Creación de la experiencia: física cuántica y chamanismo mexicano

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Creación de la experiencia: física cuántica
y chamanismo mexicano
Lorenzo León Diez
El enigma cuántico
Bruce Rosenblum y Fred Kuttner
Metatemas
Tusquets
2011
Bruce Rosenblum y Fred Kuttner son dos físicos que se dirigen a estudiantes de
humanidades y no sólo a estudiantes graduados y no graduados de física. Su libro es el
resultado de su experiencia en la comunicación de cuestiones tan abstractas como la física
cuántica, la materia y la energía oscura y otros conceptos que se relacionan con la vida
biológica y la conciencia humana.
Son difusores eficaces de temas de la revolución que nos espera: el hombre no es solamente
un “centro cósmico” simbólico o figurado según afirma el saber tradicional de casi todas las
culturas, sino centro real, energético. El hombre es una excepcionalidad según
consideraciones donde las probabilidades de que existieran en la tierra las comunidades
humanas y la vida, en general, eran, según algunos cosmólogos, en una posibilidad de 10
/123 (un uno seguido de 123 ceros).
Es innegable que la física se ha encontrado con la conciencia, dicen en un anuncio que
tiene la dimensión de los descubrimientos del pasado: encontrar un nuevo continente,
demostrar que el origen de las especies sitúa al hombre como continuación del mono,
percatarse que existe un subconsciente, descubrir y manipular las partículas atómicas, etc.
Lo nuestro sería hoy enterarnos en este orden de sorpresas que es el continuun humano que
la propia observación crea la realidad física observada.
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Cuando ambos comenzamos a explorar la frontera donde la física se encuentra con la
filosofía especulativa e incluso, según algunos, con el misticismo, nuestros colegas se
mostraron sorprendidos, escriben los científicos en su ágil estilo a dúo.
Este libro narra por qué los físicos se vieron forzados a adoptar la teoría cuántica a pesar
de las cosas tan raras que dice sobre el mundo.
Física y mente
¿Qué nos dice la física cuántica? que la observación de un objeto puede influir
instantáneamente en el comportamiento de otro objeto muy distante, sin que estén
conectados por ninguna fuerza física.También nos dice que la observación misma de la
posición de un objeto causa su presencia ahí.
Esta teoría, que se concibió a principios del siglo XX para explicar la “mecánica” –el
mecanismo- que rige el comportamiento de los átomos, señala que la mecánica cuántica
incluye influencias intastáneas que violan la separabilidad. De ahí esa unidad entre física y
mente de la que hay gran cantidad de experiencias y que caen en el ámbito de lo
sobrenatural y milagroso.
Pisando a saltos algunas nociones de las que plantea este denso y transparente libro, por su
cantidad de información, pero a tiempo ágil por la concepción didáctica con la que la
propone, nos percatamos que fue a propósito de la luz como surgió por primera vez el
enigma cuántico. La luz es un campo eléctrico vibrante, una onda, por lo que luz más luz
puede dar oscuridad y los procesos cerebrales son electroquímicos y, por ende, en última
instancia eléctricos.
La energía de la física y la energía psíquica no están separadas, esto es una consecuencia
lógica de los planteamientos teóricos de lo cuántico, por ello si uno intenta resumir las
implicaciones de la teoría cuántica, lo que se obtiene suena a misticismo. La teoría nos
dice que la realidad del mundo físico depende de nuestra observación del mismo. Esto
resulta ciertamente difícil de creer. Sin embargo esta teoría ha sido sometida a rigurosas
pruebas durante ocho décadas. Ninguna de sus predicciones se ha demostrado errónea. Es
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la teoría más comprobada de toda la ciencia: no tiene rivales. No obstante, si tomamos en
consideración sus implicaciones, nos encontramos con un enigma.
Sostiene esta teoría que un objeto físico está en dos sitios al mismo tiempo. La expresión
mecanocuántica para esta situación es que el átomo se encuentra en un “estado de
superposición”.
El físico Jonh Bell sostiene que la mecánica cuántica revela la falta de compleción de
nuestra visión del mundo y que “la nueva manera de ver las cosas implicará un salto
imaginativo que nos asombrará”.
Pascual Jordan, uno de los fundadores de la mecánica cuántica: señala que
“Las
observaciones no sólo perturban lo que se va a medir, sino que lo producen . Esto quiere
decir que la percepción consciente humana podría “extenderse” –de alguna manera no
explicada- y cambiar el estado físico de un sistema. La teoría cuántica dice que nuestra
elección observacional posterior crea la historia previa del átomo: en otras palabras, que
creamos algo hacia atrás en el tiempo.
Estamos como se ve, ante planteamientos fascinantes y que están presentados en una
reflexión que es rigurosa y abierta, pues los autores documentan con puntualidad los
aportes que en su cúmulo han creado la nueva teoría física y aceptan lo que a la mayoría de
los físicos sofoca cuando su disciplina se asocia a temas “blandos” como el de la
conciencia que tiene un papel central en el enigma cuántico.
Un mexicano precusor
Una teoría de la conciencia debería tomar la experiencia como entidad primaria, nos
dicen los físicos Rosenblum y Kuttner y no podemos sino recordar la teoría de la sintergía
del mexicano Jacobo Grinberg-Zyberbaun que en la ya lejana fecha de 1984 publicaba un
libro donde la teoría cuántica encontraba una serie de eventos en que sostenerse y donde el
concepto central es “la creación de la experiencia”. Se trata de Pachita, “un testimonio
veraz del poder de la mente sobre la materia”.(Heptada Ediciones 1987. La primera edición
de 1984 es del INPEC).
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A la unidad entre materia y conciencia, Grinberg la llamaba “conciencia de unidad” y nace
este concepto alrededor de 1980, cuando Grinberg había participado en “creación de la
experiencia” chamánica, con la curandera Pachita. El libro de Grinberg sobre Pachita es la
demostración de su teoría sintérgica que “sostiene que la experiencia es la interacción del
campo neuronal con la lattice”.
La lattice es un concepto que “considera que la estructura fundamental del espacio es una
red o matriz energética hipercompleja de absoluta coherencia y total simetría que
permanece totalmente invisible hasta que alguna de sus porciones (por cualquier causa)
altera su estado de coherencia”.
El “campo neuronal “ del cerebro humano es la conformación más compleja conocida de la
estructura de la lattice. Cada una de los doce mil millones de neuronas del cerebro humano
junto con todas sus conexiones anatómicas son otras tantas alteraciones de la estructura
fundamental de la laticce, nos explica el psicofisiologo mexicano que escribió más de 50
libros explicando su experiencia en la investigación del cerebro en su laboratorio de la
facultad de Psicología de la UNAM y sus experiencias en la vida chamánica
mesoamericana y de otras latitudes, como la de sus antepasados judíos, la Cábala y también
la propiamente cristiana, así como la hinduista, donde buscó a los gurues importantes.
También convivió con el círculo de Carlos Castaneda, que hoy se conoce como el “linaje
de California”.
Grinberg escribe
en otros términos sobre lo mismo que los físicos norteamericanos.
Aunque hay una diferencia, pues mientras Rosenblum y Kuttner son profesores, Grinberg
es un hombre al centro de lo cuántico cuando participa en el círculo de Pachita, donde vive
la interacción entre el campo neuronal y la lattice.
Oscuridad y física
La “materia oscura” o las “artes negras” son conceptos con los que los alquimistas se
referían al trabajo que se oponía en lo religioso a la modalidad devocional cristiana,
inclinada a lo celeste, nos dice Carl Jung en su Libro Rojo (Bernardo Nante, el Libro Rojo
de Jung. Siruela 2010). También los chamanes mexicanos trabajan con esta “materia
oscura” (y por lo tanto con esta energía que conecta la conciencia y la materia, por lo que la
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metáfora encaja asombrosamente con la definición de la física cuántica de la “energía
oscura” ).
Quien más se ha acercado a definir la acción chamánica es Gutierre Tibón, cuando nos
dice: Estos hombres y mujeres “se acercaban a lo sobrenatural, es decir, se evadían de la
realidad, por dos caminos: los procedimientos mediumnícos y la ingestión de substancias
psicotrópicas, capaces de provocar las más portentosas alucinaciones. En ambos casos, la
sensación de realidad es absoluta; en el primero las ideoplastías (materializaciones de
pensamientos) se ven y se palpan, porque son realidades físicas; también en el segundo está
uno perfectamente despierto, y, en plena luz del día, desfilan ante sus ojos espectáculos que
pertenecen al mundo onírico y que, de éste, tienen la peculiar coherencia. Ellos sabían
cómo combinar alucinaciones y mediumnidad y lograr fenómenos metasíquicos de difícil
explicación en el estado actual de la ciencia. Hablamos de un mundo en que la magia, la
adivinación, las prácticas religiosas y mediumnímicas convivían, en indisoluble unión, con
la vida real. Nigromantes, magos, hechiceros, nahuales, astrólogos, hombres-búhos, chupa
gente son algunos de los malos nombres de los hombres malos, que Sahagún atribuye a
individuos dotados de lo que actualmente llamamos percepción extrasensorial, algunos de
los cuales se llamarían, en lenguaje moderno, médiumns de efectos físicos”. (en Historia
del nombre y la fundación de México, FCE. 1975).
La teoría de las supercuerdas
La lattice posee congruencia solamente con ciertas bandas o niveles mientras que otras no,
nos dice el mexicano para explicar los sucesos que tienen lugar en la sala de operaciones de
Pachita, donde se realizan prodigios que están documentados también por otros autores:
Alejandro Jodorowsky, Maurice Cocagnac y Carlos Castaneda.
Grinberg
se refiere con sus conceptos a algo que conoce también la teoría de las
supercuerdas
de
Michio
Karku,
(comenta
Miguel
Paz
//homepage.mac.com/penagoscoscorzo/ ensayos5html), teoría de la física moderna que
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señala que la estructura material del espacio-tiempo es un entramado o urdimbre de
infinitas cuerdas inconcebiblemente delgadas y unidimensionales, las cuales, dependiendo
de su fase, pueden percibirse como partículas.
¿Por qué tantas de ellas?, se pregunta Karku. En esta teoría una cuerda tiene un tamaño de
10 a 20 (10 elevado a la 20) absolutamente invisible para el ojo humano y una partícula
subatómica es tan sólo un modo de la vibración de la cuerda. Cada partícula correspondería
así, a una resonancia diferente. Ninguna partícula es por sí misma fundamental. Un electrón
no es más fundamental que un neutrino…lo es cuando poseemos medios para ver su
estructura última. Según esta teoría, si pudiésemos supermagnificar cualquier partícula,
veríamos finalmente una pequeña cuerda vibrante (vibración que –de paso- sólo podría
tener lugar en universos de 10 dimensiones). De hecho, la materia no viene a ser otra cosa
que las armonías creadas por estas cuerdas vibrantes.
Por su parte Grinberg refiere una observación de doña Candelaria, la ayudante más antigua
de Pachita. Ella le hizo esta observación a Grinberg, cuando él se mueve de cierta manera
dentro del cuarto de operaciones: “Estás alterando la energía. Estiras los cordones y no
debes hacerlo”.
La obra de Grinberg es un registro de cómo “las fibras del alma” (concepto de Cocagnac
recibido de Pachita en sueño lúcido) se enlazan con actos que Rosenblum y Kuttner,
llamarían de “sobreposición”.
Cómo afecta el cerebro la estructura de la lattice fue el tema fundamental de Grinberg . Hay
intrigantes indicios de una conexión entre lo que llamamos mundo físico y lo que llamamos
mente, dicen por su parte Rosenblum y Kuttner y creo que aunque no se refieran en ningún
momento a Grinberg (quizá por razones que no viene al caso especular, pero que tienen que
ver sobre el estatus que guarda nuestra ciencia a la vista de nuestros vecinos), siempre están
detrás de sus afirmaciones los logros de la teoría sintérgica del mexicano, pues estos
indicios están plenamente expuestos en la septología de Grinberg Los Chamanes de
México, que a mi parecer es un paso fundamental de lo que GutierreTibón había señalado al
decir que los chamanes sabían “cómo combinar alucinaciones y mediumnidad y lograr
fenómenos metasíquicos de difícil explicación en el estado actual de la ciencia”. Habla
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Tibón de ideoplastías que son “materializaciones de pensamientos”, siendo las visiones
“realidades físicas”
Los campos neuronales
Grinberg apunta que las estructuras cerebrales que más se han utilizado durante la
evolución son las más fijas estructural y energéticamente hablando. Esto explica la relativa
fijeza de nuestra percepción visual. Al mismo tiempo, las estructuras cerebrales más
nuevas, evolutivamente hablando, no tienen tal fijeza ni producen campos neuronales tan
parecidos. Por ello, las creaciones intelectuales y el pensamiento son tan variables y con
tanta capacidad de originalidad aunque ambos, el mundo visual y el mundo del
pensamiento, tienen el mismo origen en la interacción del campo neuronal y la lattice.
Los norteamericanos sostienen por su parte que La percepción consciente humana podría
“extenderse” –de alguna manera no explicada- y cambiar el estado físico de un sistema.
Pachita tenía un nivel de conciencia, nos dice a su vez Griberg, extraordinariamente
diferenciado. Durante las operaciones que realizaba ella era capaz de materializar y
desmaterializar objetos, órganos y tejidos. El manejo de las estructuras orgánicas, le
permitían realizar trasplantes de órganos a voluntad, curaciones de todo tipo y
diagnósticos a distancia.
El observador es otro concepto de Grinberg en la teoría sintérgica de la creación de la
experiencia que los físicos norteamericanos parecieran comentar: cualquier objeto
microscópico está siendo constantemente “observado”, porque no puede estar aislado:
siempre está en contacto y entrelazado con el resto del mundo. ¡Y ese entrelazamiento
equivale a una observación! La teoría cuántica dice que nuestra elección observacional
posterior crea la historia previa del átomo: en otras palabras, que creamos algo hacia
atrás en el tiempo.
Y se podría agregar en esta lógica, también hacia adelante en el tiempo. Pachita lograba
penetrar el tiempo, nos dice Grinberg, prediciendo eventos futuros como si su campo
neuronal en interacción con la lattice del espacio-tiempo decodificara y modificara la
estructura temporal de la realidad. Pachita poseía un control único sobre su campo
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neuronal transformándolo y modificando con él a la estructura de la lattice. Aunque sus
efectos parecían ser milagrosos se basaban, de acuerdo con esta hipótesis, en el mismo
mecanismo que todos utilizamos para crear nuestras imágenes o nuestros pensamientos.
La teoría cuántica dice que ninguna propiedad existe antes de ser observada, escriben
Rosenblum y Kuttner. En este sentido podríamos pensar que Pachita asumía una “banda” o
“nivel” completamente diferenciado en una posición donde se cumple la totalidad en la
observación. La “conciencia” tiene un papel central en el enigma cuántico, la que parece
afectar la realidad física, afirman los norteamericanos en una reflexión idéntica
seguramente a la de Grinberg al estar junto a Pachita, “una experiencia única en la cual se
experimentaba el poder de su mente capaz de conocer los contenidos del pensamiento, las
intenciones y las experiencias más íntimas de sus colaboradores y pacientes como si fueran
un libro abierto”.
El problema difícil es el de explicar la generación por el cerebro biológico del mundo
interno de la experiencia subjetiva, dicen Rosenblum y Kuttener en este dialogo imaginario
que establecemos al confrontar sus textos.
Grinberg habla de una “banda” de la lattice con la que interactúa Pachita y que es la que le
permite los portentos que pueden ser explicados si se acepta la posibilidad de que las
modificaciones de la lattice producidas por el campo neuronal de Pachita eran capaces de
modificar sustancialmente aquélla produciendo conformaciones similares a la de los
objetos (en caso de las materializaciones) o retornos a la estructura de la lattice de los
objetos (en caso de las desmaterializaciones).
Tanto si la conciencia puede algún impacto directo sobre el mundo físico más allá del
cerebro como si no, entre la mecánica cuántica y la conciencia hay analogías fascinantes,
dicen los científicos
Y agregan, como si estuvieran observando actuar a Pachita:
Lo que hemos visto es la conciencia mostrándose como una entidad físicamente eficiente
más allá de sus correlatos cerebrales.
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Pachita es un caso plenamente documentado para afirmar la teoría cuántica y Grinberg
ofreció contemporáneamente a ella, los conceptos que permiten explicar científicamente su
acción “sobrenatural”.
Curación cuántica
Los físicos Resenblum y Kutter señalan que si uno medita sobre el contenido de un
pensamiento (su posición), inevitabelmente cambia su curso (su movimiento). Por otro
lado, si uno medita sobre su curso, pierde la precisión de su contenido. Concibiendolo así
podríamos comprender sin describirlo nunca, el colosal nivel de conciencia “o la banda”
(que Pachita llama el Hermano o Cuahutémoc) desde la que procede la curación cuántica
de la chamana.
Presumiblemente, el cerebro consigue su potencia trabajando en multitud de líneas
simultáneamente. Es este procesamiento en paralelo a gran escala lo que los informáticos
intentan conseguir con los ordenadores cuánticos, cuyos elementos están simultáneamente
en multitud de estados superpuestos, continúan los científicos. Nuevamente hallamos
resonancias nítidas entre sus afirmaciones y las de Grinberg, que se esforzó en
conceptualizar la hipercomplejidad de la acción cuántica. Denominó a estas “bandas”
“orbitales de conciencia”.
Los físicos norteamericanos parecerían haber avanzado en una situación que Grinberg
estaba por trabajar cuando desapareció, y sería la sustancia o conectividad entre el campo
neuronal y la lattice. ¿No será “la materia oscura”? Escriben Rosenblun y Kuttener.
Además de la materia que constituye las estrellas, los planetas y nosotros mismos, ahí
fuera hay otra clase de materia que ejerce atracción gravitatoria, pero no emite, ni
absorbe, ni refleja luz, así que podemos verla: es la “materia oscura”. Y sorpresivamente
se preguntan ¿Es concesible que la misteriosa energía oscura tenga algo que ver con la
conexión entre el universo a gran escala y la conciencia?
“La energía oscura” constituye la mayor parte del universo. Se estima que el universo
estaría compuesto por un 70 por ciento de energía oscura y un 25 por ciento de materia
oscura. La materia de que están hechas las estrellas, los planetas y nosotros mismos
apenas representaría el 5 por ciento del universo.
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Grinberg es el primer científico en el mundo que establece un orden categórico para
describir el enlance entre conciencia y materia o entre cerebro y materia –y, a la vez, entre
cerebros. Como es un psicofisiólogo tiene en su escritura la precisión que demandan los
procesos biológicos, pero también es un espíritu cultivado en las tradiciones místicas y, por
supuesto, un perito de la física cuántica
“Los orbitales de la conciencia”, “la conciencia de unidad”, “el factor de direccionalidad”,
“el procesador central” y “el hipercampo” son los conceptos centrales que describen el
proceso en que la mente puede transformar y crear materia (incluso el tejido celular). Las
investigaciones que realizó en su laboratorio de la UNAM sobre visión extracorporal, lo
mismo que la conexión entre cerebros, están documentadas en su obra. Ya es hora de que
los investigadores universitarios retomen sus trabajos; cuando en la física teórica se
conozca la obra de Grinberg, sorprenderán los avances que logró el mexicano.
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