¿Qué entendemos por Economía Social desde la Dirección Nacional de Fomento del Monotributo Social? El Ministerio de Desarrollo Social de la Nación tiene la firme convicción que la mejor política social es la generación de trabajo. En ese marco, el Monotributo Social tiene el fin de promover y fortalecer el desarrollo de actividades productivas, de comercialización y/ o de servicios que realizan emprendedores vinculados a la Economía Social y al Desarrollo Local. Por este motivo es importante aclarar con qué concepto de Economía Social trabajamos desde la Dirección de Fomento del Monotributo Social. En la VI Conferencia Internacional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 1988, se definió Economía Social como aquella parte de la economía nacional de un país, constituida sobre los cimientos de un sistema de unidades productivas que valoran al hombre como sujeto central de la actividad económica, lo que supone la preponderancia del trabajo sobre el capital, en razón de constituir el trabajo mucho más que un factor de producción ya que propicia creatividad, moviliza energías sociales, preserva la identidad de la comunidad, despliega la solidaridad y utiliza experiencia organizacional para satisfacer las necesidades individuales y colectivas. ¿En qué contexto surge la Economía Social y a qué situaciones intenta dar respuesta? El modelo neoliberal impuesto por el golpe de Estado en la década del ‘70 y profundizado en los años noventa ‘90, marcó un drástico cambio tanto en materia económica como en la relación Estado-sociedad. En todo el escenario latinoamericano hubo una fuerte y decisiva dependencia económica, tecnológica, cultural y hasta política ante dictaduras militares o gobiernos democráticos cómplices. En todos los casos, la primera consecuencia ha sido un sedimento de marginación que costará revertir, ya que este modelo agravó todas las variables sociales: desempleo, pobreza, exclusión social, etc. Es importante destacar que el neoliberalismo explica la conducta humana desde el interés individual, la propiedad privada, la familia y la competencia. Entonces la ley fundamental es una ética de resultados y no de principios. 1 Luego de décadas de neoliberalismo exacerbado, la situación social comenzó a desmejorar con la abrupta caída del desempleo, pero mostró su faz más cruda en la crisis de 2001-2002. Crisis económica y social caracterizada por la concentración económica y de ingresos, la privatización del Estado, el deterioro de los servicios públicos, el crecimiento de los niveles de pobreza, el desempleo, la precariedad laboral, etc., con lo cual este “modelo” fue excluyendo progresivamente a más amplios sectores de la sociedad. Surge con claridad que la Economía Social se presenta como una vía real de superación de la pobreza y de dinámicas eficaces de inclusión social, en contextos económicos caracterizados por elevados niveles de desocupación y por una acentuada inequidad socioeconómica. La economía popular, constituida por una multitud de pequeñas experiencias productivas, comerciales y de servicios a través de las cuales los trabajadores desocupados, grupos familiares y asociaciones solidarias buscan generar ingresos y satisfacer sus necesidades económicas, nace en la informalidad. Es la reacción espontánea de la sociedad ante una profunda transformación de los mercados y la economía que significó la marginalización y exclusión de gran parte de la población. De esta manera, la Economía Social o solidaria viene a intentar resolver no sólo la exclusión social, sino que nace como una nueva forma organizativa con una marcada finalidad social. Desde nuestra óptica este elemento es fundamental para comprender la importancia de estas experiencias ya que justamente la meta principal de la Economía Social es lograr la sustentabilidad integral de los trabajadores. Por eso consideramos que actuando conjuntamente con un Estado participativo como el actual se puede alcanzar sociedades más integradas tanto en el plano social como en el político y económico. Teniendo en cuenta lo mencionado anteriormente y conociendo la diversidad de definiciones e ideologías desde las que puede interpretarse esta temática, consideramos necesario mencionar que desde nuestro marco teórico podemos decir que la Economía Social busca designar un conjunto de emprendimientos económicos que se han ido desarrollando, diferenciándose de la empresa capitalista y de las formas de organización estatal, como así también de la iniciativas desconectadas de la economía popular de subsistencia. El sistema de la Economía Social es, sin dudas, una alternativa al capitalismo que puede mostrar sus logros basados en pilares de democracia y solidaridad. 2 Desde este punto de vista, la Economía Social está constituida por trabajadores que realizan actividades económicas, pero que además tienen una finalidad principal que es la reivindicación de que otra economía es posible, con justicia distributiva, calidad de vida y relaciones sociales solidarias. Siguiendo con esta lógica, afirmamos que la economía solidaria no rechaza al mercado sino que se inserta en él, pero reconfigura sus leyes ya que lo funda en la solidaridad, reemplazando las exigencias de la competencia por la superación de la cooperación, la participación y el asociativismo. Podemos agregar que la Economía Social no es exclusiva de los pobres, sino que se extiende y convoca a toda la sociedad. La Economía Social produce un ingreso para los trabajadores, como así también promueve la organización de la comunidad. Permite fundamentalmente construir vínculos solidarios, un espacio colectivo, a partir de la movilización y organización popular. Desde nuestra perspectiva, no se trata de una economía de pobres para pobres sino que la Economía Social, con herramientas como el Monotributo Social, entre otras, se enmarca en lo que se denomina “economía formal”, pero basada en lineamientos solidarios con aportes de organización popular desde y para la comunidad, reflejando nuevas políticas de mercado que trascienden a la economía capitalista tradicional. De esta manera, el Estado asume un rol activo en la incorporación de las personas en situación de vulnerabilidad social1 a la economía formal, mejorando sus condiciones y oportunidades. La necesidad de adjetivar la economía para denominarla economía “social” y/o “solidaria” surge de los significados con que carga hoy el concepto “economía”. Para el pensamiento hegemónico, el concepto “economía” remite a una forma particular de entenderla y de ejercerla. El capitalismo se ha apropiado a tal punto del concepto, que se hace dificultoso pensar que la actividad económica pueda basarse en preceptos diferentes que la competencia y la libertad de mercado. La economía sin adjetivaciones remite al modelo capitalista clásico, basado en la competencia. Robert Castel (1997): “Vulnerabilidad Social alude a situaciones de debilidad, de precariedad en la inserción laboral, de fragilidad en los vínculos relacionales; situaciones éstas en las que se encuentran una diversidad de grupos sociales y no solo los que se definen como pobres según las mediciones usuales. La vulnerabilidad no se agota en la pobreza, más bien la incluye.” 1 3 Hasta tanto la Economía Social y solidaria logre “carta de ciudadanía” –y esta es nuestra lucha- seguiremos necesitando de los adjetivos. Cuando la solidaridad y la justicia social sean condiciones estructurantes de la actividad económica, podremos prescindir de ellos. Referencias bibliográficas Razzeto, Luis “Inclusión Social y Economía Solidaria”. Ponencia presentada en el simposio latinoamericano “Inclusión social, dimensiones, retos y políticas”. Caracas. Mayo de 2006. Castel, Robert “La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado”. Paidós. Bs. As. 1997 Pastore Rodolfo E. “Un panorama del resurgimiento de la Economía Social y solidaria en la Argentina. Universidad Nacional de Quilmes. 2009. 4