SEMINARIO DE INTEGRACION Y APLICACIÓN “DISTRIBUCION DEL INGRESO” Tutor: Dr. Enrique Kiperman Prof. Ayudantes: Dra. Anita Bresciani y Dr. Paulo Adorno. Alumno: Mariel Natalia Stazo Registro Nº: 173.276 D.N.I. Nº 24.773.683 FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES CURSO LECTIVO: 1º CUATRIMESTRE 2002 INTRODUCCION La teoría de la distribución de los ingresos, consiste en como se distribuyen la riqueza y la renta entre los individuos, como así también a la formación de los precios de los servicios de los factores que los individuos venden con el objeto de obtener sus rentas, y a su participación relativa dentro del ingreso total generado. Por un lado es importante destacar, las causas determinantes de la retribución global de un individuo, grupo de ellos, o clase social, lo cual es objeto de estudio por parte de la distribución personal de los ingresos. Por otro lado, se debe analizar que factores determinan las retribuciones (precios) de los servicios de esas personas o de los activos que ellas poseen. Esto es materia de la distribución funcional de los ingresos. Puesto que la renta total de un individuo está determinada por la sumatoria de las retribuciones a los servicios de todos los factores productivos que posee, le medida y forma en que encuentran distribuidos los derechos sobre los activos, constituye un aspecto medular dentro del problema de la distribución, siendo, as u vez, el nexo entre los problemas de la distribución personal y funcional de los ingresos. Cuanto mas igualitaria sea la distribución de todas las formas de l propiedad, mayor igualdad habrá en la distribución de la renta, si es que existe un precio uniforme para los servicios de cada forma de propiedad. En una sociedad en que la propiedad está concentrada en manos de unos pocos, las rentas estarán muy desigualmente distribuidas. La distribución de la propiedad es el resultado de procesos y accidentes históricos y sociales, y aunque este campo pertenece preferentemente al dominio de la sociología y el derecho, el examen de las instituciones de la sociedad referentes al régimen de transmisión de bienes por sucesión y el sistema impositivo son fundamentales, así como evidente su repercusión para determinar la tendencia histórica hacia la concentración o diseminación de la propiedad. 2 CAPITULO I: LA DISTRIBUCION DE LOS INGRESOS Y SUS TEORIAS MACROECONOMICAS. Ideas económicas antiguas y medievales Los actos tradicionalmente considerados económicos son aquellos que están íntimamente relacionados con los métodos que los hombres utilizan para asegurar su propia subsistencia. La forma en que un determinado grupo humano produce, distribuye y consume el producto social, son temas que siempre han concitado la atención de los economistas. En su mayor parte, las ideas y hábitos económicos antiguos llegaron hasta nosotros formando parte de códigos jurídicos, enseñanzas religiosas y exhortaciones morales, plenos de mandamientos condenatorios de la codicia, la extorsión y el aprecio excesivo de la riqueza material. El ansia desmedida de riqueza fue condenado tanto por Platón como por Aristóteles. Este último en particular sostuvo que la verdadera riqueza se encontraba en aquello que era imprescindible para la vida. Desaprobó el dinero corriente y su préstamo a interés pues si bien creyó que la moneda podía ser un útil medio de cambio, la consideró improductiva cuando tentaba a las personas a enriquecerse mediante su préstamo o a acumular beneficios que no utilizaban, ya que ello no producía otra cosa que fomentar la desigualdad de la riqueza. Los conceptos económicos romanos basados sobre los griegos reflejaron valores tradicionales derivados de una sociedad agrícola-militar, y constituyeron una reacción contra las corruptas prácticas comerciales, el lujo, consecuencia del amor al dinero por el dinero mismo, y las injustas diferencias de fortuna. Ya en los comienzos de la Edad Media, aunque el mercado y el uso de la moneda cubrían un sector económico reducido, hallábamos diversas manifestaciones económicas a través del accionar de mercaderes, cambistas y artesanos. No obstante el predominio de la filosofía aristotélica, existieron frecuentes controversias en el plano real respecto de la distribución del producto social, problemas que la iglesia procuró resolver apelando a ideas de justicia antes que al libre juego de las fuerzas económicas. Santo Tomás de Aquino adoptó la concepción aristotélica de la división de la justicia en dos categorías: la justicia distributiva, aplicable a la distribución del producto, y la justicia compensatoria, aplicable al intercambio de bienes y servicios. El mercantilismo En ésta época surgieron algunas ideas no del todo desarrolladas respecto de la renta y de los beneficios. Es evidente que le capital industrial ano había evolucionado lo suficiente como para otorgar relieve a los problemas de la distribución, sin embargo se tenía la convicción de que salarios bajos significaban costos reducidos. 3 Esta teoría, afianzada por el supuesto de la incapacidad natural de la clase trabajadora, afirmaba en consecuencia que era deseable para ésta una condición de subsistencia. Se insistía en que salarios altos no sólo reducirían el estímulo a la laboriosidad, sino que aumentarían considerablemente los costos de mano de obra, crearían hábitos disolutos y harían imposible la competencia internacional. La época de transición Ernest Ludwig Carl (1682-1743), fue uno de los primeros economistas que intentó reunir las concepciones extraídas de los sucesos económicos en un sistema independiente y uniforme. El problema de los precios ocupó en su obra una posición de predominio, puesto que el precio de mercado no sólo tenía importancia decisiva para la forma de producción, sino que, además regulaba la distribución de los ingresos, dado que como elemento de costo contribuía a determinar la participación de los factores en el producto social. Al quedar establecidos los precios por el salario, los costos y las necesidades de los productores, las leyes que regulaban los precios eran también aquellas que regulaban la distribución. Consecuentemente, los productores obtenían sus ingresos en correspondencia a su contribución a la producción. Si una vez deducidos los ingresos, quedaba un remanente, dicho excedente se transformaba en ingreso residual que algunos perceptores obtenían como renta. También fue interesante el punto de vista de Richard Cantillon (1680-1734), quien reconoció que el empresario, por ser quien corría el riesgo, percibía como ingreso especial un beneficio que por sus características se diferenciaba claramente del resto de los ingresos. La escuela clásica Puede decirse que su nacimiento se remonta a 1776, año de la publicación del trabajo de Adam Smith. En su teoría de los salarios, a los que calificó de ingresos residuales, trató de explicar el nivel de los mismos apelando al uso de fuerzas económicas, aunque, por otro lado, sostuvo que de cualquier manera no podían descender por debajo del mínimo existencial. David Ricardo (1772-1823) ubicó la problemática de la distribución del ingreso en el centro de sus investigaciones afirmando que el principal problema de la economía política era el de la determinación de las proporciones en que debía repartirse el ingreso nacional. Su teoría de la distribución del producto social fue mas uniforme que la de Smith, siendo el punto de partida su concepción sobre la renta. En términos generales, su teoría de la distribución de los ingresos impulsó vigorosamente la investigación científica. Mientras su teoría de la enta brindó el punto de partida para el desarrollo del principio marginal, su teoría de los salarios provocó una viva y sostenida polémica. 4 CAPITULO II: EL PROCESO DE GENERACIÓN DE LOS INGRESOS EN LA ECONOMIA Para analizar la distribución del ingreso, es necesario mencionar previamente su proceso de generación en la actividad económica. En todo sistema socio-económico existen sujetos económicos (macro y micro-económicos), que tienen por función producir bienes y servicios. Tales sujetos denominados sector empresas, demandan en el mercado toda una gama de insumos y factores necesarios para su actividad productiva. Las empresas compran materias primas, productos semielaborados, capital, trabajo, etc. Todos estos elementos tienen un precio que es necesario pagar para obtener su aporte. Ahora bien, el precio que se paga por el uso de cada uno de estos insumos y factores, constituye en el caso de estos últimos, un ingreso que obtiene su titular y que recibe diferente nombre según el factor de reducción que se trate, si es tierra, se denomina específicamente renta; si es capital y empresario se denomina interés y beneficio respectivamente. Cada uno de estos factores desempeña una función particular en el proceso productivo que mediante una adecuada combinación da lugar a la generación un producto final. La tierra participa, aportando sus cualidades naturales e indestructibles de que nos hablaban los clásicos. El trabajo en forma de esfuerzo físico o intelectual, coayuda a transformar la materia. Por su parte, el capital, participa como medio de pago que facilita la compra venta de bienes, por último el empresario organiza y sistematiza armónicamente, el uso de los otros factores de la producción. Par comprender con cierta facilidad el proceso de gestación o circulación del ingreso, resulta conveniente recurrir a un modelo de economía nacional, en le cual se considera a los efectos de simplificar su explicación que no existe el sector comercio exterior. Los principales sujetos del proceso económico, son el Estado, las familias y las empresas. Las empresas para producir, recurren a la compra de factores, el pago de estos factores da lugar a la generación de una corriente de ingresos tales como sueldos y salarios, alquileres, intereses de capital, beneficios distribuidos que van a para al seno del sector familiar. Este también recibe el pago de servicios por parte del Estado (burocracia). El conjunto de estas rentas es lo que se denomina renta o ingreso nacional. Ahora bien, como contrapartida del pago por el uso de los factores de la producción, las empresas lanzan al mercado una corriente de bienes y servicios, que son comprados por las familias y por el Estado, la cual vendría a constituir el aspecto real o físico de la economía, a diferencia del pago de los factores que representan el aspecto monetario de aquella. El sujeto “familia”, una vez en posesión de tales rentas lo utiliza de diferentes maneras, en función de su escala de necesidades. Una parte importante es destinada a la compra de bienes que satisfacen necesidades primarias o inmediatas. La compra de tales bienes se realiza en el mercado de bienes de consumo. Otra parte de los ingresos es destinada al pago de impuestos directos, siendo volcado el remante al mercado de capital (ahorros de las familias). A su vez 5 el Estado en ejercicio de la soberanía financiera, obtiene por intermedio de su actividad recaudadora sus recursos que provienen del pago de impuestos realizados por las empresas y las familias, complementando cuando sea necesario con “otros recursos” obtenidos con la venta de bonos públicos en el mercado de capitales. Todos estos recursos los utiliza el Estado para el cumplimiento de sus objetivos. Parte de ellos son dedicados al pago de gastos de explotación (sueldos y salarios y compra de bienes de consumo en general), y la otra parte se dedica a la financiación de gastos de inversión (obras públicas) y el resto queda ya sea como superávit o bien se destina a subsidiar determinadas actividades económicas en cumplimiento de los objetivos políticos establecidos por el Estado. Se podría complicar la explicación de este esquema, agregando otros sectores que se presentan en la realidad económica pero no cambiarían sustancialmente la visión del enfoque del proceso de generación y circulación de la renta. 6 CAPITULO III: LA POLITICA DISTRIBUTIVA Y SUS INSTRUMENTOS. Según como esté distribuida inicialmente la riqueza, así vendrá determinada, aunque no totalmente, la distribución de la renta. Debe tenerse en cuenta, que la distribución de la renta de un país entre los distintos agentes económicos será el resultado, no solo de las rentas libremente obtenidas por los distintos factores productivos, sino que también se verá fuertemente influenciada por la acción del sector público, en particular, por los impuestos netos, esto es, los impuestos menos las transferencias efectuadas por la Administración. El ingreso nacional que se genera en un país se distribuye a través de los mercados de factores entre los individuos y familias que lo integran. La distribución resultante será más o menos igualitaria, cual sea el sistema de precios o retribuciones vigentes. La distribución funcional del ingreso se refiere al reparto del mismo entre los factores de la producción, fundamentalmente el trabajo y el capital. Es frecuente que el Estado intervenga tratando de lograr que las diferencias de ingreso no sean muy acusadas. La política de distribución está integrada por un conjunto de medidas de política económica cuyo objetivo principal es modificar la distribución de la renta entre los grupos sociales o los individuos. Existe la política de distribución porque, aunque el libre funcionamiento del mercado asegura la plena y eficaz utilización de los recursos productivos, no está garantizada una distribución de la renta que se considere justa por la sociedad. Los objetivos de la política de distribución son: Garantizar una base mínima de nivel de vida para todos los ciudadanos. En algunas economías se ponen condiciones a este objetivo, en el sentido de proporcionar la base mínima a aquellos que por sus propios medios y en el contexto del mercado no pueden alcanzarla. Tender hacia una igualación primaria en la distribución de la renta. Un ejemplo de lo anterior sería la creación de un impuesto negativo sobre la renta, a pesar de la pérdida de ingresos fiscales que supone. Tender hacia una igualación en la renta como objetivo subsidiario. En este caso la redistribución de la renta se pretende alcanzar como resultado de algún otro objetivo a cumplir, como pueda ser aumentar los ingresos fiscales por medio de un impuesto progresivo sobre la renta. Promover la meritocracia. En este caso se trata, no ya de modificar la distribución de la renta, sino de distribuir las oportunidades que provoquen un reparto mas justo, en este sentido, dos estrategias a seguir son: promover la educación gratuita, que afecta a una redistribución de las capacidades, y tender a la limitación del derecho a la herencia, lo que supone una redistribución de la riqueza. 7 A la hora de poner en práctica una política de distributiva, un interrogante que se debe despejar es a favor de quién o de qué grupos se desea distribuir. En un principio, caben tres opciones: Tomar como punto de referencia el propio individuo y tratar de distribuir la renta a favor de determinados individuos en función de características específicas. Tomar como unidad distributiva la familia o economía doméstica y tomar las medidas que se consideren idóneas en tal sentido. Elegir como unidad distributiva determinados grupos o colectivos socioeconómicos, tales como jóvenes, ancianos, agricultores, etc. La distribución funcional de la renta Toda sociedad y consecuentemente el sistema económico correspondiente a ella, supone de una forma específica de repartir el producto final, que genera el proceso económico. La forma y mecanismo de repartición han variado con el acontecer histórico. Así pues. En la época en que predominaba el sistema de economía cerrada y economía artesanal, el producto social se repartía por intermedio de mecanismos bastante distintos a los de la economía capitalista. La distribución del producto final en este sistema, está a cargo del mecanismo de los precios, a diferencia de lo que sucede en el sistema colectivista, en el que la repartición la realiza el Estado, por intermedio del “plan”, el cual reemplaza al mercado. En la economía capitalista, los sujetos económicos son titulares de los recursos que se utilizan en el proceso de producción, toda vez que existe la institución de la propiedad privada en virtud de lo cual adquieren derechos sobre el producto final, por intermedio de la venta en el mercado de los servicios de su capacidad productiva (factor trabajo) o de otros factores de la producción. El mercado determina su participación en el producto social generado por la economía. De lo cual se deduce, que la repartición del producto total entre los distintos sujetos económicos, se establece en función de los precios que perciben éstos por la venta de sus recursos. Luego el sistema de precios, es el mecanismo responsable en una economía descentralizada de la forma y modo en que se distribuye la riqueza generada en un período determinado. Se entiende por sistema de precios, aquella forma de organización económica en el cual cada individuo, incluyendo en este término a las personas legales como las compañías, decide por sí mismo la contribución que hará a la economía en la inteligencia de que puede vender su aportación a un precio que sea aceptable tanto para él como para el comprador, y que puede obtener los bienes y servicios aportados por otras personas, pero sólo a los precios que a ellos les convenga. De esta manera el sistema de precios tiene por función en lo que hace a este aspecto, crear estímulos por intermedio de los cuales se orientan los dueños de los factores de la producción, en l forma en que pueden vender sus servicios y la paga a recibir por los mismos. Los precios con los cuales trabaja la distribución funcional, son los referidos a los servicios del factor y no los de la propiedad, de tal factor de producción. Es 8 decir, cuando se habla del salario, por ejemplo, la teoría económica se refiere al esfuerzo físico o intelectual del trabajador y no a la compra de tal, en su integridad física y espiritual. Para determinar el precio de los factores, se utiliza el mismo instrumental para analizar el precio de los productos finales, esto es, la formación de los precios de los factores, por intermedio de funciones de oferta y demanda. En este caso se trata de establecer curvas par arribar a funciones, para las presentaciones realizadas de factores, cantidades y precios, los cuales deberá ser tratadas como variables interdependientes, llegando con ello a establecer un precio de equilibrio. El precio de cualquiera de los factores de la producción, depende en última instancia de la demanda que se realice en el merado de tal factor y de la disponibilidad del mismo. La demanda de factores que realizan los empresarios resulta de la demanda esperada de los productos fabricados con tales factores. Por lo tanto, la demanda de factores productos es “derivada”. Las relaciones entre la demanda del producto final y la de factores, alcanza su mayor importancia cuando la cantidad requerida del factor se encuentra unida técnicamente a la cantidad de producto y que por lo tanto no su puede sustituir aquella. Esta relación se denomina en término económicos “coeficientes técnicos”. Ahora bien, la cuestión que hace a la relación existente entre el valor del producto final y el valor de los factores utilizados, y por lo tanto lo que debe asignarse a cada uno de los factores participantes en un proceso productivo concreto, se denomina en economía “imputación”. ¿Qué parte del producto final debe imputarse a cada factor participante en el proceso productivo? La cuestión se suscita, por el hecho de que en una economía capitalista ningún integrante de la población activa, es titular de todos los factores de la producción que se utilizan para elaborar un determinado producto. Si es empresario deberá recurrir al mercado par comprar por ejemplo, capital financiero (dinero), y también mano de obra. Distribución social del ingreso No existe un puente teórico satisfactorio entre la teoría de la distribución funcional y la distribución social de la renta. El enfoque tradicional, trata de explicar el tema a un nivel muy abstracto del conocimiento económico según la productividad marginal que aporta al proceso productivo cada factor. Esta explicación en el mejor de los casos sólo analiza el fenómeno a nivel expost, olvidando de individualizar cuales son las causas primarias que determinan tal o cual tipo de distribución. En efecto, si un obrero u operario semi-analfabeto recibe un ingreso menor que un empresario o profesional, los economistas puros sostienen que ello se debe, a que su contribución al P.B.N. es menor existiendo una oferta de este tipo de recursos superior a la demanda. Esta explicación no dice nada del porque hay abundancia o escasez de recursos, quedando atrapada en una suerte de formalismo teórico. Sucede que el análisis a través del sistema de mercado resulta superficial e insuficiente, y no descubre las variables que actúan directa o indirectamente a 9 través de las fuerzas del mercado. Estas determinan que haya grupos en la sociedad que prestan servicios altamente remunerados y que por lo tanto son escasos, mientras que por otro lado existen sectores que perciben una baja remuneración siendo su oferta superior a la demanda. Este inconveniente en alguna medida ha sido salvado por el enfoque que podríamos denominar “socio institucional” el cual levanta el “velo de mercado” tratando de desentrañar el complejo de variables que inciden en la distribución de la renta. Factores que inciden en la distribución del ingreso Los factores que explican la desigualdad en lo ingresos no son sólo razones de eficiencia y productividad, sino “otros” ya de carácter estructural, ya de carácter coyuntural que lleva a generar grandes contrastes entre las distintas estructuras socio-económicas del país. Clasificación de factores que inciden en la distribución: 1) Factores estructurales: Grado de concentración de la propiedad de los factores capital y tierra: de por sí este factor hace a las características del sistema capitalista. No se trata de plantear si es justo o injusto el régimen de propiedad privad, sino simplemente constatar en qué medida influye esta variable en la distribución del ingreso. Como una explicación lógica del problema, surge que al ser pocos los propietarios de los factores de capital y tierra, y muchos los asalariados, la localización de la mayor parte de los ingresos se sitúa como es obvio en los titulares de los factores primeramente mencionados, coayudando con ello a una distribución desigual de la renta. En cambio si la propiedad del capital y la tierra estuviese más extendida manteniendo el régimen de apropiación privada, la renta afluirá a más personas, lo cual significaría estar frente a una estructura más igualitaria., Importancia relativa del sector primario en l formación del P.B.N.: empíricamente se comprueba, que en aquellas economías donde la población económicamente activa se encuentra concentrada fundamentalmente en el sector primario, la distribución de la renta presenta un coeficiente de concentración elevado. En cambio cuando aquella está localizada (en términos relativos) en los sectores secundario y terciario, la estructura distributiva presenta un coeficiente menor e concentración. En efecto, a medida que disminuye la importancia relativa del sector primario en el conjunto del producto bruto nacional, simultáneamente se produce un desplazamiento de la mano de obra hacia otras actividades de mayor productividad. La mano de obra que resta en el sector, recibe un mayor ingreso aún manteniéndose constante el producto generado en razón de que es menos la oferta elevándose por lo tanto la tasa de salario. 10 Formación de capital y crecimiento demográfico: desde el punto de vista económico, el nivel de crecimiento del producto nacional es función del proceso de formación de capital, esto es de la tasa de inversiones. De tal manera que una endeble formación de capital provocará irremediablemente un bajo ritmo de crecimiento económico. Dicho crecimiento económico, para que engendre un mejoramiento en el nivel de renta “per capita”, deberá superar la tasa de crecimiento demográfico. El decir, que en la medida que el crecimiento del producto supere al poblacional, la economía estará en condiciones de repartir mas bienes y servicios, que traducidos en términos monetarios, se expresa en mayores niveles de renta. Por otro lado, la variable que estamos analizando influye en el comportamiento del factor analizado en el punto anterior, toda vez que el aumento del ingreso suele ir acompañado de una transformación en la composición del producto bruto interno. 2) Factores no estructurales: Sistema impositivo: el sistema impositivo es uno de los mecanismos distributivos que utiliza el poder público, en la realización de su política económica y social. Según esté constituido este mecanismo, podrá ser o no un factor estimulante del proceso distributivo. En efecto, cuando en el sistema impositivo hay predominio de impuestos al consumo, acompañado con una administración impositiva que no sabe enfrentar el problema de la evasión fiscal, se crea una situación totalmente distinta, a aquella cuando el Estado dispone, de un sistema impositivo caracterizado por tributos directos con escalas progresivas, apoyado por una legislación y administración que ataca de raíz la evasión fiscal. En el primer caso, el sistema impositivo alimenta la desigualdad y en el segundo estimula la generación de un proceso de justicia social. Tendencias oligopolísticas en el proceso productivo y de comercialización: este es un factor, que puede llegar a provocar consecuencias de gran importancia en relación al fenómeno que se viene considerando. De existir en la economía una tendencia a la constitución de grandes unidades empresarias, éstas, en un sistema donde predomina la libre competencia, absorberán a las pequeñas y medianas empresas, lo cual culmina con la concentración capitalista. La existir menos empresas es evidente que la renta del capital y el empresario afluirá a una cantidad menor de personas. El estudio de este factor ha dado lugar a la elaboración de la teoría del grado de monopolio, el cual está determinado por la diferencia entre la gracia marginal obtenida en situación de libre competencia y la ganancia marginal obtenida bajo condiciones monopolísticas. En la medida en que esta diferencia sea mayor el grado de concentración monopolística será más elevado y por tanto ello, estimulará la localización de la renta en limitados grupos socio-económicos. 11 Política de ingresos: se entiende por política de ingresos el conjunto de propósitos e instrumentos establecidos y utilizados por el Estado, en materia de remuneración a los factores de la producción. Sucede que el Estado, por intermedio de diversas medidas (salariales, impositivas, crediticias, cambiarias, etc.), modifica la distribución de la renta que se provocaría a través de los mecanismos del sistema de precios. Normalmente esta intervención del poder público, suele favorecer al sector asalariado, defendiendo su salario real y estableciendo legislaciones como las del salario mínimo vital y móvil, al cual deberá actualizarse de acuerdo a las fluctuaciones del nivel de vida. Asimismo para tal fin, un conjunto de medidas monetarias y crediticias que hagan posibles dicho objetivo. Es decir que el gobierno dispone de poderosas herramientas, que pueden llegar a modificar sustancialemente la distribución del ingreso generado por las fuerzas de mercado. Otros factores: además de los factores considerados, existen otros factores que inciden en la distribución de la renta como pueden ser: Institución de herencia, los cambios tecnológicos, extensión de los servicios educativos, sistema de seguridad social, dependencia del sector exterior, tasa de inflación. Algunos de ellos en ciertos casos, pueden actuar como factores estimulantes de la distribución y otras como desestimulantes. Los instrumentos que dispone la política de distribución son: El sistema impositivo. Los gastos de transferencias, entre los que cabe destacar los correspondientes al seguro de desempleo y subvenciones asociadas con la política educativa. Medidas que implican intervención directa en el mecanismo de mercado. El sistema impositivo Existen muchas figuras impositivas, pero en general, podemos pensar que todos los impuestos modifican la distribución de la renta. Algunos, como los indirectos, la modifican en el sentido de perjudicar a los grupos de renta mas baja, y por eso se les califica de regresivos. Los individuos con menor renta pagan lo mismo que los más afortunados, con lo que el porcentaje de impuestos es superior para los más pobres. Los impuestos sobre la renta o impuestos directos pueden ser neutrales, en el sentido de que no modifican la distribución de la renta, dado que el tipo impositivo (el porcentaje que se recauda sobre la renta) es el mismo para todo el nivel de renta. Lo normal, sin embargo, es que de los impuestos directos sean proporcionales con mínimo exento o que el tipo impositivo se eleve con la renta (progresivos), modificando la distribución de la misma en beneficio de los menos favorecidos. Los gastos de transferencia 12 Generalmente, los impuestos pretenden, de forma prioritaria, conseguir recursos financieros para el sector público y, subsidiariamente, modificar la distribución de la renta. Las transferencias, sin embargo, persiguen mas directamente garantizar una base mínima de nivel de vida para todos los individuos y procurar una igualación primaria en la distribución de la renta. En efecto, el seguro de desempleo y la jubilación garantizan una base mínima a personas que de otra forma no podrían obtener tales ingresos. Un impuesto negativo sobre la renta cumple también estos objetivos. Intervención directa en el mecanismo de mercado El tercer bloque de actividades redistributivas es el que se centra en la intervención en el funcionamiento del mercado. Estas medidas actúan en el proceso de formación de los ingresos, esto es, sobre las fuerzas de demanda y oferta de mano de obra y sobre otros factores de la producción tales como el capital. Ejemplos conocidos de este tipo de políticas son la imposición de salarios mínimos y la limitación de los dividendos y los alquileres, así como los controles sobre los precios de determinados artículos, generalmente de primera necesidad. Otro ejemplo característico es la congelación temporal de los salarios. Si éstas políticas no se basan en un análisis minucioso del funcionamiento de los mercados en cuestión, pueden romper el equilibrio de mercado y quizá incluso ir en contra de los intereses de aquellos colectivos (o al menos sobre parte de ellos) a quienes las autoridades desean ayudar. Así, el establecimiento de un precio (salario) mínimo, disminuye la cantidad demandada de trabajo, de forma que del colectivo de los trabajadores salen ganando los que siguen empleados y pierden los que se ven despedidos. La intervención del estado y sus objetivos. Las funciones del sector público son: Fiscal (impuestos) Reguladora (leyes y disposiciones que afectan a la actividad económica) Proveedora de bienes y servicios (mediante las empresas públicas) Redistributiva (tratando de modificar la distribución de la renta entre personas o regiones) Estabilizadora (control de los grandes agregados económicos) 13 CAPITULO IV: DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO Y DESARROLLO El ingreso o la renta se toma como un índice sintético par evaluar el nivel de desarrollo de un país o región. Este criterio ha sido acertadamente criticado por algunos economistas y sociólogos. Estos consideran que existen otros factores que también hacen al complejo problema de la medición del proceso de desarrollo. No obstante es posible que el ingreso o renta continúe siendo entre todos los “índices sintéticos” el más aceptado. Sobre todo si se tiene en cuenta la estructura de la distribución del ingreso, ya sea funcional o social. En efecto, si se conoce que porcentaje del ingreso nacional perciben los trabajadores dependientes. O bien, que parte de la renta obtienen los estratos inferiores de la pirámide social, y que diferencia relativa las separa de los estratos superiores, se tendrá una idea aproximada de las dosis de justicia que existe en esa sociedad. El término justicia tiene un sustractum filosófico y no se opone al concepto técnico de eficiencia y productividad. De tal manera que al existir eficiencia y productividad en el sistema, también generalmente hay justicia. Los países subdesarrollados se sabe que el valor agregado por persona ocupada (productividad), es mas bajo que en los países desarrollados, y también que la concentración de la renta es más acentuada. Esto es, la distribución del ingreso no es adecuada. El economista Gunnar Myrdal, al analizar este problema dice: “sucede frecuentemente, casi con la precisión de una ley económica, que cuanto mas pobre es un país, tanto mayor es la diferencia entre rico y pobre”. Otros economistas, han estudiado este problema utilizando la metodología de la causación circular, llegando a la conclusión de que la elevada concentración del ingreso en los países subdesarrollados, constituye un verdadero círculo vicioso, que presenta grandes inconvenientes para eliminarlo. Como conclusión, se puede decir que en los países subdesarrollados, los ricos son más ricos y los pobres con más pobres que en los países o regiones adelantadas. La distribución del ingreso: ¿estimula o entorpece el desarrollo? Argumentos en contra de la distribución del ingreso en función del desarrollo: En la medida que sea mas acentuada la concentración de la renta, será posible disponer de una mayor propensión a ahorrar, toda vez que los estratos socio-económicos de elevadas rentas puedan realizar un mayor volumen de ahorro que los estratos medios y populares. Lo dicho en el punto anterior, facilitaría en un amplio margen la financiación del desarrollo con recursos nacionales, atento a la elevada propensión de ahorrar que tienen los sectores de elevadas rentas, con lo cual la dependencia exterior en materia crediticia se vería atenuada. 14 El Estado podría apropiarse con facilidad a través de su política impositiva de grandes recursos eliminando con ello la evasión fiscal por cuanto los contribuyentes no serían relativamente muchos. La desigual distribución de la renta, facilitaría iniciar un intenso proceso de desarrollo, sin necesidad de realizar profundas reformas estructurales que podrían eventualmente, ser rechazadas por los sectores de elevados ingresos. Incluso los mecanismos clásicos del mercado, absorberían dicha política sin verse obligados a establecer engorrosos sistemas de planificación. También se vería estimulada la formación de una élite socio-económica con espíritu empresarial, permitiendo desarrollar los talentos estratégicos y técnicos indispensables para el desarrollo. Permitiría concentrar los esfuerzos y recursos productivos, en determinadas partes sin necesidad a diversificar la demanda por la presión que pudieran realizar los sectores emergentes. Conjuntamente con los argumentos expuestos, también se sustenta la idea de que para distribuir primero hay que generar riqueza ya que la miseria no es aconsejable repartir. Argumentos a favor de la distribución del ingreso en función del desarrollo: Las investigaciones empíricas no demuestran categóricamente que los sectores de altas rentas posean una elevada propensión a ahorrar. Por el contrario, la influencia de los medios de comunicación de masa y el efecto demostración actúan dinamizando la función consumo a través del consumo suntuario y conspicuo, lo cual se traduce en una disminución a la tasa de ahorro. O sea que la experiencia demuestra que el ahorro no es función exclusiva del ingreso. La mayor parte de los consumos suntuarios y conspicuos en los países subdesarrollados son importados, hecho que repercute en el saldo de la balanza comercial. Por su parte cuando son fabricados en el país, significa que una parte de los recursos primarios nacionales se dedican a solventar actividades de baja productividad social, generando un uso irracional de la renta disponible. El ensanchamiento de las dimensiones del mercado, al incrementar la demanda global, facilitaría la instalación de empresas de gran dimensión que podrían obtener los beneficios de la producción en masa y de las economías en escala, con la consiguiente disminución de los costos. Se sabe que uno de los escollos básicos que impiden el desarrollo es la insuficiencia dinámica del mercado. De manera, que la elevación del nivel de ingreso en los factores populares provocaría un aumento de la demanda efectiva con lo cual se eliminaría en parte el estrangulamiento del mercado. La experiencia histórica aconseja no repetir el curso que siguieron los países actualmente industrializados, en el sentido de enfatizar en las primeras etapas en la capitalización y a posteriori abrir las esclusas a la 15 distribución. Los países en vía de desarrollo deben enfrentar simultáneamente el problema de la formación de capital con el de la distribución, como estrategia que permita atenuar la lucha de clases que provocaría un proceso de crecimiento crudamente capitalista. El proceso distributivo tiende a romper el monopolio y concentración del poder político y económico detentadas por los sectores de elevadas rentas, quienes son la base de sustentación de la llamada “democracia limitada”. Posibilitaría salvar la desocupación real y disfrazada, como consecuencia del incremento en la producción, motivada en el aumento de la demanda efectiva. Pre-requisitos económicos para la distribución En verdad que para poder realizar de manera efectiva un proceso de distribución es conveniente no olvidar que necesariamente deben darse ciertos elementos decisivos que juegan el rol de verdaderos pre-requisitos. Estos, son no sólo de naturaleza económica sino también de naturaleza política e institucional. De no existir ciertos elementos que le den solidez y permanencia al proceso distributivo, éste se transforma en una mera ilusión. Dada una determinada situación socioeconómica de partida, que indique el comienzo de un proceso distributivo es indispensable que en los períodos posteriores la economía en su conjunto exhiba tasas de crecimiento aceptables que permitan realimentar el mecanismo de expansión del aparato productivo. Es decir, que en última instancia no hay que olvidar que para distribuir, la economía debe generar excedentes económicos crecientes. Unido estrechamente a lo dicho en el punto anterior, deberá operarse en la economía un proceso creciente de formación de capital especialmente en los sectores de mayor poder y efecto de impulsión. Esto es, realizar inversiones reproductivas que hagan factible la expansión del producto y de la oferta global del sistema económico nacional, de una manera constante y auto sostenida. También resulta indispensable que el aparato económico nacional funcione con tasas de productividad aceptables puesto que ello facilita que la distribución se opere sustentada en sólidas bases de estabilidad. Este elemento, en última instancia debe traducirse en una conducción del proceso económico dentro de un marco de disciplina, racionalidad y orden económico. Asimismo, es conveniente que el proceso económico se realice en un marco institucional que explicite con claridad las normas de política económica a que estará sujeto la política de distribución del ingreso. Tales normas, deberán ser respetadas por los tres sujetos macroeconómicas que actúan con la misma cuota de responsabilidad en este proceso: el Estado, las organizaciones empresarias y los sindicatos. Cuando uno de estos 16 sujetos no cumple con las reglas de política económica se limitan los alcances de cualquier política distributiva. Finalmente, también debe darse un mínimo de estabilidad monetaria, por cuanto la distribución de poder de compra que se realice no pasará de ser un mero acto “formal”, por cuanto los mayores ingresos monetarios que puedan obtener los sectores más pobres de la sociedad van a alimentar la hoguera inflacionaria, en la que precisamente se extingue lo poco de capacidad de compra que se pudo haber transferido. O sea que toda política distributiva que se implemente en una situación típicamente inflacionaria, los efectos que se desean alcanzar son carcomidos por el propio proceso inflacionario. Es decir que pretender distribuir ingresos cuando la tasa inflacionaria está arriba del 40% anual torna bastante ilusoria tales pretensiones. 17 CAPITULO V: DISTRIBUCION DEL INGRESO EN LA ARGENTINA: PERÍODO 1980-1998 Se presenta una descripción de la evolución de los ingresos absolutos y relativos en Argentina durante las últimas dos décadas a la luz de las políticas macroeconómicas vigentes. Algunos de los resultados son contrastados con datos similares para la economía de los Estados Unidos. Si bien se nota una tendencia persistente hacia una mas desigual distribución del ingreso a lo largo de los 18 años, los resultados de la economía de mercado (1990-98) permiten una mayor dosis de optimismo que los del período de políticas de ingresos ( 1982-90) ya que en el primero se observan aumentos en los niveles de producción e ingresos agregados que estuvieron ausentes en el segundo. Las políticas de ingresos de 1982-1990 lograron por un lapso de cuatro años mejorar los ingresos personales sin que aumentara la producción y eso resultó en una crisis que volvió para atrás todos los avances previos, castigó especialmente a lo más pobres y terminó en hiperinflación. Comparando con los datos par USA se nota a simple vista que el trend de deterioro relativo de ingresos bajos es común a las economías avanzadas. La guerra de Malvinas en 1982, marca el fin de la política económica del gobierno militar, basada en mercados relativamente libres con economía abierta y un alto déficit fiscal financiado con endeudamiento externo. A mediados de 1982 se instrumentan políticas de licuación de pasivos, nacionalización de la deuda privada, controles de precios, cambios y tasas de interés. Comienza lo que llamamos la etapa de Políticas de Ingresos. La etapa de las Políticas de Ingresos se caracterizó con una economía mas cerrada que en la etapa anterior y la continuación del rol preponderante del Estado, tanto en el gasto deficitario como en la fijación de precios, salarios, cambio y créditos. Entre 1982 y 1986 se experimenta el boom de la Política de Ingresos. Durante éste período el Producto Bruto Interno crece 0% en tanto que los ingresos reales de las personas se incrementan un 53%. La inconsistencia macroeconómica planteada es evidente ya que no se puede distribuir lo que no se tiene. Los desequilibrios macroeconómicos son ocultos inicialmente por el control de precios y la desinversión y más tarde por el financiamiento inflacionario y el endeudamiento. El sistema se derrumba a partir de 1987 y termina con la hiperinflación de 1989-1990. Durante el colapso final de la etapa de Política de Ingresos se experimentan lo peores niveles registrados de ingresos absolutos como de la distribución del ingreso. En 1990-1991 se instrumenta la Economía de Mercado, basada en economía abierta, financiamiento genuino (no inflacionario) y flexibilidad de precios. Tanto el PBI como el Ingreso Personal crecen sostenidamente. La crisis del Tequila detiene momentáneamente este proceso de crecimiento pero la magnitud de esta crisis no es para nada comparable con la de 1982 o 1989-1990. Resumen de Políticas Macroeconómicas 18 Precios Comercio Estado empresario Gobierno Militar Libres Abierto Si Política de Ingresos Control Cerrado Si Economía de Mercado Libres Abierto No Tanto el gobierno militar como el presidente Alfonsín, terminaron en medio de profundas crisis económicas debidas a la inconsistencia macroeconómica de sus políticas. En ambos casos se verificaron caídas significativas en el nivel de ingresos reales de los más pobres. Si bien se han estancado los ingresos reales de los mas pobres desde 1996, esto puede deberse al contexto internacional de crisis recurrentes y caída de términos de intercambio. Este estancamiento debido a condiciones de crisis externas compara favorablemente con caídas en el ingresos de los mas pobres de 57% en Malvinas y del 42% después del colapso del Plan Austral. El fracaso de las Políticas de Ingreso: 1982-1990 El período 1982-1990 es un caso perfecto para ilustrar los efectos de un sistema económico macro económicamente inconsistente. En muchos casos, el anuncio de una mala política macroeconómica puede resultar en estadísticas económicas que inicialmente muestran mejoras significativas. A fin de ilustrar la experiencia Argentina es conveniente dividir el período de vigencia de la política de ingresos en dos partes: el boom y la debacle. Durante el boom de los controle, 1982-1986, el producto per-capita permaneció estancado, a pesar de lo cual se incrementó el ingreso de las personas en un 53%. La inconsistencia es clara: no es posible que producción e ingresos diverjan en tal magnitud. Tanto los pobres como los ricos se beneficiaron de este aumento de ingresos (sin aumento en producción). La debacle se inicia con el fracaso del Plan Austral, que congela precios y mantiene el gasto público deficitario. Entre 1986 y 1990 rige la inflación y la recesión. La producción, medida por el PBI per capita cae un 15% y el ingreso de las personas recupera consistencia al caer un 38%. Cae tanto el ingreso de los ricos (el 50% de más altos ingresos) como el de los pobres (el 50% de más bajos ingresos). Tomado globalmente, el período de Políticas de Ingresos muestra un claro resultado negativo: cae el PBI un 15%, el ingreso promedio un 5% y tanto los pobres como los ricos terminan peor que antes. El fracaso de la Políticas de Ingresos: 1982-1990 Entre 1982 y 1986: Se usaron controles de precios, salarios, cambios y tasas de interés. 19 El PBI no cambió y el Ingreso Personal subió un 53%. El Ingreso Personal de los mas ricos crece un 50.6%. El Ingreso Personal de los mas pobres crece un 50.9% Entre 1986 y 1990 Colapsan las políticas de ingresos: inflación y desequilibrio externo. El PBI cae 15% y el ingreso de las personas cae 38%. El Ingreso Personal de los mas ricos cae un 34.2%. El Ingreso Personal de los mas pobres cae un 42.8%. Balance de dos períodos Entre 1982 y 1990: El sistema de Políticas de Ingresos da crecimiento neto negativo. Termina en Hiper. El PBI y el Ingreso Personal caen parejo: 15% y 5% respectivamente. El Ingreso Personal de los más ricos cae un 1%. El Ingreso Personal de los más pobres cae un 14%. Se deteriora la distribución del Ingreso. Entre 1990 y 1998: Rige la Economía de Mercado. El PBI y el Ingreso Personal crecen parejo: 45% y 54% respectivamente. El Ingreso Personal de los más ricos crece un 64%. El Ingreso Personal de los más pobres crece un 39%. Se deteriora la distribución del ingreso. 20 21 CAPITULO VI: POLITICA TRIBUTARIA Y REFORMAS DE MERCADO La tarea difícil de la política tributaria es elevar los ingresos en forma tal que cause el menos daño posible a la economía. Eso significa diseñar un sistema tributario que preserve los incentivos individuales para la actividad productivaincentivos para el empresariado trabajar, ahorrar, invertir, aprender, inventar y crear. La mayor parte de los impuestos introducen una cuña entre lo que vale la actividad productiva para los consumidores y lo que en realidad reciben (luego de pagar impuestos) los que suministran mano de obra y capital. Así como los impuestos al consumo sobre licor y cigarrillos están diseñados con el propósito de desestimular el uso de esos productos, los impuestos sobre el ingreso personal o empresarial adicional deben, en forma similar, desestimular el proceso de creación de riqueza que conduce a una aumento del ingreso. Cuando los impuestos al esfuerzo y al ahorro son altos, se distorsionan las opciones a elegir a favor de descanso adicional en vez de ingreso adicional, y a favor del consumo inmediato en vez del consumo futuro (ahorro). Como varios Estados de Bienestar europeos lo han mostrado, combinar impuestos desmoralizadores con subsidios generosos a la indolencia, conduce a una nación a pocos éxitos y a muchos fracasos. La gente generalmente tiene que producir mas para ganar, excepto en casos de robo o buscadores de rentas especiales (ofrecer coimas a los políticos para obtener privilegios valiosos). Se colige entonces que un sistema tributario que penaliza el ingreso adicional penalizará también la producción (por ejemplo, el crecimiento económico). El gobierno, lo mismo que las empresas, debe competir en la producción del mayor valor al costo mas bajo posible. En realidad, el costo del gobierno es a menudo uno de los costos más grandes de4 hacer negocios, indiferentemente si el costo parece recaer sobre el negocio mismo, o sus clientes, trabajadores o accionistas. Los países en lo cuales el costo del gobierno es demasiado alto encontrarán mas difícil atraer y retener capital físico, capital financiero y capital humano, así como los llamados “paraísos fiscales” atraen inversiones e inmigrantes, los países con sistemas tributarios castigadores enfrentan “fuga de capitales” y “fuga de cerebros”. Las altas tasas impositivas a menudo ahuyentan la inversión extranjera y causan que los ahorros nacionales se escapen a otros países. Esto es lo que se conoce como “fuga de capitales”. Las altas tasas tributarias siempre causan que mucha de la economía desaparezca de los ojos del recaudador de impuestos. Este fenómeno tiene diferentes nombres en diferentes países, tales como economía “sombra”, “informal” o “sumergida”. Cuando se trata de diseñar un sistema tributario que ayude al crecimiento, hay que tener en cuenta los siguientes puntos: 22 Aun los impuestos a las “empresas” los pagan los individuos: todos los impuestos recaen sobre personas, sobre gente que suministra su mano de obra y capital a la economía formal. No importa, relativamente, que los impuestos sean directos o indirectos, corporativos o personales. El capital y la mano de obra soportan todos los impuestos ya sea en forma de ingresos mas bajos e en precios mas altos. Las empresas no son entidades orgánicas que tiene la capacidad de soportar el peso de los impuestos, de la misma forma que no son sus edificios u oficinas las que reciben el impacto del impuesto. Un impuesto sobre las utilidades de la empresa debe ser pagado por quines invierten en la compañía, los que trabajan en ella o los que compran sus productos. Además, un impuesto en lo que consumimos es también un impuesto en lo que producimos. El consumo es, por supuesto, el motivo principal de la producción. La razón por la cual trabajamos, invertimos o iniciamos un negocio es para ganar el ingreso necesario para consumir. Aunque un impuesto sobre el consumo puede ser menos hostil al ahorro que un impuesto equivalente sobre todo el ingreso (incluyendo el ingreso que se ahorra y la rentabilidad en ese ahorro), aun los impuestos sobre el consumo desestimulan actividades que producen ingreso imponible. Lo que importa más es latas marginal de todos los impuestos sobre actividades que aumentarían el ingreso, esto es, trabajar más duro, invertir tiempo y dinero en un educación mejor, o ahorrar e invertir en un nuevo negocio. Cuando las altas tasas marginales Las altas tasas tributarias perjudican el progreso económico sin aumentar la recaudación: las tasas tributarias extremadamente altas a menudo rinden menos ingresos que tasa tributarias más bajas, aún en el corto plazo. Así como una tarifa prohibitiva no rinde ingresos porque prohíbe el comercio, un impuesto casi prohibitivo en la recompensa por esforzarse más o invertir más, puede igualmente rendir menos que un impuesto más razonable. Los economistas de los países industriales mas grandes a menudo aconsejan a otros países perseguir políticas que son opuestas a las que ellos aconsejarían en sus propios países, tales como tipos de cambio que se hunden y elevar sus tasas tributarias. Una razón par esta inconsistencia paternalista puede ser la opinión común de que el sistema tributario puede y debe redistribuir el ingreso del rico al pobre. Pero los impuestos en la realidad no redistribuyen el ingreso, ellos solo reducen el ingreso para toda la nación. Ningún país se ha hecho rico usando impuestos para prevenir que sus ciudadanos se hagan ricos. Un estudio de la OCDE encontró que la “evidencia de casi todos los países sugiere que los efectos del sistema tributario como un todo en la distribución del ingreso, son relativamente menores”. Los esfuerzos para exigir impuestos con tasa marginales altas en la renta de las inversiones en capital o capital humano, solo hacen que el capital y las habilidades se hagan mas escasas y por lo tanto, mas valiosas. Esa escasez inducida por los impuestos antes de pagar impuestos, 23 de los que ya poseen capital o títulos profesionales universitarios. La incidencia verdadera de tasas impositivas escalonadas recae sobre los trabajadores (cuya productividad se inhibe por un cociente mas bajo de capital/trabajo). Y el peso también recae sobre los consumidores (quienes deben pagar honorarios más altos a los profesionales cuyas habilidades son escasas). Existen límites prácticos sobre cuan alto pueden llegar los impuestos como proporción. 24 CAPITULO VII: IMPACTO DE LA INFLACIÓN SOBRE LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO: IMPUESTO INFLACIONARIO. La economía argentina, con una experiencia inflacionaria de casi medio siglo, alcanzó las tasas de variación de precios más altas durante la década del 80 junto con dos episodios hiperinflacionarios en 1989 y 1990. A partir de 1991, con la implementación de una caja de conversión y un programa de reformas estructurales ha logrado estabilizar el nivel de precios. Es por ello que la década de los 80 ofrece un terreno propicio par investigar el impacto de la inflación sobre la distribución del ingreso. Con frecuencia se señala que tal impacto tiene consecuencias regresivas sobres el reparto de la renta. Para explicar este fenómeno suele argumentarse que los agentes mantienen proporcionalmente menos saldos monetarios a medida que se asciende por los estratos de ingreso, que existen economías de escala en el uso del dinero, que la oportunidad de sustituir moneda local por otros activos libres de la erosión inflacionaria no es igual para todos los individuos, como tampoco lo son los mecanismos de indexación que suelen implementarse en las economías de alta inflación, etc. El impuesto inflacionario afecta la distribución del ingreso en tanto los diferentes grupos de individuos poseen diferentes cantidades de saldos reales (la base del impuesto) y se enfrenan a diferentes tasas de inflación. Para medir el impacto distributivo se requiere conocer, entonces, ambas magnitudes. Aquí se harán estimaciones tanto de corto como de largo plazo, este último concepto está asociado a aquellos montos que los agentes estarían dispuestos a pagar de manera sostenida. Consecuencias de la inflación el proceso inflacionario, un empuje inflacionario origina otro y así sucesivamente: el proceso inflacionario, la inflación en sí es una consecuencia, un sistema del desajuste económico del país. Una vez que se inicia es difícil remediarla. Las injusticias en el reparto desigual de la riqueza: cuando hay inflación los que no tienen, tienen menos y los que tienen, tienen más. Salen ganando unos y pierden otros. Salen ganando los deudores y los vendedores y salen perdiendo los acreedores y los compradores Los efectos de la inflación La inflación tiene costos reales que dependen de dos factores: de que la inflación sea esperada o no y de que la economía haya ajustado sus instituciones (incorporando la inflación a los contratos de trabajos y préstamos o arriendos de 25 capital y revisando los efectos del sistema fiscal ante una situación inflacionaria) para hacerle frente. La inflación esperada Cuando la inflación es esperada y las instituciones se han adaptado para compensar sus efectos, los costos de la inflación solo son de dos tipos. Unos son los llamados costos de transacción, esto es, los derivados de la incomodidad de tener que ir con mucha frecuencia a las instituciones financieras a sacar dinero para poder ajustar los saldos reales deseado a la pérdida del poder adquisitivo del dinero motivada por el alza de los precios. La inflación imprevista Los efectos de la inflación imprevista sobre el sistema económico los podemos clasificar en dos grandes grupos: efectos sobre la distribución del ingreso y la riqueza y efectos sobre la asignación de los recursos productivos. Efectos sobre la distribución del Ingreso Son los más visibles y más frecuentes destacados. Esta perjudica a aquellos individuos que reciben rentas fijas (como jubilados, pensionados; aunque actualmente reciben pensiones indicadas respecto IPC) a acreedores a favor de deudores. También el impuesto a la inflación recae en forma regresiva sobre las personas más pobres ya que disponen de más dinero líquido para hacer sus transacciones porque su propensión marginal a consumir es mayor que en la de las personas con mayor poder adquisitivo. Efectos sobre la actividad económica: la inflación tendrá también efectos distorsionantes sobre la actividad económica, ya que todo proceso inflacionario implica una alteración de la estructura de precios absolutos aumentan por igual. Dado que los precios relativos son las señales que guían el funcionamiento del mercado, una alteración de su estructura implica una distorsión en la asignación de los recursos al verse dificultada la información. 26 CAPITULO VIII: PERSPECTIVAS ANALITICAS DE LA DIST. DEL INGRESO GENERADO EN EL SISTEMA ECONOMICO. Es posible distinguir diferentes perspectivas analíticas desde las cuales se pueda registrar y considerar la distribución del ingreso generado en el sistema económico. En el fondo, constituyen distintas formas de desagregación o segmentación del monto total de ingreso generado, pero se diferencian fundamentalmente por los distintos enfoques del proceso económico que cada una ofrece. La distribución sectorial del ingreso generado presenta el cuadro de la participación o contribución de cada sector de actividad económica en la generación de ese monto total de ingresos y de las corrientes de bienes que son su contrapartida. Constituye, en consecuencia, la perspectiva que revela la estructura productiva de la economía y considera al ingreso en el acto de ser originado como consecuencia del funcionamiento del aparto de producción. La distribución del ingreso por tipos de ingresos, corrientemente denominada distribución funcional, presenta la atribución del total de ingreso generado a distintas clases de corrientes de ingreso. Esta clasificación corresponde a categorías institucionales de afluencia de ingresos hacia los perceptores: sueldos y salarios, ingreso neto de los empresarios, intereses, dividendos y rentas netas. Aunque tiende a representar las remuneraciones a distintas clases de servicios productivos y/o relaciones de propiedad sobre los factores de producción, un examen mas cuidadoso revela que la correspondencia entre esas categorías y las remuneraciones a las distintas “funciones” o servicios productivos (ingresos del trabajo, ingresos empresariales e ingresos de la propiedad) no es estricta, ya que las corrientes institucionales de pagos se caracterizan principalmente por afluir a determinadas clases de preceptores mas que por retribuir determinada clase de servicio productivo. Es básicamente a causa de esta característica que la distribución por tipos de ingreso, al ser combinada con la distribución sectorial del ingreso para obtener la distribución funcional dentro de cada sector, proporciona las bases de una distribución del ingreso total por grupos socioeconómicos. En efecto, la adscripción de los perceptores a un sector productivo proporciona una de sus características dentro de la estructura social: si a ello se agrega la distinción entre diversas clases de perceptores (asalariados, empresarios, rentistas) implícita en la clasificación por tipos de ingreso, se obtiene una clasificación de los perceptores en categorías socioeconómicas pertinentes a los efectos del análisis. La doble distribución, del ingreso funcional y sectorial, coincide con esas categorías socioeconómicas pero no constituye, aún, la distribución del ingreso por grupos socioeconómicos; para obtenerla es necesario distinguir que parte de las corrientes de cada tipo de ingreso generado en cada sector fluye hacia perceptores y, mas aún, hacia unidades familiares que derivan su ingreso principal de categorías que definen otros grupos socioeconómicos diferentes del 27 caracterizado por el tipo de ingreso y sector de actividad en cuestión, es decir, la distribución funcional y sectorial es una clasificación del ingreso según las características de su generación: esta distribución condiciona fuertemente la distribución del ingreso por grupos socioeconómicos definidos de acuerdo con los mismos atributos, pero no coincide con ella, ya que ésta es una clasificación del ingreso de los perceptores según sus características, definidas por el origen de su ingreso principal. Finalmente, la distribución del ingreso por niveles resulta de una perspectiva analítica que atiende mas al grado de su concentración, ya que muestra como la parte del ingreso generado en el sistema económico que fluye a las familias resulta apropiado por los diferentes estratos de éstas, definidos precisamente por la cuantía de su ingreso. Esta clasificación del ingreso según estratos de cuantía o niveles de ingreso de las unidades que lo perciben es una perspectiva del análisis de la distribución del ingreso alternativa a la distribución por grupos socioeconómicos. Ambas representan clasificaciones del ingreso vinculadas a las unidades que lo perciben y no a las formas de su generación; ambas atienden a la etapa de la circulación económica en que los ingresos se hallan apropiados por las unidades perceptoras, desvinculados ya de su origen, par ser utilizados por éstas en las distintas formas de gasto. La distribución por grupos socioeconómicas presenta una imagen de la apropiación del ingreso por grupos de preceptores que pueden ser identificados claramente en los procesos económicos y sociales. La distribución por niveles, en cambio, muestra la apropiación del ingreso por grupos de unidades perceptoras definidos sólo por la magnitud del ingreso que se apropian; ya que el atributo que sirve para definirlos es cuantitativo, resultan categorías útiles principalmente para el análisis de la concentración del ingreso y de las pautas de gasto. El sistema de cuentas nacionales incluye, de acuerdo con las prácticas internacionalmente aceptadas, la distribución funcional dentro de los conceptos que considera. Asimismo se recomienda a los países, y se ha hecho en la práctica corriente, incluir en cuadros complementarios a las cuentas nacionales la distribución sectorial del ingreso. Las estimaciones de la distribución del ingreso entre distintos grupos de unidades familiares, en cambio, no forman parte de las cuentas nacionales ni se incluyen corrientemente entre sus cuadros complementarios. El proceso productivo y la distribución de las ocupaciones por niveles Los ingresos que se generan por la actividad productiva realizada en las empresas son atribuibles a las distintas ocupaciones, empleos o cargos que corresponden a la función de producción de la actividad, independientemente de las personas que los ocupen. En efecto, cualquier proceso productivo requiere, la concurrencia de una determinada cantidad de servicios del trabajo en cada uno de los oficios o funciones exigidos por la técnica de producción que se utilice, incluidas las de gerencia o directivas. El ingreso que obtienen las personas de su participación en ese proceso productivo constituye, en realidad, una remuneración a la ocupación 28 o cargo que desempeñan y está determinada por el oficio o función que corresponde a esa ocupación o cargo y que, por lo tanto, es independiente de la persona que lo ejerce. Se concibe, pues, que una primera imagen de la distribución del ingreso por niveles consista en la distribución de las ocupaciones y de sus correspondientes remuneraciones, lo que reflejaría la concentración de ingresos a que da lugar la particular estructuración de la pirámide ocupacional y del sistema de remuneraciones de los servicios del trabajo. Los conceptos anteriores son aplicables, en la práctica, a las ocupaciones que se cubren con trabajo asalariado. No ocurre lo mismo con las ocupaciones correspondientes a empresarios. El ingreso que estos últimos obtienen de su empresa resulta residualmente determinado por diferencia entre sus precios de venta y sus costos. Cualquiera sea la ocupación que desempeñe el empresario en la función de producción, el ingreso residual que percibe bajo la forma de utilidades netas es, en general, distinto de la remuneración que correspondería a esa ocupación si fuera cubierta con trabajo asalariado. En otras palabras, las utilidades netas remuneran en parte servicios del trabajo proporcionados por el empresario al proceso de producción, y en parte constituyen una remuneración por sus derechos de propiedad sobre el patrimonio neto de la empresa y sobre esta misma como unidad productiva. No existe un criterio preciso para desagregar las utilidades netas en la parte que correspondería a la remuneración por los servicios de trabajo que el empresario presta al proceso productivo y la parte que constituye una apropiación de ingresos como consecuencia del hecho de ser propietario de la empresa y de su patrimonio neto. Por ésta razón, tampoco es posible considerar que el empresario se desempeña en el proceso productivo en una ocupación caracterizada solamente por la función que realiza como proveedor de servicios del trabajo, diferenciada de su posición como propietario. En consecuencia puede considerarse que en todo proceso productivo que tiene lugar en una empresa de propiedad de personas físicas existen ocupaciones o cargos, de características especiales , que son desempeñados por esos empresarios y cuya remuneración está constituida por sus utilidades netas; estas ocupaciones de empresarios se caracterizan porque, a diferencia de las ocupaciones cubiertas con trabajo asalariado, su remuneración no es sólo función de los servicios del trabajo, sino que resulta determinada en forma residual. Como consecuencia de que las ocupaciones de empresarios son de naturaleza diferente de las desempeñadas por asalariados en un mismo proceso productivo, la distribución del total de ocupaciones de ese proceso y de sus correspondientes remuneraciones por niveles de magnitud está doblemente condicionada. En parte refleja la concentración de los ingresos a que da lugar la estratificación ocupacional determinada por el proceso productivo como tal y el sistema existente de determinación de las remuneraciones a los servicios del trabajo. Pero también refleja la concentración resultante de la constelación empresarial existente. Un mismo proceso productivo puede dar lugar a una distribución de las ocupaciones por niveles diferente según se realice en una empresa de propiedad de una persona jurídica, donde todas las ocupaciones del proceso son cubiertas 29 con trabajo asalariado, o en una empresa de propiedad de personas físicas, donde la existencia de empresarios origina la aparición de ocupaciones cuya remuneración es “mixta”. La apropiación de los ingresos por las personas: distribución del ingreso personal La mayor parte de los ingresos generados en el proceso productivo son recibidos por las personas, ya sea directamente, por su participación en la producción, o indirectamente, a través de los mecanismos de redistribución del gobierno y del sistema de derechos de propiedad de los activos. Las remuneraciones a las ocupaciones que forman parte de los procesos productivos son apropiadas por las personas que desempeñan esas ocupaciones. Pero si bien cada ocupación tiene su origen en un determinado proceso productivo y por lo tanto está ligada a él, no ocurre lo mismo con las personas que la desempeñan. Una misma persona puede participar en más de un proceso productivo y, por ello, desempeñar más de una ocupación en el sistema económico, mas Aún, una persona que participa en un proceso productivo como asalariado puede eventualmente hacerlo en otro como empresario. En general, el total de ingresos que reúne un perceptor individual por su participación en la producción está constituido por lo sueldos y salarios percibidos y por las utilidades netas que le puedan corresponder como propietario de empresas personales. El conjunto de estas corrientes es lo que constituye sus ingresos de participación. El total de ingresos apropiado por un perceptor individual no está necesariamente constituido sólo por ingresos de participación, sino también por ingresos provenientes del hecho de ser titular de una transferencia del gobierno (jubilación, pensión, beca, etc.), o por ingresos de la propiedad (dividendos, intereses, alquileres, arrendamientos) obtenidos en virtud de su tenencia de activos financieros o de su propiedad de activos reales. El caso más general, en consecuencia, es aquel en que el ingreso personal de un perceptor está constituido por corrientes de ingreso de todos los tipos señalados, tanto de participación como de la propiedad o de transferencias, y en que el conjunto de sus ingresos de participación proviene de más de una ocupación en el proceso productivo. Como el ingreso o actividad principal es uno de los factores de mayor gravitación para la ubicación socioeconómica del individuo, puede pensarse que pasar de la generación de los ingresos en los procesos productivos (cuya correspondiente distribución es la de las ocupaciones) a la fase de apropiación de esos ingresos por los individuos, el paso conceptual más inmediato es la consideración de los ingresos principales por constituir la forma más decisiva de apropiación. El ingreso personal total de un perceptor individual resulta de agregar corrientes de ingresos más o menos marginales y socio económicamente menos significativas al núcleo constituido por su ingreso principal. Mientras éste define su posición dentro de la estructura social, el ingreso personal total refleja la acumulación de todas sus relacione con el sistema económico como perceptor de ingresos, y no sólo su relación principal. 30 La fusión de los ingresos en las unidades familiares: distribución del ingreso familiar La tercera fase conceptual del proceso de apropiación de los ingresos tiene que ver con la anterior utilización de éstos. En efecto, al examinar los ingresos apropiados por los individuos desde el punto de vista de su poder adquisitivo, surge el hecho de que éstos viven, en general, en unidades familiares y que la parte más importantes de los planes de utilización de los ingresos en consumo, transferencias y ahorro se realizan para estas unidades como tales y no para los individuos que las componen considerados en forma aislada. La mayor parte del ingreso personal de un perceptor individual se fusiona con parte de los ingresos de los otros perceptores de su unidad familiar en un fondo común que se aplica a los planes conjuntos de gasto de la unidad. Que contemplan las necesidades de todos sus miembros, incluidas las de quienes no perciben ingresos, sin que necesariamente las de los miembros perceptores guarden proporción con su contribución al ingreso fusionado de la unidad familiar. En consecuencia, conviene considerar que el proceso de apropiación de los ingresos incluye una tercera fase conceptual consistente en la cesión que los perceptores individuales hacen a la unidad familiar a la que pertenecen de parte del ingreso que se han apropiado como individuos. La unidad familiar se apropia de esos ingresos para constituir el ingreso fusionado o ingreso familiar a los efectos de atender las necesidades conjuntas de gasto de la unidad. Sin embargo, los miembros de la unidad familiar no fusionan la totalidad de los ingresos personales. Ciertos gastos de consumo y planes de ahorro los realizan por separado, utilizando par ello una parte de su ingreso personal. Pero la desagregación de los ingresos personales con el objeto de considerar por separado la parte fusionada y la parte segregada de la unidad familiar escapa a las posibilidades estadísticas corrientes y algo similar ocurre con el comportamiento de consumo. Por ésta razón, conviene considerar que los ingresos personales de los miembros de la unidad familiar se fusionan en su totalidad y que en consecuencia, el ingreso familiar resulta constituido por suma de los ingresos personales de los miembros perceptores de ingresos. La estructura distributiva, considerada en esta fase del proceso de apropiación de ingresos, se refleja en la distribución de las unidades familiares por niveles de su ingreso familiar. También en el caso del ingreso familiar existe un componente principal, que casi siempre es el ingreso personal del jefe formal de la unidad familiar. Podría considerarse que el ingreso personal del jefe es el “ingreso principal de la unidad familiar”. Esto sería pertinente, ya que el ingreso y la ubicación socioeconómica del jefe son factores decisivos en la ubicación de la unidad familiar en la pirámide social; esta circunstancia justifica considerare ingreso familiar como resultante de sumar al núcleo básico constituido por el ingreso del feje los ingresos de los restantes miembros. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con el ingreso personal, los ingresos de estos miembros dependientes pueden no ser tan marginales respecto del ingreso del jefe y, lo que es más importante, el origen de esos ingresos puede ser de alguna significación socioeconómica para la determinación del status de la unidad familiar. 31 Características conceptuales de las distribuciones del ingreso por niveles Una distribución del ingreso por niveles, en su concepción más amplia, consiste en la distribución de las unidades perceptores que se consideren y del ingreso agregado correspondiente a un conjunto de unidades, definido en forma precisa en cuanto a su concepto y cobertura, por intervalos de magnitud o nivel de ese mismo concepto de ingreso. Se trata, en realidad de dos distribuciones de frecuencias definidas para los mimos intervalos de la variable atributo, constituida por el ingreso por unidad: la distribución de las unidades perceptoras y la distribución del ingreso agregado correspondiente a esas unidades; esta última distribución sujeta a la restricción de que ese ingreso agregado corresponda al mismo concepto de ingreso que sirve para definir la variable atributo. Desde un punto de vista formal, en consecuencia, ambas distribuciones de frecuencias constituyen una función paramétrica, en la que el parámetro de vínculo es la magnitud del ingreso que sirve para clasificar las frecuencias. Es corriente que se denomine distribución del ingreso por niveles a la distribución de las unidades perceptoras por niveles o intervalos de ingreso, sobre todo cuando resulta difícil la estimación del ingreso agregado correspondiente para cada uno de los intervalos considerados. Si bien esto es igualmente válido, en general de acuerdo con lo que en análisis económico se entiende por distribución por niveles, debe recordarse que formalmente se trata de una sola distribución de frecuencias de la función paramétrica. La distribución precisa de una distribución por niveles incluye, necesariamente, la definición precisa del concepto de las unidades perceptoras que resultan distribuidas y la del concepto del ingreso cuyo total se distribuye y a la vez sirve de variable atributo para la cual se establecen los intervalos. La posibilidad de distinguir conceptualmente diferentes fases en el proceso de apropiación de los ingresos implica, a su vez, la de definir distribuciones por niveles para cada uno de los distintos conceptos de ingreso y de unidades perceptoras que surgen de esa racionalización del proceso en fases. El examen de la estructura distributiva por niveles puede, en consecuencia, realizarse mediante distribuciones de diferente definición: La distribución de las ocupaciones remuneradas y del total de remuneraciones de participación en el proceso productivo, por niveles de remuneración. La distribución de los perceptores individuales y de su ingreso principal por niveles del ingreso principal; esta distribución es idéntica a la de aquellas ocupaciones remuneradas que son ocupación principal de algún perceptor por niveles de remuneración, sólo que esta segunda manera de definir la distribución surge de considerarla desde la perspectiva del proceso productivo en que se generan esas remuneraciones. La distribución de las ocupaciones remuneradas que son secundarias para algún perceptor por niveles de remuneración; esta distribución surge, por 32 exclusión, al considerar dentro de la distribución de las ocupaciones remuneradas aquellas que son principales. La distribución de los perceptores individuales y del ingreso personal total, por niveles de ingreso personal. La distribución de los perceptores individuales que son jefes de unidades familiares y de su ingreso personal total, por niveles de ingreso personal; por exclusión surge la distribución de los perceptores individuales que son miembros no jefes de unidades familiares y de su ingreso personal, por niveles de ingreso personal. La distribución de las unidades familiares y del ingreso familiar total, por niveles de ingreso familiar. 33 CAPITULO IX: EFECTOS DE LA POLITICA FISCAL NACIONAL SOBRE LA DISTRIBUCION REGIONAL Y PERSONAL DEL INGRESO. La distribución regional del ingreso se refiere a que los recurso de origen nacional, buscan corregir las consecuencias que sobre la oferta local de servicios públicos generan las disparidades entre las regiones en cuanto a capacidad fiscal, niveles de ingreso y costos de provisión. La distribución personal del ingreso se refiere a que los fondos recibidos desde el gobierno central financian gastos, que benefician a individuos o familias de distintos ingresos. Los resultados que se obtienen acerca de la distribución personal del ingreso se basan en el supuesto de que el gasta público es eficaz y focalizado. En la medida en que el gasto público de la Nación y de las jurisdicciones provinciales sea eficaz y focalizado en hogares de menores recursos, un coeficiente positivo de la variable NBIH permitiría concluir que la política ayuda a mejorar la distribución personal del ingreso. Con respecto a esto último, se verifica que cuando existe un comportamiento redistributivo a nivel de provincias, también se encuentra una mejora en la distribución personal del ingreso. Diferencias entre las acciones de la política fiscal nacional Un aspecto adicional a considerar es que se entiende por acción fiscal nacional, todos los beneficios (gastos y transferencias) y costos (recaudación y otras formas de financiamiento) de la acción fiscal de la nación. El análisis de las consecuencias de la acción fiscal nacional sobre la distribución regional y personal del ingreso es parcial si sólo se analizan los efectos generados por las transferencias de recursos. Un primer tipo de instrumento fiscal se refiere a los gastos nacionales financiados con impuesto recaudados en las distintas jurisdicciones. Hay provincias donde la diferencia (impuestos-gastos) es positiva indicando que esa jurisdicción transfiere recursos a otras. La distribución de gastos se realiza anualmente a través del Presupuesto Nacional. Un segundo tipo de instrumento fiscal se refiere a las transferencias por coparticipación y otro tipo de transferencias financiadas con impuestos recaudados en las distintas jurisdicciones. Hay provincias donde la diferencia (impuestos-transferencias) es positiva indicando que esa jurisdicción transfiere recursos a otras. En este caso, la distribución se supone determinada por consideraciones de largo plazo, a través de leyes que regulan las relaciones financieras entre la Nación y las provincias (principalmente la Ley de Coparticipación Federal de impuestos). Los regímenes de transferencias intergubernamentales constituyen la variable de política con más posibilidades de ser utilizados par modificar las redistribuciones territoriales. 34 Criterios de asignación relacionados con la distribución del gasto nacional: El criterio del beneficio por el lado del producto, donde se identifican a los beneficiarios de los diferentes servicios en cada jurisdicción. El criterio del beneficio por el lado de los insumos, donde se identifican los desembolsos monetarios efectuados por el gobierno nacional. 35 CONCLUSION De todo lo enunciado precedentemente, podemos concluir que la distribución del ingreso, es uno de los problemas mas importantes que afecta a la mayoría de los países, hecho el cual lo vemos reflejado principalmente en nuestro continente americano. Son los gobernantes, quienes en definitiva deben actuar, y para ello por medio de las herramientas que poseen, principalmente la legislativa, dictar normas de manera tal que funcionen orientadoras y correctivas de la distribución del ingreso, logrando una justa y equitativa parcialización del mismo, ya que será esta la función principal que debe asumir el Estado como tal. Un país debe tener un adecuado sistema impositivo, para lograr tal, debe darse las normas necesarias a tal fin; teniendo que ser pocas, claras y concretas, y no muchas, superpuestas entre sí y dispersivas. Será éste uno de los principales mecanismos distributivos que utiliza el Estado, para poder lograr una distribución mas justa y equitativa entre toda su población. Se debe tener en cuenta, que los impuestos deben ser progresivos, debe pagar mas quien mas tiene, de ésta manera el Estado modifica la distribución de la renta en beneficio de los menos favorecidos. Como sabemos, en nuestro país el régimen impositivo imperante es regresivo, a diferencia de cualquiera de los países desarrollados (Suiza, Estados Unidos de América) que se tratan de sistemas progresivos, es decir cuanto mayor es la capacidad contributiva del contribuyente, mayor será el tributo que deberá ingresar. Esto como vemos es una forma por parte del Estado de influir en la distribución del ingreso. En la Argentina, el ochenta y cinco por ciento de la recaudación impositiva nacional, corresponde a impuestos regresivos (I.V.A., Impuestos Internos, etc.), mientras que sólo un quince por ciento de ella lo es en virtud de impuestos progresivos, entendiéndose por tal al Impuesto a las Ganancias y Bienes Personales. De ello se infiere que la gran masa de la recaudación, lo es en base a impuestos que toda la población tributa en igualdad de condiciones, sin importar con que ingreso hacen frente al mismo, es decir cual es la cuantía del mismo; con impuestos básicamente al consumo. Los grandes problemas económicos por los que atraviesa la Argentina actualmente, hacen que la producción de las empresas haya disminuido notablemente, y en consecuencia la recaudación de impuestos también. Por otro lado, la recaudación de impuestos por parte del Estado es una de las fuentes de financiamiento mas importante. De ello se infiere que todos los ciudadanos al consumir algún bien, tributan por igual, aunque no se hallen en igualdad de condiciones para llevarlo a cabo. Esta problemática afecta a la política de distribución a cargo del Estado, que debe estar orientada a cumplir con los cinco requisitos básicos que tiene éste: Seguridad Educación Salud Relaciones institucionales Justicia 36 BIBLIOGRAFIA Becker, Víctor Alberto. “Principios y Aplicaciones”. 2da. Edición. Madrid. 1997 Beccaria, Luis. “Distribución del Ingreso en la Argentina. Explorando lo sucedido desde mediados de los 70”. Vol. 31, N º 123 Bonato, Juan C. “La distribución del ingreso y sus teorías macroeconómicas”. 1ra. Edición. Buenos Aires. 1977 Chachanosky, Juan Carlos. “Anuario IV 2000”. Pontificia UCA Facultad de Cs. Ec. Del Rosario. Argentina. 2001 Dornbusch, Rudiger. “Macroeconomía”. 6ta. Edición. Madrid. 1994 Fischer, Stanley. “Macroeconomía”. 6ta. Edición. Madrid. 1994 Gould, John P. “Teoría Macroeconómica”. 3ra. Edición. México. 1994 Lazear, Edward P. “Teoría Macroeconómica”. 3ra. Edición. México. 1994 Mochón Morcillo, Francisco. “Principios y Aplicaciones”. 2da Edición. Madrid. 1997 Molina Cabrera, Orlando. “La distribución del Ingreso”. Serie Nº 40. Mendoza. 1975 Rodríguez, Carlos Alfredo. “Distribución del Ingreso en la Argentina”. Universidad del Cema. Argentina. 1999 Samuelson, Paul A. “Curso de Economía Moderna”. 12 Edición. Madrid. 1965 37 INDICE INTRODUCCION ................................................................................ Página 1 CAPITULO I: LA DISTRIBUCION DE LOS INGRESOS Y SUS TEORIAS MACROECONOMICAS....................................................................... Página 3 CAPITULO II: EL PROCESO DE GENERACIÓN DE LOS INGRESOS EN LA ECONOMIA ........................................................................................Página 5 CAPITULO III: LA POLITICA DISTRIBUTIVA Y SUS INSTRUMENTOS. ............................................................................................... Página 7 CAPITULO IV: DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO Y DESARROLLO ....................................................................................... Página 14 CAPITULO V: DISTRIBUCION DEL INGRESO EN LA ARGENTINA: PERÍODO 1980-1998. ........................................................................................Página 18 CAPITULO VI: POLITICA TRIBUTARIA Y REFORMAS DE MERCADO ....................................................................................... Página 21 CAPITULO VII: IMPACTO DE LA INFLACIÓN SOBRE LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO: IMPUESTO INFLACIONARIO. ........................................... Página 24 CAPITULO VIII: PERSPECTIVAS ANALITICAS DE LA DIST. DEL INGRESO GENERADO EN EL SISTEMA ECONOMICO. ...................................... Página 26 CAPITULO IX: EFECTOS DE LA POLITICA FISCAL NACIONAL SOBRE LA DISTRIBUCION REGIONAL Y PERSONAL DEL INGRESO. ................ Página 31 CONCLUSIÓN FINAL ............................................................................. Página 36 BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................... Página 37 38