¿Por qué los emprendedores no saben aumentar de escala?1 Es un tópico afirmar que los fundadores se “funden” pero por desgracia es lo que suele ocurrir. Dejando al margen las excepcionales salvedades de Bill Gates, Steve Jobs y Michael Dell, los directivos que fundan una empresa o proyecto suelen fracasar, en la mayoría de las ocasiones, una vez que han conseguido que su aventura eche a andar. En realidad, los emprendedores suelen mostrar incapacidad para operar en la forma en la que supone que debe hacerlo un directivo mucho antes –dentro del proceso de desarrollo de la empresa – de lo que se suele pensar, como podrán de manifiesto mis hallazgos. Sin embargo, el motivo por el que los directivos no son capaces de “aumentar de escala”, es decir, de adaptar sus capacidades de liderazgo a las necesidades de sus empresas en crecimiento, sigue estando poco claro. Simplemente, se da por supuesto que hay una personalidad emprendedora y una personalidad ejecutiva, y que ambas nunca coincidirán en la misma persona. No creo que eso sea cierto. Creo que casi todos los directivos pueden aprender a aumentar de escala si están dispuestos a tomar un poco de perspectiva y a admitir ante si mismos que su antigua forma de operar ha dejado de ser funcional. En los últimos cuatro años, he trabajado en estrecha colaboración con más de cien emprendedores y les he visto esforzarse para adaptarse a medida que sus empresas dejaban de estar compuestas por un puñado de personas y empezaban a lanzar nuevos productos o servicios. En el proceso, he observado que los hábitos y las cualidades que hacían posible que los emprendedores tuvieran éxito podían acabar socavando su capacidad de dirigir organizaciones de mayores dimensiones. El problema en otras palabras no es tanto de personalidad de liderazgo como de enfoque. El líder que es capaz de aumentar de escala puede desprenderse de hábitos y actitudes que han dejado de ser útiles y adaptarse a nuevos desafíos en el proceso. He identificado cuatro tendencias que son útiles para los líderes de unidades de negocio o de pequeñas empresas, pero que se convierten en el talón de Aquiles de esas mismas personas a la hora de gestionar organizaciones más grandes con necesidades, departamentos, prioridades y grupos diversos. La primera tendencia es la fidelidad a los camaradas, el pequeño grupo de colegas que los acompañaron en la fundación de la empresa. Cuando se opera como un emprendedor, el liderazgo debería ejercerse como si estuviera en medio de las filas enemigas donde el lema es “uno para todos y todos para uno”. Sin embargo, la fidelidad ciega se puede convertir en un obstáculo a la hora de gestionar una organización grande y compleja. La segunda tendencia, la orientación a las tareas – la tendencia a centrarse en lo que se está haciendo en cada momento y a olvidarse de lo demás - , es esencial a la hora de impulsar, por ejemplo, el lanzamiento de un gran producto, pero una excesiva atención a los detalles puede hacer que una gran organización descarrile. La tercera tendencia, la obsesión, es un atributo importante en un visionario que desea lanzar al mundo un producto o servicio revolucionario; sin embargo, esta cualidad puede acabar convirtiéndose en visión de túnel si el líder no es capaz de abrir sus miradas a medida que la empresa crece. 1 John Hamm. Harvard Business Review. 2004 1 La cuarta tendencia, trabajar en asilamiento, es excelente para el científico brillante que se centra en una idea genial, sin embargo, es desastrosa para un líder cuya boyante organización depende de la positiva predisposición de clientes, inversores, analistas, periodistas y otros grupos. Los lideres que saben ajustarse a una mayor escala superan estas tendencias mediante la autodisciplina, cambiar la perspectiva. Abordan de manera honrada los problemas y apartan de la organización a las personas que no rinden. Son capaces de desentenderse de las distracciones y establecen prioridades estratégicas. Llevan a cabo un esfuerzo concertado y en ocasiones incómodo para hacer algo que no le resulta natural en aras del bien del equipo. También aprenden a trabajar y a comunicarse con diferentes profesionales, clientes y grupos externos. Más importante aún: convierten el bienestar y la prosperidad sostenidos de la empresa en su principal interés. El desafío de cambio de escala Los cursos de las facultades empresariales no pueden enseñar de verdad a los alumnos a tratar objetivamente con las personas, a pensar estratégicamente, a generar fidelidad al interior de un grupo de trabajo o a impresionar a clientes e inversores. Estas capacidades se desprenden de una experiencia con la que el nuevo empresario quizá no cuente. No es sorprendente, por tanto, que tanto emprendedores sean incapaces de convertirse en lideres a medida que la complejidad de sus empresas aumenta. Sin estas capacidades la mayoría de estos nuevos empresarios recurre a lo que le ha funcionado bien en el pasado, aún cuando frecuentemente estos viejos métodos no son adecuados para el problema del que tienen que ocuparse. Un gestor de producto convertido en empresario puede creer que el nuevo producto va a arrojar beneficios. Un emprendedor cuya experiencia inicial está en el terreno del marketing, puede responder a la creciente competencia con una nueva campaña de publicidad. Ante una reducción de los ingresos, un contable que haya fundado una empresa, centrarse en la reducción de costes. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los empresarios en desarrollo que he observado caen en alguna de las trampas que se enumeran a continuación, cualquiera de ellas potencialmente fatal para la carrera de un líder e, incluso, para la empresa que está liderando. Estos emprendedores no son concientes de que, al aferrarse a sus hábitos y mejores capacidades actuales, se arriesgan a crear empresas disfuncionales. Examinemos las cuatro tendencias que pueden impedir a los directivos cambiar de escala. Fidelidad a los camaradas. Los socios pueden ser los mejores amigos que tenga en su vida, pero pueden ser los peores enemigos de una organización en desarrollo. Este defecto es absolutamente comprensible; después de todo, la fidelidad al equipo es una aportación sustancial al éxito de la empresa. Sin embargo, cuando los líderes no perciben las debilidades de un miembro del equipo y no reaccionan ante ellas, ponen en peligro la empresa. Esta fidelidad obstinada a costa del éxito de la organización es sorprendentemente habitual. Sin embargo, los líderes que saben adaptar la escala, aunque no dejan de conectar con los 2 sentimientos de los individuos, son concientes de que el éxito de la organización depende de las capacidades de todos los miembros del equipo. Estos líderes comprenden que su primera fidelidad debe dirigirse a la amplia comunidad de empleados, clientes e inversores y a los fundamentos económicos de la empresa, no a un único amigo. Orientación a las tareas. Los directivos que se centran en el trabajo que tiene entre manos – en especial, los que han obtenido buenos resultados en los departamentos de desarrollo de productos o finanzas – son los levantadores de peso del mundo empresarial. Ejecutan brillantemente los encargos exigentes a corto plazo, pero la estrategia a largo plazo suele escapárseles. A medida que crecen sus empresas, suelen mostrarse incapaces de establecer prioridades estratégicas. Obsesión. Todos admiramos a las personas disciplinadas y, en las empresas de recién creación, ser capaz de abordar con la precisión de enfoque de un rayo laser, la calidad y diferenciación de un nuevo producto o servicio es un activo importante. Sin embargo, la dedicación obsesiva de un líder a un único asunto también puede infligir un grave daño a una organización en crecimiento. Un líder aislado que no es capaz de comunicarse o que no escuche los empleados, que tiene opiniones diferentes, puede acabar perdiendo su fidelidad. Trabajar en aislamiento. Una idea embrionaria necesita protección; de hecho, el propio desarrollo conceptual es una tarea extraordinariamente reservada. Sin embargo, después del nacimiento del producto o de la idea, el enfoque interno debe cambiar, para evitar que sea un obstáculo para la capacidad de reaccionar a lo que el mercado exige al producto definido. Los emprendedores introvertidos suelen ser brillantes, pero los líderes que saben soportar la presión son concientes de que el éxito exige relacionarse con otras personas, y que tienen que ser ellos los que actúen como embajadores de su empresa ante el resto del mundo. Hundirse o volar Evidentemente, hacer frente a los problemas de fidelidad hacia los camaradas, la orientación a las tareas, la obsesión y el trabajo en aislamiento durante las etapas en formación permitirá que el fundador florezca a largo plazo. En contadas ocasiones hay personas que superan el desafío de cambio de escala sin realizar esfuerzos especiales. Lo más habitual no obstante, es que las personas que consiguen cambiar de escala logren hacerlo con la colaboración de personas ajenas a la empresa; por ejemplo, con la colaboración de un coach, un mentor o un facilitador. Sin embargo, los emprendedores que se convierten en líderes casi siempre son capaces de cambiar de escala porque están abiertos al aprendizaje. Quieren ser moldeados por las nuevas experiencias y mejorar sus capacidades en liderazgo. De hecho, los líderes que cambian de escala lo logran con independencia de su formación, capacidad y talento. Consiguen cambiar de escala porque adoptan medidas concientes para hacer frente a sus deficiencias y convertirse en los líderes que sus organizaciones necesitan en lugar de hundirse, aprenden a volar. 3