Crónica de la V Asamblea General del Foro de Experiencias Pedagógicas Madrid, 12 y 13 de diciembre de 2008 La V Asamblea General del Foro de Experiencias Pedagógicas arrancó bajo la influencia de un hecho notable y muy a tener en cuenta, sobre todo en el ámbito de las personas que allí nos reuníamos: la entrega de los Premios de Innovación Pedagógica del Foro. La acción docente de Javier Medina, de Sonia Díez y de Nabaouiya Zouinati sintetiza por sí sola el objetivo y el hiloconductor de esta convocatoria, la formación de líderes, líderes que se convierten en dinamizadores en su entorno. La Asamblea ha mostrado con claridad que nos encontramos en un momento trascendental en la incorporación de las diferentes tecnologías en la escuela. Parece evidente que en muchos sitios se han superado fases iniciales, y que es ahora cuando las demandas se desplazan de lo tecnológico a lo metodológico. Las palabras de bienvenida de don José Mª Martín Patino ponían el acento en que ese viaje de lo tecnológico a lo metodológico tenía que girar en torno al alumno como eje del proceso y agente interactivo con los propios contenidos y con las herramientas que le posibilitarán su adquisición. La Secretaria de Estado de Educación, doña Eva Almunia alertaba sobre la necesidad de adaptar el lenguaje docente a las tecnologías incorporadas. Emplear formas de expresión y de trasmisión tradicionales cuando contamos con herramientas tan potentes no sólo supone desaprovechar sus posibilidades, sino obviar una tendencia social que hay que saber contextualizar en el aula, adaptar a las situaciones cotidianas y aprovechar en beneficio del aprendizaje. Silvia Pradas, Coordinadora General del Foro, en el inicio de las sesiones, fijaba las líneas base sobre las que debatir. La Web 2.0 es una realidad ya “vieja” que evoluciona a una velocidad que nos exige a los usuarios una evolución paralela, superando el riesgo de hacer protagonista a la propia herramienta. Este protagonismo debe ser siempre del aprendizaje. El Foro entiende que partiendo del aforismo del “aprender haciendo”, hay que hacer realidad el “aprender buscando, interactuando, compartiendo”. Hay que lograr hacer explícito lo tácito, llegando más allá incluso del objetivo tradicional de la educación, no sólo convertir la información en conocimiento, sino hacerlo en sabiduría. ¿Y quién se responsabiliza y dinamiza todo este proceso? Los profesores y los líderes innovadores. Modelo de este carácter innovador, de este liderazgo, fueron las exposiciones de los trabajos premiados que iniciaron las sesiones. Javier Medina, del IES Alpajés, nos decía que el espíritu innovador se encuentra en la actividad diaria del aula, no tanto en acciones puntuales sino en la continuidad que se les otorga. La metáfora del unicornio nos presentaba un hecho innegable, no hay recetas que garanticen el éxito pedagógico. Es nuestra acción en el día a día y nuestra capacidad de adaptarnos a los nuevos escenarios la que proporciona solidez al proceso; por ello, Javier Medina propone transformar de manera atractiva estos escenarios, presentando un perfil dinámico del docente, un transformista del aula, capaz de dar respuestas con la misma inmediatez con la que los alumnos acceden a la información o al dato. Pero sabiendo que hay que “sanear” esos contenidos, que hay que enseñar que no vale todo lo mismo, qué es útil y qué no lo es. Y para ello, es preciso contar con un modelo pedagógico que lo posibilite, y que se pregunte sin miedo a la respuesta si con todo ello los alumnos aprenden o no. En el Colegio Torrequebrada, Sonia Díez y Nabouiya Zouinati ofrecían una respuesta a esta pregunta con una propuesta activa que englobaba gran parte de este reto de transformación de los escenarios y de transmisión de este espíritu crítico y selectivo a los alumnos a través de su “Colediario”. Con él lograban que la tecnología fuera parte esencial, pero sin desplazar el protagonismo a los contenidos y procedimientos del aprendizaje. El detonante de la actividad, “¿Y por qué no?, inventemos” será extrapolable a todas las iniciativas que se verán a lo largo de las sesiones. Ellas partieron de la reflexión básica: disponemos de las herramientas, busquemos el objetivo pedagógico, y con ello lograron situar a los alumnos en el centro del proceso y facilitar el acceso a unos contenidos a los que se puede llegar de muchas formas, pero para los que el “Colediario” es una verdadera autopista de aprendizaje. En el primer bloque de reflexión y análisis, las jornadas abordaban la necesidad de incorporar nuevos escenarios para la formación de estos profesores que van a convertirse en motores en sus centros. Bene Marcos y Mónica del Solar, como responsables de la formación semipresencial que se imparte en el Aula Abierta del Foro de Experiencias Pedagógicas, enfatizaron sobre las grandes ventajas de un modelo de formación que flexibilice las exigencias que normalmente se convierten en freno o dificultan el acceso de los profesores a su actualización. La evidencia de que predomina el profesor “analógico” no hace sino confirmar que el acompañamiento presencial de un tutor de formación que facilite la adaptación al nuevo entorno que proporciona la red, y que permita la transformación en el profesor que domina lo digital y sabe cuándo y cómo debe emplearlo. Como complemento a esta modalidad formativa, Carlos Arrieta, responsable de formación virtual del Foro planteó las sombras y las luces de esta modalidad formativa, cuya accesibilidad no debe contagiarse de ligereza o falta de consistencia. Se trata de una modalidad muy flexible en el marco espacio temporal, pero exigente en cuanto a lo procedimental. Es la tecnología dentro de la tecnología, y el usuario ha de estar dispuesto a un esfuerzo formativo suplementario, pero muy rentable para su aplicación directa e inmediata en el aula. El segundo bloque de reflexión que se proponía abordaba el desarrollo educativo de la Web 2.0. Ignacio Argote en su presentación partía de lo innegable de la dinamicidad de esta red, dinamicidad real, no latente, que presenta retos tecnológicos e intelectuales al usuario. La Web 2.0 integra aplicaciones que permiten una nueva forma de comunicarse, formarse, aprender a través de la victoria sobre lo individual, con la creación de redes sociales de colaboración: generar contenidos y compartirlos entre iguales. La escuela debe plantearse cómo gestionar educativamente la democratización que supone. ¿Es posible compatibilizar el espíritu democratizador con el ejercicio de los roles? No sólo es posible, sino que es imprescindible. Esta universalización debe contemplarse, a la vez, en un marco ético. No vale todo, no todo es de todos de manera indiscriminada. Hay valores que la red debe respetar y transmitir y su incorporación a la práctica habitual es parte esencial del aprendizaje. El nivel de abstracción aparente del concepto de web social o participativa tiene que tener concreción cuando entra en un aula. Allí la realidad es que los alumnos asumen con mucha más naturalidad que nosotros toda la avalancha de aplicaciones y herramientas que la integran. Para David Cervera el reto está en integrar todas ellas en el proceso didáctico de manera proporcionada. Canalizar ese activismo de blogs, wikies, espacios colaborativos, etc. para abrir nuevas puertas al acceso a los contenidos, como pudimos apreciar a través de las experiencias llevadas a cabo en el IES El Espinillo. La lógica de la Asamblea nos iba llevando hacia el conocimiento de experiencias en las que el proceso de formación ya se hubiera producido. Bárbara Aguilar, responsable y motor de la formación y la dotación tecnológica del Colegio Jorge Juan, constata que la ecuación Medios + Formación + Equipo Humano no siempre es igual a Éxito. Dos factores son determinantes para hacerlo posible. Uno, un fuerte liderazgo por parte del Equipo Directivo, que de manera decidida apueste por la configuración de un modelo de Centro que lo viabilice; y otro, que la formación no se limite al ámbito tecnológico, sino que se apoye en un modelo pedagógico sólido que dote de coherencia y progresividad la acción docente. Desde la Fundación Joan XXIII de L´Hospitalet el mensaje albergaba cierto optimismo. Caben respuestas a las incertidumbres planteadas anteriormente: Sea cual sea la base tecnológica, si hay voluntad entre el profesorado y se ejerce el liderazgo de manera constructiva se puede hacer efectivo el proceso de transformación tecnológica de la acción docente. De hecho, argumentaba José Menéndez, esta transformación puede traspasar las fronteras del propio centro, abriéndose al entorno social en el que desarrolla su misión. Es en ese momento cuando el reto tecnológico se convierte en una obligación, adaptada y al servicio de la escuela y de su entorno. Para afrontar la realidad de las dificultades y los desánimos, el Laboratorio de Transferencia Tecnológica de la Fundación Joan XXIII desarrolla programas de acompañamiento para aquellos profesores que desean desarrollar iniciativas tecnológicas en una fase de simulación, menos comprometida, que restará los miedos y las reticencias a una incorporación precipitada o insegura en el aula. Otra de las iniciativas que facilitan esta trasposición de lo obtenido a través de la formación a la experiencia de aula es el desarrollo de actuaciones a través de la plataforma Moodle. Ignacio Argote nos la presentó como un entorno facilitador de la implementación de un modelo de aprendizaje activo, que permite aunar la gestión de las acciones básicas de todo proceso formativo: contenidos, comunicación y evaluación. Ya acercándonos al último bloque, la Asamblea abordó de forma directa el tema central sobre el que se articulaba el resto, el liderazgo. Frente a las crisis y la incertidumbre que generan novedades y procesos que se van recreando a sí mismos fruto de la propia experiencia de implantación, son los líderes de cada organización los que promocionan los cambios fundamentales en los procesos y las personas, con ayuda de la tecnología. Los directores de Institutos de Enseñanza Secundaria emblemáticos por su entidad y dinamismo constataron que las dificultades y las resistencias se vencen con calidad, competencia y capacitación, dentro de un Plan Global de Centro que recoja sinergias, o las cree. El tiempo del entusiasmo individual ya ha pasado, de hecho el individualismo tiene una rentabilidad escasa. Para que este Plan Global tenga éxito es imprescindible un modelo de Centro que organiza su acción con un modelo integrador, un modelo de Dirección que lo promociona y facilita y un modelo Pedagógico que lo sustenta y otorga coherencia, evitando el activismo entusiasta. Este liderazgo debe superar dificultades reales y objetivas, aquellas que dependen del propio director, y aquellas que exceden su ámbito de acción. No es fácil plantearse grandes retos sin contar con un equipo sólido, tratando de llegar a todos los ámbitos del organismo y sin contar con una Administración sensible al cambio tecnológico y metodológico. Las experiencias de trabajo por Proyectos liderados por el propio equipo directivo y del establecimiento de Áreas de responsabilidad vinculadas a los diferentes puestos de la Organización abren puertas a nuevos modos de gestión en los centros que ofrecen resultados positivos. Mirando al futuro, las propuestas que se nos hacen en el último bloque hablan de iniciativas que atenúan de alguna manera las dificultades manifestadas. Así, la adecuación de los materiales de aula a las nuevas posibilidades tecnológicas: libro electrónico, portátiles de bajo coste, aulas móviles, plataformas e-learning se ofrecen como elementos agrupados para una solución educativa más acorde con estos nuevos tiempos que se viven fuera de las aulas. Y todo lo que está por venir, tarea de descubrimiento que tendrán que abordar a través de la investigación órganos como Educalab, parte estructural del Centro Educared de Formación Avanzada CEFA, cuyas propuestas irán llegando para que puedan ser verificadas desde la experiencia de aula. Todos estos elementos no tendrán ningún sentido si no son parte integrante e integradora de un modelo pedagógico que habrá que definir o que explicitar entre todos, pero eso ya es tarea de las siguientes Asambleas. Carlos Arrieta Antón