Brig. Gen (R) Rubén MONTENEGRO

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ALGUNOS FACTORES PARA PROYECTAR LA FUERZA AEREA DEL FUTURO
A la entrada del nuevo siglo continúan conviviendo, en América Latina, dos visiones
respecto a la temática de la Seguridad y Defensa. Por un lado se mantiene vigente la clásica
visión de la defensa del Estado fundamentalmente concebida como protección de su
soberanía y sus intereses. Por el otro, ha surgido un enfoque que se sustenta en que la
búsqueda de esquemas de cooperación regionales/subregionales podrán impulsar una mejor
respuesta a las llamadas nuevas amenazas y a la estabilidad de la región.
En tal sentido, la realidad muestra que a pesar de los significativos esfuerzos que en la
región se están realizando para encaminar sus pasos hacia procesos de integración en
materia Defensa, ya sea de carácter bilateral o multilateral, lo cierto es que no se han
alcanzado concretas arquitecturas comunes para enfrentar tal problemática, tanto en el nivel
regional como subregional.
Resulta indudable, en ese orden, que cada país manifiesta variables de naturaleza política,
económica, social, histórica y hasta de configuración geográfica que le son absolutamente
propias y que definen, precisamente, su identidad como Nación y su particular percepción
de lo que sucede dentro y alrededor de ellos. Por tal razón se puede inferir que iniciativas
de tal naturaleza no serán fáciles de alcanzar por cuanto exigirá la trabajosa tarea de
armonizar, al menos básicamente, visiones, intereses estratégicos y prioridades comunes.
Definitivamente tal situación propone claramente la necesidad de ampliar la percepción de
un horizonte estratégico caracterizado, principalmente y hasta principios de la década
pasada, por cuestiones vinculadas a integridades territoriales y las soberanías de sus
Estados (las tradicionales hipótesis de conflicto) hacia una perspectiva en donde la
tecnología, la globalización, la extensión de los espacios geográficos que los estados
perciben como importantes para su seguridad, la cantidad y diversidad de actores con los
cuales los gobiernos deben contar a la hora de adoptar posiciones y/o resoluciones
estratégicas y la proliferación de temas percibidos como relevantes en términos de
Seguridad y Defensa han adquirido roles trascendentes.
La determinación y evaluación de ese horizonte estratégico, integrado por una serie de
factores, tanto provenientes de la realidad como los precedentemente expuestos, como de
análisis prospectivos, constituyen el pilar básico para que el Estado pueda precisar su
propia posición o modelo estratégico y, a partir de allí, definir capacidades militares que,
desde el punto de vista de la Seguridad y Defensa, estén en condiciones de satisfacer las
demandas del modelo estratégico adoptado.
Por otra parte, la definición de capacidades militares no resulta una cosa menor por cuanto,
de esa determinación, derivará el desarrollo de la organización de las Fuerzas Armadas
(FFAA). Tal observación adquiere mayor relevancia cuando se asignan nuevas capacidades
las cuales podrían exigir cambios, básicamente, en organizaciones, estructuras,
adiestramiento y medios materiales.
Actualmente, en la región, las misiones de las FFAA pueden caracterizarse como misiones
de índole tradicional, tendientes a proteger la soberanía e intereses de los estados, misiones
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no tradicionales, vinculadas con la resolución de las llamadas nuevas amenazas, misiones
emergentes de compromisos internacionales, relacionadas con operaciones de carácter
internacional y compromisos en el orden del desarrollo nacional, todas ellas conforme a las
normativas y tradiciones de cada estado.
Bajo todas estas circunstancias es que resulta por demás necesario identificar aquellos
factores d que puedan incidir, en mayor o menor medida pero siempre de modo
significativo, en el diseño del poder militar aéreo espacial del futuro.
 El mantenimiento de las FFAA como instrumento garante de la soberanía e
intereses de la Nación. Las leyes de Defensa y de Reestructuración hacen alusión
una concepción estratégica de modelo disuasivo para las FFAA (artículos 2° el las
respectivas normas legales).
 La decisión política de mantener a las FFAA responsables en el campo que hoy
establece la legislación vigente.
 La muy poco probable materialización de amenazas del tipo tradicionales cuya
solución no pueda alcanzarse por la vía negociadora. No obstante seria imprudente
descartarlas de plano a riesgo de comprometer seriamente el patrimonio de la
Nación e, incluso, la capacidad negociadora del Estado. Por otra parte es relevante
el dato que en América, durante el año 2005, se han registrado 23 casos de
conflictos vigentes, algunos de origen reciente y otros de larga data, de los cuales
solo 5 son de carácter interestatales y con muy bajo a bajo nivel de intensidad. En
cambio, en relación a los conflictos intraestatales, se identifican a 9 de ellos con un
alto nivel de intensidad y con la posibilidad de derrame de tales fenómenos, en
algunos casos, sobre sus vecinos (Los conflictos en América en el 2005 –
Heildelberg Institute For International Conflict Research).
 La determinación política de utilizar a las FFAA en el escenario internacional, como
una importante herramienta de su política exterior, con distintas grados de
involucramiento, particularmente en el ámbito regional, en cuestiones vinculadas
con iniciativas de paz y misiones de apoyo humanitario.
 La búsqueda de sistemas o arquitecturas de cooperación, bilaterales o multilaterales,
para dar respuesta a amenazas que puedan ser apreciadas como comunes con los
actores de la región. “El mantenimiento y fortalecimiento de las Medidas de
Confianza Mutua de carácter militar son un factor contribuyente para el mayor
predominio del dialogo y de la negociación en las relaciones bilaterales y
multilaterales” (Decreto 727/2006 – reglamentación de la ley de defensa Nacional –
“Considerandos” y Libro Blanco de la Defensa Nacional 1999 – Capitulo 2 – La
Dimensión Continental).
 La imprescindible necesidad de desarrollar interoperabilidad en el orden conjunto y
combinada, especialmente en el orden regional y eliminar las sobreposición de roles
entre los componentes del Instrumento Militar.
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 La consideración de la ampliación del espacio geográfico que en casos de conflictos
internacionales u otras exigencias, especialmente en la región, significará la
necesidad de operar mas allá del espacio geográfico propio.
 La necesidad de responder a una variada gama de amenazas de bajo nivel
particularmente generadas por actores no gubernamentales. En tal sentido se percibe
que los conflictos, tanto presentes como futuros, si bien podrían demandar un
aparente menor rol protagónico por parte de las fuerzas aéreas como sucediera en
conflictos o guerras convencionales, también resulta cierto que el equipamiento y
armamento debiera ser altamente tecnificado para lograr los efectos buscados con
un alto grado de precisión evitando, sobre todo, no producir lo que se conoce como
daños colaterales.
 Atender, especialmente, la vigilancia del aeroespacio en zonas fronterizas y áreas
relacionadas, contribuyendo a neutralizar manifestaciones delictivas con proyección
transnacional.
 Considerar la racionalización de los objetivos estratégicos asignados para que
tengan simetría con los medios disponibles (tamaño, capacidad y calidad del
instrumento operativo).
 Priorizar las misiones asignadas de manera tal de cumplir satisfactoriamente las
principales. Esto significa relegar aquellas de baja prioridad tratando de asegurar
para estas la subsistencia de núcleos básicos en condiciones de desarrollarse
adecuadamente, si las circunstancias así lo exigieran
 Contemplar la adecuación de estructuras y organizaciones en orden a privilegiar lo
cualitativo sobre lo cuantitativo, tanto en lo relativo al despliegue en tiempo de paz
como al
material aéreo, el personal y la
infraestructura. En cuanto a la
modernización (optimizar las capacidades en orden a cumplir en mejor forma las
misiones ya establecidas) o la transformación (desarrollo de nuevas capacidades
para cumplir nuevos roles) debe, imprescindiblemente, estar vinculada a las
realidades y prioridades que el Estado otorga a sus necesidades. No obstante debiera
enfatizarse en que la seductora frase “más calidad y menos cantidad” puede resultar
un engaño, tan sutil como peligroso, si los cambios a llevar acabo no se apoyan en
firme y clara decisión política y, consecuentemente, con los recursos apropiados.
 Contemplar la incorporación de medios aéreos polivalentes e incentivar la acción
de los llamados “multiplicadores de fuerza” como lo son inteligencia, logística,
movilidad y todo otro apoyo contribuyente al desarrollo de operaciones.
 Contribuir al desarrollo del país sin desnaturalizar su función principal.
Brig. Gen. ® Rubén Montenegro.
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