“LA CREATIVIDAD

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LA CREATIVIDAD. SU PUESTA EN ACTO.
Dr. Carlos Valedón
Iniciaré
este
trabajo
tratando
de
establecer
la
diferencia
entre
creatividad y creación, aceptando a la primera como una disposición innata de
la mente humana y la segunda como la puesta en acto de la primera, en este
sentido Didier Anzieu (1993) plantea que “La creatividad se define como un
conjunto de predisposiciones del carácter y del espíritu que pueden cultivarse y
que si bien no se encuentran en todo el mundo si por lo menos en mucho. En
cambio la creación consiste en inventar y componer una obra, artística o
científica que responda a dos criterios: aportar algo nuevo (algo que nunca haya
sido hecho) y tarde o temprano ser reconocido su valor por un público. Definida
de tal manera la creación es rara. La mayoría de los individuos creativos jamás
son creadores, la diferencia estriba como lo dice Proust de Bergotte, en el
despegue.”
Los mecanismos mentales utilizados por el creativo, para llevar acabo la
creación son múltiples y complejos, constituyen un genuino trabajo psíquico.
Para Anzieu todo trabajo psíquico produce una transformación, el trabajo del
sueño. el trabajo del duelo y el trabajo de la creación constituyen las tres
modalidades de esta operación mental;
en relación al
ultimo divide su
desarrollo en cinco fases: 1) El sobrecogimiento creador, 2) Toma de conciencia


Miembro Titular de la Sociedad Psicoanalítica de Caracas, de IPA y de FEPAL.
Trabajo para ser presentado en el XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis (FEPAL). Lima 2006.
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de representaciones psíquicas inconscientes, 3) Intuir su código y hacer que
tome cuerpo, 4) La composición propiamente de la obra, y por último 5)
Presentar la obra al público. Considera que los creadores tienen un
conocimiento pre-consciente de ellas, sin embargo, reinscriben la historia de su
descubrimiento en función de su propia teoría artística o prestan atención a una
de las fases a la cual tienden atribuir todo el proceso.
Es importante mencionar algunos conceptos fundamentales expresados
por mi en un trabajo anterior, en el cual me adscribo a la idea, de numerosos
autores, que consideran que el acto creativo solo puede ser llevado a cabo por
la parte sana de la personalidad, a propósito Anzieu (1993) plantea que las
“Funciones del yo consciente (y que con Bion denominaré la parte no psicótica
de la persona) permanecen activas y aseguran el mantenimiento de la atención,
de la percepción y de la notación -es decir la capacidad de anotar en su mente lo
que pasa-. La doble capacidad del yo de tolerar la angustia ante un momento
que por tanto puede ser de naturaleza psicótica, y de preservar, durante e
inmediatamente después de la disociación-regresión, un desdoblamiento
vigilante y auto observador, caracterizan al creador y lo diferencian del enfermo
mental, a quien hace falta por lo menos la primera capacidad, y lo distingue del
hombre
común,
expuesto
como
todo
el
mundo
a
experiencias
momentáneamente disociativas y regresivas, porque que no las explota al estar
desprovisto de la segunda capacidad.” Aquellos creadores con patología mental
evidente, de cualquier naturaleza, requieren la presencia duradera o transitoria
de la primera capacidad (parte sana de la personalidad) y por supuesto de la
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segunda capacidad (Creatividad) para conferirles el rango de creadores por el
resultado de su obra. Además, no comparto la idea, sostenida por un gran
numero de analistas, que dicho acto es el resultado de mecanismos de defensas
del yo y particularmente del, hasta ahora no muy bien desarrollado y definido,
concepto de la sublimación; introduzco la hipótesis de que por el contrario “lo
que ocurre es una suspensión de los procesos defensivos, consecuencia, en el
mundo interno del creador, del establecimiento de una relación de armonía y
entendimiento entre sus instancias psíquicas: ello, yo y súper-yo, (objetos
internos) generándose una zona franca, libre de tensiones (amenazas y
angustias de castración) que le permiten al yo las libres movilizaciones,
disociativas regresivas y progresivas, con una disponibilidad de toda
sus energías libidinales (pulsionales), narcisistas y objetales puestas al servicio
de la ejecución del acto” (Valedón, C 2000 ), al igual que dan cuenta de
la intensidad, persistencia y duración del deseo para ejecutar y sostener dicha
actividad a lo largo del tiempo y el espacio. A esta zona psíquica (espacio
mental) de distensión la llamare “espacio de la creación” y puede generarse por
correlaciones psicodinámicas inconscientes de evolución natural o establecerse
como resultado de un proceso psicoanalítico.
Homero es un buen ejemplo para mostrar estos dos orígenes, “Desde
muy temprana edad Homero escribe poemas. La actividad poética ha sido
continua, no se ha visto interrumpida en ningún momento de manera
significativa, quizás algunas variaciones cuantitativas que han aparecido cuando
la realidad externa requiere mayor atención y dedicación. Describe su actividad
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poética como algo que le brota espontáneamente sin ninguna reflexión o
preconcepción…Después de estar en análisis dice que se ha dado cuenta que
es algo que le brota desde el inconsciente”. Es oportuno señalar que también
Homero dibuja y, junto a sus poemas, me trajo algunos de sus trabajos en los
cuales destacaba su habilidad como dibujante” (Valedón, C. 2000). Sus trabajos
poéticos, que experimentaron un significativo incremento cuantitativa y
cualitativamente, reciben su reconocimiento al adjudicársele el Premio de la
Bienal de Poesía Fernando Paz Castillo en 1998 (para poetas menores de 35
años) por su obra “Cinco Árboles” (CELARG), es invitando frecuente a festivales
de poesía nacionales e internacionales, incluido en antologías tales como
Poesía Contemporánea de Venezuela (Recopilación y Selección Eugenio
Montejo 2004 con traducción al Coreano), Poetas Contra La Guerra (Suecia,
2003) como representante de los mejores poetas jóvenes venezolanos y gana
el Premio Internacional de Poesía Heterogénesis (Lund, Suecia 2003) con su
libro “La Tarde Alcanzada”, que incluye su traducción a dicho idioma.
En mi trabajo “El Jardín de Homero. Una aproximación Psicoanalítica a la
Creación Poética” (Valedón, C. 2000) planteo la hipótesis psicodinámica que me
permite entender el porque de la existencia de este “Espacio de Creación” desde
muy temprano. En cuanto a la mencionada “habilidad para pintar”, que ya estaba
presente, es de la cual me ocuparé en esta ocasión, de indagar y profundizar en
los mecanismos que en un periodo de su vida pudieron interferir en su puesta
en acto, provocando marcada diferencia con la intensidad, calidad y continuidad
de su creación poética. En mi práctica he tenido oportunidad de analizar algunos
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creadores plásticos que ya tenían obras realizadas y reconocidas, en uno de
ellos, su motivo de análisis fue una detención de sus ideas creativas para pintar
como consecuencia de la muerte de su padre, de inmediato se evidencio que el
trabajo de duelo, que también estaba muy dificultado, comprometía la
disponibilidad mental para el trabajo creador; la elaboración del duelo permitió la
recuperación de la inspiración y motivación detenida y la retoma de su trabajo
de pintora. En la literatura analítica encontramos numerosos trabajos referidos a
este tipo de inhibiciones y en los cuales cada autor lo plantea desde su enfoque
teórico-clínico. Joyce McDougal (1994) describe varios casos de artistas de
diferentes inclinaciones que habían sufrido una inhibición transitoria de dicha
actividad, por la reactivación inconsciente de diversos conflictos de naturaleza
psicosexual y cuyo análisis y elaboración les permitió reemprender la actividad
interrumpida. En 1996 Robert Carper citando a A. Segal ejemplifica “…con un
talento definido para la pintura. La aguda rivalidad con la madre había hecho que
abandonara la pintura en la adolescencia temprana. Después de un tiempo de
análisis volvió a pintar y otra vez estaba trabajando como decoradora artística.”
En el caso de Homero, del cual extraigo mis
hipótesis, si bien su deseo de pintar, se expresó en numerosas oportunidades en
la infancia, vislumbrándose un desarrollo futuro prometedor, sufrió una detención
durante años, para luego reaparecer con toda su fuerza, riqueza e intensidad
durante el análisis, en una edad relativamente avanzada, de la que solemos
encontrar en la llamada vocación o inclinación artística; la cual contribuye a que
éstos, tempranamente, comiencen a transitar los caminos de las escuelas de
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artes plásticas o clases particulares, o como los llamados pintores naifs o
ingenuos, que nunca acceden a ellas, pero que con una fuerza avasalladora y
persistente, se entregan a esta actividad de manera totalmente espontánea,
llegando a producir obras maravillosas.
En Homero, éste reencuentro con su deseo-vocación de pintar, del cual
se mantuvo significativamente distante durante muchos años, como dije, se
produce durante el proceso analítico, lo cual me permite la aproximación
psicodinámica a las causas que en su caso pudieron contribuir a esta suerte de
dificultad de su puesta en acto del deseo de pintar. La primera inferencia es que,
a diferencia de lo ocurrido con la poesía, el “Espacio de Creación” para pintar no
estaba establecido y “mutatis mutandi” en lugar de un área franca y de
distensión, existía lo opuesto, grandes tensiones derivadas de conflictos
inconscientes con las figuras parentales (objetos internos). Por otra parte, no
podemos hablar de la puesta en marcha de un mecanismo de represión, como
consecuencia de dichos conflictos, que hubiese desalojado a niveles más
profundos sus deseos de apropiarse de estas habilidades en el dibujo o la
pintura.
Existen en su curso vital evidencias de ese no radical desalojo, veamos:
después de terminar su bachillerato le plantea a su padre su deseo de irse a
Florencia a estudiar arte, lo que genera por parte de éste una contundente
negativa y después de la cual efectúa unas tímidas aproximaciones a las
escuelas de artes plásticas, las cuales desecha de inmediato. Se inclina y decide
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estudiar una carrera universitaria, la que nunca ejerció después de haberla
terminado. Sin embargo, el dibujo y la pintura siempre estaban ahí como
actividad parcial e irregular, en un momento de su análisis después de una
sesión sintió un “arrebato o inspiración repentina” que lo llevo a pintar, hasta
dejarlo terminado; un espacio vacío que tenía en una pared y sintió la necesidad
de utilizarlo, en ocasiones lo había pensado, pero hasta ese momento no lo
había concretado. A diferencia de muchos de sus dibujos que me trajo la primera
vez y en los cuales las imágenes eran hombres en cuclillas, en esta oportunidad
las figuras eran erguidas. Después de cierto tiempo contactó la necesidad y el
deseo de terminar la carrera de derecho que había interrumpido, a nivel del
cuarto año, hace aproximadamente 10 años, aunque reconocía que no era su
vocación y tenía mas bien el propósito de una satisfacción para su padre que
para él, así lo hizo y en dos años la culminó con las mejores notas del curso.
Después de ese momento se sintió como liberado del compromiso de satisfacer
los deseos de los otros y que podía emprender la búsqueda de la satisfacción de
los suyos: comenzó a acariciar el deseo de pintar y de inmediato contacto una
serie de pintores de reconocida trayectoria y prestigio con los cuales tomaría
clases particulares, sin que lo abandonaran los sentimientos conscientes de
culpa de no asumir el derecho como profesión, que le permitiera obtener
ingresos monetarios para independizarse económicamente. Luego decidió
ingresar a una escuela privada de pintura, en cuya actividad se involucró
intensamente y comenzó a traer a sus sesiones los cuadros que resultaban de
esa actividad; mientras él permanecía en el diván, los cuadros eran desplegados
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para que yo los pudiera ver y comentar, obviamente eran la obra de alguien que
comenzaba y esto se reflejaba tanto en la técnica como en el contenido, en
ocasiones servían como material de análisis vinculados al desarrollo de su
proceso. Dejo de traer los cuadros y trajo también algunas esculturas, lo que
igualmente le interesaba como manifestación plástica y de la cual tomaba
clases, al igual que de grabado. Desaparecieron cuadros y esculturas como
objetos de las sesiones y solo quedo su aparición verbal en el material. Me
comentaba que estaba pintando mucho y algunas
personas que iban a la
escuela se interesaban en su trabajo, vendió la primera y comenzó participando
en algunas colectivas donde también se vendieron algunas de sus obras.
Después continuaron sucediendo hechos que mostraban que algo
importante estaba ocurriendo, soportando mi curiosidad estimulada por sus
invitaciones
frecuentes,
contratransferencialmente
consideré
necesario
mantenerme apartado de la observación de su obra y evolución como pintor,
hasta que después de un tiempo, por invitación realice una visita a su taller,
cuando por el contrario, contratransferencialmente, la sentí oportuna y
adecuada; con la enorme y grata impresión de encontrarme con una vasta
producción que me dejo impactado estéticamente. Fueron sus evidentes
habilidades creativas, un don, las que permitieron su despliegue en un tiempo
relativamente corto de aprendizaje, después del redescubrimiento y reencuentro
con su deseo, subrayo lo anterior, porque siempre estuvo ahí, en contacto
discreto con ella, como lo describí anteriormente, a diferencia de lo que ahora
se ha convertido en su
pasión y actividad primordial, dando origen a una
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producción abundante y de gran calidad. Esta calidad plástica le ha permitido ser
aceptado en los mas importantes salones nacionales (Exxon Mobil 2003,
Aragua, y Arturo Michelena 2004), seleccionado para exposiciones individuales
en galerías de conocida reputación tanto dentro como fuera del país (Minotauro
2003 y Art Paris 2004), además de un impacto estético que promueve el deseo
y la adquisición de sus obras por el público. Podríamos preguntarnos que ocurrió
para que una actividad que se ha revelado tan intensa, enérgica y valiosa haya
permanecido casi desaparecida durante tantos años, aproximadamente 25 años,
y que esta suerte de don, que en él tiene indiscutibles y conocidos orígenes
transgeneracionales (su abuelo materno es un gran pintor venezolano del siglo
pasado), haya sido dejado de lado sin mayores, aparentes conflictos, y se haya
orientado en la búsqueda de otros objetivos supuestamente prioritarios en esos
momentos de su vida.
Planteo la hipótesis de un mecanismo que llamare DESESTIMACION,
que permite al sujeto estar en contacto con su deseo-vocación pero sin verse
impelido, por la fuerza de éste, a ponerlo en acto, ni a luchar por vencer los
obstáculos
que
podrían
surgir
en
su
propósito
de
llevarlo
acabo.
Psicodinámicamente planteo la hipótesis de que es la consecuencia, al igual que
el resto de ellos, de una defensa ante las amenazas y angustias de castración,
que surgen ante la fantasía inconsciente, de que pintar es un deseo que cae
bajo la prohibición por su significación incestuosa ante la figura del padre,
además de fantasías de apropiación indebida del pene del padre-abuelo, con la
consiguiente disputa y rivalidad con la imagen materna, quien también tuvo un
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riquísimo periodo de actividad pictórica con gran reconocimiento público, pero
que abandono para siempre después de varias exposiciones. En la
DESESTIMACIÓN la actitud manifiesta real de las figuras parentales que al igual
que toda la familia, ubica las manifestaciones intelectuales, artísticas y creativas,
particularmente la pintura, en un lugar predominante en relación a otras (no
olvidemos que su abuelo materno con quien tuvo una tierna relación fue un
famoso pintor),
con actitudes y respuestas empáticas,
promueven
la
reintroyección, con efectos trasmutadores de los objetos internos arcaicos de
naturaleza pre-edípica y edípicos de mas reciente instalación, neutralizando
significativamente, la intensidad de las fantasías y ansiedades persecutorias
inespecíficas y de castración. Esto hace innecesario recurrir al uso radical de
las
fuerzas
de
desalojos
o
represoras;
en
cambio
promueven
una
descatectización parcial de la investidura libidinal narcisista y objetal del deseo y
del objeto del deseo, permitiendo mantenerlo a nivel pre-consciente o
consciente, así como también su recatectización de intensidad y duración
variable, de acuerdo a dinámicas no muy fáciles de seguirles minuciosamente su
desarrollo. Estas des y recactectizaciones me permiten plantear una posible
clasificación de las dificultades de la puesta en acto de la creación artística, que
denomino de la siguiente manera: 1) interrupción, que podría ser temporal o
definitiva (posiblemente aquí se podría producir un mecanismo de represión
propiamente dicho), 2) diferimiento (procastinación), 3) ejecución ocasional o
disruptiva, 4) enfriamiento o hibernación y 5) fragilidad.
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Considero que durante el proceso analítico de Homero la profundización
de la elaboración de estas fantasías y conflictos inconscientes con las figuras
parentales, y la disminución de las ansiedades concomitantes, permitieron “pari
pasus” el establecimiento y estabilización del “Espacio de Creación”, haciendo
innecesario el mantenimiento de la DESESTIMACION, como mecanismo
indispensable para mantener el equilibrio de su mundo interno, lo que permite a
su aspecto sano de la personalidad, contactar y catectizar de manera sostenida
su deseo
y desplegar su don, ahora también por medio de la pintura;
alcanzando los niveles que actualmente tiene. Un desarrollo futuro exige,
continuidad, constancia y dedicación, como también tolerancia a las dificultades,
costos, limitaciones y frustraciones que demanda el complejo mundo de las artes
plásticas, para consolidar, ampliar y sostener un lugar como el que ya ha logrado
en el mundo de la poesía.
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BIBLIOGRAFÍA
ANZIEU, Didier. El Cuerpo de la Obra. Siglo Veintiuno Editores ,1993.
Págs.: 23-27 y 105-184.
CARPER, R. El Juego, la experimentación y la creatividad. XII Libro
Anual de Psicoanálisis, 1996. Págs.: 135-144.
MC DOUGALL, J. La Creatividad y sus inhibiciones. Revista Chilena
de Psicoanálisis. 2,9.
VALEDÓN, C. El Jardín de Homero. Psicoanálisis y Creación Literaria.
UCAB, 2002. Págs.: 39-56.
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