Introducción a los principios sistémicos de comunicación en su aplicación a la organización educativa Ana Guil Bozal Universidad de Sevilla 1. PRESENTACIÓN El desarrollo de la cibernética, no sólo ha tenido consecuencias trascendentales para el desarrollo de las nuevas tecnologías, los sistemas de comunicación, etc., sino también para la comprensión de la comunicación interpersonal en su más amplio sentido. Por ello ha sido un puntal básico en el desarrollo de la llamada "sistémica", aplicada fundamentalmente al análisis de las relaciones familiares y aplicada así mismo, si bien en menor medida, al estudio de las relaciones humanas dentro de las organizaciones laborales. Puesto que la educación familiar se continúa en la enseñanza institucionalizada, no es de extrañar que uno de los primeros trabajos realizados en este terreno, el de Selvini en 1987, lo fuera precisamente sobre un centro docente. Nuestro propósito será introducir los conceptos generales de la perspectiva sistémica de la comunicación interpersonal, haciendo especial referencia a su aplicación en la resolución de conflictos dentro de las organizaciones educativas. 2. INTRODUCCIÓN La perspectiva sistémica representa un hito muy importante en las ciencias sociales, al proponer un planteamiento genérico de la comunicación humana, que analizar las relaciones interpersonales dentro de todo el entramado de redes sociales en que se desenvuelve el ser humano. En este sentido incorpora el paradigma ambientalista enlazando con la Teoría de Campo de Lewin, padre de la Psicología Social, que parte de la consideración del individuo en relación con los demás pero siempre dentro de un contexto, el llamado "espacio vital". En Psicología Social de la Educación, el concepto de comunicación es un elemento clave en la configuración de todo el sistema de relaciones que se establecen en torno al proceso educativo. El planteamiento sistémico del fenómeno educativo, analizando las relaciones de comunicación que se establecen desde el momento mismo en que se concibe la expectativa de traer un nuevo ser al mundo, la familia y los grupos a los que con el paso de los años se pertenece, poniendo especial énfasis en el paso por la institución educativa, es un enfoque que facilita la visión global y proporciona un adecuado marco teórico/práctico en que ubicar todo el proceso. No se trata "de subrayar de manera trivial que el comportamiento de un sujeto influye en el de los demás y está, por su parte, sujeto a influencias, sino de descubrir, en cada una de las situaciones, las reglas del juego sistémico en acción, para buscar así una estrategia de intervención capaz de incidir en las pautas de interacción y producir el cambio mediante la estructuralización de realimentaciones positivas" (Selvini, 1987). Aporta por tanto una visión psicosocial, que no excluye otros planteamientos psicopedagógicos, didácticos o de política educativa, al contrario les proporciona muchos puntos de conexión y fundamentalmente les aporta la clave del por qué la necesaria interdisciplinariedad. 3. SISTEMAS HUMANOS 3.1. Definición y principios básicos Siguiendo a Selvini (1987) en su cita de Hall y Fagen (1956) y Watzlawick (1983), un sistema puede definirse como "un conjunto de objetos y de relaciones entre los objetos y sus atributos" de manera que "los objetos son componentes o parte del sistema; los atributos son las propiedades del objeto, y las relaciones mantienen unido al sistema". Dicho en lenguaje coloquial, un sistema está formado por un conjunto de elementos que interactúan entre sí. Ahora bien, cada sistema tiene sus peculiaridades por lo que es conveniente en nuestro caso, centrarnos en los sistemas humanos, que son sistemas abiertos y por lo tanto con historia. Tres son las principales propiedades que los caracterizan: 1) Totalidad: todo cambio en una parte del sistema afecta a todas las demás, pasando a ser después del cambio algo diferente a lo que era anteriormente. 2) Autorregulación: las informaciones del exterior, al tener respuesta mediante el feedback, se transforman en actos de comunicación. Si de ellos se desprende una realimentación positiva, instan al cambio, a la transformación del sistema. Si se conceptualizan como negativos se atenúa o anula el impulso al cambio y el sistema favorece la homeóstasis. 3) Equifinalidad: las modificaciones del sistema derivan de los procesos internos de cada sistema y no de las condiciones iniciales, por eso, de condiciones iguales pueden surgir resultados diferentes y viceversa. A partir de aquí nos fijaremos en algunos principios sistémicos que pueden sernos útiles en nuestro propósito de analizar la comunicación sistémica en contextos educativos. 3.2. Cuestionamiento del concepto de objetividad En la perspectiva sistémica se analiza cómo los individuos forjan su sistema de valores, su posicionamiento ante la realidad, en la interacción social. Sistema personal que depende de los diversos determinantes ambientales en que cada sujeto se ha desarrollado y que le sirve para enfrentarse a acontecimientos futuros. Por ello, al analizar la realidad nunca se estará completamente seguro de cómo es aquello que observamos puesto que lo estaremos modificando con nuestra propia perspectiva de análisis. El enfoque sistémico contemplará de manera especial, las dificultades que surgen al analizar la realidad desde estos distintos niveles de abstracción, tanto por parte de los individuos (plasmándose en diversas psicopatologías), como de las diversas perspectivas científicas (dando lugar a ortodoxias extremas). 3.3. Metodología de investigación El planteamiento sistémico afecta también al método de análisis de las relaciones interpersonales. El procedimiento experimental tradicional en que se aíslan variables y se utiliza un modelo causa-efecto, pasa a ocupar un espacio muy reducido. Se considera, por el contrario, que la metodología será tanto más válida cuanto más tenga en cuenta los siguientes aspectos: - Efectuar generalizaciones dentro de la propia cultura. - Observar de manera neutral. - Utilizar la información que puede proporcionar cada uno de los individuos observados. - Tener en consideración la propia influencia dentro del grupo en el que se interactúa. Todo ello de forma global, ya que es imprescindible que los diferentes datos obtenidos se controlen mutuamente para minimizar las distorsiones que inevitablemente se producirían -estereotipias, individualismos, sociologicismos- en el caso de utilizar una perspectiva exclusiva de análisis. 3.4. Interdisciplinariedad Se propone una teoría que abarque la comprensión de múltiples aspectos de la conducta humana (culturales, ambientales, interpersonales) integrándolos en un sistema unitario de análisis que facilite la comprensión entre los individuos. Implica por tanto necesariamente la interdisciplinariedad. De hecho los pioneros de esta perspectiva, provenían de diversos campos científicos, agrupándose inicialmente en una especie de "universidad invisible" en torno a la figura de Bateson y la llamada "Escuela de Palo Alto". Otros nombres importantes en los orígenes de esta escuela -Erving Goffman (sociólogo), Paul Watzlawick y Don Jackson (psiquiatras), Edward T. Hall y Ray Birdwhistell (antropólogos), dan prueba patente de la realidad del planteamiento interdisciplinar de esta perspectiva. 3.5. Primeras aplicaciones Uno de los más famosos artículos clave en los orígenes de esta perspectiva es el de Bateson y su equipo, de 1956, titulado "Hacia una teoría de la esquizofrenia". En él se realiza por primera vez la aplicación de la perspectiva sistémica al ámbito de la salud mental, planteando a partir del concepto de "doble vínculo" la matriz social de la esquizofrenia, que se hallaría en la dificultad del paciente de integrar las incongruencias de su medio. El llamado paciente designado, no representa más que la punta del iceberg, actuando de chivo expiatorio de todo el sistema, y permitiendo a los demás un cierto equilibrio. La psicoterapia consistiría en mejorar el sistema de comunicación del paciente, trabajando con los valores que dificultan la decodificación de los hechos que percibe, utilizando como base un método sencillo que consistiría en metacomunicar, es decir, hablar sobre el propio sistema de comunicación para aclarar los vínculos y coaliciones implícitos en las perturbaciones. Lógicamente, para una adecuada terapia se haría necesaria la colaboración de todo el grupo familiar en que se ha fraguado el enrarecido sistema de comunicación. A partir de estos principios se desarrolla toda la Terapia Familiar, que no olvida nunca la pertenencia del individuo a otros grupos -educativos, laborales, informales- además del familiar. 4. LA COMUNICACIÓN DESDE LA PERSPECTIVA SISTÉMICA La palabra comunicación en sus acepciones más antiguas hacía referencia a comunión, participación, puesta en relación, a compartir algo y en este mismo sentido pasa a las lenguas latinas y anglosajonas. Sin embargo, siguiendo a Winkin (1984), a partir del siglo XVI comienza paulatinamente a cambiar su significado pasando así a designar concretamente al hecho de transmitir una información. Es como si del círculo se fuera pasando al segmento coincidiendo con el desarrollo de carreteras, canales y la aparición posterior del ferrocarril, el telégrafo, los periódicos, la radio, la televisión y los demás llamados M.C.M. (Medios de "Comunicación" de Masas). En 1948, el norteamericano Norbert Wiener publica "Cybernetics. El control y la comunicación en el animal y la máquina". Etimológicamente la palabra cibernética proviene del griego y significa piloto, timón. Efectivamente de manera precisa el concepto hacía referencia al tipo de investigaciones en donde surgió, la conducta de tiro de los cañones antiaéreos, que debían predecir la trayectoria del proyectil y del avión hasta cercarlo y derribarlo. En esta obra se reconoce el principio conocido y utilizado desde hacía tiempo, el "feedback" o retroacción, es decir, que las informaciones sobre lo que esta sucediendo nutren continuamente al sistema, permitiéndole adaptarse a los nuevos sucesos. Con ello se le dio un alcance universal al "feedback", haciendo de él la clave de la cibernética y quedando la teoría lineal tradicional a partir de este momento anticuada, pese a que en muchos ámbitos se siga ignorando todavía en la actualidad este importante avance. Paralelamente a estos estudios, un grupo de investigadores entorno al austrocanadiense Ludwing von Bertalanffy, intentan construir una "Teoría General de Sistemas", aplicable a cualquier tipo de sistema de elementos, independientemente de su naturaleza física, biológica o sociológica. Al poco tiempo de la publicación de Wiener, un antiguo alumno y empleado de la compañía Bell Telephone, Claude Shannon, publica "La teoría matemática de la comunicación" en la que vuelve al modelo lineal, olvidando la retroalimentación y pasando a ser la clave la información y la transmisión. El esquema posterior y famoso de Roman Jakobson (1960) que sigue vigente hoy día, se asemeja mucho al de Shannon y no sale del modelo telegráfico o lineal. Sin embargo en los años 50, un grupo de investigadores entorno al antropólogo Gregory Bateson, insatisfechos con la implantación del modelo de Shannon deciden partir nuevamente de cero para formular una nueva Teoría General de la Comunicación, dejando de lado el esquema de Jakobson concebido sólo para ingenieros de telecomunicaciones y no para las ciencias humanas, en las que existen otros fenómenos no verbales y no conscientes, tal como se muestran, por ejemplo, al analizar la comunicación no verbal. Deciden así deshacerse de estos esquemas lineales y volver a adoptar la visión ingenua del observador natural, para poder acercarse realmente a la naturaleza de los fenómenos. Consideran que "el concepto de comunicación incluye todos los procesos a través de los cuales la gente se influye mutuamente" (Bateson y Ruesch, 1984). Se plantean aspectos tales como ¿cuáles son, de entre los millares de comportamientos corporales posibles, los que retiene la cultura para constituir conjuntos significativos?, al igual que en el lenguaje, cuáles son los sonidos que llegan a adquirir significación. Presentan como uno de sus primeros axiomas la imposibilidad de dejar de comunicarse. Prestan más atención al contexto que al contenido y estiman inadecuado el método experimental en el que la variación de un elemento se correlaciona con la de otro, puesto que la realidad implica muchas más variaciones, no es simple y lineal sino complejo y contextualizada. Al partir de la concepción de la comunicación como sistema cultural en que se inserta el individuo, analizan cómo el sistema está regido por una causalidad circular, no lineal, donde el efecto retroactúa sobre la causa, como en una orquesta de la que forma parte cada miembro y en la que todo el mundo sigue una partitura polimórfica invisible, verbal, gestual, espacial y a veces contradictoria. Todos son partícipes y nadie es el origen, la causa o el fin de nadie. Sería el modelo orquestal en oposición al modelo telegráfico, que vuelve a expresar el sentido primario de la palabra comunicar, participar, comulgar, poner en común algo (Winkin, 1984). 5. CAMBIO: FORMACIÓN Y RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS Retomando el concepto de autorregulación, todo sistema interactivo se caracteriza por la simultaneidad de dos tendencias igualmente necesarias para la supervivencia del sistema: la tendencia a la permanencia y la tendencia al dinamismo. Si ninguna de estas dos tendencias predomina en exceso el sistema evoluciona; pero si no se da el necesario equilibrio funcional entre ambas, entre estabilidad/cambio, entonces se produce la crisis. Si la tendencia a la transformación es excesivamente acusada, puede llegar incluso a acabar con el propio sistema. Si por el contrario, lo que predomina es la tendencia a la homeóstasis y el cambio se considera algo temible, se suele recurrir a una intervención externa que ayude a reducir la catalogada como peligrosa tendencia disidente. Aquellos cambios que se verifican en el interior de un sistema que permanece a pesar del cambio, inmutable como sistema, son denominados por Watzlawick, Weakland y Fisch como cambios de primer nivel. Realmente son sólo esfuerzos por acallar la tendencia al reformismo y no implican realmente intención seria de cambio. Tendrían un fundamento en la teoría matemática de conjuntos al implicar operaciones que determinan un desplazamiento de las relaciones en el interior del sistema, con variaciones que no se apartan del esquema de funcionamiento preconstituído. Aquellos cambios que por el contrario afectan a todo el sistema y lo llegan realmente a cambiar, serían los denominados cambios de segundo nivel, el verdadero cambio. Se fundamentarían en la teoría de los tipos lógicos, ya que implican el cambio de toda la organización del sistema, un cambio de nivel lógico, de elemento a clase. El primero sería, según la analogía que utilizan los propios autores, como el intento de huida de una pesadilla, que se hace desde el interior del propio sueño. Mientras que el cambio de segundo nivel, consistiría en despertarse del sueño para que la pesadilla termine finalmente. En muchas ocasiones, las familias, los grupos o las organizaciones no están dispuestas a dar el paso que supone un verdadero cambio y recurren a la ayuda externa sólo para que les resuelve "el problema" pero sin tocar la estructura preestablecida. Esto, que en algunas ocasiones se puede hacer incluso con la ayuda de un profesional de la psicología, es como poner un parche pero obviamente no acaba con el problema, que con el tiempo vuelve a dar la cara manifestándose a través de una nueva situación problemática. 6. APLICACIONES A LA ORGANIZACIÓN EDUCATIVA 6.1. Perspectiva sistémica de la Organización Educativa Mara Selvini analiza el complejo fenómeno de la comunicación interpersonal dentro de las Organizaciones. En 1976 en "El mago sin magia" inicia su estudio abordando el tema de las organizaciones educativas, que más tarde amplía en "Al frente de la organización" a cualquier otra organización laboral. Con ello la visión de la perspectiva sistémica se extiende a otros sistemas no familiares, independientemente de que todo individuo lleve consigo sus conflictos familiares no resueltos a cualquier lugar en que interactúe con otros. Considera que se puede emplear un modelo conceptual común -llegando en algún caso a hablar de institución "enferma"- aunque los métodos de investigación a utilizar en las familias y en los grandes sistemas sean distintos. Describe así, en contextos laborales, los problemas de comunicación que surgen al estar presentes a un tiempo diferentes niveles de realidad, que pueden combinarse de forma armónica o como una mezcla explosiva, poniendo especial énfasis en aspectos no verbales y en la comunicación implícita. Plantea Selvini cómo en determinadas circunstancias, distintas organizaciones, sean estas educativas, sanitarias, empresariales, etc..., presentan fenómenos idénticos. Por ello pretende descifrar el juego de la organización, a fin de elaborar estrategias, no sólo para sobrevivir sino también para poder estructurar un contexto productivo. Las principales "trampas" (Selvini, 1978) que un profesional suele encontrar en las instituciones giran en torno a tres ejes: 1) El "perdedor" (real o no) contrata a un psicólogo con la oferta implícita de coalición contra un tercero. 2) Por motivos sociopolíticos se desea el cambio y se realizan costosas inversiones para proyectarlo. Proliferan proyectos que luchan entre ellos y comienzan a aparecer "síntomas" en algunos individuos. 3) Un notorio desacuerdo en la cúpula es funcional para el propio mantenimiento de la organización, desacuerdo que desaparece rápidamente cuando hay peligro de pérdida de control. Desde la perspectiva de la Psicología de las Organizaciones ya existían y existen planteamientos próximos a la perspectiva sistémica (Schein, Bennis, Argyris, Blake, Muton, Peiró,...), que parten del análisis de las organizaciones como sistemas abiertos de carácter social, que interactúan dinámicamente en un contexto en continua evolución. Pero como señalan Crozier y Friedberg (1977), aunque ello ha favorecido notoriamente la comprensión de los complejos fenómenos de relaciones humanas organizacionales y se ha avanzado mucho desde que Taylor iniciara sus investigaciones; sin embargo, subsiste en ocasiones la visión determinista y unilateral del medio al concebirlo como un conjunto de factores impersonales -técnicos, económicos, sociales, culturales-, que se imponen a la organización de manera objetiva, interfiriendo en su funcionamiento interno. Centrándonos en la perspectiva sistémica de las Organizaciones Educativas, un centro docente constituye el ambiente de un amplio sistema dentro del cual se pueden identificar muchos subsistemas que se entrecruzan y se comunican entre sí, siendo el alumnado, por un parte y el profesorado por la otra, con la clase como centro principal de unión, los tres subsistemas con mayor estabilidad temporal. Analizaremos a continuación algunos aspectos importantes desde la visión sistémica, que nos aportan claves que pueden facilitar la comprensión de la compleja estructura de la organización educativa. 6.2. Constricciones psicolingüísticas y lenguaje del cambio Muchas de las problemáticas de las organizaciones humanas y muchas de sus llamémosles patologías, tienen sus raíces en la cultura occidental y se plasman en nuestro substrato común de pensamiento y lenguaje. Lenguaje que en nuestro caso es deductivo y lineal -sujeto y predicado, quien ejecuta y quien recibe la acción-, mientras que la realidad aparece como algo dinámico y circular (Selvini, 1975). Ello nos dificulta la comprensión del modelo sistémico al tener restricciones en el propio vehículo del pensamiento que es el lenguaje. De ahí la importancia de la interdisciplinariedad psicolingüística para descifrar contradicciones. También supone un problema añadido a los muchos del sistema educativo ya que éste se estructura casi exclusivamente alrededor del lenguaje. El pensamiento racional se forma a través del lenguaje, conceptualizamos la realidad según el modelo lingüístico que desde ese momento, para nosotros, se identifica con la propia realidad. Los niños se incorporan a la cultura al adquirir una lengua, que posteriormente en el sistema educativo consolida aprendiendo su representación gráfica, abriéndoseles desde ese momento el acceso a todo un mundo simbólico presente y pasado, cuya visión queda sesgada por el mismo lenguaje utilizado para denominarla. En "El lenguaje del cambio", Watzlawick (1983) analiza cómo en nuestra cultura se han primado las funciones de uno de nuestros hemisferios, el izquierdo, en detrimento del otro. Todo lo relacionado con las representaciones lógicas, semánticas y fonéticas, es decir el lenguaje -gramática, sintaxis, semántica- el pensamiento estructurado sobre él, la lectura, escritura, y también el cálculo y en general todas las funciones lógico-analíticas y digitales se han potenciado. En cambio las funciones del hemisferio cerebral derecho, ocupado más de la globalización, de la captación de conjuntos lógicos y de todos las conceptualizaciones subsiguientes, parecen ser más arcaicas, siendo las responsables de un lenguaje y un cálculo primitivos, dominados por la imagen y la analogía, siendo también responsables en gran medida de la comprensión musical. En este lenguaje primitivo y en esta forma de acercarse al mundo no troquelada tanto por determinantes culturales, habría un camino para el lenguaje terapéutico comprensivo de muchas situaciones paradójicas. En definitiva, la potenciación de muchas de estas funciones, aparentemente olvidadas, abre una puerta para el cambio. La metacomunicación es también otra posible forma de salida de la maraña en que las personas nos enredamos en muchas ocasiones, con nuestros mutuos y múltiples problemas. Al metacomunicar, salimos de la situación repetitiva que impide en muchas ocasiones que podamos ver con claridad y globalidad el problema; por ello, a veces es importante primer paso en la resolución de problemas. 6.3. Trastornos de conducta Como comentamos al hablar del famoso artículo de Bateson sobre el doble vínculo, los individuos con trastornos de conducta, dejan en el modelo sistémico de ser catalogados como problemáticos intrapsíquicos, para pasar a ser contemplados como reflejo de las contradicciones de un sistema relacional, que logra así mantener un cierto equilibrio. Algunas formas de comunicación alienadas no tienen pues que ser necesariamente fruto de un grave trastorno de la personalidad o de una enfermedad mental. A veces, son la única forma posible de comunicación en un contexto absurdo o insostenible (Watzlawick, 1987). Existiría por tanto la "imposibilidad formal de resolver una conducta aislada, es decir no vinculada sistemáticamente con el comportamiento de los demás individuos con quienes el sujeto está relacionado en un contexto dado" (Selvini, 1987, pág. 55). Esta idea subyace a cualquier plan de integración, sea éste de minusválidos físicos o psíquicos, de enfermos mentales, escolar o referido a cualquier otro tipo de marginación social. La estrategia sistémica consistiría en colocar el caso puntualizado como problemático dentro del sistema interactivo de personas que se comunican con personas observando cómo, el individuo inadaptado, responde con su conducta a las disfunciones del sistema por todos formado, de manera que su conducta es realmente adaptativa. Con ello desaparece la puntuación negativa del individuo al cerrarse el círculo sobre la anterior causalidad lineal y lo que se pasa a analizar es una disfunción específica, que implica a varias personas, desechando por consiguiente la creencia en una realidad que se había fraguado como resultado de la interpretación arbitraria de quién es o no culpable o responsable de esa determinada situación molesta. 6.4. El feedback en la interacción educativa Al mencionar la interpretación que desde la perspectiva sistémica se hace de los enfermos psíquicos y de los trastornos de conducta escolares y enlazando con la propiedad de autorregulación que poseen los sistemas humanos, creemos haber apuntado ya lo que Selvini (1987) plantea refiriéndose a las interacciones dentro del aula: "Se puede afirmar, como hipótesis, que se caracterizan por la presencia de sujetos definidos como muy perturbados en el plano conductual, son clases de tendencia homeostática rígida... la `patología´ de algunos miembros es condición indispensable para el mantenimiento del equilibrio". Efectivamente, al tomar en consideración que las relaciones de comunicación son circulares y no lineales, que siempre hay un camino de vuelta explícito o implícito, que las conductas de todos los sujetos que componen un sistema están interconectadas, podemos fácilmente comprender que la hipótesis de Selvini puede ser perfectamente una muy adecuada interpretación de la realidad. Las mutuas interacciones profesorado-alumnado y el clima del aula, han sido temas ampliamente analizados en los últimos años. Una de las investigaciones más conocidas es quizás la de Rosenthal y Jacobson de 1968. Analizaron, en un centro docente, la influencia de las expectativas del profesor sobre el rendimiento de los alumnos, demostrando que el profesorado que había sido informado sobre el nivel de su alumnado, influía con sus expectativas de éxito o fracaso, tanto en ellos, como para efectivamente conseguir que al final del curso estos respondieran obteniendo mejores o peores notas, según hubieran sido conceptualizados por el profesor como inteligentes o torpes. A la inversa, existen también estudios como el de Nash (1976) que demuestran que el alumnado influye igualmente en el profesorado, llegando a veces a constituirse en la fuerza más conservadora del sistema educativo, de modo que si un profesor se sale de sus esquemas sobre lo que debe o no ser un buen profesor, se las arreglan para hacerle la vida imposible e impedir que realice su labor educativa. Aunque el profesor sea el responsable del trabajo dentro del aula y aunque sea un adulto frente a unos niños, adolescentes o jóvenes, ello no cambia nada la realidad de la comunicación como un proceso circular. A veces el profesor utilizará la clase magistral, constituyéndose en fuente de información -como ha venido haciendo tradicionalmente-, pero desde otras concepciones de la educación, y a medida que aumentan las fuentes de información del alumnado, esta labor pasa a un segundo plano y el profesor se convierte en una especie de catalizador que facilita la comprensión del alumnado. En ningún caso, si quiere que esta tarea sea efectiva, se puede olvidar de la retroalimentación que proporcionan los alumnos, porque ésta es básica para cerrar el círculo de la comunicación, creando con ello además un clima favorable para el trabajo. En los equipos de trabajo del profesorado, al estar entre iguales, teóricamente se facilitaría la comunicación fluida y productiva, sin embargo en muchas ocasiones el profesorado considera que su mayor problema son precisamente sus propios compañeros y esto, se agrava a medida que aumenta la competitividad y disminuye la cooperación. El profesorado, como cualquier profesional y como el alumnado, utiliza en sus relaciones laborales las formas de interacción que ha aprendido en su entorno familiar y social. Abraham (1995) comenta cómo algunos profesores se llegan a internar en el aula, mientras que otros van por el mundo dando clase a cualquiera que consideren con menor experiencia. En sus investigaciones encontró que una de las "configuraciones" personales más frecuente entre el profesorado es la "angustia de ser desenmascarado", es decir, el miedo a que descubran que no se es perfecto, que se es sólo una persona de carne y hueso. Ello ha estado especialmente potenciado por la excesiva idealización con que, durante muchos años y aún en la actualidad, se ha abordado el tema de la vocación docente. Como solución a estos aspectos del "malestar docente" (Esteve, 1987), las diversas propuestas coinciden en la necesidad de fomentar la cooperación entre el profesorado, ante la creciente oleada de competitividad. 4.5. Coaliciones negadas Si acabamos de comentar que muchas veces los mayores enemigos del profesor son sus propios colegas, aquí tenemos un claro ejemplo del tema que abordamos a continuación. Las coaliciones negadas han sido poco estudiadas en las organizaciones laborales, pero sus principios básicos son generalizables a cualquier sistema humano. Haley (1970) fue el primero en interpretar las coaliciones negadas como una modalidad relacional que caracteriza a los sistemas patológicos, siendo un elemento central y constitutivo de los triángulos perversos. Se parte de un sistema relacional en que las personas que interactúan no tienen el mismo poder. En un momento determinado, un miembro o miembros de un nivel jerárquico forma coalición con otro de un nivel distinto, para actuar contra un tercero o terceros de su mismo nivel. La diferencia entre la coalición perversa y la simple alianza es que, en la segunda, se unen por intereses comunes independientemente de un tercero, mientras que en la primera hay siempre un perdedor. Una vez constituida la coalición, ésta se niega sistemáticamente, aunque haya muchas evidencias que indiquen lo contrario. Esta es otra característica que diferencia la coalición de la alianza en que la conducta de apoyo mutuo se habla, se explícita y se hace pública claramente. Porque muchas veces las coaliciones no se ven, son sólo conductas implícitas, o no son necesariamente pactadas verbalmente de manera precisa y por ello es especialmente difícil detectarlas y aún más contrarrestarlas. Se puede hablar de ofrecimiento de coalición negada cuando se dan a la vez las siguientes tres condiciones (Selvini, 1990): a) La propuesta de alianza es sólo aparente y su finalidad, vaga y genérica está desprovista de objetivos delimitados y concretos. b) La interacción entre los interlocutores sólo puede ser diádica.c) Los mensajes verbales, pero sobre todo los no verbales, señalan la existencia de un `secreto´ que hay que respetar. Como estrategia de intervención y posteriormente como actividad preventiva se propone analizar la importancia del respecto a las vías jerárquicas en la definición de la relación, facilitar los canales para que la información circule ágilmente entre todos los miembros de la organización y buscar activamente alianzas hasta que se resuelva el problema creado por la coalición negada, atentos siempre a no traspasar los límites entre alianza y coalición. 4.6. Sistema y subsistemas Suele suceder a quienes se adentran por primera vez en la comprensión sistémica de las relaciones humanas, un gran entusiasmo y la sensación de haber encontrado la varita mágica capaz de solucionar todos los problemas, pero como decidió el equipo de trabajo de Selvini en "El mago sin magia", una buena estrategia para avanzar consiste en "no hacer grandes proyectos y fijarse metas limitadas dentro de contextos de trabajo bien definidos", ello puede "producir con el tiempo mayores cambios que la tentativa ambiciosa de actuar inmediatamente en campos demasiados vastos". En un centro docente considerado como un sistema, existen subsistemas como ya comentamos, desde los que comenzar el cambio, sin necesidad de emprender una tarea mesiánica de redención no ya de la organización, sino de toda la institución educativa. Ello no excluye que se siga teniendo la visión global de las mutuas interacciones, es tan sólo una buena estrategia para empezar a trabajar dentro de las posibilidades de un pequeño grupo. Si posteriormente esta actitud se generaliza los logros pueden ser mucho mayores. A través de los consejos escolares, o los consejos sociales en la Universidad, la organización educativa se relaciona con los padres, autoridades y el resto de la comunidad. Existe así un órgano que proporciona el feedback necesario para que la institución educativa este en contacto con la realidad social, pudiéndose constituir en una fuerza que facilita la adaptación de sus miembros a la sociedad y el cambio necesario para impedir el anquilosamiento y la homeóstasis del sistema. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ABRAHAM, A. (1995): "La personalidad de los profesores" en JUIDIAS, G. Y LOSCERTALES, F: Rol Docente, Sevilla-Bogotá, Muñoz-Moya y Montraveta. BATESON, G. 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