TUTORIA Y CANALES DE COMUNICACIÓN Cuando hablamos en nuestros centros de la tutoría ¿a qué nos estamos refiriendo? ¿Sabemos cuál es el papel del profesor-tutor? ¿Cómo puede ser nuestra relación como padres con el tutor o tutora de nuestros hijos? ¿Qué importancia tiene la tutoría? ¿Cómo podemos mejorar nuestra comunicación con los tutores? ¿Qué posibles canales de comunicación tenemos para ello? Qué es la tutoría y cuál es el papel del tutor/a: La tutoría constituye uno de los elementos en el centro educativo que más contribuye a la educación integral del alumno. En el tutor/a confluyen gran número de informaciones, tanto de los restantes profesores como del grupo de alumnos, lo que hace que sea la persona idónea para tener una visión más completa del proceso que realizan el alumno/a y el grupo. Por ello, es la referencia oficial para el alumno/a, para la familia y para todo el profesorado. Según ésto el profesor-tutor actúa como: - Elemento integrador del grupo de alumnos: haciendo posible la vida del grupo-clase, posibilitando que todos los alumnos sean atendidos y se sientan integrados, conociendo a cada uno en particular, sus necesidades y demandas. - Adulto con capacidad para escuchar y comunicarse: trata de regular las emociones del grupo, arbitrar y clarificar los «atascos» del grupo y canalizar las inquietudes que surgen. - Elemento activo que pone al grupo en situación de construirse: ayuda a programar y evaluar la organización del grupo-clase. Potencia el reparto de responsabilidades entre los miembros del grupo. Favorece la solidaridad y apoyo mutuo. - Profesor-mediador que acompaña a cada alumno en su desarrollo: le hace consciente de su propio proceso. Le ofrece información sobre sus percepciones y las de todo el equipo de profesores (siempre en clave positiva). Ayuda a cada uno a formular el paso siguiente que ha de dar en su proceso de crecimiento. Dentro de la función orientadora del tutor , presentamos algunas de las posibles actividades y estrategias para potenciar el nivel de orientación de los alumnos: Plantear y posibilitar trabajos en grupo. Activar y animar la dinámica del aula. Integrar las técnicas de trabajo intelectual en su área propia de trabajo. Profundizar en la función orientadora de la evaluación. Orientar al alumno en los problemas o dificultades del aprendizaje. Contribuir con la dinámica de la clase,a que el alumno forme un buen concepto de sí mismo. Observar las conductas de sus alumnos y mantener entrevistas con ellos y con sus familias. En el curriculum escolar de la ESO se contempla una hora semanal para las sesiones de tutoría grupal y los centros suelen articular momentos de atención individualizada para los alumnos en ese acompañamiento y seguimiento personalizado del que hablabamos para tener entrevistas individuales con los alumnos y atender sus demandas y necesidades. El tutor es el primer orientador del alumno por su cercanía y contacto casi diario con el mismo y en su calidad de tutor, forma parte del Departamento de Orientación del centro. El tutor suele estar asesorado por el Departamento de Orientación del centro y, mantiene estrecha conexión con el mismo para el conocimiento de los alumnos y la solicitud concreta de intervención que éste puede hacer al orientador del centro. Los planes de orientación educativa de las diferentes comunidades autónomas y del territorio MEC suelen estructurar la Orientación educativa en 3 niveles: a) En el aula, con el grupo de alumnos, a través de la función tutorial y orientadora que corresponde a todo profesor. b) En el centro, por equipos docentes y Departamento de Orientación. c) En el distrito, a través de los equipos de Orientación Educativa si el centro es de Educación Infantil o de Primaria. - La tutoría se lleva a cabo de dos formas diferentes: a) La tutoría en grupo, de modo que incluya actividades que tengan como objetivo mejorar las relaciones y la convivencia de los alumnos en clase, el fomento de actitudes de cooperación y tolerancia dentro del grupo, la participación del grupo en el funcionamiento del aula y centro,etc. Aspectos como la elaboración de las normas de convivencia de la clase, el tratamiento de los derechos y deberes del alumno, la elección del delegado/a de clase, las autoevaluaciones de los alumnos antes y después de las evaluaciones, las asambleas de clase para tratar diferentes problemas, etc, constituyen un excelente momento donde el tutor con el grupo-clase trabaja esos objetivos enumerados. b) La tutoría individual, cuyo objetivo sería detectar y conocer lo mejor posible las dificultades y la problemática personal que puedan presentar los alumnos. Esta relación personal profesor-alumno en la tutoría es de las que más contribuyen a la formación integral y las que hacen realidad que la educación no sea una mera instrucción y contemple aspectos fundamentales de su formación como personas. El gran reto de la educación hoy es formar personas autónomas, libres, responsables, con capacidad para tomar decisiones y con criterios e ideas claras. La sociedad del siglo XXI va a exigir en nuestros hijos/as una formación en valores de tolerancia, libertad, solidaridad y con una apuesta seria de valores espirituales y trascendentes que den sentido a sus vidas y sus experiencias. La UNESCO, máximo organismo de la educación mundial, recomendaba a los centros educativos en el informe Delors(1) trabajar sobre cuatro pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a convivir. La educación así entendida es tarea de todos, pero en especial de la Familia y el Colegio. Frente a una sociedad que valora el éxito, lo pragmático, los resultados inmediatos, lo fácil y cómodo y que se mueve principalmente por lo económico, los centros educativos deben apostar decididamente por la persona y sus valores y con el soporte de la fe - en los centros de identidad católica- como principal garantía. Frente a la enorme cantidad de información y conocimientos que hoy existen, importa que sepan conocer, que se interesen por el conocimiento, que aprendan a moverse frente a ese inmenso océano con brújula y suficiente equipaje, que adquieran las habilidades necesarias, pero sobre todo que crezcan como seres humanos que van a construir la sociedad del futuro. Para ello es necesario que aprendan a convivir, a ser solidarios, a preocuparse por su realidad. La relación padres-tutores y la importancia de la comunicación con los tutores: Con los padres, el tutor debe contribuir al establecimiento de relaciones fluidas e implicarlos en las actividades de apoyo al aprendizaje y orientación de sus hijos, así como informar a los padres de asuntos relacionados con la educación de sus hijos. En los centros educativos siempre se pide esa mutua colaboración, sin embargo, hay padres que no pisan el centro en todo el año si no es para protestar por algo o exigir algo. Flaco favor se hace a esta colaboración cuando los hijos escuchan en sus casas quejas negativas de los padres hacia el centro. Es fundamental que la relación padres-centro sea de comprensión y confianza mutua. Se hace necesario unir fuerzas y criterios educativos frente a esos otros agentes de control externo que tanto influyen hoy en la educación de los hijos por encima de la familia y el centro escolar. Todo ello exige ir unidos. Todos vamos en el mismo barco y si miramos el colegio de nuestros hijos con desconfianza y no buscamos criterios comunes de actuación, haremos un flaco favor a su educación. La familia es la primera y principal educadora y eso lo constatamos diariamente los profesionales de la enseñanza. La tarea no es fácil y exige enorme constancia, pero sin la mutua implicación educativa de la familia y el colegio ello será mucho más difícil. Al igual que se hace necesario analizar las causas del bajo rendimiento o la desmotivación escolar para así ayudar a los hijos a poner remedio, se hace necesario también analizar sus comportamientos, sus ideas, criterios, valores, su modo de estar en la vida, su estilo de vida, para así ponernos de acuerdo en el camino a trazar y en las pautas a seguir. Luego la respuesta final estará en ellos, pero esa respuesta será más fácil si tienen espejos donde mirarse y modelos de referencia. En las reuniones a lo largo del curso, en las diferentes entrevistas con los/as tutores/as de forma especial, en las posibles entrevistas con el tutor se ofrecen canales de comunicación e intervención variados. Pero sobre todo y ya en la casa, diálogo, mucho diálogo que te permita conocer bien a tus hijos, hacerles reflexionar, establecer normas claras que deben cumplirse y crear un clima con ellos que invite a la confianza y a que ellos te cuenten sus cosas. Evita el lenguaje de ataque o las discusiones continuas. En relación con la familia, algunas posibles actividades y estrategias serían: - Implicar a los padres en las programación de actividades de orientación, comunicándoles las inquietudes educativas del Centro. - Organizar sesiones de trabajo con los padres para plantearles las normas de convivencia del Centro. - Comunicarse con la familia para desarrollar actitudes positivas hacia el centro. - Entrevistas con los padres para aportar y recibir información. - Llevar a cabo actividades formativas para padres. El tutor como mediador con los alumnos y la familia. Características de la mediación: Podemos decir que mediador es aquel que «está en el medio» entre el sujeto y la realidad, para matizar, ayudar, orientar, transmitir... no interceptándola sino dándole claves para que la interprete y utilizando el diálogo como instrumento de relación. El estilo de interacción que proponemos tiene como principal medio de llevarse a cabo un modo de indudable interés por haber sido utilizado a lo largo de la historia, fundamentalmente por los filósofos que ayudaban a sus discípulos en la búsqueda de la verdad: el diálogo, basado en el arte de preguntar de modo tal que ayude al sujeto a sacar a la luz todas sus potencialidades y a realizar procesos de pensamiento personales que le ayuden a crecer. Aunque muchas veces en nuestra práctica habitual se echa mano de las normas o reglas sancionadoras, no podemos olvidar que el diálogo es un regulador del propio comportamiento y ayuda al alumno a tomar conciencia y a ser responsable de sus propios actos. Una interacción establecida así entre el profesor y los alumnos es determinante para que la acción pedagógica pueda llegar a ser una ayuda real en el proceso de construcción personal. Para que se dé una relación mediadora en el aula se necesitan unas condiciones previas: un clima de relaciones afectuosas que contribuyan a la seguridad y a formar una autoimagen positiva y realista en los alumnos. una intervención que reta a los alumnos y les ofrece medios para superarse, les interroga y les hace posible ir en busca de respuestas. que el profesor tenga en cuenta las capacidades del alumno para hacerlas avanzar. En el Plan de acción tutorial de la Educación Secundaria Obligatoria aparecen formuladas como líneas de acción tutorial las siguientes: * Enseñar a pensar * Enseñar a ser persona * Enseñar a convivir y comportarse * Enseñar a decidirse. Más que líneas de acción son principios educativos fundamentales que dan sentido a nuestro trabajo y que deberán guiarlo. Son el horizonte hacia donde debe tender y en donde deben confluir las acciones del profesorado de un Centro. El conocimiento de estas líneas por parte de todo el profesorado favorece que muchos de sus elementos y de las técnicas que aportan enriquezcan el modo de desarrollar el trabajo desde todas las áreas. Apuntan a aspectos básicos que deben estar presentes en el desarrollo integral de la persona y que incluyen y trascienden a los propios objetivos y contenidos de cada área. Podríamos preguntarnos para qué sirve lo que los alumnos aprenden en cada área, si no es para que aprendan a pensar, a ser más personas, a decidirse o a comportarse.. Por tanto, actúan como punto de partida y de llegada para todas y cada una de las áreas. El planteamiento de estas líneas es tan interdisciplinar que a la vez favorece y exige la labor de equipo de todo el profesorado. Enseñar a pensar Enseñar a pensar es la línea de acción tutorial más cercana a los aprendizajes escolares tradicionales, ya que se ocupa del desarrollo de las capacidades cognitivas, se puede trabajar en todas las áreas y también puede llevarse a cabo de forma explícita y sistemática, a través de un programa de enseñar a pensar. Su objetivo es que el alumno llegue a ser capaz de aprender a aprender y a tener un control interno de su pensamiento y de las estrategias que emplea . Enseñar a ser persona: identidad y autoestima Esta línea plantea el desarrollo armónico de la identidad personal del alumno/a y el logro de una imagen positiva de si mismo y de unos sentimientos de autoestima, autoeficacia y autoconfianza. La identidad personal se construye partiendo de las propias experiencias y de la interiorización que hacemos de las valoraciones de personas significativas, siendo el medio escolar un ámbito que influye extraordinariamente en la imagen de sí que los alumnos van construyendo progresivamente. Enseñar a convivir. Enseñar a comportarse Partimos del convencimiento de que el aprendizaje de la convivencia en la escuela se produce no tanto a través de la instrucción explícita cuanto a través del modo en que en ella se convive y pretende preparar al alumno para una positiva integración social. El que esto sea un proceso positivo no sucede de forma espontánea, sino que exige una reflexión y un análisis por parte del profesorado del tipo de relaciones que se establecen dentro de la institución escolar. El mismo proceso de enseñanza-aprendizaje ha de ser un. espacio de encuentro y convivencia. que hace posible el “aprender haciendo”. En todo caso, se trata de procurar al alumno espacios y experiencias que le ayuden a tener con los demás unas relaciones normalizadas. Enseñar a decidirse En una etapa como es la ESO, ésta es una de las capacidades que habrá que asegurar antes de darla por finalizada, ya que es una de las características que definen a la persona adulta. La capacidad para tomar decisiones es de gran interés por su incidencia en las situaciones ordinarias de la vida, pero en el planteamiento de la ESO tiene un objetivo concreto: facilitar a los alumnos/as un método, un camino, que les permita tomar decisiones sobre los propios estudios, en cuanto a las optativas que deben cursar y a los itinerarios y estudios posteriores que deben realizar, ya que esto se convierte en decisión necesaria. ¿Cómo podemos mejorar nuestra comunicación con los tutores? ¿Qué posibles canales de comunicación tenemos para ello? El papel de la entrevista padres-tutores: Cuando hablamos de la entrevista nos estamos refiriendo tanto a las que se realizan con los alumnos como con los padres y profesores. El objetivo es distinto en cada una de ellas, pues la entrevista tiene características diferentes dependiendo a quién se dirija, pero es común a todas ellas la búsqueda de una relación interpersonal y dinámica en una situación estructurada y cuyo propósito es ayudar alumno en su desarrollo integral, implicándole a él y a la familia activamente en este proceso. Es una relación interpersonal y dinámica. Significa un encuentro cara a cara donde se produce una comunicación dinámica. Nunca en una sola dirección. No podemos llamar entrevista a una situación en la que, por ejemplo, el tutor habla con el alumno para hacerle alguna advertencia, sin más. La entrevista implica escucha, comunicación de ida y vuelta. Es una situación profesional estructurada. Implica la presencia de una persona preparada para llevar a cabo este tipo de relación. No se refiere a toda una serie de situaciones informales en las que nos relacionamos y en las que también puede darse una relación ayudadora. Con un objetivo explícito. En este caso se refiere a la ayuda al desarrollo integral del alumno, lo que exige del tutor una postura clara con relación no sólo al objetivo final, sino también a los aspectos que hacen referencia a este objetivo. Implicándole en el proceso. El tutor tiene que ser muy consciente de que, en definitiva, es el alumno quien debe tomar decisiones en su proceso de desarrollo. Elementos de la entrevista En la entrevista de ayuda entran en juego diversos elementos: técnicas, actitudes y expectativas por parte del tutor/a, y necesidades, actitudes y expectativas por parte del alumno y la familia. Pero sobre todo hay que tener en cuenta que la entrevista se realiza en un clima de comunicación entre dos personas, con la complejidad que cualquier relación interpersonal implica. La tendencia natural en el que escucha es entender el mensaje en función de su propio sistema de referencia, de sus actitudes y valores, que muchas veces es deformante de la realidad. Esto quiere decir que en el proceso de la comunicación pasa algo que podríamos sintetizar así, desde el punto de vista del receptor del mensaje. Son cosas distintas: lo que ha querido decir. lo que ha dicho. lo que él ha escuchado. lo que ha comprendido. lo que ha retenido. cómo ha repercutido en su persona. Tomar conciencia de todo esto es muy importante para el tutor y sus relaciones con los alumnos o los padres. Cada relación tutor/a-alumno/a, tutor/a-familia es única, lo que hace difícil generalizar sobre la entrevista e impide reducirla a fórmulas. En la medida en que el tutor conozca mejor su propia personalidad y al entrevistado, podrá estructurar mejor la entrevista y acudir a ella con mayores garantías de éxito. Normas prácticas para la realización de la entrevista Se dice que un buen entrevistador es el que sabe escuchar, sabe preguntar y sabe interpretar. Por ello el entrevsitador debe procurar que la entrevista no sea un monólogo, una discusión, un interrogatorio o una simple conversación amistosa. En general, por parte del entrevistador se requiere una actitud que facilite con su apertura y capacidad de comunicación que el entrevistado se sienta bien acogido y, por tanto, se exprese con entera libertad de aceptación y escucha activa de dejar hablar y expresarse al otro de intentar comprender los puntos de vista del entrevistado de no dejarse llevar por las primeras impresiones, prejuicios o estereotipos sociales que resten objetividad a la situación para saber captar lo que el otro realmente quiere decir, más que lo que en realidad dice. En síntesis, el desarrollo de una entrevista requiere: En la preparación Estudiar previamente todos los datos del alumno, calificaciones, opiniones del profesorado, opinión de los padres respecto a su hijo y viceversa, etc. Hacer un esquema claro de los aspectos positivos y negativos, oscuros o contradictorios que necesitan aclaración. Determinar lugar, día, hora y duración de la entrevista Situar la entrevista en un marco externo que garantice la confidencialidad, evitando interferencias e interrupciones. En el momento central Plantear con claridad los temas que se quieren tratar, de modo conciso y preciso. Usar una ficha o esquema para que no se olvide nada importante y que pueda servir de guía. Preguntar lo que no se entienda. Resumir de vez en cuando lo que la persona entrevistada ha dicho para asegurarse de que se le ha entendido bien. Escuchar sin interrumpir. Mantener siempre una actitud de calma y aceptación. Reconducir la entrevista hacia los aspectos importantes, sin brusquedad, pero sin caer en divagaciones. Analizar objetivamente los datos que se van ofreciendo. Tratar de descubrir las actitudes, móviles y expectativas del otro. No dejar que se inviertan los roles pasando el entrevistador a ser entrevistado. Ser breve en las intervenciones, no echar discursos. Mostrar más interés por la persona en si que por sus problemas. Si cuidamos de forma especial este instrumento o canal fundamental en la comunicación padres-tutores, el principal beneficiado será tu hijo/a y su proceso educativo. Francisco Ortega Romero Licenciado en Psicología y en Ciencias de la Educación