EDAD MODERNA: KANT TEORÍA DEL CONOCIMIENTO Kant es un autor de la Edad Moderna (s. XVIII) que desarrolla su teoría del conocimiento en las obras Crítica de la Razón Pura y Prolegómenos a toda metafísica futura que haya de poder presentarse como ciencia. 1. Introducción: la crítica de la razón y el problema de la metafísica. De las tres preguntas que se plantea Kant, la primera ¿qué puedo saber?, hace referencia a dos cuestiones relacionadas entre sí: - ¿Qué es y cómo se origina el conocimiento y, en concreto, el conocimiento científico? - ¿Cuáles son los límites del conocimiento? ¿qué es lo que no puedo conocer? Kant es su obra Crítica de la Razón Pura, se va a plantear si es posible la metafísica como ciencia, y en todo caso, cómo es posible. Según Kant, la Historia de la Filosofía aún no ha conseguido establecer para la metafísica un estatuto científico. Mientras que en disciplinas como la geometría o la física ha existido unanimidad entre los expertos y se ha apreciado un avance y un progreso constantes, la metafísica tradicional se ha caracterizado por todo lo contrario: falta de unanimidad, constantes disensiones y ningún progreso. Kant, en la Crítica de la razón pura somete a análisis nuestro conocimiento intentando conocer su extensión, certeza y validez. Kant lleva a cabo un análisis de la razón, de sus capacidades y de sus límites. A este análisis de las capacidades y límites de la razón le llama “crítica” de la razón. Es preciso un planteamiento crítico. La novedad de la filosofía de Kant, lo más específico y característico, es su carácter crítico. La crítica es la que establece cuales son los límites de nuestra razón y por lo tanto si todo conocimiento está adecuadamente adquirido. Es preciso establecer un planteamiento crítico debido a que las filosofías anteriores a Kant habían derivado en dogmatismo (racionalismo) y escepticismo (empirismo). Aunque en un primer momento Kant se adhiere a las tesis del racionalismo, la lectura de Hume le hizo darse cuenta del dogmatismo inherente a esta corriente filosófica. Los planteamientos racionalistas son dogmáticos porque mantienen una confianza ciega en la razón, sin someter antes a análisis sus capacidades y limites. Sin embargo, tampoco se limita a seguir a Hume, ya que su empirismo radical también había conducido a la razón a un callejón sin salida, esto es, al escepticismo, a negar la posibilidad de fundamentar racionalmente cualquier conocimiento. Kant piensa que entre él y sus predecesores existe una gran diferencia a la hora de enfrentarse a los problemas relativos al conocimiento. Mientras que los pensadores anteriores trataban este problema sin tener delante un modelo, él tiene delante una ciencia constituida, una ciencia modélica, que le puede servir de paradigma. Esta ciencia no es más que la ciencia físico-matemática de Newton. 2. El conocimiento científico. Kant consideraba que una vez definido qué es el conocimiento científico- y establecidos los tipos de juicio que componen este conocimiento-, podría determinar qué disciplinas constituyen una ciencia, y cuáles no. Kant considera que el conocimiento científico se define a partir de las siguientes características: - Es un conocimiento universal. Los enunciados científicos son siempre verdaderos y se aplican a todos los individuos y casos particulares que se subsumen bajo dicho enunciado. - Es un conocimiento necesario. Los enunciados científicos no pueden ser de otra forma y negarlos supone una contradicción. - Es un conocimiento ampliativo. Los enunciados de la ciencia tiene que ampliar el conocimiento. Kant estableció cuáles eran los juicios que cumplían con las características de los enunciados científicos y para ello determinó y clasificó previamente todos los tipos de juicios existentes. 2.1. Los juicios. Kant analiza los elementos que constituyen todo conocimiento; concluyendo que el conocimiento está compuesto, en primer lugar por juicios. Por juicio entendemos “un enunciado objetivo acerca de algo”, es decir, toda la relación de sujeto y predicado bajo la forma “S es P”. Clasificación de los juicios: Juicios analíticos: son aquellos en los que el predicado está contenido en el concepto mismo del sujeto. Por ello, son meramente formales, es decir, su construcción no añade ningún conocimiento nuevo al que ya teníamos al conocer el sujeto del juicio. Por ejemplo, “el triangulo tiene tres lados”, “Todo soltero es no casado”. Este tipo de juicios es siempre verdadero, son tautológicos, ya que el predicado no hace más que repetir lo que dice el sujeto. Se llaman analíticos porque del análisis del sujeto se saca el predicado, sin necesidad de recurrir a la experiencia. Juicios sintéticos: son aquellos en los que el predicado no está contenido en el concepto de sujeto. Por ejemplo, “la pared es blanca”. El fundamento de legitimidad de estos juicios es la experiencia, ya que hay que recurrir a ella para saber si son verdaderos o falsos. Juicios a priori: son aquellos juicios que no dependen de la experiencia para su valor de verdad. Son válidos siempre por lo que son universales y necesarios. Juicios a posteriori: son aquel tipo de juicios que se obtienen “posteriormente a la experiencia” y como consecuencia no son universales y necesarios. Kant considera que estos juicios se reducen, en realidad, a dos: los juicios analíticos, que son siempre a priori (dado que se obtienen al margen de la experiencia) y los juicios sintéticos a posteriori (cuyo enlace sólo puede ser justificado a partir de lo que se observa en la experiencia) 2.2. Los juicios y las leyes de la ciencia. Las leyes de la ciencia no se expresan mediante juicios analíticos ni sintéticos. Los juicios analíticos, aunque son universalmente válidos, no nos dan conocimiento ya que lo que nos dice el predicado ya lo sabíamos al conocer el sujeto. Los juicios sintéticos, sin embargo, nos amplían nuestro conocimiento, pero no nos dan leyes universales y necesarias. Como Kant asume que el conocimiento científico tiene que ser universal y necesario, y dar información acerca de la experiencia, los tipos de juicios que hemos considerado, no nos servirían. Si resultase que no hay ningún otro tipo de juicios, la ciencia, sería imposible. Por ello, Kant intentará demostrar que existe otro tipo de juicios a los que llama juicios sintéticos a priori, que por ser a priori nos dan un conocimiento universal y necesario, y que por ser sintéticos, nos dan un conocimiento de la experiencia. Este tipo de juicios son los apropiados para expresar el conocimiento universal, necesario de la experiencia. La pregunta que a continuación se plantea Kant se refiere a cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la matemática, en la física, y si lo son en la metafísica. ¿Cuáles son las facultades humanas que intervienen en el proceso del conocimiento y que permiten que estos juicios sean posibles? La respuesta a esta cuestión se encuentra en la Crítica de la razón pura. 3. El giro copernicano. En primer lugar, hemos de señalar de qué presupuestos parte la obra. Kant adoptó sobre el problema del conocimiento una posición de síntesis entre el planteamiento de los pensadores racionalistas y los empiristas, es decir, de Descartes y Hume. De este modo, consideró que, para que hubiera conocimiento, era necesario que la razón aportase ciertas formas a priori (con independencia de la experiencia). Pero hacia falta, además, que junto con ellas se dieran ciertos contenidos de carácter empírico, es decir, procedentes de la experiencia. El conocimiento se inicia con las impresiones sensibles (que constituyen la materia), pero es el sujeto quien construye el objeto de conocimiento y reordena las impresiones sensibles dotándolas de una forma y una estructura. El conocimiento consiste, pues, en una síntesis de dos elementos: uno a priori- las formas aportadas por el sujeto de conocimiento- y otro a posteriori- las impresiones procedentes de la experiencia. Esta constatación modificaba radicalmente la manera de entender la relación entre el objeto y el sujeto de conocimiento. Se trataba, en palabras de Kant de un “giro copernicano”, ya que hasta el momento se consideraba que la mente captaba los objetos de forma pasiva y se adaptaba a ellos, mientras que para Kant no existe objeto de conocimiento hasta que las facultades humanas proporcionan la forma. Por tanto, lo que hay que estudiar es cómo conoce el sujeto. 4. Estructura de la Crítica de la razón pura. La Crítica de la razón pura se encuentra integrada por tres apartados que se corresponden con las tres facultades del conocimiento que distingue en el ser humano, en relación a las cuales señalaremos las condiciones trascendentales del conocer, esto es, las condiciones de posibilidad de todo conocimiento científico. Kant llama trascendental al conocimiento de que poseemos intuiciones y conceptos a priori y de cómo estos se refieren a la experiencia permitiéndonos organizarla para así conocerla. Los tres apartados son: La estética trascendental- que estudia la facultad de la sensibilidad-. La analítica trascendental- que estudia la facultad del entendimiento-. La dialéctica trascendental- que estudia la facultad de la razón-. 4.1. La estética trascendental. La estética trascendental se ocupa de las formas a priori de la sensibilidad y que son las condiciones de posibilidad de que haya objetos. La sensibilidad es una facultad receptiva puesto que consiste en la capacidad de captar receptivamente el mundo. Nuestra mente lo primero que hace es recibir impresiones o sensaciones que nos son dadas (materia) del exterior. Es la capacidad de tener intuiciones empíricas. Los sentidos aportan un conjunto de impresiones sensibles desordenadas y caóticas que el sujeto reordena y estructura. Es decir, existen en el sujeto unas formas a priori de la sensibilidad, que son las responsables de reordenar los datos que obtenemos por los sentidos y que Kant identifica con el espacio y el tiempo, y a las que también denomina intuiciones puras. El espacio y el tiempo son formas porque son los modos como percibimos todas las impresiones de la sensibilidad. Son formas porque pertenecen a la estructura del sujeto de conocimiento y no a lo dado en la experiencia. Por otro lado, a priori significa que son independientes de la experiencia. Son la condición previa a toda experiencia posible. 4.2. La analítica trascendental. En la analítica trascendental se estudia la facultad del entendimiento y trata sobre las condiciones por las que podemos pensar los objetos dados por la sensibilidad. El entendimiento es la capacidad de pensar un objeto dado por la sensibilidad. Por ello se puede definir esta facultad como la que unifica y ordena los fenómenos dados por la intuición sensible bajo unidades categoriales o conceptos puros. Si el espacio y el tiempo eran las formas a priori de la sensibilidad, las categorías son las formas a priori del entendimiento. Las intuiciones sensibles no pueden ser pensadas sin las categorías, sin los conceptos puros del entendimiento. El dato sensible necesita de las categorías para poder convertirse en objeto de conocimiento sensible. Las categorías se aplican a las intuiciones sensibles y se forman conceptos empíricos, que insertados en juicios forman los juicios sintéticos a priori. En síntesis: las formas o condiciones trascendentales del conocimiento que utilizamos para organizar nuestra experiencia, con las que construimos los juicios sintéticos a priori, son las REGLAS que utiliza nuestro entendimiento para construir el conocimiento a partir de los materiales que le proporciona la experiencia. Nuestro conocimiento necesita de estos dos elementos: la experiencia y las reglas a priori que ordenan esta experiencia. Esto quiere decir que: Nuestro conocimiento del mundo no puede ir más allá de los límites de la experiencia. No podemos conocer la realidad al margen de la experiencia como pretenden los racionalistas. Nuestro conocimiento parte de la experiencia pero no se reduce a ella, como defienden los empiristas, ya que es necesaria la participación de la razón a través de las categorías. Todo ello nos lleva a negar la posibilidad de conocer la realidad en sí misma, sin que el sujeto la haya ya sometido a sus propias leyes y estructuras. No percibimos las cosas tal y como son sino que nuestra razón construye una forma determinada de ver la realidad. Organizamos el conocimiento según unas reglas que poseemos y por lo tanto tenemos una manera determinada de representarnos los objetos de la realidad y no podemos saber si esta representación que tenemos se corresponde con la realidad. Esto lleva a Kant a distinguir entre: Fenómeno: nuestra forma de ver y conocer las cosas. Los objetos tal y como se nos aparecen a nuestra sensibilidad. Noúmeno: lo que las cosas son en sí independientemente de nuestra percepción de ellas. La realidad previa a la forma humana de conocer, y que no es posible conocer puesto que representa el límite de la experiencia. 4.3. La dialéctica trascendental: la imposibilidad de la metafísica como ciencia. La Dialéctica Trascendental examina la facultad de la razón y demuestra que la metafísica no es una ciencia. La razón intenta unificar lo dado por el entendimiento en unidades supremas. Las ideas de la razón se caracterizan por sobrepasar toda experiencia, y su función es reguladora. Sin embargo, cuando estas ideas reguladoras se toman como objetos de conocimiento se están utilizando ilegítimamente. Las categorías del entendimiento, aplicadas a las ideas de la razón, en lugar de a la sensibilidad, producen enunciados contradictorios, que son los que han caracterizado a la metafísica tradicional desde su origen. Las tres ideas de la razón han dado lugar a tres ramas de la metafísica: el alma, a la psicología racional, el mundo, a la cosmología, y Dios, a la teología. Alma, mundo y Dios son ideas que no se adquieren por intuición sensible alguna ni hacen referencia alguna a la experiencia o a la realidad fenoménica. Por eso, mediante estas ideas no conocemos nada. Podemos pensar en esas unidades, pero no conocerlas, porque son precisamente el límite donde nuestro conocimiento ha de detenerse. El límite del conocimiento es el límite de la experiencia posible. En conclusión: no se pueden establecer juicios sintéticos a priori sobre el alma, el mundo o Dios, porque son ideas de la razón que trascienden el mundo de los fenómenos, y por tanto, La metafísica NO es posible como ciencia. No podemos conocer aquellas realidades de las que no tenemos experiencia ninguna. Nuestro conocimiento está limitado a aquello de lo que podamos tener alguna experiencia. Si la metafísica no es posible como ciencia, ¿cuál es su papel? Durante muchos siglos, desde la filosofía griega, el hombre se ha empeñado en construir una ciencia que no está a su alcance. Kant pone de manifiesto este error. Sin embargo aunque la metafísica no es posible como ciencia, puede tener algún papel en el conocimiento del hombre. La metafísica es la expresión del afán del hombre por conocer la verdad. El ser humano no se conforma con un conocimiento limitado o incompleto de la realidad, aspira al conocimiento sistemático de todo. La metafísica en cuanto ideal sí tiene un papel en el conocimiento, nos recuerda que nuestro conocimiento no es completo y nos impulsa a aumentar el alcance de lo que sabemos.