Principales modelos pedagógicos y su repercusión en el currículo (Dr C Giraldo Llanio.) Toda institución docente, particularmente aquellas en que se desarrolla la enseñanza superior poseen su propio modelo pedagógico el cual, en unos casos, puede encontrarse declarado en uno o varios documentos en los que se mencionan explícitamente las características del modelo adoptado. En otros casos, los presupuestos y manifestaciones pueden estar implícitos en las actuaciones de los principales protagonistas del proceso (dirigentes, docentes, alumnos). El modelo pedagógico, tal como lo hemos asumido, constituye una representación de los componentes esenciales que forman el sistema pedagógico, las relaciones entre los componentes y del sistema en su conjunto con el entorno social. La observación o descripción del modelo pedagógico de una institución permite identificar el comportamiento de los elementos didácticos, las relaciones profesor-alumnos, educadores-educandos, papel que se le concede a estos últimos en el proceso, la flexibilidad o rigidez del sistema, el nivel de la ciencia, los aportes a la sociedad, entre otros aspectos relevantes. Detrás de todo modelo pedagógico existe, por supuesto, una filosofía, una concepción pedagógica y psicológica que determinan la orientación, ante todo del proceso docente-educativo, del currículo. A su vez, la tendencia asumida en el diseño curricular tendrá repercusiones en todo el sistema pedagógico adoptado, contribuyendo positiva o negativamente en el logro de los fines generales de la institución. En nuestro país y en específico en los Centros de Enseñanza Militar, la base filosófica de todo modelo pedagógico lo constituye el marxismo-leninismo con el materialismo dialéctico como insuperable instrumento metodológico que le permite abordar el fenómeno de la educación en toda su integridad, con sus contradicciones internas como fuerza motriz de su desarrollo, su carácter clasista y en su interrelación con las estructuras económico-sociales dominantes. Sin embargo, el hecho de que se asuma esta concepción general no significa que no puedan adoptarse tendencias o enfoques en el diseño curricular cuyas raíces epistemológicas no esté totalmente afincadas en la pedagogía o psicología marxistas, habida cuenta de que éstas no siempre han dado una respuesta metodológica práctica a los diversos problemas que se han presentado en el diseño curricular. Consecuentemente con lo expresado, analizaremos entonces las principales características de los modelos de mayor vigencia en la pedagogía actual y sus repercusiones en el diseño curricular. Modelos conductistas Al referirse a los modelos conductistas, algunos autores hablan de modelos "precursores", por encontrarse asociados a los orígenes de la teoría curricular. Para la elaboración del currículo, según este modelo, se partede objetivos conductuales, es decir, aquellos que expresen los resultados en términos del comportamiento externo, en los que se hace énfasis en la claridad y precisión con que se formulen. Se establecen además verbos "adecuados" para expresar los objetivos. Las fuentes para elaborar los objetivos difieren entre algunos autores clásicos de este modelo. Para Ralph Tyler, los objetivos se obtienen de diferentes fuentes externas a la escuela: los especialistas (de la producción, los servicios), la sociedad y los estudiantes. Estas fuentes llegan a convertirse en objetivos docentes después de pasar por el filtro de la filosofía y la psicología. Para Tyler, la atención a la sociedad como fuente tiene un carácter pragmático, utilitario, puesto que aquí tiene en cuenta lo actual, lo socialmente útil. En la consideración de los intereses de los estudiantes puede apreciarse la huella de la Escuela nueva propugnada por John Dewey, fielmente admirado por Tyler. El modelo de Tyler puede resumirse en el siguiente esquema: Fuentes: Especialistas Sugerencias Sociedad Sugerencias Alumnos Sugerencias Objetivos sugeridos Filtro filosófico Filtro psicológico Objetivos definidos Selección de actividades de aprendizaje Organización de actividades de aprendizaje Evaluación de experiencias Reinicio del ciclo Como se ve, el diseño según el modelo de Tyler sigue un camino lineal objetivos----actividades----evaluación que inicia una denominada tecnología en el diseño curricular. Pese a sus limitaciones, el modelo de Tyler aporta criterios válidos para determinar los objetivos, al considerar las fuentes y los filtros propios de la institución docente. El principal problema que plantea este modelo es el de la reducción del contenido a lo que él denominó actividades y experiencias de aprendizaje, relegando el conocimiento teórico a un plano inferior dentro de la formación del alumno. Otro modelo conductista, más reciente en el tiempo, es el de Hilda Taba. Para esta autora, las referencias externas se encuentran en el diagnóstico de necesidades, es decir, en la investigacción de las demandas y requisitos de la sociedad y de la cultura, tanto presentes como futuras. Sobre esta base, ofrece una guía para determinar los objetivos de la enseñanza, los contenidos y las actividades de aprendizaje. El esquema planteado para el diseño es el siguiente: Diagnóstico de necesidades Formulación de objetivos Selección del contenido Selección de actividades de aprendizaje Organización de actividades de aprendizaje Determinación de lo que se va a evaluar y de las maneras de hacerlo. Si bien la Taba retoma el modelo de Tyler en determinados aspectos y lo enriquece al modificar el enfoque hacia los contenidos, su diagnóstico de neccesidades puede conducir a satisfacer demandas muy específicas, inmediatas y utilitarias. Aquí igualmente se manifiesta el modelo de tipo lineal, tecnológico que establece un vínculo rígido entre los objetivos y las restantes categorías del proceso. También resulta relevante dentro de esta tendencia el modelo de Mager, puesto de moda a partir de los años setenta, basado fundamentalmente en la elaboración de objetivos conductuales. En términos generales, estos deben cumplir los siguientes requisitos: Deben redactarse en términos referidos a los estudiantes. Se debe identificar la conducta observable deseada. Se deben establecer las condiciones en que se muestra la conducta. A partir de estas ideas de Mager, otros dos autores proponen un modelo que ha tenido hasta hoy una gran difusión en el ámbito curricular: la enseñanza centrada en los objetivos, la que puede reesumirse en el siguiente esquema: Especificación de los objetivos Evaluación previa Enseñanza Evaluación de los resultados Aquí se hace énfasis en que los objetivos deben cumplir los requisitos planteados por Mager, de manera que el proceso de enseñanza y su evaluación se correspondan con los mismos. Una característica de los modelos conductistas es la identificación de los objetivos con los resultados a alcanzar. Esto significa en la práctica que durante todo el proceso de preeparación para la clase el profesor que deba seguir este modelo se sienta en la obligación de identificar exactamente el verbo que debe utilizar para formular el objetivo, teniendo en cuenta que al finalizar la clase lo alcanzado por todos y cada uno de los alumnos deba coincidir casi exactamente con lo deseado. Como se encarga de enfatizar el propio Tyler, "La forma más útil consiste en señalar el tipo de conducta que los alumnos deben desarrollar y el contenido o área de vida en que dicha conducta debe operar" Es decir un resultado en términos observables. Esto implica que el proceso tiene que ser organizado de manera tal que conduzca a ese resultado y no a otro. Determina además que al finalizar la clase, se vea obligado a comprobar fehacientemente el logro de los resultados previstos. Esta situación se hace extensiva al proceso en general. Otro elemento de mucho interés para el diseño, muy vinculado a este modelo es la conocida "derivación de objetivos", mediante la cual los objetivos generales de un plan de estudios, programaa o curso se descomponen (derivan) en objetivos de un alcance más específico. Se exige una congruencia desde el objetivo del programa hasta el de un tema e incluso una clase. Se establece una relación entre el todo y las partes de carácter acumulativo (el todo es la suma de las partes, al objetivo general se llega mediante la acumulación de objetivos parciales). Este concepto está baasado en uno de los principios del conductismo psicológico (el de la complejidad acumulativa) que establece que todas las conductas complejas son un producto del encadenamiento acumulativo de respuestas. Esto significa que cualquier conducta ccompleja puede ser descompuesta en las partes que la conforman. Enseñando, por tanto, las conductas componentes, se puede ir arribando paulatinamente al logro de una conducta final compleja. El proceso de enseñanza en un modelo conductista se manifiesta, además de lo que hemos planteado ya anteriormente, en una búsqueda de la automatización del aprendizaje, el cual queda reducido de respuestas rápidas a determinados estímulos, sin prestar la debida atención a las necesarias generalizaciones teóricas propias del pensamiento científico. Por supuesto que en algunas variantes conductistas, como la de Mager se aprecian más claramente estas limitaciones que en otras, como pueden ser las de Tyler o Taba, más ricas en sus concepciones didácticas. La evaluación en un diseño curricular con un enfoque conductista hacce énfasis en observar los avances parciales del alumno en su camino hacia el dominio final de las conductas señaladas en los objetivos generales. Es por ello que en los programas abundan las pruebas parciales encaminadas a medir las destrezas alcanzadas al concluir determinados contenidos. De lo observado hasta aquí, podemos asociar algunas de las concepciones, criterios y acciones que hemos sostenido en nuestros propios diseños con los postulados y procedimientos que se preconizan en este modelo, lo cual resulta lógico si tenemos en cuenta que durante muchos años este enfoque pedagógico ha logrado dominar en la pedagogía de muchos países, a lo cual no escaparon los sistemas educativos del campo socialista, en lo cual nuestro país no fue una excepción. Debemos recordar que nuestra enseñanza toma, por principio, los objetivos como un componente rector del proceso, por lo que no es difícil que en determinados momentos se transgreda la frontera entre su consideración como un proyecto a tener en cuenta, que influye sobre los métodos y otros elementos y la adopción rígida de los objetivos como un resultado a alcanzar obligatoriamente en cada actividad docente. Otro tanto podría ocurrir con la derivación mecánica de objetivos, propia del modelo conductista y la necesaria formulación de objetivos en los diferentes planos del proceso (plan de estudio, programa, tema,etc.). Por otra parte, no debemos condenar de forma absoluta las propuestas del modelo conductista. Si bien en un nivel general del diseño es recomendable estar atento a sus limitaciones, hay problemas concretos de la enseñanza ( por ejemplo, en la formación de determinados hábitos) a los cuales se les puede dar respuesta con una organización de las actividades en las que se tomen en cuenta algunos presupuestos del conductismo. Pensamos, por ejemplo, en determinados aprendizajes donde se requiera un elevado nivel de automatización y de respuestas rápidas ante determinados estímulos externos, que en nuestra actividad resultan frecuentes. Modelos constructivistas La pedagogía operatoria surgida en la década de los '70, basada en la teoría de Epistemología genética de Jean Piaget ha encontrado una gran repercusión en el campo educativo en los últimos años como una alternativaa a los modelos tradicionalistas y conductistas. En la práctica pedagógica estas ideas se han manifestado fundamentalmente en el diagnóstico del desarrollo intelectual del niño, en la elaboración de programas que se correspondan con el nivel de desarrollo intelectual y en la determinación de métodos que propicien tal desarrollo. En el campo del diseño curricular, no podemos asegurar que existan propuestas generalizadas para la estructuración de un currículo que íntegramente responda a sus presupuestos, aunqueen los trabajos realizados para la reforma educativa en España se introdujeron elemeentos constructivistas en los diseños para la enseñanza general. En términos generales, las ideas básicas que aporta un modelo basado en las ideas constructivistas de Jean Piaget, a las que pueden añadirse aquellos aspectos que se han ido incorporando con posterioridad por algunos de sus seguidores pudieran resumirse en: El reconocimiento de diferentes etapas en el desarrollo intelectual del ser humano: etapa sensorio-motriz (0-2 años), etapa de las operaciones concretas (2-13 años) y etapa de las operaciones formales (13-16 años). Las acciones que realiza el sujeto sobre el objeto obedecen a una determinada organización interna que las origina y regula. Esta organización interna se sintetiza en los esquemas (esquemas reflejos, propios del lactante; esquemas de acción, con un carácter de generalización en diferentes situaciones; representativos, que permiten la imaginación y organización de las acciones aún no realizadas). Estos esquemas se coordinan o agrupan entre sí para conformar estructuras operatorias. Tanto los esquemas como las estructuras operatorias tienen un desarrollo intrínseco en el individuo. Los esquemas y estructuras evolucionan progresivamente a través de un proceso permanente de equilibrio-desequilibrio-equilibrio, que resulta del juego entre los llamados "conflictos cognitivos" o "perturbaciones" que provocan el desequilibrio entre los esquemas y el objeto no conocido (o aspectos desconocidos del objeto), la asimilación y la acomodación. Este proceso conduce a un estado de equilibración superior, por lo que constituye el motor del desarrollo cognitivo. Se concede un papel activo al alumno en el proceso de enseñanza, pero no basado en concepciones intuitivas o asociacionistas, sino en el conocimiento de las etapas de desarrollo cognitivo, en los tipos de conocimientos, etc. Como complemento al desarrollo genético de las estructuras operatorias, se propone la "enseñanza indirecta", en la cual el maestro no enseña, sino que propicia situaciones en las cuales el alumno construye sus conocimientos de manera natural y espontánea (crear en particular los conflictos cognitivos). Las finalidades de la educación radican en promover no sólo el desarrollo cognoscitivo del alumno, sino su autonomía moral e intelectual, es decir, un alumno capaz de pensar críticamente por sí mismo. En materia de evaluación, manifiesta una radical oposición a los exámenes, por tratarse de instrumentos que generalmente evalúan la adquisición de informaación y no las habilidades del pensamiento. Se considera como lo más valioso la evaluación de la inteligencia y de los métodos de trabajo de los estudiantes. Se le asigna un papel especial al error, al no considerarlo como falta, sino como pasos necesarios en el proceso constructivo. Para una propuesta curricular más concreta, podemos citar algunos principios generales enunciados por César Coll (1991) para un modelo de diseño curricular basado en estas ideas: La selección de los objetivos educativos debe tener en cuenta el nivel de desarrollo de las estructuras operatorias del alumno (en el caso de los niveles de enseñanza general y medio). Igualmente, los conocimientos previos con los que se inicia en las experiencias escolares. Estos conocimientos pueden estar más o menos ajustados a las exigencias de las nuevas situaciones de aprendizaje. La modificación de los esquemas de conocimiento del alumno es el objetivo de la educación escolar. Inspirados en el modelo de equilibración de las estructuras cognitivas de Piaget se puede caracterizar la modificación de los esquemas de conocimiento en el constecto de la educación escolar como un proceso de equilibrio inicial- desequilibrio-reequilibrio posterior. De lo que precede, se infiere que es el alumno el que, en último término, construye, enriquece, modifica, diversifica y coordina sus esquemas; él es el verdadero artífice del proceso de aprendizaje escolar; la actividad constructiva del alumno no aparece como una actividad individual sino como parte de una actividad interpersonal que la incluye. Aqui se trata no sólo de una interacción profesor-alumno, sino también alumno-alumno. En este último caso, las situaciones en que aparecen conflictos sociocognitivos como resultado de la confrontación de puntos de vista divergentes entre los participantes en una tarea tienen repercusiones indiscutiblemente favorables para el proceso constructivo. Desde el punto de vista de la concepción de un esquema secuencial para el diseño de un currículo, las ideas de un constructivista no difieren sustancialmente de las propuestas clásicas sobre el diseño. Es decir, la fuente de los objetivos puede ser, como para Tyler, los especialistas, los alumnos, lo social o el diagnóstico de necesidades sustentado por H. Taba. La diferencia esencial comienza en el enfoque dado a la formulación de los objetivos. Aquí se requiere una consecuencia con los principios de autonomía moral e intelectual defendidos por Piaget y sus seguidores. Pudiéramos decir que el desarrollo de un pensamiento crítico y creativo acerca de los contenidos, en lo que respecta al plano cognitivo y una conducta moral autónoma, ambos aspectos en forma muy interrelacionada, no pueden ser obviados en los objetivos generales que den inicio al proceso de diseño. A diferencia del modelo conductista que propugna unaa correspondencia unívoca de los contenidos con los distintos objetivos planteados, los promotores de este modelo se preocupan más porque los programas de estudio reflejen los puntos en que pueden surgir los conflictos cognitivos que conducirán a los estados de desequilibrio de los esquemas y estructuras operacionales del alumno así como las vías para pasar al equilibrio superior a través de los contenidos, las formas de enseñanza, tareas, etc. El currículo diseñado por este modelo tiene que privilegiar los métodos empleados por el profesor en su actividad educativa. Cuando hablamos aquí de método, no estamos usando el término en un sentido estrecho, sino en los modos generales de interacción del profesor con los alumnos. Como ya se ha señalado, en el sentido metodológico impera la "enseñanza indirecta", lo que implica que el énfasis no puede ser puesto en la actuación del profesor, sino en la motivación de la curiosidad del alumno, en su iniciativa, en la búsqueda y descubrimiento de los nuevos conocimientos. Implica también el conocimiento del desarrollo cognitivo de los alumnos, en sus estilos para aprehender los contenidos y construir sus conocimientos. La concepción acerca de la evaluación del aprendizaje repercute al diseñar el currículo, ya que este debe caracterizarse principalmente por la realización de tareas que demuestren la autonomía intelectual del alumno y no por la presencia de pruebas y exámenes que lo sometan a situaciones emocionales indeseables, nocivas para su desarrollo. Modelos de diseño curricular basados en la investigación-acción. Este modelo se desarrolla actualmente como una perspectiva contrapuesta a los moodelos lineales de diseño basados en los objetivos. Contempla al currículo como un proceso susceptible de ser transformado y mejorado contínuamente, no a partir de la labor de los diseñadores, sino de los propios alumnos y profesores. Sus bases metodológicas y epistemológicas descansan en el método de la investigación en la acción, introducido en el campo de las ciencias sociales en la primera mitad del siglo XX en los Estados Unidos. Este método investigativo surge dentro del propósito de combinar la investigación experimental aplicada en las ciencias naturales con los cambios a introducir en determinadas comunidades o grupos. Los investigadores sociales pudieron advertir que el tipo de investigación de corte positivista aplicado en las ciencias naturales, tan extendido a otros objetos de investigación, no podía abarcar toda la riqueza de los fenómenos que se presentan en esta esfera, motivado en primer lugar porque en estas disciplinas el supuesto "objeto" de la investigación (la personalidad humana) es un sujeto de sus propias transformaciones e interviene activa y conscientemente en los cambios que se desean introducir en su entorno. Por tales razones, este método encontró eco en la investigación educativa, pero a la vez se extendió a la práctica pedagógica con sus consiguientes consecuencias en el campo del diseño curricular. Se reconoce a L. Stenhouse, pedagogo inglés y a su colaborador John Elliot, como los principales propulsores de este método en la educación, por lo que es aceptado el término introducido por ambos como "Modelo de la investigación en la acción". Las implicaciones que para el proceso docente tiene la introducción de este modelo están suficientemente tratadas por González, O. y González, M. en el capítulo "Modelo de la investigación en la acción" del libro "Tendencias pedagógicas contemporáneas" editado por el CEPES de la Universidad de La Habana. Para nuestros propósitos, queremos resaltar los elementos esenciales que pueden marcar un diseño concebido dentro de este enfoque. Como método de investigación, las mencionadas autoras consideran que sus rasgos más característicos radican en: El problema nace en la comunidad, que lo define, analiza y resuelve. Su fin último es la transformación de la realidad social y el mejoramiento de la vida de los involucrados. Los beneficiarios son los mismos miembros del grupo o comunidad. Exige la participación plena e integral de la comunidad durante toda la investigación. El investigador es un participante comprometido que aprende durante la investigación. ¿Qué repercusión tienen estos postulados para el diseño del currículo docente? En primer lugar, que aquí los alumnos son considerados como miembros de una "comunidad", interesados en la transformación de un objeto y de sí mismos y por tanto, partícipes activos de la investigación. El profesor interviene en calidad de "investigador" y su deber es propiciar las condiciones para que la actividad de los alumnos se desenvuelva por los cauces deseados. Es un participante comprometido con la comunidad y un transformador de la realidad, despojado de mitos acerca del programa y los contenidos. El currículo es un proyecto en ejecución que se verifica en la acción del aula, una exploración a través de la cual se investiga. Esto significa que el currículo no es sólo un plan (o proyecto) elaborado para desarrollar el conocimiento mediante determinados contenidos, sino que atiende permanentemente a cómo se desarrolla y debe poseer las condiciones para modificarse en correspondencia con el proceso. Como se ha podido apreciar, en este modelo se trata de eliminar la separación entre diseñadores y ejecutores del currículo. Aquí el profesor, en su calidad de profesional reconocido en el ámbito docente, elabora el plan, lo pone en ejecución y debe permanecer dispuesto a modificarlo en dependencia del comportamiento del proceso. Es decir, que es en el aula donde se decide el desarrollo del currículo y su constante perfeccionamiento. Esquemáticamente, este proceso pudiera representarse de la forma siguiente: Aula Profesor/alumnos Contenidos curriculares (problemas) Proceso de investigación y evaluación Proceso de enseñanza (aprendizaje) El proceso pudiera definirse entonces en los términos siguientes: Formulación de problemas por los propios estudiantes con la participación del profesor. Búsqueda de soluciones en un proceso de aprendizaje-investigación. Evaluación de las soluciones. Ajuste del currículo de acuerdo a las conclusiones obtenidas por alumnos y profesor. La enseñanza debe llevarse a cabo, para que surta el efecto deseado, según los siguientes presupuestos básicos: Debe basarse en el debate abierto y no en la actividad de transmisión. Es necesario fomentar y proteger la diversidad de puntos de vista. El profesor no debe aprovecharse de su posición privilegiada de autoridad legal para hacer valer sus puntos de vista. El profesor tiene responsabilidad en la calidad del aprendizaje a través de preguntas que exijan la fundamentación de respuestas. El profesor debe problematizar los contenidos de la enseñanza. La evaluación cumple una doble función en el aula, pues al mismo tiempo que se evalúa el aprendizaje de los alumnos (con una marcada tendencia a la autoevaluación), se realiza una constante evaluación del currículo con el fin de realizar los perfeccionamientos que sugiera su puesta en ejecución. Este modelo, como se habrá podido inferir, implica la existencia de un personal docente con una elevada profesionalidad, tanto en lo pedagógico como en su especialidad y en el dominio del método investigativo lo que presupone una concesión de libertad académica al docente por parte de la institución con todas las implicaciones que la misma conlleva. Modelos globalizadores. La estructuración del currículo por disciplinas o asignaturas está siendo criticada hoy en algunos medios pedagógicos que consideran que esta fragmentación de la realidad dificulta que el alumno perciba una visión integral de los problemas que se presentan en un objeto de estudio determinado; por otra parte, se argumenta, se producen repeticiones de información, el alumno debe cumplir con numerosas tareas que se derivan de la recepción simultánea de varias materias (cumplimiento que en no pocas ocasiones resulta formal, por cuanto debe "saltar" de un contenido a otro sin la requerida profundización). Como una alternativa a las dificultades de la estructuración por disciplinas o asignaturas, ha surgido en la práctica pedagógica de los últimos tiempos la estructura globalizadora o integradora del currículo. Existen diversos modelos puestos en práctica en la enseñanza de pregrado en países de América Latina (México, Ecuador). En nuestro país, se han adoptado experiencias de este tipo en los sistemas de capacitación y superación de los cuadros de algunos organismos. Esta estructuración tiene sus antecedentes pedagógicos más lejanos en el movimiento de la Escuela Nueva (activa), en la cual surgen las primeras propuestas globaliaadoras a través de los llamados "centros de interés" de Decroly. Aquí se postula "la unidad de la ciencia y la realidad". De esta manera se considera que "la división del conocimiento en diferentes materias de estudio es arbitraria y obliga al alumno a estudiar sin encontrar los nexos y las relaciones que entre sí guardan" ( ). Ya en la década de los setenta se crearon condiciones propicias en la Universidad Autónoma de México (Unidad Xochimilco) para introducir una propuesta globalizadora que partió no sólo de los aspectos integradores de la realiad, sino que tuvo en cuenta la teoría de sistemas, elementos de la teoría del conocimiento marxista y del constructivismo de Piaget, la teoría de la disciplinariedad y la dinámica de grupos. Otro elemento apreciado en este modelo, aunque no declarado explícitamente por sus promotores, es el de investigación-acción para el tratamiento del objeto de investigación. Más tarde, a finales de los años ochenta, se introdujo un modelo similar en la Universidad Nacional de Loja, en Ecuador. Todas estas propuestas integradoras tienen un sustrato organizativo que las acompaña orgánicamente: la estructura modular. Esto viene dado por la propia definición del módulo en la práctica pedagógica. Piastro Behar lo define como "Una sistematización del trabajo académico que, a través de la estructuración interdisciplinaria de objetivos de aprendizaje, lleva al alumno al conocimiento de la realidad, a la ubicación enella y a su transformación a través de funciones técnicas y profesionales d investigación, docencia y servicio". De acuerdo con esta definición, esta misma autora considera como característica esencial del módulo "la desaparición de los límites impuestos por la concepción tradicional de las disciplinas científicas como estancos cerrados y se enfocan siotuaciones o hechos concretos de la realidad en sus conexiones más directas, apremiantes y comunes...".( ). Aquí resulta evidente que tanto la definición como la caracterización hechas por la autora consideran al módulo muy vinculado al concepto de interdisciplinariedad, entendiendo por este último "una interacción entre dos o más disciplinas, lo que da lugar a una intercomunicación y enriquecimiento mutuos y, en consecuencia, una transformación de sus metodologías de investigación, una modificación de conceptos y terminologías fundamentales" ( ). Aunque esta autora habla de la "desaparición de los límites entre las disciplinas", la estructuración modular no implica necesariamente que desaparezcan estos límites o las propias disciplinas, ya que esto corresponde más bien al concepto de transdisciplinariedad, el cual es un nivel superior de integración en el que se constituye un sistema total que sobrepasa el plano de las relaciones e interacciones entre las disciplinas. En la actualidad, la estructura modular implica: a) Integración de contenidos en un nivel inter o transdisciplinario. b) Una relativa independencia o autonomía entre los módulos. c) Una articulación lógica con otros módulos. Desde el punto de vista de las implicaciones para el diseño curricular, hemos elaborado algunas propuestas dirigidas a una concepción modular,interdisciplinaria en la enseñanza y que no se limitan a una simple "planificación modular" en la que se contemplen solamente los aspectos organizativos del currículo sin profundizar en todos los elementos que deben estar presentes para considerar que nos encontramos insertados dentro de este enfoque pedagógico. En primer lugar, una organización integrada del currículo con una estructuración modular debe contemplarse como un sistema que incluya los objetivos, la estructura del plan de estudio, los programas, medios didácticos, horarios de clases, evaluación y otros aspectos. Puesto que el diseño curricular incluye el proceso de toma de decisiones para la elaboración del currículo, es imprescindible que desde su inicio se tenga presente que se parte de esta concepción. La preparación del personal docente debe ser tal que le permita asumir estos contenidos en su carácter interdisciplinario, sin que se pierda su necesaria especialización en determinada rama de la ciencia. La secuencia para el diseño curricular dentro de este modelo tendría que contemplar, entre otros, los siguientes aspectos: Determinación de los problemas de la práctica profesional a los que sería necesario dar solución durante el proceso docente-educativo. Estos problemas deben tener un carácter complejo, abarcador de múltiples ramificaciones y contenidos. Determinación de los objetivos educativos a alcanzar con los egresados. Elaboración del sistema de problemas de carácter docente que deberán incluirse en los programas de estudio. Determinación de los ejes temáticos que deberán dar respuesta, por sus contenidos, a los problemas docentes. Determinación de los diferentes módulos que compondrán la estructura del currículo y las formas de su evaluación. Este modelo interdisciplinario presenta fuertes detractores, que señalan como limitación fundamental las posibilidades de abordar con la profundidad requerida los aspectos esenciales y conceptuales de toda ciencia, lo que sólo es posible, acotan, mediante una estructuración disciplinar, en la cual se realicen, bajo la dirección del profesor, las necesarias abstracciones que les permitirá a los alumnos la construcción del aparato teórico que le permitirá enfrentar los problemas de la práctica con un sentido transformador. Un modelo a partir del enfoque histórico-cultural Las tesis desarrolladas por el eminente científico bielorruso L.S. Vigotsky acerca del carácter histórico-cultural de la psiquis humana y de otros aspectos relacionados con el desarrollo del hombre a partir del aprendizaje han tenido una amplia repercusión en la pedagogía, tanto en el plano general más relacionado con el diseño del currículo, como en el estudio de problemas concretos vinculados con la educación. El soporte materialista dialéctico sobre el cual elaboró sus ideas acerca del origen y desarrollo de las funciones psíquicas superiores en el ser humano ha determinado que en el ámbito educacional de nuestro país sus teorías fundamentales hayan tenido una gran difusión y aceptación, sin dejar de comprender las limitaciones que las puedan caracterizar, dadas en primer lugar por el carácter inacabado de sus trabajos. Debemos recordar, a los efectos pedagógicos, cuáles postulados de este enfoque constituyen sus pilares fundamentales: La relación entre aprendizaje y desarrollo. El carácter genético de la acción social. La integralidad de las funciones psíquicas. El vínculo entre las funciones afectivas y cognitivas. Sobre esta base, se han propuesto diferentes modelos que resultan útiles para el diseño curricular. Entre ellos, el más difundido en nuestro país es el desarrollado por la profesora Nina f. Talízina. Para esta autora, el diseño debe partir de dos premisas: las exigencias de la teoría general de la dirección y las regularidades del proceso de asimilación de los conocimientos. En correspondencia con ello, deben ser elaborados tres modelos: El modelo de objetivos (¿Para qué enseñar?). El modelo de contenidos (¿Qué enseñar?). El modelo del proceso de asimilación (¿Cómo enseñar?). El modelo de los objetivos contempla su elaboración en un plano general (perfil del profesional), en un plano intermedio o parcial con los objetivos de las disciplinas o asignaturas y en el plano de los temas y clases. Es decir, en este modelo se reeconoce el carácter rector de los objetivos, aunque a diferencia de los modelos conductistas, no se enfatiza en las conductas o rasgos que deben poseer los profesionales una vez graduados. En el plano general, los objetivos deben tener en cuenta: Las exigencias de la época, es decir, el nivel de desarrollo científico y tecnológico existente y pronosticable en el área de la ciencia en que se desenvolverá el egresado. Las exigencias de la sociedad en que le corresponderá vivir, los principios éticos, humanistas, la ideología de la clase dominante. Las exigencias que se desprenden del ejercicio de la profesión. Un aspecto importante en la formulación de los objetivos, según este modelo, es el lenguaje en el que son formulados. Para ser consecuente con los postulados del enfoque histórico-cultural, que sostiene el carácter genético de la acción social en la formación de las funciones psíquicas y, por tanto, del aprendizaje, los objetivos terminales se plantean en términos de las tareas que componen la actividad profesional y social, como la vía más eficaz para precisar con posterioridad el sistema de habilidades que deberá adquirir el egresado. Talízina propone tres métodos para la determinación de los objetivos-tareas en el plano general: Análisis de la utilización práctica de los profesionales. Método de expertos. Análisis de los pronósticos del desarrollo de la actividad profesional. Estos métodos han sido objeto de críticas por algunos autores, dado el carácter eminentemente empírico de los mismos. Entre las limitaciones que se plantean esñ la necesidad de acudir al criterio de frecuencia de aparición de una tarea profesional (de carácter estadístico) o de la evaluación de los expertos (de carácter opinático), lo cual depende del tamaño de la muestra o de factores casuales; taambién puede estar presente una imagen poco sistematizada de la actividad profesional. Para superar estas limitaciones se ha propuesto y experimentado la aplicación del Análisis Teórico de la Actividad como método idóneo para determinar las tareas-objetivos del perfil profesional. De acuerdo con este método, la estructura de la actividad contempla al sujeto ejecutor, el objeto sobre el cual recae la acción del sujeto y que resulta transformado en un producto final, el sistema de medios que utiliza el sujeto (constituído por las acciones y los instrumentos) y los objetivos de la actividad. La aplicación del método consiste en relacioanr las múltiples tareas que realiza el profesional y entre ellas, identificar aquellas que constituyen una expresión concreta de la actividad por estar presentes sus distintos componentes, es decir, objetivos,objeto, acciones e instrumentos, resultado final. Estas últimas representan las tareas profesionales. A partir de la determinación de las tareas profesionales, se procede a la fundamentalización del perfil, que consiste en agrupar las tareas profesionales siguiendo un criterio de agrupación, que en las experiencias realizadas ha sido el de agruparlas por sus objetivos, a partir del carácter rector e integrador que posee este componente de la actividad. Esta agrupación debe conducir a la determinación de las tareas básicas generalizadas,que identifican los rasgos esenciales de la actuación del profesional dentro de la multiplicidad de tareas concretas. A partir del modelo de objetivos se determinan los contenidos generales del plan de estudio, es decir, las disciplinas y asignaturas. Previamente, deben establecerse las relaciones entre las actividades básicas generalizadas desde el punto de vista estructural y genético. Es decir, qué lugar ocupa cada una de estas actividades en la estructura de la profesión y cuáles pueden dar origen a otras. Una vez determinada la estructura del plan, se determian los objetivos de las disciplinas y asignaturas, los que deben guardar relación con el perfil profesional. Estos objetivos se plantean en términos de habilidades, en las cuales están contenidas los conocimientos que les dan sustento. En cuanto al modelo de contenidos, su aplicación reconoce el empleo de un enfoque sistémico,estructural-funcional o genético, el uso de invariantes y la diferenciación de contenidos de carácter específico y no específico. Si se desarrollan los contenidos de los programas a partir de una organización estructural-funcional, se aborda un objeto de estudio ya desarrollado, se determinan sus componentes invariantes y el vínculo estructural y funcional entre los mismos. Si se trata de un enfoque sistémico de carácter genético, el programa se desarrolla a partir de células generatrices, que contengan en sí los aspectos esenciales del objeto, alrededor de la cual vaya "creciendo" el contenido a estudiar. Los contenidos específicos que se contemplan en este modelo se refieren a aquellos que reflejan la lógica didáctica de las diferentes ciencias y que se relacionan de manera directa o indirecta con el ejercicio de la profesión. En los contenidos no específicos, se incluyen aquellos conocimientos que, aunque no se relacionan directamente con la profesión ni con las disciplinas básicas, contribuyen a lograr una mayor asimilación de estos contenidos, como pueden ser, por ejemplo, la computación, Metodología de la investigación científica, entre otras. La profesora Talízina propone la introducción en los currículos de contenidos que propicien el desarrollo del pensamiento lógico de los alumnos; varios pedagogos, abogan por el desarrollo de la creatividad y el pensamiento táctico. En lo que respecta al desarrollo del proceso, es decir, cómo enseñar, este modelo propugna, a partir de P.Ya. Galperin, la Teoría de la Formación por Etapas de las Acciones Mentales. En sentido general, los autores de esta teoría propugnan los siguientes aspectos que la caracterizan: Contemplar una motivación inicial hacia el objeto de estudio, la que debe mantenerse a lo largo de todo el proceso. A partir de la motivación lograda, desarrollar una Base Orientadora de la Acción, la cual puede ser de diferentes tipos, pero que en el nivel de la educación superior debe ser generalizada, es decir, tratar los aspectos esenciales del objeto de estudio y sus manifestaciones en situaciones típicas. Garantizar la realización de acciones materiales o materializadas en las cuales el alumno cuente con los apoyos externos para su ejecución (el profesor, una guía metodológica, tarjetas de estudio). Organizar la docencia, particularmente al finalizar las acciones materiales o materializadas con un carácter participativo, en la cual el alumno tenga posibilidad de expresar las acciones de manera verbal. Organizar la docencia, particularmente al finalizar las acciones materiales o materializadas con un carácter participativo, en la cual el alumno tenga posibilidad de expresar las acciones de manera verbal. Asegurar un sistema de tareas en el cual el alumno realice las acciones en diferentes situaciones, semejantes a las que deberá enfrentar en su práctica profesional. Con esta organización del proceso se procura producir un cambio en las características de las acciones que realiza el sujeto, y así pasar de las acciones externas, desplegadas, particulares a las acciones mentales, sintetizadas, generalizadas. Se logra así, mediante el paso por diferentes etapas, el proceso de interiorización de la acción social externa hacia la psiquis por el que se pronunciaba Vigotsky en su teoría histórico-cultural. Acerca de la aplicación de este modelo en el diseño curricular, existen hasta el momento experiencias de carácter parcial, por ejemplo, para la determinación del perfil profesional en una carrera universitaria; en la estructuración de programas de determinadas disciplinas; en la metodología de enseñanza para la asimilación de determinados conceptos. Como habrá podido apreciarse, el modelo propuesto por Talízina adolece de algunos aspectos que resultan vitales en la aplicación de un enfoque que promueva el desarrollo integral de la personalidad del estudiante. Aún está por precisar, por ejemplo, cómo puede garantizarse desde el propio diseño, la relación entre el aprendizaje con un carácter social y el desarrollo psíquico del alumno, es decir, lo referente a la Zona de Desarrollo Próximo, elemento medular en la teoría de Vigotsky. Igualmente, no queda clara la vinculación durante el proceso de los aspectos cognitivos y afectivos que responden al carácter integral de los procesos psíquicos. Por último, no pocos pedagogos observan con cierta reticencia la organización del complejo y contradictorio proceso de asimilación mediante etapas que se suceden unas a otras en el tiempo, lo que pudiera resultar atentatorio contra el desarrollo de la creatividad y la comunicación. Como quiera que sea, este modelo nos propone formas concretas de organización del proceso docente-educativo y respuestas a interrogantes acerca de un diseño curricular alternativo a propuestas tradicionalistas o de corte conductista.