÁREAS CRITICAS
La apretura de caminos de acceso y de carreteras permanentes es un aspecto que ha conducido a generar la
perdida y degradación de zonas boscosas, mediante la colonización desordenada. Esta situación ha generado
también la proliferación de incendios forestales, que se hace evidente con la apertura de la carretera
panamericana desde Chepo hasta Yaviza. Los principales fuentes de colonización del país se verifican a lo
largo de dicha carretera, registrándose una mayor pérdida y deterioro del bosque desde cañitas (cuenca del
bayano) hasta pérdida y deterioro del bosque desde cañitas (cuenca del bayano) hasta Yaviza. Otros frentes de
colonización en Darién se localizan a lo largo delos ríos Chucunaque, Tuira, Balsas y rió Sambú. Por el área
de la costa hacia la serranía de Mejé, se localizan también frentes de colonización en las áreas de Pasigan,
Unión Tableña, Chiman, y rió congo adentro. Las áreas de Garachine, y Jaqué también evidencian frentes de
cierta consideración.
En la zona boscosa del Atlántico es igualmente notorio el avance de la deforestación, cuyas áreas mas críticas
se localizan en Portoblelo, nombre de Dios, palenque, Cuango, hacia la costa bajo de Colón, y de Coclé del
norte, Miguel de la borda y Cuipo, hacia la costa arriba de Colón.
Las localidades de Coclesito, donoso, cerro el Gaitan y Cerrezuela en Coclé, también representan notables
avances de colonización. En la provincia de Veraguas desde Caloberova hasta Guázaro y Veraguas del norte.
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En bocas del Toro el área de mayor conflicto se encuentra en Chiriquí Grande. No obstante la deforestación es
generalizada en casi todas las provincias donde incluso esta afectado al bosque protector Palo Seco.
En Azuero son seriamente afectadas por frentes de colonización las áreas de Mariato, Torio y Arena de
Quebro en la provincia de Veraguas y pedregal, Cambutal, Cortezo, y la Tronosa en la provincia de los santos
y las áreas del toro, la torre y ka Oitazola en Herrera.
La perdida y deterioro del bosque también podemos apreciar en mayor y menor grado en algunas áreas
silvestres protegidas. Las referidas áreas en las cuales esta problemática se hace notar son los parques
nacionales: Cerro Hoya, El COPE, Chagres, Camino de Cruces, Portobelo, volcán Barú, las reservas
forestales: la Tronosa, Chepigama, Canglon , reserva Hidrográfica Filo del Tallo.
PRINCIPALES AREAS DONDE EXISTE PERDIDA Y DEGRADACIÓN DEL RECURSO FORESTAL
EN PANAMÁ
Provincia Áreas
Darién A lo largo de la carretera Panamericana desde Chepo hasta Yaviza.
Reserva Hidrográfica del Filo del Tallo, Reserva Forestal e Canglón.
A lo largo de los ríos Chucunaque, Tuira, Sambú y sus afluentes.
Altos del Chucunaque (Chatí, Mortí, Sucurtí), áreas de Garachiné y Jaqué.
Panamá Este Cordillera de Majé, cordillera de Tortí, áreas de Pasiga, Union Tableña, Chiman y río Congo
Panamá Oeste En el área de la costa; los bosques de mangle, bosques de la franja canalera desde Arraiján,
Chorrera, y Campana.
Colón Portobelo, Nombre de Dios, Palenque, Cuango, Escobal, Cuipo, Guasimo, Miguel de la Borda, Coclé
del norte, Donoso.
Coclé Coclesito, Parque Nacional El COPE, Sector Norte de la Provincia, cerro El Gaital, Cerrezuela.
Veraguas Desde Calobévora hasta Guázaro y veraguas del norte.
Bocas del Toro Área de Chiriquí Grande, área de bosque Protector de Palo Seco.
Azuero Reductos boscosos de Mariato, Torio, y Arena de Quebro en Veraguas, Áreas de Cambutal, Pedregal,
Cortezo, Parque nacional Cerro Hoya y la Tronosa en Los Santos. Áreas del Toro la Torre y la Pitaloza en
Herrera.
Comarca Kuna A lo largo del trecho del camino rural que desciende de Nusagandí en la Serranía hasta el mar.
Chiriquí Parque Nacional Volcán Barú y su zona de amortiguamiento
Panamá metro Parque Nacional Camino de Cruces, refugio de Vida Silvestre de Taboga y Urabá. Aras de
Chilibre, Alto de Pedregal y Tocumen, Parque Nacional Soberanía (aguas Claras, Union Veraguenze). Parque
nacional Chagres.
¿Qué podemos hacer?
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El destino de los bosques del Atlántico y Darién está íntimamente vinculado al aumento de la productividad
en la actual frontera agropecuaria, sobre todo el interior de donde proviene la mayoría de los agricultores que
son el principal agente humano en la expansión del frente ganadero extensivo.
Segundo, es vital la supervivencia de los bosques que quedan. Estos son un recurso crítico tanto por su
importancia económica y ecológica, como para la calidad de la vida que tendrán las generaciones futuras. Más
aún, hay que tomar en cuenta que las demandas de la población sobre los recursos serán considerablemente
mayores. Hay que planificar el uso del capital biológico pensando que la población se duplicará cada 30 años.
Le corresponde al Gobierno Nacional fundamentar los paradigmas que garanticen la protección y uso más
óptimo de los recursos naturales.
Medidas y elementos para una estrategia de ecodesarrollo
Una vez aceptada una orientación adecuada, un rumbo para la acción, es fundamental que el estado demuestre
una férrea voluntad de ceñirse al logro de los objetivos propuestos. Esta táctica se compone esencialmente de
dos tipos de acciones vinculadas entre sí.
Primero, es de vital significación cambiar la actual estrategia de desarrollo de las selvas conocida como la
Conquista del Atlántico y la Conquista del Darién que se basa primordialmente, en la sustitución de la
selva por potreros es peligrosa pues parte de una relación extractiva y destructiva de los recursos naturales y
que a mediano y largo plazo será de catastróficas consecuencias para el país. La anterior debe reemplazarse
por una estrategia de ecodesarrollo basada en la preservación y utilización de las selvas. En esencia se esboza
con ésta, que los bosques que quedan son un recurso económico y ecológico fundamental para la
supervivencia y el desarrollo nacional y que su mejor alternativa de uso es a través de la conservación y
manejo adecuado en forma sostenida de los recursos forestales.
El desarrollo de las regiones del Atlántico, el Darién y la Cuenca del Canal debe ser sobre la base de sistemas
fundados de producción forestal y agrosilvopastoril adecuados a la fragilidad de estas zonas boscosas. Por
tanto, debe ser una meta nacional mantener el máximo de la cual cubierta forestal primaria, estimada en un
poco más de los dos millones de hectáreas e intensificar la reforestación de las grandes áreas con suelos
degradados. Estos bosques cumplirán tres tipos de funciones:
• Los bosques de protección total que cubren las cuencas hidrográficas críticas para el país. En éstos la
prohibición de tala y quema debe ser total y estrictamente acatada.
• Los bosques de producción donde debe permitirse el manejo racional para obtener rendimientos constantes
de productos forestales que abastezcan la demanda nacional y la exportación para obtener divisas. Sólo
debe permitirse en estas áreas sistemas de producción agro pastoriles que no provoquen la destrucción total
de las cubiertas boscosas.
• Los bosques especiales que tienen una importancia biológica, ecológica y científica para el país y la
humanidad. Varios científicos han señalado que para Panamá ser custodio de estos recursos bióticos de
importancia mundial, significará un fuerte sacrificio en términos de áreas que deben ser protegidas en su
estado natural y por tanto una fuerte repartición económica. Por tanto, es indispensable, la ayuda financiera
de los países industrializados a fin de conservar estos bosques.
Segundo, la expansión de la frontera agrícola es costosa. No sólo desde el punto de vista ecológico, sino
también en términos de infraestructura física. Tanto la nueva que hay que construir en los frentes de
colonización como las que quedan abandonadas en las zonas de expulsión del interior del país. Para alimentar
su población actual venidera Panamá no necesita expandir su actual frontera agropecuaria que cuenta ya con
más de 3,000,000 de hectáreas. Su desarrollo agropecuario, al menos por los próximos 30 años, debe basarse
exclusivamente en la utilización eficiente de las tierras dedicadas a estos fines. Lo que se requiere es una
intensificación del uso de la tierra unido a un progreso tecnológico que permita aumentar la producción y la
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productividad a la vez que salvaguardar los recursos productivos.
Entre las medidas prioritarias están la expansión de las áreas bajo riego, el mejoramiento genético de los
cultivos y la implementación de un sistema eficiente de transferencia de tecnología para intensificar la
productividad. Esta modernización permitirá abastecer con abundancia la mesa familiar y lograr remanentes
exportables.
Uno de los desafíos más críticos que enfrentamos es cambiar la relación destructiva entre el hombre y la
naturaleza. Hay que conservar y utilizar con sabiduría el patrimonio biológico para garantizar el futuro
desarrollo económico del país.
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