Cultura de masas

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CULTURA
DE
MASAS
COLEGIO UNIVERSITARIO DE PERIODISMO
OBISPO TREJO Y SANABRIA
INTRODUCCIÓN
Hay un hecho que para bien o para mal, es el más importante en la vida pública europea de la hora del
presente. Este hecho es el advenimiento de las masas al pleno poderío social. Como las masa, por definición,
no deben ni pueden dirigir su propia existencia, y menos regentar la sociedad, quiere decirse que Europa
sufre ahora la más grave crisis que a pueblos, naciones, culturas cabe padecer. Esta crisis ha sobrevenido
más de una vez en la historia. Su fisonomía y sus consecuencias son conocidas. También se conoce su
nombre. Se llama la rebelión de las masas. (1)
Con este fragmento, Ortega y Gasset inicia su célebre ensayo La Rebelión de las Masas. El filósofo español
sostiene que el concepto de masa no es un concepto cuantitativo y visual como sí lo es el de muchedumbre,
sino que por el contrario es un concepto sociológico y como tal es altamente complejo.
Cómo él, muchos fueron los pensadores que se abocaron a la difícil tarea de buscar una definición más o
menos objetiva de la palabra masa. Pero, por una u otra circunstancia, terminaron por cargarle un alto
contenido ideológico, dándole al término un significado positivo o, por el contrario, inscribiéndolo en la
galería de términos malditos. (2)
En este contexto, Alvin Toffler, en su obra La tercera Ola, afirma que la sociedad industrial de la Segunda
Ola, se caracteriza por dos fenómenos: la cultura de masas y la sociedad de consumo. Ambos conceptos se
encuentran íntimamente ligados y afectan todos los aspectos de la vida humana. De ahí, la importancia que
adquiere la real comprensión de estos fenómenos.
El presente trabajo tiene por objeto precisamente dar claridad conceptual a estos términos, sus relaciones y,
sobre todo, ver su influencia en la sociedad actual pos− industrial, teniendo siempre como referencia el texto
de Toffler.
En consecuencia, este escrito se estructura de la siguiente manera: en el primer capítulo se tratará de definir,
desde la sociología, la palabra masa. Para ello, me centraré primordialmente en la obra de Ortega y Gasset,
anteriormente citada. A continuación, se buscará cuál es el origen del hombre− masa, eje temático del capítulo
II. Los subsiguientes capítulos versarán más específicamente en lo que es la cultura de masas y su relación
con la sociedad de consumo, sus características, contexto, etc., según la opinión del autor de la tercera Ola.
Finalmente, se concluirá con una breve exposición sobre la influencia de los Medios masivos de
comunicación de Masas(Massmedia) en la conformación de la cultura de masas como un corolario final sobre
el tema tratado.
(1)Ortega y Gasset, La rebelión de las Masas, Ed Planeta− De Agostini, Barcelona, 1993, págs. 41,42.
(2) Gonzales− Anleo, Para comprender la sociología, Ed. Verbo Divino, Navarra, 1996, pág. 197
1
CAPITULO I: ¿QUÉ ES SOCIOLOGICAMENTE UNA MASA?
Una masa no es lo mismo que una multitud. Los espectadores en un juego de fútbol son una multitud; los que
observan el juego en casa por televisión son una masa. Hoult define una masa como un número relativamente
grande de personas, especialmente dispersas y anónimas, que reaccionan a uno o más de los mismos
estímulos, pero actúan individualmente sin considerarse unos a otros. (1).
Rocke la definió, por su parte, como Individuos fuera de su comunidad, expuestos a una caótica falta de
relacionas de cualquier tipo, convertidos en rebaños nómadas, y perdidos hasta el punto de que ya no saben
adónde pertenecen ni cual es su puesto en la sociedad, y que se divorcian más y más de sus lazos familiares,
de su ocupación, de su vecindad, de su naturaleza y de la sociedad global(2).
Las masas se caracterizan, siguiendo a Gonzalez−Anleo(3), por su irracionalidad y su falta de autonomía
histórica, lo cual las hace presa fácil de todo tipo de manipulación. Dentro de este contexto, Ortega y Gasset
plantea su ya celebre Rebelión de las Masas, en la cual sostiene que la palabra masa no es un concepto
cuantitativo y visible, como sí lo es la muchedumbre, sino que por el contrario es un concepto cualitativo y
como tal, altamente complejo.
Afirma que la sociedad es siempre unidad dinámica de dos factores: minorías y masas. Las minorías son
individuos o grupos de individuos especialmente cualificados. La masa es el conjunto de personas no
especialmente cualificadas. Es el hombre en cuanto no se diferencia de otros hombres, sino que se repite en sí
un tipo genérico. Masa es todo aquel que no se valora así mismo por razones especiales, sino que se siente
como todo el mundo y, sin embargo no se angustia, se siente a sabor al sentirse idéntico a los demás. (4)
En una buena ordenación de las cosas públicas, la masa es la que no actúa por sí misma. Necesita referir su
vida a una instancia superior, constituida por las minorías excelentes. Pretender la masa actuar por sí misma
es, pues, rebelarse contra su propio destino. Por eso, Ortega y Gasset, habla de La Rebelión de las Masas.
Vivimos bajo el brutal imperio de las masas, el cual representa una vertiente favorable en cuanto significa un
fabuloso aumento de vitalidad y posibilidades, es decir, una subida de todo el nivel histórico. Pero esta
rebelión no es del todo positiva, sino todo lo contrario.
En nuestro tiempo, según palabras del filosofo español, domina el hombre−masa, es él quien decide. Pero el
hombre−masa es el hombre cuya vida carece de proyecto y va a la deriva. Por eso no construye nada, aunque
sus posibilidades, sus poderes, sean enormes. Ahora bien, si el hombre−masa sigue dueño de Europa y es
quien decide, bastarán 30 años para que nuestro continente retroceda a la barbarie. Porque la Rebelión de las
Masas no es más que la invasión vertical de los bárbaros. (5)
Pero, Ortega y Gasset va más allá cuando afirma que el Estado contemporáneo, si bien es el producto más
visible y notorio de la civilización, es, a la vez, el mayor peligro, porque Estado contemporáneo y masa
coinciden en ser anónimos. El hombre−masa ve en el estado un poder anónimo y como él se siente a sí mismo
anónimo − vulgo−, cree que el estado es cosa suya. Y, así, ante cualquier dificultad, conflicto o problema, el
hombre masa tenderá a exigir que inmediatamente lo asuma el estado, que se encargue directamente de
resolverlo con sus gigantescos e incontrolables medios. Este es el mayor peligro que hoy amenaza a la
civilización. La estatificación de la vida, el intervencionismo del estado, la absorción de toda espontaneidad
social por el estado.
El estatismo es la forma superior que toman la violencia y la acción directa de la masa constituida en norma.
A través y por medio del estado, máquina anónima, las masas actúan por sí mismas y aplastando, con su
accionar, toda la minoría creadora que las perturbe.
Aunque la tesis que maneja Ortega y Gasset sobre las masas es apocalíptica, tiene gran utilidad para
comprender cuales son las características generales de este fenómeno social, su accionar, su concepción del
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mundo, etc.; todo lo cual es vital para poder realizar con posterioridad un análisis real y acabado sobre el tema
objeto de este trabajo: la cultura de masas.
Pero, las masas no surgen por generación espontánea, sino, por el contrario, son múltiples los factores que
coadyuvaron a su origen. Ortega y Gasset nos plantea que tres principios han hecho posible esta nueva
realidad: la democracia liberal, la experimentación científica y el industrialismo. Toffler, con otros términos,
afirma lo mismo. Frente a este interrogante, el capítulo siguiente, buscará dar una respuesta aproximada sobre
el nacimiento de este nuevo habitante del mundo industrial: el hombre−masa.
• Horton & Hunt, Sociología, Mc Graw− Hill, México, 1992, pág. 521.
• Gonzales− Anleo, obra citada, pág. 198.
• Gonzales− Anleo, obra citada, pag. 200.
• Ortega y Gasset, obra citada, pág. 45.
(5) Ortega y Gasset, obra citada, pág. 77.
CAPÍTULO II: ORIGEN DEL HOMBRE−MASA
Toffler, en La Tercera Ola, nos dice que la Revolución Industrial, la cual la ubica entre el 1650 y el 1750, dio
comienzo a la Segunda Ola y con ella a un nuevo fenómeno jamás conocido en la historia del hombre: La
cultura de masas. La cultura de masas es, entonces, el rasgo característico de la estructura cultural de la
civilización industrial y surge como consecuencia de ésta.
En efecto, el sistema de producción en serie, posibilitada por la nueva tecnología y por el nuevo sistema de
energía no renovable(fósil), dio paso a la distribución y comercialización en masas. Pero esto no sería posible
sin el apoyo de las 3 instituciones definidoras de todas las sociedades de la Segunda Ola: la familia nuclear, la
educación pública general y las corporaciones, a quienes les correspondió la socialización de este
hombre−masa. Además, la tecnología de la Segunda Ola y la producción en serie de las fábricas necesitaban
movimientos masivos de información. Surgen, como consecuencia, los medios masivos de comunicación, los
cuales posibilitaron el envío de, mensajes en masa, es decir, comunicarse de un sólo remitente a muchos
destinatarios a la vez.
Sin entrar en mayores detalles de cómo estos elementos se interrelacionan(lo cual será el punto central del
próximo capítulo), cabe destacar que fue precisamente la relación de estos ordenes: la tecnósfera, la sociosfera
y la infosfera, según la terminología de Toffler, la que posibilitó el nacimiento del hombre−masa y con él, de
su producto: la cultura de masas.
Ortega y Gasset asiente la hipótesis de Toffler, aunque utiliza otros términos y es, incluso, más preciso a la
hora de determinar los factores que originaron este mundo dominado por las masas.
En primer lugar, asevera que le corresponde al siglo XIX(Segunda Revolución Industrial) la gloria y la
responsabilidad de haber soltado sobre el haz de la historia las grandes muchedumbres. Las causas hay que
buscarlas en tres principios: la democracia liberal, la experimentación científica y el industrialismo. Los dos
últimos pueden resumirse en uno: la técnica.
La técnica contemporánea nace de la copulación, según palabras del filósofo, entre el capitalismo y la ciencia
experimental. Pero no toda técnica es científica. Sólo la técnica moderna de Europa tiene una raíz científica, y
de esa raíz viene su carácter especifico, la posibilidad de un ilimitado progreso. Esta maravillosa técnica
occidental ha hecho posible la maravillosa proliferación de la casta europea, entre el 1800 y 1914, la
población del viejo continente ascendió a 460 millones de personas.
Por masa se entiende a una clase o modo de ser hombre que se da en todas las clases sociales, que por lo
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mismo representa a nuestro tiempo y sobre el cual predomina e impera.
Pero resulta que el hombre de la ciencia actual es el prototipo del hombre−masa, la ciencia misma, a raíz de la
civilización, lo convierte automáticamente en hombre−masa; es decir, hace de él un primitivo, un bárbaro
moderno.
La ciencia experimental se inicia al finalizar el siglo XVI(Galileo), logra constituirse a fines del
XVII(Newton) y empieza a desarrollarse a mediados del XVIII. La constitución de la Física, nombre colectivo
de la ciencia experimental, obligó un esfuerzo de unificación. (Uniformización). Tal fue la obra de Newton y
demás hombres de su tiempo. Pero el desarrollo de la Física inició una tarea opuesta a la unificación: Para
progresar, la ciencia necesitaba que los hombres de la ciencia se especialicen. Los hombres de ciencia, no ella
misma.
Sin embargo, el especialista sabe muy bien su mínimo rincón de universo, pero ignora de raíz todo el resto. La
ciencia modero, fruto y símbolo de la civilización actual, da acogida al hombre intelectualmente medio y le
permite operar con éxito. La razón de ello está en la mecanización. Una buena parte de las cosas que hay que
hacer en Física y en la Biología es faena mecánica de pensamiento, que puede ser ejecutada por cualquiera, o
poco menos.
El especialista es un ignorante−sabio pues significa que es un señor, el cual se comportará en todas las
cuestiones que ignora, no como un ignorante, sino con toda la petulancia de quien en su cuestión especial es
un sabio.
En consecuencia, hay mayor número de hombres de ciencia que nunca, pero hay muchos menos hombres
cultos que, por ejemplo, hacia 1750(fecha de inicio de la Segunda Ola según Toffler). (1)
Finalmente, La Rebelión de las Masas puede ser tránsito a una nueva y sin par organización de la humanidad,
pero también puede ser una catástrofe.
Alvin Toffler es mucho menos pesimista en su obra. De hecho, la tesis central de La Tercera Ola es que la
humanidad se encuentra ante una suerte de transición crítica hacia una nueva forma de civilización que, no
obstante ser de incierto desenlace final, ofrece un potencial lleno de esperanza. Llama a esta crisis la tercera
ola en función de que ha habido otras crisis(olas en su lenguaje) que trajeron transformaciones profundas de la
vida social.
Pero, ante esta vertiginosa velocidad del cambio, es necesario poder caracterizar la sociedad que le dio origen
a este estadio de transición. Ésta es la civilización industrial de la segunda Ola y su característica primordial
es la cultura de masas.
(1) Ortega y Gasset, obra citada, pág. 128.
CAPÍTULO III: CULTURA DE MASAS
Según Gonzalez−Anleo la cultura de masas se ha presentado en el mundo occidental como otro magnífico
producto de la sociedad de consumo. Cuando culminó la primera colonización industrial de las sociedades
occidentales, en horizontal, se inició una segunda colonización industrial, en profundidad: la del alma
humana, con todas sus producciones, imágenes y sueños.
La cultura, o lo que habitualmente entendemos por cultura, la vida privada, los estilos personales, las ideas,
los sueños e ilusiones empezaron a ser fabricados a escala masiva. Y vendidos en el mercado. Este fenómeno
es la cultura de masas, muy diferentes a la cultura popular.(1) (2)
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En efecto, el industrialismo rompió la unión de producción y consumo y separó al productor del consumidor.
La economía fundida de la Primera Ola, en la cual personas y comunidades eran esencialmente
autosuficientes, se transformó en la economía dividida de la Segunda Ola. Todo el mundo pasó a ser casi
totalmente dependiente de los alimentos, bienes o servicios producidos por algún otro.
Esto trajo como consecuencia el predominio del mercado en la vida del hombre. La vida se mercantilizó(3).
Pero la muchedumbre(según Ortega y Gasset) lanzada al mundo por la civilización industrial, necesitaba de
más y variados productos.
Y para dar respuesta a esta nueva masa demandante, aparece la línea de montaje y con ella, producción en
serie, dentro de la factoría y gracias a la nueva energía fósil. Como relata Toffler: De los centros industriales
fueron saliendo millones y millones de productos idénticos, camisas, zapatos, automóviles, relojes, juguetes,
jabón, champú, cámaras fotográficas, ametralladoras y motores eléctricos. (4)
Sin embargo, la producción en serie carecía de sentido si no iba acompañada de cambios paralelos en el
sistema de producción. Así, aparece la distribución en masa y la comercialización en masa. En este sentido,
Ortega y Gasset asegura que Hoy se pueden comprar muchas cosas más, porque la industria ha abaratado casi
todos los artículos. (5).
Esta nueva civilización industrial se sostenía sobre seis principios interrelacionados que programaban el
comportamiento de millones de personas. Estos principios, surgidos naturalmente de la escisión entre
producción y consumo, eran:
• UNIFORMIZACIÓN: Las sociedades industriales crean millones de productos idénticos para consumidores
idénticos. Este concepto afectó todos los aspectos de la vida cotidiana(Cultura de masa).
• ESPECIALIZACIÓN: Debido a la complejidad que adquiría el mundo del trabajo, fue necesario la
aparición de los especialistas, conocedores de una pequeña proporción del universo cognocitivo (Ver
Ortega y Gasset). Esta especialización fue acompañada por una creciente profesionalización, lo cual influyó
en el tipo de educación. Ésta era supuestamente producida por el maestro de la escuela y consumida por el
alumno.
• SINCRONIZACIÓN: Por razones de costo y tiempo, la producción fabril requería de una mayor
sincronización. Surge la línea de montaje y con ella la producción en serie.
• CONCENTRACIÓN: El auge del mercado dio origen al principio de concentración, principio que afectó
todos los aspectos de la vida social. La concentración de la toma de decisiones(del poder) propició el
nacimiento del Estado Grande y con él, de su deformación, el Estatismo. De la concentración geográfica
surge el fenómeno de urbanización.
• MAXIMIZACIÓN: Es decir, el apasionamiento por las grandes dimensiones y el desarrollo(aparece el
concepto de Producto Bruto Interno−PBI−). Este principio, llevado a la industria, significaba producir más
con un menor costo y en un menor tiempo.
• CENTRALIZACIÓN: El industrialismo requirió la centralización del poder, en todos los niveles, desde las
pequeñas compañías y las industrias, hasta el gobierno y la economía. En este contexto, el gobierno fue
asumiendo un creciente número de poderes y responsabilidades y monopolizando cada vez más los centros
de decisión. Además, la centralización de la economía fue ayudada por un nuevo invento, producto de la
Segunda Ola: el Banco Central.
Surge, como consecuencia de esta compleja realidad, el hombre−masa, un hombre anónimo, carente de
conciencia individual, y psicológicamente caracterizado por tres rasgos a saber(6):
• Una impresión nativa de que la vida es sobrada y fácil, porque cuenta con un ámbito de posibilidades
fabulosamente mayor que nunca, por tanto, cada individuo medio encuentra en sí una sensación de dominio
y triunfo.
• Lo anterior, lo invita a afirmarse a sí mismo tal cual es. Este contentamiento consigo le lleva cerrarse para
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toda instancia exterior, a no escuchar, a no contar con los demás.
• En consecuencia, intervendrá en todo imponiendo su vulgar opinión según su régimen de acción directa.
Pero este hombre−masa necesitaba de instituciones para poder desarrollarse como tal. Necesitaba formas
radicalmente nuevas de organización social. Surgen, como consecuencia, la familia nuclear, como modelo
standard socialmente aprobado de todas las sociedades industriales; la escuela de corte fabril y la corporación
gigante, nacida como consecuencia de la nueva tecnología y la producción en serie, las cuales se convirtieron
en las instituciones sociales definidoras de todas las sociedades de la Segunda Ola.
En este punto, cabe destacar la tarea desempeñada por la escuela en el proceso de socialización de los niños,
para que éstos puedan desempeñarse de la forma deseada en la sociedad industrial. (además de la labor
primordial de la familia nuclear).
En efecto la Educación General, construida sobre el modelo de la fábrica, enseñaba los fundamentos de la
lectura y la escritura, aritmética, historia y otras materias. Tal era su programa visible o descubierto. Pero, en
el fondo, entrañaba un programa encubierto y mucho más simple; se componía de tres materias: puntualidad,
obediencia y trabajo mecánico y repetitivo.
Por lo tanto, la función de la escuela en esta nueva sociedad industrial fue fundamental, pues formaba a la
nueva mano de obra.
Finalmente, una sociedad que desarrollaba un sistema de producción y consumo de masa, necesitaba de
medios para enviar mensajes en masa. Este vacío, que no pudo ser llenado por el servicio postal ni por los
teléfonos, fue ocupado por los medios de comunicación de masas, con lo cual queda cerrado el círculo. En
ellos, desde periódicos y radio hasta el cine y la televisión, encontramos también una encarnación del
principio básico de la fábrica.
Todos ellos estampan mensajes idénticos en millones de cerebros, del mismo modo que la fábrica crea
productos idénticos para el uso de millones de hogares. Hechos estandarizados, fabricados en serie, fluyen
desde unas cuantas y concentradas factorías de imagen hacia millones de consumidores. Sin este vasto y
poderoso sistema para canalizar información, la civilización industrial no habría podido tomar forma ni
funcionar debidamente. (7)
Gonzalez−Anleo, por su parte, caracteriza esta cultura de masas de la siguiente manera(8):
• La industria cultural es un producto de la técnica y del ánimo de lucro capitalista, cultivado por los
productores privados que se rigen por puros principios de mercado.
• El proceso de fabricación del producto cultural sigue los modelos de la industria más concentrada,
técnica y económicamente.
• Las grandes cadenas de radio, televisión y producción editorial dominan el mundo de las
comunicaciones, seleccionan, filtran y manipulan las ideas en función casi exclusiva de su
rentabilidad.
• Siguiendo la lógica del máximo consumo, el producto cultural es sometido a una serie muy cuidada de
manipulaciones para hacerlo asequible y atractivo para el público universal. Estas manipulaciones son
fundamentalmente tres: el eclecticismo, que inyecta a las revistas, películas, programas de radio y TV,
una sabia y estudiada mezcla de espiritualidad y erotismo, religión y deporte, humor, política,
agresividad y romanticismo; la homogeneización, es decir, la adopción de un estilo standard, de unas
formas simples y directas, bajo un denominador común y primario, apto para ser asimilado por el
hombre medio; el sincretismo, que pretende confundir lo imaginario con lo real.
• Ante estos productos culturales, el consumidor medio, el hombre común, predominantemente mudo y
pasivo, se han limitado por lo general a emitir respuestas pavlovianas(estímulo−respuesta).
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Analizados los conceptos de masa y, de su producto, la cultura de masas, cabría preguntarnos, para concluir,
cuál es el rol desempeñado por los medios de comunicación de masas en la conformación de esta cultura de
masas.
• Gonzales− Anleo, obra citada, pág. 203,204.
• La cultura popular es justamente lo que dice que es, cultura(el término operativo) que tiene amplia llegada y
es disfrutada por grandes cantidades de personas. Comprende las artes públicas, géneros convencionales y
otras obras producidas por los medios de comunicación, pero también la conducta colectiva y diversos
aspectos de la vida cotidiana, y de este modo incluye pasatiempos, modas y otros fenómenos que no son
específicamente mediados pero son influidos con frecuencia por los medios de comunicación, o están
conectados con ellos.
• Alvin Toffler, La Tercera Ola, Plaza & Janés Editores, Barcelona, 1993, pág. 58.
• Alvin Toffler, obra citada, pág. 41.
• Ortega y Gasset, obra citada, pág. 66.
• Ortega y Gasset, obra citada, pág. 114.
• Alvin Toffler, obra citada, pág. 52.
• Gonzales− Anleo, obra citada, pág. 203.
CAPÍTULO IV: LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS
La valoración de los medios de comunicación de masas ha dado origen a una interesante polémica(1).
En su ensayo El mundo Fantasmal de la TV(incluido en Mass Culture: The Popular Arts in America,
publicado en 1957), Gunther Anders sostenía: El consumo masivo moderno es la suma de desempeños
solitarios: cada consumidor, un trabajador empleado sin pago en la producción del hombre−masa. Al final,
predice, sin querer decirlo, que los estadounidenses perderán su capacidad de hablar. Puesto que la caja
receptora habla por nosotros, nos priva gradualmente del poder del habla, transformándonos así en
dependientes pasivos.
Teodoro Adorno, presente en el mismo libro con el ensayo la televisión y los patrones de la cultura de masas,
sugiere que la cultura popular ya no está limitada a ciertas formas como las novelas o la música bailable, sino
que se ha apoderado de todos los medios de expresión artística. Para Adorno, los medios de comunicación son
todopoderosos. Describe la cultura contemporánea de masas como repetitiva, insoportable y omnipresente y
sugiere que estos aspectos tienden a desarrollar reacciones automatizadas y debilitan la fuerza de resistencia
individual. Finalmente, agrega, la gente no sólo pierde su capacidad para ver la realidad tal como es sino que
también pierde su capacidad para experimentar la vida.
En la introducción al libro, titulada La cultura de Masas en Estados Unidos, Bernard Rosenberg formula una
lista de cargos contra la cultura popular, los medios de comunicación de masas y la cultura de masas:
En la cultura de masas, la gente se vuelve deshumanizada, insípida, llevada por la ansiedad; es explotada,
engañada, abandonada, envilecida y sus vidas son estandarizadas, vulgarizadas y manipuladas por la cultura
de masas, que es una amenaza a nuestra autonomía, y esta situación es exacerbada por cosas como la ficción
anémica, películas vulgares, dramones patéticos, creando en el publico una angustiosa vida vacía de sentido y
trivializada, Así como la alienación la que lleva a esa horrorosa realidad, el hombre−masa.
Los teóricos referidos, apocalípticos según Umberto Eco, creía que la cultura popular y los medios de
comunicación generarían automáticamente cultura de masas y llevarían al desarrollo del hombre−masa, los
habitantes cretinizados, deshumanizados, caprichosos, desindividualizados, de las sociedades de masas que
los conducen al totalitarismo.
Esta teoría de que los medios no sólo afectan o dan forma sino que de hecho determinan la conciencia de los
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individuos se acerca mucho a lo que se habitúa llamar la teoría hipodérmica o la teoría de la bala mágica,
teoría que ahora está ampliamente desacreditada y considerada simplista. Se piensa que los mensajes de los
medios son interpretados esencialmente del mismo modo por todos y generan respuestas directas, mas o
menos automáticas e inmediatas.
En un extremo totalmente opuesto, se ubican los integrados, para quienes la cultura de masas y los medios han
conseguido que la cultura sea patrimonio de una cantidad de gente cada vez mayor, de modo que se puede
concluir que el mundo ha mejorado notablemente(2). Así hoy, la vida del hombre cuenta con un ámbito de
posibilidades mayor que nunca. En promedio, los estadounidenses, por ejemplo, emplean más de 3 horas
diarias viendo televisión, varias horas diarias escuchando radio, y más horas leyendo diarios, revistas y libros.
Por lo tanto, mucho de lo que se escucha, lee y ve, implica arte popular o géneros de arte público que son
transmitidos por y gracias a los diversos medios de comunicación.
Ambas posturas tienen argumentos a favor y otros en contra y como todo extremo, no conducen a ninguna
verdad.
En mi opinión, la existencia de una sociedad dividida en muchas subculturas, como la nuestra, caracterizada
además por el pluralismo cultural popular, sugiere que los medios de comunicación no son tan poderosos
como creyeron alguna vez los teóricos de las comunicaciones. Por el contrario, los medios sólo reflejan los
cambios que van ocurriendo en una sociedad en un momento dado. Pueden agregar ímpetu y acelerar las
cosas, pueden incrementar el conocimiento y mostrar cosas que a muchos no nos gustan, pero nunca tendrán
la capacidad de uniformarnos. Los medios tienden a reflejar las sociedades en que se hallan aunque, por
supuesto, también las afectan. Pero, la acción de los medios sólo se limita a reforzar aquellos valores o
actitudes que ya existen en los individuos.
• Gonzales− Anleo, obra citada, pág. 210.
• Gonzales− Anleo, obra citada, pág. 210.
CONCLUSIÓN
Ninguna palabra en la historia ha dado tanto para hablar, a favor o en contra, como la de masa.
Conjuntamente con el concepto de clase social, la palabra masa ha movilizado los esfuerzos de un cúmulo de
autores, quienes deseosos de definirla, han llenado bibliotecas enteras en busca de su objetivo.
Masa es un término sociológico y complejo y no hace alusión simplemente a una pluralidad de personas. Por
el contrario, la masa se caracteriza por la pérdida de la conciencia individual; la identificación en exceso del
hombre con su grupo o colectividad(transformándose en hombre−masa), por su irracionalidad, y, sobre todo,
por su carácter dinámico y sus consecuencias sociales.
Toffler, en su obra La Tercera Ola, le da al concepto de masa y, en especial, al de cultura de masas, un lugar
preponderante por ser la constante que caracteriza a la Segunda Ola. En efecto, la sociedad industrial de la
Segunda Ola sólo puede ser comprendida a partir de una sociedad de consumo y de su producto, la cultura de
masas. Pero este tipo de sociedad es una transición hacia una nueva etapa(La Tercera Ola), que si bien aún
desconocemos, nos presenta un mundo nuevo lleno de posibilidades.
En un extremo más escéptico, lo ubicamos a Ortega y Gasset, para quien la ascensión de las masas al pleno
poderío social, puede traer una sola y única consecuencia: la barbarie y, con ella, la destrucción de toda
Europa.
Como podrá apreciarse, el concepto de masa no es ni bueno ni malo en sí mismo, sino que su significado
variará según la valoración que le den los distintos autores. (relativismo cultural)
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Finalmente, ha quedado demostrado que la influencia de los medios en la conformación del hombre−masa no
es del todo determinante, sino que su acción sólo se limita a reforzar las actitudes ya existentes.
Por lo tanto, es la política, y no la cultura de masas, la que es responsable de la desorganización social, y serán
precisamente las decisiones políticas las que conduzcan al mejoramiento de la situación actual(un tanto
caótica por cierto) y no la cultura de masas o lo medios de comunicación.
BIBLIOGRAFÍA
• LA TERCERA OLA(1980)
Alvin Toffler
Plaza & Janés Editores, Barcelona, 1993.
• LA REBELIÓN DE LAS MASAS(1930)
José Ortega y Gasset
Editorial Planeta− De Agostini, Barcelona, 1993.
• PARA COMPRENDER LA SOCIOLOGÍA
Juan Gonzales− Anleo
Editorial Verbo Divino, Navarra, 1996.
• SOCIOLOGÍA
Paul B.Horton− Chester L. Hunt
Mc Graw− Hill, México, 1992.
• EL MITO DE LA CULTURA DE MASAS(Artículo)
Arthur Asa Berger
Revista Society, de la Rutgers University(Nueva Jersey), julio− agosto de 1993.
• TOFFLER O LA FUTUROLOGÍA AGNÓSTICA DE LA TERCERA OLA(Artículo)
Germán Doigf
Biblioteca Electrónica Cristiana, 1998.
INDICE
• INTRODUCCIÓN............................................................................Pág. 3
• CAPÍTULO I: ¿Qué es sociológicamente una masa?...................Pág. 4
• CAPÍTULO II: Origen del hombre− masa.....................................Pág. 6
9
• CAPÍTULO III: Cultura de masas.................................................Pág. 8
• CAPÍTULO IV: Los Medios de Comunicación
de Masas.............................................................Pág. 12
• CONCLUSIÓN.................................................................................Pág. 14
• BIBLIOGRAFÍA...............................................................................Pág. 15
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