Ciudadanía Universitaria, Clima Emocional de aula, y Formación

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TITULO: CLIMA EMOCIONAL EN EL AULA, UN NUEVO CONCEPTO COMO
INDICADOR DE DESEMPEÑO ACADÉMICO
NOMBRE: Gloria Rivas Palma
CORREO ELECTRÓNICO: [email protected]
TEMÁTICA: SABER PEDAGÓGICO Y SABER DISCIPLINARIO, ¿Convergencia o
Divergencia?
Abstrac
Hoy las Universidades en Latinoamérica están en proceso de actualización de los Modelos Educativos
Universitarios en un intento de abordar el cambio de perspectiva en el “aprendizaje-enseñanza”. En
este camino a las reformas curriculares, con modelos educativos basados en competencias, se valora
enormemente todas las acciones internas que permitan avanzar en diferentes objetivos de formación y
crecimiento integral de sus alumnos, porque la “Gestión del Modelo Educativo” también comprende
el Desarrollo de habilidades y Actitudes, de sus alumnos.
Las Universidades tienen un dinamismo impresionante respecto a lo que significa construir
ciudadanía desde su perfil “Público”, la mayor parte de las veces vista desde su rol de instrumento
de Estado y desde su vocación de servicio público; desde su responsabilidad social con la Región,
fortaleciendo el empoderamiento de la ciudadanía desde las regiones; y su incorporación como
palanca de desarrollo regional a través de la Investigación y la extensión... es decir construir
ciudadanía desde la “Universidad Puertas Afuera”. Una perfil distinto y desde lo “privado” de esta
realidad Universitaria que construye ciudadanía y por tanto “actitudes y habilidades vinculadas a
saber ser y saber convivir, es “El clima emocional imperante en las aulas Universitarias”, el espacio
más interesante para ejercer la dimensión de actor en la Universidad, y luego en la sociedad.
CLIMA EMOCIONAL EN EL AULA, UN NUEVO CONCEPTO COMO INDICADOR DE
DESEMPEÑO ACADÉMICO
Gloria Rivas Palma
Socióloga
Unidad de Estudios Sobre Jóvenes y Ciudadanía Universitaria
Universidad del Bío-Bío
Ciudadanía Universitaria, Clima Emocional de aula, y Formación profesional ¿Convergencia o
Divergencia?
Se construye ciudadanía en sociedad cuando uno ejerce poderes o “empoderamiento” para
convertirse en actor y modificar la realidad. En este sentido, la ciudadanía es un conjunto de principios,
normas, valores que el sujeto social construye o que le es garantizado por un Estado en términos de
orientar la relación entre la persona y la sociedad.
Ciudadanía Universitaria, “neologismo” que invita a las instituciones de Educación Superior
a hacer de toda la experiencia “Universitaria” una instancia formadora. Es la mejor forma de contribuir
en el compromiso de la formación de capital humano avanzado, con egresados que sean “actores
sociales” y no solo “expertos en una disciplina”, mas cuando la Universidad, es un espacio formacional
que por lo general se declara fundado en los valores de la excelencia, pluralismo y convicción
democrática.
Ciudadanía Universitaria, es una idea en construcción, porque es dinámica a los espacios, a las
realidades y a las necesidades propias de los contextos Universitarios, y porque se construye
“comunidad Universitaria” junto a todos sus actores: Mundo académico, mundo estudiantil, y
funcionario. Y esta “Ciudadanía Universitaria” opera en una lógica de integración, y no opera solo
generando más espacios de discusión y/o participación para y entre los estudiantes, para y entre
académicos y funcionarios. Nuestra intención hoy, de traer este concepto a la discusión, en el marco
de los Modelos de formación Docente, y los problemas del saber pedagógico y saber disciplinario, es
precisamente porque el puente entre ambos es incorporar a los modelos educativos Universitarios el
Concepto de Ciudadanía Universitaria. Dejar de pensar la idea de formar en “Ciudadanía” fuera del
contexto de “aula”, pensando que es un actitud a desarrollar al interior de la organización estudiantil, en
las actividades extraprogramaticas, y en los movimientos de jóvenes Universitarios vinculados a la
acción solidaria.
Sin embargo, optar por él, es un arma de doble filo, el concepto “ciudadanía”
genera
resistencias. Se desconfía intrínsicamente de él a partir de un discurso político acabado y manoseado
por las diferentes veredas: oficialistas y de oposición. Difícilmente se le aprecia en su potencial de
carácter pedagógico y formador.
Hoy las Universidades, en este proceso de Actualización del Modelo Educativo Universitario
acorde a requerimientos y condiciones externas, y en su intento de abordar el cambio de perspectiva
en el “aprendizaje-enseñanza”, camino a una reforma curricular, con modelos educativos basados en
competencias, valoran enormemente todas las acciones que permitan avanzar en diferentes objetivos
de formación y crecimiento integral de sus alumnos, porque la “Gestión Modelo Educativo” también
comprende el Desarrollo de habilidades y Actitudes de sus alumnos. Sin embargo, pocas han visto
en el fortalecimiento de la Ciudadanía Universitaria a partir del aula, el mayor potencial formativo.
Mi impresión es que hoy las Universidades, tienen un dinamismo impresionante respecto a lo
que significa construir ciudadanía en sociedad , y en torno a ejercer una dimensión de actor, pero lo
hace desde su perfil “Público”, la mayor parte de las veces vista desde su rol de instrumento de
Estado y desde su vocación de servicio público; desde su responsabilidad social con la Región,
fortaleciendo el empoderamiento de la ciudadanía desde las regiones; y su incorporación como palanca
de desarrollo regional a través de la Investigación y la extensión... es decir construir ciudadanía desde
la “Universidad Puertas Afuera”, lo que hace necesario potenciar y fomentar que este dinamismo
opere en forma mas integrada, y que permita a los diferentes actores universitarios, reflexionar su
“mundo privado”, “su puertas adentro”, y poner en el tapete sus debilidades y fortalezas en conjunto y
plantearse unidamente a la tarea de modificar esas realidades no tan deseadas.
Una de esas realidades es “El clima emocional imperante en las aulas”, concepto que genera
también muchas resistencias, por un sobrevalorado y “fuerte academicismo Universitario”, y porque
hablar de clima emocional de aula, es hablar del estado de ánimo que se genera en ese lugar, y que a la
vez es el espacio más interesante para ejercer la dimensión de actor en la Universidad.
¿Por qué es tan importante?. Porque el fortalecimiento de habilidades transversales desde el
currículum formal y desde las instancias académicas requerirá tiempo. Se avanza a un
modelo
curricular flexible, pertinente e inclusivo, diseñado en un modelo por competencias, que permita entre
otras oportunidades de movilidad estudiantil, lo propuesto en el Informe Delors, (UNESCO-Paris,
1996: la agrupación de áreas del conocimiento, (que es a lo que nos invita con diplomacia este
Seminario Internacional de modelos de Formación Docente) para incorporar Competencias
disciplinarias y/o cognitivas: - “Saber conocer”, competencias de saberes técnicos: - “Saber hacer”,
competencias relacionadas con actitudes personales: - “Saber ser”, y competencias sociales: - “Saber
convivir”.
La importancia de este último, argumenta la siguiente interrogante: ¿Porque tan de moda este
nuevo aspecto emocional reconocido hoy como un nuevo indicador de desempeño de Calidad
Académica? Básicamente porque los modelos y paradigmas educativos tradicionales, dieron todo lo
que “pudieron dar”, incluso al interior de las Universidades, y hoy en día la crisis del modelo es tal,
que toda la modernización y Reforma del modelo curricular Universitario proveniente de la mismísima
Europa, hace hincapié en un modelo pedagógico nuevo: y esta vez la cultura de innovación
universitaria se sustenta en una nueva mentalidad de los docentes y una mayor participación de los
estudiantes, dando cabida a un aprendizaje formativo, activo y autónomo. Y esto no lo decimos
nosotros, lo dicen todos los expertos extranjeros que vienen a Chile a centrar a las Universidades
tradicionales en los enfoques del proceso de Bolonia y los Sistemas de Créditos Europeos ETCS,
doctores como el Sr. Antonio Medina Rivilla, catedrático español de la Universidad de Nacional de
Educación a Distancia (UNED).
Medina Rivilla
plantea que lo que resulta un gran obstáculo es el mal concepto de
innovación que ha tenido en la Universidad en general, el cual -a su modo de ver- implica un
cambio global en la manera de realizar educación. "No se debe transformar la tecnología en el centro
del proceso educativo, la innovación educativa exige que los profesores abandonen su visión
limitada a la sala de clases y realicen un proceso más global de la educación. La sociedad del
conocimiento exige "aprender a aprender", asociado a un proceso más analítico. La visión
innovadora implica que no deben seguir aprendiéndose los procesos fundamentales de la misma forma
“que hasta hoy". Es decir, se acabaron las odas endiosantes para los modelos que consideraron el rol
docente perdido en el olimpo.
ALGUNOS ANTECENDETES EMPÍRICOS
El Estudio Sociológico sobre Diagnóstico de Conducta organizacional Estudiantil 2004 de la
Universidad del Bío-Bío, ampliamente difundido sus resultados entre autoridades Universitarias,
decanaturas, jefaturas de carrera y grupos estudiantiles, revelo el grado de prioridad que los temas
vinculados a aspectos académicos tienen para los alumnos. Especialmente los vinculados a clima
emocional de aula.
La Investigación intentaba dar respuesta al fenómeno incipiente de conductas organizacionales
y estudiantiles altamente confrontacionales y violentas, que de un tiempo a esta parte venían a ser
mediáticamente la imagen que la prensa estaba posicionando de nuestra Universidad en la Opinión
publica local.
Debido a esto, parte de los objetivos era llevar a cabo un diagnostico de percepciones por parte
de la Comunidad Universitaria, una análisis de lo que se percibía de los flujos comunicacionales entre
organizaciones estudiantiles y bases, entre Servicios y estudiantes y entre académicos y alumnado. Las
herramientas y técnicas de investigación incluyeron como temática de análisis y opinión, la percepción
del clima emocional de aula vivido, indicadores que se pudieron agregar, por considerarse vinculantes
y presentes en cada área, y según cada contexto educativo.
Las pautas temáticas de la investigación fueron complementadas con los principios actuales
que determinan la importancia de generar climas emocionales en el aula de carácter proactivos. Los
indicadores se extraen de las proposiciones teóricas presentadas por el teórico e investigador
Juan Casassus en “La Escuela y la (Des) igualdad”. Entendiéndose por Clima Emocional en el aula:
ambiente emocional que prioriza las interrelaciones, consideración de las personas en sus dimensiones
cognitivas y emocionales, percepción de los docentes en cuanto a las causas de desempeño de sus
alumnos, Seguimiento y evaluación sistemática como actividades de apoyo al aprendizaje y sin un
carácter único de sumativa, normativa y controladora, planificación sobre lo comportamental y social
fortaleciendo principios de equidad y pluralismo de raza y genero, tipo de alianza de trabajo
participativo con los estudiantes desde la planificación curricular.
El análisis de los discursos de las entrevistas a docentes y estudiantes nos evidenció que el
Clima Emocional de Aula se percibe altamente deficiente. Este aspecto resulto ser el de mayor
preocupación para los alumnos e identificado como una gran debilidad del sistema Universitario,
superponiéndose a temas como: Capacidad de la infraestructura, servicios estudiantiles, fondos y
créditos para el financiamiento, organización estudiantil formal e informal.
Muchos se habrán preguntado entonces cual es la importancia de transformar esta percepción
debilitada del clima en las aulas Universitarias: Básicamente porque
en la educación, el clima
emocional da cuenta de un poco más del 50% del rendimiento que los alumnos tienen (Resultados de
Investigación de Juan Casassus, en la Escuela y la (Des) igualdad). Y el clima como fenómeno surge de
la relación docente- alumno, relación entre alumnos, y de la estructura energética del lugar aula. Y la
valoración de la emoción, esta dada hoy porque es reconocida como competencia trasversal propia de
los nuevos modelos curriculares universitarios basados en competencias.
Cuando los estudiantes evalúan deficientemente el clima emocional de aula están haciendo
referencias a por ejemplo una creciente desvalorización de la práctica pedagógica de Pre-grado por
parte de académicos en las universidades, es decir que los tiempos de apoyo que el docente debe
dedicar al apoyo y colaboración con sus alumnos, se ve fuertemente afectado por el tiempo que le
requiere la investigación, la asistencia técnica de proyectos y todos los otros indicadores de su buen
desempeño como académico Universitario, y los niveles de satisfacción profesional que estos últimos
tres le proporcionan, le definen el rango de mayor urgencia que le da a esto en desmedro del trabajo
directo de apoyo a sus estudiantes.
En este ir y venir de apuros y poco tiempo para la actividad de pregrado los estudiantes sienten
que hay un uso de la Evaluación (Certamen, trabajo escrito, práctico, examen) como medio permanente
de uso del poder, con criterios de evaluación por asignatura poco claros . Y es la sensación que queda
en las impresión estudiantil, cuando la agitada vida académica no les da respuesta al porque de una
nota, o el asumir evaluaciones de contenidos incompletos y por bastantes razones no bien aprendidos,
con docentes que siguen en la lógica de que el profesor que mas alumnos reprueba por semestre, es
mejor docente.
Hay una alta percepción, de que un grupo importante de docentes por carrera tiene un muy bajo
compromiso y pertenencia a esta. Se denota en su baja participación en actividades de integración, en
su esmero en cumplir rígidamente con los estipulados y reducidos horarios de atención, debido a su
permanente concentración en proyectos académicos que los externaliza y los hace menos
territorialmente estables y más trasnterritoriales. Claro que los alumnos tienen una valoración especial
por el grado de expertés, que van adquiriendo curricularmente sus académicos, situación que en la
UBB tiene cada vez mejores indicadores por carrera, pero siempre que este esfuerzo institucional no
vaya en desmedro de la calidad y capacidad pedagógica en el pregrado.
En fin, las percepciones no quedan ahí, las interrelaciones se aprecian como autoritarias y con
pronunciado verticalismo, los docentes directivos como Directores de Departamentos y Jefes de
Carrera son percibidos en su mayoría como distantes, verticalistas, y débiles en su gestión para
resolver necesidades y contingencias de tipo curricular, infraestructura e implementación académica.
ALGUNAS CONCLUSIONES
La nueva lógica de la interactividad, de la sociedad en red, de la globalización de los mercados,
de una reforma de enseñanza de enseñanza media que fortalece de apoco modelos mas constructivitas,
ha ido generando internamente en los estudiantes universitarios una valorización de las relaciones
interpersonales como medio de efectividad y eficiencia para el aprendizaje significativo.
Las Movilizaciones estudiantiles por los temas nacionales de financiamiento y acreditación,
fueron sin duda las mas significativas durante las ultimas décadas y a lo largo de los años, y los que
representaron la preocupación de las organizaciones formales e informales al interior de las
universidades, pero la expansión de la cobertura en educación superior hacia el 1 y 2 quintil, asegurada
por la ampliación de la cobertura arancelaria a través de créditos y becas para estos, permite vislumbrar
no el termino de las movilizaciones, si no el nuevo foco de preocupación, lo que ya vemos de cierta
forma en las organizaciones estudiantiles de la Educación Secundaria de nuestro país, quienes intentan
junto a los dirigentes universitarios, abrir la reflexión sobre la alta segmentación existente en la
Educación, en donde la calidad de ésta, será vinculante a la calidad y calidez en que se entrega el
servicio. No es menos, considerar y tener en cuenta que con la generación “Pingüinos” en las calles,
la sociedad chilena tiene asegurada no solamente una generación de reemplazo mas combativa sino una
generación que proclamará dentro de poco el pleno ejercicio de la ciudadanía, y en todos los ámbitos,
también en su pronta llegada a las aulas Universitarias y Nos interpelarán con la confianza en ellos
mismos que han ido desarrollando, y lo harán con un espíritu crítico que nos seguirá asombrando.
Retomemos a Medina Rivilla y a Juan Casassus. El último reflexiona sobre los cambios
paradigmáticos en los modelos de aprendizaje. En donde queda claro el desafío educativo y de
formación para las universidades de hoy que pretendan responder a la competitividad, a las demandas
sociales y al mercado laboral: “y eso se hace cuando se reconoce en el aula un mundo emocional,
cuando en esta actúan e interactúan personas emocionalmente educadas, que encuentran respuestas
emocionalmente adecuadas, en donde ese estimulan emociones constructivas y se disipan las
perturbadoras” (Casassus, 2005). Por otra parte “Los centros educativos deben preparar a los
estudiantes no sólo en una capacitación intelectual, sino también en una capacitación social"(Medina
Rivilla, 2005)
Para el Dr. Medina la nueva idea de interactividad implica una bidireccionalidad educativa,
claridad de relaciones, facilitación de mensajes y una implicación profunda con la comunicación
docente. Destacando la importancia de la reciprocidad docente-estudiante, se refirió a algunos
elementos presentes en esta interrelación, como la actualización de contenidos y la problematización
(relacionar contenidos con problemas reales).
Debieran incorporarse al curriculum objetivos planificados sobre lo comportamental.
Ninguna de las carreras del estudio, planifica e integra curricularmente estos aspectos. Intuitivamente
todos los docentes consideran fundamental trabajar sobre el tema de las habilidades sociales, sin
embargo se ven apremiados por los objetivos requeridos por el curriculum académico, especialmente
durante los dos primeros años.
Por eso este tema tiene una fuerte relación con el tema de Ciudadanía Universitaria,
“Uno de los primeros pasos para enseñar a los alumnos la importancia del sentido de la democracia y
de la ciudadanía, es convertir efectivamente el respecto de los derechos de los estudiantes en un
principio orientador de la acción pedagógica” (Luis Santa Cruz, 2004).
Hay muchos otros temas vinculantes a Ciudadanía Universitaria, y hoy quisimos hablar
de lo que pasa en el aula, mas aún cuando hay institucionalmente un esmero importante en fortalecer
indicadores de desempeño Académico, este es uno, y no deja de ser importante, cuando es el que
genera y potencia mejores rendimientos académicos de los alumnos, por tanto a futuro, un mayor éxito
en la colocación laboral.
Fomentar ciudadanía Universitaria, es también hacer del aula un espacio de lo público, dejar
atrás la idea de “Aula: espacio de puertas adentro de una Universidad”. El aula, debe ser también la
esfera de lo “público Universitario”. Ampliar lo “publico universitario” es crear espacios de decisión
interna para el Ciudadano Universitario: porque lo público le pertenece al ciudadano, y lo público no
puede ser monopolizado ni privatizado.
BIBLIOGRAFÍA:
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Santiago de Chile, Proyecto Principal de Educación.
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