La relación médico enfermo

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La relación médico enfermo
Historia y teoría
Pedro Laín Entralgo
Cap.IV
El momento afectivo de la relación médico
1ª Conceptualmente consideradas, la relación transferencial y la relación amistosa
stricto sensu son dos formas de relación interhumanas distintas entre sí.
La transferencia es un fenómeno instintivo. Su término, su “objeto” como suelen
decir los psicanalistas – es por lo tanto, una realidad genérica. La sed tiene como
objeto genéricamente , el agua; el instinto erótico del varón- lo diré con el
Arcipreste de Hita -, la hembra placentera; el impulso anaclítico, el padre en
cuanto tal o cualquiera que se comporte como padre; el impulso diatrófico, el hijo o
quien haga sus veces.
La amistad, en cambio es un fenómeno personal. Su término, por consiguiente, no
puede ser un objeto , ni una realidad genérica, tiene que ser una realidad personal ;
“una persona”, más exactamente “tal persona”
Lo mismo cabe decir en el caso de la relación médica, en la medida en que esta es
transferencia , su término- su objeto- se halla constituido por un psicoterapeuta,
para el paciente y por un paciente para el psicoterapeuta; esto es por realidades
humanas en principio conmutables.
2ª Distintas conceptualmente entre si, la relación transferencial y la relación
amistosa se funden unitariamente, con preponderancia mayor una de otra, en la
realidad óptica de la vinculación interhumana; es decir en lo real, efectiva y
concretamente en cada una de las relaciones entre un hombre y los demás. La
vinculación amistosa tiene como fundamento genérico la “buena voluntad” del
hombre, el buen empleo del libre albedrío de este respecto de otra persona.
Pues bien: así como la “inteligencia sentiente” (Zubiri), actividad intelectiva a cuyo
ejercicio pertenece la condición psicológica, orgánica, del sujeto que intelige, así la
voluntad del hombre es “voluntad tendente”, actividad volitiva unitariamente
realizada y fundida con las tendencias en que se manifiesta la índole somática e
instintiva del sujeto que quiere y ama.
De lo cual resulta que la vinculación dilectiva entre hombre y hombre será en unos
casos preponderantemente amistosa (según el sentido personal, interpersonal, de la
palabra) y preponderantemente transferencial.( según el sentido psicoanalítico e
instintivo del vocablo) , en otros.
3ª Cuando una relación preponderantemente amistosa e interpersonal se
intensifica- cuando se hace vehemente ( Platón) o hiperbólica (Aristóteles) pone en
conmoción la estructura instintiva de la personalidad ; con los cual los fenómenos
transferencia les, muy tenues y casi invisibles hasta entonces ganarán fuerza y
visibilidad
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4ª Cuando una relación preponderantemente transferencial e instintiva se depura y
personaliza, - con otras palabras: cuando sublimándose, manifiesta en forma de yotú lo que venía existiendo en forma de ello-, su término para de ser “objeto” a ser
sujeto; más exactamente a ser “persona”.
Amistad in genere es un modo de la relación interhumana caracterizado por tres
notas principales: la beneficencia, la confidencia y el gusto por la convivencia con la
persona determinada.
El modo específico de la amistad del enfermo con el médico es la confianza. Desde
su desvalimiento, le paciente confía en el médico, espera confiadamente en que este
le ayudará con alguna eficacia a reconquistar su salud. Nunca la esperanza del
enfermo- como toda esperanza genuina – deja de ser ambivalente, nunca carece de
una venilla de temor, no solo que a la enfermedad le “vaya mal”, más bien que “el
médico no acierte”
Su confianza, por otra parte posee una estructura, en la cual se articulan e
integran tres momentos distintos, confianza mayor o menor en las posibilidades de
la medicina y por tanto en el médico en cuanto tal, confianza mayor o menor en le
medico que lo atiende, en cuanto al individuo que posee los saberes y las técnicas
de la medicina vigente en aquel medio social; confianza mayor o menor en la
persona de ese médico, en lo que es como “persona”. Verbalmente realizada, la
confianza del enfermo toma forma de confidencia.
La amistad del médico hacia el enfermo debe ser ante todo, voluntada eficaz de
ayuda técnica, en definitiva, beneficencia técnicamente concebida y realizada, la
salud del enfermo para el médico es un bien, de otro modo no reesforzaría en
conseguirla
En suma: el médico se constituye un verdadero amigo del enfermo ofreciendo a
éste- no solo al enfermo, también a “tal” enfermo-todo lo que haya puesto en la
empresa de devolverle el bien objetivo de la salud.
1. La relación médica puede ser incorrecta por exceso o por defecto en la
efectividad de la vinculación amistosa. He aquí los tipos principales:
a. Intensificación abusiva de los fenómenos de transferencia y de contra
transferencia y la incapacidad técnica o moral del médico para hacerlos
pasar del dominio del ello a la esfera de la libertad
b. La excesiva frialdad sentimental del médico, cuando el enfermo exige
conciente o inconcientemente ser algo más que un mero “objeto” de una
operación técnica.
Esa frialdad puede ser en caso funcional (médico como mero funcionario de
la asistencia al enfermo), y en otros científica (la de investigador para quien
el paciente es un simple objeto de conocimiento ) de uno u otro medo siempre
perturbará más o menos la relación terapéutica y mermará la eficacia del
tratamiento.
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c. La tentación de transformar la “preeminencia funcional” que lleva el
ejercicio técnico de la medicina, en el tipo de conducta que M. Balint ha
llamado función apostólica, esto es, a idea de que la medicina no puede
alcanzar la perfección humana si el medico no procura convertir al paciente
a la visión del mundo que él, como medico y como hombre, considera óptima.
d. La seducción mutua, no necesariamente sexual, en que a veces cae el médico
y el enfermo( M. Balint), este aceptando con credulidad excesiva y
complacida lo que acerca de su dolencia le dice un enfermo lisonjero; este ,
halagando más o menos abiertamente el amor propio o la vanidad del
medico.
2. Puede viciarse o corromperse la relación medica, además cuando el afecto que
vincula la terapeuta y al enfermo no es amistoso.
a. Un excesivo apetito de lucro, en donde la amistad se convierte en una
“amabilidad táctica”
b. Una desmedida conciencia de derecho en el alma del enfermo, bien respecto al
medico mismo, en el que solo ve una persona poseedora y vendedora de técnicas,
bien respecto de una sociedad obligada a la asistencia medica y técnicamente
representada ante sus ojos por la persona del terapeuta.
“A igualdad de saber, el mejor medico es el más amigo” cabría añadir
completándola - porque el saber del medico y aún todo saber, se hace más certero y
acabado por obra del amor. Pedro Laín Entralgo ( pág 376)
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