La Educación en el Hogar

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Educación en el Hogar
¿Qué es la educación en el hogar (homeschooling)?
La educación en el hogar es una alternativa educativa en la
que los padres y estudiantes toman el control del
aprendizaje. El padre asume el derecho constitucional de
impartir la educación a sus hijos. Este proceso se
desarrolla, en la mayoría de los casos, como un trabajo
interactivo entre el padre y el estudiante pues el proceso
se adapta a los intereses, fortalezas y debilidades de cada
estudiante. Se considera una alternativa educativa, no una
competencia al sistema educativo tradicional.
Podemos encontrar muchas variantes de la educación en el
hogar:
La madre o padre que no trabaja fuera del hogar y es la
encargada(o) de la mayor parte de la educación
impartida a los menores.
Ambos padres trabajan fuera del hogar, en diferentes
horarios, y se dividen las tareas educativas.
Algún familiar (abuela, tíos, etc.), son los encargados de
dirigir el proceso educativo.
Los padres contratan a un(os) tutor(es) particular(es)
que se encarga de todas o algunas de las materias a
impartirse.
Los padres contratan los servicios de educación a
distancia de alguna escuela certificada.
¿Es legal educar en el hogar en Puerto Rico?
Sí, lo es. Todo puertorriqueño, ciudadano americano, está
protegido por las garantías constitucionales de los Estados
Unidos. Por lo tanto, derecho a educar a los hijos en el
hogar es un derecho protegido por la Decimocuarta
Enmienda (Derecho de Libertad). Si la educación en el
hogar está arraigada en principios religiosos y/o morales,
también se extiende la garantía constitucional de la
Primera Enmienda (Libertad de Culto). El derecho a la
educación en el hogar está protegido en Puerto Rico por el
artículo II, Sección 5 de nuestra constitución. La
educación, a partir de los cinco (5) años de edad, es
obligatoria. 3 LPRA sec. 391. Sin embargo, "no se exigirá la
asistencia a las escuelas públicas a aquellas que reciban
educación en escuelas establecidas bajo auspicios de
entidades no gubernamentales". 18 LPRA sec. 2.
Entiéndase, por lo tanto, que cada hogar-escuela es una
escuela no-gubernamental. La educación en el hogar no
requiere notificación al, ni permiso del Departamento de
Educación, ni de ninguna otra entidad gubernamental.
A pesar de que la educación en el hogar es legal, existe un
alto grado de desinformación entre la comunidad
puertorriqueña sobre este aspecto. Es muy común el que
cuando un padre exprese su deseo de educar en el hogar,
en las escuelas le informen que no es legal hacerlo o que
para hacerlo deben registrase como escuela en el
Departamento de Estado y como resultado muchos padres
abandonan la idea de utilizar esta alternativa educativa. Es
también muy común el que familias educadoras en el hogar
se encuentren con escollos cuando buscan servicios
gubernamentales como lo son los servicios del PAN, de
Reforma de Salud y/o de Educación Especial. Las personas
a cargo de coordinar estos servicios no conocen lo que es
la educación en el hogar y las familias se ven envueltas en
situaciones embarazosas y a veces desisten de solicitar
beneficios a los que tienen derecho. También se conoce de
instancias en las que personas bien intencionadas someten
una querella al Departamento de la Familia por maltrato
pues observan que los menores no asisten a la escuela
regular. Al no existir un reconocimiento oficial por parte
del gobierno de la educación en el hogar, estos casos se
tienen que ver uno a uno y por el crecimiento de miembros
en la comunidad, esto es cada vez más difícil. Por tal
razón, una gran parte de nuestra comunidad no se opone a
que el Gobierno establezca una política pública que
reconozca la educación en el hogar como una alternativa
educativa viable y legal.
¿Quiénes y cuántos son los educadores en el hogar?
Contrario a lo que muchos piensan, los educadores en el
hogar no son un grupo homogéneo. Los educadores en el
hogar son familias de todos los niveles sociales, familias
que utilizan la religión como base de toda su vida y otras
que no. Los educadores en el hogar viven en las ciudades y
en los pueblos pequeños. Sus núcleos familiares pueden ser
tradicionales (papá, mamá e hijos) y pueden ser familias
especiales (un solo padre, familia extendida, etc.).
En Puerto Rico no existe un registro de educadores en el
hogar por lo que no es responsable decir un número
exacto. Podemos hacer un estimado a base de las familias
que pertenecen a un grupo de apoyo pero debemos tener
presente que existen muchas familias que no pertenecen a
ningún grupo de apoyo. Se estima que existen unas mil
familias educadoras en el hogar en Puerto Rico y a juzgar
por el número de familias que asisten a orientaciones
sobre el tema, este número crece a pasos agigantados.
En los Estados Unidos, se estima que existen 2 millones de
menores educadoras en el hogar, o casi un 2% de la
población escolar. Este número es estimado pues no todos
los educadores en el hogar están obligados a registrarse.
Por el número creciente de solicitudes de admisión
presentadas a las universidades y el número creciente de
aceptaciones a las mismas, se puede constatar que la
comunidad de educadores en el hogar está en constante
crecimiento.
¿Por qué elijen las familias la educación en el hogar?
El número de razones para educar en el hogar es igual al
número de familias educadoras en el hogar pero las
principales razones que citan los padres en estudios
realizados son:
Preocupación por el desarrollo de los valores y estilo de
vida de sus niños. Desean enseñar y transmitir sus
valores filosóficos, culturales, religiosos, tradiciones,
creencias y visión particular sobre el mundo.
Preocupación por el desarrollo cognitivo de sus niños. Los
padres desean que sus hijos alcancen más logros
académicos de lo que podrían en una escuela.
Desean individualizar el currículo y ambiente de
aprendizaje de acuerdo con las fortalezas y necesidades
únicas de cada niño.
Desean fomentar las relaciones familiares entre padres e
hijos y entre hermanos a través de mayor contacto
paterno-filial.
Desean proveer interacciones sociales guiadas con pares
y adultos, minimizando la presión de grupo innecesaria
que puede ocurrir en el ambiente escolar.
Un mayor número de padres están preocupados por la
seguridad de sus hijos, debido a la violencia física,
drogas, alcohol y abuso psicológico.
¿Pueden los padres enseñar todo lo que los niños deben
aprender? ¿Cómo certifican su trabajo? ¿Quién los
supervisa?
Cuando nos hacemos estas preguntas partimos de dos
premisas erróneas. La primera premisa errónea es que los
padres deben ser expertos en todas las materias para
educar a sus hijos. El segundo error es pensar que solo
existe una forma de enseñar y por lo tanto los padres
educadores en el hogar se pueden supervisar.
En la educación en el hogar, el padre es más que un
maestro, es un facilitador de recursos. Los niños tienen
una sed por aprender increíble y siempre desean saber el
por qué de los temas más extraños. Desde pequeños, los
padres le muestran a sus hijos que el mundo es un salón de
clases y que en todos lados encontramos recursos de los
que podemos aprender. Cuando pensamos en las destrezas
académicas básicas, todos sabemos que la escuela
elemental comprende unas destrezas que todos dominamos
y que podemos transmitir sin problemas, especialmente
con la variedad de materiales disponibles en el
para la enseñanza de las
mismas. Cuando pensamos en el estudiante que entra en
temas más especializados, debemos tener en cuenta que el
educador en el hogar no se limita a los innumerables libros
de texto disponibles para las distintas materias, sino que
busca recursos en la comunidad: bibliotecas, amigos,
tutores, profesionales, videos, internet, voluntariado, etc.
Los jóvenes son muy capaces de aprender por su cuenta
sobre temas que les interesan, además de que el padre
educador en el hogar muchas veces aprende junto a su hijo
sobre temas que a lo mejor ignoró o se aprendió “por
botella” cuando asistió a la escuela.
Por otro lado, el suponer que algún maestro certificado
debe supervisar a los padres, implica que hay una sola
forma de educar a los niños, y que los maestros
c e r t i f i c ad o s s o n l o s ú n i c o s q u e l a c o n o c e n .
Definitivamente, los maestros han sido adiestrados por
muchos años en técnicas pedagógicas y en materias de
especialidad. Su profesión es sumamente valiosa e
indispensable para el funcionamiento de un salón de clases;
sin embargo, la metodología utilizada en un salón
tradicional para enseñar a grupos grandes es muy distinta
a la utilizada en el ambiente hogareño, donde la relación de
enseñanza y el método son individualizados. No hay un solo
estudio que haya comparado todos los métodos de
enseñanza y que haya comprobado cuál es el más adecuado.
Por lo tanto, es imposible evaluar y supervisar la enseñanza
en el hogar de forma generalizada.
Parte de ésta información fue obtenidad de:
The Caribbean Center of Home Education Resources
North Area Christian Homeschoolers (NACH)
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