ELABORACIÓN DE UN DOCUMENTO SOBRE IDENTIDAD

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Quiénes somos
Algunos rasgos de nuestra identidad
Caritas Diocesana de Bizkaia
27/03/2002
Prólogo
Lo que sigue no es una presentación exhaustiva de todo lo que Cáritas es o debe
ser. Existen ya otros documentos de más amplitud a los que remitirse, en especial
el titulado “Reflexión sobre la identidad de Cáritas” aprobado en 1997 en la
Asamblea anual de la Confederación. El Consejo Diocesano de Cáritas consideró
que era necesario ofrecer un instrumento sencillo y manejable que facilitara el
trabajo siempre abierto de construir y alimentar nuestra identidad. Encomendó su
elaboración a una comisión y, tras introducir las mejoras oportunas en el borrador
que le fuera presentado, aprobó el texto definitivo el 27 de marzo del 2000.
Este documento quiere:
 Complementar el trabajo realizado en el “Proyecto común”, respaldándolo con
una declaración explícita de la filosofía peculiar de nuestra organización. Una
filosofía que se presupone tras muchas de las formulaciones del “Proyecto”
pero que merece la pena recoger más claramente en un texto que pueda servir
para orientar algunas decisiones estratégicas de Cáritas Bizkaia a corto y medio
plazo.
 Facilitar la reflexión de las personas voluntarias y contratadas acerca de la
identidad de Cáritas. Aquí no se descubren cosas nuevas pero sí se llama la
atención sobre elementos que, aunque se están cuidando, siguen requiriendo
nuestra atención.
No se trata de asentir intelectualmente a una lista de rasgos más o menos
importantes. No se trata de aprenderlos de memoria o de enzarzarnos en sesudas
discusiones acerca de lo que significan. Se trata sobre todo de leerlos con el
corazón, de meditar sobre ellos y de rezar con ellos, dejándonos empapar poco a
poco por su contenido. Se trata de conseguir que, cada vez más, sean estos
rasgos los que inspiren nuestras actitudes, nuestras acciones y nuestros
programas, convencidos de que, si trabajamos unidos a Cristo y ponemos nuestra
confianza en su Evangelio, podremos dar mucho fruto.
Joseba Segura Etxezarraga
Delegado Episcopal
Bilbao, 19 de mayo del 2000
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Consta de dos partes:
 Una primera con carácter de declaración, en la que se presentan 9 RASGOS
de identidad que nos parece importante destacar.
 Una exposición de CONCRECIONES u orientaciones prácticas que se deducen
de los rasgos afirmados.
RASGOS
1. Cáritas, signo del amor de Dios
Cáritas no es una palabra castellana. La mantenemos porque queremos remitirnos
ya desde nuestro nombre a la fe cristiana. Con este término se expresa el amor
desinteresado de Dios por cada persona humana. “El nos amó primero”, dice S.
Juan. Dios desea que cada ser humano se desarrolle en plenitud y que, al hacerlo,
descubra que el mal, el sufrimiento, la opresión y la falta de sentido no son las
realidades definitivas. Pueden ser cambiadas y la vida de Jesús, muerto y
resucitado por nosotros, así lo demuestra. Ese testimonio es la mejor prueba de la
Cáritas del Padre. La experiencia compartida del amor de Dios congrega y nutre a
la comunidad de los creyentes, la Iglesia. Es también la experiencia fundacional de
la institución Cáritas. Desde ella descubrimos que los otros, especialmente los que
sufren, son amados por el Padre común. Desde ella descubrimos que los otros
deben ser amados porque comparten nuestra dignidad humana, y no porque nos
caigan bien, o porque nos den la razón, o porque nos ayuden a sentirnos mejor. La
dimensión más profunda del ser y de la acción de Cáritas sólo puede leerse desde
esta experiencia de fe compartida. Por eso necesitamos de la espiritualidad
cristiana para mantenernos frescos y fieles a nuestros orígenes.
2. Cáritas, como parte de la Misión de la Iglesia
La Iglesia tiene una triple misión: anunciar a Cristo como salvador, celebrar la
acción de Dios en nuestra historia y vivir a la luz del Evangelio. Palabra, liturgia y
testimonio. Tres dimensiones imprescindibles para la vida de la comunidad pero
que diversas organizaciones y servicios han de desarrollar en grados diversos. En
Cáritas nos centramos en el testimonio. Somos un instrumento para promover y
animar en nuestra Iglesia de Bizkaia el compromiso de las cristianas y cristianos a
favor de los pobres y en contra de la exclusión. Esta tarea es una dimensión
esencial del testimonio cristiano pero no lo agota. Muchas personas y
organizaciones sin relación con Cáritas ilustran con su manera de vivir otras
dimensiones y posibilidades del seguimiento de Jesús. Ese pluralismo de
compromisos y sensibilidades constituye una de las mayores riquezas de la Iglesia
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3. Cáritas, fomentando el “amor” en el horizonte de la “justicia”
La “opción por los pobres” reclama justicia, pero también “caridad”, un concepto
éste hoy desprestigiado pero que en la tradición cristiana encierra una rica gama
de significados irrenunciables (ver punto 1). Cuando decimos justicia queremos
decir reconocimiento teórico y práctico de la dignidad y de los derechos de cada
persona y de todas las personas. Sin horizonte de justicia, de reparto equitativo de
bienes sociales y económicos, la caridad puede resultar hipócrita y
contraproducente. Pero sin caridad, el ideal de justicia corre el riesgo de ser
racionalista y deshumanizado. Puede llevar a justificar las desigualdades con un
cómodo “cada uno tiene lo que se merece”. La caridad motiva la lucha contra la
desigualdad en la firme convicción de que todo ser humano es digno de ser amado
y lo es precisamente más, cuanto más necesitado esté. Por eso, la caridad no sólo
fundamenta las exigencias de la justicia, sino que las amplia hasta exigir una
justicia en grado mayor de la que parece “razonable” al mundo. La caridad
adecuadamente entendida tiene implicaciones socio-políticas que se concretan en
tareas necesarias: defender los derechos de los pobres, denunciar las situaciones
en las que estos se conculcan, proponer orientaciones oportunas para solucionar
sus necesidades y colaborar en la puesta en marcha de los cambios necesarios.
Para poder desarrollar estas tareas es muy importante que Cáritas preserve una
razonable independencia ante los poderes políticos y económicos. Al cuestionar el
sistema que engendra tanta desigualdad de oportunidades, la caridad adquiere así
los rasgos de un esfuerzo continuado por la justicia y por la transformación de las
estructuras de pecado. En esta tarea colabora con muchas otras organizaciones de
dentro y fuera de la Iglesia.
4. Cáritas, enraizada en la vida de las comunidades cristianas concretas
Cáritas necesita desarrollar fuertes lazos con las comunidades locales de las que
surge y cuyo compromiso transformador anima. Una vinculación abstracta o
meramente formal con el conjunto de la Iglesia de Bizkaia no es suficiente. Esa
Iglesia existe sobre todo en la vida de comunidades concretas, que anuncian a
Cristo resucitado, celebran la fe común y contribuyen a la mejora de las
condiciones de vida del barrio o del pueblo en medio del cuál se encuentran. La
vinculación de Cáritas con cada una de esas comunidades es uno de los elementos
esenciales de nuestra identidad. De esas comunidades surgen muchas iniciativas y
los recursos necesarios para ponerlas en marcha, de ellas salen los voluntarios y
voluntarias que nos inspiran y constituyen nuestra gran riqueza, ellas garantizan la
cercanía a los problemas locales y a las situaciones personales. Ellas son, en
definitiva, el origen del mandato que hemos recibido y la sabia de la que nos
alimentamos. Cáritas no puede entenderse si no está enraizada en la vida de las
comunidades concretas y en sintonía con el ministerio pastoral que las anima.
5. Cáritas, al servicio de los pobres y utilizando medios pobres
Desde el Concilio Vaticano II la Iglesia ha descubierto con renovado vigor la
prioridad del servicio a los pobres. Nosotros queremos convertir la “opción
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preferencial por los pobres” en nuestra inspiración fundamental. No queremos
trabajar “por” ellos sino “con” ellos y “junto a” ellos. Queremos prolongar la
actuación de Jesús, actualizar hoy y aquí los signos que El mismo realizó en medio
de ellos. Al servicio de esta tarea ponemos nuestro esfuerzo y nuestros medios. En
la elección de medios adecuados también nos jugamos mucho. Cristo no solo nos
anima a servir a los pobres. Quiere que lo hagamos con medios pobres como
corresponde a una Iglesia llamada a ser pobre. Queremos utilizar eficazmente los
recursos que la comunidad pone a nuestra disposición pero no podemos guiarnos
por la tiranía de la “eficacia” y de la racionalización a toda costa. Esta filosofía
peculiar nos obliga a estar alerta sobre el carácter y la dimensión de las obras de
Cáritas.
6. Cáritas, alimentada en el trabajo del voluntariado
El voluntariado es, en nuestra organización, un activo vital e imprescindible. El
voluntariado expresa mejor que ninguna otra realidad la gratuidad del amor de
Dios y su compromiso desinteresado con la construcción del bien común. La
peculiaridad de Cáritas se percibe con una nitidez característica en la disponibilidad
de nuestros voluntarios y voluntarias. Ellas y ellos son signo profético del Evangelio
en medio de un mundo en el que prevalece la búsqueda del propio interés, y
donde muchos creen que todo se compra y se vende. La profesionales
especializados son imprescindibles para la promoción y el desarrollo de programas
y actividades concretas de naturaleza compleja. Pero su necesidad no puede nunca
ocultar o desdibujar una intuición que ha sido y será esencial en la vida de la
Iglesia: la importancia clave que el trabajo no retribuido, espontáneo y
desinteresado tiene para cualquier sociedad que quiera preservarse como
auténtica comunidad humana. Reconociendo al voluntariado el protagonismo que
le corresponde en los procesos de decisión y potenciando la calidad de su
formación, limitaremos más eficazmente el riesgo de burocratización que planea
sobre la vida de cualquier organización compleja.
7. Cáritas, cuidando la calidad del trato humano por encima de todo
En la acción caritativa y social existe el peligro de que las personas y los colectivos
menos favorecidos sean percibidos como “casos” a los que atender. Esta
percepción fría que desnaturaliza y tecnifica la relación de ayuda es un riesgo tanto
de las actuaciones tradicionales como de los más modernos sistemas de servicios
sociales. Para Cáritas los pobres y los excluidos son, ante todo, seres humanos que
buscan desarrollar su capacidad de tomar decisiones maduras y asumir el control
de su propia vida, tanto individualmente como en grupo. Estamos convencidos de
que el elemento nuclear de la acción caritativa y social es la interacción humana.
Por eso debemos cuidar especialmente la calidad de esa relación. Debemos
potenciar y cultivar los espacios de relación humana, desarrollando una
espiritualidad de la acogida y del respeto al diferente.
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8. Cáritas, respetando la peculiaridad de otros carismas
Cáritas no agota el testimonio cristiano a favor de la justicia y en contra de la
pobreza. Comunidades religiosas, institutos de vida consagrada, grupos y
movimientos diversos, instituciones, asociaciones y testigos ejemplares,
demuestran con su vida y su compromiso que el testimonio cristiano no puede
reducirse a nuestras actuaciones. No podemos olvidar que la historia de Cáritas es
relativamente reciente si la comparamos con los 2000 años de caridad en la vida
de la Iglesia. En todo caso, y desde el respeto a la peculiaridad de cada carisma y
al pluralismo de actuaciones, Cáritas está llamada a promover la coordinación de
iniciativas en el ámbito de la acción caritativo y social. Esta coordinación no puede
imponerse. Nuestra capacidad de convocatoria no queda garantizada por la
recepción de ninguna encomienda superior. Ha de ganarse a pulso: acogiendo con
sensibilidad los proyectos y programas que han surgido fuera de nuestra
organización, valorando los esfuerzos de otros grupos y comunidades,
desarrollando servicios de calidad que se conviertan en referencia para otras
actuaciones, ...
9. Cáritas, abierta a todos los pueblos
El ámbito natural de acción de Cáritas Bizkaia el territorio de la diócesis. Sin
embargo, en un mundo interdependiente como el nuestro, la lucha contra la
pobreza nos obliga a sentir como propios los problemas de muchas hermanas y
hermanos más allá de nuestras fronteras. La práctica del amor cristiano debe
abrirse a las necesidades de otros pueblos, tanto más cuanto nuestro bienestar
está en parte construido sobre su sufrimiento (SRS 16). Si les diéramos la espalda
estaríamos negando a Jesucristo, promotor del amor universal. Desde el respeto y
la colaboración estrecha con otras organizaciones activas en el ámbito de la
cooperación internacional, queremos contribuir a que en la comunidad cristiana y
en la sociedad se fortalezca el deseo de construir verdadera fraternidad con otros
pueblos: dando a conocer su situación; canalizando iniciativas que buscan
promover su desarrollo o paliar situaciones catastróficas; acogiendo a quienes,
huyendo de la miseria, se acercan a nosotros anhelando una vida más digna; y,
sobre todo, recordando que la mayor de las catástrofes es la situación de
empobrecimiento a la que, ante la indiferencia de muchos, parece condenada gran
parte de la humanidad.
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1. Cáritas, signo del 1.
amor de Dios
Tanto en trabajadores como en voluntarios caben diversos grados de
identificación con la peculiar filosofía de nuestra organización expresada en
estos nueve rasgos. Pero siempre resultará necesario que todos los miembros
de Cáritas conozcan los elementos fundamentales de esa identidad y sepan
valorarlos adecuadamente. Por eso la organización ha de promover
constantemente foros de profundización en todos estos rasgos.
2.
Los voluntarios han de conocer, respetar y comprometerse a crecer en la
asunción de esa identidad. Este compromiso puede recogerse en el "acta de
compromiso del voluntariado".
3.
En la contratación de trabajadores, supuesta la igualdad en competencia
técnica, ha de preferirse aquellos con una identidad cristiana clara y una
inserción eclesial bien definida.
4.
Es necesario cuidar y alimentar con medios eficaces la dimensión espiritual del
compromiso de todos los miembros de Cáritas. Este rasgo sólo será verdad si
dentro de la organización hay muchas personas que viven su trabajo como una
colaboración con el amor que Dios sigue demostrando al mundo.
5.
Creación de un equipo de identidad (Director, Delegado, voluntarios,
trabajadores, asesoría externa) para apoyar la reflexión interna. Trabajaría en
conexión con el equipo de formación.
2. Cáritas, parte de la 1.
misión de la Iglesia
Creación de una mesa de relación con la Delegación Diocesana de Liturgia y
las relacionadas con la Evangelización, para que se vea la única misión de la
Iglesia
2.
Creación de una mesa diocesana de Acción Social que recoja todas las
sensibilidades y compromisos.
3.
Promover, animar y acompañar el compromiso en nuestras parroquias (charlas,
reuniones, presencia en la formación de laicos y presbíteros, campañas…)
3. Cáritas al servicio 1.
de los pobres y
utilizando
medios
pobres
Desarrollar el "Proyecto Común" en este punto. Garantizar progresivamente
que la programación y presupuesto de CDB sean fruto de un discernimiento
realizado desde el CDC de todas las programaciones y presupuestos de las
Cáritas de la Diócesis, de forma que se puedan priorizar los proyectos más
necesitados y con los medios más acordes al estilo de Cáritas. Se necesitará un
equipo que apoye las programaciones y presupuestos en los territorios.
2.
Revisión de nuestros medios: humanos, materiales y de herramientas…
3.
Revisar el tamaño de las obras.
4. Cáritas, alimentada 1.
en el trabajo del
voluntariado
2.
Fortalecimiento de los programas de voluntariado y formación, atendiendo al
desarrollo territorial.
Priorizar los programas con voluntariado.
3.
Acta de compromiso del voluntariado: revisión de dichos compromisos.
4.
Sensibilización de las comunidades.
5.
Profesionales con carácter de voluntarios.
5. Cáritas cuidando la 1.
calidad
del
trato
humano.
2.
3.
Desarrollar una espiritualidad de la acogida incondicional y del respeto al
diferente.
Huir de la tentación de considerar casos a las personas. Recta utilización de las
fichas, para acompañar procesos.
Procurar la mejor calidad de vida posible.
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6.
Cáritas, 1.
fomentando el amor
2.
en el horizonte de la
justicia.
3.
Garantizar la independencia ante cualquier tipo de poder.
Colaboración con otras asociaciones.
Posibilitar lugares de encuentro con los poderes públicos y civiles en que
Cáritas pueda aportar su compromiso transformador, pero garantizando su
función anunciadora y denunciadora.
4.
La mejor denuncia es hacer las cosas bien.
5.
Cáritas no puede asumir un papel exclusivamente subsidiario de instituciones
públicas o sociedad civil. La peculiaridad de nuestra aproximación justifica
que, en ocasiones, podamos mantener programas que otros ya están haciendo a
su manera.
6.
Debemos evitar mantener obras que se perpetúen por sí mismas. La última
justificación de nuestro trabajo es la llamada de Dios que percibimos en las
necesidades humanas siempre cambiantes. Por eso debemos mantener una
organización ágil, capaz de responder con flexibilidad a nuevos retos.
7. Cáritas, enraizada 1.
en la vida de las
comunidades
cristianas concretas.
2.
La organización ha de cuidar y promover el desarrollo de las Cáritas
territoriales. Los servicios generales deben priorizar su disponibilidad para
atender a las demandas de las parroquias y de los sectores pastorales.
3.
Cáritas ha de tomar parte en los Consejos parroquiales, sectoriales y vicariales.
4.
Conveniencia de que los voluntarios y trabajadores participen en las
comunidades eclesiales. Quien quiera vivir su pertenencia a Cáritas con plena
coherencia ha de vivir su fe en el seno de una comunidad cristiana concreta,
participando de sus celebraciones y colaborando de forma activa en algún
aspecto de su misión.
Se han de crear lugares de encuentro de las Cáritas de cada Vicaría que
posibiliten la representación real en el CDC
8. Cáritas respetando 1.
la peculiaridad de
2.
otros carismas.
Mesa diocesana de Acción Social.
9. Cáritas, abierta a 1.
todos los pueblos.
2.
Trabajar con Misiones Diocesanas formas de realización de este rasgo.
3.
Promover, animar y acompañar iniciativas.
Programar acciones concretas que vayan más allá de las emergencias hacia la
promoción de las regiones más pobres.
Acoger a quienes huyen de la miseria de otros pueblos; promover empresas
que den cobertura a esos emigrantes.
8
EXIGENCIAS
 Tanto en trabajadores como en voluntarios caben diversos grados de
identificación con la peculiar filosofía de nuestra organización expresada en
estas 9 notas. Pero siempre resultará necesario que todos los miembros de
Cáritas conozcan los elementos fundamentales de esa identidad y sepan
valorarlos adecuadamente. Por eso la organización ha de promover
constantemente foros de profundización en todos estos rasgos.
 Quien quiera vivir su pertenencia a Cáritas con plena coherencia ha de vivir su
fe en el seno de una comunidad cristiana concreta, participando de sus
celebraciones y colaborando de forma activa en algún aspecto de su misión.
 Es necesario cuidar y alimentar con medios eficaces la dimensión espiritual del
compromiso de todos los miembros de Cáritas. El rasgo 2 sólo será verdad si
dentro de la organización hay muchas personas que viven su trabajo como una
colaboración con el amor que Dios sigue demostrando al mundo.
 En la contratación de trabajadores, supuesta la igualdad en competencia
técnica, ha de preferirse aquellos con una identidad cristiana clara y una
inserción eclesial bien definida.
 La organización ha de cuidar y promover el desarrollo de las Cáritas
territoriales. Los servicios generales deben priorizar su disponibilidad para
atender a las demandas de las parroquias y los sectores pastorales.
 Cáritas no puede asumir un papel exclusivamente subsidiario de instituciones
públicas o sociedad civil. La peculiaridad de nuestra aproximación justifica que,
en ocasiones, podamos mantener programas que otros ya están haciendo a su
manera.
 Debemos evitar mantener obras que se perpetúen por sí mismas. La última
justificación de nuestro trabajo es la llamada de Dios que percibimos en las
necesidades humanas siempre cambiantes. Por eso debemos mantener una
organización ágil, capaz de responder con flexibilidad a nuevos retos.
 Poner en marcha una “mesa diocesana de acción social.”
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Identificación de trabajadores y voluntarios con el ideario. Ideas sueltas
El pluralismo de nuestra sociedad no aconseja que todas las personas que trabajan
en Cáritas sean creyentes. Pero al menos habría que esperar de ellos que se
incorporasen de buen grado al enfoque específico de esas instituciones, y que las
dejaran actuar con transparencia de acuerdo con su identidad.
Trabajar por los pobres, con los pobres
Quizás la expresión más decisiva de nuestra peculiaridad ha de manifestarse en el
estilo mismo de nuestras actuaciones: dar primacía absoluta a la persona y ello
significa escucha, cercanía, acogida, presencia. El encuentro con el pobre significa
salir de nuestro mundo y acercarnos al suyo. Ir a los pobres significa, por lo
menos, el esfuerzo generoso de cambiar la perspectiva desde la que se mira el
mundo, ver el mundo desde su óptica.
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Resumen de los comentarios del Consejo de Cáritas al Documento sobre
Identidad (Octubre de 1999)
(En lo que sigue se omiten referencias a personas por facilitar la presentación ordenada del
conjunto.)
Interés y oportunidad del documento
 Se ha acertado con el lenguaje aunque, inevitablemente, es un documento todavía denso.
Especialmente en sus puntos 1 y 2, muy importantes para situar adecuadamente la peculiaridad
de nuestra aproximación, pero que presuponen cierta familiaridad con el lenguaje teológico.
 El texto enriquece ideológicamente el proyecto común, lo completa en una dimensión teológica
que allí no se había abordado suficientemente.
 Resume los elementos fundamentales de nuestra identidad, la mayoría de ellos consustanciales
a nuestro ser y algún otro, quizás más coyuntural.
 Es más sencillo, más legible y más adaptado a nuestra situación que amplios documentos sobre
identidad de la confederación.
 Se trata de un documento accesible que se puede estudiar y comentar con aprovechamiento
tanto en los grupos de voluntarios como entre los trabajadores.
 Va a ser de gran ayuda tanto para los que estamos dentro, como para los que se incorporen en el
futuro porque proporciona criterios para plantear la adhesión a la organización.
 Continúa el esfuerzo de clarificación de la identidad iniciado en la fase anterior pero que no
acabó de cuajar entonces.
 Peligro: que pudiera ser utilizado rígidamente por alguno como instrumento para deslegitimar o
incluso excluir a los que no lo comparten plenamente.
Aportaciones al documento
(Las aportaciones siguientes no se debatieron en el Consejo. Queda a criterio de la Comisión
redactora valorar su oportunidad)
Convendría:
- Hacer más fácilmente comprensible la expresión “tiranía de la eficacia y de la racionalización a
toda costa” (p. 3).
- Incluir en el punto 9 la necesidad de colaborar con otros grupos desde el respeto y sin
interferirse unos a otros.
- Evitar la palabra “caridad”, caduca y con imagen imposible de redimir.
- Reflejar el protagonismo de los voluntarios en los procesos de decisión, su papel de cara a
compartir responsabilidad con los profesionales.
- Formular nuestro deseo de trabajar con los pobres, contando con ellos para no dar la impresión
de que se trabaja para ellos pero sin ellos.
- Introducir al comienzo un apartado haciendo referencia a los diversos niveles posibles de
identificación con el proyecto, o tal vez no.
- Cambiar el orden: 1, 2, 6, 7...
La comisión redactora estudiará las propuestas y redactará un texto que se someterá a la aprobación
del consejo en una futura reunión.
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Temas pendientes abiertos a una reflexión posterior
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-
¿Qué hacer con los candidatos a voluntarios que no se consideran cristianos? Se trata de un
fenómeno nuevo, particularmente significativo allí donde Cáritas tiene programas que
despiertan el interés del voluntariado juvenil. Respecto a este problema, conviene distinguir la
necesidad de clarificar y afirmar la identidad de la organización – el objetivo de nuestro
documento - , de la cuestión del grado de identificación de los miembros con esa identidad.
Ambos temas están relacionados, pero no conviene confundirlos. El documento supone una
aportación al proceso de reflexión permanente sobre nuestra identidad, la cuál debe estar
siempre lo más clara posible. Luego caben diversos grados de identificación con el proyecto,
siempre que se garantice una masa crítica suficiente de personas que lo asumen sin reservas. A
partir de aquí tal vez se debería tener un criterio abierto respecto a la posibilidad de que
personas sin una identidad cristiana definida pudieran colaborar en la organización supuesto el
respeto básico hacia el ideario. De todos modos éste es un tema abierto que requiere más
reflexión y que no puede clarificarse en un documento con otros objetivos.
¿Cómo plantear el tratamiento del documento en territorios y entre los trabajadores?
(a) Los trabajadores en su mayoría están centrados en el ejercicio de sus responsabilidades
profesionales. Por eso es necesario plantearse cómo meter este asunto de manera que no
resulte forzado, ficticio, formal, ni tampoco nadie tenga la impresión de que se entra como
elefante en cacharrería. Se excluye la conveniencia de tratar el asunto en una asamblea
general, convocada al efecto. Lo razonable parece que, a partir de una reunión de
responsables de departamentos, se pueda pensar en el modo más adecuado de tratar este
tema, procurando aprovechar las estructuras de funcionamiento ordinario de la
organización.
(b) Respecto a los territorios, existe la duda de si convendría posponer el tratamiento del tema
al próximo curso académico, porque al parecer las agendas del corriente están ya muy
cargadas. En la próxima reunión se tomará una decisión definitiva al respecto.
Propuesta concreta en relación con ambos temas: convendría preparar una versión más ligera
del texto para presentar a los nuevos voluntarios que se acercan por primera vez a Cáritas, un
texto que diga cosas pero que atraiga, que no asuste de entrada.
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