Algunas disyuntivas críticas de la protección social en Centroamérica1 Ana Sojo2 “El diseño de los principios de justicia distributiva implica apropiarse las acciones de otras personas, sea mediante impuestos a los salarios o sobre un cierto monto de salarios, o por medio de una usurpación de las ganancias, o mediante la existencia de un fárrago social que oculta qué viene de dónde y hacia dónde algo se dirige. Confiscar los resultados del trabajo de alguien equivale a confiscarle horas para llevarlo a realizar varias actividades. Si la gente lo fuerza a Ud. a hacer cierto trabajo, o a hacer trabajo no recompensado durante un cierto periodo de tiempo, ellos están decidiendo lo que Ud. debe hacer, a qué propósitos sirve su trabajo, y lo separan de sus decisiones propias. El proceso de despojo los convierte parcialmente en sus propietarios. Tener ese control parcial y poder de decisión les confiere un derecho de propiedad sobre Ud. De la misma manera que tener derecho a un control parcial y poder de decisión sobre un animal o sobre un objeto inanimado equivale a tener un derecho de propiedad sobre ellos“. Robert Nozick (1974, p. 172, traducción propia) En Europa, en el siglo XX, el siglo de la redistribución, las desigualdades se redujeron de manera espectacular en algunos decenios … “tres grandes reformas fueron el vector de este basculamiento: el establecimiento del impuesto progresivo sobre la renta; la aplicación de mecanismos de aseguramiento que protegen a los individuos contra los riesgos de la existencia; la instauración de procedimientos de representación y de regulación colectiva del trabajo que conducen a una notable mejora de la condición asalariada”. Pierre Rosanvallon (2011, p. 227, traducción propia) Las posturas sobre la protección social y su financiamiento, tal como se transluce en estas dos citas, son ciertamente muy polémicas, y las ideas han tenido una diversa influencia en las políticas públicas en distintas latitudes. En esta oportunidad, tras definir brevemente los objetivos de la protección social, abordaremos a la luz de la experiencia internacional cinco aspectos que tienen relevancia para la subregión centroamericana: el vínculo con el mercado laboral; los requisitos de financiamiento; los problemas de la privatización guiada por la lógica de la rentabilidad; el sustento del universalismo y de la solidaridad en razón de las coberturas vigentes; algunas lecciones que arroja la actual situación de la Caja Costarricense del Seguro Social. Exposición en seminario “El rostro fiscal de Centroamérica en el nuevo contexto mundial”, organizado por el Instituto centroamericano de estudios fiscales (ICEFI), en Ciudad de Guatemala, marzo 2012 2 Experta de la División de desarrollo social de la CEPAL, Santiago de Chile 1 1 1) ¿Cuáles son los objetivos de la protección social? La protección social es necesaria para proteger a las personas contra ciertos riesgos y contingencias de la existencia humana. La protección social tiene como objetivo que los riesgos que individualmente enfrentan las personas se diversifiquen a escala del conglomerado de asegurados, y encarar exclusiones y desigualdades que son propias de los mercados de aseguramiento. La gama de riesgos a considerar varía en su extensión y profundidad; destacan dentro de ella los relacionados con la salud; con la nivelación de ingresos a lo largo de la vida y la garantía de ingresos en la vejez; con las discontinuidades del ingreso debido a la pérdida del empleo. Recientemente se han designado como riesgos globales los asociados con la volatilidad del crecimiento económico en un mundo globalizado (Ulrich Beck). Ellos requieren ser considerados en la arquitectura de la protección social; por ejemplo, respecto de la inversión de los fondos de pensiones en sus diversas modalidades y su regulación. También se analizan los llamados nuevos riesgos, tales como las dificultades para conciliar el derecho y el deber de labores de cuidado con una buena inserción laboral (Bonolli, 2005a y 2005b; Sojo, 2011). La protección social con vocación universal y solidaria permite tomar en cuenta diferentes aspectos que los sistemas de precios no encaran adecuadamente, tanto desde el punto de vista del individuo y de la sociedad. Entre ellos destacan: que el individuo no deba cubrir la totalidad de los costos propios de su estructura actual de riesgos; que es preciso proteger contra riesgos relacionados con bienes que no tienen un buen sustituto de mercado (por ejemplo, la buena salud); que los precios de mercado no reflejan los costos sociales de oportunidad ni las externalidades del aseguramiento individual y las dimensiones de bien público que éste pudiera tener; que hay un subconsumo de protección asociado con los bajos ingresos o con la gravedad del riesgo individual en cuyo caso no hay acceso al aseguramiento, aunque exista el mercado. La protección social además permite corregir externalidades, dado que no sólo se beneficia del aseguramiento la persona a escala individual, sino que también lo hace la sociedad en diversos planos, tales como contar con una población sana, sufrir 2 menos convulsiones sociales, etc. Los beneficios intergeneracionales o entre personas con condiciones diversas de salud, mirados en una perspectiva dinámica, representan también beneficios individuales intertemporales. Además, el ahorro obligatorio en estado sano para estados de enfermedad aguda o crónica tiene efectos microeconómicos y macroeconómicos positivos, ya que acrecienta el ahorro de los hogares y empareja su consumo (Arrow, 1963 y 2000; Sojo, 2003, p. 131). 2) Debe encararse el vínculo entre la dinámica del mercado laboral y la protección social El vínculo entre protección social y mercado laboral en países como El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua se encuentra entrampado por diversas circunstancias (ver anexo, cuadro 1). Una y otra vez nos referimos a la extensión del denominado sector informal de la economía -expresión algo eufemística y que deviene tautológica al poco andar- para denominar a un sector del mercado laboral de baja productividad, desprovisto de protección social y normalmente despojado de contratos, y que obtiene bajas remuneraciones. Para avanzar, la dinámica del mercado laboral que subyace a tal negativo espectro debe repensarse, ya que ella no es producto de un automatismo de mercado que opere de manera “conspirativa”: por sí solo el mercado laboral no genera automáticamente empleos formales o de buena calidad o, en su defecto, empleos de mala calidad. El desarrollo histórico de la protección social nunca ha estado desvinculado de la legislación laboral y de las regulaciones de las condiciones de trabajo y de los despidos, de las convenciones colectivas, de las políticas de capacitación y educación, y de las capacidades de supervisión del cumplimiento de las normativas (Sojo, 2011a). Para ampliar la cobertura y la calidad de la protección social en la subregión es indispensable actuar respecto de sendas materias postergadas e incumplidas respecto del mercado laboral. Lamentablemente la postergación histórica, una vez más, agrega complejidad a esta tarea. Tal como en los países muy desiguales se traslapan las transiciones epidemiológicas dando lugar a lo que se denomina transición 3 epidemiológica polarizada, en este caso las profundas rémoras y asignaturas pendientes se hacen cada vez más difíciles de encarar porque estas pequeñas economías encaran transformaciones vertiginosas del mercado laboral a escala internacional que, entre otros aspectos, han incrementado las calificaciones y destrezas exigidas, han potenciado formas de flexibilización laboral a escala mundial que afectan de raíz la calidad y la seguridad del empleo y han polarizado los ingresos de manera inusitada (Bishop, 2011). La prolongada crisis global ha conducido a nuevas reflexiones sobre la globalización. Como la que ofrece Dani Rodrik en su último libro La paradoja de la globalización. Según el autor hay un “trilema político de la economía mundial” entre el Estado nación, la democracia y la hiperglobalización, en circunstancias de que solamente dos de las tres premisas serían compatibles al mismo tiempo: (1) la democracia se debilita en el marco del Estado nación si éste está integrado profundamente en la economía internacional; (2) la democracia y el estado nación son compatibles solamente si retrocede la globalización; (3) la democracia puede convivir con la globalización si se articulan formulas de gobernanza transnacional y se debilita el Estado nación. Según Rodrik, cuando el objetivo de los gobiernos es ganar la confianza de los mercados para poder atraer comercio y entradas de capital con medidas tales como austeridad, gobiernos pequeños, mercados laborales flexibles, desregulación, privatización y apertura comercial, la democracia sale seriamente perjudicada, ya que las exigencias impuestas por la globalización chocan inevitablemente con los compromisos de la política doméstica (protección social, empleo, etc.), siendo que el aislamiento de un gobierno respecto de las demandas de su población tiene sus límites. La segunda opción consiste en limitar la globalización para fortalecer la democracia y la soberanía nacional. Propone en tal sentido un replanteamiento de los acuerdos comerciales y una regulación más rigurosa de los movimientos de capital para permitir la expansión del espacio democrático a nivel nacional que priorice los objetivos sociales y económicos nacionales sobre los de las empresas y grandes bancos transnacionales. En tercer lugar, para cerrar el trilema, existe la posibilidad de construir redes sólidas de 4 democracia transnacional que sean compatibles en escala, espacio y poder con la globalización.3 Para los países pobres y desiguales de la subregión, la difícil tarea consiste en actuar sobre la dinámica del mercado laboral, estando ya insertos los pequeños países en un mundo globalizado con las características recién señaladas. Si de calificaciones y destrezas se trata, la vigencia de una educación polarizada, mediocre y desfinanciada no parece ser muy prometedora y pone una espada de Damocles a la capacidad de transformación de las economías, acusando la necesidad de acciones intersectoriales – en este caso, desde la educación y la capacitación- llamadas a modificar la dinámica del crecimiento económico y desarrollo social. Pero las complejidades no deben hacer desistir de la difícil tarea, ya que el deterioro de ciertas condiciones sociales lamentablemente nunca toca fondo, tal como lo muestran fehacientemente las tendencias de algunos países, y empeorará si las tareas se siguen postergando. La falta de cohesión social en la subregión se ha expresado en pobreza y miseria, en genocidio, en guerras civiles, en maras juveniles y eclosiona hoy con una violencia inusitada, de la mano de los dispositivos sembrados por la narcoeconomía. Retomando el análisis del vínculo entre mercado laboral y protección social, cabe señalar que la protección social por su parte puede actuar favorablemente respecto del mercado laboral. Tengamos presente por ejemplo que los incentivos para la inserción laboral formal disminuyen cuando la provisión de la seguridad social o de los beneficios de salud son muy ineficientes, o si los vínculos entre beneficios y contribuciones son muy débiles, o cuando en esas circunstancias algún miembro de la familia ya inserto en el sector formal provee una cobertura familiar. Entonces se incentiva la búsqueda de trabajo en el sector desregulado, donde la remuneración sea totalmente monetaria y los costos de aseguramiento a cargo del empleador no se trasladen al trabajador disminuyendo su salario (Sojo, 2003, p. 130). Por el contrario, cuando la protección social se valora positivamente debido a sus características, se crean incentivos para profundizar los mercados laborales e 3 Síntesis de Rodrik tomada de Antonio Roldán en El País http://elpais.com/elpais/2012/02/09/opinion/1328789451_739817.html 5 incrementar el empleo de calidad. Es decir, que el aseguramiento puede tener repercusiones macroeconómicas favorables. Pero ello requiere que la protección social se asocie con eficiencia, cantidad y calidad de los beneficios y con una importante certidumbre respecto de los beneficios a recibir; por ejemplo, respecto de los ahorros de pensiones (Ib.). En el caso de Costa Rica, por ejemplo, los beneficios en materia de salud y de pensiones históricamente han contribuido a profundizar los mercados laborales. Por el contrario y por las razones que iremos apuntando a lo largo de la exposición, las características de los sistemas de protección social de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua no han ofrecido incentivos para la profundización de los mercados laborales. En aras de que la protección social se desarrolle en esos países, parece necesaria la acción desde diferentes frentes: de manera inmediata en el marco estrictamente del mercado laboral; también en el campo educativo que nutre los recursos humanos de hoy y de mañana; y en diversos ámbitos de la protección social, algunas de cuyas aristas esbozaré. 3) Sin un financiamiento adecuado, los sistemas de protección social no pueden desarrollarse Si consideramos la taxonomía de Mesa Lago respecto de la cobertura de la seguridad social, elaborado con el promedio de un ranking aritmético (cuadro 1, anexo) solo Costa Rica y más abajo Panamá se clasifican dentro del grupo de alta cobertura, mientras que todos los demás países caen en el rango más bajo, con valores muy bajos tanto en salud como en pensiones, lo cual corrobora la escasez de recursos que se le destinan, en consonancia con altos índices de pobreza y de informalidad del mercado de trabajo. Cabe recordar en este contexto que la protección social puede financiarse de dos maneras: mediante erogaciones que provengan de los impuestos generales o mediante contribuciones que pueden provenir en diversas proporciones de los asegurados, de sus patronos y del Estado. 6 De acuerdo con la presión tributaria, e incluyendo contribuciones a la seguridad social, Gómez Sabaini ha clasificado en tres grupos a los países en la región latinoamericana. De Centroamérica, Costa Rica, Honduras, Panamá, Nicaragua y El Salvador están en el grupo intermedio, y en el de menor presión tributaria Guatemala. Esta temática ha sido analizada en profundidad a lo largo del presente seminario y en el nuevo informe de política fiscal del ICEFI y por tanto no ahondaré en ello (ICEFI, 2012). Solo señalar que sin un adecuado financiamiento, la protección social no puede sino ser exigua y que campea la desprotección de las personas ante las vicisitudes de la vida, mayor cuanto menores los ingresos y con ello la capacidad de autoprotegerse. Pero recordando los objetivos de la protección social, no solo las personas pobres se ven afectadas y veremos más tarde como ello se refleja en algunas cifras de cobertura, y ambos enfoques proveen una base para un financiamiento universal y solidario. Por otra parte, cabe subrayar que en el caso de la protección social contributiva, el impacto redistributivo, la ampliación de la cobertura y la sustentabilidad financiera del financiamiento están relacionados estrechamente con los topes de los ingresos que están sujetos a cotización. En los países de la subregión que adolecen de débiles sistemas de protección social, precisamente los bajos límites de cotización restringen notablemente los recursos disponibles para los sistemas de protección social, y socavan la solidaridad de su financiamiento y su impacto redistributivo. Ello ocurre en Nicaragua, y es aún más grave en Honduras, donde los topes son inferiores al salario mínimo; en Nicaragua no existe la cuota como tercero del Estado al régimen previsional (Carrera, Castro y Sojo, 2010).4 A la luz de esa problemática cabe retomar el tema inicial respecto del vínculo con el mercado de trabajo: ¿qué incentivos puede ofrecer para la profundización del mercado laboral un sistema de protección social desfinanciado, que no abarca a los sectores con ingresos más altos, y que carece de recursos para brindar prestaciones de una suficiencia adecuada o de una respetable calidad? Aspectos que son interesantes, por ejemplo, para las clases medias o para los sectores de altos ingresos, por ejemplo, cuando en ausencia de un adecuado aseguramiento deben enfrentar gastos catastróficos en salud. 4 Ver más detalles al respecto en los estudios nacionales reunidos en Sojo (editora) (2009). 7 4) La privatización de la protección social, al orientarse claramente hacia la rentabilidad privada, no protege adecuadamente a las personas ante los riegos En Centroamérica, una serie de propuestas de reforma del Instituto nicaragüense de de seguridad social concluyeron en 2000 con la instauración de un sistema de pensiones de capitalización individual que no se llevó a la práctica y fue derogado en 2006 por considerarse que el financiamiento hacia la transición no era viable en términos fiscales (Carrera, Castro y Sojo, 2010, p. 51). En la subregión fue El Salvador el país que introdujo un sistema de capitalización individual, país que actualmente destaca precisamente por una bajísima cobertura de pensiones de la población mayor de 65 años, y por niveles muy altos de informalidad. Simulaciones realizadas con un modelo matemático actuarial para captar los factores determinantes de las plazas de reemplazo de los sistemas (entre otros, reglamentación de la prestación, densidades de cotización, patrones de evolución de las carreras laborales y salariales según rama de actividad y categoría ocupacional, rentabilidad de las inversiones, comisiones de administración, comisiones de seguros) muestran en el caso salvadoreño tasas de reemplazo en torno al 30% (Durán y Pena, 2011, p. 36). La simulación del costo actual de las comisiones expresada en años efectivos cotizados muestra que sería de 4,3 para las mujeres y de 3,4 años para los hombres (Ib., p. 43). Cuando se analizan las tasas de reemplazo según la inserción económica la dispersión es muy grande, con acentuadas diferencias por sexo y por sector de actividad, siendo ellas en la agricultura extraordinariamente bajas (Ib., p. 48) siendo más que sextuplicada por las densidades más altas de otras ramas, en razón de la bajísima densidad de cotización en el agro (Ib., p. 49). Para analizar las perspectivas de la protección social en la subregión es necesario poner en la mira el sentido y los alcances de las reformas privatizadoras latinoamericanas que socavaron el principio de solidaridad en el financiamiento. Ellas se justificaron aduciendo desequilibrios fiscales, dificultades para la sostenibilidad de los sistemas y bajas coberturas. En el caso de los sistemas de pensiones, los fondos debían ampliar el ahorro nacional y su inversión productiva y contribuir a profundizar los mercados de capitales. Sin embargo, la reformas de pensiones de capitalización 8 individual implican altos costos fiscales para financiar la transición desde el sistema de reparto y en Chile –que es el caso más maduro y emblemático- las tasas de reemplazo han sido bajas y el empobrecimiento de los pensionados ha debido encararse parcialmente con recursos fiscales adicionales para financiar un complemento a quienes no logran una pensión mínima; ha habido discriminación de las mujeres en el cálculo de las pensiones. Resaltan además los altos costos administrativos5; entre 12 y 13% de las contribuciones se usan actualmente para gastos administrativos y ganancias de las AFP. Las carencias en materia de regulación, por su parte, se han manifestado en una alta exposición a la volatilidad financiera de los fondos de pensiones, en tanto que la rentabilidad de las empresas administradoras de pensiones no se ha visto afectada de manera análoga (Rivera, 2010, pp. 187-191 y Sojo, 2011c; ver cuadro 1). Cuadro 1 CHILE: RENTABILIDAD ADMINISTRADORAS DE FONDOS DE PENSIONES SOBRE PATRIMONIO 2005 - 2010 (*) Porcentajes Promedio del sistema 2005 22,22 2006 31,95 2007 2008 28,99 -0,36 (** 2009 32,73 ) 27,17 2010 (*) Corresponde al retorno porcentual de ganancia o p érdida sobre el patrimonio neto inicial de la Administradora. (**) Como puede observarse, en el a ñ o 2008 las p érdidas de las AFP alcanzaron solo 0.36%. Como contrapartida, los fondos de pensiones tuvieron grandes p érdidas: 40.26%, fondo A (el m ás riesgoso); 30%, fondo B; 19%, fondo C. Fuente: Elaboración propia con informaci ón de la Superintendencia de Administradoras de Pensiones Por otra parte, debido a su propia naturaleza que permite un descreme del mercado, la privatización de la salud en Chile ha sido una gran fuente de ganancias, con tasas de rentabilidad que permiten recuperar el capital tras 3 y 4 años (cuadro 2). En Colombia, cuyo modelo trata de combinar solidaridad y competencia, los costos de transacción de la competencia entre aseguradores y entre prestadores han sido muy altos, distrayendo recursos que debieran invertirse en la prestación misma de salud. La falta de regulación ha permitido conductas corruptas, que están siendo ahora investigadas. 5 Los altos costos de la administración privada del aseguramiento se dan también en el sector salud y en otras latitudes. En el caso de la salud, por ejemplo, mientras los costos administrativos del aseguramiento privado de los Estados Unidos ascienden al 12% de las primas, en Canadá los costos administrativos del aseguramiento público de salud representan únicamente un 1.3% de las primas (Gruber, 2005). 9 Cuadro 2 CHILE: RENTABILIDAD INSTITUCIONES DE SALUD PRIVADA (ISAPRES) SOBRE PATRIMONIO (2005 - 2011) Promedio del sistema Enero - Junio Porcentajes 2006 2007 2008 2009 2010 2011 Fuente: elaboración con información de Superintendencia de Salud. Empañada porpropia la ilusión de lograr mayores réditos individuales o mejor calidad de servicios mediante contribuciones realizadas para cuentas individuales de pensiones o para planes de salud contributivos pero realizados con aseguradores y prestadores privados que no diversifican riesgos, se perdió la perspectiva del sentido del beneficio que la solidaridad social brinda ante las propias contingencias. La experiencia internacional muestra que incluso en el caso de cuentas de pensiones individuales puede buscarse una diversificación de riesgo, que como vimos es uno de los objetivos principales de la seguridad social. Por ejemplo, en variantes de una contribución definida de carácter nocional, las acciones del sistema de pensiones y sus ganancias no están en cuentas que se atribuyan a los trabajadores de manera individual; las contribuciones de cada trabajador se acumulan usando una tasa fijada por la legislación que refleja el beneficio que el sistema puede pagar. De esa manera el sistema tiene valores que se manejan de manera centralizada, que respaldan al sistema como un todo y no se atribuyen de manera separada a las cuentas individuales (Barr y Diamond, 2010). Pero tal no ha sido el caso en América Latina, donde ha estado ausente la diversificación de riesgos de las cuentas individuales. 6 Tal ambición requeriría sendas reformas de los sistemas de capitalización individual y voluntades políticas difíciles de aunar. 6 Sobre experiencias internacionales con las cuentas nocionales ver Holzmann, Palmer y Uthoff (2008). 10 20,1 23,5 26,4 21,0 21,7 35,7 5) El sustento “objetivo” del universalismo y de la solidaridad: la desprotección de amplios sectores sociales Argumentativamente, cuando la protección social solidaria se busca fundamentar básicamente en el altruismo, se pierde de vista la aspiración a la reciprocidad, aspecto crucial para la disposición a asumir el pago de impuestos o de contribuciones para la protección social, y que cabría fortalecer en la argumentación en torno a la protección social. En ese sentido debe considerarse la distribución de la falta de cobertura de la protección social en la región, ya que ella provee una base “objetiva” para fortalecer políticas universales y con financiamiento solidario, al afectar a muy diversos sectores sociales. La desigualdad de la protección social opera mediante múltiples formas. Como muestra un ejercicio realizado en CEPAL (mas allá de ciertas restricciones importantes del ejercicio7) que analiza conjuntamente la afiliación a la seguridad social contributiva y no contributiva de los miembros del hogar y la recepción de transferencias de asistencias públicas (CEPAL, 2011), existe claramente un sector integrado por la vía contributiva en los distintos países, que cubre en promedio a un 43% de los hogares de la región. Pero un contingente muy importante no recibe transferencias, y tampoco está afiliado a la protección social (gráfico No.1). Como es de esperar, una proporción muy importante de los hogares desprotegidos pertenece a los sectores más pobres de la población. Pero no es despreciable la magnitud del quintil intermedio y de los dos quintiles superiores que comparten esa condición (gráfico No. 2). 7 Cabe resaltar que en sentido estricto las cifras no son comparables entre países, ya que las encuestas de hogares no en todos los casos permiten deslindar el aseguramiento en pensiones y el de salud, que aparece mezclado en varios casos o que puede referirse solo a pensiones. Tampoco da cuenta de la “profundidad” de la protección social; es decir, por ejemplo de la magnitud de las transferencias monetarias recibidas respecto de los ingresos de los hogares. La distribución por quintiles de la cobertura debe aún refinarse por grupos etarios. 11 Gráfico 1 AMERICA LATINA (14 PAÍSES): FORMAS DE ACCESO DE LOS HOGARES A LA PROTECCIÓN SOCIAL. PROMEDIO SIMPLE, 2009. (En porcentajes) Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), con base en tabulaciones especiales de encuestas de hogares de los respectivos países. No se incluyen datos de Bolivia, Brasil, Nicaragua, y Venezuela. Los datos de Argentina corresponden al Gran Buenos Aires y Ecuador a zonas urbanas. Los datos de Guatemala corresponden a 2006, Honduras a 2007, México a 2008. Gráfico 2 AMERICA LATINA (14 PAÍSES): POBLACIÓN QUE VIVE EN HOGARES DONDE NO HAY AFILIADOS A LA SEGURIDAD SOCIAL, Y NO SE PERCIBEN JUBILACIONES NI TRANSFERENCIAS PUBLICAS ASISTENCIALES, POR QUINTILES DE INGRESO, PROMEDIO SIMPLE, ALREDEDOR DE 2009. (En porcentajes) 12 Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), con base en tabulaciones especiales de encuestas de hogares de los respectivos países. No se incluyen datos de Bolivia, Brasil, Nicaragua y Venezuela. Los datos de Argentina corresponden al Gran Buenos Aires y Ecuador a zonas urbanas. Los datos de Guatemala corresponden a 2006, Honduras a 2007, México a 2008. De manera que la desprotección parece tener muy distintos significados. Por una parte, puede reflejar un descreme de la protección social contributiva y no contributiva que se suma al propio de los mercados de aseguramiento. En algunos casos -posiblemente más reducidos- puede expresar la autoselección de quienes se restan de la seguridad social porque (al menos en el presente) pueden auto asegurarse vía el mercado y, bajo ciertas circunstancias y si el aseguramiento público carece de barreras de entrada y actúa de reaseguro, podrán migrar a éste buscando acceso a prestaciones de salud no cubiertas por la pólizas individuales, o si la elevación de sus precios les impide renovarlas. De existir pensiones no contributivas, algunos eventualmente podrán tener acceso a ellas. En otros casos, puede mostrar que una proporción de trabajadores de sectores socioeconómicos medios y altos no tienen acceso a la seguridad social debido a cierto tipo de contratos laborales o a la ausencia de contratos. Evasión y elusión, barreras de entrada erigidas por los propios sistemas de seguridad social, faltas de regulación y de supervisión del mercado laboral, conductas oportunistas de trabajadores y de empresarios desde posiciones asimétricas, son todos aspectos cuya virtual incidencia asoma al mirar tales cifras (Sojo, 2011b). 13 En todo caso, esta distribución de la falta de cobertura de la protección social provee una base objetiva para apelar al fortalecimiento de políticas universales y con financiamiento solidario en la región. 6) Lecciones de una experiencia de protección social madura en la subregión: la actual crisis financiera de la CCSS8 En Costa Rica, la CCSS, institución primordial de la seguridad social está experimentando graves problemas de sostenibilidad financiera, que se refleja tanto en una menor recaudación de ingresos y en la cantidad y calidad de los gastos. Se está planteando la necesidad de recuperar la sostenibilidad dentro de un marco en que se mejore la equidad, calidad y oportunidad de los servicios que recibe la población asegurada y en una forma en que los problemas no vuelvan a surgir en un futuro cercano. Deben encararse aspectos tales como largos períodos de espera para citas o intervenciones con especialistas, así como para recibir los resultados de pruebas de diagnóstico, un enorme aparato administrativo con duplicación de funciones, una gran cantidad de médicos en funciones administrativas, ausencia de rendimiento de cuentas, incumplimiento de horarios y otras situaciones anómalas. Los ingresos se han visto afectados por tres motivos principales. Por una parte, las contribuciones obrero-patronales redujeron su crecimiento por la crisis económica del 2009 y la lenta recuperación económica en los años siguientes. Por otra parte, ha existido un incumplimiento acumulado en los pagos del Estado. Finalmente, persisten problemas en la gestión de cobro. Todo ello no fue captado adecuadamente por las proyecciones actuariales en la materia. Se requiere que el Estado cumpla con sus obligaciones en términos del pago oportuno y completo de los aportes estatales y de la deuda que ha contraído con la institución y se deben ejecutar acciones contra la evasión, la morosidad y la deuda del sector privado modificando las forma en que estas 8 Se basa esta parte en el Informe del equipo de especialistas nacionales nombrado para el análisis de la situación del seguro de salud de la CCSS, denominado Recomendaciones para restablecer la sostenibilidad financiera del seguro de salud. Ver Carrillo et. al (2011) 14 labores se cumplen actualmente, con inspectores que estén primordialmente en terreno. 9 Por otra parte deben revisarse coberturas como las llamadas de convenios especiales y el monto de las contribuciones que a su alero se realizan, ya que cerca de dos de cada tres asegurados independientes y voluntarios se ubica en el rango más bajo de cotización -es decir, declaran un ingreso igual al mínimo contributivo-, y cerca de cuatro de cada cinco en los dos primeros rangos. En el caso de los convenios especiales, si bien cada uno de los miembros del grupo organizado debe pagar según su ingreso, en términos generales, la mayoría de ellos se ubica en la categoría de menores ingresos.10 En el contexto de un problema de larga data de gestión institucional deficiente, uno de los principales determinantes de la difícil situación financiera actual es el elevado incremento en el rubro de remuneraciones, el cual no se basó en adecuadas proyecciones sobre sostenibilidad financiera. Respecto del gasto total del seguro, las remuneraciones entre el 2000 y junio del 2011 pasaron de representar un 54,2% a 65,2%. Por ello se propone incidir decididamente tanto en el tipo de remuneraciones (ordinarias y extraordinarias, que son más onerosas), en los niveles salariales y, en general, en el tamaño de la planilla. Ello por sí solo, sin embargo sería insuficiente, requiriéndose intervenciones en otros rubros de gasto (tales como compras, incapacidades, y otros), así como en la gestión institucional. Se ha propuesto acometer un conjunto de medidas de forma integral e inmediata y se han definido como urgentes aquellas dirigidas a: - aumentar la recaudación de ingresos (contribuciones obrero-patronales y pagos del Estado), pero manteniendo para el 2012 una estimación prudente del presupuesto de ingresos; 9 Este incumplimiento de pagos del Estado está siendo revertido. Por esta razón el equipo de especialistas formular las siguientes recomendaciones: a) El ingreso mínimo contributivo para todos los asegurados directos debe definirse como un porcentaje del salario mínimo de los trabajadores no calificados, y ningún asegurado podrá cotizar por debajo de ese mínimo (excepto los casos de nuevos ingresos o cesantías de trabajadores en los períodos intermedios del mes, y los reportes de incapacidades y permisos sin goce de salario que abarcan más de 15 días); b) La contribución conjunta para el SEM de los asegurados independientes, voluntarios y por convenios especiales debe ser igual a la de los trabajadores asalariados (14,75%). La escala contributiva debe considerar menos rangos salariales respecto a la actual, y una reducción más fuerte de la contribución (subsidio) estatal a medida que aumenta el ingreso, y debería ser cero para los mayores ingresos. 10 15 - contener los gastos, principalmente en remuneraciones (afectando tanto el salario como el número de empleados, pero especialmente reduciendo los pagos por tiempo extraordinario), pero también mejorando los procesos de compra e incidiendo en otros rubros de gasto; - renovar los puestos de dirección, realizando concursos públicos abiertos para seleccionar a las personas que van a ocupar los puestos; - instaurar mecanismos que garanticen anualmente una adecuada rendición de cuentas de todos los puestos de jefatura, en función de su aporte a logro de los objetivos institucionales; - reducir el gigantismo administrativo del nivel central, mediante una reestructuración organizativa; - revertir el proceso de desconcentración; - consolidar los procesos de planificación y evaluación en una sola Dirección institucional que cumpla a cabalidad con lo que deben ser esos procesos; - controlar los horarios y aumentar la productividad del personal médico; - transparentar y eliminar las listas de espera - conformar un grupo externo de transición que acompañe el proceso de cambio gerencial y organizativo. 7) Unas reflexiones finales Por último, unas reflexiones sobre Europa, ya que habrá quienes comulguen con las posiciones de Nozik y que hoy se solacen con la crisis europea, como evidencia de a dónde conducen presuntamente los excesos en materia de protección social, y propongan sacar lecciones para América Latina en términos de un reduccionismo en esta materia. Como advierte Machinea sobre el modelo europeo (2011) pareciera más razonable buscar las razones de la crisis de la zona euro en una prematura adopción de una moneda común, sin mecanismos fiscales de compensación y, en el caso de los países del Mediterráneo, en una excesiva dependencia del ahorro externo traducido en un elevado déficit en cuenta corriente: Europa debe encarar los excesos públicos y privados e introducir las correcciones necesarias para reducir los riesgos de crisis futuras, terreno en que poco se ha avanzado. Pero no se trata de responsabilizar al 16 Estado de bienestar de sus males, aunque ello ciertamente no signifique ignorar la existencia de problemas de los sistemas de protección social o las rigideces en la estructura económica que afectan la competitividad de algunos países. Por el contrario, los cambios del modelo de inclusión y de protección social -que han sido ejemplares para el mundo- deben preservar los principios de cohesión social, indispensables para combatir el aumento de las desigualdades que, junto con las oportunidades, acompañan a la globalización. En materia de protección social, los principios de solidaridad y universalidad deben seguir vigentes en Europa. 17 ANEXO, CUADRO 1 AMERICA LATINA (18 PAISES): TAXONOMÍA SEGÚN COBERTURA DE LA PROTECCIÓN SOCIAL Y ALGUNOS FACTORES CONDICIONANTES (2004 – 2006), PROMEDIO ARITMETICO Coberturab Grupos / Paísesa Grupo 1 Chile Costa Rica Uruguay Argentina Brasil Panamá Grupo 2 México Venezuela Colombia Grupo 3 Ecuador República Dominicana El Salvador Guatemala Perú Bolivia Nicaragua Paraguay Honduras Promediosf Sector informalc Incidencia pobrezad Pensiones (cobertura PEA) Salud población Población 65+ pensionada 62.7 62.7 60.9g 39.2 48.1 45.0 88.4 86.8 56.5g 58.9 64.6 61.7 41.3 85.6g 70.5 85.3 41.7 28.2 32.2 41.2 37.0 39.3 36.3 13.7 19.0 18.8 21.0 33.3 30.8 35.9 35.3 31.8 45.3 38.3 53.3 23.3 31.3 25.1 41.0 47.5 42.9 31.7 30.2 46.8 26.2 20.2 16.5 27.5 17.4 11.9 51.9 46.3 43.0 44.5 29.2 26.8 14.0 12.5 18.5 12.7 20.1 33.3 15.8 16.6 13.3 25.8 18.8 12.4 8.2 37.6 16.2 15.4 27.7 18.0 0.3 14.9 5.3 33.0 49.6 51.6 60.0 65.4 55.2 55.8 54.2 46.4 47.5 60.2 44.5 63.9 69.4 60.5 71.5 37.3 h Pensiones asistencialese X X X X X i xi Fuente: Elaborado por Mesa Lago (2010) La primera y tercera columna se basan en Rofman, Luchetti y Ourens, 2008. La segunda en Mesa-Lago, 2008a, 2009d, y fue actualizada con IHSS, 2008; ILO, 2008;INE,2007;INSS, 2008;Tesorería, 2009. La tercera se basa en la legislación; la cuarta y la quinta se basan en ECLAC, 2008a. Traducción propia. a b c d e f g h i j 18 Los países se ordenan por promedios aritméticos en los tres grupos. Pero Cuba(grupo 1) y Haití (final grupo 3) se excluyen por falta de datos. La cobertura de pensiones de la PEA se basa en contribuyentes activos de encuestas 2004 – 2006. La cobertura de la población total se basa en estadísticas de instituciones y de encuestas de 2000 a 2007, y excluye al sector público. La cobertura de la población de 65 y más en pensiones se basa en encuestas 2004 - 2006. Porcentaje urbano de empleados en PEA. Porcentaje de la población total. Pensiones asistenciales a mayores pobres. Promedios no ponderados excepto en pobreza, por CEPAL. Las estadísticas institucionales arrojan cobertura de pensiones de PEA de 68% y de la población de 64 y más de 97%. La cobertura de salud incluye instituciones mutuales de ayuda y otras que abarcan fuerzas armadas, policía etc. La cobertura total incluyendo el sector público asciende a 97%. Brasil no tiene un sistema de aseguramiento público, sino un sistema público con amplio acceso. Ello complica su inserción en el ordenamiento. En 2009 se introdujo una pensión asistencial. No es una pensión focalizada en los pobres. Bibliografía Arrow, K. (1963), “Uncertainty and the welfare economics of medical care”, The American Economic Review, vol. 53, Nº 5, Nashville, Tennessee, American Economic Association, diciembre. __________ (2000), “Insurance, risk and resource allocation”, en G. Dionne y S.E. Harrington (comps.), Foundations of Insurance Economics. Readings in Economics and Finance, Boston, Kluwer Academic Publishers. 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