EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA Jorge Morales Parra En coherencia con el objeto de estudio de la especialización: “Las relaciones Teórico prácticas entre la pedagogía y la gerencia que constituyen un campo de conocimiento científico que da sentido y fundamenta las prácticas sociales orientadas a generar transformaciones en las organizaciones educativas mediante la gestión de proyectos”, en esta lectura fundamentaremos los conceptos de educación y pedagogía que el especialista necesita tener presentes en su acción gerencial. Si el campo de desempeño de un gerente educativo es la educación, el propósito de sus acciones es el mejoramiento de las prácticas educativas, los referentes conceptuales que iluminan su acción son los mismos que iluminan las prácticas educativas y esos referentes los encontramos en la pedagogía. Educación y pedagogía serán los referentes en los que el especialista encontrará las significaciones y orientaciones para dar sentido y realizar con sentido su práctica educativa. Los conceptos de educación y de pedagogía que se aportan en este ensayo son apenas un planteamiento inicial que se presenta con la intención de dar un fundamento a la gerencia educativa. El especialista encontrará en su trajinar por las instituciones y programas la necesidad de abordar nuevos conceptos, profundizar en nuevas direcciones y establecer nuevas conexiones en las cuales encuentre el sentido de sus prácticas. Qué es educación?. Qué es pedagogía?. Qué relaciones se pueden establecer entre estos conceptos?. Qué tienen que ver la educación y la pedagogía con las prácticas gerenciales de las instituciones educativas?. Qué posición pedagógica debe asumirse cuando de gerencia de la educación se trata?. En este ensayo se presentan algunos desarrollos conceptuales que permitirán construir respuestas o sugerir caminos para encontrar las respuestas a estos cuestionamientos. Para trabajar el concepto de educación, les propongo que, en una reflexión inicial, analicemos el que presenta la Ley 115 de 1994. En el artículo 1º , la educación aparece concebida como “un proceso de formación permanente, personal, cultural y social que se fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes”1. Al considerar la educación como proceso nos está remitiendo a una secuencia de acciones que se articulan en un todo inacabado. Hablar de proceso nos remite a los conceptos de educación permanente y educación a lo largo de toda la vida. Significa asumir que para educar o educarnos no hay un tiempo especial, ni hay instituciones especiales, que el ser humano aprende desde que es concebido hasta que muere y que todos los ambientes, todas las circunstancias y todos los lugares en los que hace presencia existencial son oportunidad de educación. “La educación ocupa un lugar cada vez mayor en la vida de los individuos a medida que aumenta su función en la dinámica de las sociedades modernas. Este fenómeno tiene diversas causas. La división tradicional de la existencia en períodos claramente separados – la infancia y la juventud, dedicados a la educación escolar; la edad adulta consagrada a la actividad profesional, y el período de la jubilación – ha dejado de responder a las realidades de la vida contemporánea y se ajusta aún menos a los imperativos del futuro. Nadie puede, hoy, esperar que el acervo inicial de conocimientos constituidos en la juventud le baste para toda la vida, pues la rápida evolución del mundo exige una actualización permanente del saber, en un momento en que la educación básica de los jóvenes tiende a prolongarse. Por otra parte, el acortamiento del período de actividad profesional, la disminución del volumen total de horas de trabajo remunerado y la prolongación de la vida después de la jubilación aumentan el tiempo disponible para otras actividades. Paralelamente la propia educación está en plena mutación; en todos los ámbitos se observa una multiplicación de las posibilidades de aprendizaje que ofrece la sociedad fuera del ámbito escolar”...2 Entender la educación como un proceso permanente exige explorar los conceptos de educación formal, no formal e informal, teniendo presente que el tipo de educación propio de las actividades gerenciales es el de la educación no formal, con gran incidencia de las estrategias informales. Cuando nos referimos a la educación como un proceso de formación, la reflexión se orienta a preguntarnos sobre el sentido mismo de la formación y nos encontramos con que el proceso de formación puede entenderse desde múltiples acepciones. La formación puede asumirse como dar forma, a la manera del escultor que crea una obra a su imagen, modela una materia que es 1 2 MEN. Ley 115 DELORS, Jacques. La Educación Encierra un Tesoro. Santillana. Unesco. 19896. Madrid pasiva y dócil. Esta manera de ver la formación se origina en la fábula de Pigmalión. Pigmalión, según la mitología griega, fue un escultor que dedicó toda su vida y su energía a elaborar una estatua de una mujer tan hermosa “que no podía deber su belleza a la naturaleza”; cuando la terminó empezó a comportarse con su estatua de manera extraña. Le ponía las mejores ropas y joyas y por la noche se acostaba junto a ella. Conmovida la diosa Venus dio vida a la estatua, la cual, de ese modo pudo convertirse en la mujer del escultor. Era una mujer creada con los atributos que Pigmalión quiso infundirle. Aquí se encuentra una imagen del educador cuya intencionalidad pedagógica es hacer del otro una obra propia, una obra en la que él puede plasmar su ideal de vida y su visión de hombre y sociedad. Pero formar no puede entenderse como fabricar. La educación es una relación entre sujetos, y a otro sujeto no lo puedo formar. Así cada sociedad asuma la educación como un problema de formación ligado a los imaginarios, representaciones y prácticas de su cultura y a los valores, ideales y concepciones de desarrollo humano vigentes en un momento histórico determinado, formar no pude entenderse como moldear a mi gusto la personalidad del otro. “La tarea de la educación es movilizar todo lo necesario para que el sujeto entre en el mundo y se sostenga en él, se apropie de los interrogantes que han constituido la cultura humana, incorpore los saberes elaborados por los hombres en respuesta a esos interrogantes... y los subvierta con respuestas propias con la esperanza de que la historia tartajee un poco menos y rechace con algo más de decisión todo lo que perjudica al hombre. Esa es la finalidad de la empresa educativa: que aquel que llega al mundo, sea acompañado al mundo y entre en conocimiento del mundo, que sea introducido en ese conocimiento por quienes le han precedido... que sea introducido y no moldeado, ayudado y no fabricado. Que, por último, según la hermosísima fórmula que propuso Pestalozzi en 1797... pueda ser obra de sí mismo. En suma... la educación, ha de centrarse en realidad, en la relación entre el sujeto y el mundo humano que lo acoge. Su función es permitirle constituirse a sí mismo como “sujeto en el mundo”: heredero de una historia en la que sepa qué está en juego, capaz de comprender el presente y de incentivar el futuro”3. La formación, entonces no se recibe. “Nadie puede formar a otro. No se puede hablar de un formador y de un formado. Hablar de un 3 MEIRIEV, Philippe. Frankestein Educador. Ed. Leartes. 1998. Barcelona. formador y de un formado es afirmar que hay un polo activo, el formador, y un polo pasivo, aquel que es formado. Y la mayoría del tiempo este es el vocablo que se utiliza... Nadie forma a otro. El individuo se forma, es él quien encuentra su forma, es él quien se desarrolla, diría, de forma en forma... Uno se forma así mismo a través de mediaciones y los formadores son mediaciones humanas. Lo son también las lecturas, las circunstancias, los accidentes de la vida, la relación con los otros... Todas estas son mediaciones que posibilitan la formación, que orientan el desarrollo, la dinámica del desarrollo en un sentido positivo”4. En este sentido, la acción educativa gerencial es un proceso de formación mediado por la cultura organizacional y por los eventos de desarrollo humano y desarrollo organizacional promovidos en la empresa. El gerente es un formador por cuanto crea los ambientes para que los sujetos de su empresa interioricen la cultura organizacional manifestada en una visión, unos objetivos, unas políticas a través de las cuales se construye empresa; es formador por cuanto genera las oportunidades para que los sujetos asimilen las competencias que su desempeño laboral requiere. Este proceso de formación permanente es personal. La educación es acción con la persona. El sujeto educable es ante todo una persona. Un sujeto particular y en proceso hacia la autonomía. Particular porque como ser individual es uno en sí mismo y distinto de todos los demás seres. “Este aspecto lo comprendemos mejor si analizamos que el individuo es un ser consciente y especialmente un ser autoconciente, para quien el pasado permanece en él, crece con él, lo modifica, lo hace diferente de todos los demás hombres, no en un modo substancial, sino en algunos de sus accidentes..”5. Ser singular implica que “Todos somos uno, no obstante, cada uno de nosotros es una entidad única e irrepetible”; que al darse una sola vez y ser consciente de esa realidad “al contrario del animal, no solamente vive sino existe, y su existencia es histórica, se da en el mundo que cada uno crea y transforma incesantemente”6. 4 FERRY, Gilles. Pedagogía de la formación. Ediciones Novedades Educativas. 1997. Buenos Aires. 5 LEON, Judith. Fundamentos para una Personalización Liberadora. Centro Editorial Universidad Católica de Manizales. 1998. Manizales 6 LEON, Judith. Op. Cit. Este sujeto singular está en un proceso permanente hacia la autonomía, hacia la conquista de su Mayoría de Edad en términos Kantianos. El desarrollo del ser humano puede concebirse como un ir de la heteronomía a la autonomía y la educación es la mejor estrategia para facilitar y dinamizar este proceso. Lograr la autonomía es uno de los mayores ideales de los seres humanos, la educación nos proporciona las herramientas y las posibilidades para formarnos en la autonomía. En el proceso educativo, lo que cuenta es cada persona, el centro del acto educativo no es el alumno como una entidad abstracta, es la persona del alumno como ser concreto con el que se construye el centro educativo y se realizan todas las tareas. Ser único, sin embargo, no significa ser solo. Ser yo mismo es ser con los otros, estar con los otros en el mundo, asumir la formación como un proceso social. Como proceso de formación cultural, el concepto de educación nos remite a la discusión de la relación entre educación y cultura. Si la finalidad de la educación es la formación de los sujetos y esta formación responde a representaciones históricas de lo que debe ser el hombre y lo que debe ser la sociedad, puede afirmarse que el objeto sobre el cual trabaja la educación es la cultura. La educación busca reproducir o transformar las representaciones y explicaciones en que las personas y comunidades fundamentan prácticas culturales que se relacionan con el desarrollo humano. La cultura está constituida por ese conjunto de representaciones y prácticas. Al educar estamos trabajando directamente sobre la cultura. Así no se tenga como objetivo explícitamente considerado en el currículo, en todo proceso educativo opera un currículo oculto constituido por las intencionalidades, valores, imaginarios no explícitos en la planificación y la acción de los educadores pero que refleja, en la escuela, la posición y aspiraciones de los grupos sociales que comparten la cultura dominante. El maestro como formador es un trabajador de la cultura. Si no decide transformarla está reproduciendo, de manera inconsciente, una ideología. Cuando el maestro piensa que su práctica pedagógica obedece solo a los altos ideales de la ciencia, del conocimiento y de la formación de las personas, está olvidando que la ciencia es producto de la cultura y que depende de condiciones culturales el que pueda ser producida y difundida; que el conocimiento, en la sociedad postcapitalista es poder y mercancía, (La principal mercancía que circula en los mercados); y que la formación de las personas se alcanza, en parte, cuando en ellas se forma el ideal de hombre que comparte y al que aspira un grupo social. Trabajar sobre la cultura desde la educación es afirmar con Werner Jaeger que: “La Educación es el principio mediante el cual la comunidad humana conserva y transmite su peculiaridad física y espiritual”7. La función cultural de la educación, está estrechamente ligada a su función social. Todas las civilizaciones han educado a las generaciones jóvenes y la educación siempre ha estado referenciada a asegurar la permanencia de unos ideales de vida, unos valores y un proyecto de sociedad. Bien lo plantea Werner Jaerger en su obra PAIDEIA. “Todo pueblo que alcanza un cierto grado de desarrollo se halla naturalmente inclinado a practicar la educación... La educación no es una propiedad individual, sino que pertenece, por su esencia, a la comunidad. El carácter de la comunidad se imprime a sus miembros individuales y es, en el hombre en una medida muy superior que en los animales, fuente de toda acción y de toda conducta. En parte alguna adquiere mayor fuerza el influjo de la comunidad sobre sus miembros que en el esfuerzo constante para educar a cada nueva generación de acuerdo con su propio sentido. La estructura de toda sociedad descansa en las leyes y normas escritas o no escritas que la unen y ligan a sus miembros. Así, toda educación es el producto de la conciencia viva de una norma que rige una comunidad humana, lo mismo si se trata de la familia, de una clase social o de una profesión que de una asociación más amplia como una estirpe o un estado. La educación participa en la vida y el crecimiento de la sociedad, así en su destino exterior como en su estructuración interna y en su desarrollo espiritual. Y puesto que el desarrollo social depende de la conciencia de los valores que rigen la vida humana, la historia de la educación se halla esencialmente condicionada por el cambio de los valores válidos para cada sociedad”8. Así pues, la educación es la institución social encargada de mantener la estructura social; con Savater (1991) puede afirmarse sin falsos escrúpulos la dimensión conservadora de la tarea educativa “La sociedad prepara a sus nuevos miembros del modo que le parece más conveniente para su conservación, no para su destrucción: quiere formar nuevos socios, no enemigos ni singularidades autosociales. 7 JAERGER, Werner. Paideia. Los Ideales de la Cultura Griega. Fondo de Cultura Económica. 1997. Santafé de Bogotá. 8 JAERGER, Werner. PAIDEIA. Los Ideales de la Cultura Griega. Fondo de Cultura Económica. 1993. Santafé de Bogotá. El grupo impone el aprendizaje como un mecanismo adaptador a los requerimientos de la colectividad...”9. La función original de la educación es conservadora. Transmite porque quiere conservar, y quiere conservar lo que la sociedad valora como conveniente y adecuado para mantener sus estructuras... La idea de que la educación es la institución básica para formar socialmente al ser humano fue magistralmente desarrollada en los primeros años del Siglo XX por el sociólogo Emile Durkheim cuando propuso este concepto definitorio de la educación: “La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que todavía no están maduras para la vida social. Tiene por objeto suscitar y desarrollar en el niño cierto número de estados físicos, intelectuales y morales que exigen de él la sociedad política en su conjunto y el medio especial al que está particularmente destinado”.10 Cada sociedad trata de perpetuarse en los nuevos individuos que nacen dentro de ella transmitiéndoles las tradiciones, normas, saberes y conocimiento que se consideran fundamentales. “Busca producir individuos lo más parecidos a los que ya existen y para ellos los socializa de forma sistemática haciéndolos que se identifiquen con los ideales de esa sociedad o con ideales del grupo dominante que tratan de imponerse a todos”.11 Los planteamientos sobre la función social de la educación desarrollados hasta aquí no pueden ocultarnos la otra dimensión de la acción educativa. La educación es un factor de cambio y transformación social. Esta es la idea central del pensamiento pedagógico de Paulo Freire. Para él la educación es un acto de conocimiento y un acto político que busca la transformación del hombre, en cuanto clase social, y de su mundo. Este planteamiento rompe la concepción clásica de la función social de la educación como instrumento para la reproducción de la estructura social vigente. En la propuesta de la educación liberadora, Freire propone el desarrollo de la conciencia crítica que permite a los sujetos discutir sobre la realidad social y encontrar las causas reales de la desigualdad y la opresión para asumir posiciones transformadoras 9 SAVATER, Fernando. El valor de Educar. Ariel. 1997. Barcelona. 10 DURKHEIM, Emile. Sociología y Educación. Citado por DELVAL Juan. Los Fines de la Educación. Siglo XXI Editores 1991. Bogotá Colombia. 11 DELVAL, Juan. Los Fines de la Educación. Siglo XXI Editores. 1991. Bogotá. que rechacen el conformismo que propugna la educación tradicional. Para ello es necesario que en el proceso educativo se supere la dicotomía educador- educando que es el resultado de la transposición de las estructuras de poder que hay en la sociedad a las relaciones educativas. En la educación liberadora el educador no se asume como aquel que tiene el poder. Es un profesional que está comprometido en el conocimiento de la realidad y actúa con el educando y no sobre él. Según Freire el educador comprometido en los procesos de transformación social sería un profesional comprometido con la sociedad, capaz de actuar sobre la realidad transformándola de acuerdo con finalidades propuestas por el ser humano. La idea de la educación como estrategia para el cambio social es retomada en este comienzo de siglo cuando se plantea la relación entre educación y desarrollo. En la formulación del Plan Decenal de Educación. 1996 – 2005 se plantea: “La educación por sí misma no produce el cambio, pero ningún cambio social es posible sin la educación”.12. En el mismo plan se concibe la educación como el soporte más adecuado que tiene la sociedad colombiana para enfrentar los desafíos que le propone el nuevo contexto mundial caracterizado por la globalización: - Consolidación del sistema democrático - Fortalecimiento del sistema democrático - Fortalecimiento de la sociedad civil y la promoción de la convivencia ciudadana - Constitución y aplicación de modelos de desarrollo sostenible que permitan la transformación del aparato productivo para responder competitivamente a la internacionalización de la economía. - La búsqueda de la equidad y la justicia social. Cuando se considera la educación como factor de desarrollo, se le asigna una función de cambio social y de transformación cultural y no, simplemente, de mantenimiento de las estructuras sociales y los imaginarios culturales tradicionales. En el concepto de educación de la Ley 115 se propone finalmente que ese proceso de formación que aquí se ha venido discutiendo, “se fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y sus deberes”. 12 MEN. Plan Nacional de Educación. 1996 – 2005 La concepción integral de las persona implica entender al ser humano como una totalidad conformada por las dimensiones física, mental, espiritual y socioafectiva. Cada una de estas dimensiones es un componente fundamental y ninguna de ellas puede considerarse prioritaria en el proceso educativo. La educación tradicional hacía énfasis en el desarrollo de la dimensión mental apoyada en una interpretación del hombre como ser racional. A esta concepción integral del ser humano, corresponde una concepción del saber. En la lectura: “Los cuatro pilares de la Educación” del texto “La Educación Encierra un Tesoro” de Jacques Delors se abordan cuatro aprendizajes fundamentales, que en el transcurso de la vida se convierten para la persona en los pilares del conocimiento: aprender a conocer (adquirir los instrumentos para la comprensión), aprender a hacer (adquirir los instrumentos para transformar el entorno mediante el trabajo), aprender a vivir juntos (adquirir los instrumentos para participar y colaborar con los demás), aprender a ser (adquirir los instrumentos para el desarrollo humano personal). En una educación integral, cada uno de esos cuatro “pilares del conocimiento” debe recibir una atención equivalente con el fin de lograr que la educación sea para el ser humano, en su calidad de individuo y miembro de la sociedad, una experiencia global y que dure toda la vida en los aspectos cognitivo y práctico. En el artículo 92 de la Ley 115 de 1994 se expresa en los siguientes términos el concepto de educación integral: “Art. 92. Formación del educando. La educación debe favorecer el pleno desarrollo de la personalidad del educando, dar acceso a la cultura, al logro del conocimiento científico y técnico, y la formación de valores éticos, estéticos, morales, ciudadanos y religiosos, que le faciliten la realización de una actividad útil para el desarrollo socioeconómico del país. Los establecimientos educativos incorporarán en el Proyecto Educativo Institucional acciones pedagógicas para favorecer el desarrollo equilibrado y armónico de las habilidades de los educandos, en especial las capacidades para la toma de decisiones, la adquisición de criterios, el trabajo en equipo, la administración eficiente del tiempo, la asunción de responsabilidades, la solución de conflictos y problemas y las habilidades para la comunicación, la negociación y la participación”13 13 MEN. Ley 115 de 1994 La educación se presenta, entonces, como una práctica social integral cuyo ámbito de acción se extiende más allá de la escuela y toca todas las actividades humanas. Entre ellas las prácticas gerenciales que en la actualidad, más que nunca se fundamentan en procesos educativos. Cuando se reflexiona sobre la educación como lo hemos venido haciendo en esta unidad, empieza a tocarse el ámbito de la pedagogía. Como tal la pedagogía es una reflexión sobre los actos educativos. Hacer pedagogía, construir pensamiento pedagógico es reflexionar sistemáticamente sobre la educación y organizar esa reflexión para convertirla en una disciplina con un objeto de estudio, una metodología y unos principios claramente diferenciados que le permiten empezar a pensarse como ciencia. Si la pedagogía es una disciplina o es una ciencia, es uno de los temas de discusión más álgidos en el mundo de la educación. Como educadores, cada uno de nosotros habrá leído autores y argumentos y cada uno habrá fijado su posición en el debate. Pero en esta unidad nos interesa más entender qué es la pedagogía y cuál es su relación con la educación. Hay pedagogía cuando se reflexiona sobre las finalidades, funciones y métodos de la educación. Hay pedagogía cuando el ideal de hombre y sociedad se buscan explícitamente en las prácticas educativas. El siguiente párrafo tomado del ensayo: “La construcción del saber y del saber hacer” de Ricardo Lucio, nos ilustra al respecto: “El proceso educativo puede desarrollarse de manera artesanal, casi intuitiva, como lo han desarrollado casi todos los pueblos en algún momento del transcurso de su historia. En este sentido existe un saber implícito, no tematizado, en la práctica educativa de todos los pueblos, que forma parte de su acervo cultural y que llamaría “saber educar”. En la medida en que este saber se tematiza y se hace explícito, aparece la pedagogía. Hay pedagogía cuando se reflexiona sobre la educación, cuando el “saber educar” implícito se convierte en un “saber sobre la educación” (sobre sus ¨cómo¨, sus ¨por qué¨, sus ¨hacia dónde¨). El desarrollo moderno de la pedagogía significa adicionalmente la sistematización de ese saber, de sus métodos y procedimientos, y la delimitación de su objetivo. Por tanto la pedagogía como saber teórico práctico, explícito sobre la educación, está condicionada por la visión amplia o estrecha que se tenga de educación y, a su vez, por la noción que se tenga del hombre, como ser que crea en sociedad”.14 14 LUCIO, Ricardo. La Construcción del Saber y del Saber Hacer. En Aportes 41. Pedagogía y Educación Popular. 1994. Santafé de Bogotá. De la lectura de este texto pueden inferirse algunas diferencias entre la educación y la pedagogía. La educación referida al aprendizaje humano siempre ha existido, no hay pedagogía en tanto no haya una reflexión explícita sobre el acto educativo. La educación puede ser consciente o inconsciente (La mayor parte de nuestros aprendizajes son inconscientes y no planificados). Aprendemos más cosas en la educación informal, en la escuela de la vida, que a través de los procesos conscientes e intencionados de la educación formal y no formal; la pedagogía en cambio es producto de una conciencia reflexiva. Que la educación es diferente de la pedagogía se argumenta en el siguiente texto de Rafael Avila, quien a su vez se apoya en una cita de Emilio Durkheim: “Con la pedagogía las cosas pasan muy diversamente. Esta consiste no en acciones sino en teorías. Estas teorías son maneras de concebir la educación, no maneras de practicarla. A veces incluso, se diferencia de las prácticas en uso, hasta el punto de oponerse a ellas”15 En consecuencia la pedagogía es la reflexión teórica sobre la educación, y la educación es una práctica que busca la formación de las personas. Como teoría, la pedagogía ilumina y determina el deber ser de la educación, al proponer fines y establecer principios que orienten la conducta de los educadores. Como la pedagogía reflexiona sobre el deber ser de la educación y ese deber ser está determinado por diversas culturas y proyectos de hombre y sociedad también diversos, no existe una teoría pedagógica única. Hay muchas teorías pedagógicas que explican de manera diversa las relaciones entre enseñanza y aprendizaje, entre educación y sociedad, entre educación y desarrollo, conciben de manera diversa los fines de la formación humana y los métodos para lograr esa formación. Pero en esta diversidad puede encontrarse un sentido común que constituye el objeto de estudio de la pedagogía: Las prácticas educativas. Y si como se señaló anteriormente la educación es un proceso permanente de formación, la pedagogía puede asumirse como la ciencia de la formación humana. Su objeto propio está constituido por los procesos de formación cuando estos se emprenden de manera consciente e intencionada, y sus propósitos se orientan a la constitución de teorías, conceptos, modelos y métodos para cualificar la enseñanza y el aprendizaje. 15 DURKHEIM, Emile. Educación y Sociedad. Citado por AVILA, Rafael. Qué es pedagogía?. Ed. Nueva América. 1990. Santafé Como ciencia social tiene su campo de acción en el estudio de las relaciones intersubjetivas caracterizadas por la acción comunicativa en los diferentes ámbitos de la producción, difusión y apropiación del conocimiento y de los recursos intencionales y sistemáticos con los cuales se pretende alcanzar el desarrollo humano a través de estrategias de aprendizaje adoptadas a las diversas situaciones y realidades en las que los seres humanos se comprometen para transformarse como personas y transformar su sociedad. Los procesos de formación humana, objeto de estudio de la pedagogía, se conciben desde teorías que corresponden a diversas concepciones de hombre, sociedad y cultura, estas concepciones determinan los propósitos, finalidades y métodos de la acción educativa. De ahí que la reflexión pedagógica se concrete en la formulación de teorías, enfoques y modelos explicativos e interpretativos de las prácticas educativas, de los procesos de enseñanza y aprendizaje y de las tendencias sociales influidas por los conceptos de desarrollo humano y social vigentes. Para comprender los alcances de la pedagogía es necesario comprender el desarrollo como un proceso orientado a la constitución de sujetos individuales y sociales en el marco de un modelo personalizante y liberador, y como la construcción de una sociedad en la que las personas puedan alcanzar su plena realización a través de la transformación de las prácticas sociales, actuando como seres críticos, comprometidos con la búsqueda de una creciente autonomía en un marco de valores que favorecen la solidaridad, el respeto por la diferencia, la convivencia y el sentido de justicia y libertad. Como ciencia la pedagogía debe aportar las teorías en las que se articulen los conceptos que hagan posible una educación que garantice la existencia de este tipo de hombre y este tipo de sociedad. Cuando se afirma que la pedagogía se refiere a los procesos de enseñanza aprendizaje nos estamos remitiendo a dos núcleos fundantes del saber pedagógico que son condiciones para lograr la formación: La educabilidad y la enseñabilidad. Como núcleos fundantes del saber pedagógico han de estar presentes en toda práctica educativa y deben ser objeto de la reflexión pedagógica. La educabilidad “tiene que ver, entonces con una disposición para la formación de la persona a partir de potencialidades ínsitas en ella”.16 La educabilidad es la posibilidad que tiene el ser humano de ser plenamente, su capacidad de ser educado de acuerdo con sus 16 C.N.A. Pedagogía y Educación. Reflexiones sobre el decreto 272 de 1998 para la acreditación previa de Programas en Educación. C.N.A. 1999. Santafé de Bogotá. procesos de desarrollo personal, las potencialidades de su ser, las condiciones impuestas por su cultura y su característica de ser histórico y situado. Sólo el ser humano tiene esa capacidad de ser educado como ser integral y de decidir sobre aquello que quiere aprender según sus intereses, motivaciones, necesidades y capacidades. Según Paciano Fermoso hay 5 aspectos que hacen posible la realización de la educabilidad: 1. “La educabilidad es personal, es decir, es una exigencia individual, inalienable e irrenunciable, que surge del manantial de la personalidad y de la hominidad. La educabilidad no es otorgada por los estados, sino que son éstos los que, reconociéndola en cada ciudadano, ofrecen opciones y modos de actualizarla. Los estados reconocen un derecho existente ya; no añaden nada, sino que brindan facilidad para que lo posible pase a ser real. 2. La educabilidad es intencional, es decir, la posibilidad no está a merced de unas leyes naturales, sino que el sujeto es dueño de sí mismo, y dirige el sesgo y el viaje, de acuerdo con unas metas o ideales que se autofija. La educabilidad es referencial, porque no es una fuerza ciega, sino una capacidad ilustrada, que sabe hacia dónde se dirige; en otras palabras, es teleológica. 3. La educabilidad es dinámica, pues la realización del programa existencial de cada hombre supone actividad y dotación de potencialidades que buscan pasar al acto. 4. La educabilidad es necesaria, pues sin ella el hombre se verá privado de posibilidades de autorrealización, de personalización y de socialización. Estos dos últimos procesos postulan la existencia de la educabilidad. Ser educable y poder llegar a ser hombre es la misma cosa, pues la educabilidad comprende por igual las potencialidades realizables por simple desenvolvimiento natural, y las realizables bajo la dirección de la actividad definida y programada; lo que llamaría Rosseau educación de la naturaleza, de los hombres y de las cosas.17 La educabilidad es entonces una categoría fundamentalmente humana, ella da razón y existe en razón del estado inacabado del ser humano, de su carácter perfectible y de su permanente disposición para acceder a estados de desarrollo que él y la sociedad consideran superiores. La educabilidad manifiesta, también, las capacidades de adaptación y asimilación que tenemos los seres humanos ya que nos permiten integrarnos en el mundo cultural, y la capacidad de acomodación que nos permite adecuar el medio natural para hacerlo habitable. 17 FERNOSO, Paciano. Teoría de la Educación. Trillas. 1991. México. Somos educables en la medida en que tenemos una mente abierta para asumir el cambio como la única constante que se da en la sociedad y en la naturaleza. Correlativamente con el concepto de educabilidad, la pedagogía afirma sus reflexiones sobre la enseñanza y el aprendizaje al centrar su atención en la categoría “Enseñabilidad”. Si la educabilidad explora las características y es una condición del sujeto que aprende, la enseñabilidad es una condición que debe buscarse en los objetos aprendibles. El Ministerio de Educación concibe la enseñabilidad como “Una característica de la ciencia a partir de la cual se reconoce que el conocimiento científico está preparado desde su matriz fundamental para ser enseñable, aportando los criterios de confiabilidad, validez, universalidad e intersubjetividad que porta en sí”.18 La enseñabilidad es un requisito para la enseñanza de un saber. Para el reconocimiento de un saber es necesaria su organización de manera tal que puedan ser comunicados y explicados los resultados de los procesos de investigación que lo produjeron. Ese proceso de organización de los datos, en el que categorías particulares y específicas se tornan generales y universales es lo que constituye la enseñabilidad. Para enseñar una disciplina, una ciencia o un saber, el enseñante, además de dominar los métodos de enseñanza, debe conocer los problemas, los interrogantes, los procedimientos, los conceptos fundantes, las teorías y las hipótesis de solución que las comunidades científicas o disciplinares consideran básicas en esa ciencia o saber. Con el concepto de enseñabilidad se busca superar la creencia fundada en la pedagogía del sentido común, según la cual el conocimiento de la disciplina a enseñar es la base para una docencia de alta calidad: Si se conocen los contenidos del saber, se tienen los contenidos de la pedagogía. La propuesta del Ministerio de Educación Nacional para superar los problemas de estas prácticas que se convierten en un obstáculo para la pedagogía al ejercer la docencia, se presenta en el documento citado. En él se describen los presupuestos de la pedagogía del sentido común y los conocimientos referidos a la enseñabilidad de esos saberes que deberían incluirse en la formación de los docentes. 18 FORERO, Fanny y Otros. Educabilidad y Enseñabilidad. En C.N.A. Pedagogía y Educación. Reflexiones sobre el Decreto 272 de 1998, para la acreditación previa de programas en Educación. MEN. 1999. Santafé de Bogotá. “Los presupuestos fundamentales de esta pedagogía del sentido común son: a) Reducir la enseñanza de los conceptos exclusivamente a la lógica de la ciencia, sin tener en cuenta la lógica didáctica para asimilar dichos conceptos; en este caso la pedagogía es reemplazada por los conceptos. b) Concebir los conceptos abstraídos de un contexto social y político donde se originan. c) Atribuir las actitudes negativas hacia la ciencia y su aprendizaje a factores externos a la escuela, haciendo a un lado el papel determinante que juega el profesor en la enseñanza, aprendizaje y evaluación de su disciplina. d) Concebir la idea común de que enseñar es fácil, cuestión de personalidad, de sentido común o de encontrar la receta adecuada. e) Reducir la explicación del fracaso de las evaluaciones en las disciplinas únicamente a problemas propios de los alumnos, el autoritarismo explícito o latente de la enseñanza aprendizaje del profesor y, en el polo opuesto, el simple laissez faire f) Asociar la práctica profesional del profesor con una posición generalizada de frustración, ignorando las satisfacciones potenciales que se derivan de esta actividad en el sentido creativo e imaginativo. (Gil 1991)19 Esta concepción dominante ha sido poco analizada y algunos autores muestran que su complejidad supera los hechos asumidos. Bromme (1988)20 y Gil (1991)21 plantean que el conocimiento del contenido de una disciplina va más allá del dominio de un saber teórico y práctico del mismo, y por tanto, dicho saber debe incluir conocimientos profesionales ausentes por lo general en los procesos de formación del profesorado. Brevemente citamos algunos de estos últimos: a) Es necesario saber históricamente los problemas y contextos de descubrimiento y justificación que dieron lugar a la construcción de conocimientos científicos y en particular a los obstáculos epistemológicos que se opusieron a su fundación, rectificación y progreso. b) Conocer las estrategias metodológicas de orden teórico y práctico usadas en las construcciones científicas, es decir, la forma como los científicos abordan y solucionan los problemas. c) Conocer las relaciones entre ciencias, tecnología y sociedad involucradas en la producción de los conocimientos científicos, lo cual permite dar a la ciencia un contexto social relevante para su comprensión. d) Tener una visión actualizada de los avances científicos recientes y su perspectiva de desarrollo, para dar una imagen dinámica de las ciencias y no cerrada. e) Tener conocimiento de otros contenidos y 19 GIL, P., 1991. ¿Qué hemos de saber y saber hacer los profesores de ciencias?, Enseñanza de las Ciencias, 9 (1), pp. 69-77. 20 BROMME, R., 1988. Conocimientos profesionales de los profesores, Enseñanza de las Ciencias, 6 (1), pp. 19-29 21 GIL, P., 1991. ¿Qué hemos de saber y saber hacer los profesores de ciencias?, Enseñanza de las Ciencias, 9 (1) pp. 69-77. materias relacionadas para poder abordar los problemas de frontera que demandan interacción entre campos disciplinarios diferentes. f) Saber seleccionar contenidos adecuados a las necesidades científicas e intereses de los estudiantes”.22 En el informe de la Unesco: “La educación encierra un Tesoro” se hace un planteamiento que pone todo el peso de la enseñabilidad en la iniciativa magisterial: “El trabajo del docente no consiste tan solo en transmitir información ni siquiera conocimientos, sino en presentarlos en forma problemática, situándolos en un contexto y poniendo los problemas en perspectiva, de manera que el alumno pueda establecer el nexo entre su solución y otros interrogantes de mayor alcance”23 Al considerar las practicas pedagógicas de la gerencia y los gerentes educativos, se pueden establecer los ámbitos de acción en los que deben hacerse explícitas e intencionales la educabilidad y la enseñabilidad. En la gerencia contemporánea se reconoce que la educación ocupa un lugar privilegiado y que se convierte en una estrategia poderosa para dinamizar las empresas. Una práctica educativa empresarial, entonces, requiere la caracterización precisa de los sujetos que van a involucrarse en ella, de sus condiciones, motivaciones, ambientes socioculturales. Es más, se requiere considerar la existencia y caracterizar a un sujeto colectivo cuando se trata por ejemplo de una formación de equipos de trabajo o cuando se pretende generar aprendizajes en la organización. Los sujetos educables que se proponen para la práctica educativa del gerente son las organizaciones. En la literatura gerencial actual el término “organización que aprende” está de moda. El aprendizaje vincula el cambio individual con el cambio en la organización. Todos tenemos una tendencia natural a aprender, a buscar satisfacción y motivo de orgullo en nuestro trabajo. Todos aspiramos a conseguir nuestros objetivos y a que nuestros logros sean reconocidos. "Una organización que aprende es aquella que crea las condiciones para que sus miembros puedan aprender; aquella en que las personas a cualquier nivel, individual y colectivamente incrementan su capacidad para producir resultados y en la que ello les importe realmente. Una organización no se convierte de la noche a la mañana en una “organización que aprende” Las organizaciones al igual que las personas, no están aprendiendo constantemente. Cambian y se 22 23 FORERO, Fanny y Otros. Op. Cit. DELORS, Jacques. La Educación Encierra un Tesoro. Santillana. Unesco. 1996. Madrid. adaptan en función de los individuos que las componen y que las toman a su vez en respuesta a las presiones del exterior. Las cuestiones que hay que plantearse son: -¿Qué es lo que aprenden? -¿Cómo podemos incrementar el aprendizaje en la organización, de modo que aumente el bienestar de los miembros de la misma y la eficacia de esta en el mercado?. -¿Qué de lo que hacemos promueve el aprendizaje? -¿Qué de lo que hacemos impide que se produzca el aprendizaje?”24 Qué se aprende en una empresa? Qué aprende una organización? Estamos ahora en el campo de la enseñabilidad. Si bien es cierto que en las empresas no se trabaja el aprendizaje de disciplinas tradicionales de la enseñanza formal, en ellas se desarrollan aprendizajes que son explícitos, intencionados y planificados. Se aprende a cambiar, se aprende a interiorizar y a vivir los valores corporativos, se aprende a trabajar en equipo, se aprende a producir y a circular información; se aprende a acompañar y a dirigir. Estos procesos se aprenden como resultado de procesos intencionados de enseñanza. Queda planteado un interrogante al que se podrá dar respuesta con las reflexiones que se hagan a lo largo de esta Especialización: La categoría de enseñabilidad podrá aplicarse en los saberes que sustentan los procesos de aprendizaje necesarios para hacer de las organizaciones, “organizaciones que aprenden?”. ARREDONDO, Vicente. Planeación Educativa y Desarrollo. Aproximación crítica a la educación formal y no formal en los países del Tercer Mundo. CREFAL. PATZCUARO. 1990. AVILA PENAGOS, Rafael. Bogotá. 1990 Qué es pedagogía. Ed. Nueva América. BEDOYA, Ivan y GOMEZ Mario. Epistemología y Pedagogía. Ensayo histórico y crítico sobre el objeto y método pedagógicos. ECOE. Bogotá. 1989. CNA. Pedagogía y Educación. Reflexiones sobre el Decreto 272 de 1998 para la acreditación de programas en Educación. CNA. Santafé de Bogotá. 1999. 24 McDERMOTT, Ian. O´CONNOR, Joseph. Programación Neurolingüística para Directivos. Urano Barcelona, 1999. DELORS, Jacques. La Educación Encierra un Tesoro. 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