LA FAMILIA Y SUS FUNCIONES Por Tomás Malmierca Hernández, Pedagogo. Vicepresidente de Acción Familiar Barcelona Tomado de «Prometeo» nº VIII /INVIERNO7PRIMAVERA 2000 Es imposible fijar el origen de la familia como núcleo básico de convivencia, pero no es dificil suponer que está directamente relacionado con la aparición del hombre sobre la tierra, ya que si el hombre, es un ser tan desprotegido al nacer, habrá necesitado de este ámbito de seguridad y de subsistencia, que sabemos que es la familia, para seguir existiendo y si, además ese hombre es un ser social por naturaleza, como se afirma con frecuencia, habrá que plantearse que desde que el mundo es mundo para los hombres, éste habrá sido testigo mudo de cómo la familia ha sido el principal marco de crecimiento en el desarrollo humano. La familia aparece apreciada en todas las culturas antiguas que se conocen y aunque en el siglo XIX hayan existido algunas culturas antropológicas (hoy consideradas de fantasías sin fundamento) afirmando lo contrario, la familia con una consideración más generalizada es la familia monogámica, con un carácter de unidad y de indisolubilidad y normalmente regida por un principio de autoridad que detentan el padre y la madre. E. Westermarck, The History of Human Marriage, 3 Vol, Londres 1891; confirma que en todos los pueblos con restos de culturas primitivas (pigmeos, bosquimanos, fueguinos, etc...), en su totalidad, se encuentra el aprecio hacia una familia monógama que con total libertad para constituirse otorga una cierta igualdad entre los hombres y las mujeres que se plantean constituirla (y que inclusive en todos los pueblos se aprecia una reprobación del adulterio). EN EL DERECHO NATURAL Son muchos los estudios que califican a la familia como una comunidad con derechos con preeminencia al Estado. La comunidad familiar es considerada desde antiguo como una institución de orden natural con un triple fin: la provisión de sus miembros (en los bienes corporales y espirituales que les son necesarios); la promoción de esos miembros y la incorporación de dichos miembros a la sociedad. En la mayoría de los documentos se la nombra como la célula de la sociedad, por tanto se exige al estado que ha de velar porque la familia pueda cumplir con todas las tareas y los deberes que le son propios. Hay que hacer notar que la única negación seria a esta cuestión fue propuesta desde el materialismo dialéctico que en su manifiesto comunista hablaba de que la familia burguesa fruto de la evolución de la familia más primitiva donde las relaciones sexuales eran promiscuas y fundada sobre valores y derechos tendría que desaparecer junto con la desaparición del capital ya que se trata de una institución sometida al proceso social. Como refutamiento a estas teorías nos encontramos con los comentarios de Lintón, según el cual, los únicos primates que viven en hordas promiscuas son los monos Araguatos de América de Sur, y no nos encontramos en su línea de descendencia. Todos los demás primates y homínidos son monógamos o bien polígamos aunque la mayoría de estas especies muestran una activa curiosidad sexual, insinuándose incluso a individuos extranjeros, pero siempre se trata de episodios que no destruyen las pautas «familiares». Hoy la gran mayoría de los estudios serios sobre la familia vuelven a considerar la tesis clásica de considerar a la familia como la célula, el germen más elemental, de la sociedad, de la que por expansión natural han nacido las tribus y otras formas de sociabilidad más superiores pero siempre fundamentadas en el vínculo de sangre y de la que también por degeneración del comportamiento humano o por los propios imperativos naturales se han producido situaciones familiares menos normales como las promiscuidades observadas en algunas razas aborígenes o los matriarcados conocidos en algunas zonas lejanas del planeta. En la evolución que se ha dado del concepto de familia tiene mucho que ver el cristianismo ya que desde aquel modelo que existía en Grecia y Roma y en muchos pueblos germánicos, patriarcal, más global y autoritario, se fue pasando a un modelo más definido y nuclear al considerarse que con un nuevo matrimonio se establece el nacimiento de una nueva familia. EN EL DERECHO CIVIL En muchos de los textos de derecho civil consultados se deduce que el contenido y sentido que se le da a esta palabra es siempre en sentido amplio y para referirse con él a grupos de personas que están unidas por vínculos de parentesco. En todos los regímenes de derecho civil la familia aparece como una comunidad orgánica formada por progenitores y procreados y en la que pueden participar otras personas por lazos de sangre o bien por el vínculo de sumisión a una misma autoridad. En un principio, histórico, fundamentada en el matrimonio (Elementos de derecho civil, tomo IV. José Luis Lacruz Berdejo. 1898). El legislador no crea a la familia, porque es tan antigua como la humanidad, tan sólo se limita a regular sus diversos aspectos, la unión permanente del hombre y la mujer (leyes matrimoniales); los efectos de la generación (las herencias); el parentesco (la adopción); el cuidado y tutela de los hijos (la patria potestad); etc. El manual de derecho civil en su apartado de derecho de familia, (tomo III de Daniel Albadalejo. 1986) considera que la familia es el grupo de personas compuesto por quienes están unidos en matrimonio y los hijos que se hallan bajo su potestad, aún emancipados que viven en el hogar paterno y materno. Pero en sentido amplio también la forman el grupo de personas que están ligadas por vínculo de parentesco matrimonial de sangre, de consanguinidad, de afinidad o de adopción. Sin embargo en el código de derecho de familia de Carlos Lasarte de 1997 se afirma que la idea de familia es tributaria de cada momento histórico y se resiste a ser encajonado en una noción concreta llegando a afirmar que no existe posibilidad de definirla porque está sometida al concepto que una mayoría de consenso le quiera dar. Si establecemos que la familia, como aparece en todos los códices y manuales de derecho, debe ser y es la célula de la convivencia social siendo el ámbito más natural e idóneo para el correcto desarrollo humano, podemos descubrir que existen varios argumentos «de peso» como para que se haga un esfuerzo por definirla y concretarla. Algunos de ellos son: -Filosóficos: Si son los padres los que otorgan el ser al hijo, será propio que lleven ese ser hacia la perfección humana y han de conseguirlo con su educación lo que requiere un marco legal bien constituido donde se asegure tal finalidad. -Psicológicos: Sólo en la familia se le reconoce a uno por lo que es y no por lo que hace y eso la capacita para crear el ámbito afectivo que todo ser humano necesita para su equilibrado desarrollo afectivo. -Éticos: Toda educación se sustenta en la coherencia de los valores vividos y un buen nivel de coherencia sólo puede darse cuando esos valores son diariamente vividos y por tanto conquistados y asumidos en un trato afable y confiado que tan solo puede darse en una familia, y por supuesto, bien constituida. Si se pretende elaborar códigos y leyes reguladoras de las situaciones de adopción y se considera que hay que permitir que sean determinadas familias las que puedan considerarse aptas para dichas adopciones, porque sólo en ellas los niños o las niñas adoptados van a encontrar el necesario equilibrio afectivo que les permita un adecuado desarrollo intelectual y emocional, será necesario que se defina qué es y qué no es una familia, para que se pueda concretar cuáles son las familias que suponen un entorno apropiado para asumir el importante papel de la adopción. FUNCIONES DE LA FAMILIA El hombre madura más tarde que cualquier otro animal y esto le hace incapaz de poseer independencia, en su vida, hasta que no ha cumplido bastantes años. Es por eso por lo que se le otorga a la familia, como su principal misión, la de hacer madurar, en un ámbito estable y afectivo, a los seres humanos. La experiencia nos ha enseñado, desgraciadamente para el hombre y afortunadamente para la actual salud de la familia, que cualquier socialización distinta a la que puede dar una familia, además de ser inferior a ella, imprime ciertos «estigmas» en el infante, sin familia, que marcan su comportamiento y sobre todo sus afectos para toda la vida. Se pueden considerar varias funciones principales para la familia que son: -La reproducción de la especie. La procreación de los seres humanos está claramente definida en la complementariedad de los cuerpos del hombre y de la mujer y además queda perfectamente avalada por la antigua y experimentada atracción que existe entre los seres humanos de diferente sexo. Estos encuentran en la posibilidad de tener un hijo la plasmación material de dicho amor y todo ello viene a representar un apartado más del proyecto de la creación existente para el hombre. -La transformación de un organismo biológico en un ser humano. Indudablemente la ley considera hombre o mujer con pleno derecho al nacido que ha cumplido, por lo menos, veinticuatro horas, pero la familia por su propia naturaleza tiene que considerar ser humano a todo organismo biológico desde el momento de su concepción. Desde ese momento, que se engendra fruto del amor, adquiere toda su dignidad, a partir de ese momento es querido y custodiado como un nuevo ser humano se merece y también, a partir de ese momento, es deseado y esperado como esa nueva persona distinta e irrepetible que tras nueve meses en el seno materno, estará preparada para vivir en este mundo y tras unos cuantos años al amparo de dicha familia, adquirirá su propio carácter de persona y estará entonces en disposición de seguir su proceso perfectivo aumentando su dignidad como ser humano. -La manutención física de sus miembros. El código civil actual en su artículo 143 y más concretamente el derecho de familia en el 68 dejan muy claro el deber de ésta de proveer de los alimentos necesarios (entendiéndose por alimentos todo lo indispensable para el sustento, la habitación, el vestido y la asistencia médica) para la subsistencia a los hijos tenidos del matrimonio, concretándolo en las personas del padre y de la madre o en su defecto en aquellas personas que por razones de parentesco les corresponda hacerlo. Son muchos los artículos del código civil dedicados a estos aspectos que incluyen, asimismo, las obligaciones que adquieren los padres que adoptan un hijo. -El armónico desarrollo psicológico que todos los seres humanos necesitan. Es en este apartado del mundo familiar poco asistido por el derecho, quizá por el desconocimiento tan grande que existe al respecto; no obstante son muchos los avances que se están produciendo en el campo de la psicología y algunos de ellos nos permiten afirmar que un ser humano que no haya tenido un correcto desarrollo afectivo, desarrollo que sólo puede dar correctamente la familia, tendrá en sus posteriores comportamientos señales de esas deficiencias en algún que otro momento de su vida. El modelo maternal y paternal se hacen necesarios en la evolución afectiva de los hijos, sobre todo durante el primer año de vida, y sólo con la recepción eficaz del amor de la madre y del padre, que son complementarios, se puede adquirir una estabilidad afectiva que asegure un comportamiento estable en todos los ámbitos de la convivencia social. -Aprendizaje en la socialización. Son muchos los acontecimientos sociales que nos impiden creer en la posibilidad de que algún día exista una sociedad bien estructurada y madura, en la que los hombres y mujeres se respeten unos a otros viviendo en completa armonía y paz, pero hemos de tener clara una idea y es que si esos hombres y esas mujeres no aprenden en el seno de sus familias, donde es el amor y el cariño el telón de fondo en el que se desenvuelven todas las relaciones existentes en la vida cotidiana, a aceptar e incluso a asumir las reglas de juego que son necesarias para vivir en relación con los demás, difícilmente podemos esperar que los hombres aprendan a vivir en paz.