ENTREVISTA A JUAN-RAMÓN LACADENA “Se puede hablar de “vida sintética”, pero no de “crear vida” • La Genómica constituye hoy el centro de la Biología. • El componente ambiental puede interferir con la expresión de los genes. 1. ¿Qué balance hace de estos primeros 12 años desde que se logró descifrar por primera vez el genoma humano? ¿Se han cumplido aquellas expectativas iniciales? Empezaré por dar la respuesta final. En mi opinión, taxativamente sí. De hecho, el Proyecto Genoma, iniciado hacia 1990, se dio por concluido antes del tiempo previsto. En febrero de 2001 los dos grupos que competían en la carrera científica hicieron públicos en las revistas científicas Science y Nature los dos primeros “borradores” del genoma humano y en el año 2004 el Consorcio Internacional de Secuenciación del Genoma Humano presentó el resultado final que prácticamente agotaba el proyecto. La carrera científica se libró entre dos grupos de investigación: uno privado, liderado por el Dr. J. Craig Venter en la compañía norteamericana Celera Genomics, y el otro formado por un consorcio público, coordinado por el Dr. Francis Collins de los Estados Unidos, que incluía a veinte laboratorios de seis países científicamente poderosos como son los Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Japón y China. Aunque el 26 de junio del año 2000 se hizo llegar al mundo la noticia de que ambos grupos contendientes habían llegado ex aequo a la meta (como en las carreras ciclistas), en mi opinión la realidad es que la carrera la había ganado el Dr. Venter al frente de la compañía privada Celera Genomics. A partir de ahí se abrió la era de las aplicaciones del Proyecto Genoma Humano como base de la Medicina Genómica del futuro (Farmacogenómica, Farmacogenética, Nutrigenómica, Toxicogenómica, etc.) con nuevas extensiones como son los varios Proyectos Genoma Cáncer que hay actualmente en marcha en el mundo, el Proyecto de los 1.000 Genomas, etc. 2. ¿Permitirá la genética la medicina personalizada para cada paciente? La farmacogenómica a la que hacía referencia en la pregunta anterior es precisamente lo que se viene a llamar “medicina personalizada”. ¿Por qué dos pacientes que tienen la misma enfermedad responden de forma distinta al 2 mismo medicamento, de manera que uno se cura y el otro no? ¿Por qué, aunque los dos se curen en uno de ellos los efectos secundarios son importantes y en el otro no? La explicación tiene que ver con el hecho de que los fármacos utilizados son moléculas químicas que pueden reaccionar en las células del organismo del paciente con otras moléculas, que actúan como receptores, como transmisores o como efectores. Como ambos pacientes tienen genotipos distintos, las moléculas químicas codificadas por genes diferentes explican las variaciones en las respuestas. De ahí la importancia de la “medicina personalizada”. Ahora la cuestión está en saber cuándo estarán disponibles en el mercado a precios asequibles secuenciadores automáticos capaces de secuenciar el genoma en tiempos no muy largos. El escenario futurible que se imagina es que el paciente llevará a la consulta, en un CD, su genoma y el doctor que le atienda comprobará, por medio de un aparato lector, la región del ADN que tenga relación con la enfermedad concreta que se pretende curar, obteniendo la información genética que le indique cuál es el tratamiento personalizado más adecuado de acuerdo con el genotipo del paciente. 3. ¿Cuál es el papel que juegan los sectores público y privado en la investigación genómica? ¿Cómo se podría articular una relación favorable para ambos sectores? La Genómica constituye hoy el centro de la Biología. No solamente se trata del desarrollo del Proyecto Genoma Humano antes mencionado, sino que se han abierto nuevos campos de investigación, como son la Genómica ambiental y Metagenómica, que permite estudiar la biodiversidad invisible (como son el Proyecto Genoma Océano, el Proyecto Genoma Aire y el Proyecto Genoma Tierra), y la Genómica Sintética. Estos nuevos campos de la Genómica están siendo desarrollados principalmente por los grupos de investigación que dirige el Dr. J. Craig Venter en el sector privado. Una cuestión que a veces enfrenta a la investigación genómica en el ámbito privado y el ámbito público es la de las patentes de genes humanos. ¿Se pueden patentar los genes humanos? ¿Se puede decir que el genoma humano es patrimonio de la humanidad? La Declaración Universal de la UNESCO de 1997 sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos establece que, “en un sentido simbólico”, el Genoma Humano es Patrimonio de la Humanidad, quedando abierta la posibilidad de patentar secuencias parciales o totales de los genes humanos. En España, la Ley de Patentes ajustada a una Directiva de la Unión Europea autoriza tales patentes. Los requisitos para que una oficina de patentes acepte una solicitud son tres: que se trate de una invención y no solamente de un descubrimiento, que dicha invención sea novedosa (es decir, que aporte algo nuevo al “estado del arte” de la cuestión) y que tenga una utilidad práctica. En las oficinas de patentes más importantes del mundo (Estados Unidos, Europa, Japón, etc.) se han concedido ya muchas patentes de secuencias de genes humanos. Ante esta situación muchas personas se rasgan las vestiduras, pero yo me pregunto si no se está sacralizando el ADN humano. En mi opinión, no hay problema bioético en la aceptación de las patentes de genes humanos. 3 4. Genetistas estadounidenses, como Craig Venter, han anunciado la producción de una célula controlada por ADN elaborado por el ser humano, un paso que, según se ha publicado en algunos círculos, acerca la ciencia a la creación de vida artificial... ¿Qué opinión le merece? El 24 de enero de 2008 la versión on line de la revista Science daba la noticia de que el grupo de investigación dirigido por el Dr. J. Craig Venter había sintetizado químicamente un genoma bacteriano completo por primera vez en la historia de la ciencia, abriendo las puertas a la Genómica sintética. Una vez sintetizado el genoma, el paso siguiente fue introducirlo en una célula bacteriana previamente desprovista de su propio genoma, de manera que el ADN sintetizado químicamente sustituya al original y que la información genética contenida en la molécula de ADN sintético sea capaz de expresarse en la célula bacteriana. Es algo así como si se cambiara el disco duro de un ordenador. Aunque los medios de información que difundían la noticia utilizaban la expresión “creación de vida en el laboratorio”, debe quedar claro que la creación implica producir algo a partir de la nada y, obviamente, no es este el caso puesto que, si el experimento tiene éxito, será porque los genes del ADN sintético utilizan para expresarse –es decir, para sintetizar las proteínas o las moléculas funcionales de ARN– toda la maquinaria celular presente previamente en la bacteria (enzimas, ribosomas, etc.). La importancia de la investigación en cuestión radica en que en el futuro se puedan sintetizar genomas con una información genética determinada que, al ser introducidos en el citoplasma de una célula bacteriana desprovista de su propia información genética, puedan dar lugar a nuevas formas de vida útiles para el hombre. Se puede hablar de “vida sintética”, pero no de “crear vida”. La historia científica de la Genómica sintética tiene unos precedentes que se remontan a una década. En 2003, el Institute for Biological Energy Alternatives (IBEA) de Venter logró sintetizar el cromosoma circular del fago Phi-X174 (de unas 5.400 bases de longitud) con tal exactitud que al ser introducido en la bacteria Escherichia coli era capaz de producir el ciclo normal de infección. Este éxito era un paso necesario para comprobar que la síntesis química de genomas podía ser una realidad. Cuatro años más tarde, Venter y colaboradores lograban transformar una especie bacteriana en otra sustituyendo artificialmente el cromosoma (genoma) de aquella por el de esta última. A la técnica la denominaron “trasplante de genoma”. En palabras del propio Venter, su investigación representaba el inicio de la era de la “Genómica sintética”. Cabe esperar que en el futuro se reducirá el coste económico de la síntesis del ADN lo mismo que sucedió con el coste de la secuenciación y junto con la automatización del proceso harán posible una extensa aplicación de la Genómica Sintética. El Dr. Venter ha sido muy criticado tanto por la comunidad científica como por la sociedad por su defensa de las patentes de genes humanos. Pues bien, puede ser que se esté desarrollando otra tormenta en relación con la patente que solicitó en 2006 y fue hecha pública en 2007 por la Oficina de Patentes de los Estados Unidos. La solicitud presentada describe “un juego mínimo de genes que codifican, para proteínas que proporcionan la información requerida para la replicación de un organismo vivo libre en un medio de cultivo bacteriano enriquecido”, haciendo referencia a las investigaciones que podrían llevar a producir combustibles baratos (hidrógeno o etanol). Venter dice que 4 ésta es una de las varias patentes de aplicación que daría a su compañía, Synthetic Genomics Inc., los derechos exclusivos para hacer “organismos sintéticos”. Los que se oponen a las pretensiones de Venter dicen que él pretende convertir a su empresa en la “Microsoft de la Biología sintética, dominando la industria”. El propio Venter decía en una entrevista publicada en la revista Newsweek que él quería crear “el primer organismo de los mil millones de dólares”. Como he tenido ocasión de escribir en otro lugar, ¿estamos jugando a ser Dios? En el caso del Dr. J. Craig Venter, el dios menor se habría convertido en un empresario de capital-riesgo. En mi opinión, por su valía científica, el Dr. J. Craig Venter es merecedor del galardón Nobel, pero son tantos los enemigos −no simplemente adversarios o competidores− que tiene dentro y fuera de la comunidad científica que pueden suponer un obstáculo insalvable para que la Institución Nobel reconozca su enorme contribución a la Ciencia como pionero indiscutible de la Genómica en sus diversas facetas. En este contexto, me parece interesante comentar que, cuando se celebró el 26 de junio de 2000 la práctica terminación del Proyecto Genoma Humano con un show científico-político protagonizado por el propio Venter, por Francis Collins (coordinador del Consorcio Internacional de Secuenciación del Genoma Humano), por Bill Clinton, Presidente de los Estados Unidos, y por Tony Blair, Primer Ministro del Reino Unido −en el que se reconocía que ambos grupos científicos, el privado dirigido por Venter (Celera Genomics) y el consorcio público coordinado por Collins habían llegado ex aequo, como en las carreras ciclistas, en la carrera científica de secuenciación del genoma humano que he mencionado en un comentario anterior−, Venter estaba reacio a participar en tal acto, pero le presionaron diciéndole que si no se aceptaba podía despedirse de un posible apoyo oficial en su candidatura para un posible Premio Nobel. En éste y otros aspectos de la vida de J. Craig Venter es muy interesante leer su autobiografía. 5. La secuenciación del genoma humano y las posibilidades que se derivan de ello, ¿hacen necesario revisar la documentación y la normativa que se maneja actualmente en materia de bioética? ¿Sería conveniente un "nuevo Código Belmont" sobre estas cuestiones? Los nuevos avances de la investigación genética plantean nuevos retos bioéticos. Yo diría que los documentos equivalentes al informe Belmont de la Bioética Médica en el contexto de la investigación genética son la Declaración Universal de la UNESCO sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos (1997), la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Bioética y los Derechos Humanos (2005) y la Declaración Internacional de la UNESCO sobre los Datos Genéticos Humanos (2003). Por otro lado, desde el punto de vista jurídico es importante la Convención para la Protección de los Derechos Humanos y la Dignidad del Ser Humano con respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina, abreviadamente conocida como “Convención sobre los Derechos Humanos y la Biomedicina” del Consejo de Europa aprobada en Oviedo en 1997 que tiene vinculación jurídica para los estados que la ratifiquen (entre ellos, España). 5 6. ¿Qué le sugiere el titular “Hoy la oveja, mañana el pastor”? Cuando en febrero de 1997 el mundo se enteró de que en 1996 había nacido el primer mamífero clónico –la oveja “Dolly”– mediante la técnica de transferencia de núcleo, la comunidad científica y la sociedad se revolucionaron y alarmaron porque ciertamente no se sabía si se había abierto la caja de Pandora. El titular que se sugiere en la pregunta –“hoy la oveja, mañana el pastor”– habla por sí mismo. Yo he utilizado en infinidad de ocasiones esa frase en mis escritos y conferencias aunque tengo que decir que no es mía, sino que la leí como titular de un artículo periodístico del que desgraciadamente no sé quién fue su autor. Desde la oveja “Dolly” hasta hoy, se han obtenido animales clónicos en muchas especies de mamíferos (ratón, vaca, mono, cabra, cerdo, gato, conejo, carnero bateng, mulo, caballo, rata, ciervo, perro, lobo, camello, toro de lidia, coyote). Puesto que la especie humana es una especie más de mamífero, cabe pensar que sería también igualmente posible obtener humanos clónicos: solamente sería cuestión de decisión de dinero y de ética (o, mejor dicho, de falta de ética). Para dejar claras las ideas, me parece importante explicar que la técnica de clonación consiste en transferir el núcleo de una célula somática diferenciada (por ejemplo, una célula de piel) al interior de una célula germinal femenina (ovocito u óvulo) previamente desprovista de su contenido cromosómico, dando lugar a una célula equivalente a un cigoto artificial que es capaz de iniciar un proceso de desarrollo embrionario normal como se ha demostrado en las especies anteriormente mencionadas. Por esta razón, yo defiendo el uso del término “embrión somático” para significar que realmente se trata de un embrión de la especie considerada cuyo origen no ha sido la fecundación entre un gameto masculino y un gameto femenino, sino la transferencia nuclear. Hay personas en el campo científico que utilizan otras denominaciones para la realidad biológica obtenida por la técnica de transferencia nuclear (por ejemplo, nuclóvulo, ovonúcleo, clonate, etc.). Aquí me gustaría resaltar que en octubre de 2011, una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea afirmaba con rotundidad que el embrión somático “constituye un embrión humano”. 7. ¿Clonación con fines reproductivos sí o no? Cuando se trata de la clonación humana por transferencia nuclear hay que distinguir sus fines: que el objetivo sea obtener el nacimiento de un individuo (niño o niña) que sea clónico de aquel del que procede el núcleo transferido – en cuyo caso se denomina “clonación reproductiva”– o que el objetivo sea obtener simplemente un embrión clónico (embrión somático) para utilizarlo en investigación o con fines terapéuticos, en cuyo caso se llama “clonación no reproductiva “. En la actualidad, en casi todo el mundo se han dictado leyes que prohíben la clonación con fines reproductivos así como se han hecho declaraciones internacionales y universales que la condenan. Sin embargo, se conocen algunos intentos científicos para tratar de obtener seres humanos clónicos realizando los experimentos en “paraísos científicos” (por ejemplo, en Limassol, Chipre). Por otro lado, también en el campo de las humanidades hay filósofos que defienden la clonación humana con fines reproductivos. MI opinión es 6 absolutamente contraria a la clonación reproductiva por razones de tipo bioético. 8. ¿Dos individuos comportamiento? clonados son idénticos también en No, porque las pautas de comportamiento, aunque puedan estar influidas en alguna medida por la información genética, sin embargo el componente ambiental puede interferir con la expresión de los genes. No olvidemos que en genética se define el fenotipo (es decir, la expresión externa de un carácter) como la expresión del genotipo (es decir, la constitución genética) en unas circunstancias ambientales determinadas. El desarrollo de la personalidad es tan complejo y sometido a tantas circunstancias ambientales que aunque sus fenotipos (aspecto somático) fueran casi como fotocopias; sin embargo, el desarrollo como personas podrían ser muy distintos. En lenguaje coloquial podría decirse que dos seres humanos clónicos no serían como “dos almas gemelas”. 9. ¿Clonación terapéutica, sí o no? Ya he dicho que la “clonación terapéutica” consiste en obtener por transferencia nuclear embriones somáticos con intención de utilizarlos en investigación o con fines terapéuticos; por ejemplo, la utilización de células troncales obtenidas del embrión somático en fase de blastocisto para utilizarlas en una transferencia autóloga en Medicina regenerativa. Así como la clonación reproductiva está moralmente condenada y legalmente prohibida en casi todo el mundo, sin embargo, respecto a la clonación terapéutica, tanto la comunidad científica como la sociedad están divididas. Todo depende del valor ético que se le otorgue al embrión humano en las primeras fases de desarrollo. En este contexto me parece importante señalar que la Ley 14/2007 de investigación biomédica de España prohíbe la obtención de embriones para experimentación y sin embargo la misma ley autoriza la obtención de embriones somáticos para investigación, con la particularidad de que para evitar la incongruencia interna de la propia ley no utiliza en el texto la palabra “embrión” sino que lo denomina “ovocito activado”. Cualquier alumno de biología suspendería el examen si utilizara esta terminología. La expresión “ovocito activado” es una falacia biológico-legal de nuestra ley. Vuelvo a recordar aquí la opinión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea antes mencionada. 10. Se ha demostrado que el ambiente induce a cambios epigenéticos que afectan a generaciones futuras ¿Qué pasaría si pudiéramos controlar el epigenoma? Antes de contestar a esta cuestión, tengo que decir que, en mi opinión, se está haciendo en muchas ocasiones un uso inadecuado o interpretación de la palabra “epigenética” de manera que al final se transmite la idea de que lo importante en el desarrollo de los organismos es el ambiente más que los 7 genes. La confusión que a veces ocurre se debe a que se utiliza la misma palabra aunque puede tener significados distintos. El concepto genético de desarrollo se puede definir como un proceso regulado de crecimiento y diferenciación resultante de la interacción núcleo-citoplásmica, del ambiente celular interno del propio organismo y del medio externo mediante el cual se produce la formación del individuo a partir de una célula inicial única: el cigoto. Al producirse la fecundación de los gametos se origina el cigoto que reúne la información genética necesaria para programar la formación del nuevo ser, de manera que, de no mediar alteraciones de cualquier tipo que interfieran con el proceso, a partir de cuando empiece a funcionar el primer gen en dicha célula la programación genética conducirá inexorablemente a la formación del individuo adulto. El proceso de desarrollo constituye, por tanto, una secuencia programada de cambios fenotípicos controlados espacial y temporalmente que constituyen el ciclo vital del organismo. Aunque a primera vista esta definición puede parecer excesivamente determinista, en realidad no lo es porque el desenvolvimiento o realización progresiva del programa genético contenido en el cigoto puede estar mediatizado en mayor o menor medida por factores ambientales según sean los organismos, los caracteres y el tiempo de acción de que se trate. En Embriología, por “epigénesis” –en contraposición a la “preformación”– se entiende la teoría de que las estructuras nuevas y los organismos se desarrollan a partir de una masa indiferenciada original de materia viva en el curso del desarrollo embrionario. Waddington definió ya en los años 1939 y 1940 la “epigenética” como la rama de la Biología que se ocupa del análisis causal del desarrollo, definiendo a su vez el “epigenotipo” como el sistema de desarrollo total que está compuesto por series de desarrollo interrelacionadas a través de las cuales se realiza la forma adulta de un organismo y que comprende la totalidad de las interacciones entre los genes y entre los genes y el ambiente no genético que da como resultado el fenotipo (“epifenotipo”). El epigenotipo de una célula es un carácter estable y heredable, al menos durante muchas generaciones celulares, cuyo modo de impresión está por encima o además del genotipo clásico, esto es, la secuencia de bases del ADN. En años recientes ha surgido dentro de la Genética un nuevo concepto de “epigenética” en relación con los mecanismos genéticos que influyen en el fenotipo sin alterar las secuencias del ADN, siendo la metilación del ADN (generalmente de las citosinas) uno de los mecanismos epigenéticos más importantes (patrón de metilación del ADN o metiloma). Mecanismos epigenéticos son también las alteraciones de la estructura de la cromatina por modificación de las histonas (metilación, acetilación, fosforilación). La estructura local de la cromatina es un estado epigenético que puede cambiar de forma reversible por diversos tipos de mecanismos (remodelación de la cromatina). En mi opinión, la confusión que puede producirse en el debate actual sobre lo que se denomina el “estatuto del embrión humano” es que se argumenta que el simple programa genético que contiene el cigoto producido por la fecundación de los gametos es necesario pero no suficiente para que se realice el proceso de desarrollo ya que son necesarios también los fenómenos epigenéticos 8 como, por ejemplo, el silenciamiento de la expresión de los genes por la metilación de su ADN. El Proyecto Genoma Humano se puede enfocar desde el punto de vista meramente estructural (“Genómica estructural”, el simple conocimiento de la secuencia de bases nitrogenadas del ADN humano), de las funciones de los genes (“Genómica funcional”), de la globalidad del proceso de transcripción (“transcriptoma”), del análisis del conjunto de las proteínas humanas (“proteoma”) y de las funciones epigenéticas (“epigenoma”). A veces se utiliza la expresión de que la Medicina del futuro dependerá de las “ómicas”.