1 Archivística: Entre la ciencia histórica y la ciencia de la información Yamileth González Una estrategia para recordar y recobrar el pasado Desde que el ser humano toma conciencia de su carácter gregario y su condición de ser social empieza una larga e incansable propuesta de organización que, con sus variantes y sus continuas transformaciones, pretende encontrar la mejor manera de comunicarse y vivir en interrelación. La construcción de distintos sistemas socio-políticos, culturales y económicos solo significa, de cierta forma, las maneras diferentes de manejar el poder, de administrar la justicia, de verse a sí mismo con y frente a los otros seres con los que comparte la vida real o con los que son producto de su imaginación. La palabra, como el signo y el símbolo más evidente y completo de la comunicación, atraviesa la barrera del sonido, de la oralidad y empieza a gravarse, artificio y arbitrariedad inicial, para conseguir ampliar la memoria en tiempo y espacio, en volumen y diversidad… Todos los otros códigos o sistemas de signos complementan y constriñen o amplían el sentido, pero tarde o temprano encuentran la escritura en su camino… inscritas en roca, en papiro, en arena, corteza o papel, en señales electrónicas, frases reiteradas por una grabadora o imágenes en movimiento que se pueden repetir una y otra vez. No importa el material significante: la palabra quiebra el límite de lo oral permanece inscrita. y 2 Los pueblos sin escritura ciertamente también tienen memoria, recuerdan sus epopeyas, sus desastres naturales o sus epidemias… repiten una y otra vez sus leyendas y tradiciones para que no se olviden. Hablan de sus héroes, de sus antepasados, de sus monumentos y sus diásporas y seleccionan. Seleccionan “lo importante” para el buen vivir o el mejor vivir o el ejemplo a seguir. Seleccionan las experiencias más útiles o las más significativas o las que permiten expandir el deseo, el sueño o la imaginación. Seleccionan y sintetizan. Recurren al ritmo, a lo extraño, a lo que no se olvida porque queda grabado en las emociones amorosas, aterradoras o inexplicables. Seleccionan y buscan patrones que establezcan una clara rutina y actúen como espacios de memoria. Seleccionan y organizan. El conocimiento se trasmite de generación en generación y se conserva a veces compartimentalizado, dividido en esferas como la mítico religiosa, la legendario guerrera, la política organizativa, la familiar cotidiana sostenida en el sentido común, en la reproducción simbólica… Seleccionan y guardan. Guardan, acumulan y conservan su síntesis. Reproducen una y otra vez para lograr un espacio de estabilidad, de equilibrio, de continuum… Guardan los rasgos –experiencias, tradiciones, modus vivendi- del status quo y van marcando con fuerza las grandes transformaciones, los grandes cambios que revolucionan la historia. Seleccionan y organizan el conocimiento y, de alguna forma, administran la memoria. 3 Reproducir la estrategia para conservar la memoria escrita Todos estos mecanismos para conservar oralmente la memoria de los pueblos, de sus espacios organizados, de sus personas y de sus personajes continúan vigentes y se constituyen, en nuestro criterio, en la lógica y el fundamento que rige la conservación de la memoria documental. La civilización de la oralidad cede su espacio a la de la escritura, en el más amplio sentido del término y por muchos años, incluso algunos afirman que hasta hoy, se privilegia y afirma la escritura verbal, lingüística, sobre cualquier otra forma material de inscripción. La tinta, el papel, la imprenta abren e impulsan una danza infinita de palabras, frases, cartas, poemas, juicios, ensayos, listas comerciales, mapas, diagramas, planos… de documentos políticos, documentos eclesiásticos, documentos personales, y el ser humano se constituye en el único límite a la infinitud de los materiales en que se escribe, inscribe la historia personal y colectiva; pública y privada; institucional y asociativa. Muy pronto los funcionarios públicos responsables se dan cuenta que el patrimonio nacional y local, el institucional y el de otras instancias corre el riesgo de desaparecer por la indiferencia, el cambio en los grupos de poder, el interés personal o simplemente el descuido, el desorden o la falta de espacio. Los documentos privados corren mejor suerte mientras se encuentran en manos familiares que defienden su historia patrimonial, su pasado afectivo, su tradición, pero aún en estos casos los documentos peligran cuando cambian las condiciones. 4 Es Europa, definitivamente, quien enseña a valorar el acervo histórico, porque es en el viejo continente donde el pasado, el monumento, la fundación se erige como la base y comprensión del presente y se venera como estética y como construcción de un sentido de pertenencia y de identidad. Si bien es cierto que se encuentran trazas de la archivística desde el siglo XVI, no es sino hasta el XIX que se considera una herramienta auxiliar de la Historia y luego una disciplina científica en ella misma. 1 Como concepción inicial integradora nacen los Archivos Nacionales en América a imagen y semejanza de los europeos (Francia y España). Ya los Cabidos se plantean la necesidad de conservar los documentos coloniales, ya desde los inicios de la era independiente (en Costa Rica solo un año después, en 1822), los gobernantes solicitan que se les envíen los documentos que permanecen en Guatemala como centro administrativo. 2 En 1824 se crean los Archivos administrativos y de la Asamblea Constituyente y diez años más tarde el Archivo Judicial que se regulan poco tiempo después y se constituyen junto al archivo comercial en el antecedente de los Archivos Nacionales de Costa Rica creados el 23 de julio de 1881. 3 Y como todas las historias dejan la huella de alguien en la Costa Rica del siglo XIX no puede olvidarse en nombre de don León Fernández, el tercer director de los Archivos quien dedica buena parte de su energía a rescatar los documentos referentes al país de los fondos existentes en Guatemala, Nicaragua y España, del Archivo General de Indias. En 1887 se funda el Archivo de la Curia Metropolitana gracias al empeño de Monseñor Bernardo Augusto Thiel, segundo Obispo de Costa Rica quien no 1 Rivas F., José Bernal, Evolución de los Archivos y de la Archivística en Costa Rica, en Reflexiones, Universidad de Costa Rica, Facultad de Ciencias Sociales, Número 66 2 Idem, p.43 3 Idem, p. 44 5 solo recoge la documentación a nivel nacional sino se procura copias del Archivo General de Indias4. La visión norteamericana, desde principios del siglo XX es más pragmática, técnica y administrativa y solo logra calar en la visión hispanoamericana . El nuevo mundo, a pesar de su juventud, sobre todo cuando está bajo la influencia de los europeos, se enamora poco a poco de su historia compartida y, en este enamoramiento empieza a valorar los documentos que la comprueban como testigos mudos e inmutables. El interés latinoamericano en la Archivística coincide, pero no se relaciona con la revolución de la informática, posterior a la segunda guerra mundial. Los archivos administran la memoria y la protegen. Y, de nuevo, igual que se protege a los juglares, a los contadores, los chamanes o los actores se busca conservar los documentos. Primero se conservan en manos privadas, en manos de algún encargado de la organización sin importar su origen, en manos de funcionarios o religiosos en los conventos. Luego se toma la decisión de guardarlos en un lugar que los proteja de los caprichos personales, de las ideologías, de los cambios de poder, de las distintas visiones de mundo. 4 Del Siglo XX hay que rescatar la creación de la Revista de los Archivos Nacionales en 1936 y también de los años cuarenta la labor de Monseñor Víctor Manuel Sanabria, Arzobispo de San José, quien se preocupa por darle una organización más adecuada al Archivo Eclesiástico. 6 Y así nacen las bibliotecas y los archivos, nacen como las casas cuna de los documentos y los textos que se quieren y deben conservar. Nacen como museos de la palabra y la escritura, como espacios que guardan el conocimiento y la memoria histórica. Desde que los documentos se conservan y administran en su espacio propio, una de las características que se le incorporan es el acceso público. Los Archivos guardan, conservan y, muy importante, permiten la utilización de los documentos. La cantidad obliga a seleccionar, administración que permitan el a organizar acceso y a buscar formas de efectivo, eficiente, dialógico, interelacionado… Casi desde el principio la necesidad de acumular trae nuevas exigencias… Ya lo señalamos, los Archivos (y las Bibliotecas) se crean como una necesidad de guardar la historia… el patrimonio, el de la comunidad, el de una organización o institución pública, el de la iglesia y sus religiosos y feligreses, el del país. Permiten recuperar la historia, las versiones de la realidad contenidas en la palabra escrita y multiplicada, una y otra vez y por diferentes interesados. Los primeros Archivos son, desde luego Archivos Históricos, archivos documentales que buscan guardar el patrimonio del pasado, rescatarlo del olvido, usarlo como referencia, estudiarlo como memoria y amarrarlo a la identidad, como sentido de pertenencia y de diferenciación frente al otro. 7 El valor del original: ¿Hacia los archivos electrónicos? Dos tendencias o perspectivas marcan la discusión sobre los archivos nacionales: la de quienes consideran que solo se debe conservar aquello que no tenga vigencia administrativa, es decir que tenga valor histórico y la de quienes creen que además de este acervo cultural es importante acumular expedientes, cartas y documentos de interés administrativo, aún cuando ya no sean vigentes. En todo caso el Archivo como un todo orgánico es el conjunto de los documentos y la Archivística la ciencia que los selecciona, ordena y administra según el principio de procedencia y en esas definiciones simples parece que no existe desacuerdo.. En el caso de nuestro Archivo Nacional, eminentemente un Archivo de carácter Histórico, incluye un archivo administrativo tan importante como el del Protocolo Notarial. Los Archivistas se interesan por la autenticidad del documento y su meta es agilizar, facilitar y contribuir al acceso de la información por parte de los investigadores. El aumento de la burocracia y su producción exagerada de textos escritos desequilibra la posibilidad de guardar muchos de los materiales que ahora consideramos tendrían un enorme valor para la investigación, para la generación de nuevos conocimientos. El papel, material básico de la mayoría de los documentos guardados en archivos y bibliotecas, no solo ocupa mucho espacio físico sino que es de alto riesgo por su fácil destrucción: el fuego, la humedad, los hongos, el agua, la contaminación del aire, el polvo, los insectos… constituyen una eterna 8 preocupación para los archivistas, los responsables del acervo cultural y los usuarios. Por eso a lo que significa conservar los originales se debe sumar la conservación de toda la reproducción de documentos mediante distintos métodos que van desde las fotocopias, los microfilm, las diapositivas hasta las fotografías o cualquier otro tipo de documento electrónico. Esto implica nuevos conocimientos para los encargados, nuevas técnicas, diferenciación de espacios e infraestructura y equipos. Además de los riesgos físicos que plantea el material mismo (papel, tintas, materiales de soporte…) están los humanos tanto desde el punto de vista de los archivistas como del de los usuarios. El archivo debe ser funcional, de eso a nadie le cabe la menos duda, pero a la vez debe encarar la responsabilidad por su integridad. Los documentos pueden deteriorarse, destruirse o, simplemente, desaparecer. Los medios varían (documento o libro escrito, cintas magnetofónicas, video, computadora) las posibilidades y formas de selección, interrelación, organización, búsqueda, transmisión, producción y reproducción de documentos cambia, se vuelve más rápida, efectiva y ágil. Si la imprenta revoluciona al mundo, los sistemas electrónicos lo ponen de cabeza en un instante. Y las bibliotecas y los archivos tradicionales temen por su integridad, por la desaparición del papel y el instante en la que muere un disco dura o se cae una red. Temen como le teme el contador al lector, el escritor a la radio, el locutor radial al televisivo, el cine al video, la cinta al CD… 9 El “Archivo” como un ente abstracto y muy concreto le teme al avance científico y tecnológico por su posible disminución o desaparición física - protegida por la valoración del documento original, el primigenio, el real…-, por la posibilidad de convertirse en algo obsoleto al entrar en el sistema electrónico al meterse con el scanner en archivos electrónicos e integrarse al exuberante mundo del WEEB.5 De ese extraordinario fenómeno en redes infinitas donde los actores humanos y no humanos discuten su poder. Ahí podría estar el nuevo nicho del Archivo, de los Archivos de diferente naturaleza. ¿Lo estará algún día? ¿Debemos permitirlo? ¿Sería suficiente o mejor? ¿O más bien actuaría como un espacio re productivo o tal mejor complementario? ¿Como un medio de acceso y trabajo con los documentos o como forma de guardar una mayor cantidad de información? La Archivística y el archivista Pero demos un giro al hilo discursivo y pensemos en lo que, por definición, sería la Archivística como especificidad y el archivista como profesional. Durante muchos años los Archivos públicos y privados son manejados por empíricos, por personas que, a partir del trabajo mismo, de la experiencia cotidiana, con el tiempo se convierten en expertos. La mayor parte de quienes se ocupan con eficiencia y entusiasmo de los archivos durante largos años lo hacen por una vocación especial que los lleva a enamorarse de ese mundo lleno de extraordinarios laberintos de información. 5 Entrevista a Ana Lorena Echavarría, 14 de julio de 2003 10 Algunos se convierten, además de técnicos en investigadores que no desaprovechan ni un solo momento para seguir pistas, escribir detalles, relacionar distintos textos, formular hipótesis… Estos personajes –creo que todos nosotros los que amamos los archivos conocimos algunos-- llegan a constituirse en verdaderos guías de los estudiantes y de los investigadores. Varios de ellos se especializan, inclusive en temas, problemáticas, personajes, familias, espacios geográficos, momentos históricos… Lo hacen según afinidades o estimulados a veces por alguien más que les solicita colaboración. Estos archivistas o a veces bibliotecarios artesanales llegan a cumplir una labor realmente extraordinaria y, pienso que ojalá sigan existiendo con el mejoramiento de los métodos, de las técnicas, de la profesionalización. Tal vez alguno de ustedes aún se identifique con esos artesanos del archivo, con esas personas extraordinarias que dieron los primeros pasos, que se comprometieron, que tuvieron todo el proceso de la archivística en sus manos y dejaron profundas huellas. Como se dice popularmente los procesos no se pueden saltar y para que hoy se tenga lo que se tiene y se sueñe a futuro lo que se hizo empíricamente en los Archivos sienta las bases de la profesión. Tres licenciados en Historia, Teresita Calvo José Francisco Mora y Elsa Ulloa, en su tesis presentada en abril de este año en la Universidad de Costa Rica, destacan la importancia de la formación profesional, la inserción laboral y el perfil real e ideal de un archivista. 6 6 Teresita Calvo, José Francisco Mora Chinchilla, y Elsa Ulloa Golcher, Formación 11 Para ellos – y en eso estamos completamente de acuerdo- en toda función, en toda profesión -y la Archivística no puede ser la excepción- las personas que la ejerzan y cómo la ejerzan se convierte en el aspecto más importante para el avance y la transformación de la actividad. Las teorías, métodos, tendencias, innovaciones, nuevas tecnologías… son importantes en la medida que se tengan personas capacitadas para implementarlas, para ejecutarlas, para ponerlas a funcionar de manera adecuada a cada circunstancia. Ni todos los archivos son semejantes, ni todos los archivos semejantes están ubicados en el mismo lugar, ni todas las necesidades de los usuarios son las mismas… ni lo son todas las épocas, ni todas las estrategias culturales. Quienes manejen los Archivos como directores o como técnicos tienen que tener conocimientos de la profesión, estar capacitados y actualizarse, tienen que tener conciencia de la filosofía de un Archivo pero y sobre todo tiene que tener una actitud madura, crítica, curiosa, imaginativa y creadora. Ya lo hemos dicho la acumulación de documentos no puede basarse en la exhaustividad, no se puede guardar todo a riesgo de desaparecer bajo toneladas de papel… ni siquiera es conveniente quedarse con trillones de documentos electrónicos que probablemente nunca se vayan a utilizar. Y para eliminar lo no seleccionado hay que tener criterio, seguridad y madurez. Y para relacionar los elementos hay que creativo y práctico. Y para organizar hay que ser imaginativo, lógico y responsable. Profesional en Archivística y su inserción laboral 1978-2002: Propuesta de un Perfil Profesional. Trabajo de Graduación, Escuela de Historia, abril 2003 12 La actitud del archivista es fundamental. Es necesario estar abierto al cambio pero apreciar la tradición y gustar de ella, por muy actual que sea un archivo y por muy administrativo que parezca siempre es histórico, siempre guarda el proceso. Un archivista debe entender el proceso y no conformarse con el aparente producto /documento que tiene en sus manos. Tiene que tener una gran capacidad de relación y memoria. Y para ello debe conocer el contexto, debe tener una formación general amplia y como se trata de enormes cantidades de conocimientos y perspectivas, debe saber trabajar en equipo. Un archivista –tal vez ustedes tendrían razón de decirme que cualquier profesional- debe estar enamorado de su “objeto-sujeto” de estudio y trabajo. Desde luego su función está íntimamente relacionada con las instituciones productoras de los documentos que van a su Archivo o a su sección y su trabajo comprende, como mínimo: una responsabilidad gestora y administrativa, una función lógica y de organización, una responsabilidad de custodio – que incluye la conservación en el amplio sentido del término y una vocación de servicio, puesto que el acceso eficiente, ágil y amable a los documento es un derecho del usuario – como entidad o como persona- y un deber del archivista. Cuando uno se acerca al espacio de educación formal en Archivos se encuentra con tres constataciones interesantes: 13 En primer lugar si uno hace un recorrido por los estudios que se realizan en universidades o en otras instancias de educación sobre Archivística, es fácil constatar que tradicionalmente cuando se inician, en varios de los países de América Latina los planes de estudio o tienen un carácter bastante técnico y finalizan con un diplomado o se conciben como estudios complementarios de corta duración no conducentes a título, es decir como cursos de capacitación. En todo caso la capacitación se brinda, fundamentalmente a quienes ya trabajan en el campo, para mejorar sus habilidades y muy pocas veces a quienes desean incursionar en el trabajo de archivo por primera vez. En segundo lugar se percibe como los estudios en algunas instancias se desarrollan como cursos específicos de Archivística que complementan otra carrera, por ejemplo la de historia o la de bibliotecología. En sobre todo en estos dos espacios, dependiendo del lugar, donde se inician las carreras de Archivística cuando se crean. En tercer lugar se da una significativa discusión sobre si se debe conformar una carrera completa de Archivística conducente a un bachillerato o una licenciatura o si más bien debe abrirse como un año de licenciatura para bachilleres universitarios en otras disciplinas. Estas tres constataciones se pueden llevar al ejemplo de la Universidad de Costa Rica. Ya en 1972 se habla en el Departamento de Historia de la necesidad de establecer un plan de estudios en Archivología pero nunca llega a concretarse. Sin embargo dentro de la carrera de historia se interesan por el manejo de los archivos históricos y enfatizan en el uso ineludible de las fuentes primarias para las investigaciones. 14 A partir de los años sesenta la UNESCO y la OEA envían expertos al país con el propósito de colaborar con el mejoramiento de los archivos y se estrecha la relación con el Consejo Internacional de Archivos, una organización sin objetivo de lucro que se crea en 1950.7 En los años setenta varios costarricenses, sobre todo historiadores, salen a estudiar especialmente a la Escuela de Documentalistas de Madrid y al Centro Interamericano de Formación de Archiveros de Córdoba, Argentina. Por otra parte la Asociación Latinoamericana de Archivos, fundada en 1974 y representante regional del Consejo Internacional de Archivos, refuerza nuestro intercambio de conocimientos con archivistas de la región y visualiza mas claramente la necesidad de contar con personal especializado. Aunque existe, una Comisión Interinstitucional de Encargados de los Archivos Centrales de los Poderes del Estado, una Comisión de Archivos Bancarios y una Asociación Costarricense de Archivista, el ente rector de las políticas archivísticas en Costa Rica es el Archivo Nacional y con sus responsables la Universidad de Costa Rica mantiene, desde hace mucho años una relación fructífera y armónica. La propuesta de realizar un plan piloto en Costa Rica con un proyecto experimental internacional de la UNESCO, cuyo objetivo es el de mejorar y unificar el sistema archivístico nacional, evidencia la necesidad de contar con personal preparado para ponerlo en práctica. La Lic. Luz Alba Chacón es quien asiste a la Reunión de Expertos en Archivos, celebrada en Washington en 1972, como representante de Costa Rica y apoya la “Carta de los Archivos Americanos”, que apoya una gira de expertos por los países más interesados. 7 Rivas , José Bernal, Evolución de los Archivos y de la Archivística en Costa Rica, en Reflexiones, Universidad de Costa Rica, Facultad de Ciencias Sociales, Número 66 15 Es en ese momento en que se revive el viejo proyecto de hacer un plan de estudios en la Escuela de Historia y Geografía. La visita de los Doctores Aurelio Tonodi y Vicenta Cortés permiten la discusión del plan de estudios preparado por Rosita Greñas y Luz Alba Chacón se fortalece la inter relación entre el Archivo Nacional, la Universidad de Costa Rica y la Academia de Historia y Geografía. 8 Para Eduardo Fournier: “ Es importante destacar las relaciones de excelencia que se han dado entre la Sección de Archivística de la Universidad de Costa Rica y el Archivo Nacional, el ANCR ha apoyado la carrera, ha facilitado el espacio físico, algunos cursos sobre conservación documental se dan en el ANCR y toda la parte práctica de la restauración también. Esta relación se refleja jurídicamente con la presencia de un representante del bachillerato de Archivística en la Junta Administradora del ANCR”9 El Plan de Desarrollo Archivístico se inicia en 1975 y es quinquenal. Propone como sede el Archivo Nacional ya que no existe ninguna institución de enseñanza superior que forme archivistas, insiste en capacitar a los funcionarios en Córdoba, brinda asesorías para compra de equipos y señala la necesidad de que la Universidad de Costa Rica se encargue de la formación sistemática en adelante. El reto se inicia con la preparación de un Técnico de Archivo que por recomendación misma del Consejo Nacional de Rectores se convierte en un Diplomado de Archivo Administrativo de dos años, que se inicia en 1978 y que 8 Fournier Eduardo, Consideraciones Generales acerca de la Formación de Archivistas, en Boletín de Personal, Año VII, Enero – marzo 1980, Número 15, Dirección General de Servicio Civil, San José, Costa Rica 9 Entrevista Eduardo Fournier, 27 de mayo 2003 16 actualmente cuenta con un considerable número de graduados, más de doscientos, que trabajan a lo largo y ancho del país. En la aprobación del plan de estudios de 65 créditos y cuatro semestres, el CONARE señala la necesidad de que los estudiantes desarrollen un conocimiento socio cultural del contexto en el que trabajan, además de los aspectos estrictamente técnicos.10 La Licenciada Rosita Greñas es en realidad la promotora y gestora de esta primera propuesta. Como ella misma lo refiere en una entrevista “Realicé contactos con la Universidad de Córdoba, Argentina, con la Universidad Central de Caracas y con la Universidad Autónoma de México, para que me enviaran los programas para tomarlos en cuenta en un futuro proyecto de creación de esa Carrera en la Universidad de Costa Rica. Ese estudio contempló la importancia de la formación profesional que ofrece la Escuela de Historia y Geografía de la Universidad de Costa Rica, contempló el objetivo de complementar la formación de los estudiantes de Historia y de los funcionarios del archivo Nacional. Entre 1975 y 1976 se logró capacitar mediante cursos en materia archivística a funcionarios de las instituciones públicas”11 La Universidad de Costa Rica, cuando asume el reto en 1976 de abrir un Diplomado en Archivo Administrativo lo hace quizás, con el propósito de fortalecer un espacio en la Escuela de Geografía e Historia que no había sido desarrollado y también con la conciencia de la necesidad existente en el país de formar un técnico capaz de seleccionar, organizar y administrar los Archivos ya existentes o colaborar a formarlos. La carrera de Archivística nace como diplomado y no con un grado académico de bachillerato o licenciatura, posiblemente porque los historiadores sentían la urgencia de contar con colaboradores que pudieran ayudarlos con las fuentes 10 11 Idem Citado por los estudiantes Calvo,Mora y Ulloa en Trabajo de Graduación sobre Formación…p. 32 17 documentales y los directores de los archivos una fuerte necesidad de formar a su gente en un tiempo más corto. Poco después se inicia la discusión entre los archivistas que proponen una más sólida formación profesional que les permita aumentar los conocimiento y con ellos afinar y mejorar los criterios de selección, organización e interrelación de los documentos. Ya en la época en que Eduardo Fournier viene con una especialización de España y asume la coordinación del diplomado, se considera que el plan curricular está demasiado volcado hacia lo histórico y requiere de más conocimientos administrativos. Como el mismo comenta en su entrevista: “la enseñanza de la archivística se inicia sin tener clara la metodología, ni mayor bibliografía, por eso desde sus inicios fue un reto ya que se tiene que innovar mucho. Para Luz Alba Chacón, para Ana Virginia García y para mi fue enseñar con base en vivencias, fue enseñar con base en la experiencia profesional… Muy diferente era la enseñanza de la historia, porque esta se inicia en la Universidad con grandes recursos teóricos y bibliográficos”.12 A fines de los ochenta y principios de la década del noventa se hace evidente la necesidad de cambiar el plan de estudios de acuerdo con el perfil profesional que debe tener quien se haga cargo de las unidades de información , un profesional capaz de dar respuesta a las demandas sociales exigidas por las tendencias socio económicas y políticas internacionales. Se vuelve necesario repensar lo interdisciplinario no ya como una suma de académicos de distintas áreas del conocimiento que dan sus diferentes perspectivas en cursos distintos, sino como una formación integral e integradora, como lo firman Bernal Rivas y Ana Lorena Echavarría a lo largo de su entrevista: 12 Entrevista Eduardo Fournier, 27 de mayo 2003 18 Lo interdisciplinario también se enfatiza ahora, el profesorado viene de diferentes disciplinas ( informática, administración, historia, derecho, biología, química ( para efectos de conservación), sociología, comunicación, bibliotecología, ingeniería industrial… Hoy se trabaja desde una óptica más integrada, antes era más desde la óptica de cada disciplina, por eso ahora de habla de archivistica integrada. Otro aspecto importante de señalar es que la archivistica se distingue por su formación integral, es una disciplina con contexto y eso probablemente se lo da el contexto en que surge es el de la historia, madre de la archivistica, la carrera esta marcada por una serie de cursos de historia. Otros profesionales de la información son más técnicos, pero un archivista tiene una formación de cultura y organización nacional”.13 Es interesante el fuerte énfasis en la historia y en el conocimiento del Archivo histórico en los primeras promociones, de hecho muchos de los primeros graduados trabajan en ellos , esto se debe no solo a la sólida formación de algunos profesores sino a la influencia española. La tendencia a la globalización de los mercados, las reformas y modernización del estado que busca garantizar servicios eficientes y eficaces, la insistencia en el mejoramiento de la calidad de los servicios, en el rendimiento de cuentas y la transparencia de las gestiones y, además el esfuerzo del sector primado para mejorar sus sistemas de información llevan a pensar en el imperativo de mejorar el acceso de la información con mayor agilidad, rapidez y eficiencia. Para ello se vuelve necesario reforzar en el curriculum la parte de gestión y administración y el manejo de herramientas tecnológicas que permitan manejar la explosión documental. En la justificación al nuevo plan de estudios de bachillerato, formulado en abril de 1994, el perfil del archivista es claro: “El Bachiller en Archivística debe ser capaz de dirigir todos los procesos tendientes a la custodia y conservación del material documental, para poder brindar información de forma rápida y 13 Entrevista Ana Lorena Echavarría y José Bernal Rivas, 14 de julio de 2003 19 eficiente, Se trata de un profesional identificado con la necesidad de velar por la integridad y adecuada organización de los fondos documentales, para lograr la conservación del patrimonio documental del país”14 El Sistema Nacional de Archivos (1990) se encarga de regularizar las normas de funcionamiento y se adscribe a las Normas ISO que califican y regulan la competencia. Regula el quehacer archivístico del país exigiendo, entre otras cosas, que todas las instituciones cuenten con un archivo central y con los archivos de gestión necesario para la conservación y organización de sus documentos que debe contratar al menos un técnico profesional en archivística para cada archivo central que debe respetar no solo la Ley 7202 del Sistema Nacional de Archivos, sino la normativa de la Junta Administradora y de la Dirección General del Archivo Nacional y de la Comisión Nacional de Selección y Eliminación de Documentos que las instituciones privadas y las particulares pueden pedir asesoramiento de la Dirección General del Archivo Nacional para organizar adecuadamente sus archivos y si así lo solicitan pueden formar parte del Sistema Nacional de Archivos. En 1996, bajo la coordinación del MSc Bernal Rivas se inicia el programa de Bachillerato en Archivística y solo dos años después se elimina el Diplomado como salida alternativa, más como una política universitaria que como una necesidad histórica. En el año 2000 ya estando a cargo de la sección de Archivística, la Magister Ana Lorena Echavarría se realiza una modificación integral al Plan de Estudios. Actualmente está aprobada 14 la Licenciatura que empezará a impartirse el Calvo, Mora y Ulloa, Trabajo de Graduación citado, 2003, p.38 20 próximo año, lo que les permitirá a los profesionales en ejercicio actualizarse con las nuevas tendencias internacionales y continuar con su formación académica. En este momento se discute el plan de estudios para una Maestría Profesional. La Universidad de Costa Rica ha probado, con su plan curricular actualizado, con su proyecto de investigación sobre los Archivos Municipales, con sus propuestas de mejoramiento con estudiantes del Trabajo Comunal Universitario que ha organizado tantos y tantos pequeños y medianos archivos, con las asesorías dadas por sus profesores e incluso con el ejemplo de organización de sus Archivo del Consejo Universitario tener una significativa calidad y capacidad para la transformación Ana Lorena Echavarría nos informaba, el día de la entrevista uno de los casos de modernización de los Archivos: Por ejemplo los bancos demandan grandes servicios. Segebal ( Superintendencia General de Bancos) vino a ver como se organizan los Archivos del nuestro Consejo Universitario y nos solicita asesoría para organizarlo de manera semejante. Igual que con SUGEBAL se da con el ICE”15 Es a estas y otras expectativas que también debe responder la Sección de Archivo de la Universidad con su nuevo plan de estudios, de hecho en la propuesta de modificación de 1999, ahora vigente, se habla de formar profesionales “en Ciencias de la información, capaces de llevar los conocimientos más modernos de la disciplina a todos los niveles de la sociedad con un sentido crítico y reflexivo. Laborar con independencia de criterio y velar por su constante actualización y capacitación”16 Para la carrera de Archivística de la Universidad de Costa Rica y sus participantes el cambio de paradigma es claro. El objeto de la archivística, afirman Bernal Rivas y Ana Lorena Echaverri, es hoy en día la gestión documental, la información. 15 16 Entrevista a Ana Lorena Echavarría, 14 de Julio 2003 Calvo, Mora y Ulloa, Trabajo de Graduación citado, 2003, p.38 21 Por eso hoy se le piensa como una de las ciencias de la información. La lógica de organización de los archivos antes obedecía a la perspectiva histórica, hoy se piensa en accesos más inmediatos. La lógica de organización de hoy es, entonces, el ACCESO.17 Y para mejorar el acceso no cabe duda que el documento electrónico puede ser muy eficiente y directo, sin embargo aún no todas las partes están preparadas para aceptarlo completamente. Con las nuevas tendencias parece lógico que cada organización posea una unidad de información (que incluya Biblioteca y Archivos) que incluya la gestión de la calidad y que se organice en función del usuario y no del archivista. Los estudiantes deben conocer esta perspectiva y además de conocer el contexto y las técnicas, generar conocimientos y contribuir con la forja de una cultura e identidad particular. Este XVI Congreso de Archivística no solo nos permite celebrar veinticinco años que hace la Universidad de Costa Rica se decidiera a incursionar formalmente en los estudios de Archivística o Archivología como otros los llaman, sino que ha logrado avanzar seriamente en el proceso y que ha podido un día como hoy, sentirse orgullosa de sus graduados, de sus académicos y de sus transformaciones. 17 Entrevista José Bernal Rivas y Ana Lorena Echavarría, 14 de Julio 2003