arte, naturaleza y verdad

Anuncio
NATURALEZA Y ARTE
¿Qué es más bello, un campo de girasoles o el cuadro de Van Gogh “Los girasoles”?. La
relación entre belleza natural y belleza artística fue siempre polémica. De esa polémica
surgieron dos concepciones contrapuestas:
1. Naturalismo
Decía Aristóteles que “el arte, o realiza lo que la naturaleza es incapaz de terminar, o
lo imita”. En la misma línea los artistas de la Grecia clásica, como Fidias , buscaban
como canon de belleza, la reproducción perfecta del cuerpo humano. Sus esculturas
eran un estudio de la proporción y un tratado de anatomía del cuerpo humano. El
realismo y el hiperrealismo en cualquiera de sus manifestaciones artísticas, pretenden
reproducir la realidad, los elementos que la componen. Los cuadros de Antonio Suárez,
por ejemplo, buscan la perfección en la observación del detalle.
En definitiva, el naturalismo considera que el arte imita la naturaleza, que encuentra
en ella su fuente de inspiración. Cuanto más se acerca al modelo, a su luz, a sus
formas, a la descripción – literaria, pictórica, escultórica..- de lo que hay, más perfecta
y meritoria es la obra. Así, la estética naturalista supone un mundo de dimensiones
artísticas en las que se reproduce la realidad a base de disciplina siguiendo un
conjunto de reglas a las que ha de someter su inspiración.
2. El esteticismo.
Busca la máxima de “el arte por el arte”, el arte como creación autónoma, como fin en
sí mismo, sin fundamentarse en otros valores y al margen de cualquier propósito
extrínseco. El arte se nos muestra así como sublimación, como elevación sobre lo
cotidiano por la vía emocional. El romanticismo es el paradigma de esta corriente. Para
los románticos, el arte no se puede sacrificar por ningún otro interés social, se busca la
belleza pura, el arte puro. El artista debe ser libre para crear sus obras y sus reglas, sin
sometimientos. Decía Oscar Wide que “la naturaleza imita al arte” dándole la vuelta a
la tesis naturalista, y expresando así que la belleza natural ha de estar al servicio de la
belleza artística, porque es esta la que nos permite ser auténticamente libres, crear
mundos sin coacción más allá de los límites impuestos por la naturaleza. El creador, el
artista por excelecia, es el genio, capaz de romper moldes que permiten al espíritu
superar las ataduras de la realidad.
Más allá de estas posturas antitéticas, hay planteamientos que defienden una
interacción entre la naturaleza y la imaginación: el que la naturaleza en particular y la
realidad en un sentido más amplio en general, sean fuente de partida y de inspiración,
no quiere decir que el arte no busque nuevas formas y no se agote en una mera
reproducción del modelo.
ARTE Y VERDAD
El juicio estético no es un juicio sobre la verdad o falsedad de sus afirmaciones. Una obra de
literatura no es mejor o peor estéticamente por basarse en hechos históricos o por contener
descripciones verdaderas de astronomía; un cuadro realista que describe fielmente una
parcela de la realidad no tiene por qué ser mejor estéticamente que un cuadro abstracto o
surrealista. Sin embargo, las obras de arte, especialmente las literarias y cinematográficas,
tienen una cierta relación con la verdad.
Una novela sobre la vida de Napoleón contiene sin duda muchas proposiciones acerca de su
vida, y es obvio que un artista que quiere describir un periodo histórico, denunciar una
situación injusta a través de su obra despertando conciencias, o provocando una reflexión,
investiga acerca de lo que quiere contar: Balzac se sentaba a la salida de las fábricas cuando
sonaban las sirenas para observar las caras, los gestos y los estados anímicos de los obreros
después de una dura jornada laboral: esa era la materia prima de su obra como el barro es la
del escultor. De una manera más compleja, muchas concepciones sobre la vida del hombre, la
muerte, el amor, el bien y el mal, se hayan implicadas en numerosas obras de arte,
especialmente las literarias.
En las obras de arte, especialmente las literarias y las visuales, se pueden describir las raíces
de la naturaleza humana, sus códigos de conducta y los valores que impregnan una época.
Alguien dijo que se comprendía mejor el siglo XIX a través de los grandes novelistas de ese
periodo histórico ( Marcel Proust, Clarín..) que leyendo todos los libros de historia.La verdad
literaria no es la de un sistema astronómico, o la verdad descriptiva de un hecho histórico, sino
la verdad que se hace del retrato de los seres humanos.
Ahora bien, para los críticos de mentalidad formalista, (como Bell) la literatura difiere mucho
de las otras artes ya que la apreciación de la literatura no es primariamente estética. En
cambio para otros críticos, la literatura no viola las exigencias de la apreciación estética, al no
ser necesario apartarse de la obra de arte para realizar una comparación consciente del
personaje en ella representado con personas reales del mundo exterior. El reconocimiento de
determinados aspectos de la naturaleza humana en la literatura, puede ser el mismo que el
reconocimiento de objetos como árboles en obras pictóricas representativas, y este
reconocimiento no es más opuesto a la apreciación estética en un caso que en otro. Cuando en
una proyección cinematográfica nos avisan que los hechos narrados o los personajes descritos
no tienen ningún parecido con la realidad, nos están insinuando que en realidad sí lo tienen.
Además, se puede tomar conciencia de verdades históricas, de evidencias medioambientales o
de abusos morales por caminos diferentes a los meramente descriptivos. Decía Picasso que “el
arte es una mentira que nos hace darnos cuenta de la verdad”. En efecto, “El Guernica” por
ejemplo, no describe el bombardeo que sufrieron en esa población por parte del nazismo,
pero expresa el dolor por una vía artística que, como ya sabemos, se convirtió en un símbolo y
un alegato contra la guerra de proyección mundial.
Descargar