INTRODUCCIÓN

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INTRODUCCIÓN
El papel del educador en la Educación Infantil es quizás uno de los elementos más
determinantes de todo el proceso educativo ya que es él, quien va a guiar de forma directa el
aprendizaje de un grupo de alumnos. La vinculación real y efectiva que realiza éste, entre teoría y
práctica, durante su quehacer educativo siempre ha sido un aspecto problemático en cuanto que
requiere una transformación del sustento teórico, metodológico y práctico de la formación docente,
a fin de lograr una consistencia en el proceso de profesionalización de los maestros, a partir de su
formación inicial y a lo largo de todo su desempeño como profesional de la educación.
El maestro no sólo pasa gran parte del tiempo con el niño, sino que además sus relaciones
con éste tienen un carácter marcadamente educativo. Los docentes organizan el tiempo, el
espacio y su propia relación con el niño en función de los objetivos educativos que desea lograr.
Es por ello que las características personales de cada educador, sus vivencias, la forma peculiar
de interactuar con los alumnos, marcarán de forma singular todo el entramado de relaciones que
es establezcan en el grupo, a partir de esto, el plan de estudios de la Licenciatura en Educación
Preescolar propuesto por la Reforma a la Educación Normal de 1999 el cual busca responder a la
necesidad de formar docentes con calidad, ofreciendo contenidos, procedimientos, medios y
resultados educativos a través de la vinculación estrecha entre la formación docente y el
currículum de los jardines de niños, lo que daría sentido a un modelo de alternancia, entendido
éste como el principio de articulación entre la formación teórica de las educadoras y su ejercicio
laboral práctico, permitiendo apreciar así los desempeños propios en función de un saber
demostrado en la práctica cotidiana con los niños.
A lo largo de la práctica, la educadora deberá tomar una serie de decisiones de diversa
índole que configurarán una forma particular de intervención didáctica.
Subyaciendo a esta toma de decisiones nos encontramos con que cada educadora parte de
un concepto de niño y de su propio papel como agente educativo. Dependiendo de cómo perciba
al niño, de las posibilidades que les estime y de los logros que en él prevea, la maestra orientará la
actividad en un sentido o en otro, intervendrá en mayor o menor grado, concederá más o menos
autonomía a los alumnos, etc.
Es por ello que la formación del maestro lejos de ser una mera capacitación en técnicas
educativas, ha de orientarse hacia la adquisición de una metodología de trabajo científico que,
estableciendo una adecuada relación entre conocimientos teóricos y prácticos le habilite para el
desempeño de su función.
La formación ha de entenderse como un proceso continuo y permanente que contemple
diversos aspectos, por tal motivo dentro de nuestra formación se llevan a cabo actividades de
acercamiento a la actividad docente, en donde se busca que por medio de dichas prácticas
logremos formarnos una idea de cómo aprenden los niños, de cómo se desenvuelven dentro de
este espacio y que influencia tiene su contexto dentro de dicho desenvolvimiento.
Sin embargo, una renovación educativa se va construyendo con la práctica diaria; por eso
debe reconocerse que la transformación de la educación preescolar no la hace un nuevo
programa educativo, sino que la hace la maestra en su aula y plantel. Lograr transformaciones
prácticas requiere de un cambio institucional, que posibilite a su vez cambios en cada escuela y en
cada docente. Y este cambio de las docentes, promovido desde sus instituciones, es un punto
clave que no se desarrolla sólo por la existencia de un Programa de Educación Preescolar 2004 y
tampoco por las intenciones del Programa de la Licenciatura en Educación Preescolar. La
transformación va más allá, requiere de implicación de los docentes, así como de investigación
interdisciplinar y de aplicación de estrategias que impacten en el aula y sobre todo en la persona
de los niños que en ellas se forman.
En el siguiente documento se habla sobre algunos factores o situaciones que son claves para
desarrollar el trabajo dentro del preescolar de una forma integral y el cómo estos se relacionan con
el éxito o fracaso de nuestros propósitos planteados para desarrollar con los niños.
FACTORES Y SITUACIONES QUE SE CONJUGAN PARA ENTENDER LA
PRACTICA DE MANERA INTEGRAL.
En la educación preescolar actual, inmersa como proceso integral en una dinámica que no
plantea elementos normativos estrictamente válidos en todo momento y lugar, sino que permite a
los sujetos hacer uso de su creatividad, es necesario revisar ciertos aspectos relacionados con el
replanteamiento de muchos aspectos vinculados con la forma de concebir los objetivos deseados
y los medios para conseguirlos, tratando de lograr un equilibrio entre ambos.
En cuanto al problema que nos ocupa referente a la vinculación teórico-práctica del nivel
preescolar y la necesidad de que los docentes cuenten con herramientas teóricas y metodológicas
para desarrollar eficazmente el trabajo diario sobre las competencias en el nivel preescolar, es
importante analizar las necesidades educativas que han surgido.
La creación de espacios para el trabajo común y el intercambio de experiencias y
expectativas entre docentes de preescolar en servicio, puede ayudar a considerar el proceso
educativo actual como un sistema dinámico y global, asumiendo de manera diferente su posición
como miembro activo de una institución de educación básica responsable de la socialización y los
aprendizajes iníciales del niño.
Partir de la puesta en común de vivencias e inquietudes es muy importante para poder
identificar y esclarecer las estrategias de trabajo más adecuadas para el logro de competencias,
ya que el nuevo Programa de Preescolar 2004, diseñado en base a competencias educativas,
toma en gran medida elementos del programa anterior trabajado por Proyectos, un programa
ampliamente difundido entre los docentes de preescolar, que sin embargo manejaba el término de
“desempeños”, referido teóricamente ahora como “logro de competencias”; pero ambos términos
son muy diferentes.
El estudio de las competencias de los niños en edad preescolar, debe ser abordado como
una tarea de conjunto en la cual los adultos - como educadores activos - se encuentren también
en proceso de crecimiento personal. Es importante mencionar que esta tarea debe asumirse como
una respuesta concreta de estrategias educativas y de relaciones interpersonales entre los
mismos docentes, orientadas hacia un mismo fin, en este caso, hacia el desarrollo integral del niño
en cuanto persona.
Es necesario considerar que la noción de competencia, desde el ámbito de la formación
normalista profesional creada en la Reforma a la Educación Normal de 1999, es congruente con
aquella en la que se privilegia el desempeño, entendido como “la expresión concreta de los
elementos que pone en juego el individuo cuando ejecuta un rol, tarea”. Enfatiza el manejo que el
sujeto debe hacer de aquello que sabe, no únicamente como conocimiento, sino que incluye las
formas de enfrentar situaciones, valores, actitudes, etc., no del conocimiento aislado, sino en las
condiciones en las que el desempeño es relevante en una situación determinada. Las propuestas
curriculares basadas en competencias se distinguen fundamentalmente por la necesidad de
vincular la educación con el desempeño, a partir del cual se pretende evaluar dichas competencias
propuestas en el currículum. (Reforma a la Educación Normal de 1999)
Es por ello pertinente considerar al docente de nivel preescolar no solamente como una
persona con capacidad de decisión, que definitivamente debe poseer, sino también como
trabajador y como parte de un grupo socio-cultural. Si el docente no encuentra espacios de
desarrollo personal y profesional dentro de su ambiente de trabajo, si no se concibe a sí mismo
como una persona en continuo proceso de crecimiento, ¿cómo podría estar capacitado para
emprender transformación o reforma alguna en su quehacer diario?, ¿de qué manera se enfrenta
a los cambios impuestos desde afuera, si no transforma su labor educativa desde su interior?
Las reformas educativas -del nivel que sean- para ser consideradas como tales, requieren
no sólo de cambios estructurales, sino también modificaciones en las prácticas educativas diarias.
Lograr que los maestros participen de una manera más comprometida durante el proceso de
enseñanza aprendizaje, será posible en la medida en que conozcan, interpreten y hagan suyas en
la práctica las nuevas propuestas curriculares enmarcadas en el modelo de las competencias
profesionales integrales. Zabala (1999) nos menciona que gran parte de la mejora profesional se
puede obtener mediante el conocimiento que abarca teorías, investigaciones, sumado con la
experiencia tanto de los otros como la propia.
Se debe reconocer que la actuación profesional y la mejora de esta gira en torno a nuestra
capacidad de análisis, reflexión y de nuestro medios teóricos, que al final serán estos últimos los
que permitirán la fundamentación de lo que hacemos.
Es por ello que se busca encontrar - más allá de los programas propuestos por la SEP - una
verdadera vinculación entre la formación de los docentes de preescolar y su práctica en los
jardines de niños. No debe olvidarse que un rasgo esencial de las competencias es la relación
entre teoría y práctica.
En esta relación, la práctica delimita la teoría necesaria. Malpica (1996), señala que la
relación entre las condiciones y demandas de las situaciones concretas en el trabajo (la práctica)
con las necesidades de sistematización del conocimiento (la teoría), es más significativa para el
individuo si esta teoría cobra sentido a partir de una práctica determinada; es decir, si los
conocimientos teóricos se abordan en función de las condiciones concretas del trabajo y si se
pueden identificar como situaciones originales. Debido a esta realidad, la constante comunicación
entre docentes en servicio y estudiantes es de especial importancia en el proceso de formación de
los docentes de educación preescolar. Sin embargo, esta comunicación no se presenta en el
contexto real y mucho menos existe una retroalimentación entre ambas partes (estudiantes y
maestras en servicio) que permita enriquecer la labor educativa realizada diariamente.
Habiendo señalado la importancia de la formación del docente, tomemos en cuenta su
relación con la práctica diaria en al ámbito laboral. La currícula del nivel de preescolar, como inicio
de la educación formal, también está organizada en base al logro de competencias y cabría
esperar una natural relación entre las competencias propuestas en el PEP 2004 y las
competencias planteadas para los docentes en el programa de licenciatura en Educación
Preescolar. Pero al referirnos a niveles educativos muy distintos, no sólo la naturaleza de las
competencias propuestas es diferente, sino más que nada la forma teórica y metodológica de
abordarlas. Y si esta problemática de encontrar una vinculación efectiva no fuera suficiente,
consideremos la necesidad del conocimiento y dominio de los modelos de educación por
competencias, diseñados en sus inicios, principalmente para el ámbito laboral centrándose más
en aspectos de carácter técnico.
Ante esta realidad, no puede negarse que esta nueva propuesta de formación debe
cimentarse ahora, desde la educación inicial básica si es que verdaderamente se busca una
consolidación en el logro de competencias para la vida, competencias que permitan a las
personas, desde la primera infancia, ser capaces de tomar decisiones y actuar con pertinencia y
efectividad en contextos distintos, no sólo en el productivo o técnico, sino más aún respecto a los
valores personales, sociales y culturales bien fundamentados.
Durante este marco de actividades existen diferentes elementos de los que puede llegar a
depender el éxito o fracaso de estas, entre ellos está la organización y el control, que de acuerdo
con Dean (1993) implican en pocas palabras el clima de trabajo, espacio y recursos, tiempo. Estas
dos habilidades se pueden ir desarrollando a lo largo del tiempo, y sobre todo conociendo las
características del grupo, el autor nos menciona que el control de los niños podría depender
también de otros factores y nos hace mención tanto de factores físicos como estrategias de
trabajo.
Todas estas habilidades y factores externos, son los que día a día van guiando nuestro
actuar, los cuales también tienen que ser considerados dentro de nuestra planeación, en la
mayoría de las ocasiones las docentes consideran esta como un simple requisito administrativo,
quitándole la gran importancia que de verdad tiene. Con la planeación nosotras logramos tener
una visión de cómo se podría llevar a cabo nuestra actividad, previniendo a partir de la
observación y conocimiento previo del grupo, las posibles dificultades que surgirían a partir del
desarrollo de lo planeado.
Para poder presentar una actividad o tema para desarrollar con el grupo siempre es
necesario tomar en cuenta que les interesa conocer, como les gustaría a ellos aprenderlo, que
necesitan aprender a partir del nivel de desarrollo en el que se encuentran, , que materiales les
gustaría utilizar, etc. pero solo a partir de este saber teórico tendremos las bases necesarias para
poder participar con los alumnos ya que es de suma importancia identificar cuales en realidad
logran el avance e interés del grupo. Para esto la observación constante nos permitirá dicho
análisis.
Es sorprendente ver como nuestra forma de trabajo va a influir tanto en los gustos de los
niños, los alumnos muestran interés por las actividades que suelen ser cotidianas para ellos, con
las que se sienten habituados, aunque la mayoría de las ocasiones también por las nuevas, las
interesantes, que manejen una organización diferente, pero sobre todo dentro de estas, si tienen
indicaciones claras sobre lo que harán, si les encuentran una utilidad, etc. de lo contrario su
desempeño no será el mismo.
Les gusta que dentro del desarrollo del trabajo que realizan, ellos puedan explorar, conocer,
manipular diferentes materiales, lo cual favorece notablemente su desempeño dentro del aula,
nosotras como docentes debemos de creer en las potencialidades de cada uno de nuestros
alumnos desde los más sobresalientes, hasta los menos dotados, y si dentro de este proceso
logramos reconocer cuales hasta donde pueden llegar, que es, lo que son capaces de hacer, nos
permitirá organizar de una forma tal nuestra planeación que todas y cada una de las
características de nuestros alumnos sean consideradas para el desarrollo de dichas actividades
dando atención así a cada uno de nuestros alumnos dejando de considerarlos “iguales a todos”
abriendo al camino para un aula diversificada (Tomlinson, 2001)
La buena organización y desarrollo de las actividades nos permiten buenas oportunidades
para una convivencia sana y armoniosa entre los niños, ya que mientras exista este interés las
relaciones dejan de ser un tanto conflictivas y violentas, dando paso a la comunicación, apoyo y
organización como lo fue en el caso de la preparación de los alimentos.
Aunque muchas veces el respeto y apoyo ante las participaciones de sus compañeros no
son positivas, depende del docente que logre a través de la mediación que guie estas actitudes,
también deberá mostrar la importancia que tienen cada una de estas participaciones y como en su
momento nos podrían ser útiles dentro de sus aprendizajes.
Para nosotras resulta difícil reconocer que tan importante es la imagen que vamos
proyectando en el grupo, pero esto se reconoce en como ellos responden al trabajo que se les
presenta. En algunas ocasiones dentro del trabajo con el grupo el desempeño de los niños llega a
depender de la participación y apoyo que los padres pueden brindar, considero que la buena
comunicación que las docentes logren mantener con estos, será un factor determinante para
contar o no con dicho apoyo.
Si bien es cierto la buena comunicación no garantiza la cooperación de los padres, lo que si
es indispensable, es que ellos estén enterados de en que se utilizan cada uno de los materiales, y
que beneficios tendrá en el desarrollo y aprendizaje de sus hijos para que ellos reconozcan que si
vale la pena tanto el gasto como el esfuerzo que están haciendo.
Hay que dejarles bien en claro cual es el papel que están adquiriendo ellos dentro del jardín
pero sobre todo dentro de la vida de los niños haciéndoles saber que son piezas clave. Dentro de
mi participación en el ultimo jardín en el que estuve practicando la docente comento (al ver que
durante mi práctica yo les daba a los niños todos los materiales para las actividades) que en
ocasiones era necesario que los padres se encargaran de eso ya que así ellos aprendían a
hacerse más responsables de la educación de sus hijos, ya que si se les acostumbra a darles todo
a los alumnos sin que los padres cooperen con esto, con el tiempo se olvidan de las
responsabilidades que tienen, tanto con sus hijos como con el preescolar.
Pero en realidad ¿Qué se hace en estos casos?, ¿Cómo actuar cuando los padres no
cumplen con la parte que les corresponde?, ¿Cómo las docentes pueden lograr que la familia se
involucre más?, algunas dirían: -si los padres no cumplen… pues sus hijos no participan dentro de
las actividades. Otras argumentarían: -pues yo lo siento, pero si a sus padres no les interesa
cumplir con los materiales a mí como su maestra, tampoco tiene por qué interesarme si los niños
hacen o no hacen las actividades. Pero ¿Es en realidad esa nuestra labor?, ningún texto ni autor
nos indica o nos da una guía sobre, que hacer en el caso de que los padres no participen con lo
que se les indica, solo a través de nuestra experiencia y del tacto pedagógico, el cual nos
menciona Manen (1998) que este “es un verdadero actuar con sentido”, y es que a través de este
que logramos dar respuesta a dichas situaciones, lo que es bien cierto es que no podemos hacer
que no pasa nada, no podemos dejar que los alumnos se queden sin trabajar, no podemos
permitir que por la irresponsabilidad de sus padres, ellos no logren desarrollar esas competencias,
que tienen el derecho a desarrollar en el jardín de niños.
Y es ahí donde entra nuestra gran labor, buscando las estrategias necesarias que nos
permitan lograr el trabajo conjunto con la familia, que nos faciliten la interacción del hogar con la
escuela, necesitamos encontrar un punto medio en donde no les facilitemos el trabajo a los
padres, pero que a la vez estos logren encontrarle el verdadero sentido e importancia al sitio en
donde sus hijos pasan una parte del día.
Hay que reconocer que los referentes con los que contamos nos darán las herramientas
para interpretar lo que ocurre dentro del aula y retomar dichas acciones para la planificación
futura. Como lo mencione anteriormente, los autores no dicen exactamente qué es lo que tenemos
que hacer o como podemos actuar, pero dichos referentes y todo lo que analizamos en la normal
mas lo que vivimos durante nuestras prácticas, es lo que nos permite en algún momento dado
actuar frente a una situación determinada.
Ya hablamos sobre la formación docente, la importancia de las actividades, el papel de los
padres, pero un aspecto que hace falta nombrar, es el espacio, y como este influye y se relaciona
con los elementos anteriores. Tanto el jardín (si es que hablamos del espacio en general) como el
aula, son lugares indispensables para el desarrollo de los niños.
Dentro de Chimalhuacán practique en dos preescolares diferentes, tanto en estructura
como en la organización. En la segunda podría mencionar que en el primer preescolar, la directora
formaba parte del equipo de trabajo en todo momento, se involucraba en todas las actividades,
compartía ideas con el resto de las educadoras, aunque en el cuidado y seguridad de los niños,
ahí algunas ocasiones en las que descuidaban dicho aspecto; mientras que en el segundo jardín,
la directora permanece muy poco tiempo dentro de este, y la mayor parte de la organización está a
cargo de la sub directora, en algunas ocasiones la directora solo menciona el trabajo que se tiene
que realizar y las docentes, se encargan de repartir comisiones.
Si hablamos de la estructura: en el preescolar Miguel Hidalgo las aulas eran extremadamente
pequeñas aproximadamente de 3 x 3 metros y solo había las necesarias para que cada grupo
tomara su clase, el patio era de tierra, con baños improvisados, sin agua, con grandes botes de
basura junto de ellos, juegos oxidados en donde los niños se colgaban por todos lados sin que
nadie los supervisara, por otro lado, en el jardín Rosario Castellanos las aulas son amplias (5 x 5
metros aprox) todos los materiales están a su alcance, hay más de 7 aulas con diferentes usos,
hay diferentes tipos de juegos en buenas condiciones y durante el juego libre siempre hay
maestras comisionadas en los diferentes patios para cuidar la seguridad de los niños, los baños
cuentan con todas las medidas de higiene.
Es muy sorprendente ver cómo a pesar de que están ubicados en Chimalhuacán, las condiciones
del contexto, marcan conductas muy diferentes entre los alumnos, en uno se favorece mas la
autonomía, hay más seguridad, se dedican solo a jugar, a compartir, respetan el espacio en el que
están, saben convivir, en el otro, se limitan a que la educadora les baje el material de las repisa en
las que se encuentra, buscan cualquier pretexto para salir del aula e ir corriendo a los juegos, su
salud está en constante peligro, y ellos se hacen cargo de preservarla.
Hay que tener muy claro que el espacio del aula si es importante, pero no es determinante para el
desarrollo de las actividades, siempre podemos buscar dentro de nuestras “tantas” estrategias el
cómo desarrollar estas de tal forma que logremos nuestro propósito planteado. Si logramos tener
siempre en mente que es lo queremos favorecer, buscaremos la forma, los medios y los espacios
adecuados para hacerlo.
En general todas estas variantes, logran hacer de nuestro actuar un conjunto de entramados que
si son bien elegidos, harán de nuestra intervención la mejor guía para que los alumnos logren
avanzar en esa corta etapa de sus vidas y que logren adquirir tooodas esas competencias que
necesitan para convivir en armonía y dentro de la sociedad de un modo activo y regulado.
CONCLUSIÓN
Dentro de los aspectos más relevantes de formación inicial del docente se identificaron los
siguientes: el desarrollo de una actitud de compromiso social con la labor educativa, el
conocimiento del niño como sujeto de desarrollo, el reconocimiento de la formación como un
proceso continuo, la construcción personal de bases teóricas y metodológicas para el trabajo con
la infancia y la necesaria vinculación entre escuela y familia para una educación de calidad.
Es muy cierto que la concepción que nosotros tengamos acerca de cómo se llevan a cabo
los procesos de aprendizaje serán nuestros puntos de partida para guiar las decisiones que
tomemos en el aula
La principal problemática que enfrentan las docentes en el manejo del nuevo programa se
refiere más que nada a la actitud y disposición para un continuo aprendizaje, que debe incluir la
capacidad de “desaprender” y “reconstruir” los propios procesos de aprendizaje y de enseñanza.
Sin embargo, este problema puede convertirse en una fortaleza en la medida en que las docentes
estén dispuestas a realizar su trabajo académico (teórico y práctico) de manera conjunta, en
colaboración con la familia y los directivos.
En cuanto a los principales aportes del presente trabajo a mi formación personal y
profesional, se deben mencionar los siguientes: la revaloración del trabajo educativo del nivel
preescolar, la necesidad e importancia de elaborar un concepto propio y significativo de la labor
docente como base para una práctica educativa productiva y fructífera, el conocimiento de la
alternativa educativa por competencias no como una moda, sino como una opción real cuyo
viabilidad y aprovechamiento depende tanto de la disposición personal como de la apertura de un
sistema educativo inmerso en un proceso de cambio constante.
El trabajo educativo bajo un modelo por competencias exige una formación docente más
compleja y abierta, no únicamente para la comprensión del modelo como tal, sino para integrar en
el acto educativo distintas formas de aprendizaje, enseñanza y la evaluación de estos procesos de
manera integral. Es una alternativa de formación que exige de la persona un constante proceso de
crecimiento, pero que le reditúa en una transformación de sí misma, puesto que apuesta por su
desarrollo integral.
Lo indispensable es rescatar el valor de la actividad docente, y cómo influye este durante el
desarrollo de los alumnos, el cómo depende para favorecer esas actitudes de apoyo, respeto,
confianza, entre todos los agentes que participan en dicho desarrollo, propiciando así lo que
Tomlinson (2001) menciona que es “un aula saludable”.
Hay que reconocer que tal vez no en todo momento de nuestra intervención podríamos actuar con
el 100 % de grado de certeza, pero como lo menciona Zabala (1999), Se debe reconocer que la
actuación profesional y la mejora de esta gira en torno a nuestra capacidad de análisis, reflexión y
de nuestro medios teóricos, que al final serán estos últimos los que permitirán la fundamentación
de lo que hacemos.
BIBLIOGRAFÍA
 Álvarez Colín, L. (2000) La educación basada en competencias: implicaciones, retos y
perspectivas. DIDAC, no. 36, UIA.
 Dean, Joan (1993), “Habilidades de organización y control”, en La organización del
aprendizaje en la educación primaria, Inés Botella García de Cid (trad.), Barcelona, Paidós
(Temas de educación, 34), pp. 74-78.
 Malpica, M. del C.. "El punto de vista pedagógico", en Argüelles, A., op. cit., pp. 123 -140.
 Manen, Max van (1998), “El tacto pedagógico”, en El tacto en la enseñanza. El significado
de la sensibilidad pedagógica, Elisa Sanz Aisa (trad.), Barcelona, Paidós (Paidós
Educador), pp. 159-192.
 Moral Santaella, C. (1997) Fundamentos para una práctica reflexiva en la formación inicial
del profesor. Editorial FORCE, Granada.
 SEP. Programa de Licenciatura en Educación Preescolar 1999.
 SEP. Programa de Educación Preescolar 2004. (PEP)
 Tomlinson, Carol Ann (2001), “Elementos constitutivos de la diversificación” y “Estrategias
docentes que apoyan la diversificación”, en El aula diversificada. Dar respuesta a las
necesidades de todos los estudiantes, Pilar Cercadillo (trad.), Barcelona, Octaedro
(Biblioteca latinoamericana, 9), pp. 29-40 y 113-133.
 Tomlinson, Carol Ann (2001), “Los alumnos en un aula saludable”, “Cómo crear un
ambiente de clase saludable” y “La enseñanza no se diferencia tanto de la vida”, en El aula
diversificada. Dar respuesta a las necesidades de todos los estudiantes, Pilar Cercadillo
(trad.), Barcelona, Octaedro (Biblioteca latinoamericana, 9), pp. 60-61, 64-69 y 69-70.
 Zabala Vidiella, Antoni (1999), “La práctica educativa. Unidades de análisis”, en La práctica
educativa. Cómo enseñar, 5ª ed., Barcelona, Graó (Serie pedagogía, 120), pp. 11-24.
“2009. Año de José María Morelos y Pavón, Siervo de la Nación”
Escuela Normal No 3 de Netzahualcóyotl
ASIGNATURA:
OBSERVACIÓN Y PRÁCTICA DOCENTE IV
NOMBRE:
NAVA CALDERÓN KARLA ANTONIA
TEMA:
FACTORES Y SITUACIONES QUE SE CONJUGAN PARA ENTENDER LA PRACTICA DE
MANERA INTEGRAL.
(Ensayo)
GRADO Y GRUPO DE LIC:
3° I
PROFESOR:
María Porfiria Santiago Salinas
FECHA DE ENTREGA: 15 / 06 /09
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