LA CIUDAD DEL FUTURO: UTOPÍA Y REALIDAD EN LOS SIGLOS

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LA CIUDAD
DEL FUTURO:
UTOPÍA Y REALIDAD
EN LOS SIGLOS
XIX Y XX
ANTONIO
BONET
CORREA
D
esde principios del siglo XIX hasta nuestros días los filósofos, economistas, sociólogos, demógrafos, médicos higienistas, arquitectos
y demás profesionales relacionados con el urbanismo no han
cesado de elaborar teorías acerca de las ciudades ideales del futuro.
Los novelistas que describen el hacinamiento humano y las pésimas
condiciones en que vivían las clases trabajadoras en la primera era industrial, lo
mismo que muchos pensadores, hacían evidente que era necesario se produjese
un cambio radical en la construcción de una nueva ciudad futura, acorde con el
progreso de los tiempos. Los socialistas utópicos propusieron soluciones más o
menos realizables como la creación de falansterios o la fundación de ciudades de
trazado armónico con edificios comunitarios, ubicados en el Nuevo Mundo, es
decir América.
Catedrático de Historia del
Arte en la Universidad
Complutense de Madrid y
Profesor Emérito de la
misma. Director de la Real
Academia de Bellas Artes
de San Fernando. Vocal del
Real Patronato del Museo
del Prado y miembro de su
Comisión Permanente. Ha
sido Director del Museo de
Bellas Artes de Sevilla y del
Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando. Fue Presidente
de la Junta de Calificación,
Valoración y Exportación de
Bienes del Patrimonio Histórico Español y Vicerrector
de la Universidad Complutense de Madrid. Vicepresidente 2º del Instituto de
España. Académico de
Bellas Artes de la Academia
de Lisboa y de la de Argentina. Académico de Honor
de la Real Academia
Gallega de las Bellas Artes
de Nuestra Señora del
Rosario. Miembro Honorario de la Academia de
Bellas Artes de Rusia.
Correspondiente de varias
Academias españolas.
Comendador de la Orden
de las Palmas Académicas
de Francia y Caballero de la
Orden de las Artes y las
Letras.
Ingresó en el Colegio Libre
de Eméritos el año 2001
A mediados del siglo XIX, en el mundo occidental la prosperidad económica y el
progreso científico y técnico hicieron que las grandes ciudades europeas adquiriesen un desarrollo extraordinario. Londres, bajo la reina Victoria y París bajo Napoleón III, con sus reformas internas, construcción de magníficos edificios, nuevo trazado viario y mobiliario urbano, se convirtieron en los modelos de las urbes
modernas, que en un lado y otro del Océano Atlántico, querían modernizarse. Berlín, Viena y Nueva York lo mismo que Roma, Milán, Barcelona y Madrid seguirán
las pautas de las ciudades que, al crecer y ensanchándose, procuraron estar a la
par de los grandes centros dignos de la burguesía triunfante.
La ciudad decimonónica del liberalismo, por medio del reformismo y de la regeneración del tejido urbano buscó el proporcionar un mejor habitat y unas mejores
condiciones de vida a las clases trabajadoras a la vez que el concenso de todos
los estamentos sociales. Las colonias y los barrios obreros, la localización adecuada
de las fábricas y demás construcciones utilitarias para la comunidad hicieron que
la especulación teórica acerca de la ciudad moderna discurriese por cauces más
realistas y prácticos. Sin embargo, a finales del siglo, la aparición del pensamiento
ácrata volvió a retomar las propuestas de carácter utópico. La crítica de las megalópolis y ciudades tentaculares y la Antitesis Campo/Ciudad dieron pié a toda una
literatura y proyectos en relación con la ciudad ideal del futuro, tanto en Europa
como en Norteamérica. Hechos tan decisivos como los tranvías o el automóvil en
tanto que medios de transporte hicieron que cambiase la concepción de la ciudad.
Por un lado la ciudad concentrada de rascacielos y por otro la ciudad en extensión,
descentralizada y dispersa con casas unifamiliares en plena naturaleza, rodeada
de autopistas y jardines.
En el siglo XX la utopía urbana pasó por distintas fases. En la primera mitad de la
centuria, coincidiendo con las vanguardias históricas, la literatura y el cine, aparece
la ficción de la Metropolis futurista, en la cual la fantasía arquitectónica se mezcla
a una sociedad de tipo automático y despótico. Las ciudades nuevas ideadas por
los constructivistas rusos o las ciudades radiantes, con edificios de unidad de habitación de Le Corbusier, son ejemplos paradigmáticos de una nueva utopía. Más
tarde, tras el triunfo de los aliados en la última Guerra Mundial, surgen las utopías
tecnológicas desprendidas de toda implicación política y social inmediata. El grupo
Archigram y otros arquitectos, ingenieros y urbanistas plantearán un planeamiento
urbano muy imaginativo. Es todo un “corpus”, con planos, maquetas y libros en
extremo atractivos. Las ciudades cibernéticas, estructurales, espaciales, aéreas, flotantes, subterráneas y metabólicas, que parecen irrealizables y producto de la fantasía constituyen, sin embargo, el antecedente más evidente de la nueva arquitectura tecnológica actual. La creencia de todos estos proyectistas de la segunda mitad
del siglo XX era que, gracias a la ciencia y a la tecnología, la imaginación y el
esfuerzo humano, las utopías son realizables.
Temario
1. Jueves, 8 de noviembre:
LA CIUDAD CONTEMPORÁNEA Y LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
2. Jueves, 15 de noviembre:
LIBERALISMO Y CIUDAD EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
3. Jueves, 22 de noviembre:
LAS MEGALÓPOLIS Y LAS CIUDADES TENTACULARES
4. Jueves, 29 de noviembre:
LA IMAGEN DE LA CIUDAD EN EL CINE Y LA LITERATURA
DE LAS VANGUARDIAS HISTÓRICAS
CALENDARIO
Días:
Jueves
Fechas:
8, 15, 22, 29 noviembre 2012
Horario:
19,30 horas
Auditorio:
Salón de Actos
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Hileras, 18
28013 MADRID
Información:
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