“Diagnósticos Rurales Participativos: Orígenes, desarrollo y debilidades.” Ivan Sandoval Cervantes1 Dr. Oliverio Hernández Romero2 Fundación Gregorio A.C. Puebla, Puebla 2003 1 2 Estudiante de la licenciatura en Antropología Social de la Universidad de las Americas Profesor Investigador del Colegio de Postgraduados. Montecillos México. e mail [email protected] 1.-INDICE...............................................................................................................................2 2.-INTRODUCCIÓN..............................................................................................................3 3.- ALGUNOS MÉTODOS ANTERIORES A LOS DRP Y EL SURGIMIENTO HISTÓRICO DE LOS DRP..............................................................................................5 3.1.- Desarrollo y pos-desarrollo.......................................................................................5 3.2.- Desarrollo participativo: algunos acercamientos......................................................6 3.3.- Diagnóstico Rural Rápido.........................................................................................8 3.4.- Influencias y diferencias entre los DRP y otras metodologías previas...................10 4.- DESCRIPCIÓN DEL DIAGNÓSTICO RURAL PARTICIPATIVO............................11 4.1.- De “objeto de estudio” a “sujeto de enlace”: Los DRP como ejercicio de comunicación............................................................................................................11 4.2.- Técnicas empleadas por los DRP............................................................................12 4.3.- Diagnóstico y participación....................................................................................14 4.4.- El conocimiento da poder: la importancia del conocimiento local.........................16 5.- DESARROLLO ¿QUIÉN QUIERE QUÉ? Y ¿POR QUÉ?............................................18 6.- NUEVOS Y VIEJOS RETOS: DEBILIDADES Y FORTALEZAS..............................21 7.- COMENTARIOS FINALES...........................................................................................27 8.- BIBLIOGRAFÍA.............................................................................................................29 2 INTRODUCCIÓN. El desarrollo como discurso y como práctica existe dentro de momentos donde diferentes corrientes lo interpretan y lo manejan de distintos modos. Por lo tanto para entender lo que son los Diagnósticos Rurales Participativos o DRP en la primera parte de este texto se han señalando cuáles son algunas de las cuestiones que son debatidas actualmente en cuanto al desarrollo, esto con el fin de comprender de donde surge el llamado desarrollo participativo y qué importancia tiene para algunas acercamientos que lo abrazan. Los DRP como “una familia de acercamientos y métodos que permiten a la gente local expresar, realizar, compartir y analizar su conocimiento de la vida y de sus condiciones para planear y actuar” (Chambers 1994b: 125) tienen antecedentes históricos como son, para citar el más importante, los Diagnósticos Rurales Rápidos. Las influencias y las diferencias de estos enfoques también están colocados en la primera parte de este ensayo. La segunda parte se enfoca a describir lo que los DRP buscan, cómo lo buscan y en base a qué lo buscan. Es decir, sus técnicas, la importancia de un diagnóstico rápido y participativo y el papel que tiene el conocimiento local en el proceso. Esta parte busca dar una visión general sobre la metodología empleada por los DRP y algunos puntos de carácter teórico para comprender porqué se utilizan esos métodos y no otros. En seguida se hace una breve crítica al desarrollo con el fin de detectar cuáles son sus motivaciones y quiénes buscan el desarrollo, tomando al desarrollo como una idea que ha sido interpretada de diferentes maneras y no como un bloque monolítico. 3 Con esto en mente se realiza una crítica a las metodologías de los DRP para indicar sus posibles debilidades en cuanto a las técnicas usadas y en cuanto a la ontología que esta metodología utiliza. También se realiza un resumen de sus innovaciones y de sus nuevas dinámicas en las ciencias sociales. Por último señalamos la forma en que los DRP no deben de ser considerados como la última metodología en busca del desarrollo, sino como un paso más en la búsqueda de nuevas maneras de interpretar el desarrollo con nuevas metodologías y nuevos objetivos. 4 ALGUNOS MÉTODOS ANTERIORES A LOS DRP Y EL SURGIMIENTO HISTÓRICO DE LOS DRP. Desarrollismo y pos-desarrollo. Los métodos que a través de los años han surgido para combatir la pobreza y propiciar el desarrollo siempre han estado expuestos e influenciados por el momento histórico en el que surgen y por las ideas que les precedieron. Fue desde los años cincuenta, pasando por los sesenta y setenta, que el desarrollo, sobre todo rural, fue visto en términos científicos de productividad y eficiencia (Bedoya y Martínez 2000: 158); idea que aún perdura en algunos sectores. De esta manera el desarrollo no es más que una imagen economista neoclásica, que evalúa el supuesto “desarrollo” en términos de crecimiento económico con parámetros euro-centristas (Viola 2000: 12). Según Viola (2000: 12-14) este “desarrollismo”, como él lo llama, pretende la homogenización cultural, con occidente como modelo y bajo la dirección de tecnócratas. Esta homogenización capitalista utiliza a la ciencia, área donde el occidente tiene casi total dominio, para el control de la naturaleza. Y define al “progreso” como un aumento en la producción y como el surgimiento de nuevas tecnologías. Viola (2000: 16) señala que la teoría de la modernización que rige a dichas definiciones de modernidad y progreso es dualista y a-histórica, donde los principales enemigos de la modernidad y del progreso son las sociedades tradicionales. La ontología desarrollista entonces, no necesita del conocimiento local puesto que con el científico le basta. Pero Viola (2000: 19-20) plantea una “re-politización” de lo que es el desarrollo, para plantear una corriente “pos-desarrollista” que analice al concepto de 5 “desarrollo” como discurso. Así la “cultura” es tomada en cuenta en el desarrollo y se puede hablar de proyectos “culturalmente compatibles”, como el etno-desarrollo (Viola 2000: 21-22). Hay que señalar que no porque el pos-desarrollo haya venido después del desarrollismo significa que éste último haya desaparecido por completo, más bien creemos que los dos coexisten en diferentes ámbitos y motivados por diferentes factores. Incluso el mismo Viola (2000: 27-28) nos hace una diferenciación con respecto a la antropología, señalando que hay una development anthropology (antropología desarrollista) implicada directamente en las instituciones de desarrollo y otra anthropology of development (antropología del desarrollo) que considera al desarrollo como un fenómeno sociocultural. La primera bien puede ser llamada parte del desarrollismo, mientras que la segunda forma parte del pos-desarrollo. Desarrollo participativo: algunas acercamientos. El desarrollo participativo, encabezado por Chambers y Korten surgió como una reacción al paradigma desarrollista (Rennie y Singh 1995). Ésta nueva interpretación del desarrollo trajo consigo diversos “métodos” o “acercamientos”. Casi todos basados en la observación, identificación, entendimiento y análisis de las técnicas de la gente para adaptarse a su medio ambiente (Rennie y Singh 1995). Algunas de los métodos que surgieron para propiciar el desarrollo participativo son los siguientes según Rennie y Singh (1995). Un acercamiento basado en los ecosistemas, que busca la conservación de los recursos, ya que son consideramos el elemento base para la sobrevivencia de los pobres. En este acercamiento es de gran importancia definir los “ecosistemas tipo”, presentando sus características específicas, tanto para permitir la comparación con otros casos, como para entender como las sociedades humanas y la 6 economía se integran en un ecosistema. En el análisis que los autores hacen de este método señalan la forma en que las políticas y acciones nacionales, de carácter capitalista, han minado las estrategias adaptativas locales, rompiendo el balance entre el ecosistema y la población. El segundo de los acercamientos participativos es el que se denomina como observación participante (Rennie y Singh 1995). Este método proviene de la antropología, según los autores es una opción excelente si se cuenta con el tiempo necesario y con una experiencia previa en la comunidad. Sin embargo su subjetivismo y egocentrismo, puesto que depende demasiado del investigador y es catalogado como poco “objetivo”, y su documentación problemática y muy poco útil para otros proyectos, lo hacen un tanto problemático y con poca retroalimentación entre las partes involucradas. El tercero de los métodos es el llamado “Investigación de Acción Participativa” o IAP (Rennie y Singh 1995). Según Chambers (1994a: 954) el IAP es una familia de acercamientos y métodos que utilizan al diálogo y a la investigación participativa para lograr la conscientización y la confianza de la gente a través de la educación y la movilización. Dicho método es catalogado por Rennie y Singh (1991) como el más activista de todos, y tiene su origen en la tradición de activismo radical de Paulo Freire. El IAP puede traer cambios más tangibles que otros métodos y puede modificar las relaciones de poder, ya que busca desmontar la élite local. Pero también es muy riesgoso puesto que al intentar corregir algo que supuestamente está mal, puede causar un total desorden. Pero quizá el método que más ha influenciado en los DRP es el Diagnóstico Rural Rápido (DRR). Según Tony Dunn (1994), los DRR surgen en los setenta tardíos, parcialmente por la investigación rural en los países en vías de desarrollo y también como respuesta al “turismo del desarrollo”. Este mismo autor (Dunn 1994) señala que los DRR 7 tuvieron su auge en los años ochenta. Los orígenes de los DRR se pueden encontrar en: la investigación activa-participativa de personas como Paulo Freire y Fred Hollows que señalaban que los pobres deben de tomar las riendas de su destino ya que tienen la capacidad para hacerlo y el foráneo sólo debe de facilitar. Otras influencias a los DRR son el análisis de agrosistemas de Gordon Conway. El “Farming Systems Research” o FSR, que buscaba “entender el sistema” agrícola. Y, por último, la observación participante de la antropología. Diagnóstico Rural Rápido. Los DRR son programas a corto plazo, semi-estructurados, pero sistemáticos, de adquisición de información de la vida rural con un equipo multidisciplinario (Welch, Mabry y Ilahione 1996: 121). Los DRR son una evaluación metodológica que busca reconocer y tomar en cuenta el conocimiento de los lugareños con el fin de mejorar las relaciones de la población con la tierra (Dunn 1994). Es por eso que los DRR son considerados como una ciencia “naturalística”, fenomenológica y empírica con principios metodológicos muy flexibles (Dunn 1994). Algunas de las técnicas empleadas en los DRR son: una investigación bibliográfica preliminar, entrevistas con informantes claves (especialistas), encuentros grupales, encuestas espontáneas a unidades productivas, consultas informales, encuestas de campo, demostraciones a la población local, fotografías aéreas, calendarios y diagramas de irrigación y cosecha (Welch, Mabry y Ilahione 1996: 125-128). Según Welch, Mabry y Ilahoine (1996: 132) los DRR son ideales para las fases iniciales de un proyecto. En su estudio de caso sobre la irrigación de tierras áridas en Marruecos, señalan que los DRR pueden determinar el éxito del riego en agro-ecosistemas, 8 señalando que los factores sociales son tan importantes como el ambiente y la tecnología en la aplicación exitosa del riego (Welch, Mabry y Ilahione 1996: 119-121). Algunas de las ventajas de los DRR es que, a pesar de tener menos precisión que otros métodos cuantitativos clásicos, tiene mayor valor “evidencial”. Además es económico para el investigador en cuanto a tiempo (Rennie y Singh 1995). Pero los DRR no solucionan problemas, sólo los definen buscando una “imprecisión apropiada” y una “ignorancia óptima” (Dunn 1994). Pero también tiene desventajas. Dunn (1994) señala que puede ser difícil de organizar. Mientras que Welch, Mabry y Ilahione (1996: 129-131) observan un mayor número de desventajas como puede ser la afiliación a instituciones, la parcialidad espacial, la parcialidad con las temporadas, la parcialidad hacia ciertas personas y las diferentes habilidades en la gente. Para Rennie y Singh (1995) otra desventaja es que sigue siendo extractivo, es decir, con un foráneo como director. Dunn (1994) opina diferente y cree que una vez definido el problema, por el investigador foráneo claro está, la decisión sobre la solución de dicho problema corre a cargo de la población local. Es precisamente en este punto donde Rennie y Singh (1995) observan la principal diferencia entre los DRR y los DRP: ¿quién es el dueño de la información?. Según estos investigadores si la comunidad dibuja un mapa porque el investigador lo pidió, entonces es DRR. Pero si se percatan que ese mapa les pertenece y lo quieren para darle un uso propio, entonces es DRP. 9 Influencias y diferencias entre los DRP y otras metodologías previas. Como se señaló en el apartado anterior antes de los DRP surgieron diferentes acercamientos al desarrollo participativo, los cuales tuvieron diferente influencia en la creación de los DRP. Los DRP y los DRR tomaron del análisis de agro-ecosistemas las técnicas de mapeo y la recolección de datos (Chambres 1994a: 954-955). De la antropología aplicada retomaron los conceptos de “etic” y “emic” para diferenciar las categorías de los investigadores extranjeros (“etic”) y las de la población local (“emic”) (Chambers 1994a: 955). Chambers (1994b: 1253) indica que los DRP también tomaron la idea de autogestión de la IAP, los diagramas del análisis de agro-ecosistemas y la importancia del raport relajado de la antropología social. Las similitudes encontradas por Chambers (1994b: 1255) entre los DRR y los DRP son catalogadas como epistemológicas, es decir, tienen maneras parecidas de obtener la información de adquirir conocimiento. Mientras que las diferencias radican en la actitud personal de sus practicantes, en su comportamiento y actitud. Las diferencias que este investigador (Chambers 1994a: 958-960) encuentra entre los DRP y los DRR tienen su origen en el desarrollo histórico de cada uno de los acercamientos, en sus fines y en sus métodos. Por ejemplo señala que los DRR fueron desarrollados en universidades con el fin de publicar resultados y aprender de los locales mientras que los DRP fueron desarrollados por ONG´s con el fin de crear desarrollo sustentable y empoderar a los locales. En cuanto a sus objetivos los DRR buscan que los foráneos aprendan y los DRP que la gente local realice sus propios análisis, planes y 10 acciones. En los métodos las diferencias son menos claras pero se reflejan en los métodos más verbales de los DRR en contraste con los métodos más visuales de los DRP. A pesar de estas diferencias es complicado una diferenciación clara entre estos dos acercamientos, ya que como se pudo observar, son bastante similares. La palabra clave, parece ser, es participación. Sin embargo no nos parece que esto esté tan claro y quizá dicha confusión se deba a la flexibilidad de ambos métodos. Mientras que tanto Dunn (1994) como Welch, Mabry y Ilahione (1996) señalan que los DRR también son participativos y que buscan el reconocimiento y la validación del conocimiento local. Rennie y Singh (1995), sin utilizar ningún estudio de caso, señalan que los DRR son extractivos y poco participativos. Way (1999: 17) también dice que los DRP han sido interpretados como un ejercicio igual de extractivo que los DRP pero legitimado con la “participación” que alegan. Puede ser que las diferencias sean sólo nominales y superficiales o particulares de cada caso y practicante. DESCRIPCIÓN DEL DIAGNÓSTICO RURAL PARTICIPATIVO. De “objeto de estudio” a “sujeto de enlace”: Los DRP como ejercicio de comunicación. Bajo la etiqueta de “Diagnóstico Rural Participativo” o DRP (en inglés es PRA por Participatory Rural Appraisal) se engloba a una familia creciente de acercamientos y métodos que permiten a la gente expresar, realizar, compartir y analizar su conocimiento local de la vida y de sus condiciones con el fin de planear y actuar (Chambers 1994b: 1253). Es decir, son técnicas participativas que enfatizan el conocimiento local y permiten a la población local tomar sus propias decisiones basadas en una información que ellos mismos generaron (www.worldbank.org/wbi/sourcebook/sba104.htm). 11 El acercamiento que Caballero y Dietz (1999) proponen es de un intercambio de ideas entre los campesinos, para su estudio de caso en el Perú, y los investigadores. Este acercamiento, continúan los autores, haría que el “objeto de estudio” de las investigaciones científicas tradicionales se vuelva un “sujeto de enlace”. La transición que proponen resulta interesante y central para la aplicación de los DRP. La comunicación continua, surgida del mencionado “enlace”, entre investigadores y población local hace que los DRP , más que una forma comunicación de y investigación de y de transferencia análisis, de se vuelvan conocimiento entre un ejercicio ambos de grupos (www.worldbank.org/wbi/sourcebook/sba104.htm). Entonces, los DRP más que buscar extraer información de una comunidad buscan darle poder por medio de la participación y de la validación del conocimiento local (Chambers 1994b: 1265-1266). Por este cambio en la perspectiva sobre los objetivos de una investigación también se necesitó echar mano de nuevas técnicas que no fueran sólo extractivas, sino participativas. Técnicas empleadas por los DRP. Los DRP se distinguen por la creación de representaciones gráficas locales que legitiman el conocimiento local y lo “empoderan” (Rennie y Singh 1995). Según Chambers (1994b: 1263) los métodos visuales igualan a las personas puesto que la manifestación visual de la información no está sujeta a otro tipo de educación que pudiera ser elitista como el saber leer y escribir; por estas razones los DRP enfatizan los métodos visuales e intentan combinarlos con los verbales. Estas representaciones gráficas son, sobre todo, mapas de la comunidad, diagramas históricos y diagramas sobre las estaciones del año. De esta manera se puede conocer la 12 historia de la zona y/o del poblado, la ubicación de los recursos naturales, la lógica en el uso de la tierra y, de manera superficial, las interrelaciones entre los distintos grupos sociales (Caballero y Dietz 1999). Chambers (1994b) nos habla de varias secuencias de métodos participativos que involucran la información visual, por ejemplo: mapas participativos que se complementan y a los que se les va agregando información. Mapas sociales con información sobre las unidades domésticas, la población, los grupos sociales, la salud y otras características de la comunidad. Un mapa participativo sobre los recursos locales que permita hablar sobre las “mejores apuestas”. Un mapa participativo de un área deforestada que pueda proporcionar información sobre la forma en que podría ser reforestada. Un mapa social de la aldea que de información sobre el estado económico de las unidades domésticas y que diferencie a los grupos locales. Y, por último, una valoración de la población local sobre ciertas cosas como árboles, vegetales, tipos de cultivo y de animales, entre otras. Es importante señalar que para que estas representaciones gráficas cumplan con sus objetivos deben de provenir de la población local. La ventaja que tiene el realizar mapas participativos donde exista un grupo de personas ayudando es que la información visual no se queda sin verificar ni es poseída por el investigador (Chambers 1994b: 1256-1257). Junto con estas representaciones gráficas se emplean otras herramientas que incluyen, según el Banco Mundial (www.worldbank.org/wbi/sourcebook/sba104.htm), la sesión inicial abierta, entrevistas semi-estructuradas y discusiones de grupos meta y la sesión final con una junta posterior. Chambers (1994b) es más específico y aunque no habla de tiempos ni de sesiones sí proporciona una lista de técnicas no visuales que pueden utilizarse con éxito. Por ejemplo propone la realización de censos participativos que sean reflejados en mapas y que 13 informen sobre el número de individuos y las condiciones de las unidades domésticas. También señala una técnica utilizada para recopilar información sobre la cantidad anual de lluvia que consiste en colocar doce piedras, una por cada mes, y después dejar que algunos agricultores asignen semillas o pedazos de madera para indicar la cantidad de lluvia por cada mes. Sin embargo no olvida las sesiones e indica que la ventaja de las entrevistas grupales es que varios sujetos saben más que uno solo, además de que los temas delicados son tocados de manera más natural y la información de cada participante se complementa. Para Caballero y Dietz (1999) las herramientas de los DRP son talleres y grupos de trabajo. Según estos mismos autores hay dos etapas. La primera que consiste en la preparación, es decir, el contacto con los representantes y los grupos para informarles del DRP, así como la organización de talleres. Y la segunda etapa donde se organizan talleres de seis a ocho días y es cuando se realiza todo el trabajo de campo. Como se puede ver el tiempo es un elemento clave en la aplicación de dichas herramientas. Mientras Caballero y Dietz (1999) nos hablan de talleres de seis a ocho días, otras fuentes (www.worldbank.org/wbi/sourcebook/sba104.htm) indican que se deben de realizar entre dos y tres semanas de trabajo de campo, para luego señalar que los resultados se ven afectados por el tiempo empleado. Diagnóstico y participación. Dicho esto se puede entender porqué es un diagnóstico y porqué es participativo. Es diagnóstico porque no pretende conocer la situación del grupo en su totalidad, sino que busca una “ignorancia óptima”, es decir, la información necesaria para la eficiencia (www.worldbank.org/wbi/sourcebook/sba104.htm). Y es participativo porque, como ya se 14 mencionó antes, la información proviene de los grupos meta en un ejercicio de comunicación, y no únicamente del investigador. La información que los grupos meta proporcionen es necesaria y fundamental, puesto que la participación activa de estos grupos ayuda a conocer y comprender la realidad de las familias afectadas (Caballero y Dietz 1999). La selección de los grupos meta varía según cada caso, pero siempre se intenta que exista el principio de “inclusividad” que, según Rennie y Singh (1995), trata de incorporar a grupos marginales. Para el caso del Perú, analizado por Caballero y Dietz (1999), las mujeres fueron uno de estos grupos meta, ya que tenían poca presencia en espacios públicos y mixtos, por lo que la creación de espacios para la opinión femenina fue fundamental. Si seguimos con la idea de que el desarrollo tiene que ser participativo (Rennie y Singh 1995) encontraremos el porqué de la importancia del conocimiento local en métodos como los DRP. Como ya se dijo anteriormente la relación entre investigador y “sujeto de enlace” es un ejercicio de comunicación, donde ambas partes deben aprender algo del otro y donde las relaciones de poder entre ambos debería, supuestamente, quedar de lado. actuar De esta como manera se entiende que los controladores, lo investigadores hacen foráneos, como más que “facilitadores” (www.worldbank.org/wbi/sourcebook/sba104.htm). Los DRP pretenden que la población local se apropie del conocimiento al realizar el trabajo que tradicionalmente era delegado sólo a los investigadores foráneos (Chambers 1994b: 1255). Es decir, los DRP intentan llegar, junto con los protagonistas, a conclusiones y a recomendaciones estratégicas con respecto a acciones concretas para el desarrollo alternativo (Caballero y Dietz 1999). Este 15 desarrollo alternativo debe de estar basado en el conocimiento local, que es definido por Escobar (2000: 188) como un modo de conciencia centrado en un lugar. El conocimiento da poder: la importancia del conocimiento local. A través de los años cincuenta, sesenta y setenta los programas de desarrollo rural fueron definidos en términos científicos, de productividad y eficiencia, ignorando la importancia del conocimiento local por completo al argumentar la superioridad de la ciencia (Bedoya y Martínez 2000: 158). Así el discurso de la globalización, según Escobar (2000: 144), es capitalcentrista; el capitalismo aparece como hegemónico y dominante, si no es que como el único sistema viable. Esta poca integración entre el conocimiento global, es decir la ciencia, y el local llevó a que los DRP reaccionaran buscando un “empoderamiento”, ya que el conocimiento es poder, al legitimar el conocimiento local se rompe el monopolio del conocimiento profesional, aunque no se descarta que el conocimiento “externo” a los grupos afectados pueda ser asimilado por estos (Rennie y Singh 1995). Según los mismos autores (Rennie y Singh 1995) este empoderamiento del conocimiento local debe de tener sus bases en un respeto de los investigadores, que deben de dejar las actitudes paternalistas atrás y estar preparados para “aprender a aprender”. Con esto queda claro que el papel de los investigadores es fundamental para el éxito del programa. De hecho la investigación tiene contextos específicos: el estilo y la actitud del investigador (Rennie y Singh 1995), características que varían según cada persona y que, de igual manera, provocan reacciones y proporcionan resultados diferentes. Ya que cada investigador es diferente y con diferentes capacidades es importante formar un equipo flexible y que conozca las limitaciones de cada uno de sus miembros, de esta manera el trabajo puede ser repartido de tal forma que se favorezca el conocimiento y las actitudes de 16 cada investigador, por ejemplo una persona a la que le cuesta trabajo entablar conversaciones puede hacer otro tipo de trabajos como el de medir terrenos y observar técnicas agrícolas (www.worldbank.org/wbi/sourcebook/sba104.htm). Esto debe de ser considerado desde el principio de la investigación ya que un acercamiento abrupto con demasiado formalismo puede crear la sensación de explotación entre la población local (Rennie y Singh 1995). Sin embargo es importante señalar que en los DRP siempre debe de haber transparencia en la finalidad del proyecto, es decir se debe de plantear que el estudio no promete acciones directas e inmediatas, sino sólo es un estudio con una finalidad sujeta a muchos factores (Caballero y Dietz 1999). Hacer explícitas las expectativas puede ayudar (Way 1999: 36). Con esto se puede evitar la desilusión en la población que, según sea planteado el proyecto, espera resultados tangibles inmediatamente (Rennie y Singh 1995). Otro punto donde la actitud del investigador debe de cumplir cabalmente para lograr un auténtico DRP es en la devolución de la información obtenida en la investigación (Caballero y Dietz 1999). Con esto queremos decir que en los DRP los “dueños” de los resultados de la investigación no son los investigadores, sino la comunidad en cuestión (Rennie y Singh 1995). Así el empoderamiento no sólo se da con la validación del conocimiento local, sino con la transmisión del conocimiento “científico” a la población local que puede darle el uso que quiera. Pero también los DRP han estado expuestos al cambio, a pesar de que en su nombre se incluye la palabra rural, según el Banco Mundial (www.worldbank.org/wbi/sourcebook/sba104.htm) ahora también se están aplicado sus herramientas en contextos urbanos, con lo que está dejando de ser solamente rural. 17 Es por esto que según Rennie y Singh (1995) los DRP más que ser un método, como muchos lo definen, son un estilo ecléctico situacional que cambia según lo requiera el caso. DESARROLLO, ¿QUIÉN QUIERE QUÉ? Y ¿POR QUÉ? En las páginas anteriores se ha hablado sobre el desarrollo participativo, una forma alternativa de beneficiar a ciertos grupos de personas en ciertos contextos ecológicos tomando en cuenta su conocimiento y la forma en que quieren el desarrollo. Pero, ¿qué es el desarrollo? Según la visión pos-desarrollista de Viola (2000: 10) el desarrollo es una transición histórica a una economía moderna, industrial y capitalista; definida por un aumento en la calidad de vida, la erradicación de la pobreza y el bienestar material. Esto mismo llevó a que, como se dijo antes, los programas de desarrollo que surgieron en las décadas de los años cincuenta a setenta fueron formuladas sólo en términos científicos, es decir, cuantificaciones de la productividad y de la eficiencia, sin tomar en cuenta el conocimiento local ni la relación entre población y ecosistema (Bedoya y Martínez 2000: 158). Si el desarrollo es sólo definido en términos de productividad y de medidas oficiales y cuantificables, nos resulta obvio la poca participación y el poco control y poder de decisión que la población afectada puede tener sobre dichos programas “desarrollistas”. Por lo tanto la crítica pos-desarrollista cuestiona la ontología del “desarrollo” como discurso (Viola 2000: 19) y señala la necesidad de que la población que, supuestamente, saldrá beneficiada tenga el control del proceso puesto que será la más afectada (Bedoya y Martínez 2000: 160). En esta crítica se resalta la importancia del conocimiento local y, quizá, se define al desarrollo, más que en términos de producción y de eficiencia, en cuanto a una mejoría en las relaciones entre población y territorio (Dunn 1994). 18 Pero el resaltar las particularidades de cada cultura en su agri-“cultura” (Dunn 1994) y el recuperar el “conocimiento local” para una nueva agro-ecología (Viola 2000: 50) no debe de llevarnos a aislar a los grupos afectados y a romantizar a los grupos indígenas (Viola 2000: 29). Y decimos esto porque creemos que el desarrollo es un concepto multifacético y muy complejo como para reducirlo a definiciones tan simples. Si bien es cierto que el empoderamiento de las sociedad locales por medio de la validación de su conocimiento es algo importante, también tenemos que recordar que no todas las sociedades son iguales y no todos dentro de una sociedad comparten las mismas circunstancias y potencialidades. Es aquí donde el “desarrollo sustentable” muestra algunas debilidades. Como lo señala Escobar (2000: 201-202) la “[s]ustentabilidad se tiene que basar en las propiedades estructurales y funcionales de ecosistemas correctos”, es decir, la sustentabilidad y el desarrollo basado en las buenas relaciones entre población y ecosistema no es para todos, sólo para algunos ecosistemas con las características adecuadas. El desarrollo, de cualquier tipo, es una oportunidad desigual. Esta desigualdad de oportunidad no sólo se debe a las características estructurales del ecosistema. En los DRP la designación de “grupos meta” o “grupos focales” es otro indicio de que el desarrollo no es para todos. Si bien es cierto que los DRP buscan ser inclusivos y tomar en cuenta a los grupos marginales dentro de sus programas, la realidad es que dicha tarea es casi imposible. Al interior de las sociedades, sin importar el tamaño o la población de éstas, siempre se encuentran diversos grupos y facciones que no comparten los mismos intereses. Dicho esto, se tiene que poner mayor cuidado en la selección de los grupos meta, ya que un proyecto que no tome en cuenta las relaciones de poder y la distribución desigual de la riqueza en una comunidad, bien puede ayudar a generar mayor 19 pobreza al empoderar a los grupos que aparentan ser marginados, pero que gozan de mucha fuerza local. El desarrollo tampoco aparece de la misma manera para todos. Bedoya y Martínez (2000: 160) señalan que la mayoría de las veces los proyectos rurales de desarrollo implican procesos de reestructuración en las estrategias de asignación de recursos humanos, por lo que hay oposición. Y es que, siguen los autores, el tiempo gastado en dichos procesos significa el restarle tiempo a otras actividades, quizá necesarias para la subsistencia, por lo que no todos pueden participar. También cabe señalar que los proyectos de desarrollo y de conservación de recursos no siempre existen ajenos a cuestiones de poder y de política. De hecho, según O´Connor (citado en Bedoya y Martínez 2000: 132), la dinámica del capitalismo deteriora su propia base de reproducción creando una “externalidad negativa”, por lo que el Estado tiene que intervenir para impedir el aniquilamiento de su base y para reducir costos (Bedoya y Martínez 2000: 132). Por lo que la pregunta importante en el desarrollo es ¿por qué se protege lo que se protege? Way (1999: 21) cree que las metodologías participativas sólo son permitidas por el Estado donde no hay grandes intereses y los pobladores son débiles y con poca fuerza política. La importancia de los DRP es que buscan, por medio del diagnóstico, crear una “radiografía” de la sociedad en cuestión, para lograr un desarrollo más participativo e incluyente. También buscan crear espacios para el entendimiento y la comunicación entre diversos niveles de la sociedad (Way 1999: 22). Es interesante resaltar que a lo largo de los años el desarrollo había pertenecido casi exclusivamente a los proyectos gubernamentales, quizá ahora, como dicen Bedoya y Martínez (2000: 159), con la mayor participación de la sociedad civil se pueda dar un 20 estilo diferente de desarrollo. Desde 1994 la utilización de las metodologías participativas ya era manejada en gran parte por las ONG´s, sin embargo Chambers (1994b: 1254) hacen notar que el Estado en algunos países empezaba a experimentar con estos acercamientos. En el caso de México la entrada de los DRP ha sido muy limitada y sigue siendo muy débil (Way 1999:3-4). La aceptación de las metodologías participativas ha estado condicionada por los contextos sociopolíticos a nivel local (Way 1999: 11). La expansión de los DRP ha sido motivada por algunas ONG´s que han tenido contactos con países angloparlantes (Way 1999: 15). La poca actividad sobre estas metodologías se debe tanto a la actitud del gobierno que ve a las ONG´s como una amenaza y por eso intenta controlarlas (Way 1999: 11) como por el hecho de que algunas ONG´s locales perciben a los DRP como una expansión del vecino del norte y por lo tanto no lo aprueban en absoluto (Way 1999: 15). NUEVOS Y VIEJOS RETOS: DEBILIDADES Y FORTALEZAS. Si algo queda claro hasta este punto es que los DRP como metodología son un tanto ambiguos, influenciados por los contextos locales y por la actitud de los investigadores entre otras cosas. También queda claro que como toda metodología tiene sus debilidades y sus fortalezas, algunas de las cuales analizaremos aquí. Los DRP, como se ha señalado con anterioridad, han sido un cambio fresco con respecto a las otras metodologías participativas. Pretenden reconocer el conocimiento de las poblaciones locales, enriquecerlo y respetarlo. Crean espacios de comunicación y negociación y permiten a la gente tomar decisiones con más información. Además de que es muy flexible como metodología. 21 Pero estas “ventajas” o fortalezas muchas veces sólo existen en el planteamiento a priori y también estas mismas fortalezas son las características que luego se vuelven problemáticas. Una fuerte crítica de los DRP es proporcionada por Sally-Anne Way (1999) en su texto Critical Reflectios on PAR and Participation in México. Esta autora señala los riesgos de la “participación” como discurso que legitima decisiones y borra diferencias internas. Para Way (1999) los DRP terminan legitimando objetivos externos predeterminados ya que los que la llevan a cabo reciben un sueldo por ello y este financiamiento está basado en ciertos intereses que no son decididos por la población local, por lo que la “participación” es decidida con dinero, es una participación dirigida. La participación, en ese caso, sólo se utiliza para incrementar la efectividad en la implementación del programa, es decir no hay participación en el diseño del programa, cosa que sigue estando en las manos de los “científicos”, sólo en su realización. Por otro lado Way (1999) acepta que los DRP no tienen herramientas para lidiar con la heterogeneidad y mucho menos con las relaciones de poder. Y es que como los DRP buscan una perspectiva “a-política” o “neutral” carecen de los conceptos para entender las relaciones de poder que existen en todos lados. Esta falta de sensibilidad se expresa en las juntas, básicas en los DRP, donde la mayoría de las decisiones son de pequeños grupos no representativos y con poder tradicional y que al ser tomadas en cuenta por los DRP sólo reproducen las formas tradicionales de poder y el status quo existente. Las juntas son un buen ejemplo de la “neutralidad” de los DRP porque dejan ver la pobreza del método y su poco impacto en la vida cotidiana, ya que a estas juntas sólo asisten quienes tienen tiempo y dinero para dejar sus actividades diarias. Y en estas juntas, aunque quizá parezca existir igualdad en su interior, se ignora que están sujetas a relaciones de poder y dominación con 22 fuertes bases históricas y materiales. También es de notar que a pesar de que los DRP se concentran en las unidades domésticas, según Way (1999), no pueden ver las relaciones de poder al interior de éstas. Es por esto que los DRP no pueden romper barreras políticas. Una de las debilidades que también parecen fortalezas es la búsqueda de consensos. Esta búsqueda puede ser peligrosa ya que los consensos pueden validar objetivos gubernamentales o de grupos específicos (Way 1999: 17-18). Esto sin excluir la posibilidad de que los consensos sean logrados con modelos de tomas de decisiones impuestos por los mismos DRP (Way 1999: 27). Por si esto no fuera poco los DRP también están sujetos a los ritmos burocráticos que, al parecer, se han incrementado con los intermediarios que la misma participación ha creado (Way 1999). Además de que la comercialización de las metodologías participativas ha cambiado el compromiso de los investigadores (Way 1999: 30), factor que fue tan remarcado por otros autores como Chambers (1994b), y que se encuentra sujeto a la cantidad de dinero y de tiempo disponibles. Otro de los problemas que nos gustaría tocar aquí es el de la validez de la investigación, es decir, ¿qué tanto los reportes de los investigadores, sobre todo sociales, pueden reflejar la realidad de la localidad y de la región? Este problema, de carácter epistemológico, nos hace reflexionar sobre la manera en que la información es filtrada por el investigador y sobre el origen de dicha información. La naturaleza de la información es de suma importancia puesto que las acciones llevadas a cabo por los proyectos están basadas en los resultados de las investigaciones. La información surge de los grupos meta, desde éste punto se puede hablar de una parcialidad, de una información subjetiva, no objetiva, de la situación social de la localidad. Y es que la realidad va más allá de los grupos meta y de las personas entrevistadas, la realidad incluye a toda una población con 23 diferentes facciones con sus relaciones unas con otras. De la misma manera el investigador también interpreta la información de los sujetos y la convierte en su propia interpretación subjetiva de lo que él o ella cree que es la realidad. Para este problema casi irresolvible los DRP han sugerido la “ignorancia óptima”, que pretende recopilar la información necesaria para la eficiencia del proyecto sin buscar conocer toda la realidad de la localidad (www.worldbank.org/wbi/sourcebook/sba104.htm). Llama la atención el uso del término flexibilidad tan importante para los DRP. A nuestro parecer es otro término que intentando ser una de las fortalezas de los DRP termina siendo un punto débil. Chambers (1994b: 1255) en un intento por señalar la flexibilidad de esta metodología dice “[l]o que se hace es diferente cada vez” señalando que los principios del DRP fueron basados en la prueba-error (Chambers 1994b: 1254). Lo mismo señala cuando dice “[l]a teoría [de los DRP] se ha inducido de la práctica, de lo que ha funcionado, no se ha deducido de las propuestas” (Chambers 1994c: 1449). Con esto sólo podemos interpretar que los DRP carecen de algún supuesto teórico sobre el cual fundamentarse y por lo tanto en su perfeccionamiento podrían perjudicar a muchas personas que sólo servirían como conejillos de indias. Sobre este punto Way (1999: 23) también señala que los resultados de los DRP varían según los contextos, casi señalando que jamás se sabe lo que sucederá. Para Chambers (1994c) algunos de estas debilidades surgieron por la manera en que se difundieron y extendieron los DRP, de una manera muy rápido con riesgos en la adopción rápida y rígida de los mismos métodos. Sin embargo el mismo autor señala que la responsabilidad de los DRP yace en el juicio personal del individuo, así como en las ONG´s y en el gobierno (Chambers 1994c: 1450). A nuestro parecer justificar de esta manera las debilidades de los DRP más que resultar un buen argumento es una manera de 24 convertir a los DRP en un núcleo que se desliga de cualquier mal resultado alegando la responsabilidad individual de los mismos. Es decir, los DRP “comprueban” su buen funcionamiento con los buenos resultados, pero son los individuos, las ONG´s y el gobierno quienes responden por los malos. La teoría de la cual surgen los DRP se vuelve, entonces, en una teoría que no puede ser falseada y que amenaza con impedir el crecimiento de la ciencia. En cuanto a la metodología se puede señalar que los DRP han logrado métodos más atractivos y con una apariencia de mayor “confiabilidad” (Chambers 1994c: 1438). Estas técnicas también han resultado más efectivas y más populares que los cuestionarios tradicionales (Chambers 1994c: 1444). Y es que como Finan y Willigen (1991: 4) señalan con los grupos focales, una de las técnicas más empleadas por los DRP, se obtiene información más representativa que con un solo informante clave además de que la información se contraste entre los diferentes miembros del grupo. Pero, siguen los mismos autores (Finan y Willigen 1991: 6), en ocasiones los grupos focales pueden estar dominados por uno o más individuos sin que esto sea evidente en la reunión de los grupos focales. Y es que aunque los métodos tradicionales hallan sido desplazados por estas nuevas técnicas más dinámicas e innovadoras. Las encuestas, uno de los métodos más criticados por Chambers (e.g. 1994), pueden documentar importantes problemas que escapan a las entrevistas con grupos focales y a los diagnósticos rápidos, problemas tales como el ingreso real de una mujer campesina o el nivel educativo (Finan y Willigen 1991: 7). Además de estas razones y a pesar de que algunas técnicas de los DRP como la creación de mapas y diagramas sean muy atractivas e innovadoras incluso para disciplinas como la antropología, los DRP parecen olvidar por momentos que existe una gran diferencia entre lo que se expresa y lo que se vive en la realidad. Las entrevistas profundas, 25 las historias orales y las demás técnicas empeladas tanto en los DRP como en la antropología, así como los mapas y diagramas popularizados por los DRP surgen en un contexto de seres sociales con relaciones políticas y económicas entre ellos y por lo tanto toda la información recopilada lleva consigo una fuerte carga personal con intenciones e intereses propios. Con esto no señalamos que la información sea inútil, muy al contrario, es muy útil si se logra contextualizarla dentro de una historia personal, local, regional e, incluso, nacional. 26 COMENTARIOS FINALES. A lo largo de este texto se han hecho diferentes observaciones y comentarios sobre los DRP: sus orígenes, sus objetivos, sus técnicas, sus ventajas y las críticas que se le pueden hacer. Esto nos ha traído hasta este apartado final que no hemos llamado conclusión o conclusiones porque no pretendemos llegar a ellas sino solamente señalar las ideas que este texto ha producido. Los DRP, como pudimos ver en las primeras páginas, no son un producto surgido de la nada, muy al contrario. Tienen una larga serie de antecedentes históricos que han ido moldeando y creando lo que ahora conocemos como DRP. Por lo tanto no sería descabellado considerar a los DRP, como lo hace el propio Chambers (1994c: 1448), como un nuevo paradigma de desarrollo. Pero esto no debe de hacernos creer que hemos llegado al límite en la comprensión de lo que es el desarrollo. Ciertamente los DRP traen consigo actitudes, comportamientos y técnicas que llevan a compartir el conocimiento generado en un ejercicio continua de comunicación entre investigadores y locales, pero esto no significa que los DRP no puedan ser modificados y mejorados con nuevas metodologías que vengan en un futuro. Dichas metodologías deberán considerar las aplicaciones prácticas de los DRP: los diagnósticos participativos y la planeación. La implementación, monitoreo y evaluación de programas de desarrollo. Las investigaciones temáticas. La capacitación y orientación tanto para foráneos como para locales (Chambers 1994a: 961). Y tampoco deben de descuidar los sectores donde los DRP buscan funcionar: el manejo de recursos naturales como el agua, la tierra, los bosques, los recursos acuáticos y la biodiversidad. La agricultura tomando en cuenta el riego, el ganado y las investigaciones sobre los mercados. La pobreza y los 27 programas sociales enfocados a créditos, selección de grupos pobres, ingresos no agrícolas, género y alfabetización adulta. Salud y aseguramiento de comida (Chambers 1994a: 961). Pero si en realidad el reto máximo de los DRP es establecerse en organizaciones y en el gobierno (Chambers 1994c: 1447). Entonces deberán de cuestionar más la política de asistencia y el afán de control político del Banco Mundial que muchas veces financia programas de “desarrollo sustentable” o de “etnodesarrollo” con el fin de disuadir a otros países de una opción diferente a la determinada por la hegemonía mundial y que legitima el discurso neoliberal (Boletín ICCI No. 25, 2001). Y también deberán poner más atención a las desigualdades internas y en la selección de los grupos meta como se señala en el texto. De esta manera esperamos que este documento halla cumplido con su cometido: ofrecer una visión crítica de los DRP señalando las innovaciones, las ventajas y los beneficios que esta metodología tiene así como sus carencias, debilidades y flaquezas. 28 BIBLIOGRAFIA. Bedoya, Eduardo y Soledad Martínez. 2000 De la economía política a la ecología política. En Antropología del desarrollo, editado por Andreu Viola, pp. 129-162. Paidós, Barcelona. Boletín ICCI No. 25, abril del 2001-Ecuador. 2002 www.rebelion.org/economia/propedine090501.htm Caballero, Víctor y Eva Dietz. 1999 (2002) DRP: Metodología y experiencias en cuatro cuencas cocaleras en Perú, documento de trabajo. AIDIA y GTZ, Lima consultado en www.cepes.org.pe/sigsi/PDF/15.05.00_C13.pdf Chambers, Robert 1994a The Origins and Practices of Participatory Rural Appraisal. World Development 22(7). 953-969. 1994b Participatory Rural Appraisal (PRA): Analysis of Experience. 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